Está en la página 1de 19

Esquema:

1. Definición del Trastorno de Conducta.


2. Enfoques teóricos.
 Enfoque Conductual.
 Enfoque Cognitivo.
 Enfoque Psicodinámico.
3. Causas o etiologías, factores.
4. Criterios diagnósticos según el DSM V.
5. Síntomas y trastornos asociados.
6. Curso.
7. Prevalencia.
8. Diagnósticos diferenciales:
 Trastorno negativista desafiante.
 Trastorno por déficit de atención/hiperactividad.
 Trastorno depresivo y bipolar.
 Trastorno explosivo intermitente.
 Trastornos de adaptación
9. Evaluación.
 Entrevista
 Observación
 Sistema de Valoración Empíricamente Basada
 Escala de Achenbach
 FALTA
10. Tratamiento:
a. Reestructuración cognitiva.
b. Entrenamiento en autocontrol
c. Entrenamiento en habilidades comunicativas.
d. Entrenamiento en Resolución de Problemas.
e. Entrenamiento en Habilidades Sociales.
Desarrollo:

1. Definición del Trastorno de Conducta: el trastorno de la conducta en el


DSM IV-TR era conocido como “Trastorno Disocial”, sin embargo, actualmente en
el DSM V paso a llamarse “Trastorno de Conducta”, explicando básicamente un
patrón repetitivo y persistente con una conducta la cual no respeta los derechos de
los otros, las normas y las reglas sociales.
Dichas manifestaciones van unidas a una serie de situaciones familiares,
sociales y escolares que las pueden iniciar o mantener, aunque aparecen en
etapas infantiles, pueden continuar en la adolescencia y se extiende a la edad
adulta, en la cual se denomina al problema; trastorno antisocial de la personalidad.

2. Enfoques teóricos.
 Enfoque Conductual: Desde la perspectiva conductual se ha enfatizado
el papel del moldeamiento y del reforzamiento en la creación de conductas
agresivas. En este modelo se postula que la agresión de los padres influye de
varias maneras en la conducta antisocial de los hijos:

 La conducta agresiva de los padres es un modelo de comportamiento


(agresión modela agresión).
 La agresión de los padres puede dar lugar a un daño en el sistema
nervioso central que provoca dificultad para controlar impulsos, lo que a su vez
interfiere con un adecuado funcionamiento en la escuela o en la comunidad.
 La agresión parental provoca enojo y coraje que generalmente es
desplazado del padre a otras figuras de autoridad como por ejemplo, maestros y
compañeros.
 Enfoque Cognitivo: En el aspecto cognitivo se ha encontrado que el
maltrato modifica la forma de percibir el medio y una de sus consecuencias es una
hipervigilancia extrema y una tendencia a interpretar estímulos ambiguos como
amenazantes. Se define que una de las características que distingue a los
adolescentes violentos es la ideación paranoica.
Los niños y adolescentes agresivos demuestran un estilo de procesar la
información caracterizada por ser irracional, ilógico y distorsionado; además,
presentan creencias generalizadas que apoyan el uso de la agresión; Slaby y
Guerra en 1988 encontraron las siguientes creencias en un grupo de adolescentes
antisociales: La agresión es legítima, aumenta la autoestima, ayudando a tener
una imagen positiva y en que las víctimas se merecen la agresión y que estas no
sufren.

Es relevante mencionar que estudios han demostrados los efectos


negativos del maltrato en el sistema nervioso central lo que aumenta las
posibilidades tanto biológicas como cognitivas en los procesos de inhibición,
conductas impulsivas, labilidad emocional, hiperactividad y baja inteligencia.

 Enfoque Psicodinámico: en este enfoque hay que tomar en cuenta los


factores sociales, el ambiente familiar y la conformación de la personalidad
durante los años del niño hacia la adolescencia.
 La investigación sugiere que los niños con dicho trastorno están dotados
constitucionalmente con temperamentos agresivos muy activos. Este
aspecto entorpece la relación madre – hijo, debido a la baja tolerancia del
niño instaurando un comportamiento inadecuado en la madre
 Se puede observar en la temprana infancia, que los padres satisfacen
algunas necesidades, pero descuidan otras; el cuidado hacia el niño es
insuficiente y poco empático, muchas veces combinado con castigos físicos
que pueden llegar incluso al maltrato o a la negligencia extrema.

