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Denes Martos - Previsión Por Escenarios
Denes Martos - Previsión Por Escenarios
¿Qué es un “escenario”?
Un poco de historia
Una de las primeras grandes empresas que comenzó a utilizar el método fue
la Royal Dutch Shell. Usualmente se suele celebrar a Pierre Wack y a Ted
Newland como las personas que, en la crisis que se desató poco después,
supieron prever el súbito aumento de los precios del petróleo mientras los
directivos de la Shell no identificaron la tormenta que se avecinaba. Estos
aplausos, si bien muy merecidos, están dirigidos a la obra equivocada. El
mérito de Wack y su equipo no fue el de haber adivinado el futuro (que no lo
adivinaron, estrictamente hablando). El gran mérito fue conseguir
“desapoltronar” la mentalidad de la alta gerencia de la Shell, demasiado
confiada en la “lógica” de las variables económicas y demasiado
acostumbrada a una larga estabilidad.
Conceptos básicos
Las historias
Los componentes
El esqueleto o columna vertebral de un escenario está dado por lo que se
llama un conjunto de “fuerzas impulsoras”. Estas fuerzas son factores
dinámicos de índole económica, social, demográfica, tecnológica, histórica,
etc. etc. elegidos por su alto grado de incidencia sobre la cuestión a analizar.
El problema con esto es que dicho lenguaje tiende a convertirse muy pronto
en una jerigonza apta sólo para iniciados. Todas las profesiones tienen su
propia jerga, siendo que los economistas y a los abogados son, quizás, el
ejemplo clásico de ello. Del mismo modo, cuando en un equipo alguien
empieza a hablar en términos de “... pero si Gran Sorpresa se llega a dar
vamos a tener que bajar el arsenal motivacional, no sea cosa que terminemos
en Big Bang...” es inevitable que todos los que están fuera del equipo
relacionen esto con algo así como una manifestación de demencia precoz...
Interpretar escenarios
La construcción de escenarios
El escribir escenarios es, en muy última instancia, una tarea bastante libre e
individual. Si bien el trabajo de reducir la complejidad del mundo actual a un
modelo manejable es un típico trabajo de equipo, la expansión de este
modelo simplificado a una nueva complejidad depende mucho de la
creatividad de quien lo haga.
La pura verdad es que no existe ninguna norma fija para escribir escenarios.
Si uno repasa tan sólo un poco la literatura al respecto, muy pronto se hace
evidente que, así como no hay un procedimiento establecido para escribir una
buena novela de ciencia-ficción, tampoco hay modelos rígidos para escribir
buenos escenarios. Con lo cual a nadie se le puede impedir que escriba malos
escenarios. De hecho, sobre todo en el ámbito periodístico, existen intentos
de “análisis por escenarios” saturados de evaluaciones estadísticas, un
lenguaje hermético y afirmaciones tan sensacionales como ambiguas cuya
única virtud es la de halagar el esnobismo intelectual de su autor.
Con todo, si uno se atiene a un mínimo de sentido común y a lo que han
hecho quienes durante años se han dedicado al tema, no es tan difícil aislar al
menos algunos lineamientos principales para la construcción escenarios
robustos y bien estructurados.
Características de calidad
• Narrativa.
• Multiplicidad
• Progresividad
Como tercera característica, los buenos escenarios no son ficción pura sino
que trazan cierta relación del presente con el futuro. No debe confundirse
esto con la técnica estadística de las extrapolaciones y proyecciones (aún
cuando muchos escenarios pobremente construidos contengan este error). No
se trata aquí de describir un futuro – o varios – como una proyección
estadística cuantificada. De lo que se trata es de describir esos futuros pero
incorporando los trayectos para llegar a ellos. Los buenos escenarios siempre
son más narrativa que estadística. No “calculan” un futuro estadio final sino
que describen el futuro a través de una trama de hechos que se relacionan
con cierta lógica, siendo que – con suma cautela y cuidado – el escritor de la
narrativa ha salpicado quizás algunos puntos de esa trama con el condimento
de lo fortuito.
Los pasos
Si bien hay que insistir en que no existen reglas fijas para construir
escenarios, una buena práctica recomienda cuatro pasos:
Reducir la multiplicidad
Por otra parte, también rara vez algo súbito y violento – como una revolución
por ejemplo – es, al mismo tiempo, definitivo en Política. La Unión Soviética
colapsó. La enorme mayoría de las colonias españolas en América cambiaron
una dependencia de España por una dependencia de los Estados Unidos.
