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Territorialidad Humana y la Organización Política del espacio

(Soja, Edward; 1971)


La territorialidad humana y la Organización Política del Espacio (página 32)
En las secciones anteriores, hemos explorado algunos de los aspectos más amplios de
la territorialidad animal y humana. Es evidente que la cuestión de las posibles
analogías entre el comportamiento animal y humano, así como entre el espacio
personal y la territorialidad social merece un tratamiento más extenso del que se puede
dar a ella en este “articulo de investigación”. Desde esta discusión, sin embargo, una
serie de “observaciones centralmente relevantes” pueden derivarse con respecto a la
naturaleza de la territorialidad del grupo humano y su relación con nuestro tema
principal, la organización política del espacio.
l. Repaso y Análisis General
Aunque la influencia biológica probablemente no ha desaparecido, la macro-
territorialidad en el hombre se desarrolló principalmente con la evolución de la
sociedad y de la cultura humana, como una faceta importante de la organización social
y del comportamiento. A esta escala, ella representa una característica particular de la
organización espacial de la sociedad y un marco para las relaciones intra e inter
grupales. La proximidad geográfica, (33) junto con los lazos de consanguinidad y la
diferenciación social según roles y status (es decir la división del trabajo y el
equivalente humano de la “jerarquía de dominación”) constituyen la estructura,
cohesión e identidad de los grupos humanos. El hombre desarrolló muchas variaciones
sobre el tema de la organización del parentesco y la estratificación social, también ha
innovado en el contexto de la organización espacial o territorial. La territorialidad de
la sociedad es un fenómeno cultural que varía en su estructura y funciones de
sociedad en sociedad y de período de tiempo a otro.
La territorialidad proporciona un vínculo esencial entre la sociedad y el espacio que
ocupa principalmente a través de su impacto en la interacción humana y el desarrollo
de grupos de identidades espaciales. Las sociedades humanas y las culturas organizan
el espacio a manera de un “mosaico cambiante de rasgos distintivos”, en los cuales
canalizan la estructura de comunicaciones humanas. Esto se hace principalmente a
través del establecimiento y mantenimiento de discontinuidades espaciales
identificables que actúan para:
1. Limitar las actividades de grupo;
2. Fomentar la cohesividad y orientación interna; y
3. Crear barreras para el contacto externo.
Estos sistemas de límites no siempre son la expresión formal y rígida de los límites
precisos sobre la superficie de la tierra. A veces se basan en el alto potencial de
interacción que deviene de la proximidad geográfica.
La territorialidad social puede surgir de una variedad de comportamientos, tales
como:
∙ La semejanza étnica o lingüística;
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∙ Las características económicas comunes;
∙ Los lazos de interdependencia funcional; etc.
Cualquiera que sea el criterio que la define, la territorialidad social es la base
principal de la organización política del espacio: la forma en la cual el espacio y la
interacción humana se estructuran para cumplir funciones políticas. La organización
política del espacio, a su vez suministra una de las bases importantes para la
integración de la sociedad.
Todas las sociedades tienen una dimensión espacial pero sólo unas pocas giran en
torno a los grupos territorialmente definidos. Esto no debe interpretarse en el sentido
de que existe la territorialidad sólo en estas pocas sociedades. Todos los sistemas
sociales con organización política reconocible y autoridad autónoma sobre un área
tienen alguna forma de territorialidad en la cual existen ciertos puntos, líneas o áreas
que provocan identidad grupal y generan sentidos de exclusividad grupal
(insiderness) contra lo forastero (outsiderness). Esta es la base de la condición de
territorialidad humana, tanto a nivel individual como social.
Estos focos territoriales no necesitan ser fijados de manera permanente, ni son
necesariamente los focos más importantes para la integración del grupo. La distinción
clave está entre aquellas sociedades en las que existe una definición social del
territorio y aquéllas en las que hay una definición territorial de la sociedad.
Definición social del territorio ≠ Definición territorial de la sociedad
En la larga historia de la cultura, ha habido muy pocas sociedades que se desarrollaron
en torno a fijas y definidas unidades territoriales. Con mayor frecuencia, la
organización del espacio era un reflejo de la estructura social y económica interna, y
la pertenencia al grupo dependía menos directamente “de una ubicación física” que
“de una posición en el sistema social”.
