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Historia, concepto y estructura de los derechos económicos, sociales y culturales 77
RESUMEN
Actualmente el debate de los derechos económicos, so-
ciales y culturales ha pretendido construir desde dife-
rentes perspectivas una explicación plausible para lograr
su efectividad a través de la reglamentación de estos
derechos en las políticas públicas del Estado o a través
de la judicialización de los mismos. Frente a este últi-
mo tema se encuentra con un abrumador panorama
surgido de la carencia de una acción judicial expre-
samente consagrada en la Constitución que permita
un claro amparo. El presente escrito pretende abordar
esta problemática desde la historia, concepto y estruc-
tura de los derechos económicos sociales y culturales,
con el fin de demostrar que tales derechos carecen de
protección por un asunto puramente formal y que debe-
rán ser considerados como derechos fundamentales de
* El escrito incorpora los resultados del proyecto de investigación titulado “La justiciabilidad de los
Derechos Sociales, Económicos y Culturales. Balance y Perspectivas”, financiado por el Fondo de
Investigaciones de la Universidad del Rosario (FIUR).
El presente artículo está parcialmente basado en el escrito Los derechos sociales desde la perspectiva de
los derechos fundamentales, elaborado por Laura Victoria García Matamoros y publicado en la revista
Opinión Jurídica, Vol. 3, Nº 6 (julio-diciembre 2004), Facultad de Derecho, Universidad de Medellín.
** Érika J. Castro Buitrago, abogada, docente investigadora de la Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Medellín. Correo electrónico: ecastro@udem.edu.co; Olga C. Restrepo Yepes, abogada y
docente investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín. Correo electrónico:
ocrestrepo@ udem.edu.co, y Laura Victoria García Matamoros, abogada, posgrado en Derecho Inter-
nacional de la Universidad de París II, candidata a Doctora de la Universidad Externado de Colombia y
docente-investigadora de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Correo electró-
nico: lagarcia@urosario.edu.co.
ISSN: 0124-0579 Estud. Socio-Juríd., Bogotá (Colombia), 9(Número especial): 77-108, abril de 2007
78 Érika J. Castro Buitrago, Olga C. Restrepo Yepes, Laura Victoria García Matamoros
obligatorio cumplimiento y protección por todos los poderes del Estado y protegidos
judicialmente como derechos fundamentales.
ABSTRACT
Currently, the debate over economic, social and cultural rights seeks to construct, from
different perspectives, a plausible explanation to achieve their effectiveness across the
regulation of these rights, or across their judicialization. This articles seeks to approach
this subject from the viewpoint of the history, concept and structure of these rights. The
intention is to demonstrate that these rights fail to protect because they are regarded as
purely formal matters. Rather, they ought to be considered as fundamental rights,
which oblige compliance and protection by all State and judicial powers.
Key words: economic, social and cultural rights; judicialization of social rights; Social
State of law; history of social rights; social rights as fundamental rights.
1
Uprimny Yepes, Rodrigo. “Protección de los derechos de tercera generación”. En: Acciones Populares:
Documentos para el Debate. Bogotá: Defensoría del Pueblo, Imprenta Nacional, 1994, pp. 202-203.
Así mismo, los dos grupos de derechos se separaban bajo dos argu-
mentos fundamentales: los derechos civiles y políticos implicaban
un deber de abstención del Estado y eran de aplicación inmediata, y
los derechos económicos, sociales y culturales, suponían una parti-
cipación activa del Estado y eran de aplicación progresiva. En cuan-
to a la primera diferencia esta ha sido claramente rebatida, pues
frente a las dos generaciones de derechos los Estados deben adoptar
disposiciones positivas tales como expedición de leyes o formulación
de políticas y medidas de abstención que no impidan el libre ejerci-
cio de los derechos, como sería el caso de la libertad de asociación
sindical, reconocida como un derecho de segunda generación. Por
otro lado, si bien la progresividad marca una diferencia, no por ello
unos resultan independientes y más importantes que los otros.
Los derechos económicos, sociales y culturales nacen en las jóvenes
democracias europeas y americanas del siglo XIX, vinculados a la
idea de igualdad que defendían los sectores sociales en el marco de
los procesos de industrialización. El movimiento obrero europeo, las
innovaciones adoptadas en la república de Weimar, las reivindica-
ciones populares de las revoluciones rusa y latinoamericana, el New
Deal en los EE. UU., entre otros, fueron el marco histórico perfecto.