Yugoslavia estalló en mil pedazos; Checoslovaquia se partió en dos. Alemania
se reunificó. Las cosas “definitivas” – en la medida en que algo es “definitivo”
en esta vida – por lo general vienen lentamente. Responden mucho más al
modelo de “Evolución-Involución” que al modelo de “Conflagración”. Por más
que al principio de un largo camino evolutivo (sembrado, por otra parte, de
muchos altibajos) se pueda detectar alguna gran conflagración que haya
gatillado el inicio del proceso.
Por último, hay que tener también bastante cuidado en cómo se desarrollan
estas tramas. Si bien hay un amplio margen para la creatividad, tampoco es
cuestión de sentarse a escribir fantasías. Las tramas deben tener cierta
“lógica” interna siendo que esta “lógica” es lo que estructura al argumento en
un todo coherente. Gran parte de la plausibilidad – es decir: credibilidad – de
un escenario, depende de su lógica intrínseca.
Presentación
La presentación es, pues, una cuestión vital y, en este orden, una de las
cuestiones más discutidas y debatidas es la de cuantos escenarios hay que
escribir. Hace algunas décadas atrás lo usual era presentar tres y a lo sumo
cuatro. Hoy en día muchos proponen cifras de entre dos y cinco.
Con todo, un “repertorio” de tres escenarios sigue siendo el más popular. Por
regla general este repertorio incluye una visión “optimista”, una visión
“pesimista” y una “realista”. Los defensores de las tríadas sostienen que tres
es un buen número y permite cubrir un espectro amplio con un repertorio
compacto. Los detractores, a su vez, afirman que las tríadas constituyen una
invitación a desechar los escenarios “extremistas” con lo que todo el mundo
termina concentrándose en lo más “razonable” al equiparar,
subconscientemente, razonabilidad con probabilidad.
Cuando nos encontramos con que el rango entre dos resultados es tan amplio
que no nos ofrece un cuadro utilizable, deberemos considerar una de dos
alternativas:
• O bien no tenemos suficientes datos o conocimientos para trazar un
escenario confiable y, por lo tanto, el escenario no puede ser construido;
Esta es la clase de falacia en la que caen quienes se guían por los escenarios
que divulgan los medios masivos de difusión. Estos medios, en la casi
totalidad de los casos, representan, o tienen, intereses bastante específicos.
Los escenarios que presentan al gran público rara vez son exhaustivos y en la
enorme generalidad de los casos se limitan, ya sea al escenario más optimista
que conviene a los intereses propios o al más pesimista que menos conviene
a los intereses contrarios. La teoría dice que un ciudadano, consultando la
opinión publicada de varios medios, tendrá la posibilidad de escuchar al
menos “las dos campanas” y, por consiguiente, podrá estar bien informado.
En la práctica, sin embargo, lo que recibirá será un rango de opiniones tan
amplio y divergente que la información no le será de ninguna utilidad
práctica. Por eso es que, mientras en teoría la opinión pública debería servir
de base de referencia para las decisiones políticas, en la práctica la peor base
que un político puede elegir para tomar sus decisiones es precisamente esa
opinión pública que reflejan los medios masivos de difusión. El periodismo es
un constructor de escenarios muy poco confiable.
Con todo, es muy cierto que resulta en extremo difícil despojarse por
completo de nuestra tendencia a estimar probabilidades subjetivas. Siempre
habrá un escenario que nos parecerá “más probable” que los demás. Si
tenemos que elegir uno de un repertorio de tres o cuatro, casi
indefectiblemente terminaremos eligiendo el que nos parecerá “más
verosímil”, siendo que “verosímil” no es sino un eufemismo que sugiere
“probable”. Pero, aun así, es preferible que los lectores de los escenarios
decidan por si mismos sobre esa “verosimilitud” y no que la misma le sea
adjudicada por el mismo autor de la serie.
Estrategias
Fuerzas impulsoras
Escenario 2: Anarcaos
Análisis
• Una dificultad cierta del Poder del Estado para controlar efectivamente las
transacciones financieras y los medios de pago.
El próximo paso
“Si algo puede salir mal, saldrá mal; y en el peor momento” es la Ley de
Murphy básica. Más vale que estemos preparados para enfrentar sus
consecuencias. Para eso existe otro método: la Administración de Riesgos.