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Muchas personas, empresas e instituciones utilizan indistintamente las palabras del título de este
artículo. Pero ¿cuál es la palabra correcta? Un recorrido teórico por diversas interpretaciones nos
permitirá ampliar el panorama. No obstante para iniciar utilizaremos como punto de partida la
siguiente frase: “el monitoreo, el seguimiento y la evaluación son acciones que se realizan sobre
un mismo quehacer institucional (proyecto institucional), un mismo proceso empresarial (proyecto
económico) o un mismo desarrollo individual (proyecto de vida); cuando estas instancias buscan
alcanzar uno o varios objetivos previstos. En ese sentido, para simplificar el destino del
monitoreo, el seguimiento y la evaluación, diremos que los tres conceptos se aplican a proyectos
de naturaleza diversa.
La palabra monitoreo, no es lo mismo que seguimiento, dado que la segunda define un sistema. El
Monitoreo sugiere una posición estática, como quien está viendo un monitor desde su lugar o está
a la par de un trabajador para verificar que cumpla con los procedimientos. Seguimiento implica el
movimiento hacia una ruta de un proceso. De ahí que hablemos de un viaje, un trayecto y de los
recursos técnicos para emprenderlo (UNAN, 2007).
Daniel Urzúa (2004, 19-…) plantea: El seguimiento es una acción permanente a lo largo del
proceso de los proyectos, permite una revisión periódica del trabajo en su conjunto, tanto en su
eficiencia en el manejo de recursos humanos y materiales, como de su eficacia en el cumplimiento
de los objetivos propuestos. Es de vital importancia que el seguimiento se realice como una parte
integrante del proyecto, acordada con los responsables de la gestión, para que no suceda como
una mera supervisión. Recordemos que la función del seguimiento consiste en aportar
aprendizaje institucional y no en emitir dictámenes sobre resultados de un proceso (Urzúa, 2004).
3) Alentar el aprendizaje institucional de todos los actores involucrados en el proyecto con base en
las evaluaciones efectivas y de calidad.
5) Elegir los resultados pertinentes y demostrar cómo y por qué producen los resultados previstos
o cómo mejoran lo esperado.
El mismo autor indica 6 claves del seguimiento. Afirma que es indispensable realizar un
seguimiento efectivo que sirva de base a una evaluación de calidad, por esto es necesario (Urzúa,
2004):
1) Integrar un DIAGNÓSTICO o LÍNEA DE BASE que sirva para identificar las expectativas, hipótesis,
supuestos y resultados esperados. La línea de base es el punto de referencia contra el cual
evaluaremos las informaciones obtenidas.
2) Establecer los indicadores de cada caso, ya sea cobertura, eficacia, eficiencia, efectividad o
proceso. Los resultados esperados son el germen de los indicadores, en estos se describe un punto
de referencia que será reflejado en una medida estadística para cada caso. Es importante que en
la definición de los indicadores participen los encargados de la gestión del proyecto y los aliados
estratégicos involucrados formalmente.
6) Definir los plazos y los medios para la difusión de la información, así como las audiencias
principales que deberán conocerla.
El autor Chassagnes (s.f., 15) plantea respecto al seguimiento: Los resultados del seguimiento
contribuyen a consolidar la información necesaria para la toma de decisiones durante la etapa de
ejecución, permitiendo el manejo de datos concretos y sistematizados al momento de abordar una
evaluación. Este proceso ha de ser ágil, orientado y concertado; debe combinar elementos
cuantitativos y cualitativos (Chassagnes, s.f.).
Según las propuestas metodológicas para la evaluación de impacto del CICAP, la evaluación
implica las premisas siguientes (UNAN, 2007):
b) Afecta las decisiones en plazos mayores, por lo general es insumo para la elaboración de la
planificación anual y de futuros proyectos.
c) Mide el grado en que se modifica la situación deseado por el cumplimiento de los objetivos y
metas en plazos a períodos establecidos.
g) Afecta la planificación futura de recursos, incluso puede determinar el plazo del proyecto,
cuando se propone ampliar o cerrar un proyecto.
El Cubano Chassagnes (s.f., 17) responde la pregunta ‘¿Qué es la Evaluación?’ así: A diferencia del
seguimiento, la evaluación es un proceso más completo y profundo de análisis de la acción. Allí,
luego de un lapso de tiempo previamente establecido, realizamos un análisis crítico de todas las
actividades y resultados del proyecto. En este momento es de indudable importancia la
información que hemos ido recogiendo en el seguimiento. … La evaluación es el momento preciso
de reajustar y programar las próximas etapas del proyecto o bien el momento de darlo por
terminado. En este último caso se la denomina Evaluación Final (Chassagnes, s.f.).
En conclusión, la diferencia que existe entre las palabras monitoreo, evaluación y seguimiento es
el orden de su aplicación. El monitoreo es frecuente (durante); el seguimiento es permanente
pero se da post resultados (técnicos, financieros y humanos). Por lo tanto primero se hace
monitoreo y luego se hace el seguimiento.
La evaluación es periódica pero sólo ocurre después de las experiencias del seguimiento por lo
tanto no abordará el mediato plazo pero sí el corto plazo (anual), el mediano plazo (bianual,
trianual y quinquenal) y el largo plazo.
El uso del monitoreo es interno. El uso del seguimiento es interno. El uso de la evaluación es
externo. Los enfoques del monitoreo son de control. Los enfoques del seguimiento son de re-
alimentación. Los enfoques de la evaluación son de aprendizaje constructivo.
La evaluación permite visualizar las transformaciones del proyecto antes de la puesta en marcha
en una nueva fase, desde ese punto de vista puede llamarse evaluación exante. La evaluación
durante es el seguimiento y la evaluación expost existirá sólo cuando el proyecto ya no tenga
continuación y la evaluación realizada será la última acción del proyecto.
Trabajos citados
Rodríguez, G. e. (1999). Sistemas de monitoreo y evaluación sensibles a género. San José de Costa
Rica: ABSOLUTO.
Urzúa, D. (2004). Manual del sistema de seguimiento y evaluación de la política pública. Managua:
Comisión Nacional de Juventud.