La igualdad, derecho invocado por los sectores sociales oprimidos,
entra en el nuevo contexto jurídico como elemento determinante
para la consolidación de los derechos sociales en las concepciones
liberales de la época.
La inclusión de los derechos sociales en los textos constitucionales no
llevo consigo el establecimiento de mecanismos jurídicos efectivos para
su realización material. En la primera fase histórica de su consagra-
ción constitucional estuvo mediada por la actuación del legislador,
lo que impidió su reclamación directa por parte de la sociedad. Más
tarde, la realización efectiva de los derechos sociales estuvo su-
peditada a las grandes crisis económicas de la primera mitad del
siglo XX, obligando a los diferentes sectores sociales a reclamar po-
líticas públicas que permitieran una redistribución del ingreso y con
esto la efectividad de los derechos sociales.
En el ámbito del derecho interno el planteamiento del tema ha
sido muy importante, en virtud de que la Constitución Política co-
lombiana, respondiendo al constitucionalismo moderno, estable-
ció como principio un “Estado social de derecho” y lo desarrolló a
través de la consagración de un catálogo de derechos divididos en
“fundamentales”, “económicos, sociales y culturales” y “colectivos”,
2
Ver Caballero y Anzola, Teoría constitucional, pp. 176-177.
3
Ver Atria, ¿Existen los derechos sociales?, p. 1.
4
Comparar con Baldasarre, Los derechos sociales, p. 17.
5
Ver López. El constitucionalismo social: genealogía mundial y desarrollo local de los derechos sociales,
económicos y culturales a partir de la Constitución colombiana de 1991, p. 283.
6
Ibíd.
7
Olano, Constitucionalismo histórico, p. 78.
8
Constatar con Baldasarre, Los derechos sociales, op. cit., p. 17.
En la época del Estado liberal la mayor parte de las prestaciones de que constan los
modernos “derechos sociales” se erogaba por instituciones no públicas, como la
familia u otras organizaciones “privadas” (por lo general religiosas) de caridad o
de beneficencia, a tal punto que se ha hablando con razón, respecto de ese enton-
ces de un “sistema privado de asistencia social (Welfare)”, cuyo predominio no se
veía de ninguna manera puesto en peligro por las también existentes prestaciones
asistenciales provenientes de entidades públicas o del Estado. En esta combinación
con predominio privado... faltaban todas las premisas sociales (además de jurídicas,
como ya hemos visto) para que las prestaciones de asistencia social pudieran configu-
rarse como objeto de un “derecho” –precisamente, de “derecho sociales”– por el
hecho de que el título para la erogación de esas prestaciones era en todo caso algo
que no se podía construir como una pretensión jurídica por tratarse ya de una relación
fundamentalmente afectiva (familiar), ya de una vocación espiritual o ética hacia la
caridad (instituciones religiosas o de voluntariado social), ya de una elección de polí-
ticas unilateral de los gobiernos pro tempore (instituciones de asistencia pública).9
9
Ibíd., pp. 18-19.
10
Ver Atria, ¿Existen los derechos sociales?, op. cit., p. 1.
El consenso creado para la redacción del artículo 3º constitucional que hizo Félix F.
Palavicini, que aun siendo representante de Carranza, logró, junto con Alberto Román,
poner el acento en la educación como motor de una sociedad hacia estadios más
democráticos e igualitarios, despojada de fanatismos y dogmas, científica y laica,
dando salida a una de las discusiones más largas y constructivas del constituyente.
El activismo que llevó a cabo Pastor Rouaix, que junto a los diputados Macías y De
los Santos generaron un grupo de cabildeo que le dio sentido a las demandas
obreras quedando plasmadas en un artículo especial, el 123, destrabando la discu-
sión del artículo 5º.13
11
Gregorio Peces-Barba cita dos constituciones monárquicas, la del reino Serbio-Croata Esloveno
(Yugoslavia) de 1921 y la de Rumania en 1923, como ejemplos claros de aparición de derechos
sociales en constituciones en el primer cuarto del siglo XX. Ver Peces-Barba, Derechos sociales y
positivismo jurídico, p. 47.
