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La Defensa

HERNANDO LONDOÑO JIMÉNEZ


HERNANDO LONDOÑO JIMÉNEZ

La Defensa Penal

EDICIONES JURÍDICAS
ANDRÉs MoRALEs

2016.
La Defensa Penal
HERNANDO LONDOÑO JIMÉNEZ

Publicación realizada por


EDICIONES JURÍDICAS ANDRÉS MORALES

® HERI\IANDO LONDOÑO JIMÉNEZ.


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Iustitia omnium est domina et regina virtutum:


Lat. La justicia es la reina y señora de todas las virtudes.
Frase con la que se resalta la importancia de un comportamiento recto
por encima de otras virtudes.
CICERÓN.

ISBN: 978-958-46-8151-5

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Diseño de carátula: Ediciones Jurídicas .Andrés Morales.

Diagramación electrónica: Cecilia Mayorga González.

® 2016.
ÍNDICE GENERAL

,
INDICE GENERAL

Página

CAPÍTULO I

Defensa de PózDNYSHEV (Homicidio por celos patológicos)................ 1

CAPÍTULO II
411
Defensa por uxoricidio .......................................................................... 27

CAPÍTULO III
411
La justicia penal con rostro humano...................................................... 57

CAPÍTULO IV
411
Defensa de "los criminales a la luz de la luna llena" ........................... .. 63 IX

CAPÍTULO V
411
"El asesino de los dientes de oro" (Defensa penal)............................... 83

CAPÍTULo VI
411
La legítima defensa subjetiva (Defensa penal)...................................... 113

CAPÍTULO VII

" Defensa de JOSÉ ACEVEDO RENDÓn........................................................ 141 -


PRÓLOGO

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PRÓLOGO

Ta1 vez no exista en el ejercicio de la profesión de abogado una


actividad más dificil pero más cautivante que la defensa en el campo
penal. En las demás ramas del derecho se controvierten intereses
económicos, pero en la nuestra, la lucha es por la libertad o la vida
del ser humano. Y cuando se ejerce con el alma, según lo quería don
ÁNGEL Ossoruo en El alma de la toga, "constituye la obra más ínti-
ma, más espiritual, más inefable del hombre".

La defensa penal en audiencia pública, es un deleite del espíritu,


un reto para la inteligencia, una carga emocional muy grande, un
estado de angustia permanente por todos los interrogantes de la cau-
sa a defender, un grave compromiso ante la justicia, la sociedad y el
reo. Consagrarse a esa defensa, más allá de la expectativa de unos
honorarios, aun de oficio, con toda la emoción y la pasión que el caso XI
demanda, es una de las misiones más hermosas y emocionantes que
se le puedan otorgar a un hombre. Dar las batallas en el Foro por la
inocencia de quien se sienta en el banquillo de los acusados o porque
su conducta punible no tenía la gravedad de la acusación judicial, es
casi una obra de misericordia porque es de lo que debe estar empapa-
da la justicia. Esos tremendos estados de alma del abogado penalista,
los describió dratnáticamente ENRico ALTAVILLA:

"La labor del abogado tiene una serie de finalidades, entre las cua-
les bastaría enunciar la principal-hacer que brille la inocencia- para
rodearla de un halo de nobleza. Sólo quien no conoce las tren1endas
angustias d~ un proceso por indicios, que a veces es como una tu-
pida red de apariencias mentirosas que ahoga a un inocente, puede
PRÓLOGO
LA DEFENSA PENAL

no darse cuenta del valor social de esta profesión. La fatalidad o la absuelto por las dos instancias, al decretar su libertad por falta de
maldad dan origen a veces a tan impresionantes coincidencias, a tan pruebas; después lo enjuician, el jurado de conciencia lo absuelve,
perturbadoras apariencias de pruebas, que, si falta el defensor, puede basado en la prueba científica de su inocencia; no aceptan el veredic-
ser condenado irremisiblemente un hombre limpio de toda culpa". to, y por injusta solicitud del cambio de radicación, va el proceso a la
justicia de la ciudad de Manizales y el reo absuelto, a la cárcel, don-
Lo que hemos dicho junto al pensamiento del ilustn~ maestro del de murió esperando la nueva audiencia pública. Este inmenso dolor
derecho penal italiano, serán las diversas situaciones procesales que profesional, esta infamia judicial de las que más me han dolido en mi
el lector irá encontrando en las páginas de estas defensas. vida de abogado, está contada en otro libro de próxima publicación.

En La defensa de PÓZDNYSHEV, es la audacia de plantear una ce- Por todo esto que he vivido, entre júbilos y amarguras en mi vida
lotipía como causa de inculpabilidad, motivo frecuente de uxorici- profesional, es por lo que ahora puedo apropiarme de las hermosas
dios, pero tema poco conocido en los estrados judiciales y por los palabras de JACQUES IsoRNI, en su cautivante libro Los casos de con-
profesionales del derecho; en El uxoricidio, fue la angustiosa batalla ciencia del abogado:
probatoria para establecer un homicidio accidental en lugar de uno
doloso, porque el defensor inicial, inexperto, torpe e irresponsable, "Durante años he tenido la pasión de la defensa. Conocí en las
aconsejó al procesado destruir las pruebas de su inocencia, como salas horas conmovedoras, otras dolorosas y nobles; conocí junto
la camisa que vestía con tatuajes de pólvora o negar su embriaguez a muchas pequeñeces miserables, la grandeza de los conflictos de
absoluta en la indagatoria; en La defensa con rostro humano, poco justicia; conocí el dramatismo tanto como pueda conocerlo un abo-
importaba la ilustración en artículos, parágrafos, doctrinas y gado. He lamentado con todas las fibras de mi alma los destinos que
pn1dencias de tribunales, sino tener la capacidad emotiva para des- no supe modificar. Realmente, he amado con mi alma a mi trabajo,
cribir la enorme tragedia de una pobre mujer expulsada de su hogar y padecido por él, sin haber temido nunca sino el no estar a la altura
por sus padres, por haber tenido un hijo como soltera, expulsión de lo que se espera de mí".
la arrastró al torbellino de la prostitución y a la sórdida vida de
taben1as en cuyo mundo tnaloliente manchó sus manos de sangre
con el homicidio de una compañera de trabajo; en La defensa de "los HERNANDO LONDOÑO JIMÉNEZ
criminales a la luz de la luna llena'·', se duele el alma, no solo
XII la arbitrariedad en el recaudo de la prueba de incriminación, por Envigado, mayo de 2015 XIII
negación absoluta al derecho de defensa, sino ante la venda que se
puso la justicia de toga para no ver las maquinaciones judiciales en
la acusación por gravísimos delitos; en El asesino de los dientes de
oro causa una verdadera indignación profesional ver cómo la justicia
fue capaz de instruir un proceso penal contra dos acusados, hasta lle-
varlos a la audiencia pública por asesinato, sin que hubieran tenido
una defensa, y, lo más grave y censurable, sólo porque llevaban los
nombres de los verdaderos asesinos; en La legitima defensa subjeti-
va, está el terrible drama de un hombre que durante cinco horas
manece cabizbajo, con el dedo en el gatillo de su escopeta, llorando
porque iba a tener que matar a su propio yerno dentro de los lindes de
. su heredad; en Defensa de JosÉ ACEVEDO RENDÓN, está la tragedia
de un hon1bre que acusado de un homicidio, permanec.e siete años
CAPÍTULO 1

DEFENSA DE PÓZDNYSHEV
(HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)
DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

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DEFENSA DE
(HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

PRIMERA PARTE

sumo la dificil y cautivante tarea de la defensa pública de Pózn-


NYSHEV, protagonista de La sonata a Kreutzer del inmortal LEÓN ToLs-
TOI, acusado por la muerte de su esposa. La misión por cumplir se toma
en extremo compleja: en primer lugar, porque la única prueba para ana-
lizar es la propia confesión del acusado; en segundo lugar, porque a
estas horas de nuestra cultura y de nuestra civilización, tenemos que
rechazar el argumento de la defensa del honor, que sirvió para la ab-
solución del reo; y, en tercer lugar, porque en nada puede ayudar a la
defensa la irreprochable conducta de la víctima, una esposa abnegada y 3
buena, inocente de traiciones e incapaz de manchar con infidelidades el
tálamo nupcial. De todo lo cual se puede deducir, por la desgarradora
confesión del uxoricida, que los celos constituyeron el móvil funda-
mental y arrollador de la triste tragedia; que fueron los celos, converti-
dos en un incontenible huracán psicológico, los que armaron el brazo
homicida, los que empujaron y hundieron el arma temible en las carnes
tibias y palpitantes de la esposa sacrificada.

* Del libro Los caminos del amor, Fundación Cámara de Comercio de Medellín para
Antioquia, 2003.
Defensa del autor en el juicio público que conjurado de conciencia realizó la Uni-
versidad Santiago de Cali contra PÓZDNYSHEV, por la muerte de su esposa en La
sonata a Kreutzer de LEÓN ToLSTOI. El veredicto del Jurado fue absolutorio.
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

Los esposos alternaban sus vidas entre 1<\ apasionada sensualidad, Se cumplió el viaje de PÓZDNYSHEV. Pero en su ausencia recibió
las constantes querellas domésticas y las ardientes reconciliaciones. Por carta de su esposa en la cual le contaba que TRUJACHEVSKila había vi-
todo discutían. Rara vez se ponían de acuerdo. La hostilidad del esposo sitado para llevarle unos papeles de música que le había prometido, al
hacia ella llegaba hasta el extremo de detestarla por la manera de servir tiempo que le proponía regresar otro día a tocar, pero que ella se había
el té, de columpiar el pie, de llevarse la cuchara a la boca, de soplar o rehusado. Aquí los celos llegaron a su clímax. En la noche se despertó
sorber los líquidos calientes: "Éramos como dos galeotes sujetos a la como de una "especie de sacudida eléctrica", pensando que entre su es-
mistna cadena, que se aborrecen, que se envenenan la ~existencia, que posa y eltnúsico "se había consumado todo", por lo cual resolvió partir
tratan de aturdirse". Su hogar era un infierno donde la ternura casi no se de regreso inmediatamente, temiendo que "se preparaba en mi vida un
asomaba en sus rostros; donde, a la vera de los transitorios momentos acontecimiento grave y terrible". Después de una larga jornada en tren,
felices para el amor, se sucedían las ráfagas del odio, las turbulencias llegó a su casa a medianoche. Al advertir que se hallaban iluminados
de las pasiones enfermizas que envenenan el alma y atormentan el co- la sala y salón de recepciones, preguntó a uno de los criados quién es-
razón. Él creía de su esposa que "adonde sabe que ha de dolerme más, taba en la casa, y éste le contestó que TRUJACHEVSKI. Para que no lo
allí hiere"· y sentía que "para ella rrü odio era terrible". Por eso, San sintieran, se quitó sus botas y, en calcetines, de la pared donde tenía
JuAN CRISÓSTOMO decía, en su Tratado de la virginidad, que "nadie es prendidas sus armas de fuego y punzantes, descolgó un puñal corvo
más desgraciado que el celoso, por cuya pasión siembra en tomo suyo, damasquino de hoja muy aguda, y caminó sigilosamente hacia donde
dolor, sospechas, peleas y disturbios. Ningún placer está a su alcance, se encontraba la pareja. Al encontrarlos, sus rostros reflejaron espanto
y la casa del celoso se halla siempre llena de tristezas, llantos y amar- y terror por tan imprevista presencia. El músico se fugó cobardemente,
guras. Semejante enfem1edad no solo pábulo a la tristeza, sino que mientras PózDNYSHEV apostrofaba de manera vulgar a su mujer y le
enciende furor intolerable". hundía el puñal en su costado después de vencer una ligera resistencia
del corsé. Ordenó que se informara del hecho a la policía, encendió un
Pero llegó el día en que habría de iniciars.e el proceso de la catástrofe cigarrillo y, antes de terminar de fumárselo, ya había caído rendido del
conyugal, como fue el de la llegada a Moscú del señor TRUJACHEVSKI sueño por dos horas hasta cuando llegó la autoridad a capturarlo.
quien, como amigo de la juventud, visitó su casa. Como la esposa to-
caba al piano y él era violinista, éste se ofreció a interpretar con ella Este es un relato muy sucinto de los hechos. Ahora vamos a desarro-
algunas piezas musicales. Aquí empezó el tormento porque, al estar llar el enorme drama en toda su intensidad moral, sicológica, siquiátri-
pendiente de ellos, a PózDNYSHEV los celos le hicieron ver que "él le ca, social y humana, para que, como conclusión de ello, decidamos si el
4 había gustado desde la primera mirada" y que "él miraba a mi mujer acusado PózDNYSHEV fue o no responsable penalmente por la muerte de 5
como todos los libertinos miran a las mujeres guapas". Sin embargo, lo su esposa. Y lo primero que se hace necesario anticipar, para compren-
invitó a corner en una próxima visita para una sesión fom1al de música der a cabalidad el problema planteado, es que nunca existió por parte
con invitados especiales, lo que no impidió a PózDNYSHEV confesarle del reo una verdadera causa objetiva para sus celos. Todos los motivos
abiertamente a su esposa que se sentía muy celoso de TRUJACHEVSKI, se crean en la mente del celoso, él es quien los inventa, los crea. De
por lo cual ella, sin molestarse y n1ostrando una absoluta indiferencia esta manera va trabajando su mente enferma y delirante, hasta convertir
por el músico, le aconseja que le escriba y cancele la velada. La visita la idea de la infidelidad en una obsesión, en una fijación que a la larga
se cumple de todas maneras y, entre las obras musicales que tocaron, se termina por imponerse tiránicamente en la conciencia del hombre que
escuchó La sonata a Kreutzer de BEETHOVEN. La velada transcurrió fe- padece dicho trastorno psíquico. Los detalles más insignificantes, los
lizmente, sin motivos reales o sospechados de un acercamjento afectivo matices más nimios, las interpretaciones más absurdas y disparatadas,
entre la pareja musical. Esa noche supo TRUJACHEVSKI que PÓZDNYSHEV las conclusiones más ilógicas vienen a representar los argumentos im-
se ausentaría por varios días a la provincia en viaje de negocios, lo que perativos del delirio celotípico como constitutivo de una locura transi-
hizo suponer al marido que durante su ausencia aquél no visitaría su toria, de una grave anomalía psíquica pasajera, mientras se cumple el
casa por ninguna circunstancia. acto homicida por dicha causa. Y de estos factores que derrumbaron
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

toda la serenidad de este personaje, que lo precipitaron en el torbellino y de ella. Y, si estaban tocando y conversando, no podía pensar en
de sus pasiones y lo condujeron hasta la fatal tragedia, da muy buena conductas indebidas aprovechándose de su ausencia. Pero como tenía la
cuenta este terrible drama pasionaL mente trastornada, como carecía de juicio para un razonamiento lógico,
se dejó arrebatar por la furia de los celos, se dejó arrastrar por la borras-
Después de la primera visita de TRUJACHEVSKl, PÓZDNYSHEV pien- ca de la pasión, para recrearse en las fabulaciones: "Es evidente que los
sa que los ojos de su mujer empiezan a mostrar un brillo extraño, y sonidos del piano tienen el propósito de amortiguar sus palabras, quizá
que, por una especie de corriente eléctrica entre los dos, :se produce una besos. ¡Dios mío! ¡Lo que sentí en mí! ¡Lo que imaginé! Se me oprimió
identidad en la expresión, en la sonrisa, en la mirada. el corazón, se paralizó y empezó a golpear después como un martillo".
la obsesión que lo martiriza, es la idea delirante que lo subyuga, es el
Según DoREZ, citado por VINCENZO IVIELLUSI en Del amor al delito, sentimiento paranoico que domina la personalidad psíquica.
en la idea fija de una infidelidad conyugal, el celoso "se complace en
ella, la acaricia, la considera verdad, la discute con los argumentos estado mental y anímico que se acaba de describir, muy propio
especiosos, la modela con todos los puntos de apoyo, con todos los mo- quien padece agudamente la enfermedad de la celotipia, es claro
tivos que puedan justificarla, tanto a sus ojos como a los de los demás. en el pensamiento psiquiátrico de ANTONIO VALLEJO NÁJERA, cuando
Todo lo que ve, todo lo que siente, todo lo que experimenta, eliJ..,.......... JLJL.LV
~, ~ sobre el carácter y las sutilezas en las que se afianza el celoso
. . , .......L .... ......

de un pañuelo, la expresión de una mirada, lo interpreta en el sentido aquejado de paranoia para inventarse anormalmente su propio rival y la
su tic, de su capricho, de su manía". Algo semejante ocurrió a PÓZDNYSHEV consiguiente infidelidad amorosa de su pareja: "Caracteriza el delirio de
cuando pensaba. en el entendimiento entre su esposa y ese '"músico celos paranoico la interpretación de hechos insignificantes que para el
alquiler" pues, para convencerse, en su ausencia del hogar, de la enfenno constituyen "pruebas morales'~ de la infidelidad de su consorte.
lidad de su esposa, se preguntaba si la razón por la cual se Tales interpretaciones son idénticas en casi la totalidad de los casos y
con ella no sería la misma que desearían los demás con ella y .,............ ~"·- . . A
se refieren a los menores gestos del otro cónyuge o del medio ambien-
ese 1núsico que había venido a enturbiar su vida n1atrimonial. Y:, te. Una mirada, un parpadeo, un movimiento de labios o de los dedos
de su celotipia, reforzaba su idea enfermiza diciéndose que TRUJACHEVSKJ constituyen pruebas irrefutables de infidelidad. Para el celoso todo tiene
no estaba casado, tenía buena salud, estaba alimentado, de sentido y significación: en la calle los transeúntes se mofan de él y de
lisa, no sólo carente de reglas de conducta, sino que tenía por norma maneras quieren significarle su desgracia; el ruido de los pasos de
aprovechar el placer que se le presenta. Y para atormentarse aún m.ás su mujer sobre el pavimento no es natural, sino regulado de tal modo
6 por los celos que lo tienen al borde de la desesperación, su imaginación que constituye una especie de alfabeto para entenderse con su amante. 7
febricitante concluye: "Entre ellos existe el lazo de la n1úsica, la Es muy frecuente que estos enfermos duden de la legitimidad de sus hi-
refinada lubricidad sensual". jos. También es muy frecuente que al delirio de celos se sume el delirio
de persecución".
Ahora, en las vecindades de la tragedia, antes de hundir el puñal
damasquino en la carne sonrosada de su esposa, se larnenta de haber El humanista JuAN Lrns VIVES ya había descrito el retrato psicoló-
hecho el viaje de negocios a la provincia, después de aquella noche en gico quien se siente arrollado por la pasión de los celos: "Los celos
que, luego de interpretar la Sonata a Kreutzer, tocaron "un trozo apa- engendran desasosiego en el alma, y ocasionan días y noches agitadísi-
sionado hasta rayar en la pornografia". Aquí su tuente revela un des- mas; el celoso capta todos los rumores, todos los airecillos, se apodera
quiciamiento profundo, una alteración de la realidad de las cosas, de ellos, los amplía y agiganta, envolviendo a cada uno en la más ale-
una depravación en la manera de pensar. Pero este cataclismo . . .~ ._....,. .,_. ,. . . . vosa las calumnias".
no estalló a últin1a hora, la víspera de derramar la sangre de la madre
de sus hijos. Antes de su viaje, y al regresar una noche a su casa, al Todo recuerdo busca relacionarlo con la infidelidad de su esposa.
encontrar la puerta de la sala cerrada, escucha arpegios y las voces de Haciendo memoria de cuando un día preguntó a un hermano de
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HO:MICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

TRUJACHEVSKI si visitaba las casas de citas, al tener como respuesta


que, como eran peligrosas para la salud, siempre se podía encontrar
una mujer honrada, concluye que por eso su hermano había encontrado
a su mujer. Con razón ha dicho EMILIO MIRA Y LÓPEZ en Los cuatro
gigantes del alma.: "Una mirada, una carta, una frase, un recuerdo o un
olvido, una observación, un chiste, una alusión, un descuido, cualquier
dato psíquico, por pequeño que pueda parecer, es capaz de provocar la
":sospecha" con que empieza el drama de los celos".

Para justificar su reacción homicida, dice que no habría sucedido lo


que sucedió si, cuando a su regreso del viaje, el rostro de su mujer no SEGUNDA PARTE

hubiera expresado más que terror, pero su rostro denunciaba la con-


trariedad, el disgusto de que se turbasen su amor y su aventura con él:
"Parecía sólo desear que nada turbase su felicidad". Y, cuando en el P ÓZDNYSHEV, como homicida pasional que fue, no podía preme-
ditar el homicidio. De no haber sido por la carta de su esposa, no habría
delirio de los celos se llega tristemente al convencimiento de la infide-
lidad, no quedan sino los caminos de la desesperación, del sufrimiento, regresado intempestivamente a su casa y encontrado en ella a TRUJA-
de la tragedia pasionaL Para llegar a ese estado, el celoso patológico no CHEVSKI. Su retomo al hogar no fue para matarla, sino a causa de una
necesita la sorpresa en flagrancia de adulterio si se trata de la esposa, o fuerza irresistible que lo impulsaba a estar cerca de su esposa para con-
de la traición si es la amante. trolar cualquier situación frente a los intentos del músico de visitarla
en su ausencia. Sin embargo, aquí escuchamos la afiebrada palabra de
En el principio de esta pasión anidan la duda:, la sospecha, la descon- la acusación cuando en infinidad de veces argumentó la premeditación
fianza y, a medida que dichos sentimientos se multiplican y acrecientan, del asesinato, premeditación que según se dijo había durado diecinueve
la vida se convierte en una terrible pesadilla, en un insoportable infier- horas, que fue el tiempo en que el acusado hizo su viaje en tren desde
no. Ahí se el martirio espiritual, el calvario lacerante, el agobio la lejana provincia hasta su hogar. Tesis esta absurda si se piensa que
moral cuando se sufre por el temor de perder la soberanía amorosa, mal se podría haber estado premeditando la muerte de la esposa, cuando
cuando nace la creencia de que se ha interpuesto un rival. Las palabras, nunca durante dicho viaje el acusado llegó a sospechar siquiera que la
8 un gesto, un silencio, un saludo, una sonrisa, una señal, una mirada, encontraría al llegar a su casa en la compañía del músico. Pero se apa- 9
una explicación, resultan ser, muchas veces, prueba concurrente que sionó tanto el acusador con el tema de la premeditación, que en todos
viene a justificar la desconfianza y a preparar el terreno propicio para los actos y movimientos del reo encontró esa intención perversa, hasta
un convencirniento sobre la infidelidad. Fue lo que ocurrió cuando en el en el simple acto de elegir el arma para el acto violento o en la furtiva
paroxismo de la pasión morbosa, cuando ya el puñal en la mano agreso- y silenciosa rrtanera de avanzar hasta el salón donde se encontraba la
ra anuncia el desenlace fatal, PóznNYSHEV se convence de la infidelidad pareja o en el hecho de haberse despojado de sus botas de viaje para
de su esposa sólo porque ésta le reclama serenidad, porque le pregunta caminar en medias hasta el lugar de la tragedia. Esto me recuerda aque-
por lo que hace, y por jurarle que nada ha sucedido con TRUJACHEVSKI. lla leyenda sobre el Rey MIDAS a quien se le atribuía la extraordinaria
virtud de convertir en oro todo lo que tocaba. Y así, el señor acusador
que con tanta emoción y elocuencia se recreó aquí con el tema de la pre-
meditación, dejó la sensación de que todo lo que leyó sobre este drama,
por arte de magia y de su imaginación febricitante, se convirtió tam-
bién, como en la leyenda aquella, en el Rey MIDAS de la premeditación.
Y no podía haber premeditación porque, según las propias palabras del
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procesado, antes todavía tenía dudas, antes pensaba que no fueran ver- "Me invadió un deseo imperioso de actuar, y todas las demás considera-
dad sus sospechas, que ella lo engañara. La intención hotnicida aparece ciones me abandonaron por completo . Me encontraba en ese estado en
entonces súbita, repentina, sin cálculo alguno, sólo ante el convenci- que un animal o un hombre, fisicamente excitado ante un peligro, actúa
miento equivocado de su traición: "Sola con él, de noche, en secreto, con precisión y sin apresuramiento, pero sin perder un solo minuto y
es el olvido de todos los deberes, o algo peor aún: ¡quizá hace alarde de con las facultades concentradas en su objetivo". De ahí que se pueda
esta audacia, de esta insolencia en el crimen, para que el exceso mismo aplicar a la personalidad de PózDNYSHEV, como celoso patológico en la
de la osadía valga como una prueba de su inocencia! Está bien claro consumación del homicidio de su esposa, el juicio de TANZI: "Los de-
todo. ¡No cabe duda!". Sólo le preocupa que se inventen mentiras y lo lincuentes pasionales no tienen el hábito de la delincuencia, pero sí del
priven así de las pruebas materiales y evidentes. Y sigue aduciendo sus apasionamiento. Sus delitos, que sorprenden a todos, tienen de típico
propios argumentos fortalecerse en la idea del adulterio, propio de lo subitáneo, la imprevisión, la resignación a la condena; siendo segui-
los celos patológicos: ,;,A que soy un hombre honrado; a mí que he dos de clamoroso reconocimiento de culpa, de arrepentimiento sincero,
soñado toda mi vida con la felicidad del hogar; a mí que jamás he hecho de un sentimiento enfático de expiación; son delitos accidentales de la
traición ... ¡ ahí esos cinco hijos, y ella besando a un músico porque pasión que se juntan al paroxismo y no delitos constitucionales de un
tiene los labios encamados! ¡No, eso no es un ser humano; es una perra, organismo criminal o anormal. Por eso los pasionales no son temibles
para el porvenir; el delito despedaza la propia vida en dos partes; es el
una perra inmunda. ¡Junto al cuarto de los niños, por quienes ha fingido
epílogo de una pasión y el prólogo de una expiación sin fin".
amor durante toda su vida! ¡Y lo que me ha escrito ... y luego arrojarse
en sus brazos con tal impudor!". Son las palabras de un enajenado, de
Así como esta clase de celosos patológicos no premeditan la acción
un hombre que ha perdido el gobierno de su mente, que espiritualmente homicida, una vez cumplida se arrepienten sinceramente de los hechos
está despedazado y sin brújula moral que oriente su destino en esos ins- cometidos, reconocen su culpa, no huyen, se entregan voluntariamen-
tantes angustiosos que ya presagian la tragedia. Ha perdido la razón y te a la autoridad, empiezan a encauzar serenamente su juicio crítico
quedado a merced de los instintos primarios que lo llevarán al horror para valorar en toda su dimensión moral la tragedia que han ocasio-
tremendo drama que se avecina. nado. Recobran así un cierto sentido de la responsabilidad individual,
no tratan de ocultar su remordimiento, evidencian su pena y su dolor,
ha existido entonces la frialdad del criminal instintivo que pon- no ofrecen coartadas engañosas en su defensa. Son personas que se
y premedita su acción delictuosa, como lo gritó aquí el señor acu- entregan espontáneamente a la justicia a esperar serenamente su fallo,
sador. está es el hombre arrollado por fuerzas espirituales y por preocupados:, más que por esta situación, por la de sus hijos, o por la
1o corrientes pasionales imposibles de controlar; es el marido que se siente conmoción que su delito haya producido en su familia. PoRZIO, que fue 11
engañado por su 1nujer y que carece de la serenidad suficiente parara- en el Foro Italia un verdadero clínico de las pasiones humanas, decía
zonar con un poco de juicio, para pensar que la madre de sus hijos que de esta clase de homicidas, que, "confiesan su propio error, gritan la an-
.........,.,. . . . . . . '"'. . . . a pasos de donde se va a producir la terrible tragedia, no gustia de su alma, fulminados del vano arrepentimiento y del incurable
ser la esposa adúltera capaz de infamar el propio hogar de todos retnordimiento. Es la reacción de la conciencia que se recupera y mal-
sus sueños y delicias. Y a no es dueño de sí mismo; ya no es capaz de dice". Ese fue el grito de dolor y de espanto de PózDNYSHEV. Recuerda
controlar los cuarenta grados de fiebre homicida que lo enardecen; el aterrado los momentos culminantes de la tragedia hundiendo su puñal
dolor, la rabia, la ira, cólera se van sucediendo en los rápidos minutos en la carne palpitante de su esposa: "Recuerdo el instante -no fue más
que lo separan de la inmensa desventura en la que 1nanchará sus manos que un instante- de la horrible conciencia que tuve antes del acto, de
con la sangre inocente de su esposa. Es evidente que ya se ha producido que estaba matando a una mujer, ¡a una mujer indefensa, a mi esposa!
en él un brutal desquiciamiento de la capacidad de crítica, de raciocinio, Recuerdo el horror de esta conciencia y por eso concluyo, y hasta re-
de control de sus frenos inhibitorios, por lo cual la voluntad queda some- cuerdo vagamente, que después de hundir el puñal, lo saqué en seguida,
tida, aprisionada la conciencia y enervados los contra impulsos éticos. queriendo reparar lo hecho y detenerlo. Me quedé inmóvil un segundo,
huracán pasional que agita su vida en ese instante es incontenible: esperando lo que sucedería, y si se podía reparar".
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

·tentado, como la "reacción inmediata sentido moral, transitoriamen-


te sofocado por el huracán psicológico de la pasión, pero
imperioso su dominio, inmediatamente después de la descarga nerviosa
del exceso criminoso, o impulsar por ello al suicidio por el espasmo del
remordimiento fulmíneo".

Como se ha visto hasta aquí, el acusado no ha matado en legítima


defensa del honor, como equivocadamente lo consideró la justicia de
la época al absolverlo por dicha causa. Absolverlo así fue como una
condena a la honestidad y a las buenas costumbres de la esposa. ¡Cuál
defensa del Ésta es patente corso con cual se ha legiti-
mado durante siglos el asesinato de la mujer adúltera y con la cual los
líricos abogados de la defensa han conmovido siempre en todos los es-
trados judiciales del mundo. ¡Como si desde CRISTO no se nos hubiera
dado el ejemplo contrario! Con aquella tesis anticristiana y machista
se recrearon la novela, el drama, los entremeses y cuentecillos del Si-
glo de Oro español, donde los personajes calderonianos y de LOPE DE
VEGA tenían el inhumano privilegio de ser impunemente asesinos cuan-
do daban muerte a la esposa adúltera; bajo los prejuicios de la defensa
del honor se podía dar muerte a la mujer infiel, con infidelidad real o
imaginaria, obedeciendo al cumplimiento de un rito necesario, como
un penoso deber impuesto por los demás. Todos piensan, como TIRSO,
que "los celos son la pesadilla del plomo"; hasta en nuestra legislación
penal, con inspiración en la escuela positiva de ENRico FERRI y RAFAEL
GARÓFALO, estaba consagrada esa infortunada figura jurídica que, por
nuestra iniciativa, se suprimió con el Código Penal del año 1980, y al
12 amparo de la cual en nuestras salas de justicia se escuchaba el conmo- 13
vedor y ernotivo discurso forense sobre la legítima defensa del honor
que encubría un verdadero asesinato. Era sencillamente el atroz dere-
cho de matar a la mujer que traicionaba la fidelidad conyugal, ya que el
caso contrario, el de la esposa que mataba al marido infiel, casi nunca
llegó a los estrados judiciales. ¡Legislaciones deshumanizadas a
nombre de una sociedad pacata y de falsa moral, armaban brazo ho-
micida dizque para lavar la mancha de la honra del marido que se decía
ultrajado! Es la tesis absurda, inhumana y contraria a los hechos que
el señor acusador pensó que vendríamos a defender. Recordad cómo
señalándome en forma desafiante desde su tribuna de acusador nos em-
plazaba para decimos que no fuéramos a venir aquí con la tesis de la
defensa del honor, porque dicha tesis era insostenible, tema que fue la
base fundamental de su requisitoria, junto con la de la premeditación.
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

A PózDNYSHEV tampoco podemos colocarlo en la siniestra galería · Aquella noche, cuando en su casa se interpretaron la Sonata a Kreutzer
de los contrabandistas de la moral, aquellos sujetos que se valen de la de BEETHOVEN y una Elegía de ERNST, al final de la velada se sintió
astucia para tender una trampa y urdir un engaño al cónyuge infiel, a fin tranquilo y sin prevención alguna. Y como el músico le expresara que
de sorprenderlo en flagrancia y matarlo. Como sería el caso de la simu- esperaba tener otra ocasión de repetir el placer de esa velada, Pózn-
lación de un viaje para después regresar en forma in1prevista, y sorpren- NYSHEV infirió que "estimaba imposible ir a casa durante mi ausencia,
der al cónyuge in fraganti y darle muerte, a veces junto con el amante. y eso me agradó", por lo cual, en la despedida le estrechó la mano "con
Si ésta hubiera sido la situación del acusado, no merecería la mínima verdadero placer y le di las gracias por el rato agradable que me había
indulgencia de la ley penal, ni compasión alguna de la sociedad, ni per- proporcionado". Son creíbles sus palabras; no trata con ello de cons-
dón de sus hijos y de sus familiares. El acusado interrumpió su viaje truir una tesis de defensa, sino que es la confesión espontánea y libre,
porque sus dudas y sus sospechas sobre su mujer se acrecentaron con muy propia de quienes matan en un acceso de celotipia. No es entonces
la carta que ésta env1o a provincia donde se encontraba en vía de de los personajes descritos por VINCENZO MELLUSI:"Los especuladores
negocios. Adernás, por la hora tardía en que habría de llegar a su casa, del adulterio, los detraqués del honor, que matan en nombre de éste
a medianoche, no alcanzó a imaginarse que allí pudiera encontrarse ese para lavar, como ellos dicen, una mancha, son los contrabandistas de
músico de alquiler que le ensombreció la vida. En cambio, el contra- la moralidad y de la pasión, con las cuales engañan en el juego de la
bandista moral premedita la muerte, se regocija con la idea de cumplir justicia administrada por los jurados".
sus propósitos criminales; todo lo prepara con maligna discreción, con
la n1áxima perfidia. reproche por su conducta no sólo debe provenir Los móviles del uxoricidio de PózDNYSHEV fueron también muy
de la ley penal, sino de la conciencia pública por tratarse de un verdadero distintos de los de ÜTELO. La leyenda popular y el facilismo literario
han hecho de ÜTELO el héroe criminal por antonomasia de los celos.
asesino, y no de un desventurado que, como PózDNYSHEV, sin esperarlo,
Nada más contradictorio a la realidad misma de la tragedia espiritual
y, porque padecía de un delirio celotípico equivalente a una grave ano-
del Moro de Venecia, la cual fue intuida y representada, con profun-
malía síquica transitoria, arrebató la vida a la madre de sus hijos.
da precisión y realidad, con escrupulosa indagación, por el genio de
SHAKESPEARE. Él mata a DESDÉMONA, no en un furioso ataque de celos,
Esos contrabandistas de la moral han sido siempre objeto de estudio
sino poseído por un raptus de odio a la mujer que amaba, cuando, por la
y de análisis por las plumas más ilustres de la psicología, de la crimi-
perfidia y por el engaño de YAGO, cae en la sugestión de la infidelidad
nología y de la ciencia penal. ANTOJ\TIO QUJNTANO RlPOLLÉS, en La
de su esposa. Su deseo de venganza prorrumpe cuando descubrió en las
criminología en la literatura universal, los enjuicia severamente: ''La
14 manos de CASIO, su compañero de armas, un pañuelo perteneciente a 15
ley otorga el repugnante 'derecho a matar' a quien quizá sin nociones DESDÉMONA, la divina veneciana.
de amor ni de honorabilidad se prevale de una circunstancia fortuita
de sorpresa, cuando no de una mise en scene tan premeditada como ÜTELO no es el psicópata que forja en su mente infidelidades, como
vituperable. En catnbio deja caer todo el peso de su rigor contra el pa- PózDNYSHEV:. sino confiado y crédulo, sin el tormento de la sospecha
sional que, ciego de celos, con la razón obnubilada por una hiperestesia o de la duda sobre la fidelidad de la bella DESDÉMONA, a quien amó y
enfenniza del sentimiento del honor, mata a quien sabe infiel, si no lo- odió alternativamente cuando su espíritu se ensombreció ante las ma-
gra aprovechar arteramente la coyuntura que la ley le ofrece. Es decir, quinaciones y maledicencias de YAGO: "Quisiera estarlo matando por
que absolvería al marido indiferente que venga un agravio en completa espacio de nueve años. ¡Una mujer tan hermosa! ¡Una mujer tan de-
frialdad de ánimo, por fanfarronería o malevolencia, y condenaría sin liciosa!!". Y cuando decide el suicidio, es porque, sin ella, siente que
piedad al propio ÜTELO que no sorprendió in fraganti a DESDÉMONA". para él todo ha terminado: han terminado el amor y la gloria. Y ahora
que el ren1ordimiento lo hace despreciar su propia vida, un sentimiento
PózDNYSHEV se fue de viaje en el convencimiento de que duran- de atnor y de dolor lo lleva a exclamar: "Al yo matarte te besé; por eso
te su ausencia TRUJACHEVSKII no se atrevería a visitar a su esposa. ahora, al matarme, muero sobre un beso". Sin embargo, la humanidad
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

no ha condenado al desventurado Aforo de Venecia, a quien ha conside-


rado como víctima de una tenible desgracia, más merecedor de compa-
Slon que ignominia, porque su tragedia humana y sentimental no fue
obra de un siniestra, sino que obedeció a la abyección de YAGO,
~ y artificios de tan perverso personaje que sembró en el
~ agudo tormento infidelidad de su esposa.
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16 17
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

Por eso CERVANTES, en el Persiles, habla de los celos como de una razonadora, y no ciega como la ira y el temor. El afectado de una locura,
"rabiosa dolencia que se enciende en la imaginación, por obra de los así sea transitoria en el umbral del delito, tiene desquiciadas las bases
pensamientos, que suelen ser tan ligeros y sutiles, que, como no tienen del razonamiento y del juicio crítico. De ahí que, más que las puertas
cuerpo, pasan por murallas, traspasan los pechos y ven lo más escondi- del presidio para castigarlo severamente por sus actos, se le deben abrir
do de las almas". Y, en otra parte de la misma obra, en frase revestida las puertas de los hospitales psiquiátricos para ver de tratarle su enfer-
de una trágica belleza, dice que "la fuerza de los celos. es tan poderosa y medad. Por eso ha dicho VINCENZO MELLUSI: "Como el hombre que
tan sutil, que se entra y se mezcla con el cuchillo de la misma muerte y sueña, los erotómanos son víctimas de las más extrañas asociaciones de
va a buscar al alma enamorada en los últitnos trances de la vida". ideas, y se sienten irresistiblemente empujados a hacer aquello que la
razón reprueba y que sus hábitos de carácter rehúsan".
El haberse dormido durante dos horas hasta cuando lo despertó la
policía hace pensar en haber actuado dentro de un equivalente epilépti- N o se necesitan los fríos incisos y los mudos parágrafos de la Ley
co, que cesó rápidamente hasta el punto de presenciar los espasmos de escrita para la defensa de PózDNYSHEV, ni ilustradas jurisprudencias
su mujer agonizante y pedirle perdón. Y cuando se está en esta situa- de tribunales, ni doctas doctrinas de jurisperitos, ni la melosa y lírica
ción de epilepsia psíquica, cuando ya ha pasado como la descarga eléc- oratoria para los homicidios honoris causa; para ello sería suficiente
trica que ensombreció el espíritu y amilanó la voluntad, la persona cae con penetrar en las honduras del corazón del homicida, comprender en
en el sopor y en el aniquilamiento. Lo que ha sufrido es una tormenta justicia y psicológicamente los itnpetuosos arrebatos de su conducta,
psicológica extraordinariamente violenta, pero que, al pasar rápidamen- captar los sentimientos que en un solo minuto oscuro de la existencia
te, hace que se recobre el juicio perdido y se recuperen los resortes de pudieron llevarlo a suprimir la vida del ser amado. Y así, humanamente
la voluntad que se habían aniquilado. no más que fuera, encontraríamos los argumentos necesarios para su
absolución. Es necesario auscultar en las honduras del alma, en los pro-
Fue indudablemente una locura transitoria. Por eso se ha dicho que fundos sentimientos del corazón del reo para entender y explicamos su
hay locos condenados eternamente por la naturaleza a la pérdida de la conducta, misión que no podía cumplir el acusador que aquí se emocio-
razón, y otros que la pierden instantáneamente por efecto de un gran naba recreándose en la descripción de un homicida feroz y sin un míni-
dolor, de una profunda sorpresa, de un solo e infortunado segundo de la mo de piedad hacia la víctima, porque no supo entender la magnitud de
vida en el que no queda espacio para la razón porque se le ha anticipado la tragedia y los verdaderos móviles de la misma.
una tempestad psicológica, un ímpetu feroz que oscurece el entendi-
18 n1iento. estas dos clases de locura no existe otra diferencia que Tendríamos entonces que volver sobre el tema fundamental de los 19
su duración. celos para analizarlos como un "dolor furioso" determinante de la tra-
gedia. N o necesitamos afianzamos para ello en la melodía de las frases
En el delirio de los celos, cuando se es víctima de alucinaciones poéticas, ni en los paradigmas de la oratoria forense de todos los tiem-
auditivas o visuales, como ocurrió a PózDNYSHEV con su esposa y con pos, ni en los inmortales dramas de la literatura universal para saber
ya se revela un grave síntoma de locura transitoria que cómo la pasión de los celos se ha asociado con el amor, con el odio, con
se desbordará hacia el homicidio en el momento menos pensado, en el el delito, con la muerte; ni en MANzoNI cuando dijo que "amor y delito
lugar 1nás imprevisto, y por motivos insignificantes o simplemente sub- juntos engendró la muerte"; ni en FERRI, cuando en memorable defen-
jetivos. Pero, aun así, la imputabilidad penal debe rechazarse, porque sa sostuvo que "amor y delito nacieron gemelos, inseparables como el
no se tenía el pleno dominio de la voluntad, porque una fuerza oculta cuerpo y la sombra"; ni en MELLUSI con su tesis de que "el verdadero
y misteriosa dirigía los actos, porque en la conciencia estaban silencia- amor y los celos son dos emociones que se excluyen y destruyen recí-
das las voces de la censura y del reproche por el acto homicida que se procamente, aun siendo compatibles". Sobre cada una de esas frases
iba a cumplir. No hay tal, como lo sostenía FRANCESCO C.A.JlRARA, el lapidarias se podría intentar un grandilocuente discurso para emocionar
MIGUEL ÁNGEL del Derecho Penal, que los celos fueran una pasión a la galería, pero preferimos la sencilla y sabia definición de DESCARTES
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cuando los describió como "deseo de una posesión completa y exclu- pañada de TRUJACHEVSKI. Tanto la amaba, que prefirió la muerte antes
siva, opuesto de modo absoluto a la participación ajena", para agregar de verla en brazos de otro hombre. Pero es un amor mezclado de locura,
que son "una especie de miedo, puesto en acción por el deseo de man- de la locura de los celos patológicos, de esa pasión que según KANT es
tener lo que se posee". Se plantea así en forma subjetiva una especie como un río, que cava su propio lecho cada vez más profundamente. O,
de legítima defensa por el amor y los afectos del ser amado a través de como lo dijera VINCENZO MELLUSI, el sabio psiquiatra italiano, cuando
los celos, sean normales o patológicos. Es una carrera llena de ansiedad describió en Del amor al delito: "Los celos profanan el amor en el pre-
contra la desesperación y la angustia que producen el temor de perder sente, en el pasado y en el porvenir. En el presente, al amor sustituyen
lo que se ha conquistado a través de los nobles sentimientos del amor. la sospecha y el odio; el pasado se esconde en una sombra de dudas; el
Quien se sienta verdaderan1ente enamorado, quien por estarlo se repre- porvenir se presenta en las tinieblas de nuevos dolores. Este tormento
sente mentalmente la pérdida o disminución de los afectos del ser que- extingue todas las fuentes de alegría tanto para la víctima como para el
rido para abandonarse en otros brazos, sentirá una verdadera catástrofe verdugo, aportando el horror, la desolación, el llanto y la muerte".
espiritual y sentimental capaz de arrastrarlo a los más feroces actos de
violencia. O la definición simple y breve de ENRico ALTAVILLA, "como No defendemos entonces a un asesino, sino a un enfermo mental;
el temor inconsciente de que pueda oscurecerse la felicidad propia". nuestra palabra va en pro de un hombre a quien la vida le hizo una mala
jugada, que le tendió una asechanza terrible, que le cavó un abismo
Ese fue el miedo que trastornó a PózDNYSHEV allá en la lejana pro- profundo, pero que no es el reo insensible moral, ni el delincuente que
vincia, desde el mon1ento en que recibió la carta de su esposa donde le merezca el reproche de la justicia y de la sociedad. Cualquier tribunal
daba cuenta de la visita de TRUJACHEVSKI; de lo cual se puede inferir, en jurídico o cualquier jurado de conciencia del mundo lo absolvería por-
sana lógica, que la misma esposa tiene una buena dosis de culpa en su que, si bien es cierto que derramó una sangre inocente, en el trágico
propia tragedia, ya que en lugar de poner sobre aviso al esposo celoso momento de matar, sin una prueba real de la infidelidad de su mujer,
sobre la presencia en su hogar del violinista de marras, debió ünpedir actuaba poseído del demonio de los celos que le encegueció el enten-
su visita y rechazar de una vez nuevas veladas musicales en ausencia dimiento y le anuló la voluntad. Con razón, PAUL BoURGET, un clínico
de su marido. Como se ve, las dos definiciones coinciden en colocar de las pasiones humanas, pudo afirmar que los celos son una locura
al celoso bajo el apremio impostergable de proteger el amor que está pasajera que en un 1nomento dado priva de la razón a quien la sufre.
en peligro, de salvaguardar la felicidad que está en riesgo de oscuras Y MoNTAIGNE escribió para todos los siglos en Los ensayos, que los
asechanzas. Fue en lo que pensó PózDNYSHEV desde el mismo instante celos son la más vana y tormentosa de las enfermedades que afligen a
20 en que recibió la carta fatal. Esa noche, víspera del regreso angustioso las humanas almas. 21
y desesp,erado, no pudo dormir torturándose con las imágenes de lo que
"estaría pasando allá en ausencia n1ía, y cómo ella me engañaba" con el La pena moral de haber matado al ser que se idolatraba, a la tierna
tal violinista. Y, ya enloquecido durante el largo y penoso viaje en tren, rrmdre de sus cinco hijos, a la esposa fiel de perturbadora belleza que
"con gran contento me pasó por la mente la idea de bajar a los rieles, llevó con dignidad el título de matrona respetable, ya es suficiente pena
meterme debajo de los vagones, y acabar de una vez". Quien regresaba para quien el resto de su vida no significó sino una prolongada cadena
así no era el mis1no PózDJ\TYSHEV que días antes se había despedido de desdichas, de remordimientos y de enormes pesares. Hombres así
"tranquilo y de buen humor''' de su mujer; se recreaba, se deleitaba pen- son más dignos de compasión que del desprecio.
sando en un suicidio atroz, bajo las ruedas de un tren sólo por las ideas
celotípicas que trastornaban su mente. Sin embargo, el señor acusador El dolor del reo fue ese dolor furioso que asienta sus raíces profun-
en su delirio por conseguir una condena vio un personaje distinto, al das en el amor, el an1or que si casi siempre es fuente creadora de vida y
que describió diecinueve horas pensando únicarr1ente en el asesinato. Se purificador de los dolores del alma, a veces enceguece y mata, como en
puede entonces imaginar cómo seria el estallido de su pasión cuando, al la dran1ática y triste Balada de la cárcel de Reading, de OseAR WILDE:
llegar a medianoche a su casa, le informan que su esposa estaba acom- "¡Todos los hombres matan lo que aman! -y que sea por todos esto
LA DEFENSA PENAL
DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

oído-: algunos lo hacen con mirada amarga, algunos con palabras de tomento espiritual de nada valían las explicaciones sobre partituras y
dulzura; el cobarde asesina con un beso y el hombre de valor con una pentagramas de los dos enamorados de la música encontrados inocente-
espada!". Pero cuando JUNG sentenció bellamente que "el primer suspi- mente en su oficio. Ese no era el ambiente para la serenidad y la calma,
ro de amor es el último la sabidulia", fue porque advirtió que dicha sino para el raptus frenético del celoso, para sus acusaciones temerarias
pasión se encuentra entre aquellas que más alteran la razón, como cuan- y calumniosas, para sus inclementes insultos como reflejos llameantes
do es asaltado por el terrible zarpazo de los celos, agregamos nosotros. de su cerebro en incandescencia, de su mente en erupción como en la
Por eso decía MELLUSI: "Si el amor no comunicase a las almas huma- furia de un volcán. Pero él también era víctima de ese monstruo de los
nas, desde hace muchos siglos, la fiebre y la palpitación, la producción ojos verdes, según la concepción shakespeareana sobre los celos. Este
brillante, iridiscente del arte, faltaría por completo en campo del pen- sentimiento furioso o máximo tormento humano abre los caminos a la
satniento y del sentimiento del hombre; y es comprender por ello desgracia y a la desdicha, porque convierte en infierno lo que antes era
que amor sea fuente y origen delito. Pero también es evidente paraíso, porque de la santidad del amor se precipita a los abismos de la
si el amor tiene derecho a la rnás absoluta y completa apoteosis, cuando muerte, porque los cánticos de frenesí en los días felices sobre el regazo
nos lleva a la creación de la vida y a la conservación de la especie, tal del ser amado se trocaron en abundantes lágrimas de arrepentimiento
triunfo no corresponde al amor cuando este, por aberración, conduce a y desesperación en el instante fatal y trágico en que se cegó la propia
la destrucción de lo creado". felicidad.

