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Libro de PSICOLOGIA de Fernando Estevez Griego
Libro de PSICOLOGIA de Fernando Estevez Griego
Freud elaboró la teoría de que el ser humano viene al mundo con una herencia
filogenética que llamó herencia arcaica. Esta herencia no sólo predispone a los
individuos sino que tiene marcas de recuerdos vividos por nuestros ancestros.
Para Freud cada individuo en forma ultra abreviada reproduce una repetición de
los sucesos más importantes experimentados por la especie humana en sus
comienzos. Con esto confirmó sus hallazgos en sus teorías del complejo de
Edipo, castración, rivalidad fraterna, ambivalencia afectiva, etcétera.
Freud basará su teoría en tres puntos dignos de atención: la sociedad se
establece sobre la responsabilidad de un crimen colectivo, la religión lo hace
sobre la conciencia de culpabilidad y la moral sobre los intereses de la nueva
sociedad y el perdón que exige la culpabilidad. Esto es explicable partiendo del
concepto de horda primitiva y tabú de Freud. Para Freud las diversas
sociedades humanas se habrían iniciado con una horda que era gobernada por
un macho, que era a su vez el jefe y padre de la misma con características
totalitarias y despóticas, el cual era el dueño de todas las mujeres y además
gobernaba a todos los demás hombres.
Los hijos de este jefe patriarcal poseían sentimientos ambivalentes hacia el
mismo en diferentes períodos de su relación filial, sintiendo odio y amor. De
esta forma cuando el instinto sexual en los machos jóvenes de la horda y el
deseo hacia las mujeres de las cuales el dueño era su propio padre, éstos,
cuando sus impulsos hostiles coincidían con los sexuales mataban al padre
para comerlo. Al producirse esto, y luego de apagados los impulsos hostiles
contra el padre ya muerto, los impulsos cariñosos aparecían y nacía el
sentimiento de culpa.
Esto dio origen al tabú totémico que prohibía matar y destruir el objeto
totémico, así como la comida totémica. Cabe agregar que al morir el padre, los
hermanos pasaban automáticamente a ser rivales en la posesión de las
mujeres, generando el segundo tabú fundamental, que era prohibir la posesión
de las mujeres del padre.
Para Freud este proceso se repite en el hombre actual de forma inconsciente y
tiene un ejemplo muy claro en el hombre neurótico. (Esto confirmaría ciertas
teorías del inconsciente colectivo de Jung). Aquí entonces se pueden apreciar
los sentimientos ambivalentes hacia el padre y los deseos incestuosos así
como las sensaciones de culpabilidad, elementos constitucionales de la
generación edípica. Los tabúes de asesinato e incesto se reemplazan en la
neurosis por la prohibición que se autoimponen los neuróticos obsesivos.
Como resumen, estos dos tabúes fundamentales se establecen en la necesidad
de reprimir los impulsos hostiles e incestuosos que coinciden con la represión
de los mismos impulsos en la neurosis contemporánea. Para vivir en sociedad,
tanto en los pueblos primitivos como actualmente, es preciso reprimir estos
impulsos. Freud afirma que los hombres están condicionados por una herencia
ancestral que puede explicar las neurosis y manifestaciones sociales actuales.
De esta forma, estudiando la neurosis actual, se podrían comprender las
sociedades primitivas.
Lo realmente importante es que Freud ha demostrado teóricamente que los
principios de la humanidad han dejado una marca atemporal y profunda en los
seres humanos y en lo que podríamos llamar legado mental ancestral de la
especie, el cual a mi modesto entender es trasmitido genéticamente. Si esta
transmisión generacional es cierta, la sensación de culpabilidad que viajaría de
generación en generación es la fuente de donde toda religión actuaría como
procedimiento mágico-inconsciente para apaciguar dicha culpabilidad.
Por tal razón los sentimientos de culpabilidad no desaparecerán jamás en el
desarrollo ulterior de las religiones.
El Cristianismo sería tan sólo un camino diferente para apaciguar esa sensación
de culpabilidad. El mito cristianizado habla de un pecado original o falta innata
inconsciente que representa al deseo hostil. Esta falta o pecado es un pecado
en sí mismo contra el Dios Padre. Así, Cristo, como judío, debía sacrificarse por
el asesinato del pueblo judío contra Moisés (Dios Padre) y según la ley del
Talión, la culpa de asesinar al Padre Dios debe ser pagada con otro asesinato
en este caso del Hijo para así ser redimido. Pero no sólo se busca la
conciliación con el padre (tabú primario) sino que además se renuncia
totalmente a la mujer, que era la causa de la rebelión del hijo contra el padre
(Castidad y Monacato).
Pero aquí también se manifiesta la ambivalencia y hasta la contradicción.
Este sacrificio del Hijo, dejándose matar y renunciando a la mujer, a su vez
significa que el hijo se convierte en Dios (Dios Hijo). Así, la religión judía
patriarcal es suplantada por esta segunda religión. Pero igual se resucita la
comida totémica (comunión), en la cual los hermanos comen la sangre y la
carne de Dios para identificarse con él.
Freud teoriza en los siguientes puntos de contacto entre los tabú de los
pueblos primitivos y las neurosis obsesivas:
1) Los tabú y las prohibiciones obsesivas no tienen motivación aparente pero
cuando surgen el individuo las percibe por medio de la angustia que lo
cohesiona. 2) Existe una fuerza de desplazamiento y contagio. 3) Existe una
causa de ceremonias, actos que son producto de prohibiciones. 5) Hay un
estado ambivalente afectivo. 6) Transgredir el tabú causa culpabilidad o
remordimiento, lo que establece una manifestación de una moral arcaica.
Romper el tabú o ceremonial obsesivo genera culpabilidad. La conciencia Tabú
y Moral nacen de la ambivalencia afectiva. El tabú es un producto de la
conciencia moral.
El Totemismo y la Religión: para Freud la religión totémica nació como
consecuencia de la necesidad de los hijos de apaciguar los sentimientos de
culpabilidad de los hijos asesinos para conciliarse con el padre por medio de
una obediencia retrospectiva. Según Freud, sus investigaciones psicoanalíticas
comprueban que el ser humano concibe a Dios a la propia imagen y semejanza
de su padre carnal. Esta relación de individuo-padre es la misma que abriga el
individuo con Dios. Dios es objeto de sublimación del padre. A casi todo dios se
le consagra un animal totémico, o se lo representa con éste, y Dios al final
representa al animal totémico que genera el sentimiento religioso.
Así el Tótem es la primera substitución del Padre, y luego Dios es la segunda
substitución o posterior. Existe una clasificación freudiana de las diferentes
teorías del totemismo, en nominalistas, sociológicas y psicológicas. Pero el
mismo Freud establece un camino totalmente diferente en este trabajo a partir
del Psicoanálisis que intenta interpretar los orígenes de la humanidad
proyectándose sobre la misma antropología.
El libro es comenzado por Reich con un dato importante que dice que durante
sus estudios sobre sexualidad el tema sexual se abordaba como algo poco
natural. Indica que en las primeras reuniones que asistió, la sexualidad se
trataba como algo fantástico y extraño, pareciendo que no existía una
sexualidad natural. Así observó que el inconsciente estaba repleto únicamente
de impulsos perversos, según ciertos expositores.