Por todo esto, el niño no logra desarrollar una confianza básica, pues sus
esfuerzos por conectarse emocionalmente con sus padres y obtener respuesta a
sus necesidades son infructuosos. El efecto acumulativo de estas experiencias es
un sentimiento extremo de desamparo y abandono que lleva al niño a apoyarse en
sus impulsos agresivos para proveerse de una pequeña sensación de seguridad.

El yo del adolescente con trastorno de la conducta se desarrolla con


dificultad, dado que los padres no favorecen su madurez. La tolerancia a la
frustración y a la ansiedad es muy baja por lo que este tipo de niños actúan
inmediatamente, con el objeto de borrar cualquier indicio de ansiedad, lo que les
da una sensación y una apariencia de no sentir angustia ni temor aun ante
situaciones de riesgo.

3. Causas o etiologías:

Existen diversas aproximaciones para explicar las causas del trastorno de la


conducta, muchas de ellas se han aproximado a estudiar los factores intrínsecos
como lo son los factores neurológicos; otra forma de explicar este trastorno se
asienta en los factores parentales, es decir, en aquellos factores extrínsecos al
individuo y que tienen que ver con las experiencias de vida en el ámbito familiar,
especialmente durante los primeros años del desarrollo; y finalmente también se
han estudiado los aspectos socioculturales y los factores psicológicos.

 Factores parentales: se ha encontrado que hay ciertas características de los


padres que favorecen que sus hijos desarrollen un trastorno de la conducta,
siendo las más comunes las siguientes:
 La educación rígida y punitiva caracterizada por la grave agresión física o
verbal, está asociada al desarrollo de comportamientos agresivos
 Patrones de disciplina incorrectos, pueden variar desde la severidad
extrema y estricta, hasta la incongruencia o falta de supervisión y control.
 Condiciones caóticas en el hogar.
 El divorcio, donde exista una hostilidad persistente, sobre todo si existe
resentimiento y amargura entre los padres.
 El abuso, maltrato infantil y negligencia.
 Alcoholismo y abuso de sustancias.
 Trastornos psiquiátricos en padres
 Factores socioculturales:
 Sufrir privaciones económicas.
 Vivir en zonas urbanas marginadas y que además exista consumo de
drogas.
 Desempleo de los padres.
 Falta de participación en las actividades de la comunidad.
 Factores psicológicos:
 Los niños criados en condiciones caóticas y negligentes suelen ser
malhumorados, agresivos, destructivos e incapaces de desarrollar
progresivamente la tolerancia a la frustración, necesaria para las
relaciones maduras.
 Factores neurológicos:
 Exámenes neuropsicológicos indican que los niños y adolescentes que
tienen trastornos de conducta parecen tener dificultades en el
funcionamiento del lóbulo frontal del cerebro, lo cual interfiere con su
capacidad de planificar, evitar los riesgos y aprender de sus experiencias
negativas.
 Se considera que el temperamento de los niños tiene origen genético.
Los niños y adolescentes a lo que conocemos como “carácter difícil” (por
ejemplo, baja tolerancia a la frustración, inadaptabilidad al cambio,
inestabilidad emocional) tienen mayor posibilidad de desarrollar
trastornos del comportamiento.

4. Criterios diagnósticos según el DSM V:


A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se
respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la
edad, lo que se manifiesta por la presencia en los doce últimos meses de por lo
menos tres de los quince criterios siguientes en cualquier de las categorías
siguientes, existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:

Agresión a personas y animales


1. A menudo acosa, amenaza o intimada a otros.
2. A menudo inicia peleas.
3. Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros.
4. Ha ejercido la crueldad física contra personas.
5. Ha ejercido la crueldad física contra animales.
6. Ha robado enfrentándose a una víctima.
7. Ha violado sexualmente a alguien.

