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La Organizacion Nacional II 1862 1880
La Organizacion Nacional II 1862 1880
-segunda etapa-
1862-1880
La Sucesión Presidencial
Cuando finalizaba el período presidencial de Mitre surgieron distintas candidaturas a la
presidencia. El autonomismo porteño postuló a Adolfo Alsina, los federales del interior a
Justo José de Urquiza, el partido nacionalista a Rufino de Elizalde (ministro de Relaciones
Exteriores de Mitre) y la oficialidad del ejército y algunos gobernadores presentaron a
Sarmiento.
Mitre anunció su prescindencia en la cuestión pero envió una carta a Juan María Gutiérrez
que fue publicada en el periódico La Nación Argentina donde le objetaba todas las
candidaturas menos la de Sarmiento. Esta carta se conoce como el testamento político de
Mitre.
Alsina sin ningún apoyo en el interior retiró su candidatura y se unió a Sarmiento para
vencer a los nacionalistas. Se integró así la fórmula Sarmiento - Alsina que triunfó en las
elecciones el 12 de abril de 1868.
Obra de Gobierno
Se realizó en 1869 el primer censo nacional. Puso de relieve los aspectos de la estructura
social que necesitaban ser modificados.
El censo descubrió un país de grandes extensiones territoriales pero deshabitadas o en
poder de los indios y un índice altísimo de analfabetos que alcanzaba el 71%.
El programa de reformas generales llevado adelante por Sarmiento, Mitre y Avellaneda se
ocupó de estos problemas.
Durante la presidencia de Sarmiento se realizó una vigorosa actividad entorno al tema
educativo. Creó las primeras escuelas normales, el Colegio Militar (1870), la Escuela Naval
(1872), el Observatorio Astronómico (1872), la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
(1870) y alrededor de ochocientas escuelas primarias. Durante su gobierno la población
escolar se elevó de treinta mil a cien mil alumnos.
Proyectó la ley sobre la creación de bibliotecas públicas y abrió las primeras escuelas
públicas y creó también las primeras escuelas para sordomudos.
Se dio impulso a la inmigración que se asentó preferentemente en el litoral donde se
fundaron numerosas colonias agrícolas.
En 1871 se inauguró la primera Exposición Nacional en Córdoba donde se exhibían los
productos agrícolas, ganaderos e industriales de nuestro país. Mejoró las condiciones
sanitarias y de higiene especialmente en la ciudad de Buenos Aires para evitar una nueva
epidemia de fiebre amarilla como la que se desató en 1871. Dispuso la creación de un
nuevo cementerio en la Chacarita.
Durante su gestión se aprobó el Código Civil creado por Vélez Sarsfield, ministro del
Interior.
Al finalizar la guerra del Paraguay su ministro de relaciones exteriores, Mariano Varela,
gestionó los acuerdos de paz finales. Para ello se llevaron a cabo reuniones en Buenos
Aires durante 1869, allí Varela expuso que "la victoria no da derechos" a los vencedores.
Ante esta posición, en 1870 Brasil negoció separadamente con Paraguay y esto caldeo los
ánimos en Buenos Aires. La Argentina envió una nota al Brasil formulando reclamos por su
actitud. Ante la posibilidad de un enfrentamiento bélico con el Imperio, Sarmiento envió a
Bartolomé Mitre a Río de Janeiro en misión de paz y amistad en 1872. En esa oportunidad
se firmó un acuerdo que puso fin a las diferencias en noviembre del mismo año.
La prensa y la política
Durante el gobierno de Sarmiento se multiplicaron los diarios y publicaciones de todo tipo.
En 1867, apareció "La Capital" de Rosario. En 1869 surgió 'La Prensa" y, en 1870, "La
Nación" Los diarios, expresión de facciones políticas, se caracterizaban habitualmente por
su subido tono crítico. La caricatura se volvió mordaz y la sátira un arma temible. Por ser
aún poco frecuente la venta callejera, los diarios dependían económicamente de las
suscripciones, de la fortuna de sus dueños o del favor oficial. Los apremios financieros, en
última instancia, se solucionaban mediante una drástica modificación de las posiciones
políticas del diario.