vez fue pensando en estos amores desdichados que por causa Ese demonio de los celos patológicos tenía enferma la mente de
los celos conducen a tragedia, por lo que GrACOMO LEOP ARDI escribió PózDNYSHEV. Y esa fue la única causa de la muerte de su esposa. Él no
para siempre, que amor y muerte, hermanos juntamente los engendró mató como el Moro de Venecia a su linda y adorada DESDÉMONA, por
la suerte. Por eso puede afirmarse sin riesgo de ser desmentidos las orgullo herido, por honor social, envenenado de odio por la sugestión
crónicas judiciales y los fallos de los tribunales de derecho y jurados del perverso YAGO quien con oscuras perfidias y villanas calumnias lo
conciencia, que después del y la venganza, la pasión rr_ás ho1nicida convenció de la infidelidad de su mujer, sino que su homicidio fue por
ha sido la de los celos, celos en concepción de JANET es "la causa de su propia sugestión, por esa obsesión terrible que lo arrastró
dida de la alegría, cuando esta es compartida . Puede entonces cruelmente a la tragedia, por causa de sus ideas delirantes celotípicas
decirse que también la emoeión del rniedo a perder o ver disminuida en tomo a la infidelidad de su esposa. Por eso a él no se le podían exigir
felicidad que suscita el sentimiento amoroso, al transformarse en apa- comportanlientos de indiferencia como el de aquel marido de EMMA
22 sionados celos, ser humano por desgracia se convierta en víctima BovARY, "la adúltera impenitente por antonomasia", en la cautivante 23
1
tales em_ociones y pasiones, estará siempre en serio peligro de ver novela de FLAUBERT, quien al enterarse de la infidelidad de su mujer,
desgarrada su vida. ha dicho entonces BENIGNO serenamente le dice a su amante que la culpa era del destino. Tampoco
'TULLIO: ahí que los celos puedan ser considerados como ex- se podía esperar que actuara como lo habría hecho el tolerante esposo de
presión de un sentilniento que acompaña habitualmente a toda ANA KARENINA, "la elegante vestal" en la apasionante novela de ToLs-
relación basada en el amor y que se expresa generalmente bajo forma TOI, personaje que a pesar del ultraje recibido con la pública infidelidad
de miedo, más o menos grave, a todo lo que pueda turbar el estado de de su mujer y la propia confesión de ésta de su adúltera pasión amorosa,
felicidad a él consiguiente". no se enciende de ira, no se apasiona por la venganza, no se atormenta
por los celos, sino que por guardar las apariencias le niega el divorcio
Se podrá entonces suponer el estado anímico de PÓZDNYSHEV, cuan- a su cónyuge. Son temperamentos distintos, son organismos diferentes,
do después de un largo y fatigoso viaje en tren, atorrnentado por las ideas son mentalidades contrarias, como en la ópera de GIACOMO PucciNI,
delirantes y obsesivas de infidelidad de su esposa, llega a la medianoche donde ToscA, la an1ante del pintor MARio CAv ARADOSSI, celosa porque
a su hogar y sorprende a su 1nujer con el músico de quien sospechaba este atraído por la extraordinaria belleza de la marquesa ÁTTAVANTI,
la traición conyugal. En esos tremendos momentos de agitación y de se sirve de esta para pintar un hermoso cuadro de la MAGDALENA, en
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE PÓZDNYSHEV (HOMICIDIO POR CELOS PATOLÓGICOS)

lugar de hacerle una histérica escena de celos que sabe atormentarían espantosa tensión del odio mutuo ( ... ) Si el pretexto no hubiesen sido
a su amante, prefiere acordar con él irse a pasar una noche de delicias los celos, yo hubiese encontrado otro cualquiera". Como se advierte,
amorosas a la idílica casa de campo que el pintor tiene en las afueras de busca la pena, la expiación por su conducta, el castigo inspirado en el
Roma. Hay personas tan complacientes, tan tolerantes, tan insensibles arrepentimiento, cuando lo verdaderamente cierto fueron las llamaradas
frente a la infidelidad conyugal, como aquel extraño y aburrido doctor de celos, basadas en sospechas y acusaciones de hechos inexistentes las
JAIME THORNE, quien después de que todo un mundo supo que su espo- que sirvieron como preludio del delito, como temible umbral de la tra-
sa MANUELITA SÁENZ deliraba por el Libertador y era su amante públi- gedia, como presentimiento del estallido de la fatídica pasión homicida.
ca, su esposo, de flemático temperamento inglés le ruega que regrese Con razón dijo ENRico ALTAVILLA en La dinámica del delito: "La re-
a su lado a continuar su vida matrimonial. Tampoco puede incluirse presión de los sentimientos de celos depende de la sensación de que en
en la galería criminológica de los homicidas honoris causa,. quienes el propio sentimiento haya algo degradante o humillante, lo que explica
según pen/ersas leyes sociales y legales excusan, toleran y empujan al por qué es dificil que el celoso confiese serlo; e inclusive se miente a
marido ofendido a matar por causa de la infidelidad, asegurándole así sí mismo, pues se esfuerza por persuadirse de que no se está rebajando
~el derecho de ser impunemente asesino, como lo querían PROUDHON y a un sentimiento en cuyo fondo hay siempre algún sufrimiento humi-
lo magnifican los dramas morbosamente pasionales de DUMAs, cuando liante". En ese sentido rechaza esa injusta postura de la justicia al ab-
en el civilizado derecho de todas las culturas respetuosas de la vida solverlo con el veredicto de la defensa de la honra ultrajada, porque no
humana, sólo se justifica el homicidio en legítima defensa o estado de obstante los motivos del uxoricidio, quiere reivindicar el nombre de su
necesidad. Por eso el señor acusador perdió todo el tiempo de su aca- esposa, limpiarlo de toda mancha y sospecha de infidelidad, caracterís-
lorada intervención refutando unas tesis jurídicas que según él irían a tica muy particular de los celosos patológicos una vez descargada toda
ser el soporte probatorio y jurídico de la defensa. Pero cuán equivocado la intensidad de la pasión reprimida, cuando le ha llegado el alivio y el
estuvo, porque nunca pasó por nuestra rnente sostener ni la defensa del descanso que aplaca el sufrimiento íntimo por causa de las trepidantes
honor, ni la ira e intenso dolor por grave e injusta provocación, sino desazones y desventuras que le dejaron en el alma. Pero ellos, cuando
camente un estado de celotipia, la única tesis defensable dentro de esta en un solo minuto bajo la terrible influencia de la pasión de los celos,
terrible tragedia. Es decir, que por prirnera vez nos hemos visto desde la se les derrumba la vida y se les enferma el espíritu cuando manchan
posición de la defensa enfrentados a una acusación que por sustracción sus propias manos con la sangre del ser amado, nunca pueden merecer
de materia no era necesario refutar, ya que aquellas dos tesis jurídicas el aplauso, pero tampoco el vituperio, ya que no pudieron, por fuerzas
jamás despertaron nuestra inquietud. Lo cual demuestra a las claras que irresjstibles, gobernar adecuadamente su conducta. Bien lo dijo PIERO
24 el señor acusador leyó pero no entendió La sonata a Kreutzer de LEÓN CALAMANDREI: "En la vida de todos los hombres hay horas tormento- 25
ToLSTOI, y de ahí el enorme desacierto de su infortunada intervención. sas, en las cuales, bajo el influjo de una desventura, de una pasión, de la
fatiga fisica, sentimental o intelectual, su cerebro puede perder el equi-
Ahora podríamos hacer un elocuente parangón: Mientras ÜTELO no librio habitual, disgregándose la armonía y precipitándose la voluntad".
pide indulgencia sino que exclama con amargura: "Diréis, si os place,
que fui un asesino de honor, no el odio, me llevó a mi desgracia", Pózn- PózDNYSHEV merece entonces ser absuelto, y absolviéndolo a él por-
NYSHEV rechaza airadamente dicha tesis que sirvió para absolverlo: que no pudo sobreponerse a la tiranía de una pasión, también se absuel-
"Al juzgar, se consideró que yo era un marido engañado, que maté en ve de toda culpa de infidelidad a la esposa sacrificada, al igual que los
defensa de mi honra ultrajada. Y en consecuencia fui absuelto". Él no hijos de ambos no tendrán que cargar con la vergüenza de un progenitor
se defiende, no trata de engañar a la justicia con versiones mentirosas asesino y de una madre adúltera, ya que el padre sólo obró a impulsos
en su favor, porque cuando dice falsedades es para condenarse, como de una obsesión desgraciada y la madre víctima inocente de una pasión
cuando niega sus propios celos en el desenlace de la tragedia, caracte- irresistible que a quien la sufre lo hace esclavo de la misma, por lo cual,
rística muy propia de esta clase de homicidas: "Todo lo que ocurrió fue como dijera un clínico de las dolencias del alma, quienes las padecen,
porque se había abierto ya entre nosotros un inmenso abisrno, esa "son infelices mártires víctimas de sus propias fantasías morbosas que
LA DEFENSA PENAL

no piensan o piensan muy poco en los sufrimientos que ocasionan a sus


víctimas, sufrimientos inmerecidos, injuriosos, mortales para el amor".
Por eso no se merecen el patíbulo, sino la comprensión de una justicia
humanizada, porque supo interpretar la definición aristotélica sobre la
pasión, como toda afección del alma acompañada de placer y dolor.
Aquí fue lo último, porque el moscovita de PózDNYSHEV!, a causa de los
celos que entenebrecieron su espíritu y anonadaron su voluntad, con-
virtió su existencia en un infierno y llenó de dolor y sufrimiento la vida
del hogar.

BERNARDINO ALIMENA escribió un apasionante libro sobre El delito


en el arte e hizo recorrer a través de sus dramáticas páginas de hondo
contenido psicológico, a los personajes que llegaron al delito en las
obras inmortales de la literatura universal, de quienes dijo que "ellos
nos prueban que la vía del delito corre paralela a la del vicio y a la de la
pasión; que éstas, frecuentemente, se entrelazan y funden con aquella;
que para algunos el delito es una nube, una nube solitaria, que e1npaña
un alba purísima; para otros, es un crepúsculo, y para otros, la noche".
Parafraseándolo dirian1os que para PózDNYSHEV la vida fue nube per-
sistente que le cerró los caminos y horizontes de la felicidad conyugal,
y que su delito fue noche, noche eterna en su alma, noche triste en su
corazón, noche sin fin en su amarga existencia, si un rayo de justicia o
un relámpago de piedad no la ilunlina.

¡Que la tribulación y el tormento por la inocente criatura sacrificada


hayan sido como bálsamo purificador sobre su propia vida, para que no
26 crezca más el dolor de su corazón y no se abran más las heridas de su
alma.
DEFENSA POR UXORICIDIO

CAPÍTULO II

DEFENSA POR UXORICIDIO*

PRIMERA PARTE

'Antes de entrar al análisis de fondo de esta controversia judicial,


al término de la cual tendréis que decidir si RonoLFO BETANCUR es res-
ponsable o no de la muerte dolosa de su esposa MAR!TZA JIMÉNEZ, debo
primero formular las siguientes consideraciones: Como a base de sim-
ples interpelaciones no me resultaba posible desmentir tantas inexacti-
tudes del señor fiscal en su apasionada acusación, os voy a demostrar
cómo os engañó; cómo para sostener ciertas tesis os ocultó piezas im-
portantes de esta causa; cómo en una actitud que no puede sino califi-
carse de maliciosa, pasó por alto pruebas procesales demostrativas de la
ino-cencia del reo que comparece hoy ante vosotros.

".~eL\.hora,
tengo plena conciencia de las dificultades personales para 29
asutnir la defensa de RonoLFO BETANCUR, dificultades derivadas de las
suspicacias deslizadas aquí por el señor fiscal, cuando con la pérfida
intención de restarme autoridad moral para ésta defensa ha recreado su
palabra acusadora, recordando que tuve al procesado como compañero
de celda, y que estuve en la prisión acusado de un delito cuya denomi-
nación jurídica a él no le interesaba saber.

"Ustedes sabrán com.prender la molestia personal que me produce


entrar en explicaciones sobre mi vida, obligado a ello por la mezquina
intervención del señor fiscal, porque, si no lo hago, quedarían flotando

* Del libro Los inocentes (Historia novelada de un proceso penal), Grupo Editorial
Ibáñez, Bogotá, 2009. En el proceso real, el acusado fue absuelto.
LA DEFENSA PENAL DEFENSA POR UXORICIDIO

en el ambiente muchos interrogantes perjudiciales en la defensa del reo. el Detectivismo Departamental para poderme llevar a la prisión. ¡Cómo
Por fortuna tuve el presentimiento de que el fiscal, conociéndolo como lamento, señores del Jurado, que por las intemperancias del señor fiscal,
lo conozco, de alguna manera, directa o soslayada, traería a este deba- esté yo respondiendo también como acusado en esta audiencia, como si
te el antecedente de mi encarcelamiento y la relación de amistad que yo también hubiera sido llamado a juicio!
sostuve en la prisión con mi defendido, tal como éste lo expresó en el
interrogatorio de la audiencia pública. Cuando dije lo anterior, los tres jurados sonrieron con una expresión
tan amable hacia mí, que no pude sino entenderla como de su cabal
"En primer lugar, aquí en este Palacio de Justicia no hubo quién no comprensión á tni necesidad de estas explicaciones.
supiera de mi detención y el motivo de ella, para que ahora venga el
señor fiscal a hacerse el de las nuevas. La prensa hablada y escrita infor- De pronto, se escuchó:
mó profusamente que me encontraba acusado de un delito político en
contra del régimen militar que llegó al poder n1edio de un golpe de _,;,Usted no puede traer pruebas a esta audiencia, porque está pro-
Estado. Se trató de una acusación que, en lugar de infamarme, me llenó hibido en virtud del principio de lealtad procesal, ya que no se puede
orgullo personal, porque representó un ejemplo de carácter para venir a sorprender, con documentos que no pudieron ser controvertidos
dos partidos políticos tradicionales que le batieron palmas al dictador, por las partes del proceso"- gritó el fiscal, sin previa venia del juez.
quien después fue derrocado por el pueblo, sin necesidad de un solo
muerto, de un solo disparo. n1í me detuvieron por un cargo que Las palabras del fiscal despertaron una fuerte reacción del público en
nunca ha significado un estigma moral judicial en mi vida; me encar- su contra, mientras yo bajaba de la tribuna y les entregaba a los jurados
celaron, señor fiscal, en tertulias políticas clandestinas defendía la providencia anunciada. El juez, a su vez, agitaba la campanilla para
la tesis del derrocamiento del tirano; me llevaron a prisión ..,.,.JJ'""'"''""' restablecer el silencio.
de los pocos colombianos que arriesgaron su vida por defender las ins-
tituciones y el Estado de Derecho; perdí mi libertad prefería Continué:
a mi patria regida por la las leyes y los códigos, y no
por el despótico de los sables. Pero, una cosa, señor fiscal, "Con asombro acabamos de escuchar en voz muy sulfurada al señor
o usted sí la sabe, pero la ha silenciado ante el jurado: yo fui fiscal, quien por lo dicho quiere que yo no me defienda de la maledicen-
encarcelado, debido a una trampa tendida jefe del Detectivismo cia de sus palabras, no diga nada contra la suspicacia de sus opiniones,
30 Departamental, cuando premeditó llegar a oficina unos docu- no me limpie el lodo que me ha arrojado públicamente. Y como además 31
mentos supuestamente subversivos, para que minutos después'-' . . . ,. . . . . . ,_........... de su engañosa interpretación de las pruebas de esta causa ha procedido
ser decomisados por sus propios subalternos. ¡Ésta fue la celada! Si lo 1nismo con las nornias de procedimiento penal, primero, cuando su-
vida no pudo jamás empañarse por la arbitraria privación de libertad giere un acto de deslealtad de mi parte por defenderme de sus infamias
por parte de un régimen militar defacto, no puedo que mucho verbales, y, st~gundo, porque sostiene la tesis equivocada de que estoy
menos en este sagrado recinto de la justicia colombiana pueda venir violando la prohibición legal de traer al proceso pruebas no sometidas
señor fiscal acusador a tratar de restarle autoridad moral a defensa, antes al principio de contradicción. Y en ambas afinnaciones está usted
razón por la cual pongo en manos de los señores jueces de conciencia equivocado, señor fiscal, porque la prohibición existe, pero con referen-
la prueba de mí absoluta inocencia, la prueba de que no he cometido cia a las pruebas que tengan que ver con la acusación al procesado; y, en
delito alguno, aunque de sido cierto el de "conspiración" que me cuanto a un acto de deslealtad mía con usted por la prueba de mi inocen-
imputaron, ahora mismo me estaría enorgulleciendo de esa acusación. cia que acabo de entregarles a los señores jueces de conciencia, el acto
Os entrego entonces la providencia de un eminente juez de la de deslealtad no es mío, sino suyo, cuando aquí, como lo veremos más
ca, en la cual se declara que los hechos por los cuales fui investigado no adelante, deslizó sospechas sobre mi nombre, basándose en una acusa-
son constitutivos de delito, porque todo fue una trampa que me tendió ción contra mí, ya archivada, y en la cual un juez de la República falló
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en el sentido de que yo no cometí ningún delito, porque todo fue una todas las confidencias del acusado en relación con la tragedia, y las vici-
celada infame tendida por un alto funcionario del régimen militar. No situdes de la investigación; lo estoy defendiendo, porque me prometí la
existe ninguna norma jurídica, ni ética, ni moral, que prohíba aportar en inmensa responsabilidad de demostrarle al jurado, con las constancias
audiencia un documento público para desmentir en forma absoluta una más creíbles e inclusive científicas del proceso, que la tercera versión
injuria o calumnia lanzada de manera irresponsable contra quien ejerce del acusado sobre los hechos investigados es la verdadera, y no la cuar-
el sagrado derecho de defensa de un reo. ta que se inventó aquí el fiscal.

"En cuanto a las malevolencias del señor fiscal porque fui compa- "Por esa razón resultaba completamente inútil que el fiscal se detu-
ñero de celda del acusado, sé que constituye un antecedente formidable, viera tanto tiempo demostrando la falsedad de las dos primeras versio-
para que una mente enfermiza pueda elaborar innumerables ideas para nes del acusado; si ya éste, en una tercera versión de los hechos dijo
debilitar mi defensa. Pero lo que nadie sabe hasta éste momento es que que aquéllas fueron obra exclusiva de su primer defensor quien se las
F,DDOLFO BETANCUR, es como mi hermano; soy el principal testigo de aconsejó, no valía la pena ocuparse en contradecirlas aquí y ahora, por-
su vida, desde momentos después de la tragedia cuando juntos nos re- que era evidente que ninguna de esas dos primeras explicaciones sobre
mitieron del detectivismo a la cárcel y nos alojaron en la misma celda; los hechos serian materia de este debate público. Y si como el mismo
él me contaba, paso a paso, día a día, el desarrollo del proceso, y nunca acusador oficial os advirtió que la defensa iría a sostener sólo la última
varió ante n1í su versión sobre la tragedia; como consecuencia de ello, versión de RonoLFO BETANCUR, con mayor razón no debió ocuparse
tuve conocimiento de los tremendos errores cometidos dentro del pro- de un aspecto probatorio que nadie iría a defender, que no sería tema
ceso a causa de su incompetente defensor. de controversia en este debate. ¿Por qué lo hizo? ¡Por el puro placer
mental de hacer dramatismo oratorio! Por simple relleno de su tedioso
"Me alarmé cuando rindió su primera versión del disparo al momen- discurso, por ingenua estrategia para poder atacar la tercera versión del
to de caer el arma al suelo; pero n1ás sobresaltado quedé cuando supe acusado, porque, según el fiscal, la verdad de los hechos es la cuarta
de su segunda versión del disparo desde el muro de la sala, donde se versión que defendió aquí con sofismas e inexactitudes.
dijo que chocó el arma; me angustiaba con estas versiones, primero, por
falsas, inventadas por su defensor, y segundo, porque nunca con ellas se "Siguiendo el mismo orden de la acusación, le escuchamos decir al
podía ejercer una defensa adecuada, ya que el mejor camino para ello señor fiscal que no cree en los testimonios sobre el avanzado estado dé;
era diciendo la verdad. Pero yo nada podía aconsejar, porque él tenía su embriaguez del acusado, en primer lugar, porque la prueba testimoniaÍ
32 abogado, el único responsable de la orientación de su defensa. Días más que lo afim1a se encuentra muy desacreditada como medio de investi- 33
tarde dio la fortuna de mi libertad, y sin decírselo a él previamente deci- gación; en segundo lugar, porque el médico que atendió al acusado el
dí que asumiría su defensa, porque siempre, sin lugar a la más mínima día del honncidio no le encontró, a simple vista, signos que revelaran
duda, lo he considerado inocente del cargo de asesinato de su esposa. Y, un estado de embriaguez; y, en tercer lugar, el examen de alcoholemia
por eso lo estoy defendiendo, sin contrato de honorarios profesionales, demuestra, sin lugar a dudas, que RoDOLFO BETANCUR no registrab~
porque a un hermano, como lo tengo a él, y él a mí, no se le cobra, sino huellas de alcohol suficiente para considerarlo en estado de embriaguez
que se le defiende con toda la energía del espíritu, con los afectos del aguda.
alma, con toda la emoción de la palabra que pueda alcanzar desde esta
tribuna de la defensa. ¡Cuánto añoraba RonoLFO BETANCUR en la pri- "Fue tan habilidoso este planteamiento para ocultar la verdad cientí-
sión que yo fuera su defensor! (''{,yo, cuánto me dolía no estar frente a fica de la embriaguez, que se atrevió a decir que si lo afirmado no fuera
su causa para asistido judicialmente, cuando me daba cuenta de que su cierto, no osaría decirlo delante de uno de los jurados, médico legista,
abogado lo estaba llevando con sus errores a una condena! En la prisión y, además, profesor de la materia en una Universidad. Terminó expre-
soñaba con su defensa, porque nadie más que yo se conoce todas las sando que por ello consideraba no ser necesario profundizar en el tema.
intimidades de esta causa, todos los secretos que aquí se han guardado, ¿Y sabéis, señores del jurado, cómo sobre esta materia os engañó el
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fiscal? Precisamente, en el aspecto probatorio que puede decidir sobre "Los mismos argumentos valen contra la afirmación del fiscal cuan-
la culpabilidad o la inocencia de RoDOLFO BETANCUR, sé, que os va a do expresó que el distinguido médico que atendió al acusado el dfa de la
producir indignación saber que se os ocultó una prueba absolutamente tragedia certificó que en el n1omento de la entrevista no revelaba signos
indispensable para poder apreciar si el procesado se encontraba o no externos de embriaguez; claro que no podía revelarlos, porque no se
embriagado en la mañana de la tragedia. Es una prueba que se encuen- encontraba embriagado, llevaba ocho horas y media de no ingerir licor
tra repetida en diversas diligencias de la causa, consistente en la hora ocho horas y media de estar eliminando el ingerido toda la noche. Y o n~
de la muerte señora MAru:TzA JIMÉNEZ. Esos hechos dolorosos traje a la audiencia tantos libros como los que trajo el fiscal para leeros
ocurrieron a las cinco y media de la mañana. ¿Y por qué es de tan tras- parrafad~s innecesarias sobre la necesidad de condenar a los culpables,
cendental importancia ésta hora de la tragedia? Porque entre esta hora, de no deJar, por ninguna razón, impune los delitos. En cambio, traje
o mejor hora antes, cinco de la n1añana, cuando salieron del club, uno, para leer sólo tres renglones, los tres renglones que clarifican todo
y la del examen de alcoholemia, a la una y de la tarde mismo este proceso, los tres renglones con los cuales el fiscal, si los hubiera
transcurrieron ocho horas y media sin que el acusado ingiriera li- conocido, no habría podido acusar en la forma como lo hizo; los tres
cor; no sólo no ingirió licor, sino estaba eliminando, por lo cual renglones, que le dan luz, una inmensa luz a toda la oscuridad que arro-
el del examen de la alcoholemia no va a ser prueba negativa jó aquí con sus artimañas y sus sofismas el acusador oficial.
de la embriaguez, con1o lo sostuvo la acusación, sino prueba muy posi-
tiva de la misma, como pasamos a demostrarlo por la alta concentración . "Yo no soy un mentiroso" -volvió a gritar el fiscal, sin la venia del
alcohol en sangre a la hora la tragedia . Juez.

"No tengo ningún inconveniente en aceptar la tesis del fiscal, cuan- -El juez: "Le ruego al señor fiscal que no interrumpa sorpresiva-
dice, basado en dictamen de la oficina de l\1edicina Legal, que el mente al ~eñor defensor. Cuando se le ocurra algo que deba decir para
59~'Ó concentración de alcohol en la sangre no es prueba científica de contradecirlo como es la costumbre en estas audiencias públicas, le rue-
una embriaguez aguda, lo que el señor fiscal ni científico alguno go solicitar la venia de la Presidencia. Además, yo no escuché que lo
me refutar es que si a esos 59 % miligratnos encontrados ocho
1 tratara de mentiroso".
horas y media después de la tragedia le agregam.os los miligramos de
e>'""'"'' ..'""".,.,..,... alcohólica durante las ocho horas y media siguientes a ~e ~scucharon e_n el pú~lico murmullos y expresiones de aplauso y
mistua, se tendrían unos 200~1o, miligramos de concentración alcohólica sohdandad con el Juez, quien muy sereno y sin sentirse aludido tuvo
34 que agitar nuevamente la campanilla para imponer silencio. 35
en la sangre a la de tragedia, si se tiene en cuenta, según algunos
autores, que concentración de alcohol en la sangre disminuye en 18
Continúo:
miligramos ciento cada hora.
"Esos tres renglones, que usted debería conocer muy bien, señor
señores jurado,
...,....... "'"''L"·"""'-'• es la misma justicia la
fiscal, los escribieron dos eminentes científicos en estas materias de
encargada a veces de inducir en equivocaciones a cometer tremendos
alcoholemia, los doctores LADD y GmsoN, quienes en su tratado de Me-
errores judiciales a los jueces de conciencia. Apreciad cótno una sola
dicina Legal escribieron: "La concentración de alcohol en la sangre dis-
prueba que se os ha ocultado traza la divisoria entre una condena
minuye en 18 miligramos por ciento cada hora, con variaciones de más
y una absolución, entre una inocencia y una culpabilidad, entre un ase-
o rnenos 3 miligramos por ciento". Y agregan: "Cifras mayores de 100
sinato y un simple accidente, entre la verdad y el error. Yo sí que puedo
miligramos por ciento de alcoholemia son conclusión de embriaguez".
entonces hacer tnías las palabras fiscal cuando dijo, que por fortuna
teníamos en el jurado conciencia a un médico legista. ¡Para él de-
"Si usted cree, señor fiscal, que los eminentes científicos que he leí-
cirlo, os ocultó unas pru·ebas; para yo afirmarlo, os las he descubierto!
do no tienen la razón, con mucho gusto le cedo la palabra para que
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explique su disentimiento. Al jurado le gustaría mucho tener su opinión que pueda ilustrarlos, absolver sus interrogantes, despejarles sus dudas,
al respecto. para así orientarlos en la mejor forma posible hacia un veredicto justo.

"Yo ya dije lo que tenía que decir sobre esa materia" -contestó aira- "Y, volviendo al tema, si científicamente está ya probada la embria-
do el fiscal con gestos de desagrado. guez del reo en la triste mañana de la tragedia, ¿cómo se puede entonces
argumentar, como lo hizo el señor fiscal, que quienes rindieron testimo-
''Observad el sofisma, o mejor el perverso silencio del fiscal: os adu- nio sobre la embriaguez del acusado no merecen credibilidad? Él dice
jo, como prueba de la no embriaguez, el estado orgánico y físico del que esa prueba se encuentra muy desacreditada dentro de las investiga-
acusado ocho horas después del homicidio, tiempo durante el cual, se- , ciones penales, por lo cual ya está siendo sustituida por la prueba cien-
gún los tratadistas antes citados, el procesado habría eliminado 18% tífica. Pero resulta, señor fiscal, que para beneplácito suyo, esa prueba
miligramos de alcohol por hora, lo que equivale a 148 % miligramos científica fue la que se buscó en este proceso, es la prueba que estamos
en las ocho horas subsiguientes a la tragedia, cantidad que sumada a los defendiendo, no porque se desconfiara de la prueba testilnonial, sino
59% miligramos encontrados en el examen de alcoholem.ia, produce un porque resultaba absolutamente necesaria para un mejor esclarecimien-
resultado que nadie osará negar, como el de una embriaguez absolu- to de la tragedia. Adetnás, podríamos prescindir de toda la prueba tes-
ta: ¡Doscientos siete miligramos por ciento de alcohol en la sangre! Y timonial referida a la embriaguez del acusado; se podría, inclusive, no
recordad que los tratadistas que os acabo de leer concluyeron que una tener en cuenta la versión del mismo reo sobre la embriaguez, y aún así,
cantidad superior a los 1OO~Io era representativa de un estado de embria- como le gusta al fiscal, tenemos la prueba científica de ese estado, ¡por
guez. ¡Y RonoLFO BETANCUR tenía el doble de dicha cantidad! Enton- lo cual parece que al final estamos de acuerdo en este tema!
ces no dijo ninguna mentira el celador, cuando juró en su testimonio
haberlo tenido que ayudar a salir del carro cuando llegó a su apartamen- -"No estamos de acuerdo, señor defensor", interrumpió el fiscal.
to, por el estado tan lamentable de embriaguez en que se encontraba.
-"Lo decía en broma, señor fiscal. Pero si usted defendió el dicta-
¿Cuál habría sido el resultado del exan1en de alcoholemia, si se hubiera
men de alcoholemia que figura en el proceso, y yo también lo defiendo,
practicado a la hora siguiente, a las dos o tres horas de haberse presen-
¡nadie puede negar que estamos de acuerdo!"
tado al detectivismo? La respuesta habría sido muy distinta, y entonces
el fiscal no habría podido acusar en la forma en que lo hizo, porque el
Risas en el público, y sonrisas discretas de los jurados de conciencia.
examen irrefutable de alcoholemia no se lo habría perrnitido.
36 Continué: 37
"Como lo hemos visto y lo seguiremos viendo, la táctica de la acu-
sación ha sido engañosa hacia el jurado de conciencia, porque ha silen- "Es bueno recordar otro argumento del fiscal para no creerle al acu-
ciado, para su conveniencia acusadora, aspectos del proceso que no se sado su última versión respecto a su embriaguez. El motivo para no
podían pasar por alto sin faltar a la verdad, porque a la verdad se falta, creerla consistió en decir que el procesado no habló de ella ni en la
no sólo por lo que se dice, sino también por lo que se calla. Es una es- indagatoria ni en la primera ampliación de la misma. Olvidó el fiscal
pecie de analogía con el Derecho Penal donde se describe el delito de la explicación del procesado, cuando dijo haber negado esa ebriedad
falso testimonio, no sólo por parte de quien en una actuación judicial porque así se lo aconsejó el defensor, ya que, si la confesaba, podría
falte a la verdad, sino también de quien la calle en todo o en parte. Yo perjudicarlo. Y éste no fue un ardid de RonoLFO BETANCUR, porque
también ocupé estas tribunas en calidad de fiscal, pero siempre supe, aquí en esta causa declaró el doctor JULIÁN SALAS, su primer defensor,
más que por un imperativo legal, por una indeclinable obligación mo- y bajo juramento, en una actitud que honra moralmente a dicho profe-
ral, por un inexorable mandato de la conciencia, que el único camino sional tuvo la franqueza de confesarle a la justicia, sin escudarse en los
de la justicia frente a los jurados de conciencia, es la lealtad a la no- cómodos sigilos profesionales, y a sabiendas de la bochornosa situación
ble misión que ellos cumplen, la de no ocultarles absolutamente nada a que se exponía públicamente, que las dos primeras y falsas versiones
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contenidas en la indagatoria y primera ampliación de la misma fueron trata de una comedia; ahí está la camisa con sus huellas de pólvora,
creaciones suyas como defensor; en forma concreta, declaró haberle según un dictamen científico que así lo afirma. ¿O la comedia, según
aconsejado negar la cuando el acusado le explicó no recordar calificación del fiscal, será porque piensa que RoDOLFO BETANCUR, en
cómo se había tragedia, dado su avanzado estado de borra- la cárcel, urdió la trama de un disparo con arma de fuego, cubriéndola
chera. Es decir, n1ás claramente el defensor anterior nunca tuvo interés con la camisa en determinada posición para que dejara las huellas de
en probar la acusado, sino todo lo contrario; por eso, el pólvora? La mantuvo guardada en su celda carcelaria hasta el momento
L'"-L''AJ'J'JU•··,y·la esposa de éste y el celador, quienes eran tes- en que asUJmí su defensa, porque según le había aconsejado AR.GIMIRO
JL...., ............. del procesado en la trágica mañana del homicidio,
.... v ...
en1pleado del detectivismo que lo condujo a la prueba so-
sino cuando yo llegué al proceso como defensor, cir- bre alcoholemia, no debería dejársela ver, porque lo perjudicaría. Ésta
valió a la acusación oficial para deslizar aquí fue razón, para no hablar de ella en la indagatoria; y, si se quiere,
'""'""'"""-"-'L""' merecer
otro motivo tanto o más fuerte para negar esta circunstancia en sus dos
tener los cinco dedos primeras versiones, lo tenemos en que, si el acusado fue preparado para
rendir dos versiones falsas sobre la forma disparo no podía,
con elemental sentido común, hablar de las huellas de pólvora en la ca-
misa, si disparo se produjo, primero desde suelo, y, segundo desde
el muro contra el cual chocó arma. De donde resulta un verdadero
sofisma argumentar, que, si todo fue cierto, debió haberse dicho desde
¿O no, señor fiscal?". un principio. Pero algo tan comprensible, tan de sentido común, parece
que todavía no lo ha entendido la acusación oficial, a pesar de sus cinco
segundo aspecto más importante de esta causa tiene que ver con dedos frente, o hasta más (nuevas risas en el público).
camisa reo. de tanta trascendencia este tema a mi juicio, la
absolución o defendido va a depender de lo que se crea "En cuanto a la imposibilidad de las huellas de pólvora en la camisa,
o no en con esta de vestir. Sin ,.,.,. .,.,. . . .
n ... porque disparo se produjo a más de un metro, es una consideración
go, señor fiscal únicas observaciones sobre tan delicado aspecto que retrata de cuerpo entero al señor fiscal, y, revela la confu-
"-'"'"'""""_., consistieron en que se trata de una comedia sión mental que lo tiene poseído en esta materia. Nadie va a negarle que
por procesado si todo cierto, debió decirlo desde la inda- los disparos a más de un metro, con arma de fuego de corto alcance, no
38 gatoria; de son imposibles, porque el disparo dejan de pólvora en el cuerpo y prendas de vestir de la víctima; 39
un metro distancia; no sabe cuáles irán a ser las pero es que aquí no se trata de esa hipótesis, sino de las huellas de pól-
,..,...,j, ....
_.._t..:JV.Lsobre prenda; todo esto se vuelve rnuy vora en la cmnisa del autor del disparo, del victimario, es decir, cuando
interrogantes; y que a lo mejor el tema de la al producirse· el disparo, éste pudo dejar huellas de pólvora en su prenda
""'-""--_._..~.ou., como en juego de cartas, será el as. bajo manga que guarda vestir, la cual no se encontraba a más de un metro, sino en contacto
fueron, si lo recordáis, en síntesis, los principales ar- con la camisa o a pocos centímetros de la misma. Estas huellas no
acusación. dían quedar en la camisa, si disparo se hubiera producido con mano
derecha extendida hacia la víctima, por lo cual la hipótesis más lógica y
"Ésta es, como se ha una acusación basada en suspicacias, en sensata es que el arma se disparó cuando acusado al llegar a su casa
deslizamiento sospechas, en elaboración de conjeturas, en superfi- sacaba de entre la pretina de los pantalones, lado donde
"" ...__.. __._ . . .""".... en análisis las pruebas. acostumbraba portarla. Esta maniobra la realizó en completo estado de
embriaguez; tanto es así que el celador de la cuadra declaró haberlo
"Sin 1nucho esfuerzo dialéctico me resulta sumamente fácil rebatir tenido que auxiliar para salir del carro cuando llegó, ya que por sí solo
todo lo por fiscal sobre esta materia. 'En primer lugar, no se no podía valerse. Y en este estado, como era apenas lógico al llegar a
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su casa, buscó aligerarse de su pistola, la cual, para su propia desgracia el uso de la palabra, para que exprese las razones de su inconformidad
y la de su esposa, se encontraba sin seguro y con el proyectil listo en la contra dicho dictamen científico".
recámara, es decir, fácil de dispararse al maniobrada en forma impru-
dente. ¡Esas huellas de pólvora en la catnisa no tienen otra explicación! Con cierta arrogancia se levantó de su asiento, por lo cual pensé que
Aquí no importa para nada saber a qué distancia recibió la víctima el alguna objeciónjría a manifestár, pero simplemente dijo, para descon-
disparo, sino si las huellas de pólvora en la camisa pudieron ser pro- cierto del público y del ~tsmo jurado de conciencia:
ducidas por el disparo, cuando el reo en su beodez alcanzó a sacar su
arma, cuando acababa de llegar con su esposa de divertirse en un club. -"Ese t1erna ya lo expliqué suficientemente en mi intervención".
¡Es decir, un disparo accidental! Pero esto de la camisa con huellas
de pólvora no es, como lo ha dicho aquí el fiscal, un as bajo la manga Continué:
en poder de la defensa. Para mí, señor fiscal, la lucha por la justicia
es noble misión muy sagrada para compararla con un vulgar juego de "Lo explicó tan rnal, que nadie se lo entendió. (Risas en el público
tahúres. Y o no tengo aquí un as bajo la manga para sorprender o hacerle y llamada de atención del juez). Y, para colmo de males, adujo como
trampas a la justicia, ni un póquer de ases, ni una escalera en flor, sino autoridad para dicha explicación, haber sido alumno en balística fo-
una real, una verdadera, una irrefutable prueba reina sobre la inocencia rense del doctor Osoruo IsAZA, dignísimo juez de conciencia, quien al
de RoDOLFO BETANCUR, a quien usted ha venido a acusar, apoyándose escucharlo debió darse cuenta de que su alumno de ayer no sólo no
en inexactitudes, en falsedades, en suspicacias contra las pruebas de la aprendió sus lecciones, sino que lo estaba haciendo quedar mal públi-
defensa, en sugerencias malévolas contra la honestidad de quien habla. camente, atribuyéndole enseñanzas que nunca pudo dar en su cátedra
de medicina legal".
¡Usted le ha quitado grandeza a este debate!
Se escucharon risas y murmullos del público que fijó sus miradas ha-
del as bajo la manga -interrumpe el fiscal-, fue solo una figu-
cia el fiscal, quien parecía un cadáver, por lo lívido de su rostro. Mien-
ra retórica para significar que el tema de la camisa con las supuestas
tras tanto, por los malos ratos que estaba pasando el acusador oficial,
huellas de pólvora seguramente iría a ser su caballo de batalla para la
me vinieron a la memoria los amargos momentos que me hizo vivir
defensa del acusado"
cuando recordaba que el acusado había sido mi compañero de celda en
la cárcel La Ladera.
"Sí, señor fiscal, le acepto que fue una simple figura retórica, como
40 41
fue pura retórica toda su acusación, porque nunca pudo probar la culpa- Después de unos fuertes campanillazos del Presidente de la audien-
bilidad del acusado; porque jamás logró demostrar que hubiera actuado cia para restablecer el silencio en la Sala, seguí en el uso de la palabra:
con dolo en los hechos investigados; en síntesis, porque se desempeñó,
no como un verdadero vocero de la sociedad que clama justicia, sino "He hablado de las confusas explicaciones del fiscal en estas ma-
como si hubiera actuado a non1bre de una nueva Inquisición y como re- terias. Ha aceptado las huellas de pólvora en la camisa del acusado,
presentante de un Tribunal del Santo Oficio. Y le replico rotundamente pero no como consecuencia del disparo que causó la terrible tragedia.
lo que acaba de decir: las huellas de la camisa no son "supuestas hue- ¿Entonces, como consecuencia de qué, señor fiscal? ¿Acaso de alguna
llas de pólvora", sino verdaderas huellas de pólvora, porque así lo dic- actividad pirotécnica? ¿O cuándo y dónde se hizo un disparo cerca de
taminó el Instituto Nacional de Medicina Legal, la máxima autoridad la camisa, para que ésta quedara impregnada de pólvora? ¿O pensaría
científica del país en estas materias. Si no estuvo de acuerdo con dicho el acusador oficial en la comedia representada por el acusado dentro de
dictamen pericial cuando recibió notificación del mismo, debió haberlo la cárcel, para lograr el tatuaje de pólvora en la camisa, hasta lograr con
objetado para expresar las razones de su disentimiento. Pero ya que no su tnalicia que llegara hasta ésta audiencia pública y así su defensor pu-
lo hizo, con la venia del señor juez no tengo inconveniente en cederle diera tener la prueba reina de su inocencia, o como lo dijo, "el as bajo la
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manga? Si no fue una de estas hipótesis en la cual pensó el señor fiscal, moral de la vida, a quien la justicia haría muy bien en condenarlo a
¿entonces en qué caviló al respecto y no lo dijo? pena máxima, sin contemplación alguna. Pero ya veremos más . . . . . . ~ ... . ,.. _._-
te quién es el acusado. Por ahora concluyamos que en tan exhaustiva
"Como no se podía venir a formular una grave acusación por asesi- investigación nunca se pudo determinar un móvil para la muerte '-"'"'-'-'V"-"'""