Destrucción de la propiedad
1. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños
graves.
2. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien.

Engaño o robo
1. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
2. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar
obligaciones.
3. Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la víctima.

Incumplimiento grave de las normas


1. A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres,
empezando antes de los 13 años.
2. Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus
padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez sí
estuvo ausente durante un tiempo prolongado.
3. A menudo falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.

B. El trastorno del comportamiento provoca un malestar clínicamente


significativo en las áreas social, académica o laboral.
C. Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen los
criterios de trastorno de la personalidad antisocial.

Especificar si:
 Tipo de inicio infantil: Los individuos muestran por lo menos un síntoma
característico del trastorno de conducta antes de cumplir los 10 años.
 Tipo de inicio adolescente: Los individuos no muestran ningún síntoma
característico del trastorno de conducta antes de cumplir los 10 años.
 Tipo de inicio no especificado: Se cumplen los criterios del trastorno
de conducta, pero no existe suficiente información disponible para
determinar si la aparición del primer síntoma fue anterior a los 10 años
de edad.

Especificar si:
 Con emociones pro sociales limitadas: Para poder asignar este
especificador, el individuo ha de haber presentado por lo menos dos de las
siguientes características de forma persistente durante doce meses por lo menos,
en diversas relaciones y situaciones. Estas características reflejan el patrón típico
de relaciones interpersonales y emocionales del individuo durante ese período, no
solamente episodios ocasionales en algunas situaciones. Por lo tanto, para
evaluar los criterios de un especificador concreto, se necesitan varias fuentes de
información. Además de la comunicación del propio individuo, es necesario
considerar lo que dicen otros que lo hayan conocido durante periodos prolongados
de tiempo.
 Falta de remordimientos o culpabilidad: No se siente mal ni culpable
cuando hace algo malo (no cuentan los remordimientos que expresa solamente
cuando le sorprenden o ante un castigo). El individuo muestra una falta general de
preocupación sobre las consecuencias negativas de sus acciones. Por ejemplo, el
individuo no siente remordimientos después de hacer daño a alguien ni se
preocupa por las consecuencias de transgredir las reglas.
 Insensible, carente de empatía: No tiene en cuenta ni le preocupan los
sentimientos de los demás. Este individuo se describe como frío e indiferente. La
persona parece más preocupada por los efectos de sus actos sobre sí mismo que
sobre los demás, incluso cuando provocan daños apreciables a terceros.
 Despreocupado por su rendimiento: No muestra preocupación respecto a
un rendimiento deficitario o problemático en la escuela, en el trabajo o en otras
actividades importantes. El individuo no realiza el esfuerzo necesario para
alcanzar un buen rendimiento, incluso cuando las expectativas son claras, y suele
culpar a los demás de su rendimiento deficitario.
 Afecto superficial o deficiente: No expresa sentimientos ni muestra
emociones con los demás, salvo de una forma que parece poco sentida, poco
sincera o superficial (p. ej., con acciones que contradicen la emoción expresada;
puede “conectar” o “desconectar” las emociones rápidamente) o cuando recurre a
expresiones emocionales para obtener beneficios.

Especificar si:
 Leve: Existen pocos o ningún problema de conducta aparte de los
necesarios para establecer el diagnostico, y los problemas de conducta
provocan un daño relativamente menor a los demás (por ejemplo, mentiras,
absentismo escolar, regresar tarde por la noche sin permiso, incumplir
alguna otra regla).
 Moderado: El número de problemas de conducta y el efecto sobre los
demás son de gravedad intermedia entre los que se especifican en “leve” y
en “grave” (por ejemplo, robo sin enfrentamiento con la víctima, vandalismo).
 Grave: Existen muchos problemas de conducta además de los necesarios
para establecer el diagnostico, o dichos problemas provocan un daño
considerable a los demás (por ejemplo, violación sexual, crueldad física, uso
de armas, robo con enfrentamiento con la víctima, atraco e invasión).