Según una investigación de Ernesto Quesada realizada en 1883, en 1877 circulaban en la
Argentina 148 periódicos, lo que arrojaba una proporción de uno cada 15.700 habitantes.
Con ese, promedio de lectores, la Argentina ocupaba el cuarto lugar en el mundo. Los
diarios principales eran "El Nacional", dirigido por Dalmacio Vélez Sarsfield, donde solía
escribir Sarmiento, antes, durante y después de ser presidente. Además, "La Prensa",
dirigido por José C. Paz; "La Tribuna", de Héctor Varela; "La Nación", fundado por Mitre y
"El Siglo", que dirigía Federico de la Barra. En 1869, Lucio V. Mansilla lanzó un nuevo
diario: "El Pueblo Argentino".
Sarmiento y la Educación
Para Sarmiento la educación era fundamental, tanto para asegurar la cohesión de la
comunidad nacional para el progreso económico y político. Mediante la Ley de
Subvenciones de 1871 procuró garantizar los fondos para la creación de nuevas escuelas y
la compra de materiales y libros. En 1872 ya funcionaban en el país 1.644 escuelas
primarias, con 97.500 estudiantes.
La Escuela Normal de Paraná fue el modelo para los institutos de formación de maestros el
"normalismo" se convirtió en sinónimo de excelencia. Sarmiento también promovió la
difusión del libro.
La Escuela Normal de Paraná fue puesta bajo la supervisión del estadounidense George
Steams y el Observatorio Astronómico Argentino, en Córdoba, bajo la dirección de
Benjamín Gould.
El primer responsable de la Academia de Ciencias fue el alemán Germán Burmeister. Los
instructores extranjeros también se destacaron en los institutos de educación militar.
La dirección del Colegio Militar, creado en 1869, fue confiada al militar húngaro Juan Czetz,
quien había servido en la guerra contra el indio.
El Atentado a Urquiza
Su aceptación de la Guerra del Paraguay y su tibia política con los gobiernos nacionales le
granjearon a Urquiza muchos enemigos en las filas federales.
Su acercamiento a Sarmiento en 1870 colmo la medida. El 11 de abril de 1870, fue
asesinado por una partida que se supuso estaba vinculada a López Jordán.
La Revolución de 1874
Al finalizar la presidencia de Sarmiento se presentaron como candidatos a la sucesión
presidencial, Mitre por el partido nacionalista, Alsina por el autonomista y Nicolás
Avellaneda por el recientemente constituido Partido Autonomista Nacional (P.A.N).
Inspirado en 1871 por una liga de gobernadores interesados en sostener un hombre del
interior para la candidatura presidencial.
En las elecciones resultó triunfador Avellaneda. Esto molestó a los nacionalistas que
impugnaron las elecciones por fraudulentas. Mitre manifestó su disconformidad y lideró un
alzamiento que se extendió también al interior. Los principales focos fueron en el sur de la
provincia de Buenos Aires, San Luis, Córdoba y Mendoza pero fueron sofocados durante
ese mismo año.
La revolución de 1874
La sucesión presidencial de Sarmiento enfrentó a dos grandes líderes políticos porteños,
que aspiraban a primera magistratura: Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina. Sin embargo, la
mayor parte de los gobernadores apoyó a un candidato del interior, el tucumano Nicolás
Avellaneda, quien además logró un acuerdo con Alsina.
El 14 de abril de 1874 se realizaron las elecciones, que fueron ganadas por Avellaneda.
Mitre denunció fraude electoral y se aprestó para resistir por las armas.
La revolución estalló el 24 de setiembre, pero fue completamente derrotada luego de las
batallas de La Verde, librada el 6 de noviembre, y Santa Rosa, llevada a cabo el 8 de
diciembre luego de ello Mitre se rindió al ejército.
El comienzo de la inmigración
Se creó el Departamento general de Inmigración, anotándose la entrada de casi 250.000
inmigrantes amparados en una nueva ley dictada al efecto.
El gran crecimiento demográfico y la mejora de los trasportes favorecieron el
desplazamiento masivo de la población europea, aunque los motivos principales fueron las
guerras, las oleadas represivas y las crisis económicas.
