La expansión masiva de los medios de comunicación – como las redes sociales, por
ejemplo – de cierta forma se han convertido en un problema y a la vez solución de la
rápida y efectiva propagación de información; una solución cuando se trata de difundir con celeridad ideas, propagandas, noticias o temas de interés; el problema surge cuando la información que es esparcida es falsa o perjudicial para la salud mental de los espectadores. Con base en esa idea Pilar Pérez Herrero basa la tesis de su artículo, de manera sucinta y clara, en el generar modelos de comunicación pedagógicos donde el receptor sea capaz de ser emisor, el de desarrollar el pensamiento crítico y no sean los medios quienes molden la realidad (siendo este el problema más latente en la actualidad, por cuanto existe un monopolio de los medios). Una forma de lograr el propósito de la educomunicación es por medio del cine o de la publicidad, donde el espectador puede abandonar su limitada posición de audiencia y permitirse ser creadores incluyentes, con un enfoque autoevaluativo encaminado a la proyección de medios de comunicación con bases educativas. Siendo así, los medios de comunicación como la televisión, el cine, los comics, la publicidad de internet, etcétera, podrían ser adecuados para desarrollar una estrategia donde el receptor sea más crítico, por lo que los dichos medios se conviertan en amplificadores de aprendizajes comunicativos de la sociedad. La concepción y el método de su idea, tiene como base central a los medios como herramienta para el desarrollo del aprendizaje y el uso de la educomunicación. Para demostrar su punto sobre la pobre eficacia de los medios en este tema, Pérez Herrero se remite al escritor Mario Kaplún (1988), cuando hacer referencia acerca del silencio de los estudiantes en las aulas. Los estudiantes, según Kaplún, son educados en y para el silencio. Así mismo, también habla del pedagogo y filosofo Paulo Friere, que abogaba por una pedagogía en medios que libere, antes de que se dedique a domesticar. Todo esto nos lleva a concluir el poder que sostenemos sobre el enfoque de lo que se ve; si lo que se desea es una educación basada en los medios de comunicación, el primer paso debe ser una apertura al público de los mismos.