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JUSTICIA DIVINA
Este mismo concepto que hemos admitido, ¿podemos también aplicarlo a la
justicia divina? Veamos.
Hemos dicho que el poder de Dios es infinito; su voluntad, en consecuencia, es
omnipotente, y su razón posee la sabiduría absoluta. No puede haber discrepancia
entre su voluntad todopoderosa y su razón, toda sapiencia y bondad, pues si así fuera
se produjese una desarmonía que no va de acuerdo con su naturaleza. Su voluntad,
que todo lo puede, hallase, sin embargo, sujeta a su razón omnisciente.
Y como esta razón es omniscia, todo lo sabe, todo lo comprende. Conoce
también la justicia en toda su perfección, y, por tanto, su voluntad puede aplicarla con
toda exactitud y eficiencia. En una palabra: sólo la justicia divina es perfecta, porque la
suma razón todo lo sabe, y la suma voluntad todo lo puede. Y en el día del juicio final,
según la doctrina cristiana, ase justicia brillará en todo su esplendor: todo lo oculto será
descubierto, y todo lo que se dijo a los oídos será gritado desde los tejados; serán
separados los buenos de los malos, y cada quien se le dará según sus obras, o sea, a
cada quien se le dará lo que le corresponda. El ser supremo sabe perfectamente lo que
cada uno merece.
De acuerdo con estas ideas, el concepto de justicia que hemos expuesto es
aplicable en el aspecto positivo a la suprema justicia del creador. Él también dará a
cada uno lo que le corresponda. Pero en el aspecto negativo, dicho concepto no es
aplicable. ¿qué derechos deberá responder el todopoderoso para no ser injusto?
¿cómo podríamos nosotros, os iguales, decirle a él, que todo lo sabe, que debe
conservarnos tales o cuales bienes, que él mismo nos dio, para no ser inicuo? En otras
palabras: la justicia divina consiste también en dar a cada uno lo que le corresponda,
pero no en respetar lo que cada quien posee, ya que, en definitiva, nada es de los
humanos.
Cualquiera que sea el concepto de justicia humana quien se acepte, ésta no
puede coincidir exactamente con la divina, debido a la imperfección moral y
cognoscitiva del hombre.xi
NOTAS
i
Véase CARLE, op. Cit., parte 1ª., Lib. II, s 1º., núm. 43, pp. 134 y siguientes.
ii
Véase DEL VECCHIO, La giustizia, op. Cit., V, p. 45.
iii
ARISTÓTELES, Moral a Nicómaco, op. Cit., lib. V, cap. V, p. 165.
iv
ARISTOTELES, La gran moral, 2a. Ed., trad. Patricio de azcárate, espasa-calpe, Buenos Aires, 1945,
lib. I, cap. XXXI, p. 66.
v
Digesto, parte 1a., lib. I, tít. I, núm. 10, Ulpianus, en el 1er. Vol. Del cuerpo del derecho civil romano, op.
Cit., p. 199; véase también: instituta de justiniano, lib. I, tít. I. 1er. Párr., obídem, p. 5.
vi
KELSEN, La idea derecho natural, op. Cit., XV, p. 43, últ. Párrafo.
vii
Digesto, parte 1ª., lib. I, tít. I, núm. 10, s 1, en el vol. 1º. Del cuerpo., op. Cit., p. 199. véase también:
instituta, lib. I, tít. I, s 3, ibídem, p. 5.
viii
KANT, Principio metafisicos del derecho, “división de la ciencia del derecho”, A, 3º., p. 55.
ix
Loc. Cit.
x
digesto, lib. L. Tít. 17, fr. 206, pomponius, en el vol. 3º. Del cuerpo., op. Cit., p. 961; véase también: lib.
XII, tít. 6, fr. 14, sabinum, en el 1er. Vol. Ibídem, p. 708.
xi
Véase, por ejemplo, LEIBNIZ, op. Cit., p. 9; DEL VECCHIO, La giustizia, op. Cit., II, pp. 5 y 9; del mismo
autor: “Giustizia divina e giustizia umna”, jus, rivista di scienza giurdice, anno VI, frasc. IV, dicembre 1955,
milano, p. 3.
xii
Véase GIRARD, Paul Frederich, manuel élémentaire de droit romain, 7eme. Éd., librairie Arthur
Rousseau Rousseau et cie. Éditeurs, Paris, 1924, liv. III, núm. IV, tít. I, chap. II, sec. I, s I, núm. III, A, p.