Reich hace referencia a la negación del erotismo vaginal primario en la niña,
teoría de la que eran partícipes varios psicoanalistas. Reich confiesa haber
leído a Jung y Freud y que este último lo impresionó con su tratamiento de lo
sexual, tanto como Bloch y Forel, pues estaba algo cansado de seguir las
conferencias de un psicoanalista que no daba con el verdadero sentimiento que
Reich tenía sobre el sexo.
Así Reich intuye la naturaleza no mecanicista del organismo hasta hacer nacer
su teoría de unidad psicofísica que tuvo origen en Bergson, para terminar
siendo una teoría psicosomática funcional. Reich descubre que es imposible
negar que hay una fuerza creadora que gobierna la vida. Reich afirma una
tendencia importante: todos tienen razón de alguna manera. Así, su búsqueda
se basa entre las teorías mecanicistas y vitalistas y la supremacía del espíritu o
del cuerpo. En su enfoque hace referencia a que todos, desde Forel y Jung
hasta Freud hablaban de que la sexualidad se despierta, pero dónde estaba, e
incluso sexualidad y procreación, parecían una sola cosa.
A partir de Freud, sexualidad y procreación son algo diferente y lo sexual no es
lo genital. Pero luego critica la falta de técnica de Freud en desmedro de su
inigualable capacidad para esbozar teorías. Haciendo referencia a que en la
sociedad psicoanalítica siempre los demás médicos o psicoanalistas que eran
mayores, le decía que siguiera analizando sin decirle técnicamente cómo. Reich
percibe que existe una bioenergía y a la vez una laguna en la teoría sexual
dentro de la psicología, la cual estaba dada por la teoría freudiana de que a la
descarga sexual era lo único que nos guiaba al placer, a la que precedía una
tensión que era displacentera.
Cuando, por ejemplo, en los preliminares sexuales no sólo existe una tensión
sino a la vez una descarga de energía sexual. Así Reich llega a la siguiente
conclusión: Un impuso ya no es algo que existe aquí y busca placer allí, sino el
placer es motor en sí mismo. ¿Pero por qué repetir la experiencia? A lo que
agrega: El impulso sexual no es nada más que el recuerdo motor del placer
experimentado previamente.
Así abriendo el campo de la psicosomatología, Reich afirma que lo psíquico y lo
somático son dos procesos paralelos en recíproca interacción a lo que llamó
paralelismo psicofísico. Por aquella época no existía un concepto unitario de la
interrelación funcional psicosomática. Desarrolla entonces un método de las
relaciones entre la psique y el soma. Los estudios de Reich lo llevan a afirmar
que la angustia y los síntomas neurovegetativos inmediatos son, por así decirlo,
males que se nutren de la energía sexual no descargada.
Pero las neurosis e histerias parecen ser excrecencias malignas que se deben
nutrir también de una fuente de energía, seguramente sexual. Así Reich
observa que las emociones se originan en los instintos en la esfera somática.
Luego la exposición de Reich se basa en que todo individuo que ha preservado
un poco de naturalidad sabe que en un paciente neurótico lo que anda mal es
que sólo padece una falta de satisfacción sexual plena y repetida, pues
descubre que no había una sola mujer que no sufriera ausencia completa de
orgasmo vaginal, mientras que en los hombres un 70% presentaba problemas
de impotencia o similares.
Para esto Reich afirma que la potencia orgástica es la capacidad de
abandonarse al fluir de la energía biológica sin ninguna inhibición. Esto dota al
individuo de la capacidad de descargar completamente toda la excitación
sexual contenida mediante contracciones placenteras involuntarias del cuerpo.
Ningún individuo neurótico posee esta potencia orgástica y por eso está
neurótico. Así, la cantidad del placer en el orgasmo depende de la tensión
sexual acumulada en el genital. Afirma que la perturbación de la genitalidad es
el síntoma de la neurosis.
Sobre la angustia, las investigaciones reichianas establecen que la sexualidad y
la angustia representan dos direcciones opuestas de la excitación vegetativa.
Evidentemente, la excitación que se expresa como placer en lo genital, se
manifiesta como angustia si estimula el sistema cardiovascular. En sus
investigaciones se hace notorio que la sobrecarga del sistema vasovegetativo
por la energía sexual sin descargar es la causa de la angustia y de las neurosis.
Un análisis de Reich merece nuestra atención y es su afirmación basada en
Barasch relativa a las estadísticas en relación con la duración de los
matrimonios y la edad en que se inicia la vida genital, marcando una vinculación
entre las exigencias de la abstinencia y las del matrimonio.
Cuanto más temprano se inicie un adolescente en las relaciones sexuales
satisfactorias y en razón a diferentes objetos sexuales o individuos, tanto más
difícil será para el mismo aceptar el concepto de una pareja para toda la vida.
Por el contrario, si el adolescente mantiene la abstinencia sexual esto lo hace
más sumiso y capaz de contraer matrimonio. Reich afirma que la felicidad
sexual de la juventud en vías de maduración es un punto central de la
prevención de la neurosis. Este placer y alegría de vivir no pueden
experimentarse sin esgrimirse una lucha con consecuencias dolorosas.
Así, en un análisis social, Reich define el matrimonio, no como un fenómeno o
asunto de amor o como una institución económica, sino como la forma en que
los procesos económicos y sociales han encerrado las necesidades sexuales.
Reich amplia el concepto sexual y su función en el matrimonio con una
sentencia que quisiera analizar, dice: Todo matrimonio enferma debido a un
conflicto siempre creciente entre las necesidades sexuales y las necesidades
económicas. Esto se debe a que las necesidades sexuales no pueden
satisfacerse con un único y mismo compañero, más que por un espacio
limitado de tiempo.
La resignación de aceptar la monogamia y la represión de las necesidades e
instintos sexuales exige fisiológicamente la inhibición de los impulsos
vegetativos, produciendo mecanismos neuróticos. La contradicción económica
y sexual, desde mi óptica, es en realidad la disociación de deseos de los
instintos o impulsos sexuales y de poder. Cuando el compañero dentro del
matrimonio deja de ser la fuente de nuestro placer sexual puede ser la fuente
de nuestras satisfacciones del deseo o voluntad de poder, lo que me propongo
demostrar más adelante en otra obra.
Durante toda la obra, W. Reich establece con claridad la hipocresía social que
ronda el tema sexual. Pero me parece de extrema importancia definir cuáles
son las causas reales desde la psicología social que establecen una represión
sexual, que no permite la plena felicidad sexual de los individuos que
aparentemente luchan consigo mismos. Estos factores son en la Psicología
Individual, la contradicción momentánea SexoPoder y socialmente que los
líderes o gobernantes tienen en claro que para aumentar el Poder es preciso
minorizar el Sexo, con el fin de hacer a las
masas más dóciles, lo cual genera campañas publicitarias contra la libre
utilización de las energías psíquicas.
Jung afirma que la psicología había pasado por una época escolástico-
filosófica y que esta psicología filosófica decidía ex cátedra cómo el Alma
estaba condicionada y las propiedades de ésta. Por suerte, afirma Jung, la
investigación moderna ha tirado abajo estas fantasías desde los aportes de la
Psicología experimental o Psicofisiología (psicofísica) de Fechner, el cual fue
complementado por Wundt. Así, el primer trabajo serio sobre psicología
práctica lo realizaron los psiquiatras de Heidelberg, Kraepelin y Ashcaffengurg.
