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SÍNDROME DE ACUMULACIÓN COMPULSIVA

Existen diversas enfermedades en


las que los pacientes tienden a
acumular cosas de una forma
excesiva (patológica).
Hay diferentes tipos y niveles de
acumulación. 
Normalmente se clasifica como un
desorden compulsivo – obsesivo, lo
que sugiere que los que lo padecen
se ven tentados a recoger y guardar
objetos extraños del mismo que
experimentarán una necesidad
irresistible de lavarse las manos
cientos de veces al día o contar los
azulejos de un suelo. Sin embargo,
este desorden compulsivo –
obsesivo no se encuentra en la
mayoría de la gente que acumula.
La acumulación masiva debería
diagnosticarse como una
enfermedad mental concreta junto
con los síntomas que normalmente
la acompañan, incluyendo la
paranoia. Algunos acumuladores
parecen desarrollar una versión de
extrema vinculación a sus objetos,
de modo que tienen mucho miedo a
perderlos. A este subtrastorno
causado por el miedo a perder los
objetos se le llama a veces
disposofobia.
El modelo cognitivo – conductual
según el cual la acumulación
compulsiva deriva de cuatro
factores:
a) décifit en el procesamiento de la
información,
b) problemas en la vinculación
emocional a las posesiones.
c) conductas evitativas.
d) creencias erróneas o
distorsionadas sobre la naturaleza o
importancia de las posesiones.
El concepto de infrainclusión se usa
para refirirse al hecho de que, para
los acumuladores, cada objeto es
único y no puede categorizarse
junto a otros, por lo que no hay
forma de organizar las pertenencias
y resulta imposible decidir si un
objeto es poco importante y puede
desecharse.
Muchos acumuladores consideran
sus pertenencias como extensiones
de sí mismos, y cuando alguien las
toca o cambia de lugar, se sienten
violentados. De forma intimamente
relacionada con otros fenómenos
obsesivos como la necesidad de
control o el temor a la
incertidumbre, los objetos suponen
para el paciente acumulador una
fuente de comodidad y seguridad y
denotan un entorno seguro.
La presencia de obsesiones y
compulsiones de acumulación en
pacientes obsesivos se ha asociado
a un mayor número de trastornos
de la personalidad.
El síndrome de acumulación afecta
a gente de cualquier sexo o edad y
el tratamiento es complicado
porque son pacientes muy difíciles
de identificar y "no aceptan que sea
un trastorno" 
En el origen de esta patología se
esconden dos grandes emociones:
1.   el miedo
2.   a inseguridad.
“El acumulador no quiere tirar por
dos razones:
1.   por temor a necesitarlos más
adelante (“por las dudas”)
2.   por apego emocional, porque
cree que los objetos tienen vida”,
explica Kichic.
Por supuesto, el trastorno implica
también un fracaso en la capacidad 
de tomar decisiones tan simples
como “¿tiro o no tiro este boleto?”
Ante a duda, el enfermo lo guarda.
Y si lo tira, puede volver a buscarlo
a la basura.
Psiconeurológicamente, esta
patología estaría vinculada “con un
neurotransmisor llamado serotonina
y comprometería los ganglios base
del cerebro, al igual que en la
anorexia nerviosa o el TOC”. Por
eso, a nivel farmacológico se usan
antidepresivos, como la sertralina y
la paroxetina.
Pero coleccionar ciertos objetos
puede ser un hobby muy
placentero. ¿Cómo saber cuándo
este coleccionismo se convierte en
patológico? “El criterio de la
acumulación excesiva es contextual.
Si el acopio es funcional y con
sentido, lo llamamos coleccionismo:
hay placer en la colección, y no es
compulsivo. En la acumulación
patológica, en cambio, no hay valor
estético ni lógico”.
Para un grupo reducido de
personas, acumular puede
volverse una obsesión
incontrolable, que las encierra
-literalmente- en un mundo de
basura al que pocos pueden
entrar y del que ellos a veces no
pueden escapar.
Los acumuladores compulsivos
tienden a darles un valor
sentimental a cosas que el resto de
las personas considera basura.
EL MODELO COGNITIVO –
CONDUCTUAL DE LA
ACUMULACIÓN COMPULSIVA
Actual conceptualizaciones
cognitivo-conductual de la
acumulación compulsiva ver el