Estas “fronteras” socialmente definidas realizan la misma función con respecto a la
transgresión, la exclusión y la identidad y cómo habrían de haber sido expresadas
directamente o institucionalizado en el paisaje.
Sólo con la emergencia del Estado y el crecimiento asociado de un “sistema político
especializado” hace la que sociedad comience a ser definida en gran parte
territorialmente. La organización política de las sociedades basadas en el Estado es
una entidad territorial que tiene la responsabilidad, entre otras, del mantenimiento de
su integridad territorial y administrativa, al estructurar su dominio interno en un
conjunto integrado de compartimentos territoriales. Ningún área se le permite
permanecer fuera del sistema administrativo y, en un nivel funcional dado, ninguna
superposición geográfica está permitida. El espacio debe ser llenado y las fronteras
deben ser precisadas; la jurisdicción y la autoridad están principalmente sobre piezas
de territorio y no sobre las personas.

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El auge de territorialidad humana políticamente definida, se alcanza en el sistema
Estado-Nación moderno, arraigado en:
∙ La lógica aristotélica;
∙ La geometría griega;
∙ El concepto occidental de la propiedad privada;
∙ La perspectiva distintiva resultante en la organización política del espacio,
En definitiva, la relación entre la región funcional ocupada por la comunidad nacional
y la región formal definida por parte del Estado, ha dado origen a la emergencia del
sistema de dominación que se impuesto en casi todo el mundo habitable. Este sistema
de dominación, a su vez, extiende hacia grandes extensiones de agua (derecho del
mar), hielo (derecho antártico) y aire (espacio aéreo). Por primera vez en la historia se
desarrolló un sistema controlado de fronteras territoriales con lo cual todos los
pueblos del mundo, bajo un único sistema político de dominación territorial, sea han
estructurado internamente bajo una jerarquía de dominancia identificable. (34)
Dentro del contexto regional formal-funcional, el surgimiento del Estado fue la
primera organización territorial de la sociedad que llegó a ser definida en términos de
región delimitada formalmente. Este surgimiento da lugar a una compleja interacción
entre los sistemas territoriales estáticos de la región política formal y los sistemas
territoriales dinámicos que caracterizan a la región política funcional del espacio y la
sociedad.
La interacción entre la organización política formal y funcional ha sido un tema
central en la geografía política por lo menos durante cuarenta años. El enfoque
funcional de Richard Hartshorne y su énfasis en las fuerzas centrífugas y centrípetas,
ha generado insatisfacción con los enfoques históricos y morfológicos más
tradicionales a la geografía política claramente enfocados en el crecimiento de la
organización política funcional y el grado de coincidencia entre la nación y el estado.
El análisis de Jean Gottmann de la partición política del mundo estaba orientado a
examinar las fuerzas opuestas de la circulación, el movimiento dinámico de bienes,
personas e ideas lo cual permite al espacio organizarse; y la iconografía, ó conjunto de
fenómenos simbólicos que se resiste al cambio producido por el movimiento a favor
de un cierto orden o patrón establecido”. La teoría del campo unificado de Stephen
Jones hizo hincapié en la relación entre las áreas políticas (regiones políticas
esencialmente formales), los “campos de la circulación” (básicamente funcional) y la
asociación de ambos con las ideas políticas y la toma de decisiones.
2. Las dimensiones principales de Territorialidad (34)
La territorialidad social no se limita al nivel de lo que podría llamarse el grupo
corporativo principal, representado hoy principalmente por el Estado-nación y, en
algunos casos por un grupo étnico.
La territorialidad es un fenómeno importante en todas las escalas de la sociedad
humana desde la familia hasta las regiones del mundo a gran escala.
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Mientras que el animal territorial individual es miembro de un tipo único de sociedad,
que vive en un grupo (o de vez en cuando el cambio entre grupos equivalentes), que se
reorganiza en subfases diferente para cada una de sus actividades principales (por
ejemplo, alimentación, dormir, aparearse), el hombre puede formar grupos separados
para las actividades especializadas y, en la mayoría de los casos, moverse entre ellos a
voluntad.
