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Trastornos de Conducta
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Índice
Página
INTRODUCCIÓN X
Evaluación y diagnóstico X
REFERENCIAS X
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Introducción
Clasificación
- Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador (Trastornos
graves de conducta)
o Trastorno por déficit de atención con o sin hiperatividad
o Trastorno disocial
o Trastorno negativista desafiante
- Alteraciones conductuales secundarias a otros trastornos mentales.
- Patrones conductuales que pueden confundirse con los Trastornos graves de
conducta.
REELABORAR
En la etapa escolar pueden presentarse en los niños algunas alteraciones de la
conducta que resultan negativas para aquellos que constituyen su entorno. Suelen
manifestarse mediante rabietas y agresividad, a través de la desobediencia y el
desafío. Cuando estos síntomas sobrepasan un umbral y la molestia que generan es
excesiva y prolongada hablamos de trastorno.
Es conveniente incidir en el problema de conducta antes que pueda derivar en
un trastorno de conducta y necesitar de un profesional para encauzar el problema.
Para ello desde nuestro lugar docente es fundamental mantenerse firme e inflexible
ante sus conductas agresivas e antisociales y encauzar estas conductas mediante
técnicas de modificación de conducta como la utilización de sistemas de puntos, el
tiempo fuera, etc.
Decimos que un niño posee Trastornos de Conducta cuando tiene dificultades
para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan.
En los casos de trastornos de la conducta, el niño o el adolescente muestra
comportamientos hostiles, agresivos o desordenados durante más de 6 meses (de
durar menos de 6 meses seguramente se trate de un problema emocional que se
manifiesta de esta forma, pero es transitorio).
En los talleres que organizamos con docentes brindamos una amplicaión de esta
información y también actividades concretas para el trabajo en clase con los niños
que presentan problemas de conducta.
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Comunicación positiva
El fundamento de esta técnica es el poder del lenguaje en la conducta humana.
Todos sabemos que la comunicación positiva facilita el entendimiento y la
comprensión de los demás, libera tensiones, ayuda a descubrir causas del
comportamiento, facilita la solución de problemas, etc. Por el contrario, la
comunicación no positiva crea tensiones, aumenta los problemas y dificulta la solución
de los mismos.
Esta técnica se desarrolla a través de tres tipos de habilidades:
Las expresivas: gestos faciales armónicos, tono y volumen de voz moderados,
distancia física adecuada entre los interlocutores, mirar a los ojos con atención,
sonreír.
Las conversacionales: todas las relacionadas con saber preguntar y escuchar,
utilizar adecuadamente los silencios, manejar el humor sin herir.
Las de autoafirmación: son todas las relacionadas con saber defender las propias
opiniones y ser capaz de decir no, responder a críticas o hacerlas, tomar la palabra
y hablar en primera persona.
Para que la técnica provoque los efectos deseados es necesario que los
mensajes sean claros, que se escuche activamente y que se cree un clima de confianza;
bajo estas condiciones la duración de los efectos alcanzados es larga. Es muy eficaz
tanto en contextos escolares como familiares.
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Instigación verbal
Pretende facilitar la emisión de conductas positivas que el sujeto o los grupos
no emiten aun cuando las condiciones ambientales sean propicias.
Esta técnica consta de cuatro fases:
1. Análisis de los componentes de la conducta que ha de ser emitida.
2. Selección de los “instigadores” (palabras, frases) más adecuados para
conseguir el objetivo.
3. Instigación propiamente dicha diciendo a la persona lo que tiene que hacer.
4. Reforzamiento de la conducta si ésta se emite según los criterios establecidos.
Con su aplicación se consiguen resultados muy positivos y de larga duración si
se refuerzan las conductas deseadas, si las instrucciones son precisas, si la persona
cuya conducta se quiere modificar entiende el lenguaje y es capaz de controlar su
propia conducta. Se han alcanzado muy buenos resultados en el entrenamiento de
padres con hijos o personas mayores dependientes; también en casos de minusvalías
físicas o psíquicas, con alumnos con necesidades educativas especiales y con
problemas de conducta.
