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Nota de la autora. Este artículo ha sido elaborado a partir de las aportaciones realizadas por el
dr. Manuel Faraco y Fabián Melamed, expertos en Trastornos de la Conducta Alimentaria.
1. EL DIAGNÓSTICO
Trastorno anoréxico evitativo: que se caracteriza por una disminución del peso que
tuene que ver con un control con la ingesta, pero no tanto con una cuestión relacionada
con la imagen corporal. Los criterios diagnósticos son:
En ambos casos sigue apareciendo un tema central en relación a la imagen corporal, pero no
llega a presentar características psicóticas.
Hay una mayor Inteligencia Emocional tanto en las pacientes como en sus familias
Mayor cobertura de la patología por seguros médicos
En los casos prepuberales (6-12 años) no se lleva a cabo un diagnóstico de TCA, sino que se
habla de proceso de imitación, es decir, donde hay un niño que presenta características de TCA hay
que volver la mirada a lo que puede estar pasando en la familia, incluso cuando la madre oculta
todas estas conductas.
Para hacer un buen diagnóstico hay que tener en cuenta que la EDI (uno de los instrumentos
diagnósticos que más se emplean) no discrimina conductas sino actitudes de riesgo.
También hay que recordar toda la presión social que hay en relación a las dietas y la delgadez. El
mensaje dirigido a la mujer es que DELGADEZ= ÉXITO SOCIAL, y esto ejerce una gran
influencia en ellas. Por otra parte está demostrado que las dietas restrictivas fracasan siempre, la
clave en la alimentación está en la porción y en la variedad, no en la restricción.
En relación a las familias, no hay que olvidar que la comida es un buen sitio para “hacer un
pulso” entre los hijos y los padres. Hay que tener cuidado con esto y SACAR LA COMIDA DEL
CONTEXTO FAMILIAR COMO ELEMENTO RELACIONAL. DE LA COMIDA HAY
QUE DEJAR QUE SE ENCARGUE EL HAMBRE. La comida puede aparecer como el
elemento triangulador en la familia y esto es lo que hay que romper.
También hay que estar muy atentos a las imitaciones y a los posibles factores psicóticos que
pueden aparecer, haciendo un buen diagnóstico diferencial con TOC.
En relación a las causas genéticas, los estudios apuntan a que puede aparecer alguna
predisposición genética, pero no vinculada directamente con la aparición de un TCA. Por otro
lado, nunca hay que perder de vista un factor fundamental: los factores medioambientales.
En relación al concepto de CURACIÓN, hay que tener muy claro que “no hay bicho que matar
porque el bicho es uno mismo”. En estos casos, hay que aclarar antes qué se entiende por
“curación”. Si se habla de remisión total de síntomas y acercamiento normalizado a la comida, se
puede hablar de curación. Pero no hay que olvidar que un TCA “no lo tiene quien quiere sino
quien puede”, es decir, hay que tener en cuenta los factores genéticos, características psicológicas,
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las variables sociales y culturales, y las características familiares para entender que “no hay que bajar
la guardia”, que la atención siempre estará presente para evitar una “recaída”. En este sentido, la
curación pasa por la “asunción de una alerta encendida de por vida”.
2. LA FAMILIA
El 43% y 26% de hermanas y madres respectivamente han tenido rasgos clínicos para el
diagnóstico de TCA comparado con el 5% y 5% respectivamente en población normal
(estudio retrospectivo, Strober, 1998)
El modelo estético parental expresado afecta la relación con el cuerpo y en segundo
lugar al peso (Kelly, 1999)
La identificación positiva con la madre tienen mejor autoestima, menor insatisfacción
con su cuerpo y menos problemas con su alimentación (Hahm Smith, 2001)
Las familias con un miembro con TCA presenta menos expresividad y cohesión que las
familias control (Benningham, 2003)
Hay una mayor presencia de depresión y ansiedad en padres (De Simone, 2003, Espina,
2004)
Los grupos de riesgo según EDI presentan mayores puntajes en problemas de
funcionamiento en familias (Mc Grane, 2004)
Los grupos control presentan más apego seguro que en TCA, que presentan un apego
más evitativo (Latzer, 2005)
En relación al mantenimiento, hay una serie de interacciones y atribuciones que, si bien, no han
generado la patología, son un aporte para su sostenimiento o potencianciación. Igualmente, hay
pautas que se instalan progresivamente, en el momento en que la patología está en estado sub
clínico y se fortalecen en la medida que el cuadro se agrava.
Reflexionando sobre todo esto, ¿se puede llegar a plantear que la familia “tenga la culpa” de la
aparición de un TCA en uno de sus miembros? La respuesta puede pensarse en relación a los
siguientes puntos:
Hay hallazgos que presumen un aporte genético y de crianza, como factor de riesgo para
adquirir TCA, aún así
Estos tres niveles, causante, mantenedor y víctima, están interconectados; y como medio para
conseguir un mayor éxito terapéutico, la puntuación de secuencia que más conviene es ver a la
familia como “víctima de la patología”, igual que a la paciente. Este juego de “externalización”
elimina culpas, favorece la cohesión a la hora de trabajar, y rompe resistencias. Desde esta
perspectiva, es fundamental que el clínico se reflexione sobre la puntuación de secuencia de la que
parte a la hora de evaluar e intervenir sobre un caso.
