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AREQUIPA, domingo 04 de julio de 2020

Roger Tahua Delgado


rtahuad@gmail.com

MAESTROS UNIVERSITARIOS: EL ESTRÉS LOS ESTÁ MATANDO

Hoy, empezando el mes de julio, ya sabemos lo que las clases remotas, a distancia o
virtuales, significan para alumnos y maestros. Unos y otros, en menor y mayor grado,
padecen por no tener acceso a la logística necesaria para seguir las clases, el diario
desempeño nos enseña de esfuerzos y carencias. Es uno de los temas.

Sin embargo, ayer, en una sesión del sindicato de maestros universitarios (el único en
nuestra ciudad) en la cual asistieron sus afiliados en una cantidad inesperada. Unos y otros,
con intereses y necesidades diferentes, exponían temas propios de la enseñanza en estos
tiempos de pandemia. Algunos transmitieron quejas propias de los tiempos electorales que
se avecinan en el interior de la universidad, pero otros, reclamos justos y pertinentes.

El llamado estrés vinculado a la salud mental y física fue manifestado por maestros y
maestras como una queja no solo hacia quienes dirigen, sino como una realidad que están
viviendo los docentes, sean de educación básica regular o de universidad, ya que, debido a
la cada vez más implementada escolarización de la educación en el ámbito universitario,
entonces los problemas de los maestros de aulas escolares, se han convertido en los
problemas de los maestros de aulas universitarios.

La carga lectiva y no lectiva, autoridades que demuestran que al parecer no dictan clases
(por eso cargan al docente con tareas administrativas, reuniones vía meet, informes a
presentar bajo responsabilidad, formatos que llenar, etc.), exigencias que alejan al docente
de su verdadero rol: enseñar.

El realizar una clase se ha convertido en una tarea interminable. Prepararla, es decir,


realizar la presentación en power point o lo que requiera el curso; escoger el material
complementario, sea este video u otra herramienta; después de eso, revisar los foros, tareas
o evaluaciones programadas, sea de preguntas objetivas y en ese caso hay que preparar
cada pregunta con sus respectivas respuestas y retroalimentación obligada. Hay que
proporcionar, además, material bibliográfico accesible a los alumnos. No todos los textos
que el alumno necesita está en la red. Ahí viene el reto.

Pasan los maestros, decían en la reunión, 12, 14 o 16 horas del día en la computadora,
sentados frente a la pantalla. Las nuevas enfermedades, que ya se están manifestando,
tienen que ver con la vista, la espalda o la inacción, el sedentarismo. El dotar al maestro o
alumno de un celular o conectividad no solucionan estos problemas, muy por el contrario,
lo agudizan.

Las nuevas demandas tienen que ver con nuevas necesidades y carencias. Lo material
faltante o logística es solo una parte. La salud de los maestros era tema de intervención
recurrente. Antes de la pandemia ya estábamos metidos en una rutina en la que el día
quedaba corto. Hoy, aunque parezca mentira, el tiempo, esfuerzo y trabajo del maestro
universitario se ha duplicado y requiere de medidas urgentes el poder darle soluciones.

Una maestra, muy acertadamente, manifestó que debemos tomar en cuenta que somos seres
humanos, necesitamos espacios de ocio (sic) en los que podamos dedicarnos a vivir que es
parte de la esencia de todo ser racional. Leer, conversar, caminar, disfrutar una película,
interactuar son actividades que no se están contemplando como parte de lo necesario para
que nuestros alumnos reciban la mejor enseñanza.

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