Para Jung, este proceso siguió cuando los médicos neurólogos se dieron
cuenta que debían tener conocimientos psicológicos.
La psicología experimental, según Jung, trata de aislar los procesos sencillos y
elementales que están en la frontera del fisiólogo. Pero al no acoger la
variabilidad de la vida individual espiritual sus conocimientos y datos son
detalles que carecen de cohesión armónica. Por esta razón plantea el mismo
que quien quiera conocer el alma humana no podrá aprender nada de la
psicología experimental. Así existía una división profunda entre lo que vivía la
gente y lo que se investigaba, pero la Psicología sufrió una revolución con la
Psicología moderna de Sigmund Freud. Breuler propuso el término Psicología
profunda. Dice Jung que cuando Freud planteó su interpretación de sueños
muchos rieron, pero cuando expuso su teoría sexual, esa risa se trocó en
cólera.
Sobre la teoría sexual, el enfoque comienza por un análisis importante de que la
civilización con sus obligaciones deja poco espacio para que los seres
humanos descarguen sus energías afectivas. Así se establece posteriormente
que la neurosis, según Freud, son un conflicto de significación sexual, donde
existe un conflicto entre la tendencia consciente y el deseo inconsciente, que
es inmoral e incompatible. Esto significa que el enfermo reprime sus deseos
sexuales.
Pero como un aporte invalorable Jung agrega a la teoría sexual la voluntad de
poderío (deseo de poder-instinto de poderío). Según Jung, y basándose en
Nietzsche, es evidente que Freud plantea que existe un instinto de
conservación de especie (instinto sexual) y otro de conservación propia
(instinto del yo), al cual llama voluntad de poderío. Así se hace evidente que fue
un discípulo de Freud, Adler, quien estableció el lazo de la neurosis en la
voluntad de poderío. La incompatibilidad de estas teorías freudianas y
adlerianas hace que Jung trate de tomar un camino por el cual pueda
conformar con estas una unidad.
De esta forma, y tras un análisis pormenorizado, Jung decide afirmar que la
neurosis tiene dos posibilidades de foco: Sexual y de Poderío. Analizando a
Freud y Adler, Jung dice que los dos han descubierto lo que atañe a unos casos
y otros basándose en su propia idiosincrasia. Y en que representan a dos tipos
de temperamentos: el introvertido y el extrovertido. Jung descubre no sólo que
las dos teorías son verdaderas y aplicables sino que además existen dos tipos
psicológicos opuestos de seres humanos, algo que ya ese gran pragmático de
William James había denominado como tender minded y tough minded, algo
que también analizó Ostwad.
Sin embargo, parece ser que lo que es valioso para un tipo no lo es para otro,
pues sus fines parecen diferentes. A este fenómeno Jung lo llama principio de
oposición. Pero Jung afirma algo totalmente diferente a Freud, define la libido
como la energía psíquica, algo que Freud luego se negará a aceptar.
De todas formas quiero rescatar, sobre el trabajo de Jung, un aporte de real
importancia y éste es la ley de enantiodromía o de contracorriente, que
Heráclito llamó la ley psicológica de función reguladora de los contrastes.
Un caso frecuente en el hombre de negocios norteamericano que viaja hacia el
asolamiento irracional de la propia civilización. El hombre, dice Jung, no es, no
será ni puede ser racional y no se debe extirpar lo irracional que hay en él. Dice
Jung: Todo lo humano es relativo, porque descansa en oposición interna,
puesto que todo es un fenómeno energético. Método sincrético o constructivo,
Jung establece que el inconsciente un deslizamiento que se llama
técnicamente función trascendente que está basado en datos reales e
imaginarios o racionales e irracionales.
El inconsciente colectivo, por ejemplo, puede ser descubierto mediante un
tratamiento sintético y no acasual-reductivo. Así Jung eleva al grado subjetivo
las relaciones inconscientes que eran concebidas hasta entonces como de
grado objetivo. Otro punto que será necesario resaltar es que Jung dice que su
investigación lo llevó a establecer que lo irracional es una función psicológica
necesaria que está siempre presente. Pero que los contenidos irracionales no
se tienen que tomar como realidades concretas sino que son realidades
psicológicas, y son realidades porque son activas o, en palabras de Jun,
efectividades.
Entonces lo inconsciente colectivo es el sedimento de la experiencia universal
de todos los tiempos, que ha generado imágenes inconscientes que
determinan ciertas líneas llamadas dominantes. Estos dominantes son
potestades, dioses, imágenes, etcétera. Quisiera aquí detenerme en una
corrección semántica de vital importancia. La realidad es siempre concreta y
física, por lo cual necesariamente al referirse a lo mental Jung debería utilizar el
término verdades psicológicas, las cuales por ser activas son mentales pero no
reales. Las efectividades jungianas son verdades mentales, desde mi óptica.
Por último, el concepto de lo inconsciente jungiano establece que lo
inconsciente no es inofensivo, y que éste no siempre es peligroso en todas las
personas. Pero en la neurosis se determina que en lo inconsciente hay algo
lleno de energía que está ejerciendo una presión lista para explotar por lo cual
hay que andar con cautela. Muchos médicos, psicólogos y educadores tienen
una compensación artificial de una psicosis latente. Incluso se interesan en la
psicología y psiquiatría como las mariposas por la luz.
Bajo el análisis el inconsciente aflora y esta compensación se destruye
apareciendo las fantasías reprimidas. En todo caso Jung plantea que
ordinariamente el inconsciente es desfavorable o peligroso porque estamos en
desacuerdo con él y por esto en oposición a nuestros instintos. (Los instintos
son los arquetipos jungianos). Pero cabe preguntarse si nuestros instintos no
son tan sólo la utilización de la voluntad de poderío que reprime los instintos
sexuales). Una voluntad que se expresa constantemente en la necesidad no
sólo de enriquecerse, sino también en la de escribir o investigar, en la de saber,
que es altamente cultivada precisamente por Freud, Adler y también por Jung.
No obstante, Jung plantea que la función trascendente permite el cese de las
discordias y así puede gozar de lo inconsciente. Jung no alcanza en todo el
libro a explicar porqué lo inconsciente puede ser peligroso desde la óptica
mental global o psíquica, sino que toma partido por las otras funciones
mentales sin esgrimir con acierto la utilidad práctica. Considero que Freud
tiene razón al negarse a aceptar que la libido es la fuerza energética psíquica,
lo cual no sólo sería inexacto sino que habría que ponerle otro nombre pues la
libido debe ser semánticamente la nominación del instinto sexual.
Las necesidades sexuales del ser humano, así como las del animal, suponen la
biología de un instinto sexual, de la misma forma que para explicar el hambre,
se hace evidente que debe existir un instinto de nutrición. Por carecer
antiguamente el lenguaje de un vocablo para nombrar el hambre sexual, Freud
en tal sentido utiliza el término libido. Así, técnicamente, en su análisis sobre la
teoría sexual establece que la persona de la cual parte la atracción sexual se la
denomina objeto sexual, y el acto hacia el cual impulsa el instinto lo apoda fin
sexual.
Freud advierte que tanto en el objeto como en el fin existen múltiples
desviaciones.