5. Síntomas y trastornos asociados:


Los primeros síntomas del trastorno de conducta pueden producirse ya en los
años preescolares, aunque los síntomas más significativos suelen aparecer
durante el periodo que va desde la infancia media a la adolescencia media. Estos
síntomas varían con la edad, al tiempo que el individuo desarrolla mayor fuerza
física, habilidades cognitivas y la madurez sexual. Los comportamientos
sintomáticos que aparecen primero tienden a ser más leves (p. ej., mentir, robar
en tiendas) mientras que los problemas de conducta que aparecen al final tienden
a ser más graves (p. ej., violación, atraco).
Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre los individuos, algunos de los
cuales se dedican a los comportamientos más dañinos a una edad más temprana
(lo cual predice un peor pronóstico). Cuando los individuos con trastorno de
conducta alcanzan la edad adulta, los síntomas de agresión, destrucción de la
propiedad, engaño y transgresión de la norma, incluida la violencia contra
compañeros de trabajo, socio y niños, puede mostrarse en el lugar de trabajo y en
casa hasta el punto de poder considerarse un trastorno de la personalidad
antisocial.

Este trastorno se asocia con frecuencia a un inicio temprano de la actividad


sexual, consumo de sustancias, problemas escolares y expulsiones, conflictos
legales, embarazos no deseados y lesiones producidas en peleas o accidentes. El
rendimiento académico suele ser más bajo de lo normal y esperado por la
inteligencia del sujeto. Es frecuente el Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad y puede asociarse a uno o más de los siguientes: Trastornos del
Aprendizaje, Trastorno del Estado de Ánimo, Trastorno de Ansiedad y Trastorno
Relacionados con Substancia.

6. Curso: El curso del trastorno de conducta después de su inicio es variable.


En la mayoría de los individuos, el trastorno remite en la edad adulta. Muchos
individuos con trastorno de la conducta –particularmente los de tipo de inicio
adolescente y los que tienen menos síntomas y más leves- logran una adaptación
social y laboral como adultos. Sin embargo, el tipo de inicio más temprano predice
un peor pronóstico y un riesgo elevado de comportamiento delictivo, además de
mayores posibilidades de presentar en la vida adulta un trastorno antisocial de la
personalidad, adicciones, trastornos del estado de ánimo y trastornos de ansiedad.

7. Prevalencia: La prevalencia – año entre la población se estima de un 2 a


más del 10%, con la media del 4%. La prevalencia del trastorno de conducta
parece ser bastante constante entre varios países que difieren en cuanto a etnia y
raza. La tasas de prevalencia aumentan de la infancia a la adolescencia y son
mayores en el sexo masculino que en el femenino. Pocos niños con trastorno de
conducta deteriorante reciben tratamiento.