Muchos contingentes migratorios se trasladaron dentro del viejo mundo, pero otros tantos
buscaron su destino en Australia, Estados Unidos y la Argentina
Los inmigrantes venían atraídos por las múltiples oportunidades de trabajo, los altos
salarios y las garantías legales que les ofrecía nuestro país.
En menor medida, por las políticas de colonización, de una eficacia relativa. Entre 1871 y
1880 ingresaron al país 85.000 personas, aunque la gran época de la inmigración aún
estaba por llegar.
El desarrollo del país
No eran sólo políticas las razones de la disputa entre el gobierno nacional y el de la
provincia de Buenos Aires. También se trataba de quién controlaría el más importante
centro económico y financiero del país.
El Banco de la Provincia de Buenos Aires era mucho más sólido que cualquier otro banco
del país y la Aduana seguía constituyendo la más importante fuente de ingresos.
Favorecido por la presencia del puerto y la expansión de la red ferroviaria que lo
comunicaba con el resto del país, el municipio porteño era el eje vital del comercio de
importación y exportación, empresa a la que sumaban su trabajo los miles de inmigrantes
que llegaban anualmente a sus muelles.
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Bartolomé Mitre
(1821 - 1906)
Bartolomé Mitre, el gran historiador, polémico político e impulsor de la
organización nacional, nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1821. Era
hijo de Don Ambrosio Mitre y Doña Josefa Martínez. El matrimonio se
estableció en Carmen de Patagones y allí nacerían los hermanos de
Bartolomé, Emilio y Federico. Sus primeros estudios los realizó entre Buenos
Aires y Carmen de Patagones.
A los 14 años, Mitre comienza a trabajar en una de las estancias de Rosas,
"El rincón de López", regenteada por Gervasio Rosas, hermano del
restaurador. El joven Mitre no logra adaptarse a la férrea disciplina de la estancia y es
devuelto por Rosas a su padre con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le
devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra
una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer". Un año después ya había escrito su
primera colección de poesías. Mitre tenía 17 años. Frente a las persecuciones del rosismo,
emigra junto a su familia a Montevideo. Allí conocerá a Delfina de Vedia, una bella
uruguayita que se convertirá en su esposa y compañera.
"Delfina se presentó a mis ojos como un ángel descendido de los cielos", escribirá por
entonces. Se casaron el 11 de enero de 1841 y tuvieron cuatro hijos: Delfina, Josefina,
Bartolomé y Emilio.
En Montevideo inició su carrera militar en el arma de artillería sin abandonar su pasión por
las letras expresada a través de sus notas en los periódicos El iniciador y El Nacional entre
los años 1838 y 1839.
En 1842, se incorporó a las filas antirrosistas del general Paz y participó en la campaña de
Entre Ríos hasta que, derrotadas sus fuerzas en Arroyo Grande, debió regresar a
Montevideo.
En la capital uruguaya tomó contacto con los intelectuales antirrosistas emigrados, como
José Mármol, Florencio Varela, Rivera Indarte y Esteban Echeverría y participó activamente
en la defensa de Montevideo, sitiada por Oribe. Su destacada actuación le valió el ascenso
a Teniente Coronel en 1846. Pero ese mismo año decidió abandonar el Uruguay, disgustado
con la política de Rivera. Se trasladó a Bolivia donde el presidente Ballivián lo puso al
frente del Colegio Militar. Allí también ejerció el periodismo, junto a Wenceslao Paunero y
Domingo de Oro, y fundó el diario antirrosista La Epoca.
Un golpe de estado derrocó al presidente Ballivián y Mitre debió trasladarse primero al Perú
y finalmente a Chile, donde residirá hasta 1851.
En ese año, se trasladó a Montevideo y, al enterarse del pronunciamiento de Urquiza, se
incorporó al Ejército Grande como jefe de artillería. Tras el triunfo de Caseros, en 1852,
fundó Los Debates, diario desde el que fijaría su postura en defensa de los intereses
porteños frente al proyecto de Urquiza. Esto le valió el cierre del periódico y un nuevo exilio
en Montevideo. Pero pronto podrá regresar a Buenos Aires. El 11 de septiembre de 1852
los sectores porteños opuestos a la nacionalización de las rentas aduaneras y la hegemonía
de Urquiza, organizan un movimiento que tiene en Mitre y Valentín Alsina a sus principales
referentes. La "revolución" del 11 de septiembre produjo la separación de la provincia de
Buenos Aires del resto del país, con Valentín Alsina como gobernador y Mitre como ministro
de Gobierno y encargado de las relaciones exteriores.
