NUEVOS HORIZONTES LITERARIOS: NACIMIENTO DE LA NOVELA
curiosidad. Los atenienses eran descritos como amantes de la novedad y Dunton
La novela: reflejo del deseo cultural de novedad
A finales del siglo XVII y principios del XVIII se produjo una revolución literaria
que culminó con el nacimiento de la novela. Durante esta época aparecieron nuevos
lectores que procedían de la clase media, los gustos fueron cambiando y aumentó la
creencia de que las formas literarias tradicionales ya no eran válidas, ni para
representar la realidad, ni para satisfacer al nuevo tipo de lector. «Los
tradicionalistas», como Pope y Swift, se oponían a este cambio pues consideraban que
esta nueva mentalidad, este apartarse de la tradición literaria clásica, sólo conducía a
devaluar y restar calidad a la creación literaria. «Los modernos» o innovadores, por el
contrario, consideraban que los valores tradicionales estaban agotados y creían en la
necesidad de una nueva forma literaria que se adecuase a la realidad sociocultural de
la época.
J. Paul Hunter dentro de la línea neohistoricista considera en su libro Before
Novels (1990) que la novela surgió como resultado del deseo de novedad existente en
la sociedad inglesa de finales del siglo XVII, y pone como ejemplo de este deseo la del
bookseller John Dunton. Los booksellers eran una mezcla entre libreros y editores que
contribuyeron en gran medida al nacimiento de la novela.
John Dunton en 1691 fundó la revista semanal The Athenian Mercury. Su
importancia se deriva de ser uno de los primeros ejemplos de periodismo participativo
y en ella se hacía evidente el deseo de novedad de la época. El periodismo
participativo de esta revista consistía en que los lectores enviaban toda serie de
preguntas a la revista y ésta les respondía. Las preguntas, en muchas ocasiones, se
referían a casos particulares y no buscaban soluciones convencionales, lo que es
significativo, pues demuestra el auge que en esta época fue adquiriendo el concepto
de individuo, que también estaba en la base del nacimiento de la novela. La revista,
que fue muy alabada por sus sagaces respuestas, tuvo un enorme éxito tanto entre el
público más instruido como entre el que lo estaba menos. Al año de su publicación,
Dunton anunció que The Athenian Society era la responsable de las respuestas,
aunque nunca develó la identidad de los miembros que componían la sociedad (en
realidad estaba integrada por el propio Dunton y sus dos cuñados, personas con poca
autoridad intelectual).
Con la intención de que tanto la revista como la sociedad adquiriesen el mayor
prestigio posible, Dunton las denominó «Athenian» situándolas dentro de la tradición
del mundo clásico. Sin embargo, su definición de la palabra ateniense estaba en total
consonancia con la búsqueda de lo nuevo de la época. Dunton definía la palabra
ateniense como un gusto por lo novedoso, así como por un deseo de satisfacer la
afirmaba que su objetivo era «... to present you with what is new, strange and
surprizing...». Paul Hunter considera que no es una coincidencia que en el título de la
primera novela inglesa se incluyan los adjetivos «strange and surprizing». El título
completo de Robinson Crusoe, la primera novela, es The Life and Strange and
Surprizing Adventures of Robinson Crusoe of York, Mariner. Defoe con este título
estaba capitalizando el interés de la época por lo extraño, por lo sorprendente, en
otras palabras por lo nuevo.
El deseo de novedad vino en dos etapas, con dos generaciones de diferencia
entre ellas. La primera corresponde a finales del siglo XVII y principios del XVIII y en
ella los escritores no eran conscientes de que se estaba gestando una revolución que
tendría como resultado la creación de una nueva forma literaria. Daniel Defoe,
hombre inquieto y pragmático, que fue periodista, espía y que incluso estuvo en la
cárcel, no era consciente de que su obra Robinson Crusoe iba a ser la primera novela
en lengua inglesa. La segunda etapa se inició a mediados del siglo XVIII, y en ella tanto
Richardson, como Fielding y más tarde Sterne eran conscientes de estar escribiendo
dentro de una nueva forma literaria. En sus novelas están presentes, en el caso de
Richardson, los gérmenes de la futura novela psicológica, mientras que en el de
Fielding los de la novela realista del siglo XIX, y por último Tristram Shandy de Sterne
se puede considerar como uno de los primeros exponentes de la novela experimental.
Fielding quiso otorgar mayor prestigio a este género encuadrándolo dentro de la
tradición clásica, y así en el prólogo de su obra Joseph Andrews (1742) describió esta
nueva forma literaria como «a comic epic poem in prose». Sin embargo, el término
«novela» para referirse a esta nueva forma no fue reconocido hasta finales del siglo
XVIII, cuando en 1785 Clara Reeve estableció las características de esta nueva forma y
la diferenció de modo específico de la narrativa anterior. Hasta entonces el término
novela había sido utilizado de forma imprecisa y en ocasiones con connotaciones
peyorativas.
Influencia del periodismo y del cambio del público lector
Otros dos factores importantes, que contribuyeron al nacimiento de la novela,
fueron, por un lado, el apogeo que adquirió el periodismo y, por otro, el cambio que
se produjo en el público lector. Tanto J. Paul Hunter como Ian Watt en su clásico The
Rise of the Novel (1957) mantienen que la influencia del periodismo fue un factor
determinante en el proceso de creación de esta nueva forma literaria.
Hacia finales del siglo XVII el periodismo se fue convirtiendo en una
importante fuente de información y empezó a influir de forma significativa en la
sociedad inglesa. Progresivamente se incrementó el número de revistas y periódicos;
en 1720 apareció el primer diario londinense.
Dos de las figuras más relevantes dentro del mundo del periodismo fueron
Richard Steele (1672-1729) y Joseph Addison (1672-1719), que fueron compañeros de
estudios en Oxford, miembros del partido whig(liberal), y que mediante sus ensayos
contribuyeron al auge del periodismo. Richard Steele fundó en 1709 la revista The
Tatler, que aparecía tres veces por semana y de la que Addison fue colaborador; en
enero de 1711 se cerró y fue sustituida por The Spectator,en la que ambos fueron
coeditores y colaboradores. La finalidad de las revistas era educar el gusto de la clase
media fomentando la tolerancia y aportar temas de discusión a las tertulias que se
formaban en los coffee houses. Las revistas o periódicos (periodicals), surgieron en
Inglaterra como consecuencia de los panfletos que, a finales del siglo XVI y durante
todo el XVII, se escribían sobre temas religiosos y políticos. En el siglo XVIII adquirieron
carácter oficial y ejercieron gran influencia en la formación tanto del gusto como de la
opinión de la clase media. En estas publicaciones periódicas se trataban temas de
actualidad y su propósito era instruir y entretener. Esta clase de periodismo adquirió
su mayor auge durante el siglo pasado y más exactamente desde 1800 hasta 1914. En
estas revistas se publicaron por entregas las novelas de los grandes escritores
victorianos. Se puede decir que con estas publicaciones se comenzó por un lado a
educar el gusto del futuro lector de este género literario, pues suscitaban en él interés
por los acontecimientos diarios, mientras que por otro lado allanaban el terreno para
la llegada de los novelistas.