Por lo tanto, el hombre puede ser miembro de muchas sociedades diferentes
territorialmente organizadas al mismo tiempo. Se puede, por ejemplo, desarrollar
lealtades intensas y compatibles con su cuadra-barrio, su Provincia o Ciudad-Región y
su Estado-Nación.
Es importante establecer claramente las condiciones de la territorialidad humana, ya
que opera a través de diversas escalas geográficas, historicas y sociales. Habría tres
condiciones centrales:
1. Sentido de identidad espacial: representa una extensión de espacio personal hacia
una esfera socio-espacial más grande; por lo general se manifiesta en el
desarrollo de un simbolismo territorial o iconografía (banderas, imágenes,
insignias, ciertas estructuras físicas o lugares, etc.). Muy rara es la persona que no
comparte en común con otras personas un sentido de pertenencia a un lugar o
área en particular, aun cuando él no puede realmente estar viviendo allí.
2. En segundo lugar, hay un desarrollo conexo de una sensación de exclusividad
con respecto al territorio. Incluso más que el sentido de identidad, se activa por
una “perceptible invasión” inaceptable de personas o de tipos de uso del suelo en
un barrio residencial, de los forasteros indeseables en una porción de la región de
la ciudad (incluyendo, por ejemplo, ciertas industrias o un aeropuerto), o de
grupos enteros de personas (extranjeros) en el espacio nacional, así como la
amenaza de un ataque militar. Como ocurre entre los animales territoriales, la
defensa territorial rígida no es absolutamente necesaria, el factor más importante
son los omnipresentes medios organizativos de incluir o excluir de manera
selectiva a ciertos individuos. La territorialidad humana se asocia generalmente a
una homogeneización superficial de varias características distintivas: raza, etnia,
clase económica, ideología política.
3. Una tercera característica es la “compartimentación o canalización de la
interacción humana en el espacio”. La territorialidad se asocia con la
concentración de las actividades y la comunicación dentro de las áreas
localizadas, insertando fronteras por así decirlo en relaciones normales distancia
de decaimiento (N.T. centralidad geográfica). El elemento clave es la existencia
de una discontinuidad identificable en la regularidad ordenada de los patrones de
actividad causado por factores sociales más que los fenómenos ecológicos.
Todos los casos en los que se produce una estructuración de los patrones de
interacción tales pueden no ser necesariamente el reflejo de la territorialidad de la

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sociedad. Uno puede pensar, por ejemplo, de la influencia de la estructura de tipos de
carga escalonada de diversos medios de transporte, las zonas de calificación similares
para las llamadas telefónicas, y otras formas de discriminación por área. Pero incluso
estos son, en parte, los productos de una sociedad esencialmente territorial. No
obstante, probablemente no es lo mejor define a la territorialidad esta característica,
sino que debe involucrar a algún elemento de identidad espacial y de exclusividad
también. Como se señaló anteriormente, la estructura territorial distintiva de
interacción no es la única base de la territorialidad, pero es probable señalar el
funcionamiento de algún mecanismo de comportamiento territorial.
Estos tres aspectos de territorialidad grupo humano se generan por diversas fuerzas, la
más destacada de los cuales son la proximidad física o residencial; una homogeneidad
de atributos sociales, culturales, económicos y políticos; y las demandas o
consecuencia de la interdependencia de los mecanismos fundamentales funcionales de
integración social examinan en la parte 1. Definición de territorio se puede imponer
desde arriba a través de la operación de los sistemas políticos o puede surgir
internamente por así decirlo, mediante el desarrollo de los grupos de sociedades
cohesivas con un poco de control autónomo sobre la organización del espacio. El
primero representa, al menos inicialmente, una región formal, y el segundo una
funcional, a pesar de la poderosa impronta de los límites formales sobre la interacción
humana es a menudo suficiente para reestructurar la interacción humana y moldear la
organización funcional del espacio para adaptarse a la estructura regional formal. En
cada caso, sea manipulada por un sistema político especializado o generada por la
dinámica de las relaciones inter e intra-grupo, la territorialidad sirve para regular los
patrones de competencia espacial, el conflicto y la cooperación como la base del
comportamiento central para la organización política del espacio.