acaparamiento, como resultado de
una o más de estos cuatro déficits:
los déficits del procesamiento de
información incluidas las
deficiencias en la toma de
decisiones, habilidades de
organización, y la memoria.
acaparadores compulsivos a
menudo temen cometer errores, y
como resultado, suelen evitar o
posponer la toma de decisiones.
Incluso el más pequeño de tareas,
como lavar platos o control
electrónico, puede tomar mucho
tiempo porque tiene que hacerse
"justo". Si hay algo que se deba
presentar, debe ser presentada en
el marco del "perfecto" categoría. Si
algo ha de ser regalado, hay que
darle a "sólo" el derecho persona u
organización. El resultado neto de
estos altos estándares y el temor de
cometer un error es que los
acaparadores compulsivos evitar
hacer muchas tareas, como la
revisión de la correspondencia y la
toma de decisiones acerca de qué
hacer con cada elemento, el
resultado es que el correo (y otras
cosas) se acumulan, y el
acaparador es incapaz de hacer
frente al problema, incluido el
comienzo del proceso de tirar.
Problemas en la formación de
vínculos emocionales
acaparadores compulsiva creen que
sus pertenencias son una parte de
ellos, por lo que deshacerse de un
elemento es como deshacerse de
una parte de sí mismos.
Comportamiento de evitación del
resultado neto de la escasa
competencia de toma de decisiones
y la necesidad de perfección.
acaparadores compulsivos evitar no
sólo la decisión de desprenderse de
un objeto, sino también qué hacer
con el objeto una vez que la tienen.
Debido a su deseo de perfección,
acaparadores compulsivos suelen
tomar mucho tiempo para hacer
aún pequeñas tareas. Una cantidad
excesiva de tiempo puede ser
gastado "agitación" - Accesorios de
pasar de una pila a otra, pero en
realidad nunca desechar cualquier
artículo ni el establecimiento de
cualquier sistema de organización
coherente.
Las creencias erróneas sobre la
naturaleza de las posesiones de
las creencias acerca de la necesidad
de mantener el control sobre las
posesiones, las creencias sobre la
responsabilidad de las posesiones, y
las creencias acerca de la necesidad
de la perfección.
Por ejemplo, un acaparador
compulsivo va a pensar: 
"Esto es demasiado bueno para
tirar", "Esta es una información
importante", "Voy a necesitar más
adelante", "Esto no debe ser
desperdiciado."
Todos tenemos esos pensamientos
de vez en cuando, pero los que
tienen el síndrome de acumulación
compulsiva tienen con más
frecuencia y tienen más ansiedad y
el estrés asociado a ellos. Si tienen
alguna duda en cuanto al valor de
un objeto - no importa lo trivial,
acaparadores compulsivos, la
guardará - por si acaso. El valor
predeterminado es mantener
siempre.
    I.        Trastorno de
acumulación.
En esta enfermedad los pacientes
tienen tendencia a adquirir
(comprando, robando, recogiendo
en la calle o pidiendo que se les
regale) y almacenar todo tipo de
objetos o sustancias que puedan en
algún momento ser de utilidad. No
consiguen seleccionar las cosas en
función de si es más o menos
probable que las utilicen; lo que
valoran es si hay alguna posibilidad
de utilizarlas en el futuro (da igual
que la posibilidad sea remota). Esta
dificultad para tirar y no acumular
comporta un aumento progresivo de
las cosas almacenadas. Si bien los
pacientes intentan tener ordenadas
las cosas adquiridas, finalmente, la
ingente cantidad de cosas que han
guardado imposibilita el orden (por
tanto, limita todavía más la
posibilidad de utilizarlas en el futuro
por no saber donde han quedado
guardadas).
La progresiva invasión de espacios
del hogar comporta en ocasiones
graves problemas de convivencia
y/o deterioro del funcionamiento
familiar. En general, el paciente es
consciente de que su tendencia a
acumular ocasiona problemas. No
obstante, dada la angustia que le
produce el deshacerse de cosas,
defiende la necesidad de mantener
su actitud. Normalmente, dado que
el paciente es consciente de que lo
que hace es atípico, intenta
mantener en secreto esta actitud.
Fuera del domicilio sus relaciones
interpersonales son totalmente
normales.

