Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿LIBERALISMO O TOTALITARISMO?
El derecho, según hemos dicho, para salvaguardar la paz pública, la seguridad
del país, como se suele decir, necesita coartar hasta cierto punto la libertad natural del
individuo. Ahora bien, ¿hasta qué medida, hasta qué grado, debe el derecho positivo
coartar esta libertad? A esta cuestión responden dos sistemas políticos extremos: el
liberal y el totalitarismo. El primero propugna la mayor libertad para el individuo, en
tanto que el segundo tiende a suprimir toda libertad al hombre. Entre el uno y el otro se
pueden encontrar los más diversos matices de regímenes políticos, según se restrinja
más o menos la libertad individual. El estado liberal enarbola como bandera la justicia;
el totalitarismo, la seguridad. Lo cierto es que tanto en uno como en otro se combinan
los dos fines jurídicos, como la preponderancia de algunos de ellos.
El estado liberal toma en cuenta preferentemente al individuo; el estado
totalitario, a la sociedad. Cuando el primero degenera, da lugar al libertinaje; la
exageración del segundo conduce al despotismo. La dificultad estriba en determinar el
mayor bien social. Este problema se relaciona con aquel otro fundamento de la justa
distribución de la riqueza, que tantas luchas han provocado. E igualmente difícil, por no
decir imposible, es su perfecta solución, para que intentemos resolverlo en este breve
ensayo, con cuyo principal tema, por lo demás, se relaciona poco. Pero una cosa no
debemos perder de vista: que si bien el derecho estatal tiene como fin último la
seguridad, el orden y el interés públicos, este fin debe alcanzarlo por medio de la
justicia, es decir, teniendo a la justicia ideal como faro. Tampoco se debe olvidar que si
se ha instituido el estado, es para bien de cada uno de los individuos que componen la
colectividad. Si cada hombre ha renunciado a su poder personal y lo ha trasmitido a un
público, es con la mira de que se le haga justicia. Así pues, la regla debe ser el interés
del individuo, y la excepción, el de la sociedad; el primero será sacrificado sólo cuando
se oponga peligrosamente al segundo.
En conclusión, podemos decir que la justicia es el fin inmediato del derecho
estatal, y el bien común, como seguridad pública, es el mediato o fin último, los cuales
sólo excepcionalmente se contraponen. Cuando el primero, que es medio para el
segundo, no se realiza, pues desaparecer la efectividad de este último, y dar motivo
para un nuevo régimen jurídico. Fiat justitia, pereat mundus; pero justicia en el sentido
trascendente que le da Del Vecchio, y teniendo la seguridad de que el mundo no
parecerá. Aunque quizás sea mejor decir con Ihering: vivat justitia ut floreat mundus.xix
Repertimos: la paz social, la seguridad pública, el orden jurídico, se alcanza por
medio de la justicia ideal.
AXIOLOGÍA JURÍDICA
Proyección de los valores en el mundo jurídico. Siendo el derecho un producto
de la cultura, es claro que en él se realicen ciertos valores específicos como son la
justicia, el bien común y la seguridad jurídica. Pero también se pueden realizar por
medio del derecho los valores de la moral como son la bondad, la rectitud, la
honestidad (por ejemplo, cuando se exige para ser juez ser honesto o tener bienes
antecedentes de moralidad). Otros valores también se pueden proyectar en el mundo
jurídico como es la verdad, aunque en algunas ocasiones el derecho tiene que acudir a
lo que se llama ficciones jurídicas, para resolver ciertas situaciones que las normas
jurídicas no lo pueden hacer conforme a la verdad (por ejemplo, lo que se denomina
confesión ficta o tácita). Por eso se habla de una lógica jurídica. En otros casos, el
derecho también tiene que establecer normas que traten de que se realice el valor
cortesía, que es el principal de los llamados usos sociales o “convencionalismos
sociales” (por ejemplo, cuando el derecho militar establece la obligación del saludo de
los inferiores a los superiores en la jerarquía cástrese, o cuando la norma jurídica
establece la obligación de respeto y de cortesía para con los jueces y colitigantes, o la
norma penal sanciona las injuria que típica como delito). Y Radbruch habla de una
estética del derecho: La belleza en la oratoria forense, en estampas, en la poesía y en
la liberalidad en general, relacionadas con cuestiones jurídicas.