Richard Steele fue un gran ensayista y periodista además de escritor de
comedias. Se le puede considerar casi como el inventor del ensayo periodístico en
inglés. Sus ensayos eran costumbristas y trataban sobre temas cotidianos. Su
intención era educar a la clase media; sus escritos tenían cierto carácter moralizante
aunque siempre en un tono de entretenimiento, con lo que se anticipó a lo que luego
fue la novela del siglo XVIII. Su amigo Joseph Addison también fue ensayista, poeta y
hombre político y su mayor logro periodístico fue la creación de un imaginario club en
el que sus miembros eran caracterizaciones de personajes de la época.
Una de las características de la novela de este siglo XVIII fue su
contemporaneidad, es decir, tratar temas que eran actuales o que si se referían al
pasado tenían relevancia en el presente de aquella época. El interés por los temas de
actualidad se debió en gran medida a la influencia del periodismo. Tanto Defoe como
Richardson y Fielding estaban de alguna forma vinculados al mundo de la prensa.
Defoe fue periodista, Richardson impresor y Fielding escribió periodismo político
cuando tuvo que abandonar su producción dramática por la censura existente. Se
puede considerar que los tres aprendieron las técnicas narrativas del periodismo. El
lenguaje que utilizaban era sencillo y directo, alejándose de la retórica de la literatura
tradicional. El estilo de su prosa se debía adaptar al lenguaje de todos los días, puesto
que el propósito de la novela era representar la vida tal y como era. Por ese motivo se
rechazaban los temas tradicionales basados en las leyendas, en la mitología o en la
literatura anterior. Defoe, Richardson y Fielding inventaban sus historias o se basaban
en hechos reales. La novela de Richardson, Pamela, se basó en la historia real de una
sirvienta que se resistió al acoso sexual del señor de la casa y que, debido a su
comportamiento virtuoso, terminó casándose con él. La de Fielding, Joseph Andrews,
se inició como una parodia masculina de Pamela y en ella es el joven hermano de
Pamela el que se opone al acoso sexual de su señora.
La denominación de los personajes y los propios personajes en sí se basaban
en el mundo cotidiano y real, no eran estereotipos, sus nombres no pertenecían a la
tradición literaria, eran individuos con los que se podía identificar el lector ya que
hablaban su mismo lenguaje y se regían por las reglas de la época. Por esta razón sus
historias, encuadradas en un tiempo y espacio concreto, eran posibles y por tanto
creíbles. Las aventuras de estos personajes no pertenecían al mundo de lo irreal, no
existían gigantes, ni magia, ni castillos encantados; su mundo era el de todos los días,
aunque presentado de forma más atractiva e interesante que la realidad cotidiana.
El auge del concepto del individuo estuvo estrechamente relacionado con la
filosofía empirista. Locke consideraba que el ser humano podía llegar a la verdad por
medio de sus sentidos, con lo que se cuestionaba el concepto de verdades
universales. La literatura tradicional reflejaba en cierto sentido estas verdades
universales, mientras que la novela del siglo XVIII era un reflejo del interés por lo
particular, por lo que le sucede al individuo aquí y ahora. Para lograr este fin utilizaba
un lenguaje sencillo y unas historias en las que el lector se podía identificar con los
personajes. No se debe olvidar tampoco que se ha considerado que la novela es el
género de la burguesía, así como el género literario más abiertamente ideológico. En
la novela del siglo XVIII siempre hay un hilo conductor, una idea subyacente, que
otorga cierta coherencia a la obra.
Otro factor clave en el nacimiento de la novela, como señala Watt, fue el
cambio habido en el público lector que pasó a estar dominado por la clase media,
debido principalmente al incremento de la población urbana perteneciente a esta
clase social, lo que trajo como consecuencia un aumento del número de personas que
tenían capacidad económica suficiente para adquirir libros.
Dentro del público lector de la época es de destacar el aumento que hubo en
el número de mujeres. El público femenino estaba compuesto por mujeres de la clase
alta, de la media y también por las sirvientas, que aunque pertenecían a la clase baja,
por lo general sabían leer, tenían acceso a las bibliotecas de las casas donde prestaban
sus servicios y en último caso tenían capacidad adquisitiva suficiente como para
comprar libros, pues ganaban un sueldo y tenían manutención y alojamiento gratuito.
Richardson fue consciente de la importancia de este sector del público y así la heroína
de su primera novela es una criada acosada por su señor.
El cambio en la composición del público lector trajo como consecuencia un
cambio en los gustos. Aunque los libros religiosos seguían siendo los más leídos, los
lectores cada vez buscaban más en la literatura una forma sencilla de esparcimiento.
En el siglo XIX Darwin, según confesión propia, leía novelas como un medio para
evadirse y divertirse. Este cambio en el gusto, buscando una literatura más fácil y
sencilla, ayudó a los primeros novelistas del siglo XVIII a romper con los esquemas
tradicionales y prescindir de las exigencias de la tradición literaria clásica, lo que les
permitió crear este nuevo género literario.
Después de la revolución puritana y especialmente después de la Gloriosa
Revolución, la corte perdió su poder como centro intelectual; progresivamente el
mecenazgo de la nobleza fue siendo sustituido por los booksellers, que se convirtieron
en los intermediarios entre los lectores y los escritores. Como consecuencia de este
cambio, la literatura, en cierto sentido, se convirtió en un artículo de consumo, como
lo sigue siendo hoy en día. Los tradicionalistas pensaban que la literatura se estaba
devaluando, pues estaba siendo dominada por las leyes del mercado y la novela era
vista como un claro ejemplo de este proceso. Incluso los propios novelistas criticaban
el excesivo afán comercial de algunos booksellers, que sólo cuantificaban el valor de
una obra por el número de páginas; sin embargo, lo que estaba sucediendo no era
más que un cambio en el gusto de los lectores, la selección que hacían los booksellers
era el reflejo de una realidad cultural que se estaba produciendo en la Inglaterra de la
época.