La inversión, conducta de los invertidos u homosexuales.
a) Invertidos absolutos: aquellos para los que necesariamente el objeto sexual
tiene que ser del mismo sexo, los cuales sienten repulsión o indiferencia total
ante individuos del otro sexo.
b) Invertidos anfígenos: que pueden clasificarse como hermafroditas
psicosexuales, aquellos cuyo objeto sexual puede ser indiferentemente de uno
u otro sexo.
c) Invertidos ocasionales: aquellos que por determinadas circunstancias
exteriores o en ausencia de individuos de otro sexo pueden adoptar
ocasionalmente como objeto sexual a una persona del mismo sexo.
Ante estas actitudes sexuales, existen psicológicamente dos posiciones: una, la
que el individuo homosexual encuentra su inversión tan natural como el ser
humano heterosexual encuentra sus relaciones. Mientras que otros no aceptan
sus tendencias y la consideran una obsesión morbosa. Luego de estudiar y
explicar diferentes tipos de sexualidad que aparecen como evidentes, Freud
introduce el estudio de la sustitución inapropiada del objeto sexual por medio
del fetichismo.
El sustitutivo del objeto sexual puede ser el cabello o los pies así como una
prenda íntima u otro objeto asociado a éste, este fetiche es comparado con el
fetiche que el salvaje encarna a su Dios. Dentro del estudio de las perversiones,
en las cuales el fin sexual puede vencer las resistencias lógicas de cada ser
humano, Freud estudia como patológica la coprofagía, o sea la realización del
coito con cadáveres. El psicoanálisis en su estudio del instinto sexual en los
neuróticos o psiconeuróticos, que serían aquellos que presentan histeria,
neurosis obsesiva, neurastenia, demencia precoz y la paranoia, se debería guiar
para Freud por el método catártico que utilizó en 1893 con J. Breuer.
Así, por ejemplo, entre los resultados presentados en este libro, se encuentran
los logros donde el psicoanálisis permite eliminar los síntomas de la histeria
que se producen por la represión sexual exagerada y las resistencias
amplificadas contra el instinto sexual, que nos es conocido como pudor o
moral.
Neurosis y Perversión: La neurosis es el negativo de la perversión. En un
análisis de la histeria masculina se apunta como regla que existe una tendencia
inconsciente a la inversión, así como otros elementos propios de otros tipos de
psiconeurosis, hasta desembocar en el estudio de los instintos parciales y
zonas erógenas.
En esta caso Freud establece una división técnica entre instinto y estímulo, al
punto de afirmar que por instinto comprendemos la representación psíquica de
una fuente de excitación, la cual sería intrasomática, mientras que el estímulo
sería de orden somático y perteneciente al mundo exterior. Así, el instinto se
convierte en un concepto límite entre la psiquis y el soma. Y lo que los hace
diferentes unos de otros son fuentes somáticas y sus fines. Estas palabras de
Freud me han llevado a investigar durante años las fuentes en relación a la
profundización en el campo de la Psicología Somática.
Freud establece claramente que la fuente del instinto es un proceso excitante
en un órgano y su fin más próximo está en hacer cesar la excitación de dicho
órgano. Esto establece que existen de hecho energías concentradas debido a
la actividad o inactividad de cada órgano que podríamos catalogar de centros
de concentración energética corporal. Así, siguiendo la teoría freudiana,
tendríamos dos tipos de excitaciones: las propiamente sexuales y las parciales
emanadas de éstas.
Otra parte del libro se dirige a la sexualidad infantil. Partiendo de la base de
que la sexualidad comienza a partir de poco tiempo después del nacimiento de
cada ser humano, Freud hace un análisis que sigue su camino partiendo de la
amnesia infantil, o el fenómeno por el cual todo ser humano, salvo excepciones,
recuerda su vida sexual a partir del séptimo u octavo año de vida. Para Freud,
quien descubra la verdadera causa de la amnesia infantil podrá solucionar los
casos de amnesia histérica que tiene como origen la represión.
Los instintos sexuales infantiles serían desviados de sus fines recibiendo el
nombre término en este proceso de sublimación. En lo particular pienso que,
como sugiere Freud, los impulsos sexuales infantiles no pueden llegar a sus
fines, pues no están aún claramente delimitados y la relación psicosomática no
está armonizada, al no estar madura la faz reproductora o los órganos sexuales
del niño. Motivo éste que, en opinión de Freud, dejaría dichas energías como
inaprovechables. Freud plantea que existe una suerte de diques culturales, a
los que habría que sumarle la falta de experiencia en la infancia donde el Yo no
puede comparar y valorar todos los estímulos del exterior.
Otro dato importante que traen estos ensayos es el instinto de saber durante la
niñez cuando entre los tres a cinco años se genera un deseo de aprender. La
metamorfosis de la pubertad es un capítulo de suma importancia, pues el
instinto sexual, hasta entonces autoerótico, comienza a encontrar su objeto
sexual gracias al pleno desarrollo o maduración de los órganos sexuales. Ya el
fin no es solamente el placer sino, por ejemplo en el caso del hombre, la
descarga de sus productos sexuales y dicho instinto está al servicio de la
función reproductora.
Tipos libidinales. En psicología profunda existen tres: erótico, obsesivo y
narcisista.
El tipo erótico tiene su interés principal concentrado en la vida amorosa. Amar
es fundamental pero lo más importante es ser amado.
El tipo obsesivo tiene como característica la predominancia del Superyo, esto
hace que más que temer la pérdida del amor, exista en ellos una angustia, y
mantienen una tensión entre el Superyo y el yo. Teniendo un grado elevado de
autonomía.
El tipo narcisista no tiene predominio de necesidades eróticas, sino que le
interesa de sobremanera la autoconservación, apareciendo como
independientes, y prefieren amar a ser amadas.
Estos tipos lejos de ser puros generan tipos mixtos, tales como obsesivo-
erótico, narcisista erótico, narcisista obsesivo.
Freud dice, a modo de broma, que se le podrá decir porqué no incluyó un grupo
obsesivo narcisista erótico, y él mismo contesta que es evidente que este
posible grupo no sería grupo alguno sino la norma absoluta o armonía ideal.
La Conciencia y lo Inconsciente
Una de las premisas fundamentales del psicoanálisis planteadas por Freud en
este libro es la diferenciación de lo psíquico consciente e inconsciente. Lo
innovador, psicológica y filosóficamente hablando, de lo expuesto por Freud en
su afirmación (para la época), es que el psicoanálisis no ve en la Conciencia la
base o esencia de lo psíquico, sino que por el contrario sostiene que la
Conciencia es una cualidad de lo psíquico que puede formar parte o sumarse a
otras cualidades o bien incluso puede estar totalmente ausente.
Freud argumenta coherentemente que lo consciente representa la percepción
inmediata y segura (de la realidad) pero que la experiencia de todo ser humano
demuestra que una percepción cualquiera no es conscientemente permanente
o duradera. Con esto demuestra Freud la innegable transitoriedad de la
Conciencia. Así, las representaciones conscientes se suceden unas tras otras y
esta sustitución hace que se produzcan intervalos temporales en los cuales
ignoramos una representación consciente canjeándola por otra. Esto quiere
decir que hay representaciones conscientes en un estado latente, las cuales
son capaces de conciencia, o se que potencialmente existen en alguna parte.
Por consiguiente al estar latentes, no son en sí mismas conscientes y pasan a
ser psíquicamente inconscientes.
