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MARUXA VILALTA

Teatro
Los desorientados
Un país feliz

Soliloquio del Tiempo }


Un día loco Trío
La última letra
El 9
Cuestión de narices
Esta noche juntos, amándonos tanto

TEZONTLE

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO

., '
Primera edición, F.C.E., 1972

Todo este teatro esperándome, para que diga algo


de él. Y o, que lo he creado. . . ¡Absurdo! Total-
mente absurdo: por eso lo haré; diré algo de él.
En algunos días, y noches también, y otros días
más, fueron surgiendo las piezas. Se me fueron
imponiendo. Y ahora están todas aquí: reunión
extraña.
Las obras que f arman este volumen -ocho en
total- se estrenaron en el lapso de poco menos
de diez años: de 1960 a 1970. Han sido reunidas
precisamente en orden cronológico de estreno, de
modo que así me referiré a ellas.
Primero, Los desorientados. Obra de juven-
tud. Todas (claro, todos los que no lo eran) me
reprochaban ser demasiado joven. Tengo la suerte
de que todavía me lo reprochen. Los desorienta-
dos nació en f arma de novela, de la que, con asom-
bro, vi agotarse ediciones. En un país donde -hay
que reconocerlo- se lee tan poco como en el nues-
D. R. © 1972 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA tro, los lectores vorazmente se llevaban ejempla-
Av. Universidad 975, México 12, D. F. res de las librerías. Margarita Nelken escribió:
Impreso en México "Una de las primeras novelas que incorporan la
[7]
Esta noche juntos,
amándonos tanto
(farsa trágica sin intermedios)

- " (t¡,"TA. Noc.H1:. .l\H~"fOS AMANl>ONoS .l"A\ol\O···"


--
~
1
Esta noche juntos, amándonos tanto ganó el premio "Juan
Ruiz de Alarcón", de la Asociación Mexicana de Críticos
de Teatro, a la mejor obra de 1970. Se estrenó en el
Teatro del Granero de la ciudad de México, el 10 de abril
de 1970, con los actores Roberto Dumont (después, José
Luis Castañeda) en el papel de "Él"; Pilar Souza,
"Ella", y Carlos Pouliot en los demás papeles. La direc·
ción de escena fue de la autora, con escenografía de Féli-
11). edición: diciembre de 1970 da Medina y Lucía Álvarez al armonio.
Esta noche juntos, amándonos tanto es una sátira
del egoísmo y del odio; trata, por lo tanto, de
exaltar el amor.
Los nombres de Beckett, M ax Frisch, Jean Genet,
Strindberg, lonesco, Arrabal y otros han salido a
relucir, comparando su teatro al mío, con motivo
del estreno de ésta, mi pieza más reciente. Se ha
hablado de "vanguardia" y de "teatro del absur-
do". De simbolismo. Y de humor negro. Personal-
mente, prefiero no poner etiquetas. Trabajé según
la línea que juzgué más conveniente, con la idea de
que el público cada vez está menos dispuesto a to-
mar en serio un sermón aleccionador y, en cambio,
podemos llegar a él en forma eficaz a través de la
crítica o de la sátira. Lo que el melodrama no con-
