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Por Marina Maza.
Edipo
Edipo es el rey de Tebas y está casado con Yocasta. Al comienzo de la obra, no sabe que ha
asesinado a su padre y se ha acostado con su madre. Cuando se entera de que fue él quien
puso su reino en riesgo, se saca los ojos. Tiene una 'cojera reveladora', una herida
penetrante en los tobillos, hecha de niño por el padre. Esto se relaciona con su nombre, que
puede ser traducido como ¨pies hinchados¨. En línea con la mayoría de los "héroes" trágicos,
Edipo tiene un defecto trágico que precipita su lamentable destino. En este caso, es su
orgullo lo que hace que no crea en los dioses y que se obsesione con el origen de la plaga
que acecha la ciudad, en vez de mirar dentro de sí mismo. Este defecto trágico de Edipo no
siempre es tan claro, ya que parece que sus pecados asociados al orgullo comienzan a tener
lugar mucho antes del comienzo de la obra. De hecho, el mayor pecado de Edipo parece
tener lugar cuando mata a un hombre en un cruce de caminos en un ataque de ira. Esto
sugiere que, tarde o temprano, ningún acto queda sin castigo. Edipo debe pagar el precio por
rechazar lo que dice Tiresias y la profecía del Oráculo, hecho que funciona como recordatorio
de que los dioses son infinitamente más poderosos que los hombres.
Yocasta: reina de Tebas, mujer de Layo y madre de Edipo. Al nacer su hijo, su marido lo
abandona y muchos años después, este regresa con el nombre de Edipo y se desposa con
ella. Cuando Yocasta lo descubre, no soporta la humillación, la conciencia la corroe y se
quita la vida. Pese a no ser el personaje protagonista, Yocasta resulta fundamental para el
devenir de la obra, pues es por su culpa en cierta forma por lo que a su hijo Edipo le
acontecen tantas desgracias. No obstante, ella también carga con su culpa y sufre tanto o
más que su vástago. Además, también muestra cobardía al no ser capaz de dar la cara ante
el incesto y seguir adelante.
Layo: rey de Tebas, esposo de Yocasta y padre de Edipo. Será asesinado por su hijo sin
saberlo, y ello supondrá que se cumpla la profecía. Para evitarlo, Layo abandona a su hijo
Edipo, pensando que así evitaría su propia muerte y sin saber que, precisamente es el acto
despreciable de abandonar a un hijo lo que le llevará a morir a manos de este.
Creonte
Creonte es el hermano de Yocasta. Comparte un tercio de las riquezas de Tebas con Edipo y
su hermana. Además, es un devoto seguidor del oráculo de Apolo. Cuando comienza la obra,
Creonte regresa del oráculo con la noticia de que el asesino de Layo debe ser encontrado.
Creonte es un amigo leal de Edipo y nunca deja de ser comprensivo y amable con él, ni
siquiera después de que Edipo sugiera que Creonte está conspirando contra él. Creonte se
hará cargo de Tebas después del exilio de Edipo (Creonte también ocupa un lugar central en
la obra Antígona, escrita por el mismo Sófocles y en la que se agrega otro capítulo al linaje
maldito de Edipo).
Mensajero de Corinto
El Mensajero de Corinto llega para decirle a Edipo que su padre, Pólibo, está muerto, y que
la gente de Corinto desea que Edipo sea su nuevo rey. Sin embargo, también le revela a
Edipo que Pólibo y Mérope no son sus verdaderos padres. El Mensajero le cuenta que hace
mucho tiempo, un extraño de Tebas les regaló un bebé al rey y la reina de Corinto. Este bebé
era Edipo, que luego crecería hasta convertirse en rey. El Mensajero proporciona a la
audiencia la primera pista que sugiere que las palabras de Tiresias (y las del Oráculo) son
ciertas, mucho antes de que Edipo lo descubra.