En sus primeros planteos Freud hace equivaler inconsciente latente y capaz de
conciencia, como sinónimos. Por otra parte Freud establece su dinámica
psíquica, por la cual expone que existen procesos o representaciones anímicas
que son en sí grandes vectores energéticos, que sin llegar a ser conscientes
generan consecuencias sobre la vida anímica de todo ser humano. Para Freud
algunos de estos procesos y representaciones no llegan a ser conscientes,
pues a estos se oponen algunas energías. Precisamente la técnica
psicoanalítica que él pregona es suprimir esta energía de bloqueo para hacer a
la supuesta representación latente, de ese modo consciente.
Lo que particularmente pienso podríamos catalogar como un intento de
amplificación de la conciencia. Cuando estas representaciones no afloran hacia
la conciencia llamamos técnicamente a las mismas represiones. De esta forma
el punto de partida de la escuela freudiana “Psicoanalítica” con respecto a lo
Inconsciente es la Teoría de la Represión, que aparece como prototipo de lo
inconsciente. Freud establece entonces dos tipos de inconsciente: aquel
conocido como inconsciente latente, el cual es capaz de conciencia y lo
inconsciente reprimido, incapaz de la misma. Al inconsciente latente, Freud lo
denomina Preconciente, reservando el nombre de Inconsciente para lo
reprimido. Más adelante Freud establece que el Yo es la organización
coherente de los procesos psíquicos de un individuo.
El Yo freudiano es concebido como una organización que agrupa la conciencia,
las vías de motilidad, las percepciones exteriores, y ejerce censura onírica en
los sueños nocturnos. Este Yo no puede según la experiencia de Freud
acercarse a lo reprimido, y en consecuencia ofrece una resistencia. Este
esquema de las resistencias será de suma utilidad para la escuela analítica. La
resistencia es la fuerza que impide al Yo acercarse a la represión. Por
consiguiente el Yo tiene algo o se conecta de alguna forma con lo Inconsciente.
El yo coherente se disociaría de lo reprimido. De esta forma Freud plantea que
todo lo Inconsciente es reprimido pero que todo lo reprimido no es
inconsciente. La conformación del Yo freudiano establece que las percepciones
procedentes del exterior (sensoriales) y aquellas provenientes del interior, que
clasifica en sensaciones y sentimientos sean consideradas como conscientes.
Pero más adelante Freud establece, para mí acertadamente, que la relación del
Yo con la percepción exterior es evidente y no así la interior. En mi modesta
opinión pienso que evidentemente los sentimientos tienen un origen
inconsciente, que en ocasiones son reprimidos y que no son conscientes, y que
el ser humano es anímicamente guiado por sus sentimientos no abandonando
jamás su carácter de ser pasional.
Esto es confirmado en el análisis posterior de Freud, el cual establece con total
claridad que el Yo busca sustituir el principio de placer del Ello por el principio
de realidad del Yo. Así, dice que la percepción es para el Yo lo que el instinto es
para el Ello. El Yo levantaría el estandarte de la razón y la reflexión mientras que
el Ello levantaría contrariamente el de las pasiones.
Freud representa al Yo como un jinete que tiene en ocasiones que dejarse llevar
por la cabalgadura. Freud plantea además una diferenciación dentro del mismo
Yo a la cual denomina Superyo o ideal del yo. Este ideal del Yo o Superyo es el
heredero del Complejo de Edipo. De forma tal que el Superyo es el abogado del
Ello o mundo interior y en consecuencia se opone al Yo que representa la
conexión con el mundo real. Freud dice al respecto que los conflictos entre el
Yo y el ideal del Yo (Super-yo), son sólo el reflejo de la antítesis de lo real y lo
psíquico, del mundo exterior y del interior.
En mi modesta concepción, y comparando esta extraordinaria visión con la de
Asanga, pienso que semánticamente se podría sostener que existe una
diferencia entre lo Real y la Realidad, que está representada por el mundo físico
o material externo a todo individuo, y la Verdad psíquica que éste capta
internamente. Esto me parece evidente cuando analizamos por ejemplo un
sueño que existencialmente es verdadero y que psíquicamente ha existido,
pero que no fue real, porque careció precisamente de actos materiales. Esta
diferenciación que sugiero, me parece esencial para comprender cualquier
proceso Mental.
Lo psíquico aquí planteado por Freud hace referencia a lo Mental en cuanto a
verdadero pero no siempre real. Dejando este punto de lado es evidente que el
planteo freudiano del ideal del Yo (Superyo) sugiere que tanto la religión, como
la moral, son el producto de una sustitución de la aspiración hacia el padre, que
es el punto matriz del cual han partido todas las religiones. Posteriormente el
individuo ejecuta una transferencia a los maestros que ejercen la autoridad
estableciendo mandatos y prohibiciones que establecen una censura moral.
En este libro sobre los escritos de Freud se aprecia otro concepto interesante y
profundo que es la teoría de que existen dos clases de instintos: el instinto
sexual o el Eros al cual está opuesto biológicamente el instinto de muerte.
Mientras el instinto sexual trata de proliferar lo animado, el instinto de muerte,
por el contrario, tiene como misión transformar lo animado en inanimado. La
vida entonces es una guerra, un combate entre ambas tendencias.
Fisiológicamente y en relación con estos instintos es evidente que los mismos
estarían subordinados a los procesos de creación y destrucción.
Esto es confirmado posteriormente por la ambivalencia planteada por Freud
respecto a que los instintos sexuales y de muerte pueden ser sustituidos por la
polarización del amor y el odio, de esta forma el instinto de muerte estaría
representado por el instinto de destrucción que según Freud encuentra en el
odio su camino. Pero es evidente que el amor y el odio son compañeros de ruta
cuando el punto de referencia es el principio de placer. Toda persona puede
odiar al objeto amado que potencialmente alberga ese principio y que
materialmente impide el mismo agrediendo de esta forma nuestro Ello, que ve
insatisfechos sus instintos.
En mi opinión, concibo el Amor y el Odio como fuerzas que establecen un
magnetismo sentimental hacia un individuo u objeto, en ambos casos el
magnetismo es real, siendo en un caso positivo y en otro negativo, respecto a
sus cargas afectivas y en relación misma al instinto sexual o al principio del
placer.
Libro MOISÉS Y LA RELIGIÓN MONOTEÍSTA de Sigmund Freud
El hombre Moisés, que para el pueblo judío fue libertador, legislador y fundador
de su religión, afirma Freud, pertenece a épocas tan lejanas que no es posible
para nadie descifrar si existió históricamente o fue en realidad una leyenda. Lo
primero en analizar es el nombre de Moisés que en hebreo se dice Mosche. En
los libros del Éxodo se verifica que una princesa egipcia lo encontró y lo sacó
del Río Nilo y que etimológicamente Moisés significaría “Lo saqué de las
aguas”. Para Freud esta explicación es insuficiente. En realidad Mose en egipcio
significa niño, y en consecuencia sólo se le habría llamado como apodo “niño”.
Así, es de suponer también que tal vez Moisés fuera egipcio y no ciertamente
judío.
A Freud le extraña que nadie lo haya planteado, pero sin lugar a dudas a
muchas personas les parecería descabellado ir contra las tradiciones bíblicas.