Hay muchos tipos de territorios de grupos humanos anidados dentro de la jerarquía de
la organización política del territorio. Hemos discutido el “sistema territorial muy
prominente” del Estado-nación con cierto detalle. En una escala aún mayor “, existen”
las regiones del mundo de forma variable definidos que estructuran los patrones
globales de la interacción y de inculcar algo esporádico pero, sin embargo, los
verdaderos sentimientos de identidad macro-territorial y la exclusión: Europa
Occidental y del Este, Oriente Medio, América Central, África tropical. No hay la
facilidad de definición, la clara coincidencia de múltiples sistemas de límites, ni
necesariamente la contigüidad de localización de la nación-estado. Varias medidas
diferentes de los patrones de interacción (por ejemplo, el comercio, la migración, “los
intercambios políticos diplomáticos y otros”, el tráfico de telecomunicaciones) pueden
producir diferentes conjuntos de las regiones, al igual que un análisis de las variables
clave de atributo (nivel de desarrollo económico, la ideología política, el lenguaje y
cultura). Pero al igual que muchos patrones de comportamiento territorial en el
hombre y los animales, existen áreas fundamentales identificadas que actúan como
puntos focales de la identidad territorial y la actividad concentrada, rodeado de zonas

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irregulares y de forma variable definidos de influencia. Estas regiones mundiales con
frecuencia se superponen y no se llenan por completo todas las áreas en el espacio
varios de tierra son probablemente intransmisible a regiones específicas, El sistema
territorial es muy complejo y difícil de medir con precisión, pero no se puede negar la
existencia de grandes uniformidades regionales, sentimientos de identidad regional, la
exclusividad selectiva y las discontinuidades pronunciadas en la interacción espacial a
nivel supranacional.
Una excelente intento de analizar e identificar las regiones internacionales que
deberían ser de interés para todos los geógrafos políticos es hecha por Bruce Russett
en Intemational Regions and the Intemational System: A Study in Political Ecology.
El uso de una medida muy cruda de la distancia física (distancia aérea entre las
capitales políticas), Russett encuentra muy estrecha relación entre las regiones del
mundo en base a la proximidad física y los derivados sobre la base de la
homogeneidad social y cultural, el comportamiento electoral de las Naciones Unidas,
la interdependencia económica basada en el comercio, y la pertenencia a
organizaciones internacionales. Estas agrupaciones regionales fueron de ninguna
manera idénticas y contenían muchos miembros no contiguos, pero la estrecha
correlación entre las medidas de distancia crudo y los demás sugiere fuertemente el
funcionamiento de un mecanismo territorial o “efecto vecindario” organizar los
espacios mundiales en regiones macro geográficos.
A nivel más local, sobre todo en las sociedades industrializadas modernas,
territorialidad grupo también parece ser menos formalmente establecido que a nivel
del Estado-nación y sus principales subdivisiones, que por lo tanto tiene una influencia
menos directa y claramente identificable en los patrones de interacción, siendo
enterrado en una compleja red de las redes sociales y económicos no definidos
territorialmente. Pero, de nuevo, una influencia territorial marcada puede ser
reconocida. El papel de la territorialidad como marco para las relaciones sociales en el
barrio marginal urbano se ha demostrado un alto precio en la literatura. Existe
territorialidad pandilla y puede ser fácilmente interpretado como un medio para
regular competencia, conflicto y cooperación dentro de una capa social especializada
basada en la edad.
En la afirmación generalizada en la literatura sociológica, sin embargo, es que el
habitante de la ciudad moderna es altamente móvil y prefiere el anonimato de los lazos
de unión de la membresía en las comunidades territoriales de pequeña escala. El
comportamiento está arraigado ya no principalmente a nivel local. Muros, calles y
vallas barricadas el individuo y su familia contra la presión para interactuar con los
vecinos, sobre todo porque el automóvil, el transporte masivo, y los medios de
comunicación le permiten satisfacer casi todas sus necesidades fuera de su vecindario
inmediato. El lazo territorial local, por lo tanto, llegar a ser casi insignificante como
influencia en las relaciones sociales urbanas.