seguirá puede obtenerlo la farsa. En vez de presen-
tar las desdichas y lamentos de determinados per-
sonajes que, contra la voluntad del dramaturgo,
pueden llegar a parecer ridículos, queda el camino
de tomar a otros personajes totalmente distintos,
éstos negativos, "no-héroes", y ridiculizarlos, vol-
verlos grotescos a base de mostrarlos equivocados
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en su manera de pensar y de sentir. Tales son, en presente el mundo de afuera. Cuando, precisamente
mi obra, "Casimiro" y "Rosalía": egoístas, abyec- para tratar de huir de sí mismo y de escapar a la
tos, ruines, presentan en escena una caricatura trá- vez de la convivencia con ella, decide él abrir la
gicamente grotesca de los extremos a los que pue- "ventana aislante", de la calle llega algo para
den conducir la incomunicación voluntaria y el odio ambos insoportable: amor. Prefieren volver a ce-
entre los seres humanos. Así, partí de persona;es rrar y seguir solos en su cotidiano infierno.
negativos para obtener el mensaie positivo, cons- Mundo angustioso y obsesivo, con diálogos, por
tructivo. "Casimiro" y "Rosalía" son vieios y están lo tanto, intencionalmente reiterativos y aparente-
casados, pero lo mismo podrían no estarlo y serió- mente sencillos, es, pues, éste de "Casimiro" y "Ro-
venes. Son personaies que pueden darse a cualquier salía". El círculo destructor se inicia en la primera
edad y tener cualquier parentesco o relación entre frase y se cierra al terminar la obra. Mas quise, y
sí: lo que los une es el odio; lo que importa es que comprendo que fue osadía de mi parte, fragmentar
son incapaces de sentir amor. Y más cruel que gri- este círculo cerrado de ellos dos con el contrapunto
tar lo mucho que se detestan es su empeño en a/ir, de las constantes irrupciones del mundo exterior
mar que se áman para así meior seguir ator"!en- (frecuentes llamadas de la vecina) y el aludir tam-
tándose. bién a ese mundo exterior mediante la lectura en los
"Él" y "Ella" dedican su "agradable velada" a periódicos de noticias de guerra y de violencia o
destruirse el uno al otro y a regociiarse con el mal el recordar que la humanidad ha padecido (y pa-
aieno. Viven aislados, lapidados en el mundo de dece aún, por lo que no está de más insistir en ello)
pesadilla que ellos mismos han creado, sin añorar la opresión de dictadores criminales. En estas oca-
"los hiios que no tuvieron" porque su mismo egoís- siones, cuando se trata de negar ayuda, celebrar el
mo se los impidió, atentos a cualquier ocasión de mal aieno, aplaudir crímenes, "Casimiro" y "Ro-
periudicar al próiimo (anónimo del cartero) y sin salía" se unirán, se solidarizarán. Para volver inme-
perder oportunidad de herirse mutuamente o de diatamente a atormentarse al quedar nuevamente
e