Como resumen de lo que se acaba de exponer, se puede señalar varios
factores que influyeron en el nacimiento de la novela. Por un lado, el deseo de
novedad y de encontrar nuevas formas de expresar la realidad de la época; por otro,
un interés por el individuo, la vida privada y la realidad cotidiana. El periodismo
preparó el camino del público lector y de los novelistas debido a su interés por lo
actual; los diarios privados también tuvieron influencia en el nacimiento de este
género, pues ponían de manifiesto el interés por lo privado y por los quehaceres
cotidianos, y el propósito de la novela no era otro que hacer público lo privado. Se
produjo un cambio en la composición del público lector, que por primera vez
pertenecía en su mayoría a la clase media, con lo que la literatura salió del ámbito de
la nobleza y entró a formar parte del mercado de consumo. También hubo un cambio
en el gusto a favor de una literatura más sencilla y que sirviese de entretenimiento,
por lo que las obras en prosa eran más valoradas. Finalmente, no es de extrañar que
Defoe, el primer novelista inglés, perteneciese a la clase media al igual que
Richardson, y aunque Fielding tenía un origen aristocrático, en sus novelas se hace
evidente su interés por lo cotidiano, por el ser humano y por la sociedad.
Por último, se podría decir que en la novela del siglo XVIII ya están presentes
las características propias tanto de la futura novela psicológica como de la realista;
finalmente destacar que con la obra Tristram Shandy de Sterne se desarticuló este
género que acababa de nacer y se puso de manifiesto, aunque sea en clave de humor,
que la novela no es una ventana abierta a la realidad, que no es mimética de la misma,
sino que es una construcción verbal.
Este tema no se volverá a retomar hasta el siglo XX y será uno de los temas del
modernismo y especialmente del posmodernismo.
Nacimiento, desarrollo y desarticulación de la novela del siglo XVIII
En 1719 apareció Robinson Crusoe de Daniel Defoe, que es considerada la
primera novela inglesa. Unos años después, en 1726 Swift escribió Gulliver Travels
que, por diversos motivos, no se considera una novela, sino una narración satírica.
Ambas obras pertenecen a la tradición de los libros de viaje, pero se diferencian en
que mientras el primero trata sobre los incidentes diarios de un individuo, el segundo
es una crítica amarga de la sociedad en clave de humor. El mundo que presenta Defoe
es aparentemente real, mientras que el de Swift es irreal, los habitantes de las tierras
a las que viaja son liliputienses, gigantes, caballos, seres inmortales, etc.
La novela tradicionalmente ha sido vista como heredera del romance e incluso
de la épica. Esta nueva forma de narrativa se distinguía de las anteriores por ser
realista, subjetiva e individualista. En otras palabras, Robinson Crusoe es la primera
novela; su protagonista es un inglés medio y el tema su supervivencia física y espiritual
en una isla desierta. Por primera vez el hombre medio se convierte en el centro de
atención y en sus aventuras no existe ningún elemento irreal o fantástico.
El doctor Johnson describió la novela de la siguiente manera:
The works of fiction with which the present generation seems more particulary
delighted are such as exhibit life in its true state, diversified only by accidents that daily
happen in the world, and influenced by passions and qualities which are really to be
found in conversing with mankind. [...] Its province is to bring about natural events by
easy means, and to keep up curiosity without the help of wonder, it is therefore
precluded from the machines and expedients of the heroic romance, and can neither
employ giants to snatch away a lady from the nuptial rites, nor knights to bring her
back from captivity; it can neither bewilder its personages in deserts, not lodge them in
imaginary castles.1 (Johnson, 1993: 2380)
Parece, por tanto, interesante relacionar este extracto con Robinson Crusoe,
pues Johnson está estableciendo la diferencia entre la novela y las narrativas
anteriores. La novela, según él, es realista y trata de los incidentes que ocurren en la
vida diaria: «... exhibit life in its true state, diversified only by accidents that daily
happen in the world».2 Los problemas que se le plantean a Robinson en la isla son los
normales de la supervivencia de cualquier ser humano, no tiene que enfrentarse con
fuerzas sobrenaturales ni con seres monstruosos, tiene que procurarse alimentos,
cobijo y aprender a vivir en soledad. Bien es verdad que la fortaleza psíquica de
Robinson, que le permite sobrevivir durante veintiocho años en una isla desierta, raya
en lo inverosímil; sin embargo, esta inverosimilitud está dentro de un orden real y
natural. Las pasiones y las cualidades que se muestran en esta nueva forma de ficción,
continúa Johnson, son las naturales de todo ser humano. De hecho, Robinson pasa
por momentos de desesperación, pues es un hombre no particularmente habilidoso,
es un hombre medio con las facultades normales de todo ser humano. Como hemos
dicho, no se suscita el interés del lector con fenómenos sobrenaturales, ni las
aventuras del protagonista tienen carácter heroico, sino que el interés se crea por la
empatía que se establece con el personaje que tiene que solventar situaciones a las
que se enfrenta cualquier ser humano. Aunque la situación de Crusoe sea extrema, sin
embargo los problemas prácticos y morales que se le plantean son los normales.
Daniel Defoe (1660-1731) escribió Robinson Crusoe su primera novela a los
cincuenta y nueve años de edad. Era un hombre individualista, pragmático, lleno de
recursos y con una relación directa con Dios, característica de su religión puritana.
Periodista, comerciante, espía, su vida fue bastante azarosa y fue en sus últimos años
cuando, en gran medida por razones económicas, decidió escribir obras de ficción.
Escribió varias novelas, de las que cabe destacar Moll Flanders, además de Robinson
Crusoe. Si el personaje central de su primera novela fue un hombre, el personaje de
Moll Flanders es una mujer pícara, ladrona, bígama, prostituta, que al final de la
novela, logra su propósito de convertirse en una gentlewoman en las colonias a las
1
Las obras de ficción con las que la presente generación parece más particularmente encantada son las
que muestran la vida en su verdadero estado, diversificada sólo por accidentes que ocurren diariamente en
el mundo e influenciados por pasiones y cualidades que realmente se encuentran en la conversación con la
humanidad . [...] Su provincia es provocar los acontecimientos naturales por medios fáciles, y mantener la
curiosidad sin la ayuda de la maravilla, por lo tanto, se excluye de las máquinas y los expedientes del
romance heroico, y no puede emplear gigantes para arrebatar Una dama de los ritos nupciales, ni caballeros
para traerla de vuelta del cautiverio; No puede desconcertar a sus personajes en los desiertos, ni alojarlos
en castillos imaginarios.
2
“exponen la vida en su verdadero estado, diversificada sólo por accidentes que ocurren diariamente en el
mundo”
que había sido deportada por ladrona. Robinson Crusoe es también un hombre de
recursos, pero, a diferencia de Moll, se le podría considerar como la personificación
del orden establecido. La sociedad que organiza en la isla no difiere de la de su país, e
incluso se la ha visto como uno de los primeros ejemplos literarios del espíritu
colonialista inglés.