Pastor
El pastor entrega el bebé de Layo y de Yocasta al mensajero. También es el mismo hombre
que presenció la muerte de Layo. Cuando regresa a Tebas y ve que el hombre que mató a
Layo es el nuevo rey, pide permiso para huir de la ciudad. Edipo lo manda a llamar cuando el
mensajero hace referencia a que el pastor tiene información muy valiosa sobre crimen, con la
esperanza de descubrir la identidad de sus verdaderos padres. Luego, el pastor revela que el
bebé que le dio al mensajero era el hijo de Layo y Yocasta y, de esta forma, agrega una de
las últimas piezas al rompecabezas que implicará a Edipo como la fuente de la plaga del
reino.
Sacerdote
Los seguidores del sacerdote hacen sacrificios a los dioses al comienzo de la obra, con la
esperanza de que estos levanten la plaga que ha afectado a la ciudad. En este punto, los
seguidores creen que los dioses han castigado a la ciudad por algún pecado por el que se
debe pagar. Edipo se encarga de visitar el Oráculo para determinar de quién es el pecado y
cómo puede ser expiado.
Segundo mensajero
El segundo mensajero es un sirviente de Edipo y Yocasta que les cuenta a Edipo y al Coro
del suicidio de Yocasta.
Ismene y Antígona
Ismene y Antígona son las hijas de Edipo, que aparecen al final de la obra. Edipo lamenta el
hecho de que nunca encontrarán esposos con un linaje tan maldito, y le ruega a Creonte que
las cuide. Antígona, en Edipo en Colono, se convertirá en la guía de su padre.
ANÁLISIS
Como género dramático Edipo rey es, ante todo, una tragedia. Por principio, la trama gira en
torno a un elemento fundamental: el ser humano no puede escapar de su destino. Sea del
tipo que sea, el destino se representa en la cultura griega como un sino ineludible, inevitable.
Conozcamos ahora cómo Sófocles construye esta idea para haberse convertido en una obra
referencial no solo de la Antigua Grecia, sino de la civilización.
Estructura
Destino y conocimiento
En la medida en que estos personajes tienen información sobre su futuro, más se aseguran
el cumplimiento de la profecía. Ni siquiera eso los puede eximir. Tener acceso a los videntes
y oráculos no les da ningún margen de salvación. Tal como se puede observar, para el
pensamiento de la antigüedad clásica no era posible al ser humano sustraerse a la voluntad
de los dioses o al destino, por más esfuerzos que hiciera. Así, saber sobre el futuro no sería
una ventaja en ningún caso.
Sófocles recrea a través del teatro el mito de Edipo, que encarna los valores sociales de su
civilización, y expone un sentido de justicia, castigo y orden para que el grupo social pueda
tomar buen rumbo. El principio fundamental es la creencia en el destino humano, tal como ya
hemos dicho. Nadie puede evitar su destino, por más que crea que tiene el "poder" de
hacerlo. De él no escapan ni siquiera los poderosos. La condición humana es esta y todos
están igualmente sometidos a su ley.
Sófocles
Sófocles es un dramaturgo griego que nació en Colono en 496 y murió en Atenas en 406
a.C. Destacó en la escritura del género teatral conocido como “tragedia”, gracias a lo que
ganó más de una docena de competencias dramatúrgicas celebradas durante las fiestas
dionisíacas. Sus obras estuvieron basadas en los mitos de la antigüedad griega, lo cual es
propio de su tiempo histórico, toda vez que el teatro nace en la Antigua Grecia enlazado a los
relatos míticos fundacionales. En sus casi 90 años de vida, Sófocles escribió más de una
centena de tragedias, de las que sólo han perdurado siete hasta la actualidad. Estas son:
Edipo rey, Edipo en Colono, Antígona, Electra, Áyax, Las traquinias, Filoctetes
Además de haber tenido una obra prolífica, a este dramaturgo se le recuerda por haber
impulsado importantes transformaciones en el teatro. Entre sus muchos aportes, se cuenta la
inclusión de escenografía, así como el aumento en el número de actores en escena de 2 a 3,
lo que supuso la composición de obras más complejas y tramas más enervadas. También
aumentó el número de coristas por obra. Asimismo, rompió con la tradición de escribir
trilogías. Esto dio entrada a la valoración individual de cada pieza de teatro.