Clasificación de los valores jurídicos (bien común, justicia, seguridad jurídica).
Estos valores ya los hemos tratado ampliamente, y remitimos al electo a lo dicho supra.
Otros valores que se desprenden de la consecuencia de los anteriores. En la
axiología encontramos valores absolutos y valores relativos, los primeros son los que
descansan en sí mismo, es decir, no provienen de otros valores superiores. Los
relativos, en cambio, sí. De acuerdo con esto, la justicia es un valor absoluto, como lo
son también la verdad, el bien y la belleza.
En la justicia va implícita la igualdad que no siempre se apoya en motivos éticos,
sino en la envidia, el despecho, la perversidad, el espíritu de venganza. La justicia
recibe el nombre de equidad, cuando se proyecta sobre el caso y el hombre concreto.
Tanto la equidad como la igualdad bien entendida, son valores jurídicos relativos,
porque se derivan del valor absoluto justicia.
Por otro lado, de la seguridad nacida del derecho positivo, legislado, surgen los
valores orden y certeza jurídica, la paz social y la tranquilidad pública, y,
primordialmente, la libertad. Pero la seguridad no es un valor absoluto, porque muchas
veces se realiza como un elemento del bien común.
Por lo que se refiere al mismo bien común, se derivan de él, en general, todas los
valores impersonales que el individuo solamente puede alcanzar en una sociedad
organizada jurídicamente y políticamente. El principal es la utilidad. Cuando al derecho
sólo le interesa realizar el bien común, no tiene en cuenta los intereses particulares del
individuo, y puede llegar a sacrificarlos, a suprimirlos, en los regímenes dictatoriales o
despóticos. Es por ello que el derecho debe perseguir también la realización de la
seguridad y la justicia. Si se aplica la justicia, el individuo obtiene seguridad jurídica, y si
tiene seguridad jurídica, puede contribuir a la realización del bien común colectivo.
NOTAS
i
Véase la selección de trabajadores en él presentados que, con el título los fines del derecho, tradujo
Daniel Kuri Breña, jus, México, 1944.
ii
CICERÓN, Des lois (de legibus), op. Cit., liv. III, núm. III, p. 345. “salus populi summa lex est”, escribe
IHERING, Rudolf von (el fin en el derecho, sin nombre de trad., atalaya, Bunos Aires, 1946, cap. VIII(II) ,
11, 3ª. Fase, núm. 177, p. 205.
iii
DEL VECCHIO, por su parte, considera que esta máxima hace alusión a la validez “trascendente” y
“metaegoísta” de la justicia (lezioni., op. Cit., parte sistematica, sezione III, p. 364).
iv
LE FUR, DELOS, RADBRUCH, CARLYLE, et at. (JUS), Los fines del derecho, op. Cit., III, núm. X, p.
73.
v
Ibídem, p. 104.
vi
Véase también: RADBRUCH, Introducción a la filosofía del derecho, op. Cit., II, s 8, especialmente núm.
II, pp. 36-37; filosofía del derecho, op. Cit., s 7 pp. 70-80.
vii
Los fines del derecho, op. Cit., p. 199.
viii
Ibídem, IV, núm. XII, p. 77.
ix
Ibídem, XIII, pp. 79-80.
x
Ibídem, p. 80.
xi
Ibídem, II, p. 28.
xii
IHERING, El fin en el derecho, op. Cit., II, cap. VII, 12, núm. 180, p. 213.
xiii
Ibídem, núm. 181, pp. 213-214.
xiv
PRECIADO HERNÁNDEZ, Rafael, lecciones del filosofoa delderecho, jus, México, 1947, 2ª. Parte, lib.
III, cap. XVI, núm. 4, p. 241.
xv
RADBRUCH, Filosofía del derecho, op. Cit., s 9, p. 96.
xvi
RENARD, op. Cit., 6eme. Conf., p. 123.
xvii
Cfr. Art. 29 de la constitucion política mexicana de 1917.
xviii
IHERING, El fin en el derecho, op. Cit., II, cap. VIII, 11, 3a. fase, núm. 177, p. 204.
xix