Se ha considerado que Robinson Crusoe representa al homo economicus, así
como al individualismo puritano. Ian Watt en The Rise of the Novel señala que
Robinson simboliza el individualismo económico y puritano. Según él, en la obra de
Defoe el motivo económico es el que prevalece sobre todos los demás. Robinson
emprende su viaje por este motivo, el que va regir todas sus actuaciones; buena
prueba de ello es que constantemente está haciendo inventario de sus bienes. Es
discutible que la razón inicial del viaje de Robinson sea la economía, más bien parece
que es una búsqueda de aventuras y de libertad. Sin embargo, es verdad que
Robinson representa la mentalidad capitalista e incluso utilitaria, como se puede
observar en su proceder a lo largo de sus viajes; así antes de llegar a su isla había
establecido una especie de negocio en Brasil, con anterioridad en las costas africanas
había utilizado a un nativo para escapar primero y sobrevivir después, y prescindió de
él una vez que había servido a sus propósitos. Robinson en la isla es el epítome del
individualismo, es capaz de sobrevivir completamente solo y su organización
socioeconómica está en la base del capitalismo individualista. Crea en la isla desierta
un sistema de propiedad privada, guarda sus bienes y sus viviendas están cercadas,
delimitando su propiedad. Construye dos viviendas, una en el campo donde cultiva la
tierra, y la otra cerca del lugar del naufragio, equivalente a la residencia principal en la
que guarda sus pertenencias. Una vez que se ha establecido, se inicia el proceso de
colonización con la aparición de Friday3. James Joyce, el gran escritor modernista,
afirma que Friday simboliza las razas sometidas, mantiene que Defoe fue el primer
escritor auténticamente inglés y que Robinson es el símbolo del colonialismo
británico, puesto que en la isla desierta con sólo unas pocas herramientas se convierte
en arquitecto, carpintero, panadero, armador, alfarero, sastre y fabricante de
paraguas, es decir, este inglés medio sin ninguna habilidad especial es capaz de
recrear en su persona los oficios y profesiones necesarios para crear una sociedad
semejante a la británica. Joyce afirma que Robinson encarna todo el espíritu
anglosajón:
The whole Anglo-Saxon spirit is in Crusoe: the manly independence; the
unconscious cruelty; the persistence; the slow yet effective intelligence; the sexual
3 Viernes
apathy; the practical, well-balanced religiousness; the calculating taciturnity. 4(Joyce,
1994: 323)
El retrato que presenta Joyce del carácter anglosajón no deja de ser bastante
certero, aunque quizá no muy elogioso. El individualismo puritano de Robinson es el
que Joyce denomina «well balanced religiousness»5. Robinson es capaz de sobrevivir
en la isla por su espíritu práctico tanto en el terreno físico como en el espiritual,
aunque su supervivencia física está por encima de la espiritual. Una vez que se ha
establecido en la isla, se vuelve hacia las Sagradas Escrituras en un intento de
encontrar no sólo consuelo, sino un sentido a su situación. Su relación con Dios es
directa, representa el espíritu puritano; sin embargo, como bien señala Watt, su
sentido religioso no parece influir mucho en sus decisiones prácticas. No obstante,
como señala Hunter, la novela Robinson Crusoe está influida por la tradición literaria
puritana. En esa época se escribían guías espirituales para la gente joven,
autobiografías espirituales que servían de modelos a imitar. Defoe, dentro de este
subgénero, escribió guías para los jóvenes. Robinson Crusoe se puede interpretar
como un viaje alegórico, como una autobiografía alegórica de su propia vida. El
esquema de estas autobiografías, que comparte la novela de Defoe, es el siguiente:
a) rebelión: Robinson desobedece a su padre y emprende el viaje;
b) castigo: la isla desierta;
c) arrepentimiento: en la isla desierta;
d) liberación: Robinson es rescatado.
Por otro lado, Robinson ha interesado a economistas y sociólogos. Karl Marx
puso esta novela como ejemplo del hombre independiente que vive de su propio
trabajo. Comparaba su modelo social con el de la época medieval en el que las
relaciones de producción eran de dependencia, ya que el siervo utilizaba su trabajo no
en beneficio propio, sino en el de su señor. No obstante, Marx transforma el modelo
social de Robinson en un modelo socialista, puesto que propone que el trabajo de los
individuos independientes y libres se ponga al servicio de la comunidad y no al del
individuo y que los medios de producción sean compartidos por todos.
Desde un punto de vista literario, Robinson Crusoe ha sido considerada como
una obra en exceso pragmática e incluso repetitiva, lo que le resta emoción. Virginia
4
“Todo el espíritu anglosajón está en Crusoe: la viril independencia; la crueldad inconsciente; la
persistencia; la inteligencia lenta pero efectiva; la apatía sexual; la religiosidad práctica y bien equilibrada;
la taciturnidad calculadora”
5 Religiosidad equilibrada
Woolf mantiene que Robinson no es un viajero imaginativo y que en esta obra tanto
Dios como el ser humano y la naturaleza están reducidos a ser simples medios para
conseguir fines prácticos. Dios, según Woolf, no existe en esta novela, aunque
realmente su presencia está en segundo plano como una ayuda práctica para su
supervivencia psicológica. La naturaleza no existe en tanto que elemento exótico o
metafórico, sino que su función es meramente práctica, de ella se pueden extraer los
materiales para fabricar las herramientas o para alimentarse. Tanto el ser humano
como su muerte tampoco tienen gran trascendencia, Robinson entierra a los caníbales
porque huelen mal. Sin embargo, siempre según Woolf, Defoe es capaz de convertir
en hermosos los objetos cotidianos, y sabe utilizarlos para crear una sensación de
desolación, Robinson se da cuenta de que está solo cuando encuentra las
pertenencias de sus compañeros arrojadas a la orilla. Por otro lado describe los
momentos de angustia por medio de los efectos físicos que produce, puños
apretados, cuerpo contraído, sudor, etc.
Es evidente que Robinson Crusoe se ha convertido en una figura mítica y
simboliza el mito del hombre medio; según Joyce simboliza el hombre medio británico
con sus defectos y cualidades. El estilo también se adecua al de este hombre medio,
es un estilo sencillo, poco imaginativo y práctico pero, como ha dicho Woolf, capaz de
suscitar cierta emoción a través de la realidad física de los objetos y de la reacción
física del ser humano. Por último, esta novela no sólo inaugura una nueva forma de
narrativa, sino que anticipa modelos sociales y económicos que aún perduran hoy en
día. El modelo de una sociedad capitalista, individualista y colonialista.