A partir de este planteo Freud comienza a introducirnos en el trabajo de Otto
Rank titulado “El mito del nacimiento del héroe”. En este libro se plantea que
casi todos los pueblos civilizados de importancia (para mí todos), ensalzaron
con leyendas poéticas y mitos a sus héroes, reyes, príncipes legendarios, a los
fundadores de sus religiones, dinastías, imperios y ciudades y a sus héroes
nacionales, hablando de las historias de sus nacimientos y juventudes a las
cuales adornan casi barrocamente de rasgos fantásticos que a veces son
idénticos entre una cultura y otra casi textualmente, incluso en pueblos
distanciados geográfica y temporalmente, lo que ha llamado la atención de los
investigadores científicos. Según Rank, se puede ofrecer un método de leyenda
tipo que sigue ciertos lineamientos generales: El héroe o Profeta, es hijo de
ilustrísimos padres casi siempre reyes o príncipes. A su nacimiento lo preceden
serias dificultades, durante el embarazo hay un sueño o un oráculo, etcétera.
Así, a partir de Sargón de Agade (Babilonia), Rank establece un buen número
de héroes donde se verifican diferentes hipótesis.
La versión de Moisés, por ejemplo, lo lógico es pensar que existe una familia
pobre que sería la verdadera y una familia ficticia de utilidad para el mito que
sería la rica o de origen real que serviría a los propósitos del mito que intenta
llevar a cabo un fin determinado. Pero en el caso de Moisés la familia que lo
abandona es la ficticia y la familia que lo cría es la verdadera. Si esto es así
Moisés es un egipcio noble que la leyenda convierte en judío. Más allá de
discutir sobre la posibilidad de si es o no es Moisés Judío o egipcio, lo
interesante de esta postura de Freud es su explicación de las religiones
monoteístas. Teniendo en cuenta que Moisés fue el conductor político,
legislador y educador del pueblo judío en Egipto y que impulsó a dicho pueblo
el nuevo culto o nueva religión, llamada mosaica en honor a su fundador,
debemos deducir que esa religión debía ser la egipcia. Pero la religión
monoteísta judía, de gran rigidez, es antagónica a la egipcia.
La primera carece de imágenes y las prohíbe mientras que la segunda es
proclive a la idolatría y al politeísmo religional. La religión egipcia propone una
vida después de la muerte y nombra a Osiris señor de la vida futura, mientras
que la religión judía no habla del más allá, o de la inmortalidad. Por lo tanto, la
religión dada a los judíos por Moisés (en cuanto al mismo) como egipcio,
evidentemente no es ni puede considerarse como la religión egipcia. Pero hay
un hecho histórico importante en Egipto y este hecho es que en la dinastía
XVIII, cuando en el año 1375 A.C. este país fue potencia mundial, un joven
faraón llamado Amenhotep quiso imponer en Egipto una nueva religión
monoteísta que contrariaba todas las tradiciones religiosas milenarias de
Egipto. Este faraón reinó sólo 17 años. Estudiando a Amenhotep podemos ver
que éste cambio su nombre por el Ikhnaton y que mandó borrar todo nombre
de dioses y perseguir a los practicantes de todas las religiones o sectas. Ahora,
si Moisés era egipcio y transmitió a los judíos la propia religión egipcia, éste
transmitió la religión de Aton pregonada por Ikhnaton.
Comparando la religión judía con la Aton vemos coincidencias pero nos
debemos detener en el hecho de la circuncisión que Moisés estableció para los
judíos. Freud demuestra innegablemente que la costumbre de la circuncisión
proviene de los egipcios. Herodoto, el padre de la historia, se refiere a la
costumbre de la circuncisión en Egipto, lo que ha sido confirmado por los
exámenes en momias. Sólo los egipcios eran circuncisos, pues no lo eran los
semitas, los babilonios ni los sumerios. Ahora, si Moisés le otorgó al pueblo
judío una nueva religión y la circuncisión que resulta tan penosa y
desagradable, es precisamente porque Moisés es egipcio.
Para Freud, Moisés era un seguidor del nuevo culto egipcio y un hombre
cercano al faraón Ikhnaton y entonces una vez que aquel falleció y la nueva
religión fue derrotada, Moisés diseñó la estrategia para conservarla y diseñar
un nuevo imperio ante la caída de Egipto y los años que venían de anarquía. Por
lo que seguramente Moisés, con algún cargo alto correspondiente a su rango
de noble, pudo hacer un éxodo que además se debió realizar pacíficamente.
Más adelante Freud plantea una hipótesis sobre la creación del cristianismo
tomando como punto de partida a un agitador político-religioso con el pretexto
de separar la nueva religión cristiana de la judía, tarea que llevó a cabo un judío
romano, Pablo (Saulo de Traso). Basándose en que el judaísmo es la
restauración del protopadre y su Dios una deidad que reemplaza a la figura del
Padre, la nueva religión quiere cortar con el Padre y para evitar el parricidio, su
hijo, el hijo de Dios (Cristo) se deja matar en nombre de todos los humanos y
cargan así con las culpas de todos los nuevos creyentes.
Era necesario que Cristo fuera hijo pues debía expiar el asesinato de un Padre.
Inconscientemente se ve que es evidente que una persona inocente
lógicamente no cargaría con la culpabilidad de otros en un homicidio. Si
históricamente existió o no un cabecilla que intentó destruir la figura paterna de
Dios, poco importa a los fines de que de cualquier forma Cristo pasó a ser la
fantasía desiderativa jamás realizada. El Dios severo, cruel y castigador del
antiguo testamento es suplantado por la figura compasiva de Cristo, con el fin
primario de obtener un acercamiento y una reconciliación, pero los avatares
históricos desembocaron en e pleno derrocamiento y eliminación de la figura
del PadreDios.
Mientras que el judaísmo fue la religión del Padre, el cristianismo se convierte
en la religión del Hijo. Así, el PadreDios pasa a un segundo plano con respecto
a Cristo. De la misma forma que Moisés como continuador, reformó y destruyó
la antigua religión egipcia. Pablo, como continuador, reformó y se convirtió en
el destructor del judaísmo. El cristianismo renuncia a al figura de pueblo
elegido de Dios, abandonando la circuncisión, para proseguir hacia un camino
de expansión universal y no nacional. Por otra parte, la culpabilidad que los
seres humanos sentían era gracias a la redención olvidada por el sacrificio de
Cristo que era visto como facilitador.
En este sentido Pablo vuelve a la universalidad de Antón y deja el carácter
exclusivo de un dios judío. El cristianismo, sin embargo, no va a ser
estrictamente monoteísta sino que incorporará ritos simbólicos de varios
pueblos, asumiendo el mito de la Diosa Madre (Virgen María), instalando
deidades o divinidades disfrazadas tales como ángeles, santos, y vírgenes,
asimilando elementos supersticiosos mágicos y místicos, que obstaculizaron el
desarrollo espiritual del mismo por milenios.
Así, la victoria del cristianismo es una victoria de los sacerdotes de Amón sobre
un judaísmo resumido a la categorí
El arquetipo fue definido por Jung como elemento psíquico estructural y por lo
tanto como factor de vital importancia para la economía intra e interpsíquica.