nato sin presentar las pruebas del móvil que condujo al crimen, el fiscal de la matrona MARITZA JIMÉNEZ. no lo digo yo. Todos los tratadistas
recogió ese móvil, precisamente de la prueba en la cual no ha creído, de pruebas critninales y de procesal penal que han abordado tema
la prueba que aquí rebatió furiosamente, de la prueba que tachó de del móvil en el delito han coincidido en la tesis de que, donde no existe
mentirosa, como fue la indagatoria del acusado en su primera versión. n1óvil o causa de los hechos investigados, debe predicarse la inocencia
Como quien dice: no creo en dicha versión en la parte favorable al reo,· del acusado, y por ello, absolverlo. Pude traer más libros los que ex-
pero sí la creo en la parte que lo perjudica. Pero, como vamos a verlo, hibió y leyó el fiscal, para comprobar en todos ellos la tesis que acabo
es un móvil creado en imaginac1on fiscal, inventado por su afie- de N o sería capaz de estas afirmaciones tan categóricas,
brada palabra acusadora, sacado de la falsedad declarada por el acusado de no ser ciertas, sabiendo que tengo dos testigos que podrían desmen-
cuando atendió el mal consejo de su primer defensor. Dijo el reo que en tinne: señor Presidente de la audiencia y el mismo fiscal de la causa,
esa madrugada, cuando le solicitó a su esposa la pistola para regresarse Y o no sé cuántos remordimientos de conciencia tendrá señor fiscal
al club, ella contrariada se la arrojó. Y en esta frase fue donde el fiscal por acusaciones injustas, pero lo que sí sé es que la escuchada de sus
encontró móvil homicidio. Sobre esta insensata teoría de la acu- enardecidos labios en esta causa le va a producir tantos
sación proceden infinidad de consideraciones para refutarla: En primer tos, que le atormentarán el resto de su vida.
lugar:, no es ortodoxo judicialmente parcelar una diligencia para dividir-·
la en dos partes: una para creer en ella, y otra para rechazarla por m enti- "Usted no tiene derecho a entrar en las intimidades de mi conciencia
rosa; en segundo lugar, el mis1no procesado y su defensor en esa época, -exclama desde su tribuna el fiscal en tono energúmeno-, porque en
el doctor JULIÁN SALAS, declararon esa versión fue inventada co1no el cumplimiento de mis deberes, siempre he acatado los dictados del
una equivocada estrategia defensiva; en tercer lugar nadie puede creer, Derecho y los supremos mandatos de la Justicia".
que después de toda una noche permanecer en el club, bailando e
ingiriendo licor, de vuelta a la casa, a las cinco y 111edia de la mañana, se Contesto:
pretenda regresar a seguir en una fiesta ya se había acabado, volver
sin su esposa, sin su y cuñada, su compañía de aquella noche. "Yo no sabía que se acataban los dictados del Derecho y los supre-
42 Esto no lo hace una persona en sano juicio, como pretende el fiscal que mos mandatos de la Justicia inventando móviles de un delito, tergiver- 43
se encontraba acusado, mucho menos en el estado tan avanzado de sando el sentido de las pruebas, o afirmando falsedades, como aquella
ebriedad ya científican1ente, y como lo vieron el celador de con la cual se calificó de comedia lo relacionado con las huellas de
la cuadra, su hermano y cuñada. ¿En qué mente puede caber, distinta de pólvora en la camisa que vestía el acusado en la mañana de la tragedia".
que esto puede ser móvil para asesinar al ser que se
ama, a de los hijos, a la adorada en cuya compañía se ha este momento, el fiscal, con rostro desencajado y las manos en
formado un hogar y se construye el porvenir, buscando la realización alto, trata de decir algo que nadie alcanza a escucharle por los comen-
de todos los sueños e ilusiones de la vida? ¡A nadie! Duele entonces tarios en alta voz del público, oportunidad aprovechada el señor
que por la obsesión de conseguir una condena se busque en una mentira juez para agitar la campanilla y poder decir que en consideración a lo
del acusado móvil de un asesinato. Si RoDOLFO BETANCUR hubiera avanzado de la hora cita para continuar la audiencia al día siguiente a
asesinado a su esposa por el móvil aducido por la fiscalía, un motivo las dos de la tarde.
tan trivial e insignificante, tendríamos en RoDOLFO BETANCUR a uno de
los asesinos más peligrosos de la sociedad, a un hombre tan perverso
que merecería el calificativo de monstruo humano, sin ningún sentido
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la justicia no haber asesinado a su esposa, sino que la tragedia se debió


a un disparo accidental proveniente de su propia arma de fuego. ARGE-
MIRO ÁRBELÁEZ, el empleado del detectivismo, autor de tan funestos
consejos, no pensó en el perjuicio que le iba a ocasionar al detenido
conducido por .él al examen de alcoholemia. Para mí ésta camisa repre-
sentaba la clamorosa prueba de inocencia, por todo lo explicado en el
día de ayer, pero yo tenía que confirmarla antes de intentar llevarla al
proceso. Para ello, resultaba necesario conversar con el eventual testigo.
Y cuando lo tuve ante mí, en mi propia oficina, al preguntarle si recor-
daba los hechos, me contestó afirmativamente, y me los contó en forma
SEGUNDA PARTE concordante a como me los había narrado el propio acusado. Entonces
le solicité el favor de su testimonio, explicándole la trascendencia del
mismo, y todo el perjuicio que hasta el presente padecía RoDOLFO BE-
"Si se quisiera en ~~a sola frase hacer la síntesis de la acusación TANCUR por haber atendido sus equivocados consejos. Cuando me auto-
fiscal, podría muy bien decirse que fue una perorata oratoria construida rizó para solicitar su declaración, vi despejado en buena parte el camino
toda a base de sospechas, como tuvimos oportunidad de demostrarlo en de la defensa, porque la versión solitaria del acusado sobre este aspecto
el día de ayer, pero sospechas contra todas las pruebas que en una u otra podría merecer alguna desconfianza.
forma plantean situaciones a favor del procesado; lo más grave de todo
es que en cada sospecha lanzada involucró mi nombre, para quitarles "Pero, tal vez, el personaje más responsable de que RoDOLFO BE-
toda credibilidad a las pruebas de inocencia. Para el fiscal, los testigos TANCUR se encuentre ahora padeciendo tan terrible drama judicial, don-
que comparecieron al proceso por citación de la defensa, no merecen de se le acusa por el asesinato de su esposa, es, indudablemente, ¡quién
credibilidad porque, según la acusación, solo vinieron a declarar cuan- lo creyera!, su primer defensor. Para decirlo en una sola frase, si este
do me posesioné como defensor de RoDOLFO BETANCUR. Cualquiera profesional no hubiera aconsejado y preparado tan mal a don RonoLFO
entiende la implícita sugerencia a unos testigos preparados por mí, se- para sus primeras versiones en esta causa, sino que en su lugar hubiera
gún mis conveniencias profesionales, de unos testigos susceptibles a respetado la explicación recibida por este en el sentido de no recordar
mi influencia para declarar falsamente a favor de mi defendido. Y tan nada de la tragedia por el estado de beodez en que se encontraba, no
44 huérfana de toda razón resultó dicha infame suspicacia, que para refe- estaríamos en esta audiencia, porque el acusado disfrutaría desde hace 45
rimos ímicamente a la tacha contra los testigos, que bajo la gravedad mucho tiempo de su libertad, merced a una providencia judicial en su
del juramento afirmaron la avanzada embriaguez del acusado, ya pro- favor por no haber tenido intención de matar a su esposa, víctima sólo
bamos científicamente que dijeron la verdad, toda vez que el dictamen de un desgraciado accidente.
de alcoholemia y el análisis que hicimos al respecto confirmó lo dicho
por ellos. .;'Este abogado, en un acto de grandeza moral quiso también atenuar
con su testirr1onio los errores cometidos en la conducción de la defen-
"Según esta causa, señores del jurado, existen dos personas plena- sa de RonoLFO BETANCUR; tuvo el suficiente carácter de presentarse
mente responsables de la presencia de RoDOLFO BETANCUR en el ban- a la justicia y confesar paladinamente todas sus torpezas profesiona-
quillo de los acusados; una de ellas le aconsejó a mi defendido, no sólo les, cuando en forma irresponsable aconsejó al detenido unas versiones
no vestir su camisa con las huellas de pólvora cuando compareciera al falsas sobre la forma como se produjo el disparo mortal. Y claro que
juzgado, sino hasta deshacerse de dicha prenda de vestir. Esto equivalía conversé con él, también como en el caso del testigo anterior, para ver
a ocultar una real prueba de su inocencia, a destruir o desaparecer el in- si me confirmaba o no el relato del propio acusado. Y cuando concluí
dicio o huella trascendental que habría demostrado desde un principio a que coincidían las dos versiones, también le solicité el favor de su
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testimonio. qué testimonio el que rindió, bajo juramento, en presen- Cartas persas, cuando uno de sus personajes, al visitar a un hombre de
cia de vosotros! toga y decirle que su oficio resultaba muy enojoso, aquél magistrado
le contestó: "No tanto como lo imagináis. Si conocieseis el Palacio de
embargo, aquí se escuchó la palabra enardecida del señor fiscal Justicia, no hablaríais así; contamos con libros vivientes que son los
diciendo, para impugnarlo, que este testimonio no antecedentes abogados; trabajan por nosotros y se encargan de ilustramos". Así pen-
en la crónica nuestra. Y eso es cierto, pero porque a su vez no saba el inmortal MoNTESQUIEU, desde luego que en fonna muy distinta
conocemos el caso en el el mismo defensor, por su ignorancia en de las enardecidas y malquerientes palabras de la acusación oficial.
estos ajetreos forenses del derecho penal, exponga a su propio defendi-
innünente peligro de una larga condena, siendo inocente del delito, "Pero usted no está solo en éstas diatribas contra los abogados, señor
que se imputa. fiscal. ¡Hasta se encuentra muy bien acompañado! Esa manía de insul-
tar a los abogados, de crear en su contra una atmósfera de animadver-
"Me conmovió el testimonio del abogado JULIÁN SALAS. sión, sido una constante en la historia. Para hacerlo han acudido a la
en su rostro,. en sus palabras, en sus gestos, en sus adema- sátira, la anécdota, los refranes, la caricatura, la copla, el epigrama, el
nes, sinceridad de lo que declaraba bajo la gravedad del juramento; verso, la crónica. Muchos clásicos de la literatura se han recreado con
cuando días antes se n1e ocurrió la idea de proponerle rendir testimonio ellos. Con sus dibujos los ridiculizaron CASAMAYOR y DAUMIER, y en los
dentro del proceso sobre los petjudiciales consejos a RoDOLFO para la personajes de sus obras fueron motivo de burla y anatema en RACINE,
indagatoria, tuve presente hipótesis de una respuesta negativa, RABELAIS, ERASMO, lvfOLIERE, BALZAC, TIRSO DE MOLINA, LA FONTAINE,
tal vez indignada, quizá grosera o muy diplotnática, negándose a ello DICKENS, JUVENAL, PASCAL, JOVELLANOS, MANZONI, ANATOLE FRANCE,
basado en el sigilo profesional. haberlo visto aquí, descargando su VÍCTOR HUGO, SHAKESPEARE, KAFKA, QUEVEDO Y VILLEGAS, DANTE, etc.
conciencia perjuicio ocasionado a su propio defendido, constituyó La diferencia con nuestro fiscal es que ellos no representaban la majes-
la más sólida y firme de su carácter, de su extraordinada perso- tad de la justicia; cuando escribieron, no llevaban la altísima dignidad
nalidad, de su don de gentes, cuando con ello demostraba que nada le del acusador oficial. ¡Nosotros no somos personajes de picardías para
el negativo y censurable pudiera despertar su tes- engañar a la justicia, señor fiscal, no armamos trampas profesionales
timonio los tremendos errores profesionales cometidos, si a cambio para ocultar la verdad en los procesos penales, no alquilamos nues-
se recobrara el hilo de la investigación, y se abriera paso la tras conciencias a cambio de unos pobres o ricos honorarios! ¡Usted
--~,~.-,-.~,.., verdadera" sobre los trágicos hechos de aquel triste amanecer, se equivoca al ofendemos desde la tribuna pública! ¡El lodo que quiso
46 cuando RoDOLFO BETANCUR mató, en forma accidental, a su adorable arrojar contra la tribuna de la defensa, cayó intacto al pie de la suya! 47
esposa que tanto amaba. salpicó!".

"Sin embargo, n1ente afiebrada del señor fiscal encontró en este este n1omento el público atronó con sus aplausos la Sala de
profesional a alguien que, aliado con otro, con quien os habla, urdieron Audiencia. Pero el juez, consciente de la situación, en forma suave,
una emboscada a justicia para arrebatar de sus manos a un asesi- después de tocar prolongadamente la campanilla, advirtió que estaban
no. acusadores que sienten por allá en las entretelas de sus almas prohibidos los aplausos.
una cierta animadversión contra los abogados defensores en el campo
penal; no conciben que nosotros seamos, como realmente lo son1os, Restablecido el orden, continué:
unos auxiliares de la quienes con frecuencia le mostramos los
caminos de la verdad y la apartamos de los atajos del error, quienes "La palabra hablada o escrita de los abogados ha sido mensajera de
absolvemos dudas o contestamos interrogantes en las causas penales. grandes destinos, ha servido a justicia de soporte en sus sabias deci-
Por eso, usted, señor fiscal:, jamás podrá decir de nosotros aquello que siones, ha abierto camino a la sensatez de doctrinas y judsprudencias,
pensaba un ilustre magistrado, según relato de MoNTESQUIEU en sus ha plasmado las constituciones y códigos de las naciones civilizadas,
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ha mostrado los caminos de la democracia y la libertad de los pueblos. en la audiencia, ha reinado un absoluto silencio al pronunciar mi última
En la historia de la humanidad están las páginas luminosas que ellos palabra de calumniador. Da la sensación de que todos los presentes
escribieron para construir un Estado de Derecho, para retomamos a la esperan una fuerte reacción del fiscal, pero éste, arrellanado en su silla
civilidad después de épocas de oscuras tiranías; sus ardorosas luchas y en actitud como de indiferencia, guarda un completo silencio.
han sido para dar a la justicia la nombradía que le corresponde, para
que las armas del derecho no sean instrumentos jurídicos que abran los "No se puede venir a una audiencia con la vocería de la justicia, la
caminos de la arbitrariedad y del abuso, sino postulados que tiendan a palabra del derecho, la invocación de la equidad, el reclamo de la socie-
la equidad y a la solución pacífica de los conflictos entre los hombres. dad, a solicitar una condena entre cuarenta y sesenta años de presidio,
Ellos, más que ninguno otro, son los depositarios de las angustias de la simplemente porque la prueba de la inocencia es sospechosa, o por-
humanidad, porque son la voz de los encarcelados, el grito desesperado que el móvil de la tragedia consistió en una reacción homicida contra
todas las víctimas de violaciones de los derechos humanos, la espe- su esposa porque ésta se contrarió cuando aquél le reclamaba el arma
ranza de los condenados a muerte, la protección de los perseguidos en de fuego para regresarse al club. Como estos temas están ampliamente
forma injusta, los defensores de todos los oprimidos, los firmes custo- analizados y refutados por la defensa, lo que quiero decir es que una
dios de las libertades públicas y voceros de las injusticias sociales. En condena no se puede solicitar de un jurado de conciencia, sino ante el
nuestra palabra se sumerge todo el dolor de los hombres y se retrata convencimiento pleno de la culpabilidad del reo. Las simples sospechas
todo el torinento de la humanidad por los diarios pesares de la vida. y las hipótesis de culpabilidad infundadas pero defendidas por los acu-
sadores oficiales o particulares han abierto las puertas de los presidios
"He debido hacer este paréntesis en recuerdo y desagravio a la dig- a muchos inocentes. ¡Dios quiera que aquí no vaya a ocurrir lo mismo!
nidad de nuestra profesión, porque aquí intentó mancillada el señor fis- ¡Una condena en esta causa significaría un luto para la justicia, porque
cal en su perversa estrategia para conseguir la condena de RoDOLFO se habría matado la esperanza del triunfo de la verdad!"
BETANCUR".
"Como debo aproximarme al final de esta defensa, que con tan gra-
-"Yo no soy un perverso, ni un calumniador" ·-interrumpió el fiscal, ta atención habéis escuchado, señores del jurado, conviene decir unas
con el rostro descompuesto. palabras sobre el reo. Juro por Dios que él no ha mentido en la última
versión que le escuchasteis sobre la tragedia; él nunca premeditó ocul-
Le respondo: tar la verdad sobre los hechos investigados; en su ignorancia sobre estos
48 aspectos de la investigación que se han analizado, se dejó llevar de los 49
-"Yo no lo he calificado de perverso, sino de utilizar en este debate consejos de personas a quienes él creyó con autoridad y conocimien-
"una estrategia perversa", lanzando sospechas en contra de mi honesti- tos suficientes para orientarlo en este duro y amargo trance de su vida.
dad profesional, lo cual es testigo toda la audiencia. Y en cuanto al ¿Cómo no iba a creerle, por ejemplo, a quien le aconsejó que ocultara
calificativo de "calumniador", no sé por qué motivo usted cree que así su camisa por las huellas de pólvora que podrían perjudicarlo, si quien
lo he definido, cuando esa palabra no la he utilizado contra nadie a lo daba ese consejo era un alto empleado del detectivismo, institución en-
largo de toda mi intervención, ni en la de hoy ni en la de ayer. ¡Aunque cargada nada menos que de investigar los más graves crímenes de la
no puedo negar que cuando una persona le atribuye a otra, a un aboga- ciudad, buscar las huellas de los mismos, y capturar a los responsables?
do, por ejemplo, un hecho delictuoso falso, como el de haber inducido ¿Y quién se resistiría a atender los consejos de su abogado para una
a unos testigos a declarar en contra de la verdad dentro de un proceso indagatoria, cuando se está sumido en el más profundo dolor por la
penal, es un calumniador!". trágica muerte de la esposa, y cuando en medio de una confusión indes-
criptible no sabe explicarse el momento mismo del homicidio acciden-
Al contrario de otras veces en que el público ha hecho sentir con tal, por su avanzado estado de embriaguez? ¿Quién, ignorante de las
rumores, aplausos o gestos de aprobación o desaprobación a lo dicho leyes penales, de cómo se debe orientar la defensa por una acusación de
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asesinato en su contra, va a preferir su propia versión, a la aconsejada cuya compañía la vida no sería tan grata y bella? ¿Matar por lo que aquí
por su abogado de confianza? ¡"Nadie! dijo el fiscal? ¡Mentira! ¡Mentira! ¡Mentira!

lo en el interrogatorio que se le formuló en la pri- -"Vuelvo y le digo, señor ,,."~"."""';:.rvr que yo no soy mentiroso, yo me
mera ses1on esta audiencia. A pesar del inmenso n1oral que apoyé en las pruebas del energúmeno el fiscal.
sus respuestas, en ellas se transparentaba su sinceridad, su
N os cuenta cómo esa noche, estuvieron n1uy anhnados en Contesto:
,....,,...,,. ... ,,"'..... r•.r. licor y bailando; pero de su regreso a la casa, en

v amanecer, ya no conserva memoria alguna; después, ya


.U..U4.............. -"Usted se inventó un móvil
su hogar, como retomo de un sueño, como "volviendo en sión del acusado, por mentirosa, y a pesar ésa versión con-
se con su arma fuego en traria a la verdad, usted sacó con1o un móvil de los
mano, y su esposa caída el sofá, con el rostro ensangrentado; y hechos; usted sabía sin alegar un motivo, una causa, no podía
que se le ocurre, en su desespero, es salir hacia la calle, tomar a pedir una condena; por eso los acusar de un cri-
pasa y dirigirse detectivismo, a presentarse, por la men inexistente; por todo en
tragedia ocurrida en su casa. N o trata de auxiliar a su esposa, porque la BETANCUR a un hombre inocente, como a un ases1no,
consideró como lo dijo presentarse a la autoridad. que no lo es.

"Estaban felices en
de V.U.L"-.L.L.L'J.L

se

juez, sobre si algo en


su esposa, brotó inn1ediatamtente lo los móviles,
n1í ayer y hoy en su favor, cuando expresó -nr,:>cp·nt<::~rc<P en vida real,
..... ...,,., ........ ...,...... ..,....,.. , I.J"'..'J'"-1""''"' no tenía motivo alguno sería un para un hospi-
50 ""'-'1-''-"!J''"""' ya que la amaba intensamente, y se- tal mental o una clínica un presidio. ¿O podrá 51
.~ .........,. . . . . . ".... '"'"· Uno se cuenta que son sentimientos pensarse en un artista de la en un patológico, en
del de los pliegues más recónditos personaje sagaz para las artimañas y demasiado hábil para tratar de
su resplandece de verdad, iluminada burlar a la justicia, ocultando de esa manera su culpabilidad y hacerle
'-'"" ... ""'JLU,..., espirituales inconfundibles e inmarchitables. Y confiesa creer en su inocencia? ¡No, señores del no
su amor era tan tan tan resistente que, no obs- esa capacidad para ¿O se podrá creer que,
tante una de unión libre, quiso fortalecer aún más esos cuando en su primera indagatoria se porque Dios
sacramental del matrimonio católico . hecho instrumento de tanto dolor y tragedia, estaba representando el
papel protagonista de una increíble farsa judicial, para despertar
entonces . . . '"' "'-'-'-'·'"" que después de una noche de delicias piedad e indulgencia de la justicia? de este no elabora
amor, de besos y canc1as y bailes y de ternuras, se despierte, a sentimientos para tanta patraña espiritual!
pocos minutos, alguno, bestia humana, y asesine a la
esas dos criaturas, las hijas que allí, a los pocos "Si desde pocas horas después de la tragedia, hasta este momento
. . . . . ,. . . . . . . . "'de inocencia, a la mujer que se ama y sin he permanecido tan cerca de él; si todo este tiempo, ni un solo
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segundo he dudado de su inocencia; si sería capaz de jurar, por todos su esposa. Os invoco, con mi palabra estremecida de esperanza, dicho
los valores morales y espirituales de la existencia, que él no asesinó a su veredicto absolutorio, en la seguridad de que nunca nadie os podrá cen-
esposa, porque el disparo, salido de su arma, fue accidental; si, en fin, surar dicha decisión, ni la justicia, ni la sociedad, ni vuestra conciencia,
he asumido esta defensa con un fervor y una pasión desacostumbrados ni los familiares de la víctima.
en mí, es porque me desvela y me acobarda el temor de un error judicial
de parte vuestra en el caso de un veredicto condenatorio; si, en cambio, "No puedo dejar ahora de recordar a EMILIO Zou, gloria de las letras
fuera culpable, me sentiría el abogado más infeliz e ingenuo de toda la francesas y de la literatura universal, cuando en la dramática defensa de
profesión, por haberme dejado embaucar tan tristemente. ALFREDO DREYFUS escribió aquél famoso Yo acuso contra la justicia
francesa, por haber condenado a un inocente; su pluma indignada se re-
"No puedo terminar sin rendirle un cálido tributo de admiración a la beló para jurar ante Francia, ante el mundo, la inocencia del condenado
familia de la víctima. El respetuoso silencio que han mantenido después como espía; juró por su honor, por su fama de escritor universal, por
de la trágica muerte de su ser querido engrandece sus almas y llena sus obras que ayudaron a la difusión de las letras francesas; en cambio
de dignidad sus vidas. No quisieron levantar su voz acusadora, porque yo, parodiándolo, os juro por algo más sagrado: juro por los supremos
siempre creyeron en un tnaldito disparo accidental como única causa valores de la misma justicia, a la cual he servido la mayor parte de mi
de la tragedia; si no vinieron a presenciar la audiencia, fue únicamente vida; juro por mi profesión de abogado, la cual he ejercido con inmenso
para no remover las tristes imágenes de la tragedia, para no hacer más amor y dignidad; juro por la sagrada memoria de mis padres; juro por
profunda la tristeza de sus almas. Pero una prueba de que siempre han el recuerdo de tantas cenizas de seres amados; os juro, una y mil veces
creído en la inocencia de RoDOLFO BETANCUR es que la madre y her- por Dios, señores del jurado, que RoDOLFO BETANCUR, es inocente!".
mana de la víctima, lo han visitado en la cárcel; todos han creído, sin la
más leve duda, que RoDOLFO BETANCUR no accionó voluntarian1ente el
gatillo de su arma para quitarle la vida a su esposa, por lo cual nunca
estuvieron de acuerdo en que uno de la familia buscara un abogado para
la acusación; acusación que por cierto nunca se produjo, porque el pro-
fesional designado ni quiso interrogar al acusado en la primera sesión,
y después se excusó de seguir participando de la audiencia. ¿Sería que
dicho abogado atendió un mandato de su conciencia, que ordenaba
no acusar a un inocente? ¿O acaso, que el mismo poderdante se conven-
53
52 ció de lo n1ismo y no quiso continuar con sus pretensiones? ¿0, porque
al escuchar las respuestas de RoDOLFO, al amplio interrogatorio de la
audiencia donde todos le preguntamos, quedó convencido de su inocen- 1

cia? ¿0, porque el testimonio del doctor Salas en la audiencia pública lo


convenció de que las sospechas contra RonoLFO fue por no haber dicho
la verdad, sino un sartal de mentiras? No lo sabemos. Pero, la hipótesis
más creíble es la de que no habrían dejado de acusar a RoDOLFO BETAN-
CUR, de haberlo considerado el asesino de la señora MARITZA JIMÉNEZ.
¡Ese silencio de la familia de la víctima en esta audiencia, señores del
Jurado, es como la sentencia moral de absolución del procesado! a
la manera de un fallo familiar que lo declara inocente!

"Yo espero, confiándon1e a Dios, que vosotros también absolváis


a RoDOLFO BETANCUR, por considerarlo inocente de la muerte de
CAPÍTULO III

LA JUSTICIA PENAL CON ROSTRO HUMANO


LA JUSTICIA PENAL CON ROSTRO HUMANO

CAPÍTULO III

LA JUSTICIA PENAL CON ROSTRO HUMANO*

sa defensa de oficio quedó tan grabada en mi vida, no sólo por


haber sido una de las primeras de mi ejercicio profesional, por la in-
tensa pasión con que me entregué a dicha causa, sino también por la
vibrante emoción de mis juveniles arrebatos oratorios. Descarto por
completo toda la extensa intervención jurídica y probatoria y las répli-
cas a la acusación, para reconstruir, con las guías que conservo, sólo
el aspecto humano de dicha intervención de hace más de medio siglo:

Pero es bueno que nos preguntemos quién es ANA BoTERO, la acusa-


da que vais a juzgar dentro de poco. Y o diría que es una infeliz criatura
que ha sido marcada por el destino, una entristecida mujer a quien ha 57
golpeado muy fuertemente su propia existencia, a quien la vida le ha
sonreído muy poco, quien ha tenido, como se dice en el códice popular,
el CRISTO de espaldas, porque no ha conocido las delicias sentimentales
de un amor verdadero, ni su duro y diario trajín ha podido estar ilumi-
nado por el llameante afecto y cariño de un hogar. Cuando apenas era
una niña, esa hermosa edad de la inocencia en la cual sus padres podían
haber empezado a moldear su alma y templar su carácter, a esculpir
su personalidad a golpes de buen ejemplo y de enseñanzas morales,
cede al capricho de una pérfida madrina que se la trae de Manizales
a esta ciudad. Y aquí, por una simple escapada de la casa, en lugar de
devolvérsela a sus padres, la infame madrina logra su maldito propósito

* La acusada fue absuelta, por unanimidad.


LA DEFENSA PENAL LA JUSTICIA PENAL CON ROSTRO HUMANO

constituir apremiante motivo de estudio en las investigaciones penales,


para que la medicina legal y psiquiatría forense entraran siempre en
los territorios de la psique del delincuente, lo mismo que la endocrino-
logía para que -estudiara organismo humano de estos cuerpos estro-
peados por los avatares de las acechanzas del destino, por
los desam,ores de la existencia, encontrar así una respuesta
a su conducta. Sin embargo, es bien poco lo en materia de investi-
gación penal se hace sobre este no obstante ser cierto que la
encontrar delincuencia fetnenina tiene una más significativa manifestación en los
momentos en que su a en situaciones
muchacha que solloza críticas, con1o en la menstruación, el parto, la lactancia, el
ese camtno, porque no puerperio y en climaterio o crisis las aptitudes biológicas, en algu-
""'.,....,.~ •,, . . orientación
nos de cuyos casos, la mujer, por el debilitamiento su organismo, por
"'.,....,...,r.,.., annorosos refugiar en ellos
el impacto psíquico de la crisis o por agudeza estado fisiológico,
una esmerada formación moral que puede perfectamente precipitarse en un de inconsciencia, falta
o·n·+-..o....-.+<>-o' con entereza los duros avatares de
o mengua de su voluntad, resultando cmno consecuencia de muy
disminuida o absolutamente excluida toda responsabilidad penal.

Quienes en mundo de ctencta sido unos incansables es-


a "la vida fácil",
crutadores esta problemática social, llegado a resultados
y que los treinta o
camente demostrativos de las taras proliferan en este mundo gris
'-'V''-'-"'""'""' ...._ . _._ en sus trajines de mese-
ra en una y en el vergonzante oficio prostitución, son para de la prostitución. Por eso, de las dramáticas páginas de este proceso,
su subsistencia y tanto ama. cualquiera que se desvele por desentrañar el trágico fondo humano de
está triste tragedia, tendrá que preguntarse hasta habrá sido trau-
necesariamente tiene que matizada psique de procesada haber quedado desconectada de
58 59
HJ'-'Jl.::IVl..JlU._!.JI.U,.._.U-., tatuar amargamente una vida, llenar de su hogar desde tan temprana edad, ello de la cercanía
.~~._.__._ ..,_._...,_ll_.llVV'''--'-" y desengaño toda una existencia. de los afectos, de las ternuras y protección esmerada de su familia, prin-
embargadas por el sufrimien- cipalmente la de sus padres; se por la influencia perniciosa
""''-"--'-"-'-'"'"'""'.."""' para el placer efimero, y, recibida durante cinco años que permaneció recluida en la cárcel de "El
violentos, a ordinariez Buen Pastor':", sin haber cometido delito alguno, o por su vida de des-
. . __.__._,.,._,__._... "'· a la explotación de desalmadas celestinas y gaste fisiológico, acompañada muy seguramente de muchos momentos
hastío alcobas sin amor, a las enfer- de desnunición, de intensas horas dedicadas al licor como refugio a sus
~"""-'U'--'-'U•3. y hasta ser víctimas los crímenes de la penas, y de sus noches en vela interrogando el oscuro porvenir para ella
OA"t","'
1
I"'IAO lupanares olorosos a sexo, a sudor, a y su adorada hija; el lector o estudioso de esta causa podrá preguntarse
también cómo esta pobre muchacha provinciana estaría sintiendo que
su vida se había convertido, de noche a la mañana, en un purgatorio,
es escrutinio sociológico de todos los días. Además, la crimi- o peor, en un infierno, por su permanente vida de cantina y de prostíbu-
nología se en etiología de los delitos en este sector trau- lo, para poder atender a su propia subsistencia y a la de su hija.
LA DEFENSA PENAL LA JUSTICIA PENAL CON ROSTRO HUMANO

Estas cosas no se dicen a título de sentimentalismo humano, ni con Este tremendo esfuerzo por tratar de adentramos en las honduras del
el afán de restarle importancia a esta tragedia por la cual se juzga aho- alma humana, en los dominios íntimos de la vida de la acusada, por tra-
ra, sino que es precisamente dentro del derecho penal moderno lo que tar de explicarnos lo que ha sido el doloroso calvario de su peregrinaje
se considera de mayor relevancia y ponderación, como es el estudio y vital, por tratar de comprender su convulsionada existencia, no tiene
~
-¡;¡;;¡
. 1 el análisis de la personalidad del inculpado, el descubrimiento de las
más explicacióp que profunda angustia como abogado porque ella
~ causas lejanas o próximas, endógenas o exógenas que lo hubieran im- pueda encontrar ahora su camino, porque se le abran unas puertas por
,pulsado a alterar el ritmo normal de su conducta en relación con los donde pueda encontrar siquiera cinco centavos de esperanza para su
asociados en un momento determinado. Por eso, un juzgatniento con redención, para que su vida no se vaya a precipitar en el abismo que la
amenaza.
rostro humano no puede desentenderse de las motivaciones anímicas,
temperamentales, caracterológicas, psíquicas, fisiológicas, ambien-
No siendo, por obvias razones novelable su vida, porque no pertene-
tales, sociales, económicas, telúricas que. rodean al individuo. Hoy la
ce a la estirpe de las grandes elegidas de la historia, sino a las de abajo,
ciencia se preocupa más por analizar al hombre, por estudiarlo en su a las de la galería, a las del hirviente torbellino de la gleba irredenta, sí
soma y en su psique, por comprender sus reacciones, lo cual consti- tiene con ellas el común denominador de su desgracia; pero también
tuye la mejor manera en que se puede humanizar el derecho penal y está hecha de un barro modelable, de una arcilla dócil, de un alma sus-
adjudicarle a cada cual la responsabilidad que pueda corresponderle ceptible a despertar todavía nobles ensueños y puros ideales. De ahí que
frente a la in'lputación delictuosa .. .,{ esto es precisamente lo que vamos por este doble aspecto puede considerarse hermana de FANTINA en Los
a solicitar hoy para la acusada ANA BoTERO: Que se humanicen las frías Miserables de VÍCTOR Huoo y quien fue arrastrada a la prostitución por
y congeladas normas del Código Penal, que se haga brotar de ellas un causas independientes a su voluntad; hermana también de la KATIUSKA
animador espíritu que reconcilie la Ley con la persona humana y que le LEÓN ToLSTOI, cuya vida fue más un intenso y trágico peregrinaje de
abra un acogedor camino de esperanza basado en la equidad y teniendo amor; hermana de MARTHA en la hermosa historia de HuYSMANS, quien
como centro la justicia. Con mayor razón expresamos este pensamien- terminó su vida encerrada en un claustro; hermana de ELOISA, en la obra
to,. cuando nos dirigimos a un jurado de conciencia, que no tiene que de los Hermanos GoNCOURT y que supo limpiar de su vida toda laman-
rendirle culto a la letra escrita de los códigos, que no está sometido al cha del lodo de los lupanares; hennana de MANÓ N LESCAUT, quien en la
servilismo de la Ley escrita, ni necesariamente tienen que invocar los obra del abate PRÉvosT se regeneró por el amor; hermana de Flor Ma-
parágrafos o incisos de la normatividad jurídica. Por eso toda vida ría en Los rnisterios de Paris de EuGENIO SuÉ, a quien las inhumanas
me he rebelado contra la pomposa y grandilocuente frase de ANTONIO condiciones del ambiente la condujeron al fango; hermana de las que se
60 entregaron por puro amor y luego traicionadas y abandonadas por sus 61
MARÍA REsTREPO CADAVID, insigne magistrado que fue de la Corte Su-
prema de Justicia, cuando dijo en ocasión solemne, que la Ley no tenía propios amantes, como ANA KARENINA, de LEÓN ToLSTOI y Madame
corazón y que quien le prestara el suyo, prevaricaba. Esa fue una frase Bovary de FLAUBERT; hermana de VERÓNICA, aquella pobre y silenciosa
elegante y elocuente, pero a mi juicio, equivocada, deshumanizada, in- mujer rescatada del arroyo en los bajos fondos de Paris, por aquel Men-
digo Ingrato o Peregrino de lo Absoluto, como solía llamarse a sí mis-
sensible, porque sugiere, a mi entender, un cierto materialismo jurídico
mo, LEÓN BLOY, el primer panfletario de Francia en el siglo XVIII y uno
en el derecho, porque desconoce las vivencias espirituales que pueden y
de los grandes escritores místicos que ha dado la humanidad, al lado de
deben influir en la determinación de un fallo judicial, porque se mira la
SAN JUAN DE LA CRUZ, FRAY LUIS DE LEÓN, LUIS VIVES, SANTA TERESA
Ley con los ojos de la carne y no con los del espíritu. Además, ya desde DE JEsús y FRAY Luis DE GRANADA, y quien hizo realmente de aquella
hace veinte siglos JEsús había condenado esa siniestra tnanera de hacer mujer la más digna y noble compañera espiritual de su agitada vida de
justicia, cuando dijo para toda la eternidad, al fustigar a los escribas y escritor católico; y por último, hermana de todas aquellas redimidas en
fariseos: "Estáis pendientes del detalle n1inúsculo de la Ley y olvidáis los iluminados versículos bíblicos, principalmente de aquella sublime
la.s cosas más graves de la misma: El justo juicio, la misericordia y la pecadora salvada por JEsús de la turbamulta frenética y enfurecida que
buena fe". quería lapidaria por su oscuro pasado.
LA DEFENSA PENAL

Estos nombres, algunos de ellos recordados por la Criminología,


varios pertenecen a mujeres de la vida real, y cada una de dichas exis-
tencias forman parte de la historia universal, porque los hombres que
las esculpieron en el mármol imperecedero de sus creaciones litera-
rias, en el drama y en la poesía, en la novela, trabajaron con materiales
eternos. Pero ANA BoTERO apenas sí irá a figurar en una breve crónica
roja de los periódicos cuando mañana describan nuevamente su tra-
gedia e informen sobre el veredicto que vais a dar como acto final de
esta estremecedora audiencia pública. Nadie la recordará después. Ella
ciertamente que no pasará a las páginas de la novelística; que no será
protagonista de las tramas literarias del drama contemporáneo; no ten-
drá una pluma que haga de su llanto un cántico, ni de su sufrimiento una
elegía, ni unos labios que pulan frases como joyas para purificarla en su
triste condición humana, ni unos brazos amorosos que la esperen en su
libertad, ni un hombre responsable que sepa levantarla de su tragedia de CAPÍTULO IV
madre soltera, porque en ella se ha repetido el cruel y doloroso pasaje
de la Jamais en la novelística francesa, cuando fue rechazada por su
padre, porque este desnaturalizado progenitor le cerró las puertas de DEFENSA DE ''LOS CRIMINALES A
su hogar y le negó hasta el último beso, por haber caído en desgracia, y
también, porque el hombre que la engañó y la sedujo y le dejó un hijo,
LA LUZ DE LA LUNA LLENA"
la tiene ahora abandonada y olvidada, no siendo absurdo adjudicar por
ello, moralmente a su padre y a su seductor, este homicidio, porque
como decía BrussET DE BANVILLE, cada delito que la mujer cornete debe
atribuirse a un hombre que no es castigado.