8. Diagnósticos diferenciales:
 Trastorno negativista desafiante: Los comportamientos del trastorno
negativista desafiante son generalmente de una naturaleza menos grave que los
que se dan en individuos con trastorno de conducta y no incluyen la agresión a
personas o animales, la destrucción de la propiedad, ni un patrón de robo o
engaños. Además, el trastorno negativista desafiante incluye problema de
desregulación emocional (humor irritable y enfados) que no se incluyen en la
definición del trastorno de conducta. Cuando se cumplen los criterios de ambos
trastornos pueden darse a su vez ambos diagnósticos.
 Trastorno por déficit de atención/hiperactividad: Aunque los niños con
TDAH a menudo manifiestan un comportamiento impulsivo e hiperactividad que
pueden resultar disruptivo, este comportamiento no vulnera por sí mismo las
normas sociales o los derechos de otros, por lo que no suelen cumplir los criterios
del trastorno de conducta. Cuando se cumplen los criterios de ambos trastornos
pueden darse a su vez ambos diagnósticos.
 Trastorno depresivo y bipolar: Los problemas de comportamiento
asociados a estos trastornos del estado de ánimo pueden normalmente
distinguirse del patrón de problemas conductuales observado en el trastorno de
conducta por su curso. En concreto, las personas con trastorno de conducta
mostraran niveles sustanciales de problemas de conducta agresiva o no agresiva
durante periodos de tiempo en los que no hay alteración del estado de ánimo, ya
sea históricamente (antecedentes de problemas de conducta previos al inicio de la
alteración del humor) o concurrente (presentar problemas de conducta
premeditados y que no se producen durante los periodos de excitación emocional
intensa). En esos casos en los que se cumplen los criterios del trastorno de
conducta y del trastorno del estado de ánimo, pueden darse los dos diagnósticos.
 Trastorno explosivo intermitente: Tanto el trastorno de conducta como
el trastorno explosivo intermitente implican un alto grado de agresividad. Sin
embargo, la agresividad de los individuos con trastorno explosivo intermitente se
limita agresiones impulsivas que no son premeditadas y no se realiza con la
intención de satisfacer algún objeto tangible (p. ej., dinero, poder, intimidación).
Además, el trastorno explosivo intermitente no incluye los síntomas no agresivos
de trastorno de conducta. Si se cumplen los criterios de ambos trastornos, debería
darse un diagnóstico de trastorno explosivo intermitente solamente en el caso de
que los arrebatos agresivos impulsivos recurrentes requieran atención clínica
independiente.
 Trastornos de adaptación: El diagnóstico de trastorno de adaptación
(con alteración de la conducta o con alteración mixta de las emociones y la
conducta) debería considerarse si se producen problemas de conducta
clínicamente significativos que no cumplen los criterios de otro trastorno especifico
en clara asociación con el inicio de un factor estresante psicosocial y no se
resuelven dentro de los seis después de que cese el factor estresante (o sus
consecuencias). El trastorno de conducta solamente se diagnostica cuando los
problemas de conducta representan un patrón repetitivo y persistente que se
asocia a deterioro en áreas del funcionamiento social, académico o laboral

9. Evaluación:

El diagnostico de TC la está basado principalmente en la evaluación clínica,


tomando en cuenta los criterios diagnósticos descritos en el DSM-V y el sistema
de multiinformantes, que incluye entrevista con los padres sobre las diferentes
etapas del desarrollo del niño o adolescente y su comportamiento, un examen
directo del menor, y revisión de la información que proviene del profesor de la
escuela. Se requiere de una historia clínica completa (antecedentes familiares,
personales patológicos e historia del desarrollo, así como conocer cuando
interconsultar a un especialista y cuando referirlo a otro nivel de atención.

Este trastorno no aparece de un día para otro, existe una gran variedad de
síntomas que van evolucionando con el tiempo, hasta establecer un patrón
uniforme de violación de los derechos de los demás
 Entrevista: la entrevista principalmente se debe realizar a los padres y
maestros, dicha entrevista debe realizarse de manera abierta y
semiestructurada, no obstante se debe tomar en cuenta que no se debe
realizar a un miembro en un solo contexto, ya que puede haber distorsiones
en la información. Las ventajas de la entrevista es que se puede evaluar el
lenguaje no verbal y la desventaja son las mentiras y las distorsiones de la
información.

 Observación: esta no se suele realizar ya que es muy difícil que llegue a


ocurrir la conducta en el momento en que se está observando, ya que
existen muchos factores interviniendo, pero podría realizarse directamente
al sujeto y realizarse en el contexto en el que ocurrió el conflicto.