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Alternativamente, la territorialidad local se ha visto como limitado a ciertos grupos.
De acuerdo con este punto de vista, ejemplificado en los escritos de Melvin Webber,
ocurre con mayor claridad entre las comunidades de menores ingresos en la forma de
“céspedes de pandillas” y barrios económicos o étnicos y raciales, El ghetto negro, por
ejemplo, es cada vez más reconocido como un poderoso foco de la identidad
territorial, y gran parte del movimiento negro dirigido los derechos civiles, en
particular en su énfasis en el poder negro y el nacionalismo negro, representa un
intento de obtener un mayor dominio local sobre los asuntos y los acontecimientos de
la comunidad territorial. Como señala Harold Rose, este proceso de solidificación de
identidades (espaciales y raciales) y exigente control local aumentó asemeja mucho
nacionalismo territorial a nivel global. Podríamos añadir que muchas áreas suburbanas
que son blancos y ricos también muestran fuertes identidades territoriales y los
sentimientos de exclusividad, aunque los patrones de interacción de aquí suelen estar
orientados externamente y las identidades son más evidentes sólo en desafío externo
(por ejemplo, la anexión o la inmigración de los grupos de menores ingresos).
Lo que es más probable, sin embargo, es que la territorialidad simplemente se ha
vuelto más complicada y difuso, y discontinuo en el plano local, sin dejar de ser una
gran influencia en el comportamiento individual y en grupos pequeños. El grado en
que las identidades localizadas, sentimientos de exclusión y límites definidos
socialmente actúan para estructurar el “espacio de acción” de los individuos en la
ciudad moderna está claramente variables (y difícil de medir), pero la existencia de
barrios reconocidos y nombrados; Áreas de patrones homogéneos y segregados
residencial y étnicas, religiosas, y la composición ocupacional; y las barreras y
fronteras pronunciadas a la interacción humana que no se basa únicamente en los
rasgos físicos dan testimonio de la continua operación de potentes mecanismos
territoriales locales en el contexto urbano moderno.
Incluso la “elite intelectual”, que ha sido considerado por muchos como no territorial,
muestra pronunciado aspectos del comportamiento territorial. .. Como hemos
mencionado anteriormente, tanto la territorialidad humana y animal puede ser nodal y
la superposición en lugar de centrarse en una zona claramente definido y defendido.
Por lo tanto, incluso con su movilidad prodigiosa, la élite rica moderna puede ser
descrito como una forma de comportamiento territorial centrado en determinados
puntos o áreas pequeñas de la casa, club o centro social, el lugar de trabajo, que al
igual que otras formas de comportamiento territorial; exhiben patrones de
“personalización”, la identidad, la exclusión selectiva, y una estructuración distintivo
de los patrones de actividad. Los miembros de la comunidad que comparte estos focos
territoriales no tienen por qué ser locacionalmente contiguos. Pueden no ser
identificables los “barrios” en el paisaje. Sin embargo, las dimensiones clave del
comportamiento territorial se pueden identificar.
Se necesita mucha más investigación sobre el papel de la territorialidad local en la
ciudad “antes de cualquier pero las conclusiones más tentativos” se pueden ofrecer.

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Esto es particularmente cierto para el concepto muy difícil de alcanzar de “barrio”,
que en su variabilidad de uso y la definición y la falta de reconocimiento de sus
variaciones en la escala de acuerdo a la situación, rivaliza con los conceptos de raza,
tribu y nación en su mal uso generalizado en la literatura.
