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Lamentablemente, tanto el
tratamiento farmacológico como el
tratamiento psicológico, son de
escasa eficacia en este trastorno.
Este hecho comporta que,
frecuentemente, el único
“tratamiento” eficaz sea tirar
periódicamente (de forma
forzada/involuntaria) las cosas
acumuladas.
"Un estudio sugiere que los genes
serían importantes, pero que
probablemente algunos estresores
ambientales son necesarios para
generar o activar el problema de la
acumulación de basura".
El tratamiento del Síndrome de
Acumulación Compulsiva es
complicado porque no existen
fármacos para poder hacer frente a
la patología, que se trata con. "El
tratamiento más prometedor parece
el psicológico, en el que el
terapeuta ayuda al enfermo a
entender que no es necesario
guardar todos esos objetos. Pero es
importante que el paciente entienda
e interiorice esta información
porque no serviría de nada limpiar
la casa para que después, cuando el
terapeuta haya marchado, la
vuelvan a llenar de cosas"
"hay que encontrar el método para
que el enfermo pueda deshacerse
de los objetos, hallar la manera de
vivir sin esas cosas y poder superar
la ansiedad que sufren en el
momento de tirarlos"
Si alguien desea ayudar a un
acumulador compulsivo, primero
debe evaluar si éste se encuentra
dispuesto a hablar con un
profesional. "Si se logra su
cooperación es más probable que
lleve a un resultado positivo y
satisfactorio".
La terapia cognitivo-conductual
para la acumulación compulsiva
La terapia cognitivo-conductual para
la acumulación compulsiva, que ha
incluido sobre todo las estrategias
demostrado tener éxito en el
tratamiento del trastorno obsesivo-
compulsivo, ha sido en su mayor
parte ineficaz. Sin embargo, la
terapia cognitivo-conductual que se
ha adaptado específicamente a las
características únicas de los
acaparadores compulsivos es
prometedor, aunque el tratamiento
suele ser mucho más largo que el
trato de los no-acumulación de
TOC. La CBT se enfoca en las cuatro
áreas mencionadas anteriormente y
es direcdo a: Disminuir el desorden;
Mejorar habilidades para tomar
decisiones, y la mejora
organizacional / técnicas de
clasificación.
Tratamiento de las intervenciones
utilizadas incluyen la toma de
decisiones de formación, exposición
y prevención de respuesta, y la
reestructuración cognitiva.
Resumen
La Acumulación Compulsiva es una
patología muy poco estudiada,
considerada hasta ahora como un
subtipo clínico de Trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC). A las
personas que padecen el síndrome
de Acumulación Compulsiva les
resulta extremadamente difícil
desprenderse de objetos sin valor y,
como resultado de la conducta de
acumulación, sus casas acaban
repletas de objetos inservibles que
pueden llegar a convertirlas en
lugares casi inhabitables.
Conclusiones
En la mayoría de los individuos, la
acumulación compulsiva parece ser
un síndrome diferente del Trastorno
Obsesivo- Compulsivo (TOC),el cual
se asocia con niveles substanciales
de incapacidad y aislamiento social.
Sin embargo, en otros individuos, la
acumulación compulsiva puede ser
considerada un síntoma de TOC y
tiene características clínicas únicas.
Estos resultados tienen
implicaciones para la clasificación
del TOC y la acumulación
compulsiva en la siguiente edición
del DSM.
http://eca-psicologia-psicologia.blogspot.com/2010/10/sindrome-de-acumulacion-
compulsiva.html
Quien más, quien menos, junta ropa, papeles u objetos que no necesita. Muchos podrán
decir que no tienen tiempo para ordenar (hacer limpieza), otros sostendrán estar
convencidos de que para algo podrían servir las cosas que guardan, que algún día pueden
necesitarlas. En cualquier caso, la acumulación en cantidades sobredimensionadas se
constituye en un trastorno decididamente patológico e incapacitante que interfiere en la
vida del individuo que lo padece.
Se pueden guardar objetos de todo tipo: desde aquellos con los que se ha establecido algún
vínculo afectivo, hasta otros apreciados porque porque pertenecían a un querido
antepasado, pasando por los que traen recuerdos personales de viejos y felices momentos…
En este sentido es importante distinguir la patología ubicada en el otro extremo: la de
deshacerse absolutamente de todo, el problema opuesto.