Aunque los primeros síntomas


suelen estar presentes a partir de
los veinte a los treinta años de
edad, esta enfermedad puede
empezar a cualquier edad. En un
25% de los casos, este trastorno se
presenta en el contexto de un
trastorno obsesivo-compulsivo.

Lamentablemente, tanto el
tratamiento farmacológico como el
tratamiento psicológico, son de
escasa eficacia en este trastorno.
Este hecho comporta que,
frecuentemente, el único
“tratamiento” eficaz sea tirar
periódicamente (de forma
forzada/involuntaria) las cosas
acumuladas.
"Un estudio sugiere que los genes
serían importantes, pero que
probablemente algunos estresores
ambientales son necesarios para
generar o activar el problema de la
acumulación de basura".
El tratamiento del Síndrome de
Acumulación Compulsiva es
complicado porque no existen
fármacos para poder hacer frente a
la patología, que se trata con. "El
tratamiento más prometedor parece
el psicológico, en el que el
terapeuta ayuda al enfermo a
entender que no es necesario
guardar todos esos objetos. Pero es
importante que el paciente entienda
e interiorice esta información
porque no serviría de nada limpiar
la casa para que después, cuando el
terapeuta haya marchado, la
vuelvan a llenar de cosas"
"hay que encontrar el método para
que el enfermo pueda deshacerse
de los objetos, hallar la manera de
vivir sin esas cosas y poder superar
la ansiedad que sufren en el
momento de tirarlos"
Si alguien desea ayudar a un
acumulador compulsivo, primero
debe evaluar si éste se encuentra
dispuesto a hablar con un
profesional. "Si se logra su
cooperación es más probable que
lleve a un resultado positivo y
satisfactorio".

La terapia cognitivo-conductual
para la acumulación compulsiva
 
La terapia cognitivo-conductual para
la acumulación compulsiva, que ha
incluido sobre todo las estrategias
demostrado tener éxito en el
tratamiento del trastorno obsesivo-
compulsivo, ha sido en su mayor
parte ineficaz. Sin embargo, la
terapia cognitivo-conductual que se
ha adaptado específicamente a las
características únicas de los
acaparadores compulsivos es
prometedor, aunque el tratamiento
suele ser mucho más largo que el
trato de los no-acumulación de
TOC. La CBT se enfoca en las cuatro
áreas mencionadas anteriormente y
es direcdo a: Disminuir el desorden;
Mejorar habilidades para tomar
decisiones, y la mejora
organizacional / técnicas de
clasificación.
Tratamiento de las intervenciones
utilizadas incluyen la toma de
decisiones de formación, exposición
y prevención de respuesta, y la
reestructuración cognitiva.

Resumen
La Acumulación Compulsiva es una
patología muy poco estudiada,
considerada hasta ahora como un
subtipo clínico de Trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC). A las
personas que padecen el síndrome
de Acumulación Compulsiva les
resulta extremadamente difícil
desprenderse de objetos sin valor y,
como resultado de la conducta de
acumulación, sus casas acaban
repletas de objetos inservibles que
pueden llegar a convertirlas en
lugares casi inhabitables.
Conclusiones
En la mayoría de los individuos, la
acumulación compulsiva parece ser
un síndrome diferente del Trastorno
Obsesivo- Compulsivo (TOC),el cual
se asocia con niveles substanciales
de incapacidad y aislamiento social.
Sin embargo, en otros individuos, la
acumulación compulsiva puede ser
considerada un síntoma de TOC y
tiene características clínicas únicas.
Estos resultados tienen
implicaciones para la clasificación
del TOC y la acumulación
compulsiva en la siguiente edición
del DSM.
http://eca-psicologia-psicologia.blogspot.com/2010/10/sindrome-de-acumulacion-
compulsiva.html