impedir el uno al otro (simbolismo del teiido y del solos, el uno frente al otro, sin el recurso siquiera
tabaco) escapar de sí mismo. Cuando alguien llama de la imaginación que, para celebrar el mal, sale de
a su puerta el eco agranda esa llamada, que los esa odiosa casa.
aterra, o indigna, o molesta; en todo caso, que se Creo (y ésa es la idea que realicé) que los per-
agiganta en la imaginación de ambos al hacerles sonaies de "El General", "El Policía", "El Verdu-
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go'', "El Guardia del Campo de Concentración", ! ria a la muier enferma, que realmente entra pero
"El Soldado" y "El Dictador" deben ser lineales, que viene directamente del mundo exterior, siempre
deben ser caricaturas, deben ser arquetipos, para irreal, siempre impalpable para "Él" y para
que lo que uno representa pueda hacerse extensivo "Ella". En cuanto a las diapositivas, han sido asi-
a muchos "generales" similares o dictadores que en mismo elegidas para hacer pensar no solamente en
el mundo han sido. Y son. De manera que no traté \ el dictador que representan sino también en dicta-
de satirizar a dichos personaies-tipo con ironía, sino dores similares y para mostrar no sólo el episodio
que los expuse en la forma lo más obvia que pude, 1 del que se habla sino también otras escenas iguales
como muestra, para que "Él" y "Ella" los admira- de odio y de destrucción que sucedieron ayer y ocu-
ran y aplaudieran y fuera ahí, en esa reacción de rren hoy y que, por desgracia, se preparan ya para
la nefasta pareia, donde entrara la ironía del autor. mañana. Estando la obra en escena, diariamente
Los mencionados personaies-tipo (y las diapositi- he leído en los periódicos noticias y descripción de
vas que se proyectan, a las que, prácticamente, están hechos similares a los citados en la pieza. Sigue
integrados) a veces corresponden a una ilustración habiendo similitud, por eiemplo, entre las condi-
de las noticias leídas en el periódico (como en el ciones higiénicas en las que se describe vivían los
caso del General), o traen a escena personaies men- prisioneros de campos de concentración durante
cionados en un diálogo implícito entre "Él" y la segunda Guerra Mundial y aquéllas en las que
"Ella" mientras permanecen inmóviles (como en viven actualmente algunos grupos de obreros que
el caso del Dictador). En otras ocasiones (el Poli- trabajan para fuertes empresas. Entre las fotos (do-
cía, el Guardia del Campo de Concentración y la cumentales verídicos) que se exhiben durante las
primera intervención del Soldado), substituyen par- representaciones, hay una de niños muertos en bom-
te del texto que se leería en el periódico. Y otras bardeo fas cista sobre la ciudad de Barcelona du-
veces aún (el Verdugo) son mezcla de exposición rante la guerra civil española: fotografía cuya
de pensamientos de "Casimiro" y "Rosalía" y subs- existencia por sí sola iustif ica para mí el haber
titución del texto del periódico. De cualquier ma- escrito esta obra y iustificaría el trabaio de toda
nera les di forma real en escena por formar parte, una vida.
en cierto modo, del mundo interior, subietivo -úni- Esta noche juntos, amándonos tanto: farsa trá-
co que para ellos es real-·- de "Casimiro" y "Ro- gica sin intermedios. Efectivamente, no hay pausa
salía" y, en cambio, representé en forma imagina- ni tregua en el quehacer de odiarse de "Él" y
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"Ella" y de odiar a los demás. Por otra parte, du- de empezar los ensayos con los actores, ella y yo pa-
rante el curso de la representación, ¿cómo rompería samos gloriosas horas tomando ca/é, comiendo
el espectador consciente este círculo cruel del mun- "gruyere" y pan negro y fabricando la música: yo
do de "Casimiro" y "Rosalía" para volver después hereje y ella religiosamente; yo dictando el am-
a posesionarse del ambiente en el que la farsa trans- biente o efecto deseado y ella realizándolo con téc-.
curre? nica brillante.
En resumen, obra ésta sin concesiones a la taqui-
M. V.
lla y que molestará a mentes reaccionarias, hablan-
do en términos de política, y a espíritus no menos
retrógrados, hablando en términos de arte.
Quise para la farsa un título irónico. Y en cuanto
a la dirección de escena, traté de aprovechar al má-
ximo las ventajas del teatro-círculo, haciendo que
el público participara lo más posible del espectácu-
lo. Pedí a la escenógrafa Félida Medina, quien con
talento captó y realizó mi idea, que subrayara la
sordidez del ambiente y redujera aún más el ya
pequeño espacio del Teatro del Granero, la pri-
sión en la que se encierran "Casimiro" y "Rosalía",
para lo cual se trató de acercar el suelo (recubierto
de periódicos y de fotografías de "Él" y de "Ella"
a diferentes edades) al techo, del que colgaron
enormes telarañas hechas con madejas de lana. Y,
para acentuar aún más el tono de irrealidad e inco-
municación, añadí música de un armonio que está ''
en escena. La joven pianista de la Escuela de Músi-
ca de la Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico, Lucía Álvarez, se convirtió en organista. Antes
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Personajes Estancia-comedor con puerta de entrada a la .
casa, asegurada con un gran cerrojo, y salidas a
ÉL habitaciones interiores. Una ventana. Mesa de
ELLA comedor redonda, cubierta con carpeta descolo-
rida. Un aparador antiguo. Demás muebles, todos
EL GENERAL - EL POLICÍA - EL VERDUGO - EL viejos. Acumulación de objetos y adornos inúti-
GUARDIA DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN - EL les. Mantones de periódicos en el suelo, contra
una pared. Telarañas. Polvo. Ambiente sórdido.
SOLDADO - EL DICTADOR. (Papeles que interpre-
Es como un abigarrado almacén de cosas viejas,
tará un solo actor.) entre ellas los dos únicos habitantes de la casa,
Él y Ella. Él fuma pipa y Ella teje.*