Si Robinson Crusoe representa el hombre medio y la sociedad establecida,
Moll Flanders (1722) rompió esquemas desde la perspectiva de la mujer. Incluso se
podría considerar que es uno de los primeros ejemplos de novela feminista. Moll
Flanders, que nació en la cárcel, logra su triunfo al margen del orden social. La novela
está presentada como una autobiografía en la que se mezclan dos voces. Por un lado,
la de Moll que narra su historia pasada insertando comentarios moralizantes en su
narrativa, que están en clara contradicción con el desenfado y orgullo con el que
cuenta sus aventuras, lo que hace pensar que tanto el comentario moralizante de
Moll como el propio prefacio de Defoe están escritos irónicamente. Por otro, la
segunda voz es la de Moll en cuanto protagonista de su propia historia. Moll, al igual
que Robinson, es un ser independiente y pragmático cuya única meta es convertirse
en una dama, lo que logra mediante sus éxitos económicos. Si Robinson es un
personaje poco imaginativo y algo aburrido, Moll por el contrario es un personaje
lleno de recursos y enormemente atractivo. Si la primera novela de Defoe puede
resultar algo monótona, Moll Flanders mantiene el interés del lector debido al
ingenio, a la espontaneidad de la protagonista, a su capacidad de romper con todos
los códigos establecidos y de triunfar con su propio trabajo, aunque éste sea el de
ladrona. Moll se casa cinco veces, pero sus matrimonios no le van a servir en su lucha
por ascender tanto social como económicamente, sino que lo logra con su propio
esfuerzo. Se puede considerar que Moll es uno de los primeros modelos de mujer
independiente en claro contraste con Pamela, la protagonista del mismo nombre de la
novela de Richardson. Pamela también logra ascender socialmente, pero utilizando las
armas culturalmente codificadas como de mujer y nunca rompiendo con el código
moral establecido. Logra su triunfo conservando su virtud, mientras que Moll lo logra
mediante su trabajo e ingenio para sobrevivir y triunfar en un mundo que por
nacimiento le es hostil.
Defoe, como ya se ha dicho, pertenecía a la primera etapa de búsqueda de
novedad dentro del ámbito literario y no era consciente de que estaba escribiendo
dentro de un nuevo género; sin embargo, los autores de la segunda etapa ya fueron
conscientes de ello.
Samuel Richardson (1689-1761) era impresor y pertenecía a la clase media.
Antes de publicar su primera novela había escrito algunas obras de carácter moral. Su
interés por la moral se hace evidente en sus obras de ficción, entre las que hay que
destacar Pamela, que se puede considerar como el primer best-seller en lengua
inglesa, y su extensa obra Clarissa. Como impresor gozaba de gran prestigio y en 1742
le nombraron impresor de los periódicos (journals) parlamentarios.
Richardson, que junto a Defoe y Fielding es considerado como uno de los
fundadores de la novela inglesa, empezó a escribir dentro de este género casi por
casualidad. Al igual que Defoe su vocación como escritor de ficción fue tardía, tenía
cincuenta años cuando escribió su primera novela. En 1739 recibió el encargo de
escribir una colección de cartas familiares, que sirviesen de guía de conducta para las
jóvenes criadas. Cuando estaba elaborando el encargo descubrió la historia de una
joven sirvienta que por defender su virtud de los acosos de su señor logró casarse con
él. Richardson abandonó entonces la redacción de las cartas familiares y basándose en
este hecho escribió Pamela, su primera novela.
El éxito de esta obra y su importancia dentro de la historia literaria inglesa se
debe a diversas razones. Por un lado, Richardson, por pertenecer a la clase media y
por su trabajo de impresor, conocía el gusto del público lector de su tiempo. Por otro,
como consecuencia del cambio que se estaba produciendo en el concepto de familia
en aquellos tiempos, la institución del matrimonio era muy valorada en la sociedad
urbana y puritana de la época. Se estaba evolucionando desde una familia patriarcal a
una familia conyugal, compuesta exclusivamente por el matrimonio y los hijos. La
mujer soltera no tenía cabida en este modelo familiar y se convirtió en una carga
económica. Por este motivo, Richardson en su primera novela utilizó el modelo que se
ha denominado como el de «trama matrimonial», en la que los problemas de la
heroína son resueltos mediante el matrimonio. Este esquema narrativo era muy del
gusto de la época, y ha sido muy utilizado en la novela desde entonces. Sin embargo,
en el siglo XX la crítica feminista en su revisión de la literatura tradicional denuncia
este modelo como manifestación sociocultural del papel que la sociedad dominante
ha otorgado a la mujer. Las aspiraciones de la mujer quedan de este modo relegadas
al ámbito de lo privado, con la subsiguiente negación de su papel en el ámbito
público.
Richardson inició otra tradición en la novela, que también ha sido denunciada
por la crítica feminista contemporánea. El matrimonio servía para que la mujer
ascendiese social y económicamente y no a la inversa, lo que de nuevo ponía de
manifiesto la hegemonía masculina dentro de la sociedad establecida. Por último, en
sus obras está presente lo que se podría considerar como otra de las características de
la novela, el doble criterio respecto al comportamiento sexual del hombre y de la
mujer. Este doble criterio se basa en afirmar que el hombre por naturaleza es
promiscuo y por lo tanto sus relaciones sexuales son siempre disculpables, mientras
que la mujer por naturaleza es pura y casta, por lo que sus relaciones fuera del
matrimonio son inadmisibles. Por tanto, vemos que Richardson inició una serie de
tradiciones en la novela como son la trama matrimonial, el ascenso social de la mujer
por medio de su marido y el doble criterio con respecto a las relaciones sexuales.
El personaje de Pamela ha sido y es objeto de debate crítico entre los
«pamelistas» y los «antipamelistas». La protagonista de esta novela ha sido
considerada por los primeros, no sólo como un modelo de virtud a imitar (el título
completo de la obra es Pamela or Virtue Rewarded)6, sino también como un personaje
revolucionario capaz de imponer su propio criterio sin dejarse influir por las
diferencias de clase. Pamela, que logra casarse con su señor, no sólo le está retando y
venciendo dialécticamente, sino que está demostrando que su moral puritana de
clase media es muy superior a la moral de la clase alta, y que ante los ojos de Dios
todos los seres humanos son iguales. Richardson, como firme defensor del partido
tory, no se estaba cuestionando la estructura social de su tiempo, sino que su protesta
era moral y la centraba esencialmente en el sexto mandamiento.