Modelado
En esta técnica se expone a la persona o grupo cuyo comportamiento se quiere
modificar a la observación de la conducta del modelo y a las recompensas o
reforzadores que recibe cuando emite las respuestas deseadas. La observación del
modelo puede ser directa (se observa mientras el modelo ejecuta la conducta) o
indirecta (películas, obras de teatro, sesiones de dramatización, role-playing, ensayo
de conductas, etc.).
Con el modelado se persigue un doble objetivo: facilitar la aparición de nuevas
conductas y aumentar la frecuencia de emisión de otras que ya existen en el repertorio
comportamental pero que no se emiten con la frecuencia e intensidad deseadas.
La eficacia de esta técnica aumenta si se aplica teniendo en cuenta algunas
condiciones:
Similitud entre el modelo y el observador.
Prestigio del modelo.
Experiencia por parte del modelo de haber experimentado y superado con
éxito el problema.
La capacidad para observar, procesar y evocar la información por parte del
observador.
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Moldeamiento
El moldeamiento consiste en fraccionar la conducta terminal u objetivo final en
secuencias ordenadas secuencialmente llamadas aproximaciones sucesivas. Cada una
de dichas aproximaciones se refuerza. La aplicación de la técnica implica un proceso
constituido por las siguientes fases:
1. Formulación clara y precisa del objetivo final
2. Análisis del objetivo final y fraccionamiento del mismo
3. Elección de una de las conductas que ya existen en el repertorio
comportamental del sujeto.
4. Inicio de la aplicación con la primera de las aproximaciones sucesivas
5. Continuación del proceso con la secuencia o aproximación siguiente.
6. Trabajo en las siguientes aproximaciones.
El moldeamiento es muy eficaz en orientación escolar y familiar: formación de
padres, profesores y trabajadores sociales; para la creación de hábitos de higiene
personal, control de la impulsividad, desarrollo de habilidades sociales básicas;
también en problemas relacionados con el tabaco, el consumo moderado de alcohol y
drogas. Los aprendizajes adquiridos con el moldeamiento se mantienen durante
mucho tiempo.
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Encadenamiento
Se considera una variante del moldeamiento. Se utiliza para obtener y
mantener conductas complejas a partir de otras simples que ya existen en el
repertorio comportamental del sujeto. Se aplica siguiendo los mismos pasos que en el
moldeamiento y empleando los mismos reforzadores y técnicas como ayuda. Existe, no
obstante, una diferencia consistente en que puede iniciarse por el primer paso (en este
caso se le denomina encadenamiento hacia delante) o por el último, en cuyo caso se le
conoce con el nombre de encadenamiento hace atrás. En cualquiera de los casos, el
último paso se refuerza siempre. Los efectos de la aplicación de la técnica son de larga
duración.
Entrenamiento en generalización
El objetivo final es extrapolar los efectos del aprendizaje o de la modificación de
conductas a ambientes y situaciones diferentes a aquellos en los que se llevó a cabo el
entrenamiento. La consecución de dicho objetivo se facilita combinando los estímulos
ambientales presentes con otros que sean atractivos, sustituyendo progresivamente
los reforzadores artificiales por los naturales, la motivación extrínseca por la intrínseca
y el autocontrol; insertando la técnica en programas más amplios o comprensivos, por
ejemplo, en el caso de trabajar con escolares debería formar parte de los programas
educativos; realizando el entrenamiento en situaciones estimulares y con personas
diferentes; administrando estímulos discriminativos que tengan alguna similitud entre
sí aunque las situaciones sean diferentes, utilizando el reforzamiento intermitente de
razón variable, suspendiendo progresivamente y de forma suave reforzadores.
La generalización de la respuesta no es fácil ya que depende de múltiples
variables. Además de las denominadas “condiciones de aplicación” de la técnica, han
de tenerse en cuenta las características de los sujetos o de los grupos, el lugar en el
que se aplica, el tiempo u horario, así como la naturaleza de la propia conducta; unas
conductas son más fácilmente generalizables que otras.
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Reforzamiento positivo
Consiste en la administración de reforzadores o estímulos agradables de forma
contingente a la emisión de las respuestas esperadas, positivas o socialmente
adaptadas y aceptadas. Es la técnica más utilizada y más eficaz para incrementar el
número y calidad de todo tipo de conductas deseadas y aceptadas socialmente.
