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Definición de Psicología Social.

La psicología social es la ciencia que estudia la forma en que las situaciones influyen sobre nosotros,
en especial el modo en que las personas se perciben y afectan entre sí. De manera más precisa, es el
estudio científico de cómo las personas piensan unas de otras y de la forma en que se influyen unas
sobre otras y se relacionan entre sí.

También se suele describir a la psicología social como la ciencia que inquiere acerca de los
fenómenos sociales, tratando de desentrañar las leyes y principios por los que se rige la convivencia
entre humanos. Así pues, esta rama de la psicología se encarga de investigar las distintas
organizaciones sociales, intentando extraer patrones de conducta de las personas que conforman el
grupo, sus roles y el conjunto de situaciones que modulan su comportamiento.

Temas que Trata la Psicología Social.

Desde su nacimiento, la psicología social aborda temas relacionados con la influencia social y la
interacción, pero en términos más específicos, se pueden enlistar algunos conceptos o campos de
reflexión privilegiados por el enfoque psico–social, a saber: la percepción social, la cognición social,
las actitudes, la persuasión, la socialización, las conductas sociales, la personalidad, el
comportamiento y la estructura de los grupos sociales, la relación entre el ambiente y el
comportamiento, y la comunicación humana, entre otros. A su vez, dentro de las reflexiones sobre la
comunicación humana desde la perspectiva psico–social, destacan referencias al lenguaje verbal y
no verbal, a los rumores y a la construcción de la opinión pública.

Evolución Histórica de la Psicología Social.

La psicología social comienza su desarrollo en el transcurso del siglo XIX y está permeada por una
pregunta fundamental, que también había impregnado la producción de conocimiento en otras
ciencias sociales. Esta pregunta es la siguiente: ¿qué es lo que nos mantiene unidos dentro de un
orden social determinado? (Baró, 1990).
Bajo la influencia de las corrientes dominantes en psicología y sociología, fundamentalmente
asentadas en Europa, las respuestas a dicha cuestión se encontraron en torno a la idea de una
“mente grupal” que nos mantiene unos con otros más allá de los intereses individuales y nuestras
diferencias.
Esto ocurre a la par del desarrollo de las mismas disciplinas, donde son representativos los trabajos
de distintos autores. En el terreno psicológico, Wilhelm Wundt estudió los productos mentales
generados en comunidad y los vínculos que producían. Por su parte, Sigmund Freud sostenía que el
vínculo se sostiene por los lazos afectivos y los procesos de identificación colectiva, especialmente
en relación a un mismo líder.
Desde la sociología, Émile Durkheim hablaba sobre la existencia de una conciencia colectiva (un
saber normativo) que no puede ser entendida como conciencia individual sino como un hecho social
y una fuerza coactiva. Por su parte, Max Weber sugirió que lo que nos mantiene unidos es la
ideología, ya que a partir de ésta los intereses se convierten en valores y en objetivos concretos.
Estos enfoques partían de considerar la sociedad como un todo, desde donde es posible analizar
cómo se vinculan necesidades individuales con necesidades del mismo todo.
Baró (1990) llama a este periodo, que corresponde a los inicios del siglo XX, “la americanización de la
psicología social”, en tanto que el centro de sus estudios termina de moverse de Europa a Estados
Unidos. En este contexto, la pregunta ya no es tanto qué es lo que nos mantiene unidos en un orden
social (en el “todo”), sino qué es lo que nos lleva en un inicio a integrarnos en éste. Dicho de otro
modo, la cuestión es cómo es que un individuo se integra de manera armoniosa a este orden social.
Esto último se corresponde con dos problemáticas del contexto estadounidense del momento: por
un lado la creciente inmigración y la necesidad de integrar a las personas en un esquema de valores
e interacciones determinado; y por otro, las exigencias del auge del capitalismo industrial.
A nivel metodológico, cobra aquí especial relevancia la producción de datos respaldados por los
criterios de la ciencia moderna, más allá de la producción teórica, con lo cual, el enfoque
experimental que ya venía desarrollándose inicia su auge.
No sin que los enfoques anteriores hubiesen desaparecido, la década de los 60’s abre nuevas
reflexiones y debates sobre el qué, el cómo y el para qué de la psicología social (Íñiguez-Rueda,
2003).
Esto ocurre el marco de la derrota militar y política de la visión norteamericana, que entre otras
cosas dejó ver que las ciencias sociales no eran ajenas a los conflictos históricos y a las estructuras de
poder, sino al contrario (Baró, 1990). En consecuencia, emergieron distintas formas de validar la
psicología social, lo que se desarrolló en constante tensión y negociación con los enfoques
tradicionales de corte más positivista y experimentalista.

Diferencia entre Sociología y Psicología.


Tanto la psicología como la sociología son disciplinas muy amplias, por lo cual entre ellas hay varios
puntos de solapamiento. Sin embargo, llegar a reconocer sus diferencias no es complicado. 
La sociología es la ciencia que estudia y analiza los fenómenos sociales y las relaciones entre las
personas, es decir, aquellos que no pueden ser entendidos partiendo del estudio del individuo.

La psicología, si bien tiene una faceta que entra de lleno en el ámbito de las ciencias sociales, no
puede ser totalmente incluida en esta categoría. Esto es así porque su objeto de estudio es bio-
psico-social. Es decir, tiene muy en cuenta la biología e incluso lo genético. 

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