Cuando acumular ya se transforma en un problema


Por Beatriz Carolina Tenaglia

Quien más, quien menos, junta ropa, papeles u objetos que no necesita. Muchos podrán
decir que no tienen tiempo para ordenar (hacer limpieza), otros sostendrán estar
convencidos de que para algo podrían servir las cosas que guardan, que algún día pueden
necesitarlas. En cualquier caso, la acumulación en cantidades sobredimensionadas se
constituye en un trastorno decididamente patológico e incapacitante que interfiere en la
vida del individuo que lo padece.
Se pueden guardar objetos de todo tipo: desde aquellos con los que se ha establecido algún
vínculo afectivo, hasta otros apreciados porque porque pertenecían a un querido
antepasado, pasando por los que traen recuerdos personales de viejos y felices momentos…
En este sentido es importante distinguir la patología ubicada en el otro extremo: la de
deshacerse absolutamente de todo, el problema opuesto.
Los “acopiadores” constituyen un grupo no mayoritario pero de número significativo, que
está enmarcado en un tipo de obsesión que literalmente lo encierra en un mundo de
“basura”, al que pocos pueden entrar y del que ellos no pueden escapar. Se trata de la
patología de “la falta”, aunque sea considerada tantas veces como una simple avaricia, que
en esos casos tampoco es un tema menor.
Los objetos que se guardan porque tienen un significado emocional especial constituyen
una categoría reservada a un número limitado de elementos. En cambio, los acumuladores
compulsivos tienden a darles un valor a las cosas que el resto de las personas considera,
literalmente, basura, pues sobre la mayoría de los objetos ni si quiera pueden recordar su
origen.
Es usual que muchos conserven juguetes de su infancia, pero sanamente deben elegirse
cuáles guardar y cuáles descartar. Los acumuladores compulsivos, en cambio, son capaces
de guardar la caja de un juego, aun cuando esté vacía. O un objeto roto e inservible, una
prenda chica, vieja y deshecha, tarros, cubiertas imposibles de ser recicladas o clavos
oxidados.
Todo les parece importante. Diarios, revistas, folletos, elementos rotos e inservibles, trapos,
envoltorios, bolsas de comida… lo que sea, siempre amontonado en el más caótico de los
desórdenes. Ésta es la característica de este trastorno: nada sirve, no se usa, no se mira,
solamente se junta sin sentido.
La acumulación compulsiva amenaza la calidad de vida y la salud no sólo de quien padece
el trastorno, sino de su entorno. De eso es de lo que se quejan los familiares y los vecinos
de la vivienda. Ni qué decir cuando las cosas van tirándose al fondo de la casa o sobre los
techos y las pilas se tornan un paraíso para ratas y otras alimañas.
El impacto de este trastorno sobre el grupo de convivencia del afectado es doble: por un
lado, es evidente el deterioro de la calidad de vida que significa para la familia que pierde
espacios porque están ocupados por la acumulación de trastos; y por otro, se puede generar
un nido de gérmenes patológicos.
Pero hay algo más complejo, que es la trama de conductas que el acumulador se impone a
sí mismo e impone a los demás en el cuidado y la preservación de esos objetos. Por lo
general se producen serias peleas en defensa de las cosas acumuladas, y se desatan
explosiones de furia e ira si se las tocan.
Las observaciones psicológicas con más aceptación indican que esta patología estaría
asociada a las pérdidas no asumidas, al temor a la soledad y a la insatisfacción con lo que se
tiene. Esto, proyectado a objetos, se refiere a afectos.
La compulsión en niños, jóvenes y adultos no solo es un problema mayor visto desde el
presente, sino que se sabe que se agudizará con el paso de los años. Ya adentrada la vejez,
estos rasgos patológicos serán seriamente conflictivos y los intentos de revertirlos no son de
buen pronóstico, pues al histórico problema de pérdidas y soledades se agregarán las reales
e inevitables pérdidas, esperables por la edad, el paso de los años y las inevitables mermas.
Ni qué decir cuando al acumulador hay que achicarle la vivienda, acomodarlo en el hogar
de algún familiar o reducirlo a una habitación en una residencia para ancianos.
La necesidad de abordar un tratamiento serio se verifica apenas se comienza a observar que
la persona está juntando cosas que no sirven ni se necesitan, cuando el donarlas o tirarlas se
le hace insoportable, cuando no se acepta que “eso” que no usa y ocupa un espacio que tal
vez escasea, puede serle de mucha utilidad a otro. Ya sea ese juguete del que hace mucho
se cansó o esa sábana rota que ni para trapo sirve. O esa ropa muy chica imposible de
agrandar y volver a usar. O ese adorno roto que no hay más remedio que dejar guardado por
inútil e impresentable, o ese repuesto de un vehículo que ya no se tiene.

* Licenciada en Psicología.

http://www.puntal.com.ar/noticia_comen.php?id=133071

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