Del mismo modo, se necesita más investigación sobre la territorialidad local en el
contexto rural. Como un ejemplo de las posibles líneas de esta investigación podría
tomar, está el estudio de la estimulación de los sistemas de comercialización en la
China rural por GW Skinner. Una de las unidades territoriales locales más
generalizadas en China, por lo menos antes de 1949, era el “área de marketing
estándar”, un grupo de pequeños pueblos de los alrededores de una ciudad importante
a nivel local de mercadeo. La comunidad de la comercialización de estos pueblos
formaron una unidad de área discreta. Ninguna ciudad pequeña o pueblo negociados
fuera de ella, y de la vida social y política, así como económicos se centraron en la
zona del mercado estándar. Dado este confinamiento territorial de la actividad, la
comunidad local se convirtió en una unidad sociopolítica muy unida. El matrimonio
era endogámico, lazos de linaje, antes separados, se fusionaron en linajes compuestos
se centraron en el área local, y una variedad de grupos ocupacionales, religiosos,
recreativos tomó la estructura de la comunidad de marketing como su foco. Cuando el
gobierno comunista trató de reorganizar la administración local y la comercialización,
se encontró con una fuerte resistencia y se vio obligado a posponer sus planes.
Lo que es particularmente interesante de esta territorialidad local era que tendía a
cumplir en la mayor parte de China, con lo que Walter Christaller denominó el
“principio administrativo” en el ordenamiento jerárquico de los sistemas de lugar
central, Sin entrar en la teoría del lugar central en detalle, Christaller reconoció tres
básicos principios de organización que afectan a la disposición horizontal de los
asentamientos. El “principio de la comercialización” resulta en el máximo número de
lugares centrales en la estructura hexagonal de las áreas de mercado, permitiendo así
que los lugares centrales para estar lo más cerca posible del consumidor; Es decir, se
permite que el espacio para ser “empaquetado” con el mayor número de áreas de
mercado hexagonales y “plazas de mercado. El “principio de tráfico o transporte”
implica una disposición que contiene la mayor cantidad de lugares importantes como
sea posible en una ruta de transporte directo entre las ciudades más grandes. En ambos
casos, todos los pueblos están ubicados en la zona del mercado de centros de límites
de un orden superior. En el “principio administrativo o principio de separación”,
algunas eficiencia de la comercialización se mantiene, pero todos los lugares de orden
inmediatamente inferior se encuentran completamente dentro de la zona de influencia
de mercado de la segundo mayor centro.
En la China rural, las órdenes superiores del sistema de comercialización fueron
encontradas por Skinner a variar de acuerdo con cualquiera de la comercialización o
principios de transporte. Estos límites de marketing en paralelo en muchos aspectos de
la jerarquía administrativa formal del gobierno central, a pesar de la coincidencia de

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área entre los dos sistemas no eran muy común. A nivel local, sin embargo, las áreas
de mercado estándar eran geográficamente discreta y generalmente consistían en unas
19 aldeas (la ciudad central y los anillos circundantes de 6 y 12 aldeas en conformidad
directa con una extensión del principio administrativo). Sólo la localidad estándar del
mercado en sí se encuentra en los límites de la siguiente área de marketing de orden
superior. Lo este modo el área de marketing estándar informal sirvió ambas funciones
administrativas y económicas Estructuralmente diferentes de los sistemas de orden
superior, él proporciona tanto un marco para la identidad local, así como un medio
para la integración de estas unidades locales dentro de los sistemas más grandes
urbanos, de marketing y administrativos.
Situaciones similares en los sistemas de comercialización local, que establecen y
mantienen poderosas identidades territoriales locales, mientras que al mismo tiempo la
vinculación a nivel local con las estructuras a gran escala parecen existir en otras
partes del mundo. Aquí tenemos un buen ejemplo de un grado mensurable de la
territorialidad en los sistemas de lugar central. Abundando en lo que hemos sugerido
en la Figura 9 puede existir una marcada discontinuidad en los patrones de interacción
espacial que distorsiona las relaciones regulares decaimiento distancia, incluso dentro
del marco aceptable en teoría de los lugares centrales.
La figura 11A representa una situación no territorial con el lugar Q, siendo un límite
de equilibrio entre los centros X e Y. La interacción continúa teóricamente a través del
límite de acuerdo con un decaimiento regular de la distancia de los principales centros.