 Sistema de Valoración Empíricamente Basada: El Sistema de Valoración


Empíricamente Basada de Achenbach (Achenbach System of Empirically
Based Assessment) es una prueba aplicada en casos sobre jóvenes de 6 a
18 años, que consiste en un conjunto de 3 cuestionarios dirigidos hacia
padres, maestros, y jóvenes respectivamente. Estos cuestionarios se
encuentran redactados de tal manera que sean adecuadamente
expresadas para cada participante desde la posición que éste ocupa. Las
tres se caracterizan por un conjunto de 113 afirmaciones (Adaptadas en
cada prueba) tipo escala Likert, valoradas del 0 al 2, siendo 0 ‘‘No
verdadero’’ y 2 ‘‘Verdadero’’. También se observan evaluaciones acerca
del rendimiento académico general del sujeto, sus amistades, uso de
tiempo libre y participación en el hogar. Es importante destacar que la
versión para jóvenes (Youth Self-Report) solo puede ser completada por
sujetos de entre 11 a 18 años de edad. A partir de esta prueba se pueden
medir escalas como depresión, agresión verbal, conducta delictiva,
trastornos de conducta, problemas de pensamiento, problemas de relación
(aislamiento), quejas somáticas, búsqueda de atención y conducta fóbico-
ansiosa.
 Escala de Achenbach:
a) Cuestionario sobre el comportamiento del niño versión padres:
esta escala está diseñada para obtener un reporte de los padres acerca de
los problemas de su hijo y de su funcionamiento adaptativo en un formato
estandarizado. Existen dos versiones, una para niños de 2-3 años y otra
para 4-18 años; ambas versiones se pueden aplicar a niños de ambos
sexos. La versión de 4-18 años está compuesta por 8 escalas: 1) aislado 2)
quejas somáticas, 3) ansioso/deprimido 4) problemas sociales, 5)
problemas de pensamiento, 6) problemas de atención, 7) conducta
delincuente 8) conducta agresiva, así mismo tiene perfiles separados para
cada sexo
b) Cuestionario sobre el comportamiento del niño versión para
maestros: Está diseñada para obtener el reporte del maestro acerca de los
problemas de su alumno y de su funcionamiento adaptativo en un formato
estandarizado, teniendo una estructura similar anterior, se puede aplicar a
niños de ambos sexos, con edades comprendidas entre 5-18 años.
Resultados de las escalas se pueden convertir en 8 síndromes equivalentes
a la escala para padres, los cuales son: 1) aislado 2) quejas somáticas 3)
ansioso/deprimido 4) problemas sociales 5) problemas de pensamiento
6) problemas de atención 7) conducta delincuente 8) conducta agresiva.

La suma de la escala aislada, quejas somáticas, ansioso/deprimido, constituye


la escala de problemas internos. Por otro lado, las escalas conducta delincuente y
conducta agresiva constituye la escala de los problemas externos. Esto es igual en
la versión para padres. Los resultados por encima de 70 (2 desviaciones estándar
por encima de la media) se considera dentro del rango clínico.

10. Tratamiento:

Hasta el momento, ningún tipo de intervención ha demostrado ser totalmente


efectiva para contrarrestar completamente el trastorno de conducta y para mejorar
su pronóstico. Todos los tratamientos han encontrado difícil disminuir la conducta
antisocial cuando los síntomas son severos. Hay tratamientos que se enfocan al
niño, otros que se dirigen a la familia y una última línea de investigación que
actualmente tiene mucho auge es el tratamiento a través de la comunidad, cuya
estrategia consiste en involucrar al joven con compañeros sanos y con los
servicios de la comunidad; sin embargo, éste generalmente va acompañado de
otros tratamientos.