Para que al menos ella sí pueda recordar que cuando todo n1undo la
62 abandonó; que cuando ni siquiera una cara amiga o fan1iliar vino hoy
aquí a acompañarla en este difícil y casi azaroso trance judicial, en la
tremenda expectativa de una absolución o de una condena, hubo un ju-
rado de conciencia, que no por piedad, que no por compasión:, sino por
acatar a la Ley misma pero con rostro hurnano, por obedecer a los man-
datos de nuestras normas sustantivas, que por in1perativos morales de
vuestras propias conciencias, la hizo acreedora de una justa absolución.
Es una petición que os hago con el más sincero y profundo convenci-
miento de que haciéndolo así, obraréis con tan alto espíritu de justicia
que absolutamente nadie podrá poner en duda jamás vuestro veredic-
to, porque será vuestra conciencia la que habla, y hasta esa sagrada e
improfanable basílica moral de claras resonancias interiores, no puede
llegar sino la pura voz de Dros.
DEFENSA DE "LOS CRIMINALES A LA LUZ DE LA LUNA LLENA"

CAPÍTULO IV

DEFENSA DE "LOS CRIMINALES A LA


LUZ DE LA LUNA LLENA"*

sumo esta defensa con el natural nerviosismo de saber que la


opinión pública está pendiente de mi palabra y de vuestro veredicto.
Ello se debe, no porque mi nombre le esté dando un prestigio especial
a esta audiencia, sino porque la publicidad exagerada que se le ha dado
a este juicio público por parte de los medios de comunicación ha sig-
nificado lo que ellos mismos han dado en calificar como la audiencia
del año. Hace pocos minutos fuisteis testigos de cómo decliné el ofre-
cimiento que vino a hacerme de sus páginas y ondas radiales un grupo
selecto de periodistas. No ha sido jamás mi estilo ventilar mis asuntos
profesionales valiéndome de la prensa hablada y escrita. Y tampoco 65
debería ser para quienes administran justicia o sean voceros de la socie-
dad para reclamarla, como los agentes del ministerio público. Para eso
son estas tribunas y los austeros despachos de los jueces. Es desde allí
de donde debemos reclamar los derechos que defendemos y la justicia
que invocamos. Los caminos en la búsqueda de la verdad a través del
proceso penal deben recorrerse con pasos silenciosos y no con el aco-
modo en las galeras de prensa o en el embrujo de los micrófonos de la
radio. ¡Claro que me ha preocupado la desventaja en que me he visto en
estos días con relación al señor fiscal, quien ha figurado casi a diario
con sus tesis en los medios de comunicación con motivo de esta causa!

• Del libro Sala de jurados, próximo a publicarse. (Historia novelada de un proceso


penal). En el proceso real, todos los acusados fueron absueltos, por unanimidad.
LA DEFENSA PENAL
DEFENSA DE "LOS CRIMINALES A LA LUZ DE LA LUNA LLENA"

Pero lo que es este momento, que vamos a decir desde esta que el ca~eo no se podía hacer sino entre dos personas, al permitir al
tribuna de defensa es lo que necesita saber el jurado de conciencia. abogado Interrogar al testigo, sería ya un careo entre tres personas, lo
Si al final nuestra no si nuestros argumentos ca- cual estaba prohibido por la ley. ¡Nunca antes se llegó a sostener tama-
recieren de convicción; si la razón hubiere estado alejada de ño exabrupto jurídico! ¡Y ahí dejó la prohibición, en constancia escrita,
nuestro a los procesados; pero desde la primera diligencia de careo! Y como a cualquier abogado se
si logramos lo análisis probatorio, de le hubiera ocurrido terminados los careos, solicité que los testigos de
'iTa~-n
.... , ..::."· científicas que van a aflorar por vez en esta causa, no cargo fueran citados nuevamente para yo interrogarlos. Por mi mente
1-'""''......... ,,A~~ sino invocar la absolución, porque una respuesta distinta sería
no pasaba ningún argumento que pudiera servirle al juez para negar la
+..-a.m,:•·nrln error ¡DIOS no lo vosotros no vais a práctica de estas pruebas. Pero, ¡oh ingenuidad! Dictó un auto de dos
renglones en los cuales negó dichas pruebas porque al juzgado se le
vencía la comisión dentro de dos días. Era claro que buscaba mantener-
Debo vez no estaríamos en esta audiencia los inaccesibles a la defensa. Unos intocables dentro del proceso penal.
si en la instrucción del respetado el derecho de de- así no se administra la justicia en Colombia. Todos los jueces, con
fensa. esto los testigos de servir tanto para un auto esta sola excepción, saben que un elemental derecho de defensa es el
detención como un para la convocatoria a este de poder solicitar careos, participar en ellos, interrogar a los testigos.
juicio público y una petición fiscal de condena. Cuatro te~timonios Qué distante estuvo ese juez de pensar y sentir como aquel célebre ma-
de incriminación no controvertir. Esta es la gistrado de Las cartas persas del inmortal MoNTESQUIEU, cuando al
verdad. A estas Pero como dice el escuchar de alguien que consideraba muy enojoso su oficio, le contestó
refranero se verá ¡La veremos, señores con hurrüldad y orgullo: "No tanto como lo imagináis. Si conocieseis el
del jurado! ¡Si es como una llamarada que ilumina género Palacio de Justicia, no hablaríais así; contamos con libros vivientes, que
humano, soplando juntos fuego crecer la llama! son los abogados; trabajan por nosotros y se encargan de ilustramos".
acepté esta defensa
.,,n .... r."' un expediente donde no Somos entonces una especie de cirineos que le ayudamos al juez a
~'V
"'"'"'_._ ........ profesional
........u ..... ,., .......... Y a ~figuraba auto de de- cargar el pesado fardo del proceso penal. Sin nosotros seguramente que
contra los procesados, con en el testimonio de los cuatro la labor judicial se tomaría más dificil y compleja, y, si se quiere, más
campesinos quienes afirmaron haberlos visto aquella tediosa, porque somos nosotros los encargados de provocar la contro-
66 noche lugar crimen. Como de esa lectura versia, de imprimirles un tono humano, demasiado humano, a los fríos 67
algunas y sospechosas coinciden- esquemas de aplicación de la Ley. Mejor dicho, sin nosotros no puede
instrucción criminal las diligencias de careo haber justicia, el aparato judicial no podría marchar eficazmente sin
,.,....,,., .........,,...sabe, aun el ignorante en estas materias nuestra presencia y sin nuestra lucha. Lo dijo más bellamente un insig-
los fines de diligencia es para que los aboga- ne jurista italiano, PIERO CALAMANDREI: "Deberían ser los jueces los
"'""'"'+..-"'1.,.,''~"""11..-"'nr"'r a los testigos. Si uno supiera que existe n1ás vigorosos defensores de la abogacía, pues sólo cuando los aboga-
no haría la solicitud. Sin embargo, ocurrió por dos son independientes, pueden los jueces ser imparciales; sólo cuando
primera vez en los judiciales Colombia, el juez instructor se respeta a los abogados, se honra a los jueces, y cuando se desacredita
prohibió interrogar a los testigos cargo. Y así como tuve que per- a los abogados, lo que en primer término se resiente es la dignidad de
manecer en dichas diligencias los magistrados y se toma 1nucho más dificil y angustiosa la misión de
que duraron buscó proteger, como si fueran la justicia".
pruebas bajo custodia, testimonios de incriminación. No pemlitió
que el abogado ejerciera sus derechos de defensa. Lo rr1ás asombroso En cambio, en este proceso, el abogado durante la instrucción fue
fue el argun1ento que se adujo. el juez que como el código prescribía menospreciado. Se le consideró como un enemigo de la justicia, quien
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE "LOS CRIMINALES A LA LUZ DE LA LUNA LLENA'

podría ser un obstáculo a los fines de incriminación que el juez per- enseñanzas de los grandes tratadistas, como PIETRO ELLERO, quien lo
seguía. Y así fue como en un segtu1do afán por la clarificación de los habría instruido en esto de las presunciones, cuando dice que "los jue-
hechos i11.vestigados, solicitamos una diligencia de inspección judicial, ces, cuyas argumentaciones llevan a la cárcel y a veces al patíbulo,
consistente en un recorrido a pie, desde el pueblo de Sopetrán hasta el deben, cuando se trata de presumir, andar con mucho cuidado, con gran
lugar de la espantosa tragedia, para establecer el tiempo de duración de cautela, de ningún modo como el pueblo suele hacerlo".
dicho viaje. Queríamos detenninar si los procesados que fueron vistos
esa n1isma noche en el casco urbano pudieron hacer ese recorrido y Con cierta dialéctica y un poco de lógica se podría esgrimir esta
regresar a la hora en que fueron vistos en la población. Al igual que en diligencia para decir que la misma se encarga de desmentir en forma
los careos, cuando formulé la petición era porque tenía interés especial' absoluta a los cuatro testigos de cargo. Los contradice al afirmar que
de participar en dicha diligencia. Pero no lo vais a creer. El señor juez "el desecho era de presumir que fue el mismo que transitaron los cri-
me aconsejó que no lo hiciera, ¡porque podía correr peligro mi vida! ¡Y minales", cuando los testigos afirmaron en plena armonía que fue "por
yo ingenuamente acepté el consejo! ¡El juez, de todo corazón quería el camino real que vimos a los asesinos". Naturalmente que no vamos
protegerme de un posible asesinato! a aprovechamos de la increíble presunción judicial. Simplemente que-
ríamos descubrir las trampas que a veces se le hacen a la justicia por
Después conocí la diligencia. Cuando la leí, lleno de enfado entendí los mismos encargados de administrarla. Por fortuna son unas pocas
el porqué del consejo del juez para que no lo acompañara. Sucedió que excepciones las que deshonran su investidura. Y así como el delito deja
hizo todo el recorrido de ida y de regreso por un atajo que disminuía siempre su rastro, la mala fe también deja su huella en el proceso penal,
considerablemente las distancias, en relación con el mismo recorrido como aquí lo hemos comprobado, sin lugar siquiera a una duda razo-
por el camino real. De esta manera se buscó fortalecer el argumento de nable.
que los procesados tuvieron tiempo suficiente para viajar al lugar del
El juez quiso comprobar con dicha diligencia que los acusados tu-
crimen, en las horas de la noche cuando no fueron vistos en el pueblo.
vieron tiernpo de viajar al lugar del crimen y regresar, en el.mismo tér-
No llegamos siquiera a sospechar que se pudiera llegar a una astucia
mino de cuatro horas que duró la diligencia practicada por él. La idea
judicial de esa naturaleza. La descubrin1os por la propia torpeza del
que se quiso transmitir fue la siguiente: si los acusados fueron vistos en
juez, cuando en la mistna diligencia quiso justificar su proceder enga-
la población a la nueve de la noche y una de la mañana, estas cuatro ho-
ñoso y desleal con la de:fensa y la propia administración de justicia, con
ras intermedias fueron suficientes para ir en dos horas a la vereda Gua-
el argumento de que se hacía el recorrido por el citado desecho, por- yabal, cometer los crímenes a las once de la noche y regresar en otras
68 que era de presumir que fue el mjsmo que transitaron los criminales. dos horas a la población. El argumento implícito es lo más absurdo e 69
A todas luces, no había motivo para esta presunción, en primer lugar, ingenuo que se pueda in1aginar. Querría decir que se demoraron pocos
porque nadie dijo que los delincuentes hubieran viajado por el atajo, y, minutos para co1neter tanto crimen: seis asesinatos en casas distintas,
en segundo lugar, porque todos los testigos afirmaron haber visto a los robo en las mismas e incendio de sus moradas. Es decir, actuando a toda
criminales transitando siempre por el camino real. máquina criminal, a la velocidad de la luz, ¡porque se tenían que dejar
ver en el pueblo a la una de la mañana! De manera que ni acortando
Allá en Sopetrán, cuando viajaba a determinadas diligencias, encon- las distancias al practicar la diligencia por un desecho, le resultaron
traba al señor juez muy entretenido leyendo novelas policíacas, tmas las cuentas al señor juez. ¿Cuántas horas se habría demorado, si con
veces de AGATHA CHRISTIE y otras de Sir ÁRTHUR CoNALD DoYLE. Se toda lealtad e imparcialidad hubiera cumplido la misma diligencia por
le notaba la emoción siguiendo los pasos detectivescos de los persona- el camino real? Desde luego que mucho más tiempo, sin que sepamos
jes inmortales de esas novelas, como SHERLOCK HoLMES y PoiROT. En- cuánto. Lo cierto es que esa diligencia no pudo desvirtuar la coartada de
tonces me venía al pensamiento la idea de por qué dicho juez instructor los procesados cuando alegaron haber estado en el pueblo a la hora del
no se dedicaba mejor a instruirse en la lectura de libros apasionantes crimen. Son argumentos de simple sentido común, a la luz del proceso,
sobre materia probatoria en el proceso penal. Estaría aprendiendo sabias que no requieren mayor razonamiento.
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE "LOS CRIMINALES A LA LUZ DE LA LUNA LLENA"

Es una página muy triste en historia judicial de Colombia, para sin atender a nuestra protesta por lo arbitrario de su procedimiento. ¿En
que a todos nos sirva de enseñanza, principalmente a los jóvenes abo- qué momento lo hacía? Cuando el testigo llegaba para la diligencia,
gados y estudiantes de derecho que han venido a esta audiencia para juez le decía al guardia el nombre del preso que debería conducir des-
conocer cuáles son los buenos y los n1alos caminos que se transitan en de la cárcel al despacho. Y ya con este conocimiento previo, cuando
la práctica derecho y en la búsqueda de la justicia. al principio deJa diligencia se le preguntaba al testigo si conocía a la
persona que tenía de presente, contestaba en forma afirmativa y sumi-
Arbitrariedades de esta naturaleza son las que muchas veces con- nistraba su nombre. Ahí están las constancias que dejatnos sobre tan
a los irreparables errores judiciales. La justicia no puede estar perverso proceder.
interesada sino en descubrir a los verdaderos culpables. Su tranquili-'
de conciencia condenar sólo estar asegurada cuando sus Como se ha podido apreciar hasta aquí, la obsesión del juez instruc-
sentencias recogen las voces serenas cuando sus veredictos tor fue siempre la de proteger los testimonios la acusación, no per-
responden a una veraz de incrirninación. Fuera de allí, se en- mitir que la defensa los enfrentara con sus preguntas, cuidarlos de todo
cuentra y pasea espanto del enor judiciaL Con razón los tratadistas riesgo de descubrir sus falsedades. Creo que en los anales la justicia
han coincidido en frase lapidaria que es preferible absolver a mil colombiana no ha existido un caso semejante de abuso del derecho, en
culpables que condenar a un inocente. De ahí que los errores judiciales el arte diabólico de torcer maliciosamente los caminos de la verdad.
siempre han a pueblos. Son por ello oportunas las ense- Ante tamañas afrentas a la lealtad procesal, frente a tan tristes recuerdos
ñanzas de los maestros pensamiento jurídico, como la del como los que trae la lectura de estas páginas de ignominia, no se puede
más notable jurista todos los tiempos, FRANCEsco CARRARA, llama- sino recordar an1argamente el Eclesiastés: "Debajo del sol vi la iniqui-
do por la de su pensatniento y la sabiduría de su obra jurídica, dad ocupando el lugar de la justicia".
el MIGUEL PenaL escribió para todos los tiem-
pos esta edificante lección que me complace leeros: 'En derecho penal Según lo seguiréis escuchando, este proceso tuvo desde un principio
hay axiomas tan como pueden ser los de las matemáticas, dos caminos: Uno de ellos, recaudar a como fuera la prueba de incrimi-
y como y como el más positivo ellos, se debe reconocer el que nación contra los procesados, y el otro, tan vituperable como el anterior,
proclama ser n1ejor dejar in1pune un delito, que condenar a un inocente. prohibir la defensa de los mismos. Todo empezó desde las indagatorias,
deseo que algunos llevan hasta n1onomanía de ver condenar siem- cuando aprovechando la falta de un abogado que los asistiera, les nom-
pre es una abenación derecho penal y un insulto a la braron al ignorante tinterillo del pueblo, a un tal EvARISTO RoJAS, a
70 ~~ ~" así como es una irreverencia a la magistratura el lamentar
....,, ... ....,u.......".......... , quien le faltó carácter o conocimiento de la ley, para oponerse a las pre- 71
absoluciones'. guntas capciosas y sugestivas expresamente prohibidas por las normas
procesales. Por fortuna, los indagados captaron en los interrogatorios
Si hechos narrados antes son mover al asombro y a la las perversas intenciones del instructor para no caer en sus redes.
dignación, faltan no lo son n1enos. Uno de ellos retrata por sí
instructor de este proceso. Ocurrió que por Otro oscuro capítulo de esta triste historia procesal tiene que ver con
ocultas razones no se practicaron las respectivas diligencias recono- los dos detectives que el señor juez llevó para que colaboraran en la
cimiento en personas. todas luces resultaba necesario que investigación. Casi nada conocemos de sus andanzas; si previamente
los testigos cargo dijeran si entre ellas se encontraba a quienes dicen conversaron con los testigos de cargo y ejercieron sobre ellos alguna
haber visto aquella noche regresaban del lugar del crimen. influencia cuando visitaron la vereda Guayabal; no sabemos si por
embargo, existía al inicio de los careos otra oportunidad para preguntar ciativa de ellos un día se urdió la patraña de introducir en la cárcel un
por identidad los acusados. Y la verdad sobre esto, sé que tiene espía, haciéndolo figurar como sindicado de un homicidio, para tratar
que mover a enojo. el juez, antes de la diligencia suminis- de conseguir alguna prueba comprometedora contra los acusados. Y ya
traba a testigos el nombre del detenido con quien iba a ser careado, sabemos cómo ellos mismos lo descubrieron como agente del Estado.
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Pero lo que sí se conoció fue algo mucho más grave: Una noche tura y lo interpretó tan mañosamente, que dejó para muchos la impre-
llegaron a la cárcel y sacaron al detenido JULIO CARDONA. Lo hicieron sión de una acusación del levita a los procesados por aquellos crímenes.
avanzada la noche cuando las calles del pueblo se encontraban soli-
tarias. En esos días de la tenebrosa violencia política, los tnoradores Pero ocurrió que a veces sorprenden las corazonadas. Porque pen-
se recogían temprano en sus casas, poseídos del pavor. Se llevaron el sando en todo el teatro con que el señor fiscal ha querido rodear esta
preso a las afueras de la población, para infundirle tetnor. Quisieron audiencia, como cuando requirió hasta escoltas para que protegieran su
hacerle creer que otro de los compañeros había confesado los crímenes, preciosa vida dentro y fuera de esta sala, me dio por sospechar que di-
por lo cual era mejor que él también lo hiciera, para que así le rebajaran cho telegrama tal vez no había sido tan espontáneo como se quiso decir.
la pena a la mitad. Y como no lograron sus pretensiones, lo intimidaron Por esta sin1ple duda le escribí una breve carta al señor párroco. Sólo le
revólver en mano. Recordad que él nos hizo aquí el dramático relato de preguntaba, en mi condición de defensor, cuáles habían sido las razones
aquella noche de espanto. Lo increíble resultó después: Solicité la com- para enviar dicho mensaje, si no tenía inconveniente en decírmelo. Me
parecencia de los detectives para interrogarlos, y, ¡ay!, el juez se negó a respondió. Cuando leí su carta donde me autorizaba leerla en la audien-
ello. Al día siguiente dio por terminada su nüsión, por lo cual regresaron cia pública, ya no me quedó duda alguna de la mala fe del fiscal. Pude
a esta capital. A lo mejor tuvieron algún ascenso o elogioso reconoci- entonces comprobar que no era cierto lo del plebiscito de felicitadones
miento por haber culminado con éxito su colaboración en esta causa. Se que estaba recibiendo por su acusación, sino que todo era una farsa,
recuerda uno las Sátiras de JUVENAL: "Los hombres cometen unos mis- una habilidosa treta para buscar publicidad y tratar de presionar así la
mos crímenes con sino bien diferente; unos llevan la cruz como pago decisión del jurado. Os la leo en lo pertinente: "El telegrama a que usted
su crimen; otros, una corona". Con la diferencia de que aquí quisieron se refiere, lo envié por los ruegos del propio fiscal, doctor ABELARDO
hacer cargar la cruz de la ignominia a quienes no se la merecían. GÓMEZ ArusTIZÁBAL. Él llamó por teléfono y me dijo que en la audien-
cia corrían rumores de que yo había sido complaciente con los crímenes
Es indiscutible sensacionalismo buscado con este proceso. Los de la vereda Guayabal. Me dijo que para desvirtuar tamaña calumnia,
lectores de periódicos y los oyentes de la radio están sobresaturados de yo debería enviarle a él un telegrama acusando a los procesados. Como
infom1ación sobre esta causa. desde fuera se ha buscado influir sobre sospechara que algo estaba tramando dicho funcionario, simplemente
la decisión que deben tomar los señores jueces conciencia. Pero, por le contesté su llamada telefónica con ese telegrama en el cual no acuso
fortuna, todo lo hetnos venido desenmascarando en esta audiencia. La a nadie en particular, sino que censuro, como pastor de la Iglesia, todos
conducta del señor fiscal, a quien con tanta atención y respeto escucha- los crímenes que se cometen por móviles políticos".
72 mos durante dos largas sesiones, tiene mucho que ver con lo afirmado 73
antes. En gracia de brevedad sólo voy a referirme al telegrama que aquí Todo era entonces falso. Nadie había osado lanzar el mínimo repro-
nos leyó enviado por el señor cura párroco de Sopetrán. Antes de su che contra el párroco en aquel sentido. De donde resultó que la indigna
lectura expresó, elevando el tono oratorio y asumiendo una actitud más maniobra del fiscal buscaba!, por medio tan censurable, una reacción del
teatral, que sentía un inmenso orgullo y una profunda emoción como ministro eclesiástico contra los procesados. Aquel sacerdote, inteligen-
sociedad, porque de distíntos lugares del país le es- te y malicioso, no cayó en la celada que se le tendía.
taban llegando infinidad de n1ensajes telegráficos de felicitación por
su valiente acusación contra esos "bandidos de las montañas antioque- Me hubiera gustado que el señor fiscal escuchara esta parte de mi
ñas". "Pero de esa cantidad de mensajes -siguió diciendo-, sólo quiero defensa. Nos abandonó. Pero su secretario, que tan atento ha estado
leeros uno, por la altísima autoridad moral de quien lo suscribe, por el aquí, grabando y tomando notas de mi intervención, le informará so-
contenido que encierra contra los tenebrosos delincuentes que ocupan bre la situación tan comprometedora y crítica como está su nombre en
el banquillo de los acusados. Es el mensaje que me envió el señor cura esta audiencia. Ojalá viniera a la sesión de mañana para expresarle, con
párroco de Sopetrán, lugar donde ocurrieron estos horribles crímenes". todo respeto, que nos ha engañado, a todos, al juez, a la sociedad, a los
Leyó con mucha solemnidad el telegrama. Puso tanta astucia en su lec- jurados de conciencia, a la administración de justicia. Y también para
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recordarle que en este sagrado templo que él ha profanado, la palabra es que nadie ha podido suministrar una sola prueba sobre el particular.
debe ser el claro eco de nuestras almas, la sincera voz del corazón, el Ni siquiera una sospecha en ese sentido. Y aquí están estos centenares
fiel testimonio de nuestras mentes. Por eso esta sala de audiencia se de folios sin una sola palabra que permita ni una sugerencia al res-
mantiene presidida por la trágica figura del Crucificado a quien siem- pecto. La víctima de este espantoso crimen atrajo muchos enemigos
pre invocamos para que nos oriente en el camino de la búsqueda de la entre las personas que hizo condenar con sus formidables y vehementes
verdad, nos guíe por el sendero de la auténtica justicia y sea el supremo acusaciones como fiscal. Entonces, si nadie ha querido relacionar ese
testigo de nuestras palabras y de nuestros actos. crimen con este proceso, ¿por qué se le arrebata a la justicia antioqueña
el juzgamliento de los procesados para entregárselo a los jueces de esta
sido doloroso este recorrido procesal, porque hiere en lo más · capital? Lo grave no es esto, sino que el hecho mismo del traslado de
profundo del alma y conmueve las fibras más sensibles de nuestro es- la causa ha servido para montar un tremendista espectáculo oratorio
haber tenido que revelar las maneras indignas de córr1o algunos sobre la peligrosidad de los acusados. Y para que el señor fiscal venga
funcionarios cumplen la sagrada misión a ellos encomendada. Aquí los a este sagrado y solemne estrado judicial armado de revólver al cinto
hetnos visto oscureciendo los caminos de la justicia, armándole trampas y escoltado en la forma antes descrita. Pero también el asesinato del
a la ley, tendiéndole e1nboscadas a la verdad y torciendo los fines del testigo de cargo, NACIANCENO ÜRTIZ GRAJALES, le sirvió a la acusa-
derecho. ción pública para deslizar graves sospechas contra los acusados por ese
alevoso crimen. Y aquí tengo, para agregar al proceso, la certificación
Una hábil estrategia de los acusadores, tanto oficiales como particu- del Juzgado Primero Penal Municipal de Sopetrán, donde se dice que
lares, es la de crear una imagen de peligrosidad de los procesados. Asi dicho asesinato quedó plenamente esclarecido, porque descubierto el
pretenden indisponer en su contra a los jueces de derecho y de concien- autor de los hechos, confesó su autoría, alegando motivos personales de
cia. Buscan tmnbién, expresa o implícitamente, fortalecer el argumento enemistad por querellas sobre linderos y servidumbres de aguas. Y para
de la capacidad criminal en los hechos imputados. A fomentar ese falso que nada faltara, recordad cómo el fiscal, con palabra enardecida, os
riesgo de peligro, en esta audiencia vünos con extrañeza a un fiscal ar- hablaba de la peligrosidad del procesado EZEQUIEL FoRERO. ¡Mató un
mado de revólver y protegido en forma permanente dos escoltas de juez de la República!, os decía en tono muy airado, como quien dice, si
pistola al cinto, seguramente con el primer proyectil ya listo en la recá- fue capaz de un homicidio en personaje de tan elevada jerarquía, ¿cómo
tnara. La tesis que con ello se ha querido difundir no es otra distinta a no iba a tener capacidad criminal para los crímenes por los cuales está
de que los procesados deben tener ahí unos pistoleros a sueldo para respondiendo?
74 atentar contra la preciosa vida fiscal ausente. ¡Y que si pueden estar 75
fraguando este crimen, con mayor razón tuvieron la capacidad criminal El acusado confesó ese delito en esta audiencia. Pudo guardar si-
para los asesinatos la vereda Guayabal del municipio de Sopetrán! lencio. Es evidente que no se avergüenza por ello. No porque sea un
Este es el Jnensaje que querido propagar el distinguido agente del desalmado social o carezca de frenos morales inhibitorios, sino porque
ministerio público, quien nos deleitó con su elocuencia pero que a nadie cree haber cumplido un acto de justicia. En su mente y en su conciencia
convenció con sus argumentos. Y dos razones para crear este am- no surge reproche alguno. Para él, ese juez fue el asesino de su abuelita.
biente de peligrosidad los acusados, las hizo consistir, primero, en el El sólo recordar cómo ocurrieron los hechos, sin justificarlos, llena a
asesinato del testigo de cargo, NACIANCENO ÜRTIZ GRAJALES, cuando cualquiera de indignación: La abuela de EZEQUIEL FoRERO, una venera-
regresaba a su vereda después de asistir a unas diligencias de careo, ble anciana que casi irradiaba santidad, de ochenta y dos años de edad,
y segundo, el asesinato en Medellín, del doctor FABIO fue capturada en su casa de habitación por un grupo de ocho agentes de
FUENTES, cuando ejercía la representación de las víctimas en esta causa. policía al mando de un intrépido sargento, todos armados de fusil y de
Inclusive, la única razón que se adujo por la fiscalía de ~Vledellín para revólver. Cumplían una orden de captura emanada del juez sacrificado.
solicitar el cambio de radicación de este proceso fue el homicidio en Al identificarla, le arrebataron de sus manos temblorosas el desayu-
la persona del apoderado de la Parte Civil. Cuando la verdad absoluta no mañanero que apenas empezaba a ingerir. Sin consideraciones a su
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respetabilidad por su condición de mujer y como anciana venerable, idénticas expresiones, suministran iguales argumentos para defender la
la cogieron del brazo y la introdujeron en el apestoso furgón de lapo- credibilidad de sus acusaciones, no queda la menor duda de que entre
licía. A los pocos minutos, abatida por el dolor y sumida en un llanto ellos se pusieron de acuerdo para decir lo mismo, o que alguien los
incontenible se encontraba en una celda nauseabunda, en compañía de adiestró para idéntica versión testimonial. Esta labor de análisis pro-
prostitutas, drogadictas, ladronas, estafadoras. ¡Se puede fácilmente batorio la cumplimos con nuestros memoriales en las diversas instan-
imaginar el trau1na espiritual de una persona que a la edad de ochenta cias judiciales, pero todo fue en vano. Dijimos entonces que los cuatro
y dos años se encuentra sorpresivamente capturada dentro de su propio testimonios parecían obra de una sola persona. Y por ahí aparecía el
hogar, arrebatada por uniformados con armas de corto y largo alcance, fantasma del sastre don JULIO LOPERA, un hombre sectario en política,
como si fuera una malhechora! ¡Al día siguiente, arnaneció muerta! No' de notorio ascendiente en la población urbana y campesina, quien fue
fue capaz de resistir el profundo dolor moral que la conmovió, al ver visto de visita a los testigos antes de estos comparecer al juzgado de
así, en tan humillante, perdida su libertad en el hermoso ocaso instrucción criminal. ¡Y nunca nos dejaron interrogarlos!
de su vida. Sus efimeras compañeras de prisión la desagraviaron con
sus afectos por la gran infamia padecida. ¡Al morir, la lloraron como Aquí se olvidó una elemental precaución investigativa en cuanto a
si fuera de su sangre! y· cuando el nieto sentado ahora en el banquillo interrogatorio de los testigos. A la justicia le ha bastado la simple acu-
de los acusados compareció a juicio para responder por el homicidio en sación, sin interés alguno de indagar por tantísimos detalles que puedan
la persona de aquel juez, los jurados de conciencia que lo juzgaron lo hacer dudar o creíbles los testimonios. Se olvidaron del derecho de
vieron con rostro humano. No se desgarraron las vestiduras como se las defensa como institución inviolable, lo mismo que del principio funda-
desgarró aquí el fiscal acusándolo de alta peligrosidad por ese homici- mental del proceso penal como es el de la búsqueda de la verdad real e
dio. Al contrario, dijeron en el veredicto que su conducta correspondía histórica, por lo cual se debe ser imparcial y no prejuzgar. Todo esto se
a un estado de ira e intenso dolor por grave e injusta provocación. ¡El abandonó y silenció en forma olímpica en este proceso. La justicia ha
juez había ordenado una captura prohibida por la ley! estado aquí ávida por encontrar a unos culpables, para demostrar su efi-
cacia e implacable lucha contra la impunidad. Y como tantas veces ha
La verdad es que estamos en esta audiencia pública porque cuatro ocurrido, buscaron chivos expiatorios, alguien que respondiera por los
personas declararon bajo juramento haber visto a los procesados cuan- crímenes de Guayabal. ¡Y aquí los tenéis! Seis inocentes sobre quienes
do regresaban del lugar del crimen. Explicaron que los pudieron iden- ha recaído el estigma público y pavoroso de ser asesinos, incendiarios,
tificar esa noche porque resplandecía una luna llena. Los funcionarios ladrones, profanadores de cadáveres, pertenecientes a una cuadrilla de
76 que han conocido de esta causa, poco se detuvieron al análisis de dichas rnalhechores. Es decir, ¡la escoria de la sociedad! ¡El peor engendro 77
acusaciones. Las tomaron, como se dice en el argot civilista, sin bene- de la naturaleza! ¿La razón? Cuatro testigos declararon haberlos visto
ficio de inventario. Cuando lo cierto es que todos los días se desconfia por la claridad de la noche, a la luz de la luna llena cuando regresaban
n1ás de la prueba testünonial, por todos los peligros que ofrece de ser del lugar del crirnen. Pero escuchad esta frase que va a repercutir ante
deformada ante la justicia. Sin embargo, aquí escuchamos al señor fis- vuestras conciencias y ante el país entero: La justicia ha incurrido en un
cal cuando poseído por el fuego de su oratoria clamaba desde la tribuna: tremendo error judicial porque les creyó a cuatro testigos que dijeron
"qué más prueba queréis como las de los cuatro testigos que en forma mentira, porque ¡esa noche no había luna! Y o no podía venir aquí a una
uniforme declararon aquí contra los procesados". Y en esta breve frase afirmación tan categórica con la cual se derrumba en forma estrepitosa
hay una palabra que por sí misma descubre la n1endacidad de los testi- y absoluta toda esta infamia procesal, si no tuviera una prueba científica
gos. Porque precisamente en la uniformidad de esos testimonios radica para demostrarlo. Fue así como le dirigí una carta al eminente jesuita
la gran sospecha de su mendacidad. Todos los seres humanos tenemos JEsús EMILIO RAiv.t:ÍREZ, director del Instituto Geofisico de los Andes,
una manera distinta de expresamos, de transmitir nuestros sentimien- la más respetable institución científica en Colombia encargada de la
tos, de describir el mundo exterior. Disponen1os de un léxico propio. observación de nuestros fenómenos atmosféricos y el estudio de la fisi-
Pero cuando cuatro testigos usan los mismos giros gramaticales, utilizan ca terrestre. Le pregunté, como lo había hecho antes con el párroco de
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Sopetrán, en mi calidad de defensor de los procesados por los crímenes Lo que describe son conductas de monstruos, de bestias salvajes que
de Guayabal, si esa noche había o no luna llena. Y escuchad lo que me llegaron al más bajo fondo de la degradación humana. Contradice en
contestó ese ilustre científico: " ... La noche del veintiséis febrero forma absoluta la sicología del criminal. Quien ha cometido un delito
de mil novecientos sesenta a la usted se refiere en su pregunta, no procura en todas sus formas ocultarlo, borrar sus huellas, esquivar la
había luna". acción de la justicia, no nada notoriedad para ser descubierto.
Y estos señores, quienes según la acusación fueron de noche para con-
¿1\To os parece asombroso? ¿No es este proceso nrrotivo de más sumar tan horrorosos asesinatos, de noche para que no los identificaran,
profunda indignación, por la magnitud del error judicial con que hasta con los rostros cubiertos, al día siguiente van al velorio a delatarse, a
ahora nos conducido la propia justicia colombiana? ¡Unos testigos dejar en los familiares y acompañantes la idea de ser los asesinos, al
que contradijeron las inn1utables leyes del universo al hacer aparecer la levantar las tapas de los ataúdes, alzar los cadáveres ya rígidos, para
s1qu1era e1npezado su cuarto creciente! Y debajo de sus vestiduras mortuorias ¡cuántas balas dado
recordad que aquí, señor fiscal, teatralmente sus brazos y en el blanco! ¡Escupirlos! ¡Y nadie reacciona por profanación! ¡Ni
con voz casi declamatoria, en éxtasis de ernoción: ¡Bendita una frase de reproche! ¡Ni acuden a autoridad para la
luna llena! Ved cómo no calenturas dialécticas de la defensa famia! Algunos procesados, como lo expresaron en los interrogatorios,
cuando desde un por diversas razones, hemos calificado de fueron al velorio, ío cual es muy tradicional en los pueblos, pero no a
mentirosos a los testigos de cargo, por lo cual, ahora probada científica- proclamar con su injuriosa y arrogante conducta ser los tenebrosos vic-
mente su 1nendacidad bajo juramento, deben ser investigados, juzgados timarios de la víspera.
y condenados por delito testimonio. Ellos, con su infamia,
no sólo han causado enormes padecimientos morales a los procesados Con estas pruebas mentirosas vino aquí el señor fiscal a proclamar la
y a sus familias, sino que lograron mover todo el aparato del Estado responsabilidad de los procesados. Hasta se emocionó diciendo que ha-
IJ....,~.._,..,.._,L'"' al servicio sus mentiras: detectives, juez de instrucción bría solicitado para ellos la pena de muerte, de haberlo permitido ley.
jueces
""_.._ ... J, ...................... , conocimiento, fiscales, tribunal superior, jueces de Se ve que no bebió en las fuentes filosóficas y jurídicas de BECCARIA y
. ., . . . . . . ., .....,. . . . .,........ Y además, consiguieron que prensa hablada y escrita se de CARRARA donde hemos bebido el noventa y nueve ciento de los
ocupara con tanto sensacionalismo de este proceso, desde cuando se penalistas de ayer y de hoy. Ellos siempre lucharon por humanización
entrego, pues, señores jurado, la carta de respuesta que deJ derecho y de la justicia. No necesitamos entonces las sentencias
acabo leer proveniente Instituto Geofisico los Andes, la cual, judiciales deban ratificarse con la chamusquina de la silla eléctrica, ni
78 milagrosamente llegó a despacho hace apenas tres días, cuando esta- n1bricarse con la sangre del patíbulo, confirmarse con los estertores 79
escuchando colérica intervención del señor fiscal. de la horca y las llamaradas de la hoguera, ni declarar cumplida la últi-
ma instancia,, con la cesta adonde ruedan las cabezas cercenadas por el
tanta este proceso también contribuyó la acusación golpe implacable de la guillotina, la forma de ajusticiamiento que aquí
cadáveres. sensacionalismo periodístico lo ha confesó hubiera querido el señor fiscal para los procesados. La justicia
·n...., ....,"'... "' vez que se juzgan hechos de e3ta naturaleza. penal para cumplir sus mandatos supremos y realizar sus nobles fines
Bastó un solo testimonio respecto, para que la justicia lo atnparara no requiere de estos instrumentos de terror. ¡No, señor fiscal! Persona-
con el manto credibilidad. si como los cuatro testigos de cargo jes como usted no se encuentran en nuestros estrados judiciales, sino en
que se inventaron una luna llena, argumento para acusac1on por las novelas como El descenso a los infiernos de RENE VIGO, donde uno
seis asesinatos, incendio, robo y asociación para delinquir-, fueron des- de los protagonistas defiende la tesis horrorosa de que los reos "peligro-
enmascarados por una prueba científica, este sólo testigo se descubre sos deberían ser fusilados, tratarlos como a perros rabiosos, negándoles
en su mentira, inverosímil su acusación Ni en las novelas o incluso toda ayuda, toda defensa". eso, señores del jurado, aquí no
películas de terror se ha visto ni leído conductas tan macabras y esca- se escuchó a un representante de la justicia colombiana, sino a un imi-
lofriantes como las inventadas por este "colaborador de la justicia". tador de los inquisidores del Santo Oficio.
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¡Es, entonces, la hora suprema de quitarle a la justicia la venda de advertida su presencia por los declarantes. Lo cual no era cierto, porque
sus ojos, para que así pueda ver despejado el camino hacia la verdad! los dos sitios estaban separados por una distancia muy grande que hacía
imposible rebasarla en el presumible poco tiempo que se tuvo. Como
Lo espantoso del crimen; la honorabilidad de las víctimas, unos la- aparece evidente, el caso de ANTONIO SPANÓ, que conmovió a Italia,
briegos por cuya culpa nunca se derramó una sola lágrima o gota de es exactamente- igual al que se juzga ahora. Aquí también hubo un juez
sangre; la conn1oción pública que los asesinatos han provocado en la de instrucción criminal, de muy ingrata memoria, que se empeñó, con
sociedad; la gran expectativa en todo el país por vuestros veredictos y otra famosa presunción, en abrirle a la justicia un abismo para sepultar
la fuerte presión de la prensa, no pueden ser circunstancias que influyan la verdad. ¡Acortó de mala fe unas distancias hacia el lugar del crimen
en vosotros para una condena. La conciencia del hombre, de cualquiera para buscar demoler las coartadas de los procesados! Allá fue la Corte
que tenga la sagrada misión de juzgar a otro hombre, no puede que- Suprema de Justicia la que absolvió al reo que purgaba una pena injusta
dar sino cuando condena al verdadero culpable. Sinceramente en la prisión de REGINA CoELI, después de veinte años de ignominia en
creo que a estas alturas del debate ya no exista duda alguna sobre la presidio. Esperamos que ahora seáis vpsotros quienes con la absolución
inocencia de los procesados. Pero si la hubiere, creo que no necesitáis de los procesados evitaréis consumar otro irreparable error judicial. Son
lecciones de derecho ni de la historia judicial de los pueblos cuando dramáticas historias judiciales que jamás pueden olvidarse, porque han
siempre han recordado las enseñanzas que nos vienen desde la antigüe- pasado a formar parte de las enseñanzas morales para quienes, como
dad, las cuales nos dicen en máximas eternas, que toda duda se debe vosotros, tienen en un momento dado de sus vidas, la hermosa y cauti-
resolver a favor acusado. así debe ser, porque, de lo contrario, vante investidura de administrar justicia.
aquella sociedad a cual se busca proteger, se sentiría más desampara-
da e insegura si por tratar de cumplir aquella protección condenara a un De la lectura de esta causa queda la impresionante similitud con El
inocente. Por eso van quedando en el recuerdo de las naciones aquellos proceso de KAFKA. Al protagonista principal de su novela nunca lo de-
juicios injustos en los cuales se condenó equivocadamente. ¡i\_ la pena jaron defenderse ante la justicia porque se negaron a informarle el deli-
capital no siempre han llegado los critninales! to por el cual lo perseguían. Y aquí, en el llamado Proceso de Sopetrán,
quienes se sientan en el banquillo de los acusados supieron desde un
Recordemos el caso trágico de la pena de muerte irnpuesta a ZAcco principio los delitos que les imputaban, pero tampoco les permitieron
y'' ANZETTI, por la justicia norteamericana. Eran dos humildes inmi- defenderse.
grantes italianos acusados de un doble asesinato. El proceso provocó
80 un escándalo internacional y manifestaciones de apoyo a los reos en Al agradeceros por la paciencia y atención con que me habéis es- 81
muchas ciudades de Europa y América Latina. Condenados a la silla cuchado, sólo me queda invocar a Dios para que os ilumine. Esa luz
eléctrica, peticiones de clemencia llegaron de todo el mundo, inclusive que irradiará vuestras conciencias os mostrará que el único desagravio
1
del mismo Santo Padre. Después de años de su ejecución, la propia por el infierno que han tenido que padecer los procesados, es la abso-
justicia reconoció su error. Por eso sus nombres quedaron para formar lución, porque, de otra manera, se consumaría la más grande injusticia.
parte de la memoria colectiva de la humanidad, y eo1no enseñan- pensarlo en este segundo cuando termino la defensa, se estremece
za de lo que no debe ser la justicia administrada por los hombres. Y en mi espíritu.
Italia, el nombre de ANTONIO SPANO resonó un día por todos los confi-
nes, porque después de veinte años cumpliendo una condena a prisión
perpetua, fue probada su inocencia. La justicia se había negado siempre
a reconocerle su coartada, cuando alegó que a la hora del critnen se
encontraba a una distancia muy considerable. Se adujo en su contra,
sin mayor fundamento, que bien pudo haberse desplazado rápidamente
hasta lugar de la tragedia, para regresar pronto al punto donde fue
ASESINO DIENTES
"EL ASESINO DE LOS DIENTES DE ORO" (DEFENSA PENAL)

"EL ASESINO DE LOS DE ORO"*

encargo juzgado, me corresponde


MANUEL CHICA. Además de la res-
...........,. . . . . . . . . ,., a los abogados en pro-
ahora acrecienta todavía
fT"I"~l'Ut:•rl'=lrl misma del co-

. . . . . ,. . . ~. ...., no negamos, y
consideración que hasta
nada la crítica testi-
85

. . .,....,...,. . . . . ,. . ,. ,_........... entonces el origen de aquellos testimonios


...,....,,.,....,._.,. . . ""'''""'~ intrínseca, precisarlos dentro
error o la mentira, ver si los
fe, si o no ser tachados de parcialidad
esta manera podemos estar caminando con una
"" ...... ..,. . . . ,...,un poco entre tan enmarañado y complejo pro-
ceso penal. Sólo podremos acercamos un poco a la esquiva verdad,
que es más esquiva cuando se trata esclarecer la conducta humana a
través los hombres.

* Los veredictos fueron absolutorios, por unanimidad.