Posteriormente, en 1855, sería electo presidente de la legislatura bonaerense, y fundaría el
instituto Histórico y geográfico.
En 1857, publicó la primera edición de su Historia del General Belgrano, obra exhaustiva,
producto de una profunda investigación.
Mientras tanto, Buenos Aires gozaba de cierto bienestar económico; su economía se iba
dibujando alrededor de un puerto que exportaba cereales y ganado e importaba de Europa
todo lo demás, desde manufacturas hasta ideas políticas. Así, mientras la Confederación
languidecía, Buenos Aires progresaba con un ritmo acelerado. Una moneda fuerte,
aceptada en todo el territorio provincial, otorgaba garantías a los capitales extranjeros. La
exportación lanera figuraba entre las primeras del mundo.
Hacia 1857, se inaugura el Ferrocarril del Oeste, primer tren del país. Unía la Estación del
Parque -hoy Plaza Libertad- y el actual barrio de Flores.
La Ciudad dejaba el mote de "gran aldea" para transformarse, lenta pero inexorablemente,
en la "París del Plata".
Como militar participará con el grado de General en los dos combates contra Urquiza: la
derrota de Cepeda en 1859 y la victoria definitiva de Pavón, el 17 de septiembre de 1861.
Mitre que había sido electo gobernador de Buenos Aires en 1860, se transformó tras el
triunfo de Pavón en el único hombre en condiciones de encauzar los destinos del país
recientemente unificado.
En mayo de 1862, se reunió un nuevo congreso nacional que legitimó la situación de Mitre
confirmándolo como encargado del Poder Ejecutivo Nacional. Se convocó a elecciones
nacionales y triunfó la fórmula Bartolomé Mitre y Marcos Paz.
Los nuevos mandatarios asumieron en octubre de 1862 y pronto tropezaron con el primer
obstáculo.
El problema de la federalización de la provincia y de la residencia de las autoridades
nacionales, pudo resolverse transitoriamente a través de la Ley de Compromiso, por la cual
los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la
capital definitiva de la república.
En el transcurso del debate de la ley, quedaron claramente manifiestas las dos tendencias
del liberalismo porteño; los nacionalistas o mitristas, llamados "cocidos" continuadores de
la política de Pavón y los autonomistas, liderados por Adolfo Alsina, llamados "crudos",
pretendían conservar los privilegios de Buenos Aires, particularmente las rentas aduaneras.
Estos nuevos partidos representaban en realidad a la misma clase social y tenían como
objetivo casi exclusivo la toma del poder para usufructuar el aparato estatal.
En este período se produjo una creciente centralización del poder político donde el uso de
la fuerza fue determinante.
El gobierno nacional se fue imponiendo a través de la violencia organizada por sobre otros
poderes como los de las provincias, centralizando funciones como la recaudación
impositiva, la emisión monetaria, la educación y la represión.
La verdadera institucionalización de un ejército nacional ocurrió a través de las distintas
formas de enfrentamiento asumió ese ejército nacional. El ejército implicó, además, un
enorme gasto público que llegó a representar en algunos años más del 50 % del
presupuesto.
Mitre encargó a un grupo de juristas encabezados por Dalmacio Velez Sarsfield la redacción
del Código Civil y la adaptación del Código de Comercio al ámbito nacional.
Se organizaron la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores.
Como elemento de unificación ideológica se crearon los 14 colegios nacionales y sus
respectivos profesorados, uno para cada provincia.
Era imposible llevar adelante la política centralizadora sin terminar con el caos fiscal y la
anarquía monetaria: en algunas provincias se superponían impuestos y circulaban tres y
hasta cuatro monedas diferentes.
La creación de un aparato recaudador nacional fue condición necesaria para financiar las
reformas que requería la concreción del programa liberal mitrista.
Durante su mandato, Mitre fue urdiendo una política de alianzas con los sectores
conservadores del interior buscando subordinar a las provincias a los intereses porteños.