Por su parte, los «antipamelistas», entre los que se encontraba el novelista
Henry Fielding, consideraban que Pamela era un modelo de astucia e hipocresía y que
su meta desde el principio era la de casarse con Mister B. y para lograrlo utilizaba su
virtud. Fielding escribió una obra corta titulada Shamela, en la que la virtud de Pamela
se convierte en la astucia de una joven de vida licenciosa que buscaba atrapar al señor
6 “virtud recompensada”
de la casa. Inicialmente su novela Joseph Andrews era también una parodia de
Pamela. Joseph es hermano de Pamela, y al igual que su hermana defiende su
castidad y se resiste a los acosos de su señora Mrs. Booby. Al final de la novela
aparece Pamela, ya casada con Mr. B., y declara abiertamente que no puede
relacionarse con las personas de clase inferior pues ya no pertenece a ella. La crítica
feminista por su parte comparte parcialmente este criterio, y considera que Pamela
no es una mujer revolucionaria, sino conservadora que utiliza las artes codificadas «de
mujer» para ascender socialmente.
Si se compara brevemente Pamela con Moll Flanders se puede apreciar que
desde los inicios de la novela ya están presentes dos modelos muy diferentes de
mujer. Moll representa la mujer independiente que logra sus metas con su propio
esfuerzo, es una mujer de acción que sale al mundo y actúa para lograr sus propósitos;
su mundo es de exteriores y sus matrimonios no son el vehículo de su triunfo. Pamela
por el contrario es una mujer dependiente que alcanza su meta a través del
matrimonio, y luego se supedita a la voluntad de su marido que ha pasado de ser un
demonio a convertirse en su benefactor y amo, y al que siempre tiene que estar
agradecida. Es una mujer pasiva, tarda mucho en querer abandonar la casa de Mr. B.,
su acción transcurre en lugares cerrados y resiste los acosos de su amo mediante los
desmayos. Es en muchos aspectos la antecesora del modelo de mujer que Virginia
Woolf definía como «el ángel en la casa». En realidad, Moll y Pamela simbolizan los
dos estereotipos de mujer «ángel» o «demonio», pero Moll rompe con este
estereotipo masculino pues triunfa al final, lo mismo que Pamela.
La utilización que hace Richardson del estilo epistolario en sus novelas es una
de sus contribuciones más importantes a la historia literaria inglesa. Por medio de las
cartas presenta de forma directa el mundo interior de sus personajes, que expresan
sus sentimientos y emociones casi en el mismo momento en que los están sintiendo,
lo que permite un análisis del mundo interior del personaje, que será característico de
lo que más tarde será la novela psicológica. Por otro lado, la técnica de Richardson
consiste en escribir como en cámara lenta describiendo todos los detalles. Su mundo
es reducido y casi claustrofóbico, se desarrolla en interiores con poca acción, lo que
crea un contraste con el dinamismo de Fielding.
Henry Fielding (1707-1754), a diferencia de Defoe y Richardson, pertenecía a
la clase alta; sin embargo, es uno de los representantes del espíritu reformista de la
época. Fue autor satírico y moralista y como magistrado quiso reformar la sociedad de
su tiempo. Sin embargo, su sentido de la moral difería del de Richardson que
consideraba que el mayor pecado era el sexual, mientras que para Fielding lo eran la
hipocresía, la vanidad y la corrupción de la sociedad. Sus estilos también diferían, pues
mientras la obra de Richardson estaba redactada como en cámara lenta recreándose
en la presentación de todos los detalles, Fielding escribía una novela más dinámica y
de mayor acción; por su experiencia como dramaturgo sabía romper la narrativa en
escenas cortas y presentar la acción con pocas palabras por medio del diálogo. En su
novela Tom Jones presenta al primer antihéroe. Tom Jones es un joven impulsivo y
temperamental que constantemente está cediendo a las tentaciones de la carne. A
pesar de todo, es un personaje sincero y en su forma de actuar nunca hay doblez. Se
podría decir que con las obras de Fielding se inaugura la tradición de lo que luego
sería la novela realista del siglo XIX.
Fielding, al igual que Defoe y Richardson, se hizo novelista casi por casualidad.
Inició su carrera literaria como dramaturgo, pero debido al Licensing Act de 1737, por
la que se censuró su obra teatral a causa de sus sátiras (Pasquin y The Historical
Register for 1736) contra Sir Robert Walpole (hombre de Estado de gran influencia, al
que se le ha considerado el primer Primer Ministro inglés), sus obras se dejaron de
representar. Como su carrera como dramaturgo se había truncado, decidió
especializarse en leyes, se hizo abogado, juez, periodista político y más tarde empezó
a escribir novelas. Su objetivo era reformar la sociedad, denunciando la hipocresía, la
vanidad y la corrupción.
En sus novelas presenta una amplia galería de personajes, por medio de los
cuales hace un análisis social de su tiempo. Tanto en Joseph Andrews (1742) como en
Tom Jones (1749), sus dos obras más representativas, denunciaba la afectación que
definía como una mezcla de hipocresía y vanidad. Su crítica es a la sociedad en
general, por ejemplo en Joseph Andrews sus personajes abarcan un amplio espectro
social. La clase alta está representada por Mrs. Booby; el mundo de las leyes por los
abogados y jueces con los que se encuentran Parson Adams y Joseph Andrews en sus
andanzas; la clase baja por los posaderos, criadas y el postillón que simboliza el buen
samaritano; mientras que la clase media está representada por los médicos, granjeros,
etc. Todos los personajes muestran algún grado de lo que Fielding denominaba
afectación, pero mientras que en unos es un defecto menor, en otros es un mal que
deforma su personalidad, como, por ejemplo, el juez corrupto o el caballero que
engaña a Joseph y a Abraham Adams por el mero placer de hacerles daño.
La crítica social de Fielding, al igual que la de Chaucer, no es amarga. Este
autor también miraba al ser humano con una mezcla de simpatía y compasión, pero
no por ello dejaba de denunciar los males de su época. Fielding, primero como
abogado y luego como juez, estaba preocupado por la corrupción dentro del mundo
jurídico y quiso reformar el sistema legal de su tiempo. El juez Frolick y el abogado
Scout son un ejemplo de la corrupción existente al plegarse a realizar un juicio falso a
petición de Lady Booby. También se critica al clero en las figuras de Trulliber y
Barnabas, que crean un gran contraste con el cristianismo de Parson Adams basado en
el amor y la caridad.
La influencia de Cervantes en esta obra es evidente y el propio autor así lo
reconoce. Parson Adams y Joseph Andrews, al igual que Don Quijote y Sancho Panza,
recorren los caminos y comparten aventuras que son narradas en clave de humor.