LA DEFENSA PENAL "EL ASESINO DE LOS DIENTES DE ORO" (DEFENSA PENAL)

En ese empeño sagrado de acercamos un poco a la verdad estamos responsabilidad y otra de inocencia; si se llegaren a agitar en vuestro
todos los que por una u otra circunstancia nos encontramos vinculados entendimiento con suprema inquietud, pruebas serias en contra y otras
a este proceso. Y a los funcionarios de conocimiento han expresado su a favor; y, en fin, si a un rayo de claridad se sucede una sola sombra de
parecer y a su rnanera, de acuerdo con su leal saber y entender han duda, obrad también con la misma tranquilidad de conciencia, porque
predicado y sostenido aquí lo que ellos consideran que está más próxi- la sociedad no os ha traído para que desempeñéis estoicamente el papel
mo a la verdad, que para ellos no es otra cosa que la responsabilidad de implacables juzgadores, sino para seáis su espejo a través del cual se
de los procesados dentro de esta causa criminal. ..Allora~ nosotros, con refleje la justicia. Eso es lo que pedimos y estamos ciertos que eso es lo
toda honestidad vamos a encontrar nuestros diferentes puntos de vista, que vamos. a esperar.
opuestos a los antedores, y que no tienen otro sentido que el de sos-
tener que aquí no se encuentra el recaudo legal, el acervo probatorio Pero en el caso que vamos a estudiar, tenemos que ser más exigentes
indispensable para proferir un veredicto condenatorio contra nuestros con la prueba que haya de tenerse en cuenta, por múltiples razones.
defendidos. Y en últitno lugar, estaréis vosotros para que pesando y Este proceso es uno de los pocos que he conocido, donde los sindica-
midiendo el pro y el contra de la acusación y de la defensa, decidáis, dos no pudieron tener una oportuna defensa, ya que ningún abogado
en último lugar, cuál sea la suerte que deba corresponder a quienes se estuvo representándolos en la etapa sumarial, a excepción de un solo
sientan en el banquillo de los acusados. siendo como sornos todos y pobre alegato que corre agregado a las diligencias y suscrito por un
colaboradores de la justicia, unidos en el común propósito de buscar profesional del Derecho. Pero nadie solicitó una prueba a favor de ellos;
la verdad, aunque caminos diferentes:, la acusación y la defensa, nadie interrogó a los testigos en las distintas diligencias de careo que se
lo que resulte de todo este proceso el sello de la sinceridad y de practicaron; nadie estuvo vigilando la investigación que se adelantaba.
la claridad que todos quisimos entregarle. Porque nosotros no somos, Comparecen así, al cabo de varios años, completamente desamparados
como suele creerlo el mundillo de la ignorancia, personajes de nuestra de su derecho de defensa que nunca han tenido. Sin haber intentado
profesión que con habilidosa astucia pretendamos correr un velo sobre la más mínima defensa, fuera de unos burdos memoriales que fueron
la verdad que en un momento dado pueda perjudicamos, que somos enviados en solicitud de excarcelación. Y para colmo de males, hoy fue
tampoco los patentadores de un sistema audaz que nos permita _.__.__._..__L_.__._..,...._._ la primera vez que habló dentro de este proceso mi defendido Manuel
zar realidades incontrovertibles para sacar de partido. Chica, ya que ni siquiera había rendido declaración indagatoria, la pri-
mera oportunidad que tiene un sindicado para defenderse y suministrar
Frente al jurado de conciencia podemos hablar con lógica o con oscu- las pruebas de su inocencia. Es decir, que un cargo que le ha estado
86 ro razonamiento, pero en la una y en el otro estaremos siempre acornpa- pesando desde hace varios años, apenas vino a conocerlo ahora que se 87
ñados de una incontrastable voluntad decir sólo lo que honradan1ente dictó auto de proceder en su contra, o mejor, cuando se le leyó luego
sentimos y creemos. Sólo así podremos ser n1erecedores de la confianza de ser capturado. Y apenas hoy, en el momento crucial, empieza a de-
que en nosotros ha depositado el juzgado para que colaboremos en el fenderse, solo hoy viene a estar frente a los personeros de la justicia
esclarecimiento de estos hechos reprobables, cualquiera que los haya para explicar su conducta y para contestar las incriminaciones que se le
cometido, y con los cuales nadie, absolutamente nadie pue.de sentir so- han hecho . ¡Cuando ya no tiene la oportunidad de pedir pruebas de su
lidaridad o la más mínima simpatía. De esta manera es corno vamos a inocencia! ¡O de las mentiras de sus acusadores!
estudiar este proceso, y si al terminar dicha labor vosotros quedareis
plenamente convencidos que estos jóvenes son responsables, con- Ahora, concretándonos al proceso, veamos, en primer lugar, las cir-
denad sin una sola vacilación, sin que os perturbe en lo más mínimo cunstancias en que fue eliminado el señor PABLO REsTREPO. Para poder
el ánimo para un veredicto condenatorio. Pero, si por el contrario se precisar lo anterior, tenemos que combinar diligencias importantes que
os presenta aquí un interrogante que no os lo podáis contestar satisfac- corren agregadas a esta causa, como son las de necropsia y de inspec-
toriamente; si os llegareis a encontrar con una sola laguna que no la ción ocular. De su lectura se pueden sacar las siguientes conclusiones:
podáis llenar; si llegare a oscilar vuestro criterio entre una hipótesis de En prhner lugar, que el disparo mortal fue hecho con una escopeta de
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chimenea o de fisto que _._.._...__u__......_._-'- ¿Pero a qué viene todo esto, señor defensor?, se podrían preguntar
el disparo fue hecho de frente, los señores del jurado. Y nosotros contestaríamos, con toda honestidad:
que haberse hecho _~__~_...,,.,.,...,.::>ull.lU.LJlJ_..,_.__,_,~..., Lo anterior no nos conduce inexorablemente a una prueba definitiva de
con base en ,.,_._'"'_.__.__._. ,_.__._. ,. . '"'-"""'-' la inocencia de los procesados, pero sí a hacer algunos planteamientos
y ofrecer algunas hipótesis distintas, ya que aquí, dada la complejidad
de la investigación y a pesar de lo dicho por los testigos, no se puede
tampoco, como lo veremos luego, predicar sin lugar a dudas la
responsabilidad de nuestros defendidos.
un
Viene entonces la diligencia de inspección ocular la cual nos mues-
tra que a seis metros del lugar donde se encontró el cadáver, al lado
izquierdo del camino, había rastros y huellas que indicaban la presencia
de personas en acecho, tanto que hasta unos cabellos enredados en una
rama fueron encontrados y guardados, según se dijo en dicha diligen-
ga cuarenta municiones y hecho,
cia, para los exámenes de rigor. Y entonces cabria preguntar si de ese
puede ocasionar cuarenta
lugar fue hecho o no el mortal disparo que acabó con la vida del señor
don PABLO REsTREPO. Si se tiene únicamente en cuenta la distancia que
fue tomada del lugar donde se encontró el cadáver, hasta el sitio donde
aparecieron las huellas de personas, tenemos que negar de una manera
rotunda y enfática que desde allí se hubiera hecho el disparo, porque a
seis metros ni podía producirse una sola herida en el cuerpo de la víc-
tima, ni haberle quedado tatuajes o huellas de pólvora, y mucho menos
haberle quedado un pequeño taco de cabuya dentro de la caja torácica.
Esto, por una parte, porque si nos atenemos al otro detalle sobre el lu-
gar del acecho, como se dice en la inspección ocular, que está ubicado
88 al lado izquierdo del camino, lo que podría también indicamos que el 89
disparo no pudo proceder de allí. Lo afirmamos, porque entonces la
dirección de él y por consiguiente de la herida, habría sido lógicamente
de izquierda a derecha, y ya vimos en la necropsia y en el levantamien-
to del cadáver que la dirección de la herida fue de adelante hacia atrás.
Desde luego que a estas hipótesis se podrían contraponer otras, pero no
dejarían de ser simples hipótesis, porque ni de la investigación, ni del
levantamiento del cadáver, ni de la necropsia, ni de la inspección ocular
puede colegirse una prueba evidente e irrefutable en el sentido de que
menos un ya el disparo fue hecho del sitio donde s.e consideró la presunta emboscada
en el cuerpo de
UJLLLH.U'\.J
a la víctima. Para esto se hubiera necesitado que don PEDRO REsTREPO
lo podemos encontrar en,,,.,-....... tuvo que pasar solo a un metro de distancia de dicho lugar, y hasta ahora
ruo en no hay ni una sola prueba que nos permita elaborar dicha suposición.
cualquiera otro.
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Entonces, de acuerdo con todas las premisas anteriores, ¿a qué con- Sólo había una persona que sabía que don PABLO RESTREPO iba a
clusión lógica se podría llegar? Inexorablemente a esta: Don PEDRO escoger el día de los sucesos un camino distinto al acostumbrado por él
RESTREPO tuvo a su agresor o agresores, lo máximo a un metro, es de- para regresar a su casa, y esa persona era el trabajador que lo acompaña-
cir, aproximadamente a un paso. Y si tuvo al agresor o agresores a tan ba. Sólo existía también una persona que estaba en conocimiento de que
corta distancia, fue porque lo interceptaron en pleno carrlino por donde el occiso se había quedado haciendo gestiones para conseguir un dinero
viajaba. Y esto sí que nos trae todavía mayor confusión y nos causa una en calidad de préstamo, y esa persona era su propio acompañante. Sólo
1nayor inquietud. Lo decimos por lo siguiente: Resulta por lo demás había también una persona que sabía el día preciso y la hora aproxima-
curiosa versión que nos da el acompañante del occiso, uno de sus da en que PABLO REsTREPO regresaría a su finca, y esa persona era
trabajadores, cuando nos dice que no vio a los atacantes, porque iba el mismo trabajador que lo acompañaba, toda vez que don PABLO lo ha-
un poco adelante, y que sólo cuando menos lo pensó, oyó cuando don bía despachado con anticipación diciéndole el día que en determinado
PABLO le dijo '"me . Y entonces, dentro de una especulación debía tenerle la bestia para su regreso a la casa. Y tam-
lógica y adn'lisible cabría considerar que la misma intriga y preocupa- bién, la persona que estaba más en la intimidad de poder saber las pro-
ción por conocer la gravedad del peligro en que se hubiera encontrado, babilidades de que don PABLO REsTREPO regresara con buena suma de
lo debió por lo n1enos haber llevado a echar una mirada relámpago ha- dinero, era su propio acompañante, ya que le había llevado unas cargas
cia atrás para ver qué era lo que acontecía, para percatarse qué le había de café para ser vendidas en el pueblo. Qué quiere decir todo esto: Que
acontecido a su patrón. Sin embargo, el testigo JAIRO RESTREPO declaró como faltó dentro de esta investigación un poco de más agilidad
aquí que dicho trabajador caminaba detrás de don PABLO, lo que hace mental, de mayor técnica investigativa, al menos para que no hubieran
aún más sospechosa su versión de no haber visto a nadie. quedado flotando las dudas que ofrecen las consideraciones anteriores.
Todos estos detalles, por poco reveladores que sean de indicios gra-
Pero hay más: Según ese mismo trabajador, don PABLO RESTREPO ves contra dicho trabajador, no dejan de inquietamos, porque sabemos,.
había escogido en el día trágico un camino distinto para regresar a su experiencia profesional, con qué habilidad, con cuánta y calcula-
casa, por el ataque que unos quince días antes habían hecho por el malicia se puede preparar una coartada que no deje la más mínima
duda. La literatura jurídica de todos los tiempos abunda en coartadas
otro camino. Habida cuenta de aquel antecedente y de esta circunstan-
ingeniosas que posteriormente un simple hecho casual ha servido para
cia, ¿no era entonces lo indicado que peón, por lealtad hacia su patrón,
derrumbarlas. Al efecto, me tocó hace días encargarme de la defensa de
por una simple y elemental obligación de compañerismo, lo llevrara a
dos individuos sindicados de asesinato. La prueba recaída contra ellos
viajar cerca de él, sin alejarse demasiado? ¿Y por parte del patrón, de
90 era tan vigorosa que ya estaba esperando y con mucho fundamento un 91
don PABLO REsTREPO, que seguramente viajaba con zozobra, con an-
auto de enjuiciamiento contra ellos, con pocas probabilidades de con-
siedad, con el vivo tem_or de un nuevo ataque, no quisiera separarse
seguir su absolución en la audiencia pública. Se trataba también de un
mucho de su trabajador, su compañero de viaje? Son detalles tal caso con alguna semejanza al de autos. Dos personas viajaban hacia sus
vez insignificantes y que aparentemente pudieran no tener importancia casas y una de ellas resultó muerta por disparos producidos con arma
alguna, pero sabe si en ellos pudiera estar encerrado un profundo de fuego, revólver. Inmediatamente el compañero se presentó a las au-
misterio sobre este crimen y que tal vez no podamos desentrañar nunca. toridades y formuló la denuncia correspondiente. En ella sindicó, por
Y o no voy a decir aquí, entre otras cosas porque no podría decirlo, y haberlos visto, según dijo, a dos personas. Y para colmo de males de los
porque el proceso no me da ninguna base para ello, que quien asesinó a sindicados, se estableció de una manera fehaciente, inclusive que ellos
don PABLO REsTREPO fue su propio trabajador, o bien que. él se hubiera mismo la admitieron en sus respectivas indagatorias, que habían salido
pactado con otras personas para que lo esperaran a su regreso a la casa un poco antes de la víctima y del denunciante. De lo cual se deducía,
y pudieran atacarlo. Pero existen estos detalles que quiero dejar al libre de todas maneras, si eran inocentes, tuvieron que haber visto el ca-
criterio del jurado, para que reflexione sobre ellos y los considere de la dáver, lo que ellos negaron, por temor de verse comprometidos en el
1nanera que a bien tenga. monstruoso crimen. Se practicó una diligencia de reconstruccíón de los
LA DEFENSA PENAL "EL ASESINO DE LOS DIENTES DE ORO" (DEFENSA PENAL)

hechos y en ella quedó establecido que los asesinos presuntos habían para el secretario de la alcaldía, se convierte de la noche a la mañana en
disparado a una distancia de unos diez metros. Pero esto en nada los fa- el argumento capaz de romper el anillo indiciario que cercaba a aque-
vorecía, por lo cual los cargos del denunciante y compañero del occiso llos dos sindicados.
seguían pesando angustiosamente contra mis defendidos. Pero ocurrió
un hecho casual, cuando temíamos el desenlace de un enjuiciamiento ¿Qué pasó entonces en el caso que estamos estudiando? Y o no lo sé,
por asesinato: Fui llamado del pueblo en cuya alcaldía se había instrui- y es probable que nunca lleguemos a saberlo, pero esta investigación
do el sumario, y al presentanne a dicha oficina para efectos del proceso refleja de sus páginas todos los días en busca de la verdad, un misterio
para el cual había sido llamado, muy ingenuamente recibí pregunta profundo, una serie de incógnitas que nunca seremos capaces de des-
del señor secretario de la Alcaldía en el sentido de si yo conocía el som- cifrar.
brero Y al preguntarle de cuál sombrero se trataba, me contestó que del
sombrero de la víctima cuyos dos sindicados estaba yo defendiendo en Veamos entonces otra de esas incógnitas. Es así como a través del
Medellín. lv1e mostró el sombrero, y ante su asombro y perplejidad le testimonio de SILVIA PIEDRAHITA logramos entrever el origen viciado y
dije que enviara inmediatamente dicho son1brero al juzgado de conoci- la causa sospechosa de toda la acusación que aquí se conocido contra
miento, alegándole que con dicho sombrero, por las huellas que tenía, los procesados. Es cuando empieza a decimos siempre que RoQUE
yo iría a demostrar la absoluta inocencia de mis defendidos. era que DIOSA iba a la casa de su suegro, el señor FRANCISCO ANTONIO MARTÍ-
aquel sombrero, señores del jurado, tenía los orificios de los proyectiles NEZ, lo hacía acompañado de escopeta. Agrega que RoQUE DIOSA iba a
que habían terminado con la vida de la víctima, y además, alrededor de matar al padre de ella, señor BERNARDO PIEDRAHITA. Lo anterior, fuera
dichos orificios existían latentes huellas de pólvora. Llegó el sombrero de agregar un montón de suposiciones y conjeturas, como aquella de un
al juzgado donde estaba el respectivo sumario. Le solicité al sefíor juez disgusto entre ambos sindicados, dizque porque el uno, DIOSA, no sabía
que dicha prenda fuera enviada al laboratorio de Toxicología, QH'"~'114111"'­ hacer bien las cosas. Dice, además, y de ello quiero que guardéis un fiel
mente para que allí contestaran estas tres preguntas: Primera, si aquel recuerdo, que RoQUE DIOSA nunca dizque le cuenta nada al suegro, ni a
sombrero presentaba orificios producidos con arma de fuego; segunda, los cuñados de SILVIA, y que tampoco amanecía en la casa de ellos. Y a
si alrededor de dichos orificios había o no huellas de pólvora; y, tercera, estas aseveraciones tienen que ponemos irremediablemente en guardia
si en caso de ser afirmativa la segunda pregunta, a cuántos metros de para lo que nos vayan a decir después el padre, suegro y todos los cu-
distancia tuvieron necesariamente que haberse hecho los disparos co- ñados de SILVIA PmDRAHITA. En su testimonio nos previene, nos hace
rrespondientes. Y llegó el dictamen con respuestas positivas a las dos caer en la cuenta de que al valorar dichos testimonios debemos tener en
92 primeras preguntas, y a la tercera, diciendo que los disparos cuenta la seria enemistad existente con RoQuE DIOSA, por las razones 93
que haber sido hechos a menos de un metro de distancia. Este dictan1en que ella misma expresa, las cuales la llevan inclusive a sacar la conclu-
era ya corno una sentencia absolutoria de mis defendidos. cuando sión de que los homicidas de don PABLO RESTREPO fueron ROQUE DIOSA
durante muchos meses había llenado páginas y más páginas solicitan- y MANUEL CHICA.
do la excarcelación de ellos, me bastaron sólo unos pocos renglones
para alegar, y como consecuencia de dicha breve argumentación, los Vamos a ver cómo FRANCISCO ANTONIO MARTÍNEZ formula el cargo
sindicados fueron dejados en libertad incondicional. Además, se orde- más grave que pueda haber dentro de este proceso, consistente en que
nó recibirle indagatoria a la persona que había puesto la denuncia, la al día siguiente de la muerte del señor RESTREPO llegó a su casa ENRI-
misma que acompañaba a la víctima, ya que por la proximidad a que QUE DIOSA quien dizque le contó que en compañía de MANUEL CHICA
fueron hechos los disparos, sólo podía habérselos hecho la persona que habían dado muerte a una persona y que inclusive le mostró la pistola
lo acompañaba. Si esta casualidad de mi viaje al pueblo donde se hizo del muerto, fuera de agregarle que cuando estaba indignado era capaz
la investigación no se hubiera presentado, mis clientes seguramente ha- de cualquier cosa . Y lo primero que procede co1nentar sobre esta su-
brían ido a /audiencia pública y tnuy probablemente estarían pagando puesta confesión del crimen por parte de RoQUE DIOSA, está en que la
una larga condena. Como veis, un simple detalle que no significó nada misma nuera del acusador, SILVIA PIEDRAHITA, nos dijo de una manera
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concreta y clara que RoQuE DIOSA no llegaba a comentar ni a decir donde no existen testigos, donde no hay autoridad alguna, y, para
absolutamente nada, ni ante el señor FRANCisco ANTONIO MARTÍNEZ, mostrarle uno al otro una arma, tenga que irse hasta una cañada para
su suegro, ni ante sus cuñados. Es decir, quiso expresar la testigo, que poderla mostrar? Para ejecutar una acción que puede demorar uno,
RoQUE DIOSA siempre acostumbra observar una actitud de discreción dos o tres segundos, y estando solos, ¿a qué ir a buscar una cañada
ante toda la familia MARTÍNEZ, empezando por el jefe de dicha familia, para enseñar una pistola, arma que con el revólver y la escopeta son
enemigo de RoQUE DIOSA, según las constancias procesales. tan comunes dentro de nuestro conglomerado campesino? Está muy
bien que dentro de una fiesta en una casa de campo, o en cualquier po-
Pero si lo anterior fuera poco, tenemos este otro argun1ento: La única blado se busque la discreción para exhibir un arma de fuego, pero no
persona que aquí ha hablado sobre la confesión extrajudicial del delito en las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que JuLIO MARTÍNEZ
parte de DIOSA, es el señor FRANCISCO ANTONIO MARTÍNEZ. ¿Y no dice se encontró con DIOSA.
es lo común y ordinario que precisamente cuando la persona se
siente responsable de algún crimen, haga todo lo posible por ocultarlo, Vino luego otro testigo perteneciente a la misn1a familia MARTÍNEZ,
por borrar todas las huellas que pudieran comprometerlo, por observar el señor Lms CARLos MARTÍNEZ quien nos ha hecho estas increíbles
siempre la apariencia de su completa inocencia de lo que se investiga? aseveraciones: Que la noche en que llegaron a su casa los procesados,
Es que resulta casi absolutamente imposible que una persona cometa él le preguntó a MANUEL CHICA por la hora, al verle un reloj puesto, y
un crimen tan grave como el que estamos analizando, para después del
que Chica no supo contestarle porque no conocía de relojes. Aseveró
crimen tener la frialdad y la osadía de requisar el cadáver y a las pocas
igualmente que RoQUE DIOSA después le mostró la pistola a dos indi-
horas esté mostrándole a todo el mundo las prendas que le quitó a
viduos que estaban en la casa, llamados Suso Ríos y MIRO. Y como
víctima, a la persona que había acabado matar? Es que, precisamente
tercera afirmación digna de tenerse en cuenta estuvo la de que cada que
la gravedad misma del crimen, las circunstancias en que se cometió,
los procesados oían los latidos de un perro que había en la casa, lige-
toman imposible su confesión posterior por parte de los agresores. Un
ramente se ctpresuraban a levantarse. Conviene puntualizar sobre esto
elemental instinto de defensa coloca a los con una '"' ""'.."''"'~-,n
último, que la intención del testigo no fue sino dejar sugerido el miedo
ta alejada por completo toda sospecha. Y si acuerdo con los tra-
tadistas de pruebas criminales, inclusive la confesión judicial, y el temor de los procesados de que esa noche pudiera llegar la autori-
ante las mismas autoridades, es preciso recibirla con cautela, porque dad hasta su casa y capturarlos. Y velada fue seguramente la intención
puede ser falsa y obedecer a motivos distintos_, con cuanta mayor ra- decir que como estaban comprometidos en el crimen de ese mismo día
zón:, dicen los mismos tratadistas, no nos debemos confiar ..... JL ..... ...,JU.'U'
en persona de don PABLO REsTREPO, buscaban algún refugio o lugar
94
de las confesiones extrajudiciales, ya si se reciben sin beneficio estratégico cada que ladraba el perro, por si era la autoridad que iba a 95
inventario se corre el ríesgo de concederle credibilidad a un testigo que buscarlos.
tiene interés especial en complicar ante la justicia a determinada per-
sona. ¿Buscaron esconderse, fraguar una emboscada para que nadie los Sobre lo anterior, conviene hacer una simple consideración, que por
viera y los delatara después, y luego del crimen salir a confesarlo? Y, elemental, casi sobra, si no fuera por el ejemplo que aquí mismo
ya dijimos cómo en el caso concreto del testigo MARTÍNEZ, ese interés tenemos de lo que vamos a decir. Un testigo, cuando está obrando de
especial en perjudicar a DIOSA, pudo perfectan1ente consistir en la ene- mala fe, cuando ha declarado dándole la espalda a la verdad, cuando
mistad existente entre los dos. ¡Nadie después de cometer un crin1en tan procede con dañada y pérfida intención, es muy dificil que conserve una
espantoso corre a contárselo a su enemigo! ¡A no ser que sea un idiota, completa armonía y consonancia a través de todo su testimonio. Por ex-
un enfermo mental! traordinariamente hábil que parezca, no dejará de dar un paso en falso,
de contradecirse, de dejar huellas de sus mentiras y de sus falsedades.
Ahora es el hijo del anterior testigo, el señor JuLIO MARTÍNEZ, Es que el testigo mentiroso, como ya se ha dicho, para no ser cogido
cuyo testimonio nos deja asombrados. ¿Quién puede creerle que dos en su mentira, tiene que poseer una admirable memoria, para que lo
catnpesinos se encuentren en el campo, en la montaña, en un lugar expresado desde un principio guarde consonancia con lo que va a decir
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al final de su declaración si es ante un funcionario, o de su conversa- que tenga sus frenos éticos inhibitorios, por la indiferencia con que mire
ción, si es con simples particulares. Y, es el caso de que él nos ha hecho una posible condena a muchos años de presidio por un crimen de esta
hincapié de que cada que ladraba la perra se levantaban temerosos. Si naturaleza~, quién por masoquista moral que sea, si se me permite la
esto es así, quiere decir que esa noche no pudieron dormir, que apenas expresión, va a afectarse tan espontáneamente su vida, haciendo de-
sí se acostaron pero que no se entregaron al sueño, o bien, que este era positarios de sus faltas a sus conocidos que mañana puedan delatarlo?
demasiado blando, como se dice. Y si esto fue así, ¿cómo se armoniza
esa circunstancia con la otra dicha por el mismo testigo, cuando afirma Todos los días vemos confesiones judiciales y extrajudiciales de
que en vista que· habían llegado cansados, cayeron privados? ¿No conductas humanas cuando han atentado contra el prójimo, contra sus
indica acaso esta expresión entre nosotros, el quedar la persona profun- semejantes, pero siempre que hay una confesión de esas, está de por
damente dormida, hasta el punto de que se toma muy dificil despertarla medio una causa de justificación, bien una legítima defensa de la vida,
en la noche? Cuando decimos haber caído privados en nuestro le- de la honra, de los bienes, un estado de necesidad, o un atenuante, como
cho, ¿no se entiende acaso el común de las gentes, caer agobiado de el estado de ira e intenso dolor, una riña imprevista, un homicidio sin
sueño? ¿Y cómo se puede haber caído privados del sueño, y durante la propósito de matar. ¿Por qué? Porque aún no siendo cierta esa cualifica-
noche, a cada instante que late un perro, nos levantamos? ¿Cuántas ve- ción, el hombre tiende a eludir la acción de la justicia, podríamos decir,
ces es capaz uno de caer privado del sueño, en estas circunstancias tan que casi por naturaleza.
dramáticas y de recelo? Se trata de un detalle simple, pero que es bueno
analizar en su inmenso significado delante de este proceso, donde lo Los casos de autoacusación son excepcionales, y cuando ocurren
principal que tenemos que hacer es la radiogratla moral de los testigos, es porque quien se acusa a sí mismo, es porque está ya dentro de los
para saber si su intención ha sido de colaborar honestamente con la ámbitos de la patología criminal. Pero no es el hombre normal, el que
justicia, o por el contrario, si por pasiones inconfesables, han querido está dentro de su sano juicio mental, el que tiene íntegras sus facultades
comprometer de tan grave crimen a dos personas inocentes. volitivas, el que va a incurrir en imprudencias de esta naturaleza, el que
va a poner en peligro tan fácilmente su libertad y su tranquilidad. Desde
La otra afirmación testigo fue la de que RoQUE DIOSA se entró luego que existen confesiones de asesinatos, de crueles genocidios con
hasta el cuarto estaba Suso Ríos, a quien les mostró una pistola
todo el ensañamiento criminal posible, por vanagloria, con orgullo y ·
que dizque tenía. Sin embargn, JEsús Ríos (Suso) lo desmintió rotun-
satisfacción, pero cuando se hace entre delincuentes que son solidarios
. . . . .,. . . ."'·"'·"'·' porque muy enfático en manifestar que a él en ningún mo-
en eJ camino del delito, lo que ocurre con mucha frecuencia entre las
n1ento le mostraron pistola en la casa LUis CARLOS MARTÍNEZ. ¿Y,
96 cuadrillas de malhechores organizadas para tales fines, en cuyos casos, 97
no resulta lo demás extraño, cuando siendo la tendencia natural del
sin escrúpulo alguno se alardea con ánüno de rivalizar sobre el número
hombre la del instinto de precaverse ante la consumación de un crimen,
de crímenes cometidos y la manera como se perpetraron. Hay, desde
de no dejar materiales o morales del mismo,. de borrar cualquier
rastro de un que pudiera vincularlo a una gravísima luego confesiones cuando son producto de un impulso de la conciencia,
fuera a los pocos momentos de perpetrar el de-
... J ...................... ,
por ren1ordin1iento, por amor, como cuando se encubre el delito de un
lito, a hacer todas partes rnanifestaciones que pudieran comprome- ser querido, para recoger en su lugar la acusación, y, en fin, otras más
terlo? ¿No se sale acaso de lo normal, el hecho de que a las pocas horas que no es del caso analizar aquí. Pero en todas esas confesiones ex-
consumar un tremendo asesinato, estemos dando voluntaria y cons- trajudiciales con1o la presunta de la que se ha querido hablar aquí por
cientemente pn1ebas que fuimos los autores de él? ¿Cómo pretender parte de RoQUE DIOSA, son las que más desconfianza le han merecido
todavía fresca la sangre de PABLO REsTREPO, los sindicados, siempre a la justicia, a la jurisprudencia, a la doctrina de los tratadistas
en poder de las pertenencias de la víctima, estuvieran llamando a las de pruebas criminales.
personas que se encontraban en el camino real, o donde se hospedaban,
para mostrarles el arma de fuego arrebatada a la víctima, ya que mañana ¿Pero SÍ sería cierto lo que dijeron CARLOS Y FRANCISCO ANTONIO
podría esclarecerse debidatnente ese hecho? ¿Quién, por quebrantados MARTÍNEZ? ¿No sería acaso que una vez tuvieron conocimiento de la
"EL ASESINO DE LOS DIENTES DE ORO" (DEFENSA PENAL)
LA DEFENSA PENAL

pistola que fue decomisada en casa donde se hospedaba RoQUE Dio- CARLos MARTÍNEZ habían acabado de hacer una jornada demasiado fa-
SA, ya se pusieron a hacer elucubraciones acomodaticias y trataron de tigante, por lo cual dizque se acostaron y quedaron privados, sin embar-
armonizar en contra de los procesados la acusación conocida? Quién go de lo cual cada que oían un ruido o latían los perros, se levantaban,
sabe señores del jurado. Pero hay un hecho aquí que conviene meditar queriendo decir con esto, que estaban temerosos de que de pronto fuera
3