Esta política provocó levantamientos armados como el de los montoneros acaudillados por
el riojano Ángel Vicente Peñaloza, "El Chacho", en 1863, que culminarán en violentas
acciones represivas por parte del ejército nacional.
En 1865, estalló la Guerra del Paraguay (o Guerra de la Triple Alianza) y Mitre fue
designado General en Jefe de las Fuerzas Aliadas de Argentina, Uruguay y Brasil.
Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra: "En 24 horas en los
cuarteles, en 15 días en campaña, en tres meses en la Asunción." Pero lo cierto es que la
guerra duró casi cinco años. La victoria le costó al país más de 500 millones de pesos y
50.000 muertos. Del millón trescientos mil habitantes que tenía el Paraguay, sólo
sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños.
La impopularidad de la Guerra de la Triple Alianza -llamada de la Triple Infamia por
Alberdi- sumada a los tradicionales conflictos generados por la hegemonía porteña, provocó
levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis. El caudillo catamarqueño Felipe
Varela lanzó una proclama llamando a la rebelión diciendo:
"Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin
libertad, sin derechos. Ésta es la política del gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro
programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con
el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas."
A pesar de que contaba con un importante apoyo popular, Varela fue derrotado por las
fuerzas nacionales en 1867. Como decía la zamba de Vargas, nada podían hacer las lanzas
contra los modernos fusiles de Buenos Aires.
En 1868, culminó su período presidencial y se declaró prescindente en cuanto a apoyar a
un candidato a sucesor, dejándole de esta manera el campo libre a Domingo Faustino
Sarmiento, quien asumirá ese año la primera magistratura. Mitre, por su parte, fue electo
senador por Buenos Aires. En 1869 compró el diario La Nación Argentina, fundado por Juan
María Gutiérrez en 1862, y lo convirtió en La Nación, cuyo primer número salió a la calle el
4 de enero de 1870, mientras se libraban los últimos combates de la Guerra del Paraguay,
con una tirada de mil ejemplares.
En 1871, como muchos porteños, cayó enfermo de fiebre amarilla. Tras su recuperación el
presidente Sarmiento le encomendó una misión diplomática en Brasil para terminar de
definir los límites modificados tras la Guerra del Paraguay.
En 1874, se presentó nuevamente como candidato a la presidencia. Ante el triunfo del
tucumano Nicolás Avellaneda, denunció fraude y se sublevó contra las autoridades electas
pero fue derrotado por las tropas leales, dirigidas por el coronel Julio A. Roca. Fue detenido
y trasladado al Cabildo de Luján. Durante sus cuatro meses de prisión escribió el prólogo
para su Historia de San Martín y de la independencia sudamericana.
Tras dedicarse a sus investigaciones y a la labor periodística, en 1890, volvió a la acción.
La desastrosa administración de Juárez Celman, con su estela de negociados y corrupción,
fomentó la unión de la oposición en un gran frente conocido como la Unión Cívica, bajo la
conducción de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem.
El 26 de julio de 1890, la Unión Cívica decidió pasar a la acción. Estalló la "Revolución del
Parque". Mitre decidió ausentarse del país, dejándole todo el peso de la conducción del
movimiento a Alem, quien, a pesar de contar con cierto a poyo militar, fue derrotado.
Este hecho y las negociaciones posteriores concretadas por Roca y Mitre, que
desembocaron en la renuncia de Juárez Celman y la asunción de Carlos Pellegrini, fueron
vistas por Alem como una traición a los postulados de la Revolución del ’90. Esto condujo a
la ruptura de la Unión Cívica en dos nuevos partidos: la Unión Cívica Nacional, encabezada
por Mitre, y la Unión Cívica Radical, encabezada por Alem.
Mitre influyó decisivamente a través de su prestigio político y de su diario en los gobiernos
que se sucedieron entre 1890 y 1906, el año de su muerte. Nada se hacía en las filas
conservadoras sin consultar a "Don Bartolo", que se reservaba la última palabra.
En 1894, fue electo nuevamente senador nacional y participó activamente en los debates
sin dejar de lado la escritura. Publicó por esos años su Estudio bibliográfico-lingüístico de
las obras del Padre Luis de Valdivieso sobre el araucano.