I. Reestructuración cognitiva: Técnica cognitiva conductual que se centra


en identificar y cuestionar sus pensamientos desadaptativos de modo que queden
sustituidos por otros más apropiados y se reduzca o elimine así la perturbación
emocional y/o conductual causada por los mismos. Ante las cogniciones negativas
significativas del paciente, se puede emplear el cuestionamiento socrático como
forma de mayéutica, el cual se lleva a cabo mediante los siguientes pasos:
 Identificar los pensamientos automáticos: Es importante identificar cuáles
son los pensamientos automáticos claves asociados al problema.
 Seleccionar un pensamiento: Es necesario seleccionar un solo
pensamiento automático a la vez para evaluar.
 Revisar la credibilidad (0 – 100%): Esta técnica es prescindible ya que el
terapeuta es el que elige si realizarla o no. En ella, se le pide al paciente que diga
cuanto cree en ese pensamiento y cuan intensa es la emoción asociada al mismo,
en una escala del 0 al 100%.
 Interrogatorio socrático: El terapeuta guía al paciente a través de
preguntas, las cuales pueden ser para indagar pruebas, evidencias, argumentos o
razones a favor, o para cuestionar su idea y generar otras explicaciones en contra.
 Análisis de la evidencia y evaluar la credibilidad (0 – 100%): Se chequea
si algo de lo que fue visto en la sesión resulto útil para el paciente y se vuelve a
evaluar la credibilidad de ese pensamiento y la intensidad de la emoción asociada
antes descrita, en una escala del 0 al 100%.
 Identificar tipo de distorsión: Esta técnica también es prescindible, en la
cual Beck propone a psicoeducación para el paciente donde se le puede dar el
material sobre las distorsiones cognitivas para que le coloque un nombre a la que
presente. En ella, se evalúa si existe alguna distorsión (donde se debe identificarla
por medio de preguntas junto con el material), si no la hay (en este caso, buscar la
solución al problema o seleccionar otro pensamiento automático el cual intervenir)
o si el problema no está distorsionado puesto que es real (se acompaña al
paciente y se guía hacia la aceptación).
II. Entrenamiento en autocontrol: esta técnica es utilizada para
contrarrestar la impulsividad en el paciente. Para lograr un entrenamiento eficiente
se realizan las siguientes etapas:

 Auto-observación: El entrenador debe enseñar al sujeto a entender sus


propias conductas problemáticas con el fin de modificarlas.

 Auto-registro: Se trata de que el propio adolescente anote de manera


precisa y operacional el comportamiento problemático.

 Auto-refuerzo: Consiste en la auto administración de recompensas


contingentes, las cuales contribuyen al aumento de las probabilidades de
realizar la conducta o meta deseada.

 Entrenamiento en tareas entre sesiones terapéuticas: Se presentan al


individuo una serie de ejercicios que deberá realizar entre sesiones para
profundizar y trabajar en todos los aspectos relacionados con las dificultades de
control.

 Entrenamiento de respuestas alternativas : A través de esta técnica se le


enseña a la persona a reaccionar de manera más adaptativa en su vida diaria,
enseñándole la auto instrucción, lo cual es útil a la hora de manejar la rabia, la
ira y la hostilidad.

III. Entrenamiento en habilidades comunicativas: se utiliza para


mejorar el área que respecta a los derechos del otro y las reglas sociales.
 Feedback: Conversación y se exponen los aspectos positivos y negativos de
la comunicación verbal y no verbal de ambas partes.
 Instrucción y modelaje: Esto se refiere a que la conducta es modelada
primeramente en el ambiente terapéutico antes de ser aplicada en el
ambiente real.
 Ensayo conductual: Herramientas que permitan mejorar la comunicación
entre ambas partes y practicarlas en diversas situaciones.

IV. Entrenamiento en Resolución de Problemas: Este pretende que ante una


situación conflictiva, el adolescente aprenda a definir su problema real, elaborar
las estrategias que pueden resolver su problema acercándolo a sus objetivos y
delimitar los pasos específicos a seguir para llevar a cabo su estrategia. Este
entrenamiento se realiza planteando en la consulta situaciones conflictivas que
pueda haber vivido el menor, y se ensaya con él la técnica de resolución de
problemas hasta que la domine y pueda aplicarla por sí mismo. Consta de
diferentes etapas, las cuales son:
1. Descripción del problema: Inicialmente es necesario establecer
operacionalmente cuál es el problema, de forma concreta y comprensible. Se
determina cuándo ocurre, cuáles son los ambientes en los que se presentan con
mayor frecuencia (en el hogar, en el colegio), así como quienes son las personas
implicadas cuando se presenta.
2. Establecimiento de objetivos: Los padres o en tal caso, los
representantes junto con su hijo deben colaborar, bajo la guía del terapeuta, para
determinar las metas que desean alcanzar a corto, mediano y largo plazo, que
pueden contribuir a mejorar la situación en la que se encuentra actualmente. Cada
parte debe indicar en qué aspectos estaría dispuesta a ceder para poder
establecer acuerdos.
3. Búsqueda de soluciones potenciales: En esta etapa tanto los padres
como el adolecente aportan las soluciones que consideren posible para alcanzar
la mejora de la situación; ambas partes deben permitir una expresión libre de
opiniones.
4. Identificación y valoración de las consecuencias: Esta se relaciona con la
toma de decisiones; una vez establecidas las posibles soluciones es necesario
que el terapeuta, los padres y el adolecente evalúen cada una de las posibles
soluciones y consideren cuales pueden ser realmente efectivas o posibles y cuáles
no, todo esto en función de 4 criterios. Para ello se utiliza la siguiente tabla:
Soluciones Resolución de Esfuerzo o Bienestar Bienestar Total
problemas tiempo emocional general