Su capacidad modificadora es intrínseca ya que es inherente a la satisfacción de
las necesidades básicas y sociales, al desarrollo normal de la existencia humana; en
efecto, comemos cuando tenemos hambre, bebemos cuando tenemos sed, dormimos
cuando tenemos sueño, nos sonríen cuando agradamos, nos pagan el trabajo que
hacemos, nos alaban, nos animan, nos conceden becas, nos aumentan el sueldo, etc.
Un reforzador positivo es cualquier objeto, acontecimiento, situación, acción o
actividad con posibilidad de influir en la conducta de las personas y hacer que estas
cambien en la dirección deseada.
La eficacia de los reforzadores positivos aumenta si se aplican bajo
determinadas condiciones como las siguientes:
- Aplicarse inmediatamente después de la emisión de la conducta; la inmediatez
debe ser mayor cuanto mayor sea la edad de los sujetos.
- Informar claramente a los sujetos cuya conducta se requiere modificar de lo
que se espera de ellos y de los reforzadores que conseguirán; lo contrario
puede provocar inseguridad, ansiedad y desorientación.
- El administrador de los reforzadores (padres, profesores, hermanos,
compañeros, etc.) ha de ser una persona creíble para el que recibe los
reforzadores.
- Cambiar periódicamente los reforzadores y aplicarlos de forma intermitente
para que se mantenga la motivación.
- No retirarlos de forma brusca.
- Delimitar con precisión el tipo de respuestas que se van a reforzar y analizar la
conexión de las mismas con otro tipo de repuestas no deseadas para no
reforzarlas indirectamente.
- Administrar los reforzadores positivos de manera que sean percibidos como
tales por el receptor de los mismos.
- Variar la intensidad del reforzamiento en función del momento de aplicación
(más al inicio y menos al final) y de la cantidad y calidad de la respuesta.
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Reforzamiento negativo
Esta técnica persigue aumentar la frecuencia de la conducta deseada mediante
la reducción o desaparición de estímulos aversivos o desagradables cuando dicha
conducta aparece. Es decir, eliminando algo que resulte molesto a la persona se
consigue la respuesta adecuada y el sujeto se siente aliviado, con lo que la
probabilidad de que dichas respuestas vuelvan a repetirse aumenta. Ejemplos de
reforzadores negativos son: ponernos más ropa cuando hace frío, bajar el volumen de
la música si nos molesta, dar la razón a alguien para que deje de molestarnos, etc. En
todos estos ejemplos conseguimos suavizar o eliminar la estimulación negativa: frío,
molestias provocadas por la música o por el que nos da la lata.
Las condiciones para optimizar los resultados son, en líneas generales, las
mismas que hemos descrito para el reforzamiento positivo: inmediatez entre refuerzo
y conducta, información clara y concisa al sujeto de la conducta esperada y los
reforzadores que se aplicarán, relación equilibrada entre conducta y refuerzo,
atribución de valor por parte de la persona que va a ser reforzada, reforzamiento
intermitente frente al total.
Principio de Premack
Esta técnica consiste en utilizar las conductas que emitimos habitual y
voluntariamente (correr, leer, jugar, ir al cine, ver la televisión, salir con los amigos,
etc.) como reforzadores de otras que el sujeto emite aunque con una frecuencia
inferior a la deseada.
Es una técnica que se utiliza con gran éxito para fomentar comportamientos
positivos en la escuela y en el ámbito familiar. Es especialmente eficaz en el
tratamiento de niños impulsivos o muy dependientes de las rutinas diarias; por
ejemplo, cuando un niño impulsivo respeta el turno de palabra, lo premiamos dejando
que realice la actividad habitual que más le gusta.
Para optimizar la eficacia hay que definir con claridad y precisión las conductas
de baja frecuencia y las actividades que actuarán como reforzadores. Los efectos de la
aplicación de la técnica tienen una duración larga en el tiempo cuando se aplica
adecuadamente.
Contrato de contingencias
El contrato de contingencias es un acuerdo escrito que compromete a las
partes firmantes a cumplir lo estipulado y a respetar los derechos del otro. Derechos y
obligaciones han de repartirse de forma equitativa entre las partes.