En 1901, al cumplir 80 años fue objeto de grandes homenajes y festejos. Pasó sus últimos
años dedicado a la dirección de La Nación y a la traducción de La divina comedia de Dante
Alighieri. Falleció a los 84 años el 19 de enero de 1906. Una multitud acompañó sus restos
hasta la Recoleta.
Nicolás Avellaneda
(1837-1885)
Nicolás Avellaneda, el gran promotor de la inmigración, la universidad
pública y la federalización de Buenos Aires, nació en Tucumán el 3 de
octubre de 1837.
Avellaneda acababa de cumplir cuatro años cuando su padre, Marco
Avellaneda, fue degollado por un lugarteniente de Rosas. Su madre, Doña
Dolores Silva y Zavaleta, tomó la decisión de trasladarse con su familia a
Bolivia.
Ya adolescente, cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Córdoba
sin llegar a graduarse. De regreso a su provincia fundó el periódico el Eco del Norte y a
fines de 1857 se trasladó a Buenos Aires. A poco de llegar comenzó a trabajar como
periodista en El Nacional y a colaborar con El Comercio del Plata, fundado en Montevideo
por Florencio Varela durante la época de Rosas.
En Buenos Aires pudo completar sus estudios de derecho e iniciarse en el ejercicio de su
profesión. Conoció a Sarmiento, con quien mantuvo una estrecha amistad. El sanjuanino lo
ayudó a acceder a la cátedra universitaria como destacado profesor de Economía Política
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, desde donde iniciará su
carrera política. En 1865 publicó una de sus obras más importantes: Estudio sobre las
leyes de tierras públicas, donde examina la legislación argentina al respecto y propone,
basándose en el ejemplo norteamericano, la entrega de propiedades a los verdaderos
productores, abreviando trámites y eliminando obstáculos. Plantea que la distribución de la
tierra garantiza el asentamiento de población estable y contribuye al aumento del caudal
demográfico. "La propiedad territorial fácil y barata -decía en el Estudio- debe ser la
enseña de leyes venideras, para vencer en su nombre y con su obra el desierto, cambiando
el aspecto bárbaro de nuestras campañas".
Fue electo diputado a la Legislatura de Buenos Aires y al poco tiempo debió abandonar la
banca para ocupar el cargo de ministro de Gobierno de la Provincia, durante la gobernación
de Alsina, cuando todavía no había cumplido 29 años.
En 1868, Sarmiento fue electo presidente y designó a Nicolás Avellaneda en la cartera más
importante en la estrategia del sanjuanino: el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.
Desde allí llevará adelante los ambiciosos proyectos educativos de Sarmiento: centenares
de escuelas primarias, decenas de escuelas normales y colegios nacionales en todo el país.
En 1874, al finalizar la presidencia de Sarmiento, fue electo presidente de la República.
Mitre, el candidato derrotado, denunció fraude y se levantó en armas contra el triunfo de
Avellaneda. A los pocos meses fue derrotado en el combate de La Verde por las fuerzas del
General Roca. Mitre fue condenado a prisión por un tribunal militar, pero fue indultado por
el presidente Avellaneda quien además, como muestra de su voluntad de pacificación
incorporó al Gabinete a Rufino de Elizalde y José María Gutiérrez, dos reconocidos
mitristas.
Siguiendo la consigna de Alberdi "gobernar es poblar", Avellaneda promovió en 1876 la
sanción de la Ley de Inmigración conocida como Ley Avellaneda, que aparecía como una
promesa interesante de tierras y trabajo para los campesinos europeos. En pocos años,
duplicó el flujo inmigratorio.
Avellaneda enfrentó los efectos perdurables de la grave crisis económica que se había
desatado a fines de la presidencia de Sarmiento, con medidas extremas como la
disminución del presupuesto, suspensión de la convertibilidad del papel moneda a oro, la
rebaja de sueldos y los despidos de empleados públicos.
Decía en 1877 "Los tenedores de bonos argentinos deben, a la verdad, reposar tranquilos.
La República puede estar dividida hondamente en partidos internos; pero no tiene sino un
honor y un crédito, como sólo tiene un nombre y una bandera ante los pueblos extraños.
Hay dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y sobre su sed,
para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los
mercados extranjeros."
