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Sabemos que en las bases de las políticas locas del gobierno existe la
ideología “extractiva”, pero también existe el “soberanismo”, es
decir, “el Amazonas es de Brasil”. Esto dice Bolsonaro. ¿Es así,
Leonardo?
En este punto, Bolsonaro no tiene cultura ecológica. Creo que incluso los
miembros del G7 tienen sólo una cultura ecológica “verde”, no como la del
Papa Francisco que es una ecología “integral”.
La Iglesia Católica es, ciertamente, junto con otras iglesias históricas como
los luteranos, una presencia constante y exigente en defensa de los pueblos
originarios. Existe el Consejo Misionero Indígena (CIMI), que ha estado
trabajando sistemáticamente en la protección de los pueblos indígenas desde
hace 30-40 años. El documento del Sínodo Panamazónico hace otro discurso.
No se trata de convertir a las culturas sino de evangelizar en las culturas para
que pueda surgir una iglesia con rostro indígena. En este sentido, se piensa en
la ordenación de sacerdotes indígenas para crear esta nueva forma de iglesia
que no sea simplemente una adaptación de las iglesias europeas.
El Papa Francisco tiene una enorme libertad interior y valor para abrir nuevos
caminos. Yo creo que serán consagrados verdaderos presbíteros indígenas.
Apoyo al obispo Erwin Kräutler, amigo del Papa, que defiende también
ordenar mujeres. Dice que, en su diócesis –una de las mayores del mundo, a
orillas del río Xingú–, las mujeres hacen todo lo que hace un sacerdote. ¿Por
qué no permitir también la ordenación presbiteral de las mujeres?
Grandes teólogos como Karl Rahner y Luigi Sartori escribieron que no hay
ningún dogma o doctrina que impida dar este paso. Todas las otras iglesias,
incluidos los judíos, lo han hecho ya. La iglesia católica romana no puede
seguir siendo una isla de patriarcalismo y antifeminismo. El Espíritu insta a la
Iglesia a tomar esta decisión, por amor a los pueblos más alejados del mundo.
Deus potuit, decuit, ergo fecit. [Dios podía hacerlo, y era bueno hacerlo...
luego lo hizo].
951. Profecía del cacique Raoni Metuktire de los Kayapó sobre nuestro
futuro
2019-09-20
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¿Por qué hacen ustedes eso? Ustedes dicen que es para el desarrollo,
pero... ¿qué tipo de desarrollo mata la riqueza de la selva y la sustituye por
un solo tipo de planta o un solo tipo de animal?
Donde los espíritus nos dieron todo lo que necesitábamos para una
vida feliz –toda nuestra comida, nuestras casas, nuestras medicinas– ahora
sólo hay soja o ganado. ¿Para quién es ese desarrollo? Sólo algunas
personas viven en las tierras agrícolas; éstas no pueden sostener a muchas
personas, y son estériles.
Entonces, ¿por qué hacen eso? Podemos ver que es para que algunos
de ustedes puedan obtener una gran cantidad de dinero. En la lengua
Kayapó, llamamos a su dinero piu caprim, “hojas tristes”, porque es una
cosa muerta e inútil, y sólo comporta daños y tristeza.
Pero esas personas ricas van a morir, como todos nosotros vamos a
morir. Y cuando sus espíritus sean separados de sus cuerpos, sus espíritus
estarán tristes, y van a sufrir, porque mientras estuvieron vivos hicieron
que muchas otras personas sufriesen, en vez de ayudarles, en vez de
asegurar que todos los demás tuvieran lo suficiente para comer, antes de
alimentarse a sí mismas, como es nuestro camino, el camino de los
Kayapó, el camino de los pueblos indígenas.
Así, los guaicuru rogaron a los árboles más altos, a las cumbres de
las montañas, a las aguas corrientes de los ríos, siempre suplicando:”
Hermanos nuestros, intercedan por nosotros junto al Gran Espíritu para
que no muramos de hambre”. Pero no pasaba nada.
El peligro consiste en que los muy ricos creen un mundo sólo para
ellos, que rebajen los derechos humanos a una necesidad humana que debe
ser atendida por los mecanismos del mercado (por lo tanto sólo tiene
derechos quien paga y no quien es simplemente una persona humana), que
hagan de los diferentes desiguales y de los desiguales no semejantes, a los
cuales se les niega prácticamente la pertenencia a la especie humana. Son
otra cosa, aceite quemado, ceros económicos.
Sin el gesto del buen samaritano que se inclina sobre los caídos a la
vera del camino o la voluntad de infinita compasión del bodhisatwa, que
renuncia a penetrar en el nirvana por amor a la persona que sufre, al
animal quebrantado o al árbol reseco, difícilmente haremos frente a la
inhumanidad cotidiana que se está naturalizando a nivel brasilero y
mundial.
Hay que reconocer que este escenario proyecta una visión poco
dialéctica, escindiendo la historia entre la sombra y la luz, pero
infelizmente así es, aunque rechace este tipo de dualismo.