en él. Hablan los acusadores de lo sospechosa fue presencia de la autoridad la-que estuviera en su persecución. Con esto no se quería
RoQUE DIOSA y MANUEL CHICA en la casa de Luis CARLos MARTÍ- decir, indudablemente cosa distinta, de que como ese día habían termi-
NEZ, porque le vieron, a uno, una pistola, y al otro, un reloj. Pero más nado con la vida de don PABLO REsTREPO, estaban intranquilos por la
con1prometedora fue todavía la visita de RoQUE DIOSA, solo, a la casa captura que de ellos pudiera hacer la autoridad. Pero veamos cómo se
de don FRANCISCO ANTONIO MARTÍNEZ, en la n1añana siguiente al día trata un hecho equívoco, partiendo de la base, por vía de análisis, de
de los sucesos, donde, según este testigo, le confesó que había matado que aquella noche los procesados hubieran dormido en la casa de LUis
uno, agregándole que estaba era capaz hacer cual- CARLOS MARTÍNEZ.
quier cosa. Sobre lo cual conviene decir resultaba apenas natural
y lógico que antecedentes de esta naturaleza hubieran sido motivo de Se sabe por el proceso, que RoQUE DIOSA era un fugitivo de la cárcel
comentarios entre la parentela los MARTÍNEZ. de Jericó, y que por dicha causa dizque vivía deambulando por aque-
llos parajes. Y si esto era así, ¿cuál era su situación anímica? La de un
Hechos de esta trascendencia,. de esta notoriedad y gravedad, no po- hombre que a toda hora tenía que vivir con cautela, con precauciones
dían ser sirnples acontecirnientos cotidianos, hechos intrascendentes y lleno de la tnás profunda zozobra e intranquilidad. Si profundizamos
para los vecinos de la región donde los MARTÍNEZ. El comentario sicológicamente en la vida de cualquier fugitivo de la justicia, lo en-
por lo tanto de la muerte trágica y alevosa de don PABLO lo contraremos a toda hora lleno de ansiedad, esquivando los lugares por
mismo que sobre sus probables victimarios, por lo tanto que ser donde pudiera tener peligro de ser aprehendido, durmiendo estratégica-
el tema central de dichos familiares. allí a nosotros nos resulta tnente para una fácil huida en caso de peligro, alternando su vida en una
demasiado significativo, que cuando días posteriores a los sangrientos parte y en la otra. De manera que, de haber sido cierta la presencia en
sucesos conversaran CARLOS y FRANCISCO ANTONIO MARTÍNEZ con la casa de MARTÍNEZ, y de haber sido ciertos sus sobresaltos en aquella
DoRANCÉ MARTÍNEZ, hennano e hijo respectivamente de los anteriores, noche, no puede ello entenderse que era porque probablemente la auto-
estos apenas le comentaran que los procesados estuvieron en sus casas. ridad iba en su búsqueda para capturarlo por el asesinato en la persona
¡Pero nada más! No se habló ni de presunta confesión de un homici- de don PABLO RESTREPO.
99
98 dio por parte de RoQUE DIOSA, ni tampoco se comentó absolutamente
nada sobre la exhibición de la mencionada pistola, ni de un reloj de Ahora, sobre la testigo SILVIA PIEDRAHITA, ya mencionada de paso
pulso en poder del señor MANUEL CmcA. ¿Por qué? Si la conclusión a atrás, es conveniente referimos a algunas de sus aseveraciones. Pero
la que tuvo haber llegado FRANCISCO ANTONIO MARTÍNEZ, cuando, antes es bueno prevenirr1os sobre ella, en el sentido de que es una tes-
según él, RoQUE DIOSA le confesó que había matado uno, tenía que tigo que tiene interés en faltar a la verdad, porque lógicamente abriga
concluir que ese homicidio se refería a don PABLO REsTREPO ocurrido un sentimiento adverso contra RoQUE DIOSA, toda vez que éste, según
la víspera de la presunta confesión, ¿cómo no iba a ser este un tema sus palabras, le robó a su padre BERNARDO PIEDRAHITA, lo atacó, y lo
obligado con su propio hijo cuando días después estuvo conversando iba a matar. Pues bien, nos dice ella que entre los procesados surgió al-
con él? ahí un tema de meditación y que posiblemente encierre el gún disgusto y discrepancia, porque MANUEL CHICA decía que RoQUE
misterio de la acusación que aquí se ha hecho. DIOSA no sabía hacer las cosas bien y que se dejaba coger muy fácil.
¿Es justo, es ecuánime recoger dentro de este proceso una frase de esas
Pero es que aquí han ocurrido casos demasiado curiosos. Y a recor- y darle una categoría de veracidad? ¿No es acaso norma de equidad
dareis vosotros lo inconciliable de los términos, cuando por querer dar que para poder fundamentar un cargo a un individuo, se le deba probar
la impresión de que los procesados cuando llegaron a la casa LUis fehacientemente el hecho que constituye incriminación? ¿A qué recoger
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los dimes y diretes de un testigo apasionado, de un declarante que no PABLO REsTREPo, de sus sirvientes y demás asalariados, para preguntarles si
tiene por qué mirar con simpatía a quién, según él mismo considera RoQUE DIOSA trabajaba allí, si tenía cafetera, en qué condiciones poseía
como injusto agresor de su propio padre? Lo cierto del caso es que la dicha cafetera, si a partir o no utilidades. En fin, hasta revisar sus libros
PIEDRAHITA no logró confim1ar sus aseveraciones al respecto, y, cómo- donde debieran figurar los nombres de sus asalariados y lo que les pa-
damente, como en la maledicencia de quienes son dados a quitarle la gaba por conc~pto de su trabajo. Esto era de tanta importancia, porque
honra al prójimo:, diciendo que le oyeron a un fulano cuyo nombre no de haber sido ello cierto, se pudo haber relacionado esa circunstancia
recuerdan, o que se comenta por la calle, esta testigo nos remite a sus con lo que afirmó aquí el señor FABIO JARAMILLO, que un mes antes
propios familiares como sabedores de lo que nos ha afirmado, pero es- de los sucesos, un peón de don PABLO amenazó a éste en el sentido
cudándolos al mismo tiempo con1o depositarios directos, como testigos · de que si no le reconocía una yuca que tenía sembrada en su propia
ciertos esa presunta discrepancia, cuando dice que ellos saben por finca, lo mataría. Es decir, que de acuerdo con dicho testimonio, don
otras RoQtJE no cuenta entre sus PABLO RESTREPO tenía un trabajador que antes de su muerte ya lo había
familiares. Sea de ello lo que fuere, la afirmación tal como está dentro amenazado, un trabajador que seguramente estaba al tanto de todos los
proceso, carece de seriedad, no consistencia, está completa- movimientos de su patrón; que sabía en días viajaba al pueblo y
mente aislada, es insular dentro de toda investigación hecha. Más en qué día regresaba a su finca; que conocía ampliamente su solvencia
parece producto de imaginación de la testigo, como fue la de los alle- económica; que al verle salir para el pueblo con quince o veinte cargas
gados al occiso don PABLO REsTREPO, cuando aquí en la ciudad Me- de café para vender, podía deducir perfectamente que regresaría con di-
dellín, según consta en el proceso, se rumoraba de que dos días después nero; que estaba al tanto, lo más probable, del ataque que días anteriores
los sucesos, RoQUE DIOSA dizque había rnatado a MANUEL CHICA, le habían hecho a don PABLO, y que por dicha razón éste había cambia-
ya que se habían puesto a por las cosas que le robaron al occiso. do de camino para regresar a su casa, y que, por lo tanto se sabía dicho
camino. Y la tremenda incógnita que esto presenta con la afirmación de
Meras palabras, suposiciones, cargos gratuitos recogidos de comen- esta mañana por el propio procesado, en el sentido de que él no conocía
a don PABLO RESTREPO; que fuera falso que estuviera de trabajador de
tarios callejeros, es lo se vislumbra de estas últimas aseveracio-
él; que carecía de verdad tuviera una cafetera. ¿Será entonces cierta
nes, la mayoría de las cuales se dejaron sin esclarecer debidamente
o no la afirmación del acusado? El proceso tiene suficientes elementos
en un sentido o en otro, trayendo por dicha circunstancia una enorme
de juicio para que se piense que él nos ha dicho la verdad. Allí están sus
confusión dentro proceso. Fue así cotno también quedó pesando
mismos acusadores diciéndonos que era un hombre que no trabajaba;
aquí como ant~cedente demasiado perjudicial contra R.oQUE DIOSA,
100 que se mantenía de una parte para otra sin hacer nada; que arrimaba 101
testitnonio de ANGEL l\t!ARÍA M-ARULANDA, en el sentido que dicho
inclusive a las casas para solicitar comida. Y si todo esto fuera poco,
acusado trabajaba dos o tres días de la semana en la finca del occiso
e ' • '
tenemos que sus propias condiciones de fugitivo de la cárcel de Jericó,
ay"Udándole a éste, ya que resto de semana la pasaba, según el tes- no le iba a permitir seguramente asentar sus reales de una manera
tigo, en una cafetera que PABLO RESTREPO le había dado para que tan estable y permanente como la de tener sus propios cultivos en la
la Agrega, además, por el tiempo de. los sucesos, finca del occiso, de estar viviendo allí por la época de los sucesos.
ROQUE DIOSA vivía en la finca don PABLO RESTREPO. ¿Y éste Él tenía un triste peregrinar sin trabajo, sin pan y sin techo, deam-
detalle suyo importante y de enorme trascendencia se dejó así dentro bulando por las veredas del municipio de Betania, como lo muestran
de la investigación? ¿Cómo no se estableció en debida forma, si RoQUE sus acusadores
DIOSA verdaderamente, la época de los sucesos sí vivía en la finca
occiso, si tenía allí parte en una cafetera y era un asalariado de la ¿Quién sería entonces esa persona que días antes de asesinar a don
víctima? ¿Creéis vosotros si esto hubiera sido cierto, no se habría PABLO REsTREPO 1nanifestó que lo mataría si no le reconocía una yuca
acreditado de una manera completa dentro de la investigación? ¿Por que tenía sembrada en propiedad del mismo occiso? Si el señor FABIO
qué no se trajeron los testilnonios del mayordomo de finca de don JARAMILLO podía reconocer, como lo dijo, al trabajador que le manifestó
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que mataría a don PABLO REsTREPO si no le reconocía una yuca que coinciden en hablar de un ROQUE DIOSA "de dientes de oro", y lo cierto
había sembrado en su finca, ¿por qué no lo hicieron comparecer al del caso es que el RoQUE DIOSA que tenemos aquí, no posee un solo
proceso para que nos dijera si después de sus averiguaciones ya podía diente de oro. Desafortunadamente estos testimonios no fue posible re-
damos el nombre de ese trabajador? ¿Por qué no compareció aquí para cuperarlos para la audiencia pública, porque dentro de los términos de
que dijera si este RoQUE DIOSA fue ese trabajador, si llegó a verlo en la ley ya no era tiempo para llamarlos a declarar. Habría sido suficiente
la finca de don PABLO RESTREPO? Y si la señora suegra de FABIO lA- una pregunta: ¿El RoQUE DIOSA a quienes se refieren en sus testimonios
RAMILLO conoció a un tal! RoQUE, sin saber su apellido, ¿cómo fue como de dientes de oro, es el misn1o que está aquí en esta audiencia sin
que tarr1poco la llamaron ~ declarar, al menos para que nos ·hubiera dientes de oro?
suministrado filiación d~l RoQUE conocido por ella, y si lo había
conocido como trabajador de don PABLO REsTREPO y en qué tiempo? Un tremendo interrogante que se abre en este proceso y que no pode-
Pero como pensarse en un recurso habilidoso la en mos desestimar así de buenas a primeras, mucho menos con el dato su-
un desesperado esfuerzo de hora ganar una batalla judicial, ministrado por RoQUE DIOSA en el sentido de que últimamente supo en
y como esta afirmación entraña mucha responsabilidad, y no sabemos la cárcel que en la finca de don PABLO REsTREPO trabajó otro individuo
qué implicaciones o interpretaciones vaya a tener posteriormente que tenía mismo nombre. ¿Sería esto posible? ¿Existiría en realidad
dentro este proceso, para que quede expresa y clara constancia de de verdad un homónimo de RoQUE DIOSA procesado, trabajando con
lo que voy a surrünistrar la identidad de quien es conocedor en don PABLO REsTREPO? No lo sabemos a ciencia cierta, pero en todo caso
el municipio Betania, un RoQUE DIOSA distinto del que tenemos la filiación que se da en este proceso de RoQUE DIOSA, no coincide con
aquí, y a quien le por apodo El Quemao. Y para que esta afirma- la del detenido de una manera completa. Queda entonces muy probable
ción esté aún más alejada de cualquier sospecha, he de decir, para que la hipótesis de la existencia de otro RoQUE DIOSA, delgado, estatura
quede tan1bién constancia, que dos de estos tres nombres los recibí con regular, carilargo y con dientes de oro en la parte superior, como se des-
la referencia de conocían a otro RoQUE DIOSA distinto que está cribe en este proceso a un RoQUE DIOSA, completamente distinto, como
aquí. Adquirí esta información la víspera de iniciarse esta audiencia lo habéis observado, al que se sienta en el banquillo de los acusados.
pública. Y la recibí por conducto del Servicio Social de la cárcel de
Betania, por llamada telefónica que se hizo a mi oficina. Y faltaría tam- Ahora, pasando ya a mi defendido MANUEL CmcA, me asombro
bién a deber profesional y al sagrado compromiso que adquirí como ante la circunstancia de que nada tengo qué decir sobre él, fuera de
defensor de oficio, si no expresara aquí, también para que quede de ello lo que conjuntamente he hablado sobre los dos procesados a través de
102 una clara constancia, que tuve oportunidad de conversar con el detenido las pruebas que componen esta causa. Pero el hecho de que nada tenga 103
del municipio de Betania, quien de manifestarme que por haber para en su defensa es lo que más debe preocupar al jurado de con-
trabajado desde pequeño en la finca de don PABLO REsTHEPO, conoció ciencia, ya que su caso es si se quiere excepcional dentro de la justicia,
allí a un RoQUE DIOSA MoNTOYA, alias El Quemao, porque prácticamente él vino a rendir indagatoria apenas ahora que se
y que no era luego el que se encuentra detenido. ser cierto, y inició la audiencia pública.
yo creo, ¿será éste distinto RoQUE que conoce la suegra de
FABIO JARAMILLO como RoQUE, sin recordar su apellido? ¿Sería éste Es decir, MANUEL CHICA acude ante vosotros en circunstancias bien
otro RoQUE DIOSA al que se'refirió ÁNGEL MARULANTIA, como trabaja- desventajosas, porque su ausencia personal del proceso lo ha privado
dor de Don PABLO? ¿Será ése mismo el que amenazó con matar a don aportar las pruebas para su propia defensa. Esto, desde luego, no
PABLO RESTREPO, si éste no reconocía una yuca que tenía "'""'"'·.... v ................, podía ser culpa del juzgado, ni tampoco del acusado, ya que él nunca
según dijo FABIO JARAMILLO? Tampoco lo sabemos. Pero lo cierto del supo que lo estuvieran persiguiendo por causa de este asesinato; no hay
caso es que aquí en este proceso se ha descrito a un RoQUE DIOSA que prueba alguna de que hubiera permanecido ocultándosele a las autori-
es distinto al acusado, porque todos los que declararon a fs. 247, 248 y dades, ni que a su casa hubieran ido a buscarlo y él hubiera sabido. Por
249, la familia MARTÍNEZ, LUIS CPARLOS, FRANCISCO ANTONIO y DüRANCÉ, el contrario, el mismo lugar donde fue capturado, sitio habitual de sus
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actividades anteriores, nos está indicando a las claras que no se encon- de preguntas por parte del señor juez, del señor fiscal y de los jurados
traba huyendo. Y lo más particular es que cuando aquí se ha tratado de de conciencia. Entonces le dije que yo salvaba mi responsabilidad y
pintarlo como a un antisocial peligroso, cuando se produce su captura, la dejaba exclusivamente en él, y que, si esa era su determinación, lo
no le encuentran siquiera una peinilla, arma habitual en todos nuestros hacía citar para la audiencia. Y, a pesar de todas estas advertencias, no
can1pesinos, principalmente cuando se encuentran en las veredas o en obstante haber. sido demasiado insistente en hacerle notar el riesgo que
los caminos Entonces qué pasa: Lo capturan y se encuentra con se corría, en caso de que el hecho no fuera verdadero, MANUEL CHICA
un auto ya de enjuiciamiento donde se recogen una serie de pruebas que me insistió que lo llamara a declarar en la audiencia, porque el testigo
lo incriminan como presunto responsable del asesinato. Pero como no LUis CARLos GoNZÁLEZ no podía dejarlo condenar, siendo cierto que
nunca indagatoria; como no fue sometido a ninguna clase de ca- ·. el día de la muerte de don PABLO REsTREPO, él estaba trabajando en
reos; como no se practicara con él ninguna diligencia de reconocimien- la finca de GoNZÁLEZ. Con esto, quedé absolutamente convencido de
to se señalara siquiera cotno cornpañero de RoQUE DIOSA, en la inocencia de mi defendido. Solicité, por lo tanto, la comparecen-
su defensa solo se ocurre enviar un memorial al juzgado solicitando cia del testigo a la audiencia. Pero infortunadamente no compareció a
se al señor Lurs CARLos GoNzÁLEZ para que hable por él, para este juicio público. Desconocemos las causas: si no lo citaron; si no lo
que diga si es el delincuente que quisieron describir aquí, o si por el encontraron; si tuvo algún inconveniente para asistir a esta audiencia
contrario se trataba de un campesino an1ante del trabajo y alejado por pública. todas maneras, caso insólito éste dentro de la justicia, que
completo toda actividad criminosa. sea la única prueba que haya solicitado el acusado para defenderse,
para demostrar su inocencia, y que esa prueba no se haya podido traer
Cuando se señaló fecha para audiencia, salí desde luego a con- aquí. Suponed entonces el caso de que LUis CARLos GoNZÁLEZ hubiera
versar con él, ver qué camino me iluminaba para su defensa, y venido aquí, que nosotros mismos lo hubiéramos interrogado, y que por
confieso, con beneficio inventario recibí su manifestación de la personalidad mistna del testigo, por la manera como hubiera contes-
que el señor LUis CARLos GoNZÁLEZ podría atestiguar de que el día tado todas nuestras preguntas, vosotros os hubierais formado un buen
del se encontraba trabajando como peón en su finca. Me dí a la concepto de ese testigo, que lo hubieseis considerado incapaz de faltar
tarea interrogarlo el testigo que rnencionaba, y supe por él que a la verdad ante el juramento prestado, y que nos hubiera dicho que
era un personaje de reconocida honradez en Pueblo Rico, que era una MANUEL CHICA siempre ha sido un gran trabajador, y que el día en que
de las figuras distinguidas aquella municipalidad, y que, además m21taron a don PABLO RESTREPO, él, MANUEL CHICA, sentado ahora al
moral, gozaba de una holgada solvencia económica. No se banquillo de los acusados, estaba en su finca ocupado en determinados
104 cualquier pudiera ser fácilmente soborna- menesteres. Quién sabe qué nos habría dicho el testigo, pero en todo 105
o que la amistad o el parentesco con el acusado pudiera tratar de caso, yo siempre tuve la convicción íntima de que ese testimonio habría
ejercer con su testimonio alguna influencia a favor del acusado. Sin em- sido favorable al procesado, por la insistencia con que ante mí y ante el
bargo, todavía esto no me convencía del todo. Volví a subir por lo tanto proceso lo ha reclamado el justiciable.
a cárcel advertirle a MANUEL CHICA efecto contraproducente
ante un jurado conciencia citar un testigo para Lo fundatnental del proceso penal es la identificación del autor o
que acreditara aquellos hechos y que de pronto dijera que todo era falso. autores del hecho punible. Es de Perogrullo. Y con sólo lo que os voy a
Pero me contestó Lms CARLos GONZÁLEZ no podía decir que eso decir y demostrar, bastaría para que ahora mismo, dentro de cinco mi-
era falso, porque había sido cierto. Regresé a oficina y continuaba nutos, en la intitnidad de esta sala de audiencia, profirierais un veredicto
preocupado con el problen1a testigo, sobre si lo llamaba o no. tuve absolutorio. Se trata de lo siguiente. Aquí, a fs. 249 y 255, los mismos
volver a cárcel por tercera vez. Fue cuando le expliqué a MAN1JEL acusadores de MANUEL CHICA, dicen que es "moreno, delgadito, chiqui-
CHICA que si de pronto no era cierto lo que él me decía, iba a ser muy to", dice uno, y el otro, que es "moreno, bajito, delgado". En síntesis,
que el testigo no a ser cogido en la rnentira. Le advertí, la misma filiación. Y aquí está al alcance de vuestra mirada, MANUEL
. . . . . . . . . . . ....,""', que el declarante ilia a tener que soportar un continuo fogueo CHICA, demostrando que no es de la filiación que dan los acusadores .
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Ciertamente, el caso que se os presentado resulta en extremo Y, si lo anterior se presenta con tanta frecuencia, en presencia de una
complejo y dificil. Por eso, como simple defensor de oficio cuya cola- investigación donde el detenido ha tenido la oportunidad de defenderse
boración me ha solicitado el juzgado, he pasado días y noches adentrán- desde un principio, de vigilar el desarrollo de las pruebas, de solicitar la
dome por estas páginas para tratar de que vosotros no vayáis a cometer práctica de careos con sus acusadores, de reclamar diligencias de reco-
un tremendo e irreparable error judicial condenando al acusado como nocimiento, que se practiquen en su hora oportuna todas las pruebas de
responsable pudiendo ser inocente. Porque, si se admite una responsa- descargo aducidas por él en la indagatoria y en memoriales, y, en fin,
bilidad penal contra MANUEL CmcA, de cierta manera se estaría supo- si ello ocurre cuando un abogado al frente ha podido controlar y vigilar
niendo que aquí compareció el testigo Lms CARLos GoNZÁLEZ para el curso de la investigación, con cuánta mayor facilidad se puede pre-
desmentirlo en forma absoluta; se estará presumiendo que en caso de, sentar la misma situación frente a un cerco de pruebas circunstanciales,
haberse practicado diligencias de careo, sus acusadores le habrían sos- si el presunto acusado está ausente del proceso, o sólo viene a conocer
tenido los rnismos cargos; o bien, se estaría suponiendo ,._.n,•rn ......
la incriminación recaída contra él, cuando ya existe un auto en que lo
si se hubieran practicado las diligencias de reconocimiento, MANUEL llaman a responder en juicio público por el asesinato en la persona de
CHICA habría sido identificado como la persona que en compañía de don PABLO RESTREPO.
RoQUE DIOSA estuvo en la casa de los IVlARTÍNEZ en la semana
los sucesos. Y, si esto fuera poco, se estaría desestimando de una ma- la literatura jurídica de todos los tiempos se han recogido las
nera absoluta todas las manifestaciones que hizo aquí el acusado en atnargas y crueles experiencias de la justicia, en las cuales se han co-
interrogatorio, como indicativas su inocencia en asesinato inves- nocido con estupor los irreparables errores judiciales, cuando merced a
tigado. Es decir, que en el fondo se estaría presumiendo que de haberse
una prueba con las apariencias de ser verdadera, se le ha quitado la 1i-
practicado todas aquellas diligencias, habrían resultado desfavorables a
bertad y muchas veces la vida al acusado, habiéndose podido demostrar
los intereses del acusado.
después la absoluta inocencia. Es que en este proceso penal se plantean
una serie de interrogantes por la omisión lamentable que tuvo la instruc-
¿Qué habría ocurrido, nos preguntamos, si desde un
ción sobre lo que voy a deciros. No se oculta a nadie que en los labo-
detenido MANUEL CHICA? Sencillamente, que, o los jurados . . . . . ,_.. __. .. u ..
ratorios de Medicina Legal, donde expertos profesionales de la materia
tenido una mejor oportunidad para formarse un más ...,v ....._._L,."""'"'U
sobre la incriminación, en caso de que las pruebas practicadas con él ya colaboran con sabiduría y responsabilidad ejemplar en los complejos
detenido, y defendiéndose, le hubieran resultado adversas, o problemas de la justicia, se pueda establecer mediante confrontaciones
no hubiera alcanzado este proceso a llegar para él hasta el debate y experimentos especiales, si unos cabellos recogidos en el lugar de
106 audiencia pública, porque así hubiera podido demostrar su lTHU·,_, . . ,
un crimen, pueden pertenecer a la víctima o a sus presuntos agresores. 107
Pues bien: Cuando los funcionarios instructores se presentaron a la di-
Lo que hubiera ocurrido de las dos hipótesis, no lo sabemos, y esto ligencia del levantamiento del cadáver, al hacer observaciones sobre el
es precisamente lo que mueve a honda inquietud dentro de este terreno donde presumiblemente habían estado apostados los asesinos,
ceso. No es que esté alegando aquí falta de garantías procesales se encontraron enredados en las ramas de un árbol que había allí, unos
MANUEL CHICA, sino destacando y advirtiendo una simple situación cabellos, los cuales, según se dejó constancia en aquella diligencia, fue-
hecho, desfavorable a él y que se presentó dentro de esta investigación. ron guardados para los exámenes de rigor. De manera que desde este
Y, sobre esto es que tenemos que reflexionar hondamente, porque momento, aquel1nodesto funcionario de provincia se percató de que en
experiencia de los estrados judiciales nos ha hecho conocer infinidad de aquellos cabellos podría encontrar la justicia la clave por lo menos de
causas criminales donde un sino fatal ha hecho que contra determinada uno de los autores de aquel asesinato, ya que por el lugar donde fueron
persona se acumulen una serie de indicios circunstanciales, de pruebas encontrados, no podían pertenecer al occiso que no se salió en momen-
de incriminación con mucha fuerza probatoria de una responsabilidad to alguno del camino real por donde transitaba. Pero lo cierto del caso
penal, y, sin e1nbargo, posterionnente se ha logrado establecer la com- es que de allí en adelante no se volvió a saber absolutamente nada de
pleta inocencia de ese presunto responsable. aquellos cabellos, porque el dictamen que rindió el Departamento Admi-
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nistrativo de Seguridad de esta ciudad, visible a fs. 92, solo se habla del tando que no es responsable por falta de pruebas, sencillamente estaréis
examen realizado en el carriel de la víctima, para observar si existían o diciéndole a la administración de justicia, sin dogmatismos de ninguna
no huellas digitales en él, lo que dio un .~esultado negativo. clase, que en las condiciones en que se os presentó este proceso, el
Estado colombiano, representado en esa administración de justicia, no
De manera que en este proceso existe este tremendo interrogante: Si alcanzó a suministraros todos los elementos de juicio necesarios para
los cabellos existieran en este momento y se pudiera hacer un análisis y formaros un criterio claro y evidente sobre responsabilidad de mi de-
detenida observación de ellos, con un cotejo científico de cabellos cor- fendido. Con ese veredicto por falta de pruebas, tampoco le vais a decir
tados a los dos procesados por este crimen, ¿qué resultado podría tener? a la sociedad que MANUEL CHICA es inocente del homicidio en la perso-
Si afinnativo, ya si no le podía quedar duda alguna a la justicia sobre na del señor PABLO RESTREPO, sino vais a revelar un estado íntimo
la autotia material de los acusados, por lo menos, de uno de ellos, pero de vuestras conciencias, cuando al balancear el pro y el contra de todo
si ese resultado fuera negativo, si el dictamen dijera rotundamente que lo se ha dicho, no tenéis mejor camino el acatar un imperati-
esos cabellos no pertenecen ni a RoQUE DIOSA ni a MANUEL CHICA, ¿os vo la conciencia, al no poneros en riesgo de consumar un irreparable
atreveríais a condenarlos? Y o no creo. Este proceso se habría coloca- ._..u.... ..., ......,.... Error judicial que en el presente caso sería más grave que
do en un estado tal en el cual se hacía absolutamente imposible proferir en ninguno otro, ya que prácticamente se trata de decidir sobre el resto
un veredicto condenatorio. Pero si no ha ocurrido lo uno ni lo otro de de vida del acusado, porque en caso de un veredicto condenatorio, la
todas maneras la ausencia de esa prueba dentro del proceso, por culpa ' pena imponible sería la máxima que trae nuestro Código Penal. Desde
evidente de la administración de justicia, ofrece un interrogante, y crea, luego que un veredicto como solicitado es pensando en las dudas que
por lo tanto una duda, una muy seria e inmensa duda, que sumada a las podáis abrigar, porque si vuestro convencimiento es pleno sobre la ino-
otras que se han visto, de acuerdo con los principios universales del de- cencia acusado, os bastará decir que no es responsable.
recho y de la justicia, se impone resolverla siempre a favor del acusado,
ya que si se obrara en sentido contrario, se estaría, ni más ni menos, que Por último, es bueno hacer referencia a la personalidad del acusado.
condenando a un probable inocente, y la justicia no puede condenar El perfil que de él trazó aquí la palabra iracunda y apasionada del señor
simples probabilidades de responsabilidad, por n1uchas que ellas sean fiscal es la de un hombre terrible, émulo de VÍCTOR MALo, aquel perso-
En cambio sí puede hacerlo y quedar con ello completamente tranquila, naje de leyenda en la hermosa novela Risaralda de BERNARDO ÁRIAS
absolviendo, por probabilidades de inocencia, por pocas que sean esas TRUHLLO. Y, recordando el famoso nombre del bandido, describe al
probabilidades, ya que la rnisión de justicia tiene que ser siempre la acusado co1no a un malhechor miserable, un cruel criminal que ha sem-
108 brado y de luto el suroeste antioqueño; es una lacra social que 109
de condenar al verdadero culpable, de quien esté absolutmnente segura
de que es responsable cierto, sin la más leve, sin la más mínima duda. vosotros tenéis que quitar de entre los ciudadanos honorables, y mere-
cedor por eJlo de una condena, por ser, además, un bandolero sin escrú-
Aún dentro de nuestro derecho positivo existe el mandato legal de que
pulos. ¿Será esto cierto? La mejor manera de saberlo es consultando las
no se puede dictar sentencia condenatoria sin que existan dentro del
certificaciones de las autoridades que tienen el encargo de administrar
proceso acreditadas las pruebas plenas y completas esa responsabi-
. . . . .,.. . . . , ........ MANUEL CHICA puede ser sindicado de un crimen, de dos o de
lidad. Por ello enseñaba FRAMARINO, uno de los grandes juristas que ha
varios, pero mientras la justicia no pueda, con razón, condenarlo por
dado la humanidad, un principio que ha sido repetido por todos los tra-
esos crímenes, es necesario seguirlo considerando como inocente. Esto
tadistas de pruebas criminales, como ELLERO, GoRPHE, MITTERMAIER,
es lo jutidico. Esto es lo justo. Esto es lo leal. Esto es lo razonable. Esto
y otros, que es preferible absolver a mil culpables que condenar a un
es lo que ordena conciencia. Esto es lo que han dicho siempre todos,
solo inocente.
sin excepción, los grandes tratadistas de pruebas criminales que en el
mundo han sido. Esto es lo que tiene que admitir un fiscal en un debate
Meditad profundamente en esta sabia y edificante enseñanza, porque de esta naturaleza, como mínimo, por un acto de suprema lealtad hacia
atendiéndola favorablemente a mi defendido MANUEL CHICA, contes- los jurados de conciencia. Desde luego que no ocurre lo mismo para
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las personas, los vecinos, los conocedores del acusado. Seguramente que el señor fiscal, en caso de una absolución, volverá a la tribuna con
por ello vertieron aquí ligeramente conceptos contra MANUEL CmcA, el mismo énfasis y con la misma vehemencia con que suele desempe-
porque lo supieron como sindicado de tres delitos, dos homicidios y un ñarse en el foro. Pero lo que no resulta elegante y cortés, es decirle esto
abigeato. J\To puede nadie entonces formarse un buen concepto de una a un respetable y digno jurado de conciencia. Por mi parte, cualquiera
persona que ha sido detenida por tres ocasiones con cargos tan graves. que sea vuestro veredicto sigo tan enamorado o más de mi profesión de
Pero como nosotros no pertenecemos al común de esas personas, sino abogado, seguiré creyendo, como siempre lo he creído, que el jurado
que aquí tenemos una posición privilegiada, en el sentido de que se popular es la conciencia moral del país y que seguiré creyendo que en
nos ha encomendado examinar exhaustivamente una conducta huma- Antioquia se administra la mejor justicia de Colombia.
na, vearnos si de acuerdo con el proceso aquellos tres antecedentes,
aquellas tres sindicaciones contra MANUEL CHICA, permiten adjudicarle
los calificativos que conocemos dentro del proceso, y los que en muy
alta voz le endilgó el señor fiscal en esta audiencia . .A. .quí, a fs. 354, se
ordena su libertad porque no existía en su contra ninguna prueba. A fs,
355 se sobresee en su favor por un homicidio, porque tampoco existía
prueba en su contra, y a fs. 365, el juzgado lo absuelve del abigeato. Es
decir, que la justicia lo liberó de toda acusación en las tres ocasiones,
porque nada debía a la justicia, porque era inocente, porque no había
infringido la ley, y porque las autoridades exageraron al detenerlo, por--
que los testigos eran tnentirosos, etc. )'.,. si esto fue así, si en este proceso
MANUEL CHICA fue declarado inocente por la justicia, inocente de esas
tres acusaciones, ¿por qué el señor fiscal os ocultó esas pruebas de la
inocencia de quien se sienta en el banquillo de los acusados? ¿Por qué
esa deslealtad con vosotros, con la misma justicia~, con la sociedad, con
el acusado, con la defensa, con la verdad? ¡Yo se la respuesta! Porque
si reconocía esas absoluciones judiciales a favor de MANUEL CHICA, no
podía compararlo con v1croR MALo, el mitico personaje de la novela
110 Risaralda. Además, por otro aspecto, en la lírica y engalanada prosa 111
del novelista AruAs TRUHLLO. VÍCTOR MALO es un personaje de leyenda
cantado por los trovadores, las mujeres se enamoraban de su hermo-
so rostro, los hombres admiraban su bravura, y los pobres lo amaban,
porque en forma misteriosa recibían sus ayudas en dinero. Por lo que
parece una especie RoBIN Hoon, que robaba a los ricos para obse-
quiarle a los pobres.

Dejándose seducir sin duda alguna por el arroban1iento de la oratoria,


expresaba aquí el señor fiscal que de ser absueltos los procesados, ya
tal vez no volvería a defender con el mismo celo, con la misma respon-
sabilidad y veherr1encia, con el mismo calor los intereses de la justicia
y de la sociedad, y que en caso de que ello ocurriera, provocaría hasta
la destrucción de su diplon1a de abogado. Y o sé que esto no será así, y
DEFENSA SUBJETIVA LA
(DEFENSA PENAL)
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CAPÍTULO VI

DEFENSA DELA VIDA*


(DEFENSA PENAL)

estudiaba este proceso, no sé porqué me dio por meditar


en lo que es la vida del abogado, en recordar lo que ha sido mi vida pro-
fesional, mi constante quehacer en las batallas del Foro por encontrarle
un ca1nino al Derecho y a la Justicia dentro de los diversos procesos pe-
nales que han pasado por mis manos. En todos ellos la palabra ha que-
rido ser vehículo de claridad, mensaje de reflexión, ardida invocación a
la conciencia, convocación a la serenidad de los espíritus, para que con
todas estas virtudes aunadas se nos haga más fácil la tarea de buscar la
verdad, de situar un punto de apoyo para las decisiones, de encontrar
el rayo de luz que haya de iluminamos en nuestro tránsito y misión de
hacerle verdadera justicia a los hombres.
115

Pero nunca como hoy me había preocupado tanto un proceso pe-


nal como éste, no por la causa en sí, sino por la categoría moral y las
cualidades humanas de quien se sienta en el banquillo de los acusados.
Esto es lo que me preocupa. Las raíces de mi angustia profesional están
en el interrogante sobre cuál irá a ser vuestra decisión sobre la con-
ducta homicida de RAFAEL URANGO SuÁREZ, si vuestro veredicto le
va a permitir reto1nar al seno de la sociedad y de su hogar, o si por el
contrario, tendrá que hacer un amargo paréntesis en su vida acrisolada
para continuar en la cárcel pagando una larga condena. Esta es nues-
tra tremenda expectativa, y por ello, viviendo momentos de intensidad

* El acusado fue absuelto, por unanimidad.


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espiritual, porque nos sabemos en la defensa de un hombre bueno, de los extremos más inauditos e incalificables. Un día, al poco tiempo de
quien tiene en el enriquecido haber de su existencia más antecedentes su mujer haberle dado un hijo, la abandona, con lo cual ya empezaba a
buenos que malos, quien es más lo que le ha servido a la sociedad que dar demostraciones de su poco afecto y de su ninguna responsabilidad
lo que la hubiera ofendido, y, en síntesis, quien más que el calificativo como esposo y como padre.
de delincuente, se merece es el de buen ciudadano,
Otro día, cobardemente las emprende a planazos contra su propia
A esta clase de hombre es al que vais a juzgar, y por si queréis que esposa, hasta herirla, por lo cual ésta se ve obligada a buscar el refugio
os anticipe siquiera un argumento a su favor, abrid donde queráis este en sus padres, el amparo de su cariño, la protección de su autoridad. Sin
proceso, consultad al azar cualquiera de sus folios, y es seguro que embargo, todo se le perdona, se le ofrecen amables oportunidades de re-
no hay una sola voz que se levante en contra suya para descalificar- conciliación. Y así es como las puertas del hogar del procesado vuelven
lo, en cualquier sentido que sea. Su comportamiento siempre ha sido a abrirse para que él entre nuevamente a hacer vida de fa1nilia, para que
inmaculado, respetuoso de la Ley, amante del trabajo, buen amigo, se aclimate a aquel ambiente donde sólo se respira paz y concordia. Se
incomparable jefe de hogar. Cuán pocas veces la vida le depara a uno le ofrece una sincera amistad y un afecto que no se merecía. Pero el mal
la oportunidad extraordinaria de reconocer tantos atributos y hacer talante, el agrio temperamento y carácter inamistoso de LUis SEGUNDO
tantos elogios a la vida de un homicida. Metido dentro de la manigua, SoTo no aceptaba este remanso de paz y de trabajo que se le ofrecía,
luchando contra los elementos de naturaleza, como buen labriego porque continuó su vida de taberna y de buscador de fiestas en procura
empezó a edificar su propio porvenir. Y, era así un auténtico ejemplar de una vida regalada y placentera, sin siquiera mezclarla un poco con
de la raza, que con el hacha y el machete en las manos iba domeñando aquellas ligeras inquietudes y preocupaciones que siempre hacen parte
la selva bravía para llenarla de surcos y volverla tierra doméstica para de la vida de un hogar. Pero siguieron, sin embargo, soportándolo, to-
sus anhelos y esperanzas de campesino bueno. Fundó un hogar que lerándolo con benedictina paciencia todas sus brusquedades y compor-
siempre vivió en concordia y en armonia hasta cuando una hija suya tamientos indebidos, mientras el procesado, venciendo quizás íntimas
contrajo matrimonio. resistencias, lo reconvenía cordialmente, le ofrecía su generosa ayuda
personal, y hasta le decía que lo consideraba como un hijo, por ser el
'Y, aquella que antes era delicia hogareña de todos los días, plenitu- esposo de su hija. Pero, quién sabe porqué razones, porqué motivos,
des de amor, oasis de tranquilidad, se convirtió de pronto en amargura LtTIS SEGUNDO SoTo no quería corresponder al trato acogedor y ama-
de todos los días, tristeza de todos los instantes, angustia de todos los ble que se le daba, sino que por el contrario, se dio a alimentar un odio
116 n1o1nentos, intranquilidad de todas las horas, porque el hombre que enfermizo, una actitud beligerante y repulsiva contra su propia esposa 117
bía sido recibido en su hogar, como esposo de su hija, era el mensajero y los padres de ésta, hasta que se llegó el día doce de diciembre de mil
de la discordia, vocero de la desarmonía, el portador de la querella. novecientos sesenta y cinco, fecha en la cual se produjeron los trágicos
LUis SEGUNDO SoTo, occiso, entró en el hogar del procesado RAFAEL sucesos que vamos a analizar ahora, consultando las páginas de este
URANGO SuÁREz, corno un pregonero de tragedias, como anunciador dramático proceso.
de vindictas, más que un esposo ejemplar y cutnplidor de sus deberes.
Ni siquiera quiso edificar un hunlilde rancho para convivir allí con su En pocas frases sencillas, dictadas por la sinceridad y el conocimien-
esposa, sino que buscó el cómodo alero acogedor de sus suegros y el to de los protagonistas, DELFINA CoRREA, esposa del procesado, nos
dinero que ganaba cuando trabajaba, en lugar de aportarlo a aquel ho- ofrece algunas facetas que no podemos pasar por alto en el análisis de
gar, de proveer con él a las necesidades de su esposa, lo gastaba con esta causa. Nos habla, en primer lugar, del mal carácter del occiso, es
irresponsable prodigalidad en las tabernas y en los bailes. Era que ni si- decir, de un individuo cuyo temperamento discordaba y contrastaba con
quiera ayudaba con las medicinas cuando su mujer estaba enferma, sino el de las personas que vivían a su alrededor. No era entonces hombre
que a todo esto proveía su suegro, el acusado URANGO SuÁREZ. Pero de paz, ni de concordia, ni de armonía familiar, sino el buscapleitos,
no paraba aquí conducta tan indigna del occiso, sino que se llegó hasta irascible, el del mal talante, el conflictivo. Era que además del compor-
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tamiento ofensivo y belicoso de palabra contra su suegro, el procesado, No contesta la ofensa con la ofensa, ni el insulto con el insulto, ni el
el occiso Luís SEGUNDO Soro por el sólo hecho de llevar una rula por desafio con el desafio. Trata simplernente de calmarlo, de neutralizarle
entre los pantalones, estaba ya, a nuestro parecer, ofreciendo un motivo su conducta pendenciera y agresiva, porque cuando ya el occiso ha en-
indicador de que no se podía fiar de él en aquella noche. La rula, el sayado en su contra todos los más hirientes epítetos, las más enconosas
machete o la peinilla, son instrumentos de labranza o también un arma palabras, sólo-le contesta que a pesar de haberle lastimado el honor a su
de combate. Cuando va uncida al cinto de nuestros camp~esinos, dentro madre, se aquiete, que allí en la casa le han tenido estimación y perdo-
de su cubierta, yo diría que está en su posición pacífica, y que quien la nado todas sus ofensas desde tiempo atrás, por ser el esposo de su hija,
porta no lleva ninguna mala intención. Pero un campesino, y mucho y que, a pesar de todo, no lo estaba echando de la casa.
menos si se encuentra dentro de su propio hogar, no tiene porqué lle-
varla dentro de sus pantalones, escondida, si es que está allí en actitud Conducta más cordial y más pacífica, es absolutamente im.posible
cordial, en trance pacifista, en actitud amigable y hogareña. esperar de un hombre. U RANGO SuÁREz quizás en aquellos mo-
mentos faltó a sus deberes como jefe de hogar, porque prefirió sacrificar
V aya uno a saber porqué razón o motivo se endemonió aquella no- su honor como hombre, como padre de su hija, permitiendo que dentro
che trágica el espíritu del occiso, cuando en las primeras horas de del sagrado recinto de su casa se utilizara en contra suya y de su fami-
madrugada llegó a su casa y se encontró con una fiesta sencilla y humil- lía, el lenguaje del arrabal, de la taberna, del prostíbulo. Acallando las
de, como era el baile que en aquella noche se realizaba en la residencia voces de su sangre y tratando de amortiguar los impactos que recibía en
del procesado. A nadie le explicó el porqué de su imprevista altanería, su dignidad de hombre, ofrecía la paz a quien lo retaba, tendía la mano
a nadie le dijo el porqué de su repentina. En todo caso, franca a quien lo zahería, contestaba con la reconciliación a quien lo
nadie recibió un reclmno, nadie le causó la más mínima mortificación, incitaba a la pelea. Y era casi un ruego desesperado, una súplica angus-
ningunos labios se abrieron para hacerle el más insignificante reproche. tiosa, cuando el procesado le decía al occiso, que no peleaba, que no
Sin embargo, cuando temerosos alguna dailada intención tenía quería dañar su conducta. ¿Qué significado tenía en aquel momento
y que por ello su suegra le había escondido la que él había co- esta frase en labios de RAFAEL U RANGO SuÁREz? Miró en un instante
locado sobre una almohada, buscarla y no n:1anifestó hacia atrás en su vida, hizo un breve y repentino análisis de su concien-
que hasta dónde le temían a él en aquella casa. esta frase ya estaba
cia, y al ver que en el pasado de su existencia no tenía una sola mácula,
el occiso descubriendo sus intenciones. ¿Por qué no pensó que aquella
que nunca había estado en una cárcel, que ante ningún juez había tenido
arma simplemente la habían guardado, como cosa normal y natural en
que explicar una mala conducta suya, sino que todo había sido limpio,
118 el ajetreo de un hogar, una casa campesina? No lo pensó, porque él 119
honrado, decoroso, ajustado a la ley y a las buenas costumbres, acorde
justamente se dio cabal cuenta que habían adivinado e interpreta-
con la justicia, dentro de los más severos cánones del derecho, empezó
do las malas intenciones que abrigaba aquella noche. Se ensoberbecía
a presentir que lo irían a obligar a un vuelco, a alterar el ritmo de su vida
en inexplicable actitud desafiante, diciendo que le cogieran el pulso,
pacífica, a tomar resoluciones por las cuales tendría que darle explica-
que lo experimentaran como hombre.
ciones mañana a los jueces.
Toda frase suya llevaba envuelta un desafio, un agravio, un insulto,
un anatema, un cierto alarde de prepotencia, de dominio, de superiori- Yo no quiero dañar mi conducta, le decía el procesado al occiso, ha-
dad en aquella noche. Cuando le decía occiso al procesado que le co- ciendo un esfuerzo de convencimiento a LUis SEGUNDO SoTo, utilizan-
giera el pulso, que lo experimentara como hombre, no estaba diciéndole do una estrategia psicológica para ver si éste volvía sobre los cauces de
otra cosa, sino que él, Luis SEGUNDO Osoruo, se sentía allí más varonil, la cordura y del desistimiento de las ofensas y desafios. Pero cuando las
más fuerte, de más decidida resolución para la pelea, de menos miedo palabras del suegro no podían repercutir en el espíritu pendenciero de su
para un duelo a mano armada. En cambio, el procesado se mostraba yerno, interviene la esposa de éste para decirle y aconsejarle que dejara
con ánimo sereno, con apacible te1nperamento, con espíritu conciliador. de poner problemas, que mirara como sus padres no intervenían en lo
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más mínimo en su matrimonio, y que allí lo habían tolerado siempre. Era la una actitud de beligerancia, de provocación o desafio. Por el contrario,
amistosa reconvención de esposa que buscaba también con ello que ¡era el hombre calmado, pacífico, con expresiones de angustia, con ges-
continuara allí su vida matrimonial, bajo el mismo techo de sus padres, tos de dolor, hasta llorando y cabizbajo por la enorme tragedia que ya
al amparo y el calor de sus afectos y de su protección, sino que también presentía!
buscaba que entre su padre y su esposo no se fuera a presentar una des-
avenencia con consecuencias que lamentar. "'{ la pura voz de la esposa Quién sabe, señores del jurado, qué habría ocurrido en aquella casa
que llamaba a la reflexión, al comedimiento, a la tregua, es contestado donde todo presagiaba una lamentable tragedia, si la suegra del occiso
con la frase de usted también es una hijueputa como su padre. Y o me no hubiera tenido la precaución de esconderle a éste la peinilla que puso
preguntado el porqué en este preciso momento URANGO SuÁREz no sobre una almohada y que antes llevaba entre los pantalones. En todo
mató a Luís SEGUNDO SoTo . Ahí está, señores del jurado, la prueba caso, el proceso, como lo veremos más adelante, nos indicará de una
inequívoca cómo este hotnbre tuvo la fuerza moral extraordinaria manera incontrovertible, que esa noche estaba en peligro toda la familia
de resistir a esos impulsos, de sobreponerse a las injurias, de aquietar URANGO SuÁREZ, el procesado, su esposa, su hija y su nieta, la propia
el huracán que ya en1pezaba a remolinear en su espíritu. ¡No quería ver hija del occiso. Pero no ocurrió nada grave porque LUis SEGUNDO SoTo
la gota que rebozara la copa! Sus actitudes pacíficas, su lucha interior no tenía ya en su poder la rula. Sin embargo, el occiso no quiso retirarse
por evitar una tragedia eran tan fuertes, que no fueron capaces de ven- de aquella casa, sin antes demostrar inequívocamente el propósito de
cerlas, los apóstrofes indignos contra su propia hija. ¡Cuán dificil agredir de hecho al procesado, y así fue como lo cogió y le lanzó va-
es que un hombre sea capaz de resistir tanta ofensa! A imposible que rios puñetazos, todo lo cual fue contestado por URANGO SuÁREZ, con
un hijo de nuestra sangre, de nuestra greda humana, barro de nuestro lo primero que encontró, una mano de pilón con la cual le ocasionó un
batTo, sea lastimado y tnalherido en nuestra presencia, sin que hagamos golpe en la frente.
nada. Pero el procesado pertenecía a esa escasa familia humana de los
mansos, de los pacíficos, de los tolerantes. Si el mismo GoETHE, una de Vamos a dejar entre paréntesis, para ocupamos de ello más adelante,
las glorias del pensamiento universal sostenía que no había en el código todas las amenazas que hizo Luis SEGUNDO SoTo antes de abandonar
penal de su país delito que él no fuera capaz de cometer, ¿cómo la casa de sus suegros, para ocupamos de su conducta después de que
no pensar ahora que cualquier ser humano habría hecho exactamente lo salió de allí. Es lógico suponer, que al ausentarse de la casa de URANGO
mismo que hizo don URANGO SuÁREz al darle tnuerte a LUis SuÁREz, lo hizo con más envalentonatniento, con más agresividad, con
SEGUNDO SoTo, teniendo en cuenta los mismos antecedt~ntes e iguales mayor espíritu de venganza del que predicaba allí, por cuanto salió gol-
120 circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se produjo la tragedia? peado en la frente a manos del procesado. ¿Y qué rumbo tomó, señores 121
Todos estos antecedentes y desafios están sintetizados por el juzgado en del jurado~ cuáles eran sus intenciones, sus malignos propósitos? Resul-
la providencia le reconoció al acusado un estado de ira e intenso ta que DELFINA CoRREA, la esposa del procesado, cuando se percató del
dolor por grave e provocación del occiso, providencia que se os peligro que se respiraba en su propia casa, prefirió huir de allí con su
leyó aqui en primera sesión. nieta, una niña de dos meses, la hija del occiso. Y éste salió en su bús-
queda, en su persecución, yo diría que con el firme y resuelto propósito
reconocimiento del atenuante por la justicia penal viene a de asesinarla, para cumplir así sus amenazas de muerte a cualquiera de
descubrimos las dos personalidades del occiso y procesado. Allí se la familia. O bien, por venganza contra el procesado, por el golpe que
acepta ya por el juzgado de conocimiento y por la misma fiscalía, que momentos antes había recibido de él.
de parte Ltrís SEGUNDO SoTo existió una grave e injusta provoca-
ción hacia el acusado, y que éste, como consecuencia de lo anterior, fhe Y en esta tónica se llegó a las casas vecinas indagando por el para-
víctima de un estado de ira e intenso dolor. En cambio, de tan volu- dero de su suegra, reclamando en forma desafiante por su presencia allí,
rrlinoso proceso no surge una sola voz para mostrar a RAFAEL URANGO exigiendo que le abrieran las puertas para buscarla en sus interiores,
SuÁREZ, ni lanzando un solo improperio contra su yerno, ni asumiendo cuando no era que expresamente pedía una rula para asesinarla. Mila-
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grosan1ente, DELFINA CORREA, huyendo con la hija del occiso fue acon- Como veis, este hombre llevó la tristeza, la amargura, el miedo, el
sejada en el sentido de que no se quedara en las casas del vecindario, pesimismo, la zozobra y el dolor al hogar tranquilo de URANGO SuÁ-
porque si el occiso la encontraba, le daría muerte. Alguien le dijo que REZ, hogar santo, lleno de resplandecientes virtudes y de ejemplos edi-
corriera adonde el Comisario de la vereda para que le pidiera la debida ficantes. Pero esta situación venía de mucho tiempo atrás, porque el
y urgente protección, pero ante lo incierto de encontrar ese apoyo, o de occiso se negaba a hacer vida por separado con su esposa. Nunca llegó
que al buscarlo seria alcanzada por el energúrneno, o que el Comisario a asumir la verdadera responsabilidad económica como cónyuge, por-
vivía lejos, DELFINA CoRREA con la recién nacida en sus brazos, la hija que jamás quiso siquiera el esfuerzo por levantar sobre cuatro palos
del misn1o difunto, prefirió correr desesperadamente a su casa para es- un modesto rancho para vivir allí con su familia. N o lo comprometía
tar allí bajo la protección de su esposo, al amparo de su rnano varonil. a ello ni la colaboración de su suegro, porque cuando éste le ofrecía
alguna porción de tierra para que levantara su propia casa, él se negaba
¿Qué le habría hecho DELFINA CoRREA a este hombre para a ello, porque su propósito era el de abandonar a su mujer, y que en
cobardernente saliera en su persecución, que a los cuatro vientos cualquier momento se iba. Era que si aceptaba la generosa oferta tenía
gritara que estaba buscándola para matarla,, para que le solicitara a Ju- que afrontar sus obligaciones familiares, Y5 al hacerlo, debía cancelar
LIAN Rozo un arma para eliminarla? Nada. Absolutamente nada, como su vida mundana, porque ya estaba acostumbrado a que cuanto centavo
tampoco había motivo para que se enemistara con su suegro y contra su conseguía, lo derrochaba en las parrandas, en los bailes, en las tabernas,
propia esposa, la madre de su hija. Pero aquí hay algo más grave todavía, hasta el punto de que ni siquiera le preguntaba a su esposa y a sus hijos
un hecho que sobrecoge de pavor, que ofrece el n1ás espeluznante de los las medicinas que necesitaban cuando ellos se enfermaban. Y si esto
interrogantes, que rompe toda la confonnidad la naturaleza humana fuera poco, cuando la mujer requiere más del hombre; cuando para que
con los sagrados vínculos de la sangre, como fue la conciencia que creó se estrechen más los vínculos conyugales, porque un hijo ha venido
el occiso en el sentido de que entre las personas que figuraban como a estrechar más las dos existencias de un matrimonio; cuando la vida
candidatas que podían ser asesinadas por sus propias manos, estaba debe ser para ellos más alegre, más placentera, más llena de optimismo
su propia hija, la recién nacida, apenas con dos n1eses de existencia. y de esperanzas y de sueños y de delicias, este hombre iracundo y be-
Entonces, LUis SEGUNDO SoTo era un asesino en potencia de su propia licoso abandona a su mujer a solo un mes de ella haber dado a luz un
hija. ¡El solo hecho de desearlo y de predicarlo, ya era n1oralmente en hijo. ¡Qué corazón, qué sentimientos, qué carácter, qué conducta la de
su conciencia un asesinato!
este occiso, LUIS SEGUNDO SoTo!
122 ¿Qué clase de hombre era entonces el occiso, de qué levadura 123
Además de todo esto, un día LUis SEGUNDO SoTo resolvió llevarse
espiritual estaba hecho, cuáles eran los principios éticos y morales que
su familia para Caucasia, dejando así tranquilo el hogar de sus suegros.
estructuraban y guiaban su vida? ¿Era acaso que en su corazón no ha-
Pero resultó que en aquel municipio su mal carácter alcanzó tales extre-
bía ya el más leve espacio para un poco de amor hacia su propia hija,
mos de violencia que no pudo resistir su esposa, por cuanto después de
la carne de su can1e, los huesos de sus huesos, su propia sangre, su
haberla atacado y herido con una peinilla en las espaldas, ella tuvo que
misma proyección en esta existencia terrenal? ¿O sería que estaba loco
y su mente enferma se había trastornado tanto hasta querer y buscar la huir nuevamente a la casa de sus padres en eltnunicipio de Arboletes,
muerte de gente inocente? No lo sabemos, señores del jurado, porque donde esperaba continuar su vida tranquila, sin zozobras, sin peligros,
las reconditeces del aln1a humana escapan a la valoración justa de los sin violencias, sin tener que seguir soportando el agrio talante de su
hombres. En todo caso, de este proceso surge angustioso el interrogante marido. Pero todo fue inútil, todo resultó infructuoso, porque Luis SE-
de si habría sido capaz de matarla de haber encontrado a su suegra que GUNDO SoTo volvió a buscarla para continuar amargando la existencia
la llevaba en sus brazos, y teniendo en cuenta sus repetidas y desalma- no sólo de ella, sino también la de sus padres y de sus hijos, tal como
das manifestaciones de que eliminaría a alguno de la familia, hasta a su está acreditado arnpliamente en las constancias procesales de fs. 100 y
propia hija, según consta a fs. 40. 41 y 48. 102, cuya lectura os haré si lo consideráis necesario.
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Pero os preguntareis vosotros, el porqué del comportamiento de este Pero volvamos a los acontecimientos, a los aspectos primordiales
hombre, el porqué de su conducta tan arbitraria, tan inamistosa, tan de esta investigación, para que desde ahora vosotros os vayáis cornpe-
carente de afectos, tan huérfana de amor, tan desprovista de nobles sen- netrando de los verdaderos motivos que produjeron esta tragedia por la
timientos hacia su esposa y sus hijos y sus suegros y sus cuñados. Las cual responde ahora ante vosotros RAFAEL URANGO SuÁREZ.
puertas de esta casa se le abrieron de par en par, para que allí compar- /