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Reforzamiento intermitente
En el reforzamiento intermitente los reforzadores se administran sólo a
algunas de las conductas que se quieren mantener. Por ejemplo, si queremos que en
un niño la conducta lavarse los dientes se mantenga en el tiempo, le premiamos no
siempre que se los cepille, sino de vez en cuando.
El reforzamiento intermitente ha demostrado ser más eficaz que el continuo o
total que provoca cansancio, desmotivación y saciedad. El intermitente facilita la
creación de hábitos y fomenta la motivación intrínseca. En algunos casos, la conducta
modificada se convierte en reforzador de otras con las que guarda alguna relación.
Se aplican distintas modalidades de reforzamiento intermitente. Kazdin (1978)
desarrolló cuatro tomando como criterio la propia respuesta o el tiempo en que se
emite. Diferencia dos tipos de reforzamiento de razón: razón fija y razón variable, y
otros dos de intervalo: intervalo fijo e intervalo variable. En los apartados siguientes se
describen los cuatro tipos.
Costo de respuesta
Esta técnica consiste en retirar un número de reforzadores, previamente
fijados, inmediatamente después de la emisión de la conducta que se quiere extinguir.
Es muy eficaz y de resultados rápidos en el control de normas de convivencia en el
entorno familiar y escolar. Puede ser peligrosa si se aplica a personas sin posibilidades
de conseguir reforzadores o acostumbradas al castigo. Para optimizar la eficacia
conviene tener en cuenta y controlar algunas variables:
- Posibilitar al sujeto la obtención de reforzadores por otros medios.
- Informarle de las reglas que rigen la técnica.
- No superar con la retirada de reforzadores la capacidad de respuesta, de
motivación y de saturación.
- Mantener el nivel de costo durante unos días.
- No aplicar reforzadores aversivos.
Devolver parte de los reforzadores si repara de inmediato el daño y se
comporta adecuadamente.
Economía de fichas
La economía de fichas es un sistema de reforzamiento en el que el refuerzo
inmediato por la emisión de la conducta deseada consiste en dar fichas que son
canjeables por otros refuerzos más valiosos para el sujeto. Las fichas son cualquier tipo
de material o instrumento agradable y fácilmente manejable. Se eligen en función de
las características de los sujetos a los que se va a aplicar la técnica. Las recompensas o
refuerzos por los que serán canjeables las fichas se seleccionan según las
características del que las recibe, la calidad de la respuesta emitida y del esfuerzo
realizado. Son muy eficaces en todo tipo de personas y situaciones los reforzadores
basados en el principio de Premack (actividades agradables de la vida cotidiana).
Sobrecorrección
La sobrecorrección consiste en hacer que la persona que emite conductas
disruptivas como por ejemplo estropear material, lo restaure devolviéndolo al estado
original o mejorándolo.
Se distinguen dos modalidades: la sobrecorrección restitutiva y la
sobrecorrección o práctica positiva. En la primera, el sujeto no sólo ha de restaurar los
efectos negativos de su conducta, sino que ha de mejorarlos respecto de su estado
inicial. Por ejemplo, si un niño tira papeles al suelo, ha de recogerlos, pero además
limpiará el resto de la habitación. En la práctica positiva, el trasgresor debe repetir
varias veces la conducta positiva; por ejemplo, si escribe una puerta de los servicios
tendrá que limpiar esa puerta y varias más.
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Imaginación emotiva
A la imaginación emotiva se la considera una modalidad de la desensibilización
sistemática. Consiste en asociar al estímulo que provoca ansiedad, otro estímulo
imaginado por el sujeto e incompatible con la ansiedad. Se aplica con notable éxito en
el tratamiento de problemas de miedos y fobias en niños pequeños.
El proceso de aplicación es el siguiente:
- Se discriminan y jerarquizan los estímulos que provocan la ansiedad.
- Se identifica al personaje más admirado y agradable para el sujeto.
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- Se trabaja para que el sujeto se lo imagine y establezca alguna relación con él.
- De forma simultánea con la actividad del paso anterior se introducen los
estímulos que provocan ansiedad. Se hace de forma progresiva comenzando
con las más suaves.