En la figura 11-B, sin embargo, el límite marca una caída pronunciada en la
interacción. En la situación de China, un pueblo es probable que esté en contacto
estrecho con otro pueblo así que me distancio de distancia al otro lado del área de
marketing que con uno muy cerca, pero a través del límite de mercado. Ante esta
situación, también puede que sea probable que la interacción dentro de los límites del
mercado tenderá a aplanarse, asemejándose así aún más de cerca los patrones
territoriales ilustrados en Figura 9.
Estas observaciones son, evidentemente, muy especulativo y sugerente, y no pretenden
ser modificaciones significativas de la teoría del lugar central. Ellos ofrecen, sin
embargo, una avenida posiblemente fructífera para la investigación futura vinculación
de la organización política y económica del espacio.
CONCLUSIÓN
En este trabajo se ha tratado de explorar varias características de la organización
política del espacio, a partir de un esquema general de las relaciones entre espacio
humano y la organización social, se trasladó primero a un examen de las perspectivas
transculturales sobre la organización política del espacio y luego hubo una breve
reseña del surgimiento del Estado-nación como una expresión espacial distintivo.

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La organización política espacial fue vista como un producto de la tentativa de las
sociedades humanas y sus instituciones para controlar y dirigir los procesos políticos
“clave” de la competencia, el conflicto y la cooperación.
Parte II se dedicó principalmente al examen del concepto de territorialidad, su
evolución histórica en el hombre y. sus implicaciones contemporáneas de la sociedad
humana. Territorialidad proporciona un “eslabón esencial y pasado por alto” entre el
comportamiento humano y la organización política del espacio.
A través de su influencia en los sentimientos de identidad espacial, en el desarrollo de
un sentido de exclusividad geográfica y la segregación, y en el golpeteo de área de la
interacción humana, la territorialidad en la escala social agrega significado y la
interpretación de la compleja superposición de regiones formales y funcionales que
espesamente capas superficiales de la tierra. Por otra parte, impone firmemente el
análisis de la organización política espacial dentro de un marco interdisciplinario y de
comportamiento integral.
La relación entre las características principales de la territorialidad humana y los
procesos de la competencia, el conflicto y la cooperación en el espacio proporciona un
marco conceptual embarazado de desafiantes materia para el campo de la geografía
política.
También exige que los geógrafos políticos se mueven más allá de su énfasis ligado a la
cultura restrictiva y, a menudo en el Estado-nación para desarrollar un modo de
comparativa y transcultural de análisis. En efecto, si el foco central de la geografía
política es la interacción de la zona geográfica y el proceso político o el análisis
espacial de los sistemas políticos, se debe explorar de manera sistemática y
comparativamente la gran variedad de organizaciones políticas que tienen un
expresión espacial. Estos incluyen no sólo Alemania y Australia, Idaho y Silesia,
Detroit y el Tirol; deben al modo involucrar a la banda Bushman y la confederación
Ashanti, la casta de la India y el linaje africano, maya y comunidades de los pueblos
yugoslavos, los gremios medievales y las corporaciones estadounidenses, el gueto y la
pandilla.
La organización política del espacio, sus patrones estructurales, objetivos funcionales,
y las fundaciones de comportamiento, representa una frontera importante y
relativamente inexplorada para el estudio geográfico contemporáneo. Aún no es
posible trazar esta frontera con detalle, por los puntos de referencia necesarios en la
forma de estudios empíricos y teóricos perceptivos emanados de la corriente principal
de la geografía moderna son todavía demasiado escasos en número. Como resultado
de ello, el presente Libro de Recursos, en mayor medida que la mayoría de los demás
de la serie, ha tendido a ser más sugerentes que firme, y especulativo y experimental
en lugar de concentrarse en una revisión exhaustiva de la literatura. Esperemos que el
casting de una red más amplia en la búsqueda de relaciones entre el espacio geográfico
y el proceso político puede estimular al lector a profundizar en la variedad de temas

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introducidos para fortalecer o refutar los argumentos presentados, para extender,
complementar o reestructurar el tratamiento ofrecido; y más importante, para
comprender más a fondo el poderoso impacto de la organización política del espacio
en el comportamiento humano.

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