ÉL.-Hoy también.
ELLA,-lgual que ayer.
ÉL.-Lo mismo que mañana. Estamos solos en

l
,,
casita.
ELLA.-Solos con nuestro amor.
ÉL.-¡ Con nuestro gran amor! Podemos disfru-
tar de la velada.

* En las funciones de la temporada de estreno en México, una


ejecutante tocó el armonio en escena.

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ELLA.-¿ Qué haremos hasta que sea hora de la ELLA.-¡ Abrir la ventana que da a la calle! ¿Y
cena? los ruidos de afuera? . ¿Y la gente, las voces?
ÉL.-Esperar, querida, esperar a que sea hora ÉL.-Las risas.
de la cena. .. ELLA.-Sí, sería terrible. Oiríamos las risas.
ELLA.-Sí, esperar. . . Si fueran las ocho sería ÉL.-No te preocupes, no vamos a oírlas.
hora de la cena, pero no son las ocho. ELLA.-Veríamos a la gente.
ÉL.-Falta mucho para que sean las ocho. ÉL.-No la veremos, por fortuna. Fue una gran
ELLA.-Sí, falta mucho. (Un silencio). Llueve. idea instalar aquí una ventana aislante.
ÉL.-¿ Cómo? ELLA.-Fue una gran idea.
ELLA.-Está lloviendo.
ÉL.-Ni ruidos, ni lluvia, ni luz, ni gente. Nada.
ÉL.-No creo.
ELLA.-N ada. Gracias a la ventana.
ELLA.-Estoy segura.
ÉL.-De vidrio aislante.
ÉL.-En fin, qué más da.
ELLA.-De seda aislante.
ELLA.-Sí, qué más da.
ÉL.-De piedra aislante.
ÉL.-Que llueva o que no llueva, nosotros no
estamos bajo la lluvia. . ELLA.-De arena.
ELLA.-No. ÉL.-De polvo.
ELLA.-De tierra.
ÉL.-Los que estén bajo la lluvia, allá ellos.
ELLA.-Allá ellos. (Un silencio.) Entonces, ad- ÉL.-¿ Oyes ahora? ... El silencio.
mites que llueve. ELLA.-El silencio. (Una pausa.) Deberíamos
ÉL.-No llueve. Podemos comprobarlo si quie- instalar también una puerta aislante.
res. Podemos abrir la ventana. ) ÉL.-lmposible.
ELLA.-¡ Qué dices! ¡Abrir la ventana! ELLA.-¿Por qué?
ÉL.-Estaba bromeando.
ELLA.-No la abrimos nunca. ¡Esta ventana no
la abrimos nunca!
! ÉL.-Se quejarían.
ELLA.-¿ Quiénes?
ÉL.-Los demás ... , la gente. Empezarían a ar-
ÉL.-Estaba bromeando. mar escándalo. Que si no abrjamos, que si llevába-
ELLA.-Casimiro, no vuelvas a asustarme así. mos años aquí encerrados, que si teníamos venta-
ÉL.-N o quise asustarte, Rosalía. nas aislantes, puertas aislantes ...
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ELLA.-No tendrían por qué enterarse. Nadie ELLA.-¡ Bah, una secretaria!
nos visita. No tenemos parientes. ÉL.-Cada mañana le ordenaba sacar punta a los
ÉL.-Ni amigos, por fortuna. lápices de mi escritorio: todos los que iba a utili-
ELLA.-Por fortuna. zar y también todos los que no iba a utilizar. Cada
ÉL.-Pero si tuviéramos una puerta aislante se mañana archivábamos los expedientes que debían
enterarían. Alguien llamaría. archivarse y sacábamos del archivo aquéllos que
ELLA.-Sí, siempre hay alguien que llama. debían revisarse para después volverse a archivar.
ÉL.-El lechero, por ejemplo. Era un trabajo muy importante.
ELLA.-Puedo despedirlo. ELLA.-Muy importante, no lo niego. Pero no
ÉL.-El tendero. llegaste a jefe.
ELLA.-Lo despediría también. ÉL.-Fui segundo jefe. Tenía mi despacho pri-
ÉL.-Entonces tendríamos que salir de casa para vado.
comprar alimentos. ELLA.-De cristal. Ni siquiera de madera.
ELLA.-¿Salir de casa? Eso sería terrible. ÉL.-¡ Mano firme con los de abajo! Y o siempre
ÉL.-Terrible, sí. Y de todos modos, alguien aca- supe mandar.
baría por llamar. Se enterarían de que teníamos
una puerta aislante e irían a denunciarnos a la po- 1 ELLA.-Un segundo jefe no es lo mismo que un
jefe de verdad. Por eso ahora con tu pensión no al-
licía. canza para nada.
ELLA.-¿ Tú crees? ÉL.-No tenemos casa propia pero nunca hemos
ÉL.-La gente es capaz de todo. hecho amistad con los vecinos del edificio, no pue-