Los “acopiadores” constituyen un grupo no mayoritario pero de número significativo, que
está enmarcado en un tipo de obsesión que literalmente lo encierra en un mundo de
“basura”, al que pocos pueden entrar y del que ellos no pueden escapar. Se trata de la
patología de “la falta”, aunque sea considerada tantas veces como una simple avaricia, que
en esos casos tampoco es un tema menor.
Los objetos que se guardan porque tienen un significado emocional especial constituyen
una categoría reservada a un número limitado de elementos. En cambio, los acumuladores
compulsivos tienden a darles un valor a las cosas que el resto de las personas considera,
literalmente, basura, pues sobre la mayoría de los objetos ni si quiera pueden recordar su
origen.
Es usual que muchos conserven juguetes de su infancia, pero sanamente deben elegirse
cuáles guardar y cuáles descartar. Los acumuladores compulsivos, en cambio, son capaces
de guardar la caja de un juego, aun cuando esté vacía. O un objeto roto e inservible, una
prenda chica, vieja y deshecha, tarros, cubiertas imposibles de ser recicladas o clavos
oxidados.
Todo les parece importante. Diarios, revistas, folletos, elementos rotos e inservibles, trapos,
envoltorios, bolsas de comida… lo que sea, siempre amontonado en el más caótico de los
desórdenes. Ésta es la característica de este trastorno: nada sirve, no se usa, no se mira,
solamente se junta sin sentido.
La acumulación compulsiva amenaza la calidad de vida y la salud no sólo de quien padece
el trastorno, sino de su entorno. De eso es de lo que se quejan los familiares y los vecinos
de la vivienda. Ni qué decir cuando las cosas van tirándose al fondo de la casa o sobre los
techos y las pilas se tornan un paraíso para ratas y otras alimañas.
El impacto de este trastorno sobre el grupo de convivencia del afectado es doble: por un
lado, es evidente el deterioro de la calidad de vida que significa para la familia que pierde
espacios porque están ocupados por la acumulación de trastos; y por otro, se puede generar
un nido de gérmenes patológicos.
Pero hay algo más complejo, que es la trama de conductas que el acumulador se impone a
sí mismo e impone a los demás en el cuidado y la preservación de esos objetos. Por lo
general se producen serias peleas en defensa de las cosas acumuladas, y se desatan
explosiones de furia e ira si se las tocan.
Las observaciones psicológicas con más aceptación indican que esta patología estaría
asociada a las pérdidas no asumidas, al temor a la soledad y a la insatisfacción con lo que se
tiene. Esto, proyectado a objetos, se refiere a afectos.
La compulsión en niños, jóvenes y adultos no solo es un problema mayor visto desde el
presente, sino que se sabe que se agudizará con el paso de los años. Ya adentrada la vejez,
estos rasgos patológicos serán seriamente conflictivos y los intentos de revertirlos no son de
buen pronóstico, pues al histórico problema de pérdidas y soledades se agregarán las reales
e inevitables pérdidas, esperables por la edad, el paso de los años y las inevitables mermas.
Ni qué decir cuando al acumulador hay que achicarle la vivienda, acomodarlo en el hogar
de algún familiar o reducirlo a una habitación en una residencia para ancianos.
La necesidad de abordar un tratamiento serio se verifica apenas se comienza a observar que
la persona está juntando cosas que no sirven ni se necesitan, cuando el donarlas o tirarlas se
le hace insoportable, cuando no se acepta que “eso” que no usa y ocupa un espacio que tal
vez escasea, puede serle de mucha utilidad a otro. Ya sea ese juguete del que hace mucho
se cansó o esa sábana rota que ni para trapo sirve. O esa ropa muy chica imposible de
agrandar y volver a usar. O ese adorno roto que no hay más remedio que dejar guardado por
inútil e impresentable, o ese repuesto de un vehículo que ya no se tiene.
* Licenciada en Psicología.
http://www.puntal.com.ar/noticia_comen.php?id=133071