Tanto Adams como Don Quijote son personajes que debido a su idealismo pierden
contacto con la realidad; ambos dan por hecho las buenas intenciones de los
diferentes personajes con los que se encuentran y ésta es la razón por la que todo el
mundo les engaña. Asimismo, Don Quijote y Parson Adams son la piedra de toque por
la que se juzga el carácter de los otros personajes de la novela. Los que los engañan o
se burlan de ellos ponen de manifiesto su propio carácter, mientras que los que les
ayudan dan testimonio de su propia bondad. Tanto Chaucer como Cervantes y
Fielding utilizaron el tono de comedia, incluso de farsa, para hacer unos comentarios
profundos sobre el ser humano. Si el propósito inicial de Cervantes al escribir El
Quijote fue parodiar las novelas de caballería y el de Joseph Andrews hacer una
parodia de Pamela, ambas novelas van mucho más allá de sus propósitos iniciales. El
personaje central de la novela de Fielding no es Joseph, sino Parson Adams, que
simboliza el amor y la caridad. También se puede establecer un cierto paralelismo
entre Joseph y Sancho Panza. Si Sancho Panza representa el realismo, Joseph Andrews
encarna el idealismo llevado a extremos casi grotescos; si Sancho es un personaje que
evoluciona a lo largo de la obra y se «quijotiza», Joseph también evoluciona. Al
principio de la novela aparece como un personaje casi ridículo y con poca identidad;
sin embargo, a lo largo de la misma deja de ser una parodia de Pamela y se transforma
en una personalidad con identidad propia que madura y empieza a captar la realidad
que les rodea, así en varias ocasiones advierte a Abraham Adams. Al final de la obra se
convierte en un personaje que comparte rasgos del carácter de Adams, pero que sin
embargo tiene una visión más realista del mundo. Este último se muestra como un ser
entrañable tanto por su bondad como por sus pequeños defectos que le hacen más
humano. Siente cierta vanidad por sus sermones y llega a la desesperación cuando
piensa que su hijo ha muerto. (Abraham Adams tiene que pasar por la misma prueba
que el profeta Abraham al que debe su nombre.)
Fielding incluyó en esta obra varias referencias bíblicas; el episodio en que
Joseph es robado, maltratado y socorrido por el pos tillón que le deja su capa,
claramente se refiere a la parábola del Buen Samaritano. Joseph debe su nombre al
José bíblico, que rechaza a la mujer de Putifar cuando ésta quiere seducirle. Adams
recuerda a Abraham, pues guía a Joseph y a sus feligreses, que le respetan y admiran
por su espíritu caritativo. El lector de la época por sus conocimientos de la Biblia
reconocía fácilmente estas referencias, lo que contribuía a dar autoridad moral a la
obra.
En el prólogo de Joseph Andrews, así como en los capítulos en los que Fielding
comenta sobre su labor como escritor, se hace evidente que era consciente de estar
escribiendo en una nueva forma literaria. En el prólogo de Joseph Andrews
encuadraba la novela dentro de la tradición clásica al definirla como «a comic epic
poem in prose»7; sin embargo, en Tom Jones afirmaba que estaba escribiendo en una
nueva forma y que era libre de establecer las reglas que considerase apropiadas. En el
inicio del capítulo 1, del libro III de Joseph Andrews, aunque en tono de humor, se
plantea la diferencia entre la historia y la ficción. Tema que, como ya se ha visto, es
una constante desde Aristóteles hasta nuestros días. Fielding mantenía que la
biografía, la ficción es superior a la historia. La historia depende de los hechos
concretos y de la interpretación que le dé cada historiador, mientras que la biografía,
la ficción no depende de estos hechos, por lo que presenta verdades universales sobre
el ser humano. También en este capítulo se incluye su famosa frase «I describe not
men but manners; not an individual but a species»8. Sin embargo, sus personajes son
también individuos bien definidos. Fielding en su prólogo de Joseph Andrews y en los
comentarios que incluía en sus obras estaba sentando las bases de esta nueva forma
literaria que Sterne en Tristram Shandy desarticula.
Laurence Sterne (1713-1768) nació en Irlanda, se educó en Cambridge y se
hizo pastor protestante cerca de York, donde su bisabuelo había sido arzobispo. Su
obra The Life and Opinions of Tristram Shandy apareció en sucesivos volúmenes desde
1760 hasta 1767. Esta obra fue una de las favoritas de la escuela crítica del siglo XX
que se denomina Formalismo ruso. Uno de los conceptos clave de esta escuela, como
se verá en el último capítulo, es el de «desfamiliarización» (convertir en extraño). Una
obra adquiere la categoría de literaria cuando por medio de una serie de mecanismos
el lenguaje o la historia se desfamiliarizan.
A los formalistas rusos les interesó Tristram Shandy porque consideraban que
en esta obra la fábula (la historia) estaba constantemente siendo alterada por el
syhuzet (la trama).Así, por ejemplo, el prefacio de la novela no aparece hasta el
volumen tercero, hay un constante desplazamiento del tiempo, los efectos aparecen
antes que las causas, las digresiones del narrador no permiten que avance la historia.
En resumen, en esta obra los mecanismos desfamiliarizadores están presentados al
desnudo, lo que pone en evidencia que la relación entre la literatura y la ficción no es
mimética, sino que la obra literaria es una ficción, una construcción verbal.
Tradicionalmente se ha pensado que Fielding es el exponente de la novela
convencional y que sus obras sentaron las bases de la estructura formal de la novela
7
“un poema épico cómico en prosa»;
8
«No describo a los hombres sino a los modales; No un individuo sino una especie».
realista. Por otro lado, se ha considerado que Sterne desarticuló e hizo pedazos esta
estructura, lo que indudablemente es cierto. Sin embargo, a mediados del siglo XX
Wayne Booth, crítico americano de la escuela neoaristotélica de Chicago, señala con
razón que, aunque Sterne rompió efectivamente con la estructura de la novela, sin
embargo su utilización del narrador autoconsciente pertenece a la tradición literaria
del siglo XVIII, lo que le lleva a considerar que en cierto sentído Sterne es heredero de
Fielding. Es verdad que Fielding, aunque introdujo comentarios sobre su quehacer
como escritor, proveyó a la novela de una estructura que no dejaba ningún cabo
suelto, sus tramas han sido calificadas de arquitectónicas, puesto que cada elemento
forma parte del todo. Mientras que Sterne, por el contrario, rompió con cualquier
concepto de unidad, pues mezclaba todo tipo de discursos e incluso dejaba hojas en
blanco. La historia que quería contar era muy sencilla, su concepción, nacimiento,
bautismo y la historia sentimental de su tío Toby, que era un soldado retirado que
jugaba a los soldados y estaba enamorado de una viuda. Sin embargo, la historia no
avanza debido a las frecuentes interrupciones del narrador, que constantemente iba
comentando sobre su obra. Sterne, en cierto sentido, estaba parodiando a los
imitadores de Fielding que utilizaban de forma superficial las interrupciones del
narrador, a diferencia de Sterne y de Fielding, que las usaban de forma estructural y
no como mero ornamento. En ambos casos las interrupciones dan una cierta unidad a
la estructura, es decir, están integradas en los textos, aunque como señala Booth el
resultado sea diferente. En el caso de Fielding crean una complicidad con el lector,
mientras que en el de Sterne ponen de manifiesto las dificultades con las que se
encuentra el escritor honesto cuando quiere pasar del mundo de la realidad al de la
ficción. En realidad, estaban presentando dos formas distintas de abordar la ficción.