ELLA.-¡ Y tener que vivir en un edificio!. .. des quejarte. Nunca hablo con nadie.
Claro, con tu pensión no podemos vivir en casa pro- ELLA.-Yo tampoco.
pia. ¡Si por lo menos hubieras llegado a jefe antes ÉL.-Cuando iba a la oficina nunca saludaba si
de jubilarte! encontraba a alguien por la escalera.
ÉL.-Una oficina del gobierno es un lugar impor- ELLA.-Si los saludas estás perdido.
tante para trabajar. No cualquiera puede trabajar ÉL.-Sí, así se empieza. Así acaba uno hacién-
en una oficina del gobierno. í dose de amigos.
ELLA.-Pero no llegaste a jefe.
ÉL.-Tenía empleados a quienes mandar.
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l ELLA.-¡ Qué horror!
ÉL.-¡ Desastroso! (Un silencio.)
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ELLA.-(Suspira.) A veces, al anochecer, cuan- ÉL.-Sí, treinta años.
do llueve, pienso en ellos. ELLA.-¡ Cómo pasa el tiempo!
ÉL.-¿ En quiénes? ÉL.-¡ Cómo pasa!
ELLA.-En los hijos que no tuvimos. ELLA.-Hubiera jurado que sólo tenían diez
ÉL.-Sí, yo también pienso en ellos. A veces. años.
ELLA.-¿Muchas veces? ÉL.-Te confundes, querida, te confundes. Las
ÉL.-No. Pocas. que tenían diez años cuando dejaste de verlas eran
ELLA.-Yo solamente cuando llueve. Como las mellizas de tu hermana, pero de eso hace ya
ahora. veinte años porque a tu hermana no la tratas. Tú .
ÉL.-Ahora no llueve. creías que también ibas a tener mellizas.
ELLA.-Y o no lamento no haberlos tenido. ELLA.-Y tú te empeñaste en que fueran niños.
¡Hasta en eso tuviste que imponer tu voluntad!
ÉL.-Y o tampoco.
ÉL.-¿ Yo? De ninguna manera.
ELLA.-Si no los tuvimos fue porque no pudi-
ELLA.-¡ Y ahora nuestros hijos van a cumplir
mos.
treinta años!
ÉL.-Porque no quisimos.
ÉL.-Menos mal que no los tuvimos.
ELLA.-El RH y esas cosas.
ELLA.-Menos mal. (Un silencio.) Un derecho,
ÉL.-Tú, que decías que ibas a arruinarte el
basta, un revés ...
cuerpo.
ÉL.-¿Qué tejes hoy?
ELLA.-Tú, que no tenías tiempo para educar
ELLA.-(Muestra el tejido, de forma indefinida
hijos. a la vez que estrambótica, hecho con lana gruesa.)
ÉL.-Nunca se habló del RH. Ya lo ves, lo mismo que ayer.
ELLA.-En fin, no tiene importancia. ÉL.-¿ Y estás a punto de terminarlo?
ÉL.-Claro que no la tiene. ELLA.-No. Me falta mucho todavía.
ELLA.-Total, unos niños más o menos ... ÉL.-Cuando terminas una cosa es el vacío, es
ÉL.-Y a no son niños. Pronto cumplirán treinta el final, es la nada. Es como si algo hubiera muer-
años. to. Sé lo que este tejido representa para ti, Rosalía.
ELLA.-¡Treinta años ya, los hijos que no tuvi- ELLA.-No representa nada. Es mi tejido nada
mos, nuestros gemelos! más.
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~'
ÉL.-Te ayuda a v1v1r. Sería terrible que lo ÉL.-Habrá que afrontarlo.
terminaras. ELLA.-¿Te das cuenta? Tendremos que abrir,
ELLA.-No necesito que me ayuden a vivir. hablar con la gente.
ÉL.-En fin, debes estar prevenida. ÉL.-Supongo que sí.
ELLA.-Tendré cuidado.
ÉL.-Cuando menos se espera, un desenlace fa- Vuelven a llamar. El eco no es ya impresio-
tal, una flor que se marchita, un tejido que se ter- nante, aunque si insistente. El miedo que Él y
mina, una ilusión que muere ... Ella sintieron se ha convertido en indignación.
ELLA.-Creo que descansaré un rato. {Deia
el tejido.) ¡No sé qué haría sin tu cariño, Casimi- ELLA.-¡Cómo se atreven! No contestes, ya se
rito ! cansarán.
ÉL.-¡ Qué haría yo, mi Rosalía, sin tu amor! ... ÉL.-Será molesto oírlos.
ELLA.-Deberíamos instalar una puerta aislante.
Golpes en la puerta. Alguien llama. El ruido ÉL.-Y a te he dicho que no es posible.
se reproduce varias veces, exageradamente, en
forma de impresionante eco. Él y Ella se miran, Llaman otra vez. Eco.
asustados.