La valoración de dichas soluciones será realizada por los padres, el adolescente y


el terapeuta en función de la siguiente escala:

+3 Extremadamente satisfactorio -1 Ligeramente insatisfactorio

+2 Medianamente satisfactorio -2 Medianamente insatisfactorio

+1 Ligeramente satisfactorio -3 Extremadamente insatisfactorio

5. Puesta en práctica de la solución elegida: Después de realizar la


valoración se ponen en práctica las soluciones que obtuvieron la mayor
puntuación. Para ello el terapeuta explica las técnicas que se van a realizar tanto
al adolescente como a sus padres.

6. Verificación de los objetivos propuestos: una vez que se hayan aplicado


las técnicas, el terapeuta evalúa si se han realizado progresos y si ambas partes
se sienten satisfechas con los logros. Es necesario tener en cuenta que se trabaja
primero con la solución que puntuó más alta, si se logra, se procede con la
siguiente con puntaje más alto y así sucesivamente hasta concluir. En el caso de
que en la verificación, después de trabajar con dos soluciones no se logra
avances, se debe iniciar de nuevo el proceso comenzando desde la
operacionalización del problema, porque probablemente no se estableció de forma
correcta la situación.

V. Entrenamiento en Habilidades Sociales: Este es un tratamiento de


corte conductual que se enfoca en conductas verbales y no verbales que afectan
la interacción social. Se apoya en el supuesto de que los problemas de conducta
antisocial son primordialmente problemas interpersonales. El entrenamiento
incluye procedimientos para desarrollar habilidades sociales como por ejemplo:
 Modelamiento: Aprendizaje por medio de la imitación de un modelo, ya sea
individual o en grupo, donde el terapeuta le mostrara al paciente como hacerlo
correctamente hasta que el paciente logre dominarlo por sí mismo.
 Práctica: Es realmente necesario que el adolescente ensaye constantemente
hasta dominar completamente la conducta aprendida puesta en práctica en la
vida real, la cual es mandada como tarea entre una sesión y otra.
 Entrenamiento: El terapeuta observa la comunicación entre los padres y el
adolescente con el objetivo de identificar aquellos problemas que se
encuentren presentes para posteriormente brindarles un feedback con lo
observado de la comunicación e instrucciones directas.

Fármacos

• Los fármacos pueden ser útiles en situaciones de crisis y/o severidad del
TC.

• No conviene olvidar que los síntomas pueden ser secundarios a otro


trastorno (principalmente una depresión o un trastorno adaptativo) y que el
tratamiento puede hacer remitir los síntomas.

• Los fármacos pueden ser de gran ayuda, puesto que inciden sobre el
funcionalismo alterado del sistema nervioso relacionado con la conducta disruptiva
Bibliografías:

 Asociación Americana de Psiquiatría (2014) “Manual Diagnostico y Estadístico


de los Trastornos Mentales (DSM – 5)”. (5ª edición) Arlington, VA, Asociación
Americana de Psiquiatría.
 Solloa G, Luz M. (2006) “Los Trastornos Psicológicos en el Niño: Etiología,
Características, Diagnóstico y Tratamiento”. (2ª edición) México: Trillas.
 Friedberg, R. McClure, J. (2005) “Practica clínica de terapia cognitiva con niños
y adolescentes”. EdicionesPaidosIberica, S.A.

También podría gustarte