Relajación muscular
Cuando la persona está sometida a un alto grado de tensión, excitación y
ansiedad se produce un incremento de la concentración muscular, y como
consecuencia se inhibe el comportamiento emocional, cognitivo o motor. Con la
relajación muscular se pretende recuperar el tono perdido y facilitar los procesos
vitales inhibidos. En todo caso, la finalidad última de dichas técnicas es capacitar a la
persona para que pueda enfrentar las situaciones cotidianas o específicas que le
producen ansiedad.
Existen distintos tipos de relajación. Los más conocidos son estos: relajación
progresiva, pasiva, autógena y respuestas de relajación. En la relajación progresiva se
incide fundamentalmente en la relación tensión-relajación (la palabra del
administrador dirige las sesiones de ejercicios de tensión-relajación de la técnica). Las
técnicas de relajación pasiva se centran en la relajación de distintos grupos musculares
(también las instrucciones del administrador o monitor es el procedimiento utilizado).
La autógena en la provocación de sensaciones de calor, de pesadez en las
extremidades y en la concentración pasiva de la respiración (se utilizan procedimientos
de sugestión y de control de la respiración). En la respuesta de relajación el eje
fundamental es la concentración (se trabaja con procedimientos derivados de las
técnicas de meditación).
En orientación escolar, la relajación se ha mostrado muy eficaz en la solución
de problemas de ansiedad provocados por fobias, hiperactividad, tartamudez,
autoconcepto bajo, presión en el trabajo o en el aula. Por su propia naturaleza es
incompatible con cualquier tipo de estado o situación que conduzca a la ansiedad.
Dicha eficacia puede incrementarse si se aplica teniendo en cuenta algunas
condiciones:
- Que la técnica tenga sentido para la persona a la que se va a aplicar. Es decir,
debe comprender qué es la técnica, cómo se le va a aplicar, para qué sirve.
- Que la técnica se adecue a la persona. Ello implica una evaluación inicial de las
características, de los problemas, de los procedimientos más adecuados, etc.
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Autocontrol
Las técnicas denominadas autocontrol constituyen un conjunto de estrategias
cuya finalidad es que las personas sean capaces de dirigir y controlar su propio
comportamiento, lo que implica dotarlas de las competencias necesarias para
autoevaluar el propio comportamiento y participar activamente en el proceso de
modificación. El propio sujeto es el principal responsable de todo el proceso. El
orientador, profesor, padre/madre, etc. le ayudan en el aprendizaje de las técnicas
concretas.
Los trabajos de Kanfer (1970, 1977), centrados en describir el proceso natural
que siguen las personas que quieren autodirigir la conducta para alcanzar objetivos a
largo plazo, han propiciado el desarrollo de numerosas estrategias de autocontrol para
el entrenamiento de niños, adolescentes y adultos. Las más conocidas son tres:
autorregistro, autoevaluación y autorrefuerzo. Más que técnicas independientes son
fases de un mismo proceso de retroalimentación. A continuación hacemos una breve
descripción de cada una de ellas.
Autorregistro
El autorregistro es una técnica de evaluación y una estrategia de intervención.
Consiste en el registro o anotación que el propio sujeto hace de su conducta en
formularios, protocolos, hojas de registro, cuadernillos, etc. preparados al efecto. Se
puede registrar la frecuencia, intensidad, duración, calidad, etc. y los cambios que se
producen en el comportamiento, las respuestas subjetivas, las afectivas, y hasta las
encubiertas para el observador externo.
Es especialmente útil en el tratamiento de personas impulsivas, hiperactivas,
poco reflexivas, con bajo nivel de motivación. También en dificultades de relación
interpersonal y déficit de habilidades sociales. Su capacidad para modificar conductas
está en que registrar la propia conducta refuerza la deseada y debilita la no deseada.
La aplicación de la técnica no tiene más dificultades que las que implica
formular con precisión las conductas que se quieren modificar y controlar algunas
variables como la motivación de la persona cuya conducta queremos modificar. Es una
excelente herramienta en orientación educativa. Puede ser utilizaba en la familia y en
la escuela, en grupo e individualmente.
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Autoevaluación
La autoevaluación es una técnica muy eficaz en generalización de conductas
aprendidas en el mantenimiento de las mismas. También en el tratamiento de la
desobediencia y malos tratos verbales, en sujetos impulsivos, hiperactivos,
desadaptados y caracteriales. Consiste en la evaluación que el sujeto hace de su propia
conducta comparándola con la del modelo que sirve de referencia.
