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Lección 7 para el 13 de febrero de 2021

El rey Ezequías tuvo que pagar las consecuencias de la unión de su


padre Acaz con los asirios. Salmanasar V y Sargón II, habían
arrasado Israel y deportado a su población. Ahora, el nuevo rey
asirio, Senaquerib, se dirigía contra Judá.
Ezequías se preparó para el conflicto. Pero no cometió el error de su
padre. Él confió en Dios como su apoyo para enfrentar al rey asirio.
En medio de esta crisis, Ezequías tuvo que hacer frente a su guerra
personal contra la muerte.
La acción humana:
La preparación para el conflicto. Isaías 36:1.
La victoria de los asirios. Isaías 36:2-20.
La acción divina:
El amparo de Ezequías. Isaías 36:21-37:20.
La derrota de los asirios. Isaías 37:21-38.
Victoria y derrota de Ezequías. Isaías 38; 39.
“Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria
subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó” (Isaías 36:1)
Con la ascensión al trono asirio de Senaquerib, Ezequías vio una
oportunidad para librarse del yugo asirio.
Sin embargo, en 701 a.C., Senaquerib atacó palestina asolando el
reino de Judá y tomando la ciudad de Laquis, muy cerca de Jerusalén.
Túnel de Ezequías
Ezequías hizo preparativos para la guerra
fortaleciendo los muros, cegando las fuentes y
excavando un túnel que aseguraba el suministro
de agua a Jerusalén (2Cr. 32:1-6; 2R. 20:20).

Después de hacer todo lo que humanamente podía, confió


la victoria al único que podía defenderle: “con nosotros
está Jehová nuestro Dios” (2Cr. 32:7-8). Un gran ejemplo
para nosotros hoy.
“¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová?
Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela” (Isaías 36:10)
Mientras sitiaba Laquis, Senaquerib envió al Rabsaces para intentar
tomar Jerusalén atemorizando al pueblo y convenciéndoles para
que se rebelasen contra Ezequías y rindiesen la ciudad.
Isaías 36:6 No pueden confiar en Egipto CIERTO FALSO

No pueden confiar en Dios, ya que Ezequías lo ha


Isaías 36:7 ofendido derribando sus lugares de culto CIERTO FALSO

Isaías 36:8 No tienen ni siquiera jinetes entrenados para la guerra CIERTO FALSO

Isaías 36:10 Dios estaba de parte de Asiria CIERTO FALSO

Isaías 36:12 El prolongado asedio los matará de hambre CIERTO FALSO

Esta mezcla de verdades, medio verdades y mentiras no pudo convencer al


pueblo, que permaneció fiel a su rey, porque confiaban en el poder de Dios.
La primera acción de Ezequías fue buscar orientación divina a través
del profeta Isaías, y rogarle que intercediera por ellos (v. 2-5).
La respuesta fue inmediata: Dios había oído la blasfemia asiria y un
rumor haría que se alejaran de allí (v. 6-7).
Efectivamente, tras conquistar Laquis,
Senaquerib oyó un falso rumor sobre
un ataque de los etíopes. Antes de
retirarse de Judá, envió cartas
amenazadoras a Ezequías (v. 8-13).
Ezequías extendió estas cartas ante Dios. Al pedirle
liberación, lo reconoció como Santo, Rey y Creador (v. 16).
El rey solicitó la ayuda divina, no para su propio beneficio,
sino para que Dios fuese conocido por las naciones (v. 20).
“Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor
de mí mismo, y por amor de David mi siervo” (Isaías 37:35)
El propósito de Satanás era aniquilar Judá para evitar el nacimiento del Mesías y la redención
del mundo. Si Senaquerib hubiese conquistado Jerusalén, habría conseguido su propósito.
Al tiempo que grababa sobre el muro de su palacio la victoria sobre Laquis, Senaquerib
alardeó de haber encerrado a Ezequías “como un pájaro en una jaula”. Pero no pudo decir que
lo había derrotado, ni que había tomado Jerusalén.
Del contingente que había dejado para asediar la ciudad, 185.000 soldados fueron muertos
por un ángel (por supuesto, no dijo nada de esto en su mural). Al regresar a su ciudad el propio
rey encontró la muerte. Dios había ganado.
Toma de Laquis, grabado en el muro del palacio de Senaquerib
“En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió cartas y un
regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado”
(Isaías 39:1 NVI)

En medio de la crisis, Ezequías enfermó, e Isaías le


anunció que moriría. El rey se volvió a Dios con gran
lamento, y Dios le escuchó y le concedió 15 años de vida.
En su angustia, Ezequías solicitó una señal que confirmase este gran milagro.
Y la señal fue un milagro en sí misma: el sol retrocedió al pedido de Ezequías
(Isaías 38:8).
Mientras el rey alababa a Dios por su curación, los
astrónomos babilónicos observaban el extraño fenómeno.
Al conocer la conexión de este suceso con la curación de
Ezequías, el rey de Babilonia envió a sus mensajeros (Is. 39).
¡Qué oportunidad tan tristemente desperdiciada de
ensalzar el nombre de Dios ante los sabios babilonios!
“En los días aciagos, cuando todo parece
conjurarse contra nosotros, tengamos fe
en Dios, quien lleva adelante sus
designios y hace bien todas las cosas en
favor de su pueblo. La fuerza de los que
le aman y le sirven será renovada día
tras día”
E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 382)

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