Fielding, en tanto que realista, escondía los mecanismos literarios o los justificaba,
mientras que Sterne se estaba adelantando a la novela posmoderna en su afán de
poner al desnudo los diferentes mecanismos narrativos. En ambos casos los
comentarios forman una parte integrante de la obra y no son meros elementos
decorativos.
También se ha visto a Tristram Shandy como un antecedente de la técnica
modernista stream of consciousness, que se puede traducir al español como el fluir de
la consciencia. Esta técnica consiste en intentar transcribir el constante flujo de
pensamientos y sensaciones que se producen en la mente humana. Aunque el
propósito de Sterne fue parodiar la teoría de la asociación de ideas de Locke, puesto
que la historia no sólo no avanza por las interrupciones del narrador, sino porque los
personajes están continuamente divagando y retrocediendo, como consecuencia de
las asociaciones de ideas que se producen en su mente; sin embargo, su parodia no
dejaba de reflejar los mecanismos de la mente humana, que la ficción tradicional
eliminaba en aras de crear una unidad estructural.
Laurence Sterne fue también un humorista, así como un precursor de la
novela sentimental. El humor lo compartía con Fielding; el arma de Fielding para su
crítica social era la ironía. Sterne por medio del humor parodiaba muchos elementos
que estaban presentes en la novela y en la sociedad de su tiempo, se burlaba de la
importancia de las influencias prenatales y de las de la infancia en la formación del ser
humano; su humor era dulce al igual que el carácter de su tío Toby. En Tristram
Shandy presenta uno de los personajes más entrañable de toda la literatura inglesa,
uncle Toby. Este personaje encarna el sentimiento de ternura; es un soldado retirado
que juega a la guerra en su jardín, y que tiene grandes problemas morales para matar
una mosca que le estaba molestando. En uncle Toby el humor y el sentimiento de
ternura se unen, y este sentimentalismo contribuye también a dar cierta unidad a esta
obra inconexa.
Sterne es heredero, al igual que Fielding, de Cervantes, lo que admite
abiertamente. Se ha establecido un cierto paralelismo entre el idealista «uncle Toby»
y Don Quijote, así como entre Trim, (el criado del tío Toby) y Sancho Panza. Wayne
Booth señala que el paralelismo que considera más importante consiste en la
utilización del narrador autoconsciente. Booth mantiene que en El Quijote se utiliza
por primera vez esta clase de narrador, y es la primera novela en la que los personajes
comentan las habilidades del autor como escritor, como lo hará más tarde Sterne. En
ambas novelas el narrador es consciente de su labor, aunque evidentemente las
interrupciones del narrador en El Quijote nunca llegan al grado de las de Tristram
Shandy, que no permiten el avance de la historia.
Como resumen de todo lo anteriormente expuesto, se puede decir que en la
novela del siglo XVIII estaban presentes los gérmenes de la novela de los siglos
siguientes. Richardson, por medio de su estilo epistolar, su descripción detallada, su
ritmo lento, su talento serio y su moral puritana, introdujo en la ficción el análisis de
las motivaciones y de las emociones. Su estilo ha sido identificado con el de la mujer
por su gusto por el detalle. Su primera heroína ha sido vista por un sector de la crítica
como revolucionaria para su época, mientras que otro sector la ha considerado como
una mujer hipócrita, calculadora y conservadora.
Fielding dio forma y sentó las bases de la novela realista del siglo XIX. Sus
obras están perfectamente estructuradas y su narrativa es dinámica. Si el mundo de
Pamela es de interiores, el de Fielding es de exteriores. Sus personajes recorren
caminos y se enfrentan a aventuras. Hace su crítica social a través de la ironía y del
humor. Le interesan los males de la sociedad en general, denuncia la vanidad, la
hipocresía y la corrupción social de su tiempo. Si Fielding presenta una amplia galería
de personajes en movimiento, Richardson presenta un número reducido de ellos y
todos estáticos. Sin embargo, se podría considerar que Richardson por medio de sus
cartas inauguró lo que Henry James denominó el centro de la consciencia de una obra,
pues Pamela nos es presentada a través de la mente de la protagonista; es su punto
de vista el que va a dar forma a la historia, y a través de ella se nos muestran los
hechos y con ella compartimos las emociones que éstos suscitan.

Con Sterne la novela se desarticula y se ponen de manifiesto los mecanismos

narrativos que configuran una obra literaria. Se puede considerar que en Tristram
Shandy se encuentran los gérmenes de lo que será la novela experimental. Por otro
lado, anticipó la técnica narrativa del modernismo stream of consciousness, pues en el
monólogo de Tristram un pensamiento le lleva a otro sin conexión lógica, lo que nos
hace recordar los soliloquios de las obras de Joyce o los de Faulkner. Introdujo la
emoción como elemento narrativo, con lo que anticipó la novela sentimental; el
humor es también un elemento clave en su obra.

El siglo XVIII fue fundamental en la historia de la novela inglesa. En él nació

esta nueva forma literaria que se desarrolló por diferentes caminos, y que puso de
manifiesto la evolución de este género. Son varios los factores que contribuyeron al
nacimiento de la novela, como, por ejemplo, el deseo de novedad existente a finales
del siglo XVII y en el XVIII, así como el auge del periodismo con su interés por la
actualidad, y el cambio del público lector con la importancia que adquirieron los
booksellers. La literatura en el siglo XVIII se convirtió en un producto de mercado. La
novela nació con Defoe, y este autor en su primera novela, Robinson Crusoe, presentó
un modelo social basado en el capitalismo individualista. En su novela Moll Flanders
prefiguró lo que se podría considerar una de las primeras novelas feministas, en la que
la mujer sale del ámbito privado y logra sus propósitos por medio de su trabajo e
inteligencia.