En diciembre de 1876 llegó al país el primer barco frigorífico, Le Frigorifique, equipado con
dos cámaras que mantenían una temperatura de 0 grados centígrados. En 1877 llegó Le
Paraguay, sus cámaras enfriaban hasta 30° bajo cero. Esto modificaba notablemente el
panorama de las exportaciones argentinas e incrementaba el valor del ganado.
El periódico El Mosquito satirizaba así la llegada del frigorífico:
"Yo me quedo asombrado cuando pienso en todas las ventajas que se pueden sacar del
invento del frigorífico. Las mujeres podrán construir cada una en su casa un retrete
frigorífico, sea sencillo o sea adornado como un elegante tocador, y si tienen la constancia
de no salir de él, sino para ir a las tiendas, recibir visitar y comer, conservarán una
juventud eterna, y a los 80 parecerán mozas de 25 años. El sistema frigorífico aplicado a la
política, producirá también efectos benéficos; las revoluciones serán más raras, si
encierran a los autores de revoluciones en calabozos frigoríficos, porque la baja
temperatura de su prisión calmará sin duda su ardor revolucionario."
La restricción de las compras al exterior como producto de la crisis, estimuló un tímido
desarrollo de la industria local. En 1877 se fundó el Club Industrial, por iniciativa de Carlos
Pellegrini, Vicente Fidel López, José Hernández y Roque Sáenz Peña. El club logró que se
establecieran tarifas proteccionistas para algunos productos, fortaleciendo la industria
harinera, la vitivinícola, la del vestido y otras producciones.
En ese mismo año, se produjo la primera huelga de nuestra historia protagonizada por el
primer gremio organizado: la Sociedad Tipográfica Bonaerense, fundada en 1857. La
huelga fue dirigida por dos inmigrantes, un francés, Gauthier, y un español, Álvarez, que
traían su experiencia sindical europea. La huelga fue exitosa y logró el establecimiento de
la jornada de diez horas en invierno y doce en verano, una importante conquista para la
época. El periódico El Nacional, dirigido por Dalmacio Vélez Sarsfield, calificó a la huelga
como "recurso vicioso, inusitado e injustificado".
El gobierno de Avellaneda, a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una
campaña al desierto para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de
Buenos Aires. El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender líneas telegráficas y
cavar un gran foso, conocido como la "zanja de Alsina", con el fin de evitar que los indios
se llevaran consigo el ganado capturado. Antes de concretar su proyecto, Alsina murió. Fue
reemplazado por el joven general Julio A. Roca, quien aplicará un plan de aniquilamiento
de las comunidades indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática.
El éxito obtenido en la llamada “conquista del desierto”, llevada a cabo entre 1878 y 1879,
prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y significó la apropiación por parte del
estado nacional de millones de hectáreas que serán distribuidas entre una minoría de
familias vinculadas al poder.
Al finalizar su presidencia, Avellaneda envió al parlamento un proyecto de federalización de
la ciudad de Buenos Aires, con la intención de poner fin a la histórica disputa por la
residencia de las autoridades nacionales, que estaban de hecho sometidas a la autoridad y
jurisdicción del gobernador de la provincia de Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción
del gobernador, Carlos Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales en
tanto se llevaban a cabo las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a la fórmula
Roca-Madero, partidarios de la federalización.
El presidente Avellaneda abandonó la ciudad e instaló el gobierno en el vecino pueblo de
Belgrano. Buenos Aires fue sitiada y Tejedor, derrotado por las tropas leales a Avellaneda
comandadas por Roca. Finalmente en agosto de 1880 la legislatura nacional declaró
disuelta al cuerpo legislativo bonaerense y sancionó la Ley de federalización de la ciudad de
Buenos Aires.
Al concluir su mandato presidencial, en 1880, Avellaneda fue electo senador por Tucumán.
Desde allí proyectó y logró la sanción de la Ley Universitaria, que les garantizó la
autonomía a las universidades nacionales. Poco después fue electo rector de la Universidad
de Buenos Aires.
En junio de 1885, se embarcó hacia Europa junto a su esposa, Carmen Nóbrega, en busca
de un tratamiento médico para la nefritis que lo afectaba. Murió en altamar, de regreso de
su viaje, el 24 de noviembre de 1885, a los 48 años.