Representa, o bien personifica, ciertos datos instintivos del alma primitiva que
está situada en las raíces de la conciencia individual. Si bien en este libro Jung
aclara apenas comenzado que la hipótesis de un inconsciente colectivo es uno
de esos conceptos que pueden producir cierto rechazo o bien un choque
intelectual para el común de la gente, es ya por hoy un concepto corriente.
Analizando el concepto antiguo de Carus y Von Hartmann, llega al concepto
freudiano de lo inconsciente como un punto de reunión de los contenidos
olvidados y reprimidos. Pero Jung ve que hasta el mismo Freud ya había
descubierto un carácter arcaico mitológico de lo inconsciente. Así Jung afirma
que el inconsciente individual como tal es una parte superficial del inconsciente
colectivo. Este Inconsciente Colectivo es, en la visión jungiana Universal de
carácter cun grano salis, por lo cual está en todas partes y en todos los
individuos.
Esto equivale a decir que está en todos los seres humanos y por lo tanto es
suprapersonal. Los contenidos de lo inconsciente personal o individual son los
llamados complejos de carga afectiva, mientras que los contenidos del
inconsciente colectivo son los arquetipos. Partiendo del concepto arquetípico
de Filón de Alejandría hasta las doctrinas tribales que desembocan en la
doctrina secreta, Jung encuentra en esta última una expresión típica de la
transmisión de contenidos colectivos procedentes del inconsciente.
Si bien la doctrina secreta es una expresión de los arquetipos, también lo son el
mito y la leyenda. Ahora, un arquetipo es un concepto que se aplica a
representaciones colectivas que no han tenido una elaboración conciente,
siendo un dato psíquico inmediato. Pero indudablemente las leyendas han sido
distorsionadas a lo largo del tiempo por quienes interesadamente las
transmitieron. La manifestación inmediata es como en los sueños o visiones,
ingenua y semejante al mito. El Arquetipo es un contenido inconsciente que al
conciencializarse cambia con cada conciencia individual donde surge.
El ser humano primitivo no busca una explicación objetiva de todo lo que
percibe, sino sí por necesidad o por lo que puede clasificarse como impulso
inconsciente éste asimila psíquicamente todas las experiencias sensoriales.
Así, con la salida del sol como hecho de la naturaleza, al ser humano no le
basta con esta observación sino que esto es a la vez un acontecer psíquico, por
lo cual debe representar el destino de un dios o héroe, el cual en realidad no
vive más que en el alma de un hombre.
Así los procesos naturales son convertidos en mitos (verano, primavera, lluvias,
etcétera) Se crea una proyección de las expresiones simbólicas del
inconsciente drama del alma, cuando su aprehensión se hace posible gracias a
que se refleja en sucesos naturales, proyectándose. Esta proyección es tan
fuerte que culturalmente se necesitó varios siglos para que se separara del
objeto exterior. Jung trabaja así sobre los conceptos de los arquetipos y del
ánima haciendo referencia a si antes de Fechner y Wundt, que establecieron
una psicología empírica, lejos de la teoría filosófica, dice que la Psicofísica de
Fechner dio como resultado una psicotécnica y un punto de vista a favor de la
fenomenología.
Jung estima que hasta Freud, que descubrió los fenómenos complejos de la
neurosis, no logró apartarse de ciertos conceptos fisiológicos haciendo
depender sus afirmaciones e investigaciones de la fisiología de los instintos.
Así resalta la labor de William James y Flournoy para comprender que una
perturbación se puede comprender dentro del todo de la psique humana. Jung
defiende el concepto de ánima, negando a ésta un carácter teórico y mitológico
y afirmando que corresponde empíricamente a un grupo de fenómenos
análogos y afines. El concepto del arquetipo de la madre se puede encontrar en
la gran madre o e la historia de la religión, donde existe el mito de la diosa
madre.
Platón dijo que la idea es preexistente a toda fenomenalidad. Jung se vale de
esto para asociar el concepto de idea al de arquetipo. Así llega al complejo
materno del hijo, que difiere del de la hija, pues en un hijo puede producir
homosexualidad o donjuanismo y, a veces, impotencia. En la homosexualidad
se adhiere a la madre, mientras que en el donjuanismo se busca en todas las
mujeres, a la madre. En la hija, el complejo materno provoca una hipertrofia o
una atrofia.
Sobre este punto, y de todo el libro, quiero rescatar una afirmación de Jung,
que me parece evidente y de real importancia y es que cuando, por ejemplo, el
Ero se desarrolla sólo como relación materna esto se debe a que el Eros es
inconsciente. Y un Eros inconsciente te manifiesta siempre como poder. Esta
afirmación se basa en que la experiencia demuestra que donde falta el amor el
poder ocupa el lugar vacío. Al complejo de madre le ofrece resistencia la
defensa contra la madre que tendría como lema “cualquier cosa con tal de que
no sea como mi madre”.
La naturaleza de lo psíquico es abordado desde los datos históricos sobre lo
inconsciente. Así, Jung llega a exponer que hasta el siglo XVII la historia de la
psicología era básicamente un registro de doctrinas del alma. Y aún hoy se le
ha dado un sentido empírico, puro. Incluso los defensores del punto de vista
antiguo nunca pensaron tan siquiera que sus doctrinas no son más que
fenómenos psíquicas. Es evidente que Christian August Wolf (1679-1754) fue el
primero que habló de una psicología experimental o empírica para dotar de
nuevas bases a esta ciencia pues debía sustraerse al criterio de verdad de la
filosofía. Así, la psicología debía renunciar al argumento filosófico y establecer
la experiencia en su lugar, para convertir la psicología en una ciencia natural.
Pero aún hoy podemos ver una parte de la psicología bajo el dominio de la
filosofía racional o especulativa. Así la psicología a principio del siglo tomaba
asilo en las facultades de filosofía y/o medicina (psicología médica). La
psicología seguía buscando su independencia como ciencia natural. El instinto
y la voluntad es analizado por Jung partiendo de la teoría freudiana de que los
instintos están ligados a necesidades de ciertas glándulas, y que en la esfera
psíquica la voluntad actúa sobre la función como una energía que puede
superar a otra o influirla, cambiándola de esencia.
La voluntad equivale para Jung a una cantidad de energía limitada que está
libre, a disposición de la conciencia. En mi opinión general, la voluntad es la
energía que alimenta el deseo de poder del ser humano y puede, como dice
Jung, tener una cantidad de la libido. Pero aunque éste plantea una libido
diferente de la freudiana pienso, en lo personal, que es un desprendimiento
natural de la libido freudiana.
Este libro, desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es uno de los más
importantes realizados hasta el presente por ser en su conjunto considerado
como muy completo. En efecto, los aportes a la psicología del Yo sobre los
problemas de conducta así como la técnica misma del psicoanálisis son de
relevancia. Los mecanismos defensivos que el yo utiliza para solucionar los
conflictos que lo acosan son la consecuencia real de las necesidades vitales
planteadas por los instintos y la imperiosa necesidad simultánea de adaptación
al medio ambiente o mundo exterior. En consecuencia, la conducta de cualquier
ser humano está guiada por las reacciones inconscientes del Yo, así como las
conscientes que integran parte de la mente humana.
Este libro nos redescubre la importancia de las nociones esenciales o básicas
de la personalidad humana para aprender las manifestaciones patológicas en
idéntica importancia que las normales. La investigación psicoanalítica sobre los
procesos mentales generó el descubrimiento de las reacciones defensivas del
Yo lo que obligó a modificar ciertos conceptos y doctrinas que permitieron
seguir avanzando en dicho campo.