tiera el techo y el pan y el trabajo. Que se sepa, nunca recibió un mal Y a conocéis por la lectura del auto de enjuiciamiento que es im-
trato, jamás se le hizo un reclamo con altanería, sino que los buenos posible pretender una prueba más completa y más armónica sobre las
modales fueron las tácticas para procurar que regresara al buen cami- reiteradas manifestaciones del occiso, en el sentido de que mataría a
no, para que apagara sus resquemores, para que suavizara su carácter, alguno de la familia U RANGO SuÁREZ. Cuando decía eso no se iba a
que endulzara su agrio y despiadado temperamento. Cuando entre quedar así, indudablemente que se refería a la vindicta, a la represalia,
nosotros se habla de que un hombre es malo, se ha querido significar a la venganza por el golpe que con toda razón y justicia tuvo que oca-
con dicho calificativo genérico~, que no sabe ajustar su conducta a las sionarle el procesado cuando el occiso se abalanzó a los puñetazos.
reglas de la convivencia social; que por su manera de ser desacomoda cuando los amigos o paisanos le aconsejaban que no fuera a cometer
y perturba en el ambiente en que vive; cuando las gentes no lo conside- ese delito, LUIS SEGUNDO SoTo obsesionado ya con su propósito de
ran capaz de acciones buenas; y, en fin, cuando se trata alguien que asesinar, contestaba, no me aconseje, que lo hago.
está rompiendo con los cánones de la dignidad, dándole la espalda a los
principios de la bondad y desconociendo los preceptos de la solidaridad Y tan serias e irrevocables resultaban sus malas intenciones a este
humana. Cuando un hombre actúa de esa manera, decimos que es un respecto, que cuando en la casa de JULIÁN Rosso expresa y concreta-
hombre malo. Y quién sabe por cuáles de estas razones, u otras más, los mente reclamaba una rula para ir a cometer el crimen, tuvieron que bo-
campesinos de El Carmelo, y más concretamente los habitantes de la tar la rula al monte para que no se apoderara de ella, sin embargo de lo
vereda El Tigre donde ocurrieron estos hechos, se formaron el concepto cual siempre alcanzó a echarle mano a un martillo, por lo cual tuvieron
que forcejear con él para quitárselo y evitar así una desgracia.
de que LUis SEGUNDO SoTo era un hombre malo. Él mismo hacía su
propia radiografia moral, cuando sin escrúpulo ético y moral alguno
Conociendo ya estos antecedentes surge la pregunta obligada sobre
predicaba en voz alta que nada le importaba matar, que nada le impor-
cuál deba ser la situación jurídica definitiva de URANGO SuÁREZ por
taba ser un hombre malo, que nada le importaba no tener que ver con
el homicidio cometido. Y a el Juzgado Superior, con toda justicia, con
nadie, como quien dice, yo soy un hombre que no tengo ligamen moral
toda razón aceptó dentro del enjuiciamiento el atenuante del estado de
124 alguno en esta vida; nadie hasta hoy ha podido despertar mis afectos;
ira e intenso dolor por grave e injusta provocación del occiso. De ma- 125
ningún ser me ata espiritualmente a la existencia; yo vivo sólo por mi; nera que esto ya no hace parte del debate, de la controversia, porque es
no me angustia ser las angustias de los otros, ni me duelo de sus pesa- una situación jurídica ya aceptada por la justicia y por lo tanto inmo-
res ni de sus aflicciones, ni de sus penas; para mi no tiene significado dificable. Lo que aquí vamos a defender, y lo anticipamos desde ahora
ni importancia el haber proyectado mi existencia en los vástagos que al jurado, como veredicto que habremos de proponerle, es la legitima
tengo, ni la mujer que con amor me dio esos hijos tiene puesto alguno defensa subjetiva, es decir, si U RANGO SuÁREZ mató, porque razonable-
en mi vida afectiva. Y o no había conocido una más cruel manifestación mente se convenció de que si no obraba de esa manera, el muerto sería
de egoísmo, de desan1or e indiferencia. Si la vida vale la pena de ser él o alguno de sus familiares.
"\.rivida, no es porque se tenga solvencia económica, o por los dones de
una clara inteligencia, o vida nos haya dado dádivas inestimables, Veamos entonces si de acuerdo con la causa levantada existen o no
sino porque el amor ofrecido es el que nos sostiene en este peregrinaje suficientes elementos de juicio para llegar a esa conclusión. Si logra-
por el mundo, es la roca sobre cual edificamos el porvenir:, es la llama mos establecerla, en justicia debe ser ese el veredicto que profiráis al
que nos ilumina en las horas de tinieblas, es el punto de referencia para término de este debate judicial. O el del error esencial de hecho, que yo
encontrar el camino más cercano para llegar a Dios. llamo un pariente jurídico de la legitima defensa subjetiva.
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Para empezar, de acuerdo con el testimonio de la señora DELFINA las suyas. Estas palabras le están indicando a cualquiera, porque son su
CoRREA, el procesado inmediatamente llega a su casa acabada de ocu- significado intrínseco, que en realidad de verdad URANGO SuÁREz es-
rrir la tragedia, se justifica ante ella por el homicidio, al expresarle que peraba razonablemente que el occiso regresaría a su casa para consumar
de no haberlo hecho así, él habría sido la víctima o cualquiera otro de la el crimen que tan fríamente estaba predicando a los cuatro vientos.
casa, porque así lo había anunciado su yerno. Es decir, que el procesado
obró aquí con el convencimiento pleno de que LUis SEGUNDO SoTo sí Hubo un testigo, EDUARDO QUINTERO CAMARGO, quien consideraba
habría sido capaz de realizar sus propósitos criminales. que DRANGO SuÁREZ podría evitarse la tragedia que tenía, encontran-
do la manera de que su hija terminara sus relaciones conyugales con
Por su parte, la propia esposa del occiso, ELSA MARÍA URANGO DE el occiso. Pero lo más importante es que según este testigo, URANGO
SoTo, nos descubre un aspecto bien significativo, tan digno de tenerse SuÁREz le expresó al testigo momentos antes del homicidio, el temor
en cuenta por lo que representa en sí, por lo que descubre un aspecto de que SoTo fuera a matarle a él o a alguno de su familia, porque según
bien elocuente de la personalidad del procesado, cuando nos habla de expresión del mismo acusado, esto era lo que quería hacer el occiso. De
que éste se puso a llorar antes de la tragedia. El hombre malvado, manera que aquí tenéis en pocas palabras una fehaciente prueba más del
el individuo sin ningunos frenos morales, la persona que no le teme convencimiento íntimo que tenía el procesado de que se estaba acercan-
a la acción de la justicia, prepara fríamente el crimen, lo ejecuta con do una hora aciaga y terrible para su propio hogar.
insensibilidad, no calcula las consecuencias desfavorables que ello pue-
da traerle, y muchas veces hasta se jacta de su acción antisocial o la PEDRO BEDOYA SuÁREZ es otro de los individuos que se encontraban
anuncia con escalofriante tranquilidad. Pero lo que yo no había visto en la casa del acusado cuando las incidencias que suministra este ex-
jamás en ninguno de los tantos procesos que han pasado por mis manos pediente, y por ello presenció y escuchó todo lo que allí ocurrió, de lo
durante mi largo ejercicio profesional, era el que un hombre ro~mpiera cual dio cuenta en las diferentes oportunidades que tuvo para declarar.
en llanto antes de decidirse a cometer un homicidio. Esto nos está indi- En una de ellas expresó haberle escuchado al occiso cuando le decía al
cando que cuán aguda fue la lucha que se libraba en el interior de TJRAN- procesado que alguno de la casa tenía que morirse, testimonio respal-
Go SuÁREZ, lucha entre la necesidad que él veía de proteger así fuera dado por la señora DELFINA CORREA.
mediante la violencia, su hogar, su propia vida y la de su familia, y entre
los contra impulsos que parecían retenerlo en el camino del homicidio . Bajo esta grave amenaza, en este estado de ansiedad suprema y de
Al fin y al cabo se trataba del esposo de su hija, porque él, como lo dijo temor permanecía en su casa el procesado, cuando el occiso repetía en
126 127
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antes, no quería dañar su conducta, porque ya presentía que tendría que las vecindades lo que ya había dicho a RAFAEL U RANGO, de que tenía que ·
ir a una carcel para después explicarle su proceder a la justicia. Lloraba matar a alguno de la familia .Entonces era una situación en extremo des-
el procesado porque presentía que pocos mo,mentos después iría a tener esperante para el acusado, y pensando en ella debió haberse llenado de in-
que interrumpir su vida de hogar, su ajetreo de labriego, su hermosa terrogantes sobre el día, la hora o el minuto en que a LUis SEGUNDO SoTo
misión de padre, de esposo y de abuelo. le diera por volver a su casa. Por eso, habiendo amanecido de claro en
claro, ni se acostó, ni quiso ausentarse a ninguna parte, sino que se quedó
Pero en el balance que indudablemente hizo sobre los beneficios y allí llorando, unas veces, otras, cabizbajo, y siempre con la obsesión de
desventajas que le podrían traer su conducta homicida, encontró que que pudiera cumplirse la amenaza. Así transcurrieron aproximadamente
eran preferibles estas últimas, las de verse envuelto en un proceso pe- cinco horas, desde las siete de la mañana hasta las doce del día, hora en
nal, antes que permitir que una desgracia llegara hasta los umbrales de que salió, no con propósito de acechanza, sino de custodio del camino
su casa protagonizada por su pendenciero yerno Luis SEGUNDO SoTo. que conducía a su casa, para vigilar el que a ella no fuera a regresar el
Esto lo presentía él, tanto que esta fue la expresión que le dijo a su hija, provocador y peligroso amenazante de LUis SEGUNDO SoTo. Cuando lo
cuando llorando le agregó que no iba a dejar que Luis se saliera con vio a pocos n1etros de su casa, disparó su arma y lo mató.
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Ya habremos de ver con la diligencia de inspección ocular practi- aconsejar a su yerno, diciéndole que mejor era que se retirara de su casa
cada sobre el propio lugar de los acontecimientos, cómo, en realidad y le dejara a su hija tranquila, porque él no era siquiera capaz de tratar-
de verdad, SoTo cuando fue muerto sí estaba sobre el catnino y en la lo de mal modo. Y hasta dónde llegaba su bondad, su delicadeza, sus
dirección a casa del procesado. Y es muy importante también hacer buenos modales, que le decía, yo a usted no lo tengo como a un yerno,
resaltar de estos dos testimonios, cómo el disparo se produjo al poco sino como a un hijo. Esta actitud conciliadora del procesado es para mí
momento de haber salido el procesado con la escopeta, hasta el punto excepcional, porque dada la naturaleza humana que se toma tan suscep-
de que ese hecho permite concluir que no hubo espera por parte del tible cuando se ofende a uno de nuestra propia sangre, por lo menos el
procesado hasta cuando el occiso llegara al lugar de la tragedia, sino trato que debió darle a su yerno, era de esperarse fuera distinto y no lo
que llegaron casi simultáneamente a los respectivos sitios, el uno, al hubiera tolerado tanto dentro de las cuatro paredes de su casa.
lugar de donde disparó, y el otro, al sitio donde fue derribado. Y si esto
es así, como en realidad de lo es, RAFAEL U RANGO SuÁREz tenía Todo lo anterior se desprende de la indagatoria del procesado. Nos
porqué haber pensado que el occiso se estaba acercando al cumplimien- cuenta también que estuvo cinco horas atribulado por las amenazas de
to sus atnenazas. Que llevara o no ese propósito, es cosa que no se muerte que había hecho el occiso. Y si estaba angustiado por ello duran-
puede discutir aquí, sino que sólo debemos analizar lo que con respecto te cinco horas, es de suponer que no ponía en duda aquel grave peligro.
a ello creyó el sindicado. Porque si antes, Luís SEGUNDO SoTo había si dentro de este tiempo supo que el occiso había estado persiguiendo
dicho lo que ya hemos descrito; si luego URANGO SuÁREz lo advierte a su esposa momentos antes para matarla cuando le huía con su hijo
can1ino de su casa; si el procesado dijo antes de salir con la escopeta, entre sus brazos, ¿podría quedarle a URANGO SuÁREZ la más mínima
que no dejaría que su yerno se saliera con las suyas, ¿quién podría duda de que la tragedia se avecinaba? Para mí, en esta sola situación
dudar de cuando hizo disparo fue con el pleno convencimiento está condensada toda la situación jurídica del procesado. Si ella tiene
de que si no lo hacía así, con su omisión estaba poniendo en grave e un amplio respaldo del proceso, como en realidad se ha establecido,
inminente peligro su propia vida o la de su familia? vosotros debéis conformar un veredicto donde se recoja el sentido y el
alcance de esas manifestaciones del acusado. Si procesalmente esta es
Entonces, si con1o lo dicen bajo juramento los testigos que vieron una prueba que no ha sido desviliuada, y si hay razones de orden jurídi-
cuando LUis SEGUNDO SoTo se dirigió a la casa de U RANGO SuÁREz; si co para admitir como verídicas estas afirmaciones de URANGO SuÁREZ,
de acuerdo con la diligencia de inspección ocular, del lugar donde cayó es apenas lógico, de equidad, de justicia, de derecho, de conciencia, que
muerto SoTo hasta la casa del procesado hay un caminadero que es el el veredicto vuestro esté acorde y en armonía con la explicación que de
128 de Pnás fácil acceso para ir a dicho lugar, y, si la distancia entre ambos su homicidio ha hecho el procesado. Lo que ha explicado el acusado ha 129
sitios era tan pequeña, diecisiete o veinte metros, ¿cómo no pensar que sido sin titubeos, no se habla con el lenguaje de la sospecha, ni dentro
ante esa situación procesado creyera firmemente que el occiso se del campo de las hipótesis, sino con la seguridad plena, con el conven-
encaminaba su casa, máxime que no podía concluir que fuera cimiento íntimo al decir textualmente que cuando le hice el disparo fue
hacia un lugar porque según la misma inspección ocular, por porque me di cuenta de que iba para mi casa a asesinar a alguno de la
la quebrada arriba no se iba a ninguna otra parte, vereda, casa o finca? familia.

Según la indagatoria procesado, la angustia, el temor y la preocu- Con esta conciencia plena de haber hecho lo que consideraba de-
pación por las amenazas occiso venían de tiempo atrás. No sólo se bía hacer, se ha presentado siempre en este proceso URANGO SuÁREZ.
las contaba su propia hija, que él mismo llegó a escucharlas porque Cuando se le recibió indagatoria, el funcionario instructor tuvo la pre-
los dormitorios eran vecinos. Y el hombre pacífico que era el procesa- caución de cerrar dicha diligencia con la constancia de que el indagado
do, que no quería una tragedia en su casa, ni siquiera discusiones, ni un había observado serenidad y precisión a todo lo largo de ella. Pero no
reclamo airado u ofensivo, sino que revistiéndose de un extraordinario era una serenidad como la que con cinismo observan los delincuentes
control de su personalidad de padre y suegro ofendido, lo que hacía era ante la justicia: no era la serenidad de los insensibles morales, de los
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que nada tienen que perder, de los que buscan engañar a la justicia, de una venganza presentida para un futuro incierto, que en la ejecución
los que patológicamente aceptan sus delitos como cosa correspondiente misma de la venganza, porque en el último caso puede haber más po-
a su naturaleza humana. N o. La serenidad del procesado arranca de sus sibilidades de defensa que en el primero. Aquí, URANGO SuÁREZ no
propios principios morales, cuando escudado en ellos confiesa sus actos sabía ni el día, ni la hora, ni el lugar, ni la víctima eventual. Él pensaba,
para cualificados como un itnperativo deber en defensa de su propia lógicamente, de acuerdo con las amenazas, que ello podría ocurrir o
vida y la de los suyos en su casa a altas horas de la noche, o cuando saliera para el trabajo, o
cuando se dirigiera al pueblo. Y entonces, la inquietud era doble, por lo
Y sobre todo, voy a confesar públicamente lo siguiente: Uno de los que pudiera ocurrirle a él, o por lo que en su ausencia le aconteciera a
aspectos por los cuales me ha preocupado profundatnente este proceso, su familia. ¿Creéis vosotros, que de no haber muerto aquel día Luís SE-
es el convencimiento que siempre ha tenido el acusado de que será ab- GUNDO SoTo y haberse quedado a vivir en la vereda RAFAEL URANGO
suelto en esta audiencia. las entristecidas cartas que le ha escrito a SuÁREz, éste se había atrevido a salir siquiera un momento de su casa;
su familia, así se lo ha manifestado, y todas las veces en que ha conver- que hubiera podido continuar su trabajo en el campo; que él mismo o
sado conmigo, me ha dicho exactamente lo mismo. Y al preguntarme alguno de su familia hubiera podido aventurarse a salir al pueblo? No.
yo el porqué de esta seguridad y de este convencin1iento del acusado, Ellos habían tenido que quedarse confinados allí en su casa, como en
he llegado a la conclusión de que ello se debe a un dictado de su propia una cárcel, por la incertidumbre de lo que pudiera ocurrirles si salían
conciencia la cual nunca lo ha acusado por lo que hizo. Y cuando la de su hogar. Por eso creo que pueda haber menos miedo en el que se
conciencia h~ habla de esta manera, es porque su conducta no estuvo defiende de un ataque real, que el amenazado, porque en el interregno
contra la moral, ni reñida con el derecho. Pero es que además de esta se acrecienta más el temor y ese miedo.
conciencia personal, está igualmente la conciencia pública, la de su es-
posa, la de sus hijos, la de la propia viuda de Luís SEGUNDO SoTo, la Estas amenazas ocurridas en la ciudad o en el poblado no tendrían
de todos sus paisanos, sus amigos, sus vecinos, ninguno de los cuales
la misma gravedad, porque podríamos cuidamos mejor o apelar a la
ha levantado su voz para condenarlo, para decirle que hizo mal, para
protección de las autoridades, y, porque la asechanza se tomaría más
calificarlo como a un homicida injusto. Y no podían decirle nada de
dificil. Pero imaginaos vosotros este peligro, cuando no se puede solici-
esto 5 porque él no salió a asechar a Luís SEGUNDO SoTo, sino a vigilar
tar la protección de la policía, del Alcalde o del Inspector, porque están
si venía para su casa. No fue a buscarlo, porque ya lo había visto que
lejanos de la vereda; cuando haya que salir a trabajar al surco; cuando
venía, sino a atajarlo. Entonces, subjetivatnente él creyó en ese peligro,
es necesario viajar al poblado, cuando en el mismo corredor de la casa o
en la inminencia de la tragedia, en la realización de la violencia por
130 parte del occiso. patio de la m.isma, se puede ser sorprendido por un disparo hecho desde 131
la emboscada.
1\fo itnportan para nada las hipótesis, o bien de que SoTo no ca-
minaba para la casa del acusado, o que no hubiera dispuesto de arma Entonces, de acuerdo con lo que hemos visto, está planteada dentro
para cometer un asesinato, porque lo que interesa tener en cuenta para de esta causa una legítima defensa subjetiva por parte de RAFAEL U RAN-
el veredicto, es si URANGO SuÁREZ tuvo o no un fundado motivo, una GO SuÁREZ. Lo cierto del caso es que esa violencia real en potencia fue
creencia razonable de que la tragedia que él presentía iría a realizarse. la que creyó razonablemente el procesado que se iría a consumar. De
Y ya hemos visto cómo todo este expediente está dándonos la razón de ahí la diferencia entre la legítima defensa objetiva y subjetiva. Para que
que eso fue así. Prueba de ello es que las personas que se encontraban exista esta última es suficiente que el procesado actúe con la creencia
o amanecieron en la casa del procesado, temerosas de lo que ya presen- razonable de que se encuentra en presencia de un peligro propio o de su
tían iba a ocurrir, se fueron para sus respectivos hogares. familia, como en el caso que ha suscitado este ardoroso debate judicial.

Pero resulta que para el procesado era más terrible y más angustiosa Dada la extensión que va tomando esta defensa, en forma breve sus-
la amenaza anunciada, que el peligro real. Creo que se sufre más con tentaré mi tesis jurídica de la legítima defensa subjetiva, con la clara
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doctrina de los grandes maestros del Derecho Penal de todos los tiem- justificando o no, de una manera absoluta, la conducta del procesado
pos, como FRANCEsco CARRARA, y de la primera autoridad que en la por el homicidio cometido. No sé hasta dónde habréis admitido que
materia ha tenido Colombia, el doctor CARLos LozANO y LozANO. Pero hubo motivos serios, antecedentes graves, circunstancias excepcionales
creo que deba empezar por recordar la constante jurisprudencia de la de lugar, tiempo y modo suficientes para haberle llevado a la convicción
Honorable Corte Suprema de Justicia cuando sostiene que ((para que de que tanto él como su familia estaban corriendo un riesgo inminente
haya legítima defensa subjetiva, no, es indispensable que exista una vio- a manos del occiso. Si esto es así, si vosotros lo creéis afirmativamente,
lencia actual, ni que el peligro sea real. Basta que la persona crea que aun cuando ese peligro no hubiese existido, debéis admitir la legítima
va a ser atacada, basta que la persona crea que está en la presencia de defensa subjetiva, por inexorables mandatos del derecho, de la justi-
un peligro, como cuando se actúa frente a un enemigo que asume una cia y de la propia conciencia. Esa convicción debe surgir, porque el
actitud que infunda aquella creencia de un ataque". Como es evidente, proceso muestra al acusado como una víctima miedo, del teiTor al
el ejemplo de la Corte es exactamente mismo que hemos analizado occiso, del pánico por la convicción de que a alguno de la familia
en el caso de URANGO SuÁREz N o se podía entonces esperar a que Lrns a asesinar, según lo proclamaba públicamente. Y, no sería justo que a
SEGUNDO SoTo avanzara hasta la casa del procesado y éste esperara a pesar de tantas amarguras, de tanto dolor y congojas como las que pro-
saber cuál iba a ser su comportamiento. dujo el occiso a dicha familia, ésta fuera a tener que seguir padeciendo
mayores sufrimientos con la condena de quien ahora vais a juzgar, un
Por su parte~ CARLos LozANO Y LozANo, con la autoridad que le da hombre que, por mil razones que no vamos a decir ahora, merece regre-
haber sido uno de redactores actual Código Penal, ha escrito, re- sar al seno de la sociedad, al lado de su esposa y de sus hijos, surco,
firiéndose a la legítima defensa subjetiva, que ''~hay que admitir la opi- a dialogar con sus paisanos sobre cosechas y sobre semillas, a volver a
nión que se haya formado uno sobre el peligro. Porque aun cuando este respirar el aire puro y fresco de sus montañas y seguir transitando sus
no fuera cierto, aunque por el exceso de temor o de miedo lo hubiéra- caminos en la santa paz de Dros.
mos exagerado, o inclusive habiéndonos podido equivocar al calificar
de peligrosa una conducta, si tuvimos ciertos factores que razonable- Además de todos los planteamientos que se han hecho hasta ahora,
mente nos podían haber conducido a creerla así, ésta se debe abonar a cuál podría ser para vosotros un criterio orientador, una pauta jurídica,
favor del equivocado, a favor del que exageró dü:ha situación, porque un deiTotero para vuestro veredicto, para que además del simple dic-
para calificar la conducta humana en casos como éste, se debe acatar tado de vuestra conciencia, ese veredicto esté apoyado en una razón
es la opinión de quien creyó en ese peligro". Caso también exactamen- de derecho, que no es necesaria. Y es así como tenemos que la norma
132 te igual al de autos. Como si hubiera sido escrito expresamente para el jurídica de nuestro código de procedimiento penal sobre la confesión, 133
homicidio de URANGO SuÁREZ. ordena que la confesión del sindicado se presume verídica mientras no
se demuestre lo contrario. Esto quiere decir, que presentándose dicha
Creo que resulta innecesario hacer resaltar cómo todas las si- situación, confesión debe considerarse indivisible, vale decir, que al
tuaciones planteadas por CARRARA, el más grande penalista de todos los aceptar el acusado que él cometió el homicidio, deben también aceptar-
tiempos, coinciden de una manera exacta con las establecidas a favor se que las razones que tuvo para consumarlo fueron las expresadas por
de URANGO SuÁREz dentro del proceso. Pero sí vale la pena sintetizar él en la indagatoria. Y si no hay la más mínima prueba que lo contradiga
su pensamiento en el hecho de que él considera como legítima defensa en los motivos que él adujo, como dice la ley, se debe presumir verídica
subjetiva la de quien ejerce violenciafisica contra otro, en la creencia_. dicha confesión, y al hacerlo, se le debe admitir que lo hizo en legítima
por temor, por miedo, por error de cálculo, de que esa persona repre- defensa subjetiva. Mejor os leo la norma, para una mayor claridad:
sentaba un peligro para su vida o integridad personal, o la de terceros.
"Art. 255. El dicho del procesado debe aceptarse en toda su integridad
Y o no sé, a estas alturas del debate, cuando ya os he son1etido a unas cuando no hay elemento alguno en el proceso que lo in:firme, y cuando
jornadas tan extensas y extenuantes, hasta dónde estaréis vosotros por otra parte, esas mismas comprobaciones lo hacen verosímil".
LEGÍTilVIA DEFENSA SUBJETNA DE LA VIDA (DEFENSA PENAL)
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Además, en materia criminal, es regla sabia dar a la explicación del mucho menos podía conseguirlo en aquel momento, cuando el occiso
justiciable un cierto margen de credibilidad, cuando las circunstancias tenía ya un motivo para sentirse más rabioso, más pendenciero, más
del hecho punible revelan que subjetivamente el agente creyó posible energúmeno, por el golpe que con la mano de un pilón le ocasionó el
un acontecer distinto al que describe la prueba testünonial. Sin embar- procesado para defenderse de sus injustos puñetazos.
go, la prueba de este proceso va más allá de lo que acabamos de afirmar,
porque al contrario de lo dicho antes, las pruebas de esta causa confir- Y, como si todo esto fuera poco en la acusación contra URANGO
man todo lo dicho por el acusado. SuÁREZ, por el parentesco de afinidad entre occiso y procesado, vale
decir, entre suegro y yerno, a U RANGO SuÁREZ se le ha deducido el car-
Aquí el juzgado en su auto de enjuiciamiento que se os leyó en go de un homicidio calificado, es decir, de un asesinato. Para mí, éste
la primera sesión, está exigiendo una actitud absurda y por lo demás es uno de los conceptos que debiera revaluar la ley penal, modificarla,
arriesgada por parte del procesado, ya que se pretende que éste debió y sólo considerarla en los respectivos casos como un homicidio simple-
acudir ante las autoridades para que Luís SEGUNDO SoTo fuera deteni- mente voluntario. Está muy bien la agravante, cuando el acto se comete
do y se evitara así una tragedia. Es muy fácíl hacer estos planteamientos contra una persona estrechamente vinculada a nosotros por el sagrado
desde la serenidad de un solemne despacho judicial, pero no cuando la vínculo de la sangre o por los fuertes lazos del espíritu, como la esposa,
fiera está allí cerca, rugiendo, esperando el momento para dar el zar- los padres, los hijos, los hermanos, los nietos, los sobrinos, porque apa-
pazo mortal. Pero creo que este planteamiento lo hizo el juzgado, sin rece repudiable a la naturaleza humana la eliminación de uno de nuestra
darse cuenta de que el corregimiento de El Carmelo donde está la sede propia estirpe. Pero matar a un hombre que un día llegó a nuestro hogar
de la autoridad más vecina a la vereda de El Tigre, lugar de los hechos, y no sembró allí ningún afecto; que no quiso aceptar la mano cordial
se encuentra a una considerable distancia, a varias horas de camino. que le brindamos; que no respetó el hogar que le ofrecimos; que no
Está muy bien que se exija esto a un individuo que vive en el poblado correspondió al amor y lealtad de nuestra hija; que sin causa justa nos
y cuando ha sido solo él el amenazado de muerte, pero no como en el miró siempre como a un enemigo; que no tuvo ningún escrúpulo moral
caso de autos donde URANGO SuÁREZ no podía abandonar su casa para para lanzar con furia la frase de que mataría a su esposa o a su hija, y
irse hasta El Carmelo con la incertidumbre y el temor de lo que pudiera que por matar a un hombre así, por recoger ese vínculo de simple afini-
acontecerle a su familia durante su ausencia. Y en la doctrina de trata- dad con dicha persona, decir que su muerte no es un homicidio sino un
distas consagrados se predica que cuando el Estado no puede proteger asesinato con una elevadísima pena, ya que es una equivocación de la
al hombre en sus derechos, él mismo debe defenderlos cuando alguien ley, jamás debiera ser una equivocación de la justicia. Y aquí no esta-
134 amenaza con violarlos. mos para consultar arbitrarias e injustas normas del derecho, sino para 135
aplicar la justicia. De todas maneras, el hecho no se debió haber califi-
Dice también el juzgado que URANGO SuÁREZ lo que debió hacer fue cado como asesinato, por cuanto al acusado se le reconoció ya el estado
llamarle cordíahnente la atención a Luís SEGUNDO SoTo. Y esto habría de ira e intenso dolor por grave e injusta provocación de la víctima,
sido el colmo de la ingenuidad, por los antecedentes conocidos. A un atenuante que no resulta conciliable con el agravante de la circunstancia
hombre, en las condiciones anímicas en que se encontraba d procesado, de asesinato.
lleno de miedo, con el presentimiento de una próxima tragedia, llorando
por la situación angustiosa en que se encontraba frente a su yerno, con Una buena parte de la doctrina y de la jurisprudencia han sostenido
el convencimiento que tuvo cuando disparó, que el occiso iba para su que cuando a una persona, como en el caso de autos, se le reconoce el
casa a ejercer violencia injusta, no se le podía tampoco exigir que llama- estado de ira e intenso dolor en un homicidio, este homicidio no debe
ra cordialmente la atención a su yerno empecinado en crear discordia. calificarse como asesinato, porque se sostiene que resultaría absurdo
Además, si durante varias horas trató de que éste se aplacara; si minutos reunir en un mistno concepto jurídico, un atenuante como el estado
antes estuvo persiguiendo a su suegra para asesinarla; si durante varias de ira e intenso dolor, y un agravante, como el asesinato. Esto quiere
horas le rogó al occiso que desistiera de sus agravios y de sus amenazas, decir, que como aquí ya se admitió el estado de ira e intenso dolor, en
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el enjuiciamiento se debería, en justicia y en derecho, haber descartado Allí, entre lágrimas y cavilaciones, él, un hombre de viril personali-
la circunstancia de asesinato, proveniente en este caso, del vínculo de dad, permanece a la espera, a la expectativa de lo que pueda ocurrir. De
afinidad entre suegro y yetno, entre procesado y occiso. pronto, a poca distancia advierte la presencia del occiso. Pensaría que
sin duda venía para su casa a cumplir sus amenazas de muerte. Aquí
Esta figura de legítima defensa subjetiva ha sido introducida por fue cuando de,.cidió salir a vigilarlo, a interrumpirle su marcha, para
la doctrina y la jurisprudencia como una especie de derivación de la no dejar que se saliera con las suyas. URANGO SuÁREz, bien por pre-
que prevé de una manera expresa nuestra legislación penal caución elemental, o porque considerara que su propia casa no debería
en su 25. Sin embargo, se ha sostenido que dicha figura está ser el escenario de un encuentro a mano armada con el occiso, prefirió
igualmente prevista en el artículo 23 del mismo Código Penal, cuando salir a un sitio desde el cual pudiera vigilar mejor los movimientos de
excluye responsabilidad penal al que hubiere cometido el hecho con su yerno. Y colocado en dicho lugar, cuando lo vio caminar en una
plena buena fe determinado por un error esencial de hecho, Siendo esto dirección que conducía exclusivamente a su casa, ¿cómo no iba a pen-
así, bastaría que vosotros de acomodar dicha expresión a lo que sar, teniendo en cuenta los antecedentes conocidos, que el peligro se
investigado, lo resulta sumamente simple, y si llegareis a la acrecentaba, que las amenazas estaban adquiriendo los perfiles de una
de que dicha frase está plenan1ente reflejada dentro de este
"-'VJL..I."-'J.U..::JJ.VJ..I.
efectiva realización? Y entonces, en ese momento, URANGO SuÁREz
proceso, vuestro veredicto tendrá que ser también absolutorio. Dice el no podía sino estar plenamente convencido que su yerno se dirigía a su
artículo que está exento de toda responsabilidad quien comete el he- casa a cumplir sus terribles amenazas. No importa cuál pudiera haber
cho con plena buena fe determinada un error esencial de hecho, sido el verdadero motivo. Imposible suponerlo. Podía haber sido a pedir
no proveniente de negligencia. aquí error esencial de perdón, o proponer la reconciliación, o buscar las paces, a humillarse,
hecho? La creencia tuvo el procesado de que LUis SEGUNDO SoTo, a confesar su conducta irregular e injusta y expresar el propósito de la
se dirigía a su casa en de todas las amenazas proferidas enmienda, y aun así, -hipótesis inimaginables, dados los antecedentes
antes. Esto lo ha aseverado en múltiples ocasiones URANGO SuÁREZ, conocidos-, URANGO SuÁREZ incurrió en el error esencial de hecho
y ya vimos cómo se hace imperativo creerle, porque ha podido
que no es punible ante la ley penal.
contrario. si tuvo dicha creencia, si fue víctima de
error esencial de y que no provino de negligencia:, es de
Hay un ejemplo clásico al cual acuden los tratadistas y nos enseñan
elemental justicia aplicar artículo 23 del Código Penal que ordena
desde los escaños universitarios para explicar estas dos figuras jurídi-
....,A,...,J.u.u de toda responsabilidad penal a quien se encuentra en aquellas

circunstancias. cas, la de la legítima defensa subjetiva y el error esencial de hecho. Es


136 el caso del individuo que tiene un enemigo y que al encontrarse súbita- 137
¿Y por se puede llegar a un error esencial de hecho, equivocar mente con él, advierte que se lleva la mano a uno de sus bolsillos, y en
el sentido conducta, agigantar mentalmente un peligro? la creencia de que esa actitud, ese ademán es para sacar arma, lo mata,
Por miedo, señores jurado. Era un miedo que tenía raíces pro- cuando lo que ese enemigo pensaba era sacar un pañuelo, caso este de
fundas en el concepto que de la propia peligrosidad del occiso tenía el justificación del homicidio y por cuya razón no se puede condenar. Y
era un miedo razonable, por las amenazas que había recibí- si esto lo proclama el derecho, la doctrina, la jurisprudencia, con mayor
quiero que vosotros reflexionéis sobre esta situación: RAFAEL razón deberían ser tesis vuestras cuando sin necesidad de códigos, ni
URANGO SuÁREZ, las cinco horas que antecedieron a la trage- de leyes o parágrafos, falláis en conciencia, sin tener que dar a nadie
dia, según sus propias palabras, no hizo sino estar atribulado. Fueron, explicación de vuestros veredictos, el cual puede ser simplemente el de
no es dificil deducirlo, horas de honda angustia, de profunda me- no es responsable, para no entrar en explicaciones jurídicas.
ditación, de trágicos interrogantes, dentro de los cuales es posible supo-
ner que se representaría mentaln1ente la inminencia de un serio peligro, Por todo lo dicho no he podido menos de sentir extrañeza por la
no sólo para él, sino para los de su casa, para su hija, para su vehemencia y el apasionamiento que el señor fiscal ha puesto a esta
esposa, para su nieta, sus hermanos. acusación. Desde luego que le abono la buena fe de sus palabras, pero
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me duele mucho que no hubiera podido ver el rostro bueno de este pro- porque su conciencia no lo acusaba un solo momento por lo que hizo,
cesado, ni interpretar en su verdadero significado toda esa dimensión que un solo instante lo ha torturado el arrepentimiento, por su con-
humana, angustiosa, dramática y emocional que alentó aquel segundo vicción íntima de haber obrado en la creencia de estar defendiendo su
trágico en que TJRANGO SuÁREZ terminó con la vida de Lms SEGUNDO propia vida y la de sus familiares. Él, aunque con su libertad perdida y
SoTo. haciendo las naturales excepciones de su aflicción por estar ausente de
su hogar, de su trabajo y de todas las demás preocupaciones inherentes
El señor fiscal no quiso ver la luz, sino la sombra; no quiso ver el a la de estar privado de su libertad, se ha sentido tranquilo, por saber
camino, sino el atajo; no se adentró en el alma y en el corazón del acu- que su hogar quedó intacto, que su yerno no alcanzó a manchar sus ma-
sado, porque prefirió ver sólo el dedo en el gatillo horrücida; porque no nos con la sangre inocente de alguno de sus seres queridos.
quiso la verdad sino la duda; porque vive como fiscal más inclinado por
las condenas que por las absoluciones. Es que el proceso penal hay que Entonces, interpretando así este mensaje de su conciencia, la me-
mirarlo con rostro humano, no con el simple apego a las leyes escritas, jor testigo nuestros actos y brújula de nuestras acciones, la mejor
sino desentrañando de sus folios los verdaderos motivos, las tremendas intérprete de nuestros deberes, cuando con esa conciencia no conside-
angustias, los miedos poderosos, los mandatos de la misma naturaleza ramos siquiera pecado un acto, mucho menos podemos jurídicamente
que muchas veces llevan al hombre a sacrificar una vida para salvar considerarlo como delito. Por lo cual sensatamente afirmaba CARRARA,
la propia y la de sus familiares del alma. Esto no lo vio, ni lo sintió la tratándose de un homicidio, que no se podia culpar al hombre cuando
acusación pública, porque le pareció mejor revestir toda esta terrible mataba con la conciencia de haberse defendido, aun cuando realmente
tragedia de censurables impulsos humanos, en lugar de las poderosas no hubiera existido un peligro inminente. ¡Sabias palabras que en todos
fuerzas morales y psicológicas que guiaron la mano homicida. los estrados judiciales del mundo han servido para impartir una sana
justicia, para evitarle a los jueces de conciencia el peligro de cometer
Pero ya debo ponerle término a esta defensa. Sin embargo, antes de un irreparable error judicial!
hacerlo no puedo menos que recordar un hecho que me ha impresio-
nado profundamente, y que es sin duda alguna el mayor motivo esti- Esta es la clase de hombre que vais a juzgar dentro de pocos mi-
mulante que he tenido para enamorarme, si cabe la expresión, de esta nutos. Un buen padre, buen hijo, un excelente esposo, abuelo incom-
causa penal. Desde el primer día que traté personalmente al procesado parable, un ciudadano ejemplar, amigo leal, un paradigma de virtudes
URANGO SuÁREZ, escuché de sus labios la tranquilidad que tenía y la campesinas, porque todo esto se encuentra elocuentemente acreditado
138 confianza que abrigaba en ser absuelto. Cuando le anuncié que estuvie- en proceso. ¿Se merecerá entonces, ¡un hombre así!, una honra de 139
ra preparado para presentarse a la audiencia, y cuantas veces he conver- la sociedad, orgullo de la cofradía de labriegos a la que pertenece, que
sado con él en todas las ocasiones en que he ido a visitarlo a la cárcel, ahora empiece a ser tratado con sus manos esposadas y bajo la vigilan-
siempre me ha manifestado su seguridad de que será absuelto en esta cia de los fusiles, de cárcel en cárcel, de penitenciaría en penitenciaría,
audiencia. Y o nunca le he dicho nada al respecto, porque nada podía conviviendo con los peores y más tenebrosos criminales? ¡Dios quiera
decirle ni anticiparle sobre los resultados de este dramático debate. Lo no, señores del jurado, porque él no hizo sino defender su felicidad,
único que sí le manifesté es que esta causa la defendería como propia, la tranquilidad de su hogar, la existencia de los seres más queridos a su
que me consagraría a ella con toda mi devoción y estudio, porque era corazón! Y si por algo vale la pena vivir, inclusive, perder hasta la liber-
la mejor manera de tranquilizar mi conciencia al servicio de una causa tad, es la lucha por conservar estos valores que pertenecen al espíritu,
que consideraba justa y que por ello debería comprometer todas mis que son patrimonios del alma.
fuerzas intelectuales, todos mis conocimientos jurídicos, toda la pasión
que sea posible en el análisis de una conducta humana. Y me he puesto Don RAFAEL U RANGO SuÁREz: Dios quiera que después del veredic-
a meditar sobre las razones o motivos por los cuales él siempre ha esta- to del jurado que confiamos sea absolutorio, pueda usted salir mañana
do convencido de su absolución, y no pude menos de concluir que era rumbo a su hogar a continuar al lado de su esposa, sus hijos, sus nietos,
LA DEFENSA PENAL

a seguir curvando su cuerpo sobre los surcos henchidos de semillas y


de promesa de cosechas. Dios quiera, entonces, que desde el fondo de
mi alma pueda dedicarle este hermoso poema que llevo en la memoria
desde mi adolescencia: Vuelve al campo labrador y canta y rie ante sus
promesas, porque tus surcos, trabajador infatigable) son surcos abier-
tos en la eternidad. Ve y enseña a tus hijos lo que el trabajo es: pan,
sosiego, tranquilidad, justicia, arma y bandera de la libertad.

Que Dios os ilumine, señores del Jurado

CAPÍTULO VII

DEFENSA DE JOSÉ ACEVEDO RENDÓN

140
DEFENSA DE JosÉ ACEVEDO RENDÓN

CAPÍTULO VII

DEFENSA DE JOSÉ ACEVEDO RENDÓN*

Vamos a estudiar este proceso a profundidad en todo su conten-


dido objetivo y subjetivo, en lo que tenga de cierto o de mentira, de
verdad o de error, de probabilidades o de hipótesis, para que al apreciar
y valorar todas estas circunstancias podamos sacar las conclusiones que
n1ás se aproximen a los supremos postulados de la justicia y del Derecho.

Trataré de ser lo más objetivamente posible, procuraré que mi pala-


bra sea el vehículo fiel de mis ideas, y que en la presentación de mis in-
quietudes probatorias o jurídicas no me anime sino el deseo de mostrar
un camino de equidad, un concepto de justicia, una fuente de derecho,
una brújula de orientación en la búsqueda de la verdad. Es la noble
143
misión que nos corresponde ante el jurado de conciencia, porque de
otra manera estaríamos sirviéndole a otros intereses que pugnan abier-
tamente contra la severa majestad de la justicia y los principios morales
y éticos que son la razón de ser del ejercicio profesional de la abogacía.

Para empezar, se ha dicho por la doctrina y por la jurisprudencia


que las manifestaciones del ofendido merecen credibilidad en cuanto
señalan a la persona del agresor, mas no en cuanto indica las circuns-
tancias que rodearon la comisión del hecho incriminado. Y es lógico
que esto ocurra, en sus dos aspectos. En el primer caso, porque nadie
puede tener interés en señalar como su victimario a persona distinta de

* El veredicto fue absolutorio, por unanimidad.


LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE JosÉ ACEVEDO RENDÓN

aquella que lo ha agredido, y en el segundo caso, es apenas humano que Pero esta distorsión de la verdad no es la que puede alterar el ánimo
el ofendido trate de hacer más comprometedora la situación fáctica y sereno de quien quiera encontrar aquí una realidad histórica, sino que
jurídica de su victimario. Por ello, la víctima siempre tratará de colocar lo preocupante, lo que provoca casi una controlada indignación, es que
a su agresor dentro de los mayores compromisos penales, dentro de las en el auto de enjuiciamiento se hubieran transcrito, sin salvedades, sin
circunstancias de mayor peligrosidad. Y, es que esto parece que fuera análisis, muchas inexactitudes del proceso, todo con el evidente propó-
de la naturaleza humana, la de no defender, bajo ningún punto de vista sito de que esas transcripciones pudieran influir más tarde en el jurado
a quien nos ha ocasionado un daño, bien sea en nuestros bienes, nuestro de conciencia que le correspondiera juzgar en esta causa.
honor o nuestra integridad personal. Con mayor razón si se trata de un
ataque que ha puesto en peligro nuestra propia vida, y aún más, si ese Y o no sé cómo explicaros a vosotros, sin que la palabra adquiera
ataque proviene de nuestro enemigo. tonalidades de justo enfado, la manera tan arbitraria e injusta de cómo
el juzgado de conocimiento os ha planteado la acusación contenida en
Siendo esto así tan elemental, tan de sentido común, y que para en- el auto de enjuiciamiento. Pero escuchad lo siguiente, por ahora. En
tenderlo no se necesita haber tenido en sus rnanos un manual de pruebas dicha providencia se hizo énfasis en contra del procesado en un antece-
criminales, se sorprende uno de que en este proceso se haya recibido dente criminal que jamás existió, pues se le atribuye un homicidio en
sin beneficio de inventario la declaración instructiva del occiso SER- la persona de un hennano de la víctima. Y me basta con decir, que aquí
GIO GuTIÉRREZ., Y digo que sorprende esta actitud y conducta de la está clamorosamente este proceso para desmentir dicha afirmación.
justicia, porque si vosotros le dais una lectura a dicha pieza procesal y ¡JosÉ AcEVEDO no mató, ni hirió a ningún hermano de la víctima! En
la comparáis con otras constancias del proceso;, advertiréis plenamen- cambio se omitieron antecedentes muy graves del occiso contra la vida
te que en dicha instructiva se dijeron en muy pocos renglones~, varias y la integridad personal del procesado, como lo estableceremos opor-
inexactitudes. Allí se hicieron afirmaciones totalmente contradichas a tunamente. De ahí el enorme esfuerzo probatorio que estas conductas
todo lo largo de la investigación. Una ellas fue la de que el procesa- judiciales representan para la defensa, por la mala imagen con que se le
do hizo tres disparos, cuando lo cierto fue que apenas hizo uno, ya muestra los justiciables a los jurados de conciencia, cuando en dichas
que el segundo se produjo, corno lo aseveran la mayoría de los testigos, providencias sólo se señala todo lo que los perjudica y se omite todo
cuando ambos protagonistas forcejeaban por la posesión del arma, y el lo que pueda favorecerlos. No me refiero, desde luego, al señor juez
tercer disparo, según testimonio unánime del proceso, fue hecho por el que preside esta audiencia. De allí la enorme desventaja de la defensa
propio occiso contra el procesado, cuando en el forcejeo se apoderó del en estos cautivantes y dificiles menesteres forenses, ya que al jurado de
144 arma y sin haber logrado hacer blanco en el acusado. Esta es la verdad conciencia en forma previa se busca orientarlo hacia un veredicto con- 145
1
procesal:, por lo que, si nos apartamos de ella para elaborar otras hipó- denatorio. esto se refleja en forma aún más ostensible en esta causa,
tesis, nos colocaremos en el peligro de equivocar nuestro camino en la porque como ya habremos de verlo, se nos trató con evidentes muestras
búsqueda de la histórica y reaL de deslealtad procesal, ya que de los varios memoriales que escribimos
a favor del procesado, sólo se eligieron tres renglones, de más de qui-
También afirn1ó el occiso SERGIO GuTIÉRREz, que el procesado JosÉ nientos que escribimos. Fueron transcritos de una manera tan mañosa,
AcEVEDO ya había matado a uno de su familia. Y para desmentir tan que por hacerlo así, se nos puso a decir exactamente todo lo contrario
grave afinnación, me basta el testimonio elocuente de todo este proceso de lo que escribimos. Y o no entiendo estos procederes de la justicia; no
donde no existe la más mínima confirmación a lo expresado por el occi- me explico esta manera habilidosa de refutar a los abogados defenso-
so. De haber sido ello cierto, no iba la administración de justicia, ni res; no entiendo estos debates sino como una palestra de la inteligencia,
acucioso, apoderado de la Parte Civil, a pasar por alto el aporte de una de la razón, de la dialéctica, del derecho, de la justicia, de la absoluta
prueba de tanta trascendencia. Como defensor, me basta con afirmar lealtad entre las partes procesales. Esta hermosa misión que todos cum-
que mi defendido no ha matado a nadie de la familia del occiso, y que si plimos, es una lucha desesperada y angustiosa por encontrar el camino
alguien tiene la prueba de ello, que lo demuestre en este debate. de la luz y no el de las sombras, el sendero de la verdad histórica y
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fiel, pero jamás puede ser la emboscada judicial para tratar de ganarle El juzgado superior atendió todos nuestros planteamientos y decre-
al profesional del derecho una batalla jurídica con procedimientos inde- tó la libertad del sindicado. Contra dicha providencia, el abogado de
bidos y censurables. De mi sé decir que libro las batallas en el foro con la Parte Civil interpuso los recursos de reposición y apelación. Ambos
absoluta lealtad, a los jueces, a los fiscales, a los magistrados, a los abo- recursos fueron negados, el primero, por el mismo juez superior, y el
gados de la contraparte, a los jueces de conciencia, porque no entiendo segundo, por el Tribunal Superior de Medellín. Se dijo entonces, para
la lucha por el derecho y por la justicia como la capacidad para tratar de mantener el estado de libertad de JosÉ AcEVEDO, que ante las serias dudas
hacer triunfar ciertas tesis, sino en aquella exquisita pasión, en aquella que ofrecía el proceso sobre la muerte de SERGIO ÜUTIÉRREZ, la justicia
dignidad espiritual y el decoro mental con que tratamos de buscar el no tenía camino distinto al de decretar la excarcelación del acusado.
triunfo de la verdad. Con este cautivante empeño me he consagrado a
este proceso. Ahora corresponderá a vosotros un análisis muy cuidado- Fueron tres muy bien fundamentadas providencias judiciales que
so sobre toda la controversia aquí suscitada, para que considerando acogían en su integridad los planteamientos de la defensa. Es decir, que
diferentes conceptos y tesis que aquí se han escuchado, podáis decidir JosÉ AcEVEDO RENDÓN estaba prácticamente absuelto por la justicia
tranquilam.ente y en conciencia a cuál de esas diferentes posiciones pro- de la ciudad de Medellín, a la cual correspondía en primera y segunda
cesales os debéis acoger. La defensa hará eltnayor esftlerzo dialéctico, instancia el conocimiento de este proceso.
de lógica probatoria y de claridad de pensamiento y explicaciones, para
demostraros que de acuerdo con el proceso, con la ciencia y la técnica Entonces, ¿qué pasó? Que en el año de 1964 se aprobó una refor-
criminalística, con la medicina legal y, hasta con el simple sentido co- ma judicial, en virtud de la cual se creó en esta ciudad de Andes un
mún, JosÉ AcEVEDO RENDÓN no es el delincuente que se os querido Juzgado Superior, y allí se remitió el proceso para finalizar su trámite
mostrar aquí. judicial. Dentro de este trámite, se produjo un concepto del señor fiscal
en el cual, luego de un análisis profundo del acervo probatorio, llegó a
El primer estudio que hice de este proceso la conclusión de que no había mérito para un enjuiciamiento contra el
cimiento de un juez superior de la ciudad de En dicha procesado. Y asi, es la cuarta vez en que !ajusticia se pronuncia a favor
tunidad presenté un alegato de excarcelación en el cual consignaba en de los intereses jurídicos de nuestro defendido.
forma extensa toda la convicción a que había llegado, consistente en
que SERGIO ÜUTIÉRREZ había muerto como consecuencia del segundo Pero, ¡oh infortunio! Un día, un mal día, después de cinco años y
disparo, cuando forcejeaba con el procesado por la posesión del revól- medio de encontrarse JosÉ AcEVEDO disfrutando de su libertad, es sor-
146 ver. Llegué a dicha conclusión, por estas dos razones elementales: La prendido con un auto de enjuiciamiento que vosotros ya conocéis. En 147
primera, por los tatuajes que dejó el disparo en la camisa y en la piel del dicha providencia, como lo podéis constatar antes de proferir el vere-
occiso, fenómeno indiscutible que sólo se produce en los disparos he- dicto, se contentaron con transcribir las piezas procesales pertinentes,
chos a quemanopa, es decir, a menos de un metro de distancia; y la se- sin ningún análisis, sin desentrañar su verdadero significado, aceptán-
gunda razón, por trayectoria del proyectil, de arriba hacia abajo. Esto dolas como dogma probatorio de la responsabilidad del acusado. Y así,
se explica fácilmente si se tiene en cuenta la posición de atnbos a vosotros que desconocéis las intimidades de la investigación y de to-
protagonistas en el momento del disparo: el procesado asido a la cacha dos los temas que han suscitado controversia, se os dejó a oscuras sobre
del arma, y el protagonista prendido del cañón. Argutnentamos en dicha las verdades científicas que aquí se han expuesto sin que nadie haya
oportunidad la imposibilidad de que SERGIO GUTIÉRREZ hubiera muerto podido rebatirlas. Esa providencia que se os leyó, es casi un acto de
con el primer disparo, porque dada la posición de los protagonistas, la simple mecanografia secretaria!, pero que debemos enfrentar, por las
trayectoria del proyectil tenía que ser de abajo hacia arriba, en línea graves inexactitudes que contiene.
recta o perpendicular. Se adujeron razones científicas que demostraban,
1
de acuerdo con las pruebas, que la muerte no se produjo con el primer Allí se dijo que nosotros lo que quisimos fue distraer la atención
disparo. del funcionario de conocimiento con argumentos inaceptables, cuando
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la realidad del proceso indicaba una situación distinta. No voy a cali- se le toma más compleja y su tarea, con mayor razón"" . . . . . . . . . . ,. . ,
ficar la conducta del juzgado por la injusta censura que nos hace, sino con un auto de enjuiciamiento injusto se busca convencer a un
que vosotros habréis de comprobar en el resto del debate, si tuvo o no de conciencia con unas tesis que demandan un veredicto condenatorio.
razón al calificarnos de esa manera. Por ejemplo, dice que la defensa dicha razón, una defensa como ésta, demanda un mayor esfuerzo
solicitó por escrito que al acusado le sea reconocida la justificante de parte nuestra y una mayor paciencia y atención de vosotros.
la legitima defensa subjetiva de la vida. Esto es completamente falso.
Ahí está mi memorial para desmentir aquella afirmación. Y si no estoy los debates judiciales no se pueden desarrollar así, con roa-
diciendo la verdad, el señor juez o el señor fiscal aquí presentes, podrán cuando sois vosotros los encargados de dirimir la controver-
desmentirme. Lo que expresamos fue todo lo contrario: que considerá- ......................,.... y científica, para lo cual tenéis pleno derecho de conocer
banlos innecesario plantear dicha figura jurídica ante la elocuencia de de ese debate en el auto de enjuiciamiento.
las pruebas que demostraban un homicidio accidental, porque el dis-
paro que terminó con la vida SERGIO GuTIÉRREZ se produjo cuando . . . . . . .. .,........ , . . fuera poco, para que os llenéis de la mayor perplejidad
ambos protagonistas empuñaban el arma en un forcejeo por quedar en y asombro con la conducta del juzgado en este proceso, escuchasteis
posesión de la misma. en que esta mañana se os auto de proceder, cómo en
esta se niega rotundamente hubiera existido entre pro-
N o entiendo cómo fue que se quiso ilustrar a los señores jueces de cesado y occiso un forcejeo la posesión arma. Se niega el hecho
conciencia presentándoles como tesis exclusiva de la defensa, preci- con el oculto propósito de negar el disparo mortal cuando se estaba en
samente la única tesis que nunca quisimos hacer valer; no tiene justi- esa lucha. Y o no quiero calificar esta conducta del juzgado, porque de
ficación que, de un alegato que escribimos de diez páginas, y que, de pronto al calor de la oratoria se me puedan escapar calificativos incon-
unos quinientos renglones en conjunto de todos nuestros memoriales, venientes, pero me basta refutar esa gravísima falsedad diciendo que
se hubieran escogido deliberadamente sólo dos renglones, mutilados de aquí está este proceso para desmentir esa inexacta y atrevida . . ,. . JUL.I.-'--'-'""

un extenso párrafo, por lo cual quedaron así con una idea distinta a la ción del juzgado. En el noventa y nueve por ciento los testimonios
que se desprende de la lectura del párrafo con1pleto; nadie entiende el recibidos se habló de esa lucha por arma, de ese forcejeo entre
porqué de diez páginas donde profundizamos en conceptos sobre me- protagonistas de esta tragedia.
dicina legal y balística forense, no se hubieran controvertido nuestros
argumentos científicos, como lo exigía el debate probatorio, para Uno se pregunta porqué extraña y 1nisteriosa razón la justicia que os
148 nos hubieran si teníamos o no la razón, sino que prefirieron apelar ha decidir esta controversia, os haya engañado de esta 149
a la táctica judicial indebida de desfigurar nuestras ideas, de obscurecer n1anera. es e inexcusable, injustificable,
nuestros planteamientos, de impresionar al jurado de conciencia que contra toda evidencia procesal se os haya querido mostrar una
cipándole como nuestros unos puntos de vista jamás aducidos. La ma- situación distinta. ¿Cómo se pueden cerrar los ojos y
niobra consistió, como puede verse a fs. 214, que las primeras cuarenta mente ante una evidencia tan clara, ante una realidad tan elocuente,
palabras del párrafo, con las cuales se expresaba una idea completa, ante una tan como es que entre occiso y proce-
fueron descartadas de transcripción en el enjuiciamiento, para así sado sí un forcejeopor la posesión del revólver? ¿Cómo es que se
quedar expresando todo lo contrario de lo que quisimos decir. ¿Y por os quiso con providencia llevar a un convencimiento equivocado
qué, me sigo preguntando, en lugar de esos dos o tres renglones parcia- y falso, cuando íntegro el proceso dice todo lo contrario de lo afirmado
les y amputados del párrafo expresaba una idea clara y completa, por del juzgado? Calificad vosotros proceder y
no se enfrentó el debate científico, probatorio y jurídico que planteaba decidme si ser admisible y existir alguna justificación para tan
la defensa? ¡Vaya uno a saberlo! ¡La administración de justicia también censurable conducta dentro de un auto de proceder, con el cual se pre-
tiene sus misterios y sus enigmas cuando escoge los caminos equivoca- tende una condena, con cual se juega con la libertad y el bienestar
dos para administrarla! En estas ocasiones es cuando al abogado defensor económico un hombre que en los siete años que lleva de demora y
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estancamiento este proceso, en ningún momento ha eludido la acción porque cuando sonó ese segundo disparo, estaban los dos protagonistas
de la justicia. Sencillamente es ahora víctima de una reforma judicial luchando cuerpo a cuerpo, y era de noche. Y si este argumento no fuere
que le trajo como nefasta consecuencia la de que el proceso se radicara suficiente para desmentir la grave acusación de la segunda instancia,
en esta ciudad, ya que en Medellín, como os lo había dilcho, unos ho- tenemos a una testigo de quien absolutamente nadie puede lanzar una
norables tnagistrados de Tribunal Superior, por unanimidad, y un juez mínima sombra de sospecha o de parcialidad, y es la hermana del occi-
justo y un fiscal estudioso, consideraron que JosÉ AcEVEDO RENDÓN so, GLORIA GuTIÉRREZ, quien en el forcejeo alcanzó a ver cuatro manos
no tenía porqué estar encarcelado por este homicidio, ya que no había que tenían cogida el arma, luchando por ella. Y en este momento, creo
prueba para sustentar dicha acusación. Lo mismo que dijo un fiscal de que nadie podía distinguir en la oscuridad que el procesado tuviera el
esta ciudad de Andes. dedo índice de su mano derecha, en el gatillo del revólver.

Pareciera que un duendecillo travieso se mantuviera al asecho para Pero busquemos el origen de esta arbitraria e injusta acusación del
producir inesperadas y asombrosas acciones en este proceso. Y así fue Tribunal Superior, veamos cuáles son las constancias procesales a las
como se produjo la providencia de segunda instancia emanada del Tri- que se ha hecho referencia. Y resulta que esa constancia la encontramos
bunal Superior. Cuando en forma desprevenida me consagré a su lec- es en el señor fiscal. Es el funcionario que por primera vez en el proceso
tura, a medida que avanzaba, no podía menos que sentir perplejidad y menciona ese cargo, pero no extraído de alguna prueba, sino de lo que
casi conmoción profesional como abogado, porque tengo el defecto o la vamos a constatar, casi con indignación. No sabíamos que la simple
virtud de que cuando creo que los caminos de la justicia se han equivo- opinión de un fiscal constituyera lma constancia procesal; no sabíamos
~ado, por las múltiples razones que sean, experimento cierta frustración
que el Ministerio Público con su sola palabra escrita podía acreditar la
personal en mi vocación por el derecho, en mi apego insoslayable a los realidad de cómo sucedió un hecho considerado como delito. Pero os
supremos mandatos de la justicia. vais a asombrar al saber de dónde sacó el señor fiscal tamaña prueba.
La tomó de una afirmación irresponsable de un memorial apasionado
No se explica uno como es que a un jurado de conciencia encargado
del acusador en este proceso, el abogado que representa los intereses de
de una misión tan sagrada como la de decidir si una persona es inocente
la familia del occiso. ¡Una parte interesada en la indemnización eco-
o culpable de un delito, se le trata de conducir a una condena aduciendo
nómica, de donde dependen sus honorarios profesionales de abogado,
pruebas que no existen dentro de la investigación" Sin embargo, es lo
creando pruebas en contra del acusado, sin un solo argumento para ello!
que ocurrió con la providencia del Tribunal Superior que también se os
¡Qué tristeza como ciertos abogados ejercen su profesión! ¡Por unas
150 leyó esta mañana, donde se afirma que cuando sonó el segundo dispa- 151
rútilas monedas tasando el bien y el mal, según unos versos inmortales
ro el procesado tenía el dedo indice de su mano derecha en posición
de accionar el gatillo del arma. Esto también es completamente falso. de BARBA JACOB.
Nadie ha hecho esa acusación tan grave en el proceso. Y si alguien cree
que sí, aquí está el expediente para que nos muestre dónde se declaró A_sí es como con cierta pesadumbre profesional no salimos del asom-
esa situación. ¿Por qué se afinna en dicha providencia que existen cons- bro sobre el trato discriminado que algunos funcionarios de la justicia
tancias procesales sobre ello, sin ser cierto? ¿No es acaso la costum- le otorgan a las partes dentro del proceso penal. Como en este proceso,
bre judicial la de que en un debate de esta naturaleza mencionemos las que cuando la defensa plantea una tesis, se la transcriben de tal manera
pruebas que respaldan nuestros argumentos? ¿Que las transcribamos? que resulte diciendo todo lo contrario; cuando la defensa escribe varios
¿Quién lo dijo? ¿En qué folio, señores del Tribunal Superior se puede alegatos en un número considerable de páginas, sólo le transcriben en
leer dicha acusación contra JosÉ AcEVEDO RENDÓN? Pero hay algo más forma acomodaticia en las providencias judiciales, apenas dos o tres
grave, señores del jurado, y es que, si alguien hubiera afirmado dicha renglones; cuando la defensa hace planteamientos científicos sobre me-
circunstancia, no podía ser digno de crédito, por estar en contra de la dicina legal y balística forense, para demostrar un homicidio accidental,
realidad. Hacemos esta afirmación tan categórica, en primer lugar, se le contesta diciendo que allí no hubo legítima defensa de la vida,
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tesis que no habíamos planteada en ningún momento procesal. así del occiso cuando se produjo la tercera detonación. Entonces, no se
podríamos continuar estas petjudiciales y desventajosas si- podía decir, como se dijo por el Tribunal Superior, que el acusado huía
tuaciones con en algunos casos, fortuna excepcionales, se nos en dirección contraria a la de DIOCELINA CARDONA, cuando se produjo
coloca cuando ejercemos este pero cautivante forense. el tercer disparo. Para abreviar estos temas y salir de toda esta confu-
En can1bio, aquí, acusador particular que persigue los bienes del sión en la que- nos han sumido las extravagantes tesis aquí sostenidas,
cesado hace un planteatniento falso, sin asidero alguno dentro la cau- creemos que sea suficiente demostrar científicamente, que SERGIO Gu-
sa penal, y ese planteamiento lo recoge como ley del proceso el fiscal TIÉRREz quedó herido con el segundo disparo, cuando el forcejeo por el
... ,, ....a. Superior, y luego, el mismo Tribunal lo como arma. Así quedará completamente confirmada la prueba más seria, más
~~~-. . ~- porque de existen constancias dentro del proceso, como lógica, más convincente, en síntesis, una prueba científica, una prueba
... u ...LLVJLVJu.la Parte Civil tuviera inverosímil e insólito privilegio, con que sí tiene hondura y arraigo dentro de este proceso. En primer lugar
...........,,.., . . . .. _. .,. ., con sus y de una manera indirecta, se trata de demostrar que SERGIO GuTIÉ-
todos, mismo Tribunal Superior RREZ no fue muerto con el primer disparo. Dentro de esta investigación,
y Ministerio Público en otra ocasión como caso excepcional se verificaron dos diligencias de reconstrucción
JosÉ ACEVEDO RENDÓN, ,.,.,,..,.....,.,.,,,.,. sostuvieron la inexistencia de los hechos. En la primera, los peritos designados para tales efectos,
cargo suficientes de su encontraron que en el muro, cerca al lugar donde se encontraba SER-
GIO ÜUTIÉRREZ, habi"a un orificio al parecer hecho con arma de fuego,
1-\hora os voy a a la n1ás mínima duda, cómo en revólver. Después, otros dos peritos y en la segunda reconstrucción,
aquellas instancias judiciales no se . .,., ...U\.1._._,., a f()ndo este proceso, con corroboraron lo que habían dicho los de la primera diligencia. Con-
la severidad y y análisis con se debió haber ceptuaron, además, que les dejaba la impresión de que el procesado
trazar lo que intentó con ese disparo, fue asustar a la víctima. Pero como ese
primer disparo no evidencia la intención de matar a SERGIO GUTIÉRREZ,
aquí para tratar de restarle importancia a esa huella del proyectil, se
no
han hecho las especulaciones más absurdas, como si en estas materias
de juzgar a los hombres, se pudieran imaginar hipótesis fuera de toda
la providencia del Superior,
realidad. Se han lanzado especies como las de que ese orificio pudo ha-
se afirma en forma categórica, GUTIÉRREZ muerto con
ber estado allí mucho antes de los acontecimientos investigados, o que
152 DIOCELINA con el segundo, y tercero 153
cog1o después los hechos. Se alguien haberlo hecho en forma cuidadosa con una navaja, con un
que la clara intención todo clavo o cualquier herramienta. Si esto pudiera haber sido así, resultaría
tratar demostrar que SERGIO GuTIÉRREZ no bien extraña esa coincidencia de la existencia anterior de dicho orificio
como del segundo disparo ocasionado cuando for- precisamente en el lugar de la tragedia, en el muro detrás del cual se
cejeaba por el arma con acusado. eso, sin soporte encontraba la víctima cuando el primer disparo .. Para qué forzar tanto
torio científico, con ese segundo disparo que se hirió a el entendinliento y tratar de sembrar así las dudas y confusiones con
DIOCELINA CARDONA, lo cual también niega haber sido herida con esta clase de sutilezas, cuando desde las primeras impresiones que se
tercer disparo, porque cuando esto se produjo:, SERGIO tienen al leer esas dos reconstrucciones, es que el orificio encontrado sí
revólver, hacía donde el acusado pertenece a la huella dejada por un proyectil de revólver. Y si antes no
Todo es inexacto. Lo cierto del caso es que cuando se lo habían advertido en dicho muro, ¿para qué tratar de restarle todo su
el tercer disparo por del occiso, todavía no andaba en fuga JosÉ valor probatorio a la realidad material en el momento en que la justicia
ACEVEDO RENDÓN, casi decirse que permanecía en el teatro lo observa en colaboración de cuatro peritos que lo analizan y llegan a
los acontecimientos, porque varios testigos lo ubican a unas tres varas esa conclusión?
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¡Esto pertenece a la picaresca judicial! Estas actitudes a nombre de sostener la tesis de que su lesión la recibió con el segundo disparo. Con
la justicia, cuando se busca desconocer un hecho elocuente dentro de esto y con lo que vais a conocer enseguida, se busca desesperadamente
un proceso, para con ello agravar la situación jurídica de un acusado, argutnento de que SERGIO GuTIÉRREZ no murió como consecuencia
son completamente inadmisibles y censurables. La justicia no puede del segundo disparo. Y es cuando nos dicen, y vosotros lo escuchasteis
andar con engaños y con mentiras. Todo esto me recuerda con mucha en lectura del enjuiciamiento, que la prueba de que la muerte se pro-
amargura profesional otro proceso penal donde actuaba como defensor: dujo con el primer disparo. fue el forcejeo entre víctima y procesado,
Una persona mató a otra en legítima defensa de la vida. El agresor, ya que si hubieran estado a dos o tres metros el uno del otro cuando
inmediatamente se dio cuenta de la tragedia, desesperado, 1novía a la el primer disparo, SERGIO GuriÉRREZ no habia podido prenderse del
víctima con la esperanza de que no hubiera muerto. En el acto, el homi- revólver que empuñaba ACEVEDO Rh~DÓN. Como veis, los traicionó
cida fue privado de su libertad y sometido a una incomunicación rigu- subconsciente, porque si aceptan que el primer disparo se produjo
rosa. Después, al ser llamado a indagatoria hizo sus planteamientos de ..., ...... ,"""-JI."• .., ,"'IJ forcejeaban
....,.u....... el arma, quiere decir, a cualquier enten-
legítima defensa, mostrando simplemente la ruana que portaba en ese dimiento, que JosÉ ACEVEDO RENDÓN no disparó antes, por lo cual, ese
1nomento, con varias cortadas ocasionadas por la víctima. Esta prueba, ...-...... ..-..-u~..- disparo cuando forcejeaban el arma, fue, de todas maneras,
junto con la diligencia de levantamiento del cadáver, debajo del cual disparo accidental. Esta tesis que favorecería la mistna nuestra, no la
se encontró una navaja abierta, respaldaban las palabras del acusado vamos a aceptar, porque pudiendo ser la misma conclusión del dispa-
en el sentido de haber sido atacado a 1nano armada por el occiso. Esto que nosotros defendemos, se parte de análisis y pruebas
.... ....,,.., ..,...,,...,JLLL-U.J.

era evidente. Nadie con razón lo podía desconocer. ¿Y sabéis qué clase dicho en el enjuiciamiento, es inaceptable, aunque favo-
de estrafalarios argumentos se adujeron para negar la legítima defensa rezca procesado en su riguroso análisis, ya que está probado que el
de la vida del acusado? Se dijo que el propio sindicado maliciosamente 1-u· 1 rn""~,.. disparo fue que dejó huellas en el muro del cual antes hemos
había colocado su propia navaja debajo del cadáver cuando se arrimó a hablado. Pero vais a escuchar, aunque ya se os leyó esta mañana, cómo
moverlo, con la intención de poder alegar después una legítima defensa enjuicianliento, en un inusitado esfuerzo por demostrar que SERGIO
de su vida. Y en cuanto a las varias cortadas que presentaba su ruana y GuTIÉRREZ no 1nurió con el segundo disparo y cuando forcejeaba con
causadas por la víctima, se afirmó que era una mentira muy bien urdida, el procesado, vino a admitir esta tesis, pero con el primer disparo, y
ya que lo más probable fue que dicha ruana se la entraron al detenido a cuando el occiso estaba aferrado al cañón del revólver. Escuchad: La
la cárcel, escondida entre un colchón que le permitieron esa misma no- prueba de que SERGIO GuriÉRREZ murió con el primer disparo, fue el
che de la tragedia. Resulta hasta ridículo pensar de esta manera. ¿Cómo forcejeo entre los dos, ya que si hubiera estado a dos o tres metros el
154 atribuirle a una persona que en su desespero por haber acabado de matar uno del otro cuando el primer disparo, SERGIO GuTIÉRREZ no habia 155
a aun hombre, tenga la frialdad y capacidad mental para aprovechar podido prenderse del revólver, lo que si podia hacer a un metro de
dicho momento tan trágico y prepararse un serio argu1nento para su distancia. ( Fs. 309).
defensa, colocando su propia navaja debajo del cadáver de la víctima?
¿Y, que su fan1ilia, para proporcionarle otro argumento para alegar su En ténninos de pura lógica, no podemos discrepar de lo leído, por-
legítima defensa, le hubiera llevado a la cárcel escondida una ruana con que si había una lucha por el arma, los protagonistas no podían estar a
varias cortadas y dentro de un colchón? dos o tres metros de distancia el uno del otro. La defensa, con ánimo
calculador, podía decir que sí, que el enjuiciamiento acierta en hablar
Algo muy parecido se nos cuenta en este proceso. Vamos a ver la de la muerte con el primer disparo y cuando se forcejeaba por el revól-
1nanera, no digo ingeniosa, porque el ingenio es para la creación positi- ver. Pero no. No nos vamos a aprovechar de estas equivocaciones e
va, de cómo se tergiversan también aquí, ¡y de qué manera!, los hechos inexactitudes de la justicia para ganar un trofeo forense. Tenemos que
materia de la investigación y ahora de vuestro juzgamiento. Recordáis ser fieles al proceso, a lo realmente probado, que no es cosa distinta a la
con qué malabarismos mentales y probatorios se quiso den1ostrar que de que el primer disparo fue el que dejó huella en el muro, y el segundo,
DIOCELINA CARDONA no fue herida con el tercer disparo, para así poder el que produjo la n1uerte de SERGIO GuTIÉRREZ en las condiciones ya
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vistas. Irónicatnente, defensa quedaba en posición a calle donde estaba el procesado,


en el aspecto principal en qué con cual se afirmación de que el primer disparo hubiera
circunstancia de modo se el disparo sido que causó la tragedia. a tan importantes diligencias pro-
SERGIO estaba cogido del cañón cesales, la justicia, por peritos honorables
con el acusado. designados uno se pregunta con natural asombro y
""""""~'". . .. ., diligencias no se hubieran tenido
acusado al Estado que lo
señores de la justicia colombiana,
representó ninguna importancia?

enJutctar por
a daros cuenta
justicia se tomó una
hecho de que
"''"'1''-'-'--'U' .... '"' disparo, y

en el cuer-
C>1"<:>~1'Y'>a..-."t-a descendiente, y

así lo constata

.......,,m."'.... '=" ocasión, con las


_.__._..._,v_......_..__._ "",....,,r•..-,,..,,..,,..,""'".-"" '-'-U''-".._.,., ... .,,"· decretaron
...,,._....,Jl ......v
rn ,,.....,,..-. las

el
156 157
1

es UVIJ'V.Il.~"<4 ..Lll.llVJLL ... V

grave de la posición
esto hubiera ocu-
a una persona, justicia
u ..... ¡..JVLJJLVJLV.u.vu. Si hubiera ocurrido
......Jl._,...__""'"'""''"" legistas habrían
saben lo necesario
r1CU~r>1r,1n<''"- 1'"' 0 " ..-.r.·.-rn-¡a "'·nar--.a.--. definir muchas veces la autoría de
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un hecho delictivo o su justificación. es lo que ocurre en esta causa. tatuaje no solo sobre la camisa que llevaba puesta ese día, sino también
¿Pero porqué el Tribunal quiere sembrar la duda?, Porque con su extra- en la piel. De ahí que la conclusión irrefutable es la de que el disparo se
vagante teoría, sin ningún soporte en el proceso, busca sacar avante su produjo estando la víctima a menos de un metro del arma que produjo
afirmación de el disparo mortal fue hecho en forma nP.1'"MIP.~'11rl 1 ' el disparo. Y todo el proceso suministra la prueba jamás desmentida
y que al chocar con la costilla, se desvió hacia abajo ... __.,. ._,. ._""""'"'."" ni puesta en dada razonable, de que a menos de un metro de distancia
dad procesal es que el proyectil recorrió sin ningún obstáculo sólo estuvieron los protagonistas cuando estaban asidos por el cuerpo,
costilla derecha hacia abajo, cuando el occiso estaba aferrado al entrelazados, forcejeando por la posesión del revólver, que fue cuando
del revólver en la lucha con procesado. para negar esto, la justicia se produjo el disparo mortal. Y si tenemos en cuenta que el procesado
ha tenido que hacer toda esta clase de malabarismos n1entales, con lo fue el inicial poseedor del arma, quien la tenía lógicamente asida por las
cual ha conseguido no solo traer hasta el banquillo de los acusados a cachas, por lo cual a SERGIO GuTIÉRREZ no le quedaba otra opción sino
JosÉ AcEVEDO colocándolo así en peligro una larga conde- de cogerla por el cañón, y no sólo cogerla, sino colgarse de él, apuntan-
na, sino perturbar un correcto esclarecimiento de los hechos y tratar de do contra su propio cuerpo, nos lo dice su propio amigo y compañero
sembrar dudas donde ha imperado la verdad. de diálogo aquella noche, el señor REINALDO ARRoYAVE.

Siendo algo de tanta trascendencia, debemos ahondar un poco más N o tengo que traer aquí tratados de Medicina Legal o de Balística
en el tema. El proyectil que terminó con la vida de SERGIO GuTIÉRREZ Forense para sustentar mis tesis científicas, porque sé que los funciona-
causó una herida en la s~:otima costilla derecha a un centímetro de rios judiciales y del Ministerio Público aquí presentes, no podrán des-
su inserción en el esternón. Esto anatómican1ente el virtuar procesalmente ni científicamente mis afirmaciones sobre esta
proyectil no atravesó ningún hueso que pudiera desviarlo, sino un car- materia.
tílago. Y cartílago en su acepción verdadera no es más que un tejido
blanquecino y elástico que se añade a dertos huesos para prolongarlos, Es que también a favor de mis tesis está la investigación misma. Son
propiedad esta que tienen todas las costillas en su extremidad, cuando testimonios insospechables, desde todo punto de vista. El mismo amigo
hacen su inserción en el esternón. siendo esto así, sin necesidad de del occiso, REINALDO ARRoYAVE, en otro de sus testimonios, afirma que
consultar un atlas de anatomía, ¿cómo es que para poder acusar de un SERGIO GuTIÉRREZ estaba colgado del tambor del revólver, circuns-
homicidio se dice que una superficie ósea desvió el pro.yectil, cuando la tancia que cualquiera entiende que él mismo tenía el arma en dirección
verdad es que se trataba de un cartílago que no pudo desviarlo? Por eso, hacia abajo,, hacia su propio cuerpo. Y la propia hermana del occiso,
158 la trayectoria del proyectil, como lo dice sin duda alguna la diligencia LucÍA C+uTIÉRREZ dice haber visto las cuatro manos sobre el revólver. 159
de necropsia, fue de arriba hacia abajo, dirección explicable si se piensa ) . . ~ si esto es así, si el disparo mortal ocurrió en las condiciones en las
en el occiso, co1no consta del proceso, colgado del cañón del revólver. que afirman bajo juramento estos dos testigos tan cercanos por la amis-
tad y la sangre al occiso, es decir, un disparo a quemarropa, nada más
Entonces, con1o corolario de todo lo anterior tenetnos que con el úni- lógico que hubiera quedado tatuaje en la camisa y en la piel del occiso,
co disparo que se pudo lesionar SERGIO GuTIÉRREZ, fue con el segun- lo que no poclia ocurrir con un disparo a más de un metro. Además, si
do, cuando disputaban cuerpo a cuerpo por el arma. Existe una regla, o el occiso estaba colgado del cañón del revólver, resultaba apenas natu-
mejor, un principio científico, o mejor dos principios, uno de medicina ral que producido el disparo en dicha posición, su trayectoria tenía que
legal y otro de balística forense para saber a qué distancia se hizo un ser de arriba hacia abajo, tal como quedó descrito en la diligencia de
disparo, y son estos: Si en el cuerpo o en las vestiduras del lesionado necropsia.
quedó tatuaje, quiere decir que el disparo se hizo a menos de un metro
de distancia, y si no dejó dichas huellas, significa que el disparo fue Además, qué otTos aportes procesales, por si no fueran ya suficientes
hecho a más de un metro de distancia. Y sabemos por la diligencia de los anteriores, nos hacen pensar que SERGIO GuTIÉRREZ sí murió con
necropsia que nadie sería osado en refutar, que el occiso presentó dicho el segundo disparo. Recibió una herida tan grave, que los médicos la
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calificaron como esencialmente mortal, es decir, extraordinariamente ............... .~~..~~.._, ... u probatorio y con que he
grave. Y si esta misma herida la hubiera recibido con el prirner disparo, muy mala gana, entonces,
¿creéis vosotros que SERGIO GuTIÉRREZ habría sido capaz de empren- argumentación, que mi
der la lucha por la posesión arma, de la cual nos habla todo este ...,.n,fHIIII' llevaros a vuestro a-n-r-a-.-.,_..,,
proceso, estando tan gravemente herido? ¿Con esa lesión esencialmente de que defendido JosÉ
grave y con tan dañino recorrido en el cuerpo de la víctima, iba a ser en este 1nomento ya
capaz el occiso de sostener sin desmayar esa lucha, de triunfar en así, conviene analizar
chas condiciones tan desventajosas sobre un hombre vigoroso y robusto .._.__..¡;;;.,_'"'_.__,~.._._...,.,...,'-'y sacar de allí la conclusión
como el procesado? Es decir, que figuran en esta causa un noventa y
nueve por ciento de las pruebas indicativas de que aquella herida mortal
se produjo fue con el segundo disparo. mismo con-
pasado no le ha causado
Con las anteriores premisas probatorias y científicas, probada la nos irrogado de tiempo
muerte de SERGIO GuTIÉRREZ con el segundo disparo, acusado JosÉ y contra nuestra propia vida. Y
AcEVEDO RENDÓN no es responsable de homicidio, porque fue un dis- occiso contra el procesado. Si sido todo lo
paro accidental, porque nadie sabe, se sabrá jamás cómo se accionó _.__._...,U'_.__._...,_.__._ ...,.__,,,.,_.__...._.., y expresado aquí para
el gatillo para producir el disparo. Sólo sabemos que fue dentro de una Pero como se trata del
lucha de los dos protagonistas, donde según propia hermana del occi- graves son estos anteceden-
so, cuatro manos estaban sobre el arma en los momentos de/forcejeo. no exagero al decir que JosÉ
banquillo de los acusados, o
Y, aunque no es de mayor trascendencia el tema, conviene decir del destino. va-
unas pocas palabras sobre el primer disparo. Hemos creído firmemente
que con ese disparo, AcEVEDO RENDÓN no quiso matar a SERGIO Gu-
TIÉRREZ. La razón es muy simple: disparó a unos dos metros y medio
de la víctima, distancia a la cualquiera es capaz de dar en el blan-
co, aun más inexperto en el manejo de las armas de fuego. Por eso,
160 como lo vimos antes, los peritos de la diligencia de reconstrucción de 161
los hechos, dijeron que con ese disparo lo que se buscó fue atemorizar a
la víctima y no herirla. Y, no podía, además, existir dicha intención, por
todo lo que vimos al principio, porque siendo eltnuro de un metro con
treinta centímetros, el orificio causado por proyectil quedó solo a una
altura de ochenta centímetros, lo que le indicar a cualquiera
que disparado un revólver en esa dirección, a dos o tres metros, no hubo
la más mínima intención de dispararle a SERGIO GuTIÉRREZ, que estaba explicable ACEVEDO RENDÓN se
detrás del muro, sino la de asustarlo. un estado e intenso dolor, por graves e
injustas provocaciones anteriores la víctima. Desde vigencia de
A estas alturas de mi intervención, la mente me rechaza totalmente plan- nuestro Código Penal, colombiana, por motivos menos gra-
"'-'--'''-'-!-JJ, ..~ ofensa reconocido el atenuante del estado
tearos otra opción a vuestro veredicto, distinta a la de no responsabilidad
en el hon1icidio investigado. Creo sinceramente que os he podido llevar _.__._. _.__ . . .. _. _._, __, dolor, ofensa grave e injusta, como se consagra en
ya a este convencimiento, con toda lealtad a las constancias procesales y con el nuestro estatuto punitivo.
LA DEFENSA PENAL DEFENSA DE JosÉ ACEVEDO RENDÓN

Creo que no tengo que hacer ningún esfuerzo mental para evidenciar forense, los que tengan más lógica, los más claros, los más sinceros, y
ante vosotros que las ofensas anteriores de SERGIO GuTIÉRREz al proce- acogedlos para concluir con la respuesta que debáis ofrecer desde el
sado, fueron graves e injustas, y podríamos hasta utilizar los correspon- sagrado estrado que ahora ocupáis. Si así lo hiciereis, la sociedad y la
dientes superlativos de gravísimas e injustísimas, para no hablar sino de justicia os quedarán por siempre agradecidos.
una de ellas, como fueron las lesiones que el occiso le causó al proce-
sado, lo que originó una investigación penal por tentativa de homicidio,
por haber disparado con arma de fuego contra ACEVEDO RENDÓN, ha-
biendo hecho blanco en su cuerpo en las cuatro ocasiones. Por fortuna
esos disparos no tuvieron graves consecuencias, pero la investigación
no prosperó porque el agresor era en ese entonoes un menor de edad.
Decid, si no, si éste solo antecedente no seria suficiente, para cualquier
jurado de conciencia del mundo, para adrnitir en justicia, en derecho y
en conciencia, que la actuación del procesado AcEVEDO RENDÓN, se
produjo dentro de un estado de ira e intenso dolor, por grave e injusta
provocación de la víctima. Pero Dios quiera que no tengáis que acudir
a este veredicto subsidiario, porque por los mismos motivos de obrar en
conciencia, en derecho y en justicia, el veredicto principal con el cual
se debe cerrar esta drarrLática etapa judicial, es el de la absolución, con
un no es responsable.

A vosotros no se os ha traído aquí para que expreséis con un veredic-


to vuestra solidaridad con los poderes de la administración de justicia,
sino para que en forma independiente expreséis vuestro convencimien-
to íntimo. Sólo se os pide que digáis lo que es un clamor de vuestras
conciencias; que tengáis en cuenta que un error que cometáis en contra
del procesado, será ya un tremendo error judicial irreparable; que si du-
162 dáis entre absolver y condenar, sabed que según inviolables principios 163
morales y de derecho positivo, siempre la duda debe resolverse a favor
del procesado. Así se ha procedido siempre a través de toda la cultura
del derecho milenario, porque según todos los tratadistas de pruebas
criminales, es preferible absolver a mil culpables que condenar a un
solo inocente. Es norma consagrada en nuestro código de procedimien-
to penal, que si bien obliga a los jueces en derecho, con mayor razón
para los jueces de conciencia.

Pesad todos los argumentos, los 'que ha formulado el enjuiciamiento


y el ministerio público y los presentados por la defensa, y escoged entre
unos y otros. Elegid los mejores, los'más convincentes, los que consul-
tan mejor las constancias procesales, los que tienen un vigoroso e irre-
batible respaldo en los principios de la medicina legal y de la balística

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