Para optimizar los resultados se han de tener en cuenta algunas condiciones de
aplicación:
a. La conducta del modelo que sirve de referencia ha de ser asequible, de lo
contrario puede desmotivar al sujeto por la dificultad de imitar la conducta
del modelo.
b. Las conductas que han de ser autoevaluadas tienen que estar formuladas
de forma clara y precisa para evitar errores de medida y de interpretación.
c. Ha de controlarse el nivel de expectativa sobre la autoeficacia. Si es bajo, ha
de trabajarse antes de someter al sujeto a autoevaluaciones para evitar
mayor deterioro de la autoestima y la aparición de estados de ansiedad.
d. Es preciso conocer el tipo de atribuciones que las personas manejan. Los
riesgos que se corren de no hacerlo con: ansiedad, deterioro del
autoconcepto y pérdida de motivación para continuar con la técnica.
Autorrefuerzo
El autorrefuerzo consiste en que el mismo sujeto es el que administras el
reforzador o recompensa cuando emite la conducta que se está modificando. Por
ejemplo, el niño que molesta continuamente en clase tirando papeles a sus
compañeros puede premiarse o reforzarse con algo que le guste mucho por cada hora
que pasa sin tirar papeles. También podría autocastigarse cuando los tira. La
combinación de autopremios y autocastigos puede ayudar a alcanzar objetivos a largo
plazo si se utilizan de forma adecuada. Lo contrario podría desarrollar o fortalecer otro
tipo de conductas no deseadas. La técnica es muy eficaz para eliminar todo tipo de
conductas disruptivas.
Autoinstrucciones
El entrenamiento en autoinstruciones se fundamenta el poder que el lenguaje
interno tiene en la dirección y control del comportamiento, en la interrelación entre
las respuestas motoras y las cogniciones, en la forma en que se da el aprendizaje, es
decir, por condicionamiento, por observación de modelos y a través de la instrucción
verbal.
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Resolución de problemas
Esta técnica implica procesos cognitivos o de razonamiento más o menos
complejos los cuales permiten enfrentar problemas o situaciones dificultosas. Su
aplicación implica cinco procesos interrelacionados:
1. Orientación hacia el problema.
2. Definición y formulación del problema.
3. Generación de alternativas.
4. Toma de decisiones.
5. Puesta en práctica de la solución y verificación.
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Técnica de la Tortuga
Esta técnica, dirigida a niños desde preescolar hasta segundo curso de Primaria, tiene
como objetivo favorecer el autocontrol y la relajación ante situaciones estresantes o
que le generan rabia.
En la aplicación de la técnica se tendrá en cuenta:
El educador parte de la explicación de un cuento (véase anexo) para que el niño
se identifique con el personaje que lo protagoniza.
Ante una situación potencialmente estresante, el maestro dice la palabra
“tortuga”, el niño adopta una posición previamente entrenada (imitando a la
tortuga introduciéndose dentro de su caparazón: barbilla en el pecho, mirada al
suelo, brazos y puños cerrados y en tensión, estirados a lo largo del cuerpo),
contar hasta 10 y proceder a relajar de nuevo todos los músculos.
El adulto ha de reforzar o premiar este entrenamiento o posterior aplicación para que
el niño se anime a utilizar esta estrategia de forma autónoma cuando se sienta
inquieto o ante situaciones que le resulten de difícil control.
Referencias
BIBLIGRAFÍA
- MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Mª DE CODÉS; QUINTANAL DÍAZ, JOSÉ; TÉLLEZ MUÑOZ,
JOSÉ ANTONIO. “La orientación escolar. Fundamentos y desarrollo.” Ed.:
Dykinson.
- MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Mª DE CODÉS; GARGÍA MEDIAVILLA, LUIS. “Orientación
educativa en la familia y en la escuela. Casos resueltos.” Ed.: Dykinson.
- B. MENA PUJOL, R. NICOLAU PALOU… “El alumno con TDAH”. Ed.: Adana
Fundació.
PÁGINAS WEB
- http://www.csjn.gov.ar/cmf/dsm4.htm
- http://www.psicologoescolar.com/PROBLEMAS/trastornos_por_deficit_de_ate
ncion_dsm4.htm