479.
xiii
MATTHAEUM, Evangelium, cap. XX, vers. 15.
xiv
RENARD, dice: “mais il y a des vertus plus hautes que la justice, trascendantes a la moral social: la
générosité qui accorde plus qu´il n´est dû, le dévouement, i´abnégation, i´héroîsme” (op. Cit., 5eme, conf.,
I, p. 98). (pero hay virtudes más altas que la justicia, que trasciende la moral social: la generosidad que
concede más de lo que se debe, la devoción, la abnegación, el heroísmo.)
xv
MATTAEUM, op. cit., XIX, 30; XX, 16; MARCUM, Evangelium, cap. X, vers. 31.
xvi
MATTAEUM, op. cit., XXV, 29; cfr. MARCUM, op. cit., IV, 25; LUCAM, Evangelium, cap. XIX, vers. 26.
xvii
Véase el diccionario de la Real academia española.
xviii
Publicacion en la Rivista italiana per la scienza giuridice, 1949.
xix
CARNELUTTI, Francesco, I valori giridici del messaggio cristiano, cedam-casa Editrice Dott. Antonio
Milani, Padova, 1950, núm. 9, p. 38.
xx
RADBRUCH, Gustav, introducción a la Filosofia del derecho, op. Cit., IV, s 15, III, 2), p. 62.
xxi
MATTAEUM, op. cit., XXII, 17.
xxii
Ibídem, XXXII, 21.
xxiii
CARNELUTTI, op. cit., núm. 3, p. 18.
xxiv
Ibídem, pp. 19-20.
xxv
Ibídem, núm. 4, p. 20.
xxvi
Ibídem, núm. 5, p. 27.
xxvii
MATTHAEUM, op. cit., VII, 1.
xxviii
CARNELUTTI, op. cit., núm. 7, p. 30.
xxix
Ibídem, núm. 9, p. 39.
xxx
Loc. Cit.
xxxi
MATTHAEUM, op. cit., V, 38, 39; LUCAM, op. cit., VI, 29.
xxxii
MATTHAEUM, op. cit., V, 40; LUCAM, op. cit., VI, 29.
xxxiii
MATTHAEUM, op. cit., VI, 25.
xxxiv
IHEREING, R Von, la lucha por el derecho, trad. Adolfo Posada, Araujo, Buenos Aires, 1939, cap. III,
p. 72 ad initio.
xxxv
Loc. Cit.
xxxvi
DE HIPONA, Austin, “el sermón de la montaña”, obras de san Agustín, t. XII: Tratados moraes,
versión, introducción y notas e Félix García, lope silleruelo y Ramiro Flórez, Biblioteca de Autores
cristianos, Madrid, 1954, lib. I, cap. XIX, núm. 59, pp. 859-860.
xxxvii
MATTHAEUM, op. cit., V, 25-26; LUCAM, op. cit., XII, 58-59.
xxxviii
JOANNEM, Evangelium, cap. V, vers. 22.
xxxix
Ibídem, XII, 47-48.
xl
DE HIPONA, Agustin, el sermón., op. Cit., lib. I, cap. XI, núm. 32, p. 818.
xli
MATTHEUM, op. cit., V, 41.
xlii
LUCAM, op. cit, XII, 14-15.
xliii
Ibídem, XII, 13.
xliv
RADBRUCH, Filosofia del derecho, op. Cit., s 12, p. 124 in medio. Del mismo autor: instroducción a la
filosofía del derecho, op. Cit., VI, s 15, III, 1), p. 61.
xlv
MATTHAEUM, op. Cit., V, 21-22.
xlvi
Ibídem, V, 29; MARCUM, IX, 46.
xlvii
DE HIPONA, Agustín, el sermón., op. Cit., I, cap. XIII, núm. 37, p. 824.
xlviii
CARNELUTTI, op. cit., núm. 9, p. 39.