Evitación de conflictos
Aglutinación/ indiferenciación
Triangulación / sobreprotección: se vive la autoridad como algo amenazante, se instalan
procesos de ansiedad. En la triangulación hay que pensar cuánto es que el chico quiere
salvar a sus padres o cuánto no quiere/tiene miedo/ no puede afrontar su propia
independización.
Ruptura de fronteras intergeneracionales
Desjerarquización / alteración de rol.
Rigidez / falta de resolución de conflictos
Dificultad para enfrentar situaciones nuevas
En relación a estas características, cómo operan las funciones parentales en los TCA:
Función nutricia/ proxemia inestable: hay una mitología del sacrificio, dan mucho, dan
de modo narcisista, sin pensar si el otro necesita o no lo que se le da. Se da una pseudo
nutrición, por proyección, que no permite una buena diferenciación. Hay un apego
evitativo, con una identificación proyectiva.
Es importante dejar claro que no hay más patología en las madres que en los padres, lo que hay
es un modelo cultural machista donde la presencia en la crianza de las madres es manifiestamente
mayor que de los padres.
4. TRATAMIENTO
Modelo psicoanalítico: el estudio del apego humano y sus patologías son cruciales para
entender y modificar la construcción de lazo. Particularmente el concepto de apego
ansioso, describe muy bien el entrelazamiento íntimo de estos pacientes con su entorno
más próximo, particularmente en el área de la pareja e hijos.
MODELO MULTIMODAL:
terapéutica.
Para que el tratamiento funcione es fundamental que las familias confíen en el terapeuta, es la
única manera de que las chicas también lo hagan. Si la familia no confía difícilmente podremos
establecer un vínculo seguro con las chicas, que permita trabajar.
La estrategia
LA COMIDA TIENE
AUTONOMÍA PROPIA, EN
PRIMER LUGAR HAY QUE
ATAJAR EL TEMA CON LA
COMIDA
La técnica
1. Psicoeducación: hay que explicar a la familia todo lo relacionado con el síntoma, para
que confíe en nosotros (manierismos con la comida, efecto de la comida en el peso, el
tema de los espejos, vigilancia en el baño, comer lo que pauta el profesional…) El
nutricionista no trabaja directamente con la familia porque no es un tratamiento
nutricional, sino psicológico. El nutricionista da pautas a los profesionales y la familia
tendrá que hacer lo que éstos digan.
Es un abordaje directivo, haciendo equipo la familia con los profesionales
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En caso de pacientes adultos, lo ideal es que vuelvan a vivir con los padres, en caso de no ser
posible la idea es: “Yo soy lo que hago ahora con lo que la patología hace conmigo”; se puede
elegir entre hacer caso a la patología o aplicar técnicas dejarme ayudar.
Primera fase
• La familia como recurso, es fundamental averiguar dónde poder vincularse con la familia
• Hacer foco en los recursos
• Evaluar si hay patología familiar o impacto de la patología en la dinámica familiar
• La familia está limitada por desjerarquización, el temor, la crisis, y está desesperanzada
• Evaluar si la familia es un elemento etipotagénico, sostendor o potenciaciador
Se evalúa:
Estructura familiar:
o Niveles de autonomía intrasistémica
o Diferenciación de los subsistemas, jerarquía parental, fronteras, nivel de
conflictividad parental
Comunicación/reglas
o Patrones comunicacionales disfuncionales, particularmente aquellos que apuntan
a establecer estrategias de evitación de conflictos (sustitutiva, indirecta,
explosiva)
Información y disposición
o Conocimiento de la patologóa
o Disposición al esfuerzo sostenido
o Reactividad y violencia
LA COMIDA ES LA MEDICINA.
UNIDAD PARENTAL
LÍMITE INTERGENERACIONAL
DESTRIANGULACIÓN
Segunda fase
Cuando se alcanza el peso deseado un una estabilidad anímica, el objetivo será dar lograr
autonomía en áreas de toma de decisiones.
En esta fase se suelen dar las recaídas, que hay que enfocarla como una oportunidad para ver
qué parte del sistema no está funcionando: pareja, familia, trabajo…
Si la familia reacciona mal a la autonomía de la paciente habrá que trabajar con ella; la paciente
tiene que aprender a negociar su autonomía. Se trabaja desde la autorregulación emocional.
Es todo un proceso madurativo. Hay que lograr la mayor normalidad: que la paciente se pese,
vuelva al gimnasio…
Tercera fase
Fundamental en el tratamiento:
2. Grupos abiertos
3. Autoayuda, guiada por el terapeuta
4. Contacto extra grupal incentivado y supervisado (salidas terapéuticas, llamadas, redes
sociales…)