12
http://www.pri.org.mx/publicaciones/examen/numeros/2001/135/p40n1.htm.
13
http://www.pri.org.mx/publicaciones/examen/numeros/2001/135/p40n1.htm.
14
Olvera, http://www.iedf.org.mx/DECEyEC/encuentro_multidiciplinaro/Alberto_Olvera.pdf.
15
Ver al respecto López, El constitucionalismo social:…, op. cit., p. 287.
16
Ver Baldasarre, Los derechos sociales, op. cit., p. 33.
cuestión con base en la cual los derechos sociales serían meros de-
rechos legales y no constitucionales. La segunda teoría argumen-
taba que las normas que establecían los derechos sociales se
consideraban normas de principio que vinculaban al legislador a
“desarrollarlas, tratándose de normas de principio que cualifican la forma
de Estado y, por tanto, jurídicamente relevantes en la interpretación de los
valores constitucionales por traducir en leyes ordinarias”.18
17
Ibíd., p. 34.
18
Ibíd.
19
Benda, Ernesto. “El Estado social de derecho”. En: Manual de Derecho Constitucional. Madrid:
Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales S.A., Instituto Vasco de Administración Pública, 1996,
p. 533.
20
López Lopera, Liliana M. “La integralidad y la universalidad de los derechos humanos”. En: Ciudada-
nía y Derechos Humanos Sociales. Medellín: Escuela Nacional Sindical, 2001, pp. 107-108.
21
Zagrebelsky, Gustavo. El derecho dúctil. Valladolid: Ed. Trotta, 1995, p. 21.
22
Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, p. 36, citado por Madriñán, El Estado social de
derecho, p. 33.
23
Zagrebelsky, op. cit., pp. 21-22.
24
Díaz, Estado de derecho, pp. 65-66.
25
Zagrebelsky, op. cit., p. 28.
26
Añón, María José. “Del Estado liberal al Estado social: la lucha histórica por los derechos sociales”. En:
Lecciones sobre derechos económicos, sociales y culturales. Valencia: Editorial Tirant lo Blanch, 2002,
p. 49.
27
Díaz, op. cit., pp. 71-72.
28
Madriñán Rivera, Eduardo. El Estado social de derecho. Colombia: Ed. Gustavo Ibáñez, 1997, p. 34.
29
Ibíd., pp. 55-60.
30
Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, p. 449, citado por García y Sousa Santos, El calidoscopio
de la justicia en Colombia I, p. 456.
31
García y Sousa Santos, El calidoscopio de la justicia en Colombia I, p. 457.
32
Pérez Luño, Antonio E. Los derechos fundamentales, p. 193.
33
Benda, El Estado social de derecho, op. cit., p. 524.
34
Ibíd.
35
Rodríguez Cabrero, Entre la protección social y el bienestar social, citado por Ernesto Águila Z., http:/
/www.chile-hoy.de/opinion_ensayo/estadobienestar.pdf, p. 2.
36
Sarmiento, http://www.cidpa.cl/txt/9artic04.pdf, p. 2.
37
Ver al respecto Añón, Del Estado liberal al Estado social:…, op. cit., p. 67.
38
Sarmiento, http://www.cidpa.cl/txt/9artic04.pdf, p. 4.
39
Ibíd., p. 4.
40
Díaz, Estado de derecho, pp. 74-75.
41
Madriñán, El Estado social de derecho, op. cit., pp. 55-60.
42
Es claro que el tema del mínimo existencial y el concepto de vida digna ha sido objeto de múltiples
discusiones, al igual que el grado de obligación que tienen los Estados y sus respectivos sistemas
económicos para garantizar este mínimo; sin embargo, en un país con los índices de pobreza absoluta
e indigencia que presenta Colombia, es indispensable avanzar en ese aspecto.
43
En este sentido se habla del “Estado regulador”.
44
“Esta situación (el capitalismo moderno) necesita la continua intervención del Estado para la regula-
ción de la demanda agregada, la estabilización de los ciclos económicos, la reproducción de la mano de
obra, la socialización de gran parte de los costes privados y el arbitraje del conflicto social para mantener
la paz social”. Añón, “Del Estado liberal al Estado social…”, op. cit., p. 57.