Definición del Psicoanálisis. Para Anna Freud, en cierto período del desarrollo
de la ciencia psicoanalítica, el estudio del yo individual era hasta impopular. Tal
vez porque varios analistas pensaban que cuanto mas profundo se iba en la
vida anímica mas se lograría. El psicoanálisis entonces se resumía al estudio de
los psíquico inconsciente, esto significaba el estudio de los instintos reprimidos
y de los afectos y fantasías.
Anna Freud propone un viraje en tales conceptos, para ella es importante la
adaptación del niño tanto como el adul-to en la sociedad o mundo exterior, la
salud y su diferencia con la enfermedad. Anna Freud analiza que en la época de
su padre psicoanálisis y psicología profunda eran sinónimos. Para la autora el
psicoanálisis tenía como objeto el estudio del Yo y sus perturbaciones. La
investigación del ello solo servía como medio para llegar a ese fin que era el
estudio del Yo. Es precisamente en los trabajos freudianos (Sigmund) de
Psicología de las masas y análisis del yo, Mas allá del principio del placer,
donde S. Freud orienta al psicoanálisis sobre la centralización del estudio del
Yo. Y es en estos trabajos donde la Psicología Profunda pasa a ser tan solo una
parte del Psicoanálisis. Anna Freud, luego de hacer esta referencia, define la
tarea del Psicoanálisis como aquella que busca adquirir el mayor conocimiento
posible sobre las tres instancias psíquicas que constituyen la personalidad
psíquica del individuo así como las relaciones de estas entre sí y con el mundo
exterior.
En lo referente al Yo, Anna define la tarea como el estudio de sus contenido,
límites, funciones, relaciones con ello, superyó y mundo exterior.
En su relación con el ello resalta la importancia del estudio de la descripción de
los instintos, los contenidos del ello y el estudio de sus transformaciones. El
inconsciente o ello solo puede conocerse gracias a los derivados que viajan al
preconsciente o inconsciente. Si desde el Ello los instintos no van al Yo para
buscar su gratificación o producen sentimientos de tensión y displacer se
carece entonces de elementos que nos permitan conocer sus contenidos. El
superyó, por el contrario, tiene contenidos conscientes que facilitan su
indagación salvo cuando esta armonizado con el Yo. En ese caso pueden
coincidir cuando no lo capta un observador. Y la única diferenciación aparece
cuando el superyó enfrenta al yo de forma hostil o crítica, en los que se
presentan sentimientos de culpa.
En el yo debemos capturar las imágenes de otras dos instancias. Observando al
yo podemos adentrarnos a la vida psíquica del individuo. El yo se limita a
observar al Ello cuando entre estos no hay grandes problemas. Los instintos
van del ello al Yo y este pone en función el aparato motor para satisfacerlos. El
yo siente que la tensión generada por el instinto genera un displacer que al
satisfacerlo se vuelve placer. Cuando un instinto viaja al yo, este debe verificar
el campo de la realidad para cumplir lo deseado y pasar la censura ética y
moral de superyó. Cuando el impulso es reprimido o bien cuando llega a la
conciencia y se forma una denfensa del yo, estos están uno junto a otro por
escasos instantes gracias a el poder de síntesis del Yo.
A. Freud ve un tanto inútil el método de hipnosis para trabajar sobre el Yo pues
dicho método solo elimina el Yo para buscar o profundizar en el Ello. Cuando se
trato en el caso de Histeria se percibió que el Yo existía pues al encontrarnos
con el Ello habíamos descubierto que suprimimos algo que le impedía aflorar
que era precisamente el Yo.
La asociación libre de ideas que sustituyó al anterior método, el paciente
hablara sin buscar coherencia sugiriéndosela al Yo que tome un papel inactivo.
Ahora si se le permite al Ello que exponga sus instintos, pero de antemano se
establece que no se pondrá en marcha el aparato motor para satisfacerlos,
evidentemente nos encontraremos con dificultades.
La interpretación de los sueños por parte del analista también produce una
asociación libre constante que se basa en la nulidad de actividad motora por lo
cual va ha existir censura generando resistencia y deformando las
asociaciones.
La interpretación de lo símbolos tienen de para A. Freud relaciones constantes
y universalmente validas que nos permiten sacar conclusiones sobre las
manifestaciones conscientes de lo inconsciente sin romper la defensa del Yo.
La técnica de la traducción del símbolo nos permite bucear en las
profundidades inconscientes.
Actos Fallidos, cuando el ello irrumpe generando actos fallidos por descuido de
la tarea vigilante del Yo, podemos analizar ese trozo iluminado de la oscuridad
del Ello.
La transferencia, aquí nos encontramos en opinión de A. Freud, ante el
instrumento analítico mas importante y decisivo. La transferencia son aquellos
impulsos que experimenta el paciente en relación a su analista, que se
remontan a las vinculaciones con el objeto reavivadas en el análisis por el
impulso repetitivo. El mundo afectivo del paciente queda al descubierto y esta
se pueden dividir en los siguientes tipos:
Transferencia de impulsos libidinales. Amor, odio, celos, angustia.
Transferencia de la defensa, donde las transferencias son defensivas
generando una maniobra de camuflaje.
Actuación en la trasferencia, donde se actúa fuera del análisis. El yo en relación
con el método analítico, la tarea del analista a este respecto es muy sencilla
hacer consciente lo inconsciente. Un aporte importante de este libro es
verificar la importancia de los afectos, pues el Yo combate los afectos
derivados de la asociación de los impulsos instintivos.
Aunque analizar este libro en detalle llevaría mucho mas tiempo y palabras si
me parece importante precisar la aceptación por parte de Anna Freud de
ciertos conceptos de Reich, que tenía una abierta tesis contraria a las últimas
obras de su padre. Anna entonces descubre varios aportes reichianos de
innegable contenido científico, y lo nombra reiteradamente. Por otra parte la
exposición de esta en ciertos pasajes es extremadamente clara y sencilla.
Psicología del Deporte
por Fernando Estévez-Griego
3) Counseling de Dirigentes.
En efecto en los científicos rusos estudiaron las antiguas técnicas de yoga para
ser aplicadas a los cosmonautas con la finalidad de entrenarlos en técnicas de
control psicofisiológicas para su prolongada estancia en el espacio. Este
método fue llamado entrenamiento de auto-regulación que en realidad era
simplemente yoga. Veinte años después fue la base de las técnicas mentales
aplicadas al Deporte por rusos y germanos orientales gracias a la tarea de Kurt
Tittel ex-director del Instituto del Deporte de Leipzing en Alemania Oriental.
Técnicas de Relajación
Técnicas de Energetización
Técnicas de Imaginación
Técnicas de Atención
Técnicas de Concentración
Técnicas de Autohipnosis
Técnicas de Respiración
Técnicas de Movilización
Técnicas de Elongación
Técnicas de Descarga
Ejercicios Psicofísicos
El ser humano posee tres inteligencias causales o espirituales por medio de las
cuales actúa y se desarrolla:
Inteligencia de fuerza.
Inteligencia agilidad.
Inteligencia habilidad.
Inteligencia flexibilidad.
Inteligencia ritmo.
Inteligencia tiempos.