Discípulo es aquel que, sobretodo, se compromete a realizar
estas siete actitudes y aptitudes:
1) Despertar para servir a la humanidad, cumpliendo con la
misión de la vida.
2) Colaborar en el Plan de los grandes seres, tal como Él lo
percibe y de la mejor manera posible.
3) Seguir la guía del Yo Superior y no los dictados de su
personalidad inferior. Asumiendo que elevación y profundidad son correspondientes.
4) Discípulo es aquel que comprende lo que es el trabajo
grupal, y debe trasladar su centro de actividad al centro del grupo.
5) Discípulo es aquel que va ajustado su sentido de
proporción y percepción, observando las cosas tal cual son: a las personas, al dinero, a los bienes materiales y a la sexualidad; de esta forma llegará lentamente a ser lo que es o no.
6) Discípulo es aquel que transfiere su consciencia de lo
personal a lo impersonal; y que durante la etapa de transición soportará muchas dificultades y sufrimientos provenientes del Yo inferior que se revelarán ante esta trasmutación, lo que también harán sus amigos y familiares revelándose ante la creciente impersonalidad del discípulo.
7) Discípulo es aquel que conoce su responsabilidad de
colaborar en el Plan de la evolución, expandiendo así otras consciencias y enseñándoles la diferencia entre lo real y lo irreal, la vida y la forma.
De un discípulo, la Jerarquía de Mundos Confederados y los
Maestros de la Hermandad Blanca esperan estas siete actitudes y aptitudes:
1) Trabajar para lograr la pureza de la vida (Leyes
Espirituales Universales).
2) Hacer las prácticas necesarias para el desarrollo
espiritual.
3) Trabajar científicamente el cuerpo físico.
4) Utilizar la palabra con verdadera manifestación
esotérica.
5) Vivir aquí y ahora aprendiendo del pasado y
proyectando el futuro.
6) Estudiar profundamente el kama-manas (mente inferior)
y cuidar su karma. 7) Finalmente, el discípulo mostrará con su propia vida, cual es su meta, objetivos y centro de consciencia.