45
Ibíd., pp. 59, 60.
46
Ibíd., pp. 540-541.
47
Constitución Política de Colombia, art. 333.
50
Peces-Barba, Gregorio. “Los derechos económicos sociales y culturales: apuntes para su formación
histórica y su concepto”. En: Derechos económicos, sociales y culturales y positivismo jurídico. Madrid:
Editorial Dykinson, 1999, p. 64.
49
Baldasarre, Antonio. Los derechos económicos, sociales y culturales. Traductor Santiago Perea la
Torre. En: Serie de Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho, Nº 20. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 2001, pp. 51-52.
50
Ibíd., p. 79.
51
Sobre esta clasificación, ver Cortés Rodas, Francisco. Ciudadanía y derechos humanos sociales.
Medellín: Escuela Nacional Sindical, 2001, pp. 64-99.
52
Sen, Amartya K. Economía de bienestar y dos aproximaciones a los derechos. Traductor Everaldo
Lamprea Montealegre. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2002, p. 17.
53
Gosepath, Stefan. “Consideraciones sobre las fundamentaciones de los derechos humanos socia-
les”. En: Ciudadanía y derechos humanos sociales, op. cit., 2001, p. 35.
54
Cortés Rodas, Francisco. “El proyecto político democrático y la cuestión de los derechos humanos
sociales”. En: Ciudadanía y derechos humanos sociales, op. cit., 2001, p. 81.
Se ha hablado incluso de
derechos fundamentales sociales que apuntan a proteger la libertad fáctica. La
libertad jurídica puede perder todo su valor para el particular, si este no dispone de
los presupuestos fácticos para poder ejercerla. El objeto típico de los derechos
económicos, sociales y culturales es el mínimo existencial, así como un mínimo
grado de educación y cubrimiento médico.56
55
Pérez Luño, Los derechos fundamentales, op. cit., pp. 207-208.
56
Borowski, Martín. La estructura de los derechos fundamentales. En: Serie de Teoría Jurídica y
Filosofía del Derecho. Traductor Carlos Bernal Pulido. Universidad Externado de Colombia, 2003,
p. 145.
57
En este punto no entraremos a abordar la discusión sobre la contradicción entre universalidad y
multiculturalismo y en tal sentido entendemos que el universalismo reconoce las diferencias, partiendo
de la dignidad de todos los seres humanos.
58
Pérez Luño, Antonio E. La universalidad de los derechos humanos y el Estado constitucional.
En: Serie de Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho, Nº 23. Bogotá: Universidad Externado de Colombia,
2002, pp. 27 y 43.
59
Con el propósito de no ver solo parcialmente la posición del profesor Peces-Barba, varias veces
citado, es necesario aclarar que, si bien los argumentos que de él hemos expuesto se refieren todos a
la fundamentalización de los derechos desde el punto de vista de su finalidad y su objetivo, este autor
reconoce la necesidad de la positivización de los derechos y en tal sentido él mismo ha denominado su
posición como “positivismo ético o positivismo corregido”. Al respecto, refiriéndose a los derechos
económicos sociales y culturales expresa: “No son... expresión pura de la voluntad del poder, sino
que expresan desde un punto de vista diferente, el objetivo último de la ética pública de la moderni-
dad que es favorecer el desarrollo humano generalizado, desde su incorporación al derecho positivo y
como criterio material de justicia del mismo. Consideramos que esta posición intermedia es favorable al
interés de protección de los derechos humanos sin desconocer que ha suscitado críticas y comentarios
de sus pares” (Antonio Fernández Galiano y Antorio E. Pérez Luño y varios autores alemanes).
60
Baldasarre, op. cit., p. 81.
CONCLUSIONES
Las nuevas realidades sociales, económicas y políticas pidieron la
inclusión de los derechos sociales en las constituciones contempo-
ráneas, dando como resultado cambios significativos en los orde-
namientos jurídicos y en las concepciones de lo que se conocía hasta
61
De Sousa Santos, Boaventura. La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y
la emancipación. Traductor César Rodríguez. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, ILSA, 2002,
p. 203.
62
Ibíd., p. 198.
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