ELLA.-¿Quién podrá ser?
ELLA.-¿ Llaman? ÉL.-¡Qué extraño!
ÉL.-¡ Llaman! ELLA.-Muy extraño.
ELLA.-No puede ser. ÉL.-Lo mejor será abrir y deshacernos de ellos
ÉL.-Los dos lo hemos oído. cuanto antes. Iré yo. (Va hacia la puerta de en-
ELLA.-Será enfrente. O abajo. trada.)
ÉL.-No. ELLA.-Y o me voy a la cocina:
ELLA.-¿ Por qué no?
ÉL.-Porque cuando llaman enfrente no se oye Ella sale. Él descorre, con gran ruido, el ce-
aquí. Ni cuando llaman abajo tampoco. Alguien ha rrojo, abre y no da tiempo de hablar a quien
llamado a nuestra casa. llama: un personaie absolutamente real, aunque
ELLA.-¿ A nuestra casa? Pero eso es terrible. se le representa siempre en forma imaginaria.
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ÉL.-Aquí no es. Se equivoca de casa. ¿Cómo? .. . ELLA.-Sí, es peligroso.
La nueva vecina. Usted es la nueva vecina .. . ÉL.-Si le doy una aspirina hoy, mañana puede
Efectivamente, señora, no la conozco. (Se dispone a volver y pedir bicarbonato, sal, patatas, que le ha·
cerrar, pero la vecina insiste.) ... ¿Del cinco, dice? gamos la comida, que se la llevemos.
Vive en el cinco ... Frente a nosotros, sí, estamos ELLA.-Sí, les haces un favor y estás perdido.
cerca ... (Muy a pesar suyo.) Bueno, si quiere pa- Por eso yo no· le di su carta.
sar, pase, señora, pase ... ÉL.-¿ Qué carta?
Se hace a un lado y el personaje imaginario ELLA.-(Le muestra un sobre.) Mira: "número
entra. Casimiro lo observa, en actitud repro- cinco", dice aquí. Es para ella. Esta mañana la
badora. echó el cartero, por equivocación, por debajo de
nuestra puerta.
ÉL.-¿ Qué?. . . Se siente mal. Una aspirina .. .
ÉL.-¿El cartero? ¡Cómo se atreve!
No, no es molestia, pero no tenemos aspirinas .. .
ELLA.-Estoy segura de que fue él porque lo oí.
No, ni una sola, señora. Ni una sola aspirina ni
Llamó y dij o "¡cartero !"
nada que -se le parezca en toda la casa ... ¿Era
ÉL.-¡ Qué desfachatez!
todo? (Se apresura a abrir la puerta.) ¡Se marcha
ELLA.-Y como no fui a abrir, echó la carta por
ya, cuánto lo siento! ... Sí, yo también he tenido
debajo de la puerta.
mucho gusto, sí, encantado. Hasta la vista, seño-
ra, adiós ... ÉL.-Sabe perfectamente que nosotros no recibi-
mos cartas.
Cierra la puerta tras el personaje imaginario ELLA.-Lo sabe, ¡pero la gente es de un egoísta!
y vuelve a echar el cerrojo, asegurándose de que (Rompe la carta.) Esto es para la basura.
queda bien puesto. Entra Rosalía.
ÉL.-¿ Has oído? Busca a su alrededor y no encuentra donde ti·
ELLA.-Todo. ¡Es el colmo! ¡Atreverse a pedir· rar los papeles rotos. Abre el aparador, los mete
nos una aspirina! Hiciste muy bien en no dársela. dentro y se las arregla para volver a cerrar, em·
ÉL.-Claro que hice bien. Hacer un favor a la pujando arrugados recortes de telas de diversos
gente siempre es peligroso. ¿Y si te lo agradecen? colores que salieron del mueble, desbordante de
¿Y si con ese pretexto quieren hacer amistad? cosas, apenas se abrió.
[422] [423]
¡

ÉL.-Ese cartero cometió un error imperdonable.


; ELLA.-Sí, administrador a secas. Para que vea
ELLA.-lmperdonable, sí. que eres tan importante como él.
ÉL.-Me quejaré. Voy a escribir a la adminis- ÉL.-0 más. (Escribe.) Administrador Gene-
tración de correos para que lo despidan. ral de Correos. Presente. Muy señor mío. La-
ELLA.-¡ Casimiro, qué gran idea! mento mucho tener que dirigirme a usted para po-
ÉL.-Así aprenderá a no cometer errores. J
ner en su conocimiento una grave falta ... (Se inte-
ELLA.-Así aprenderá a no traernos más cartas. 1
rrumpe.) No, una les parecerá poco. (Escribe.)
Te daré en qué escribir. Para poner en su conocimiento graves faltas come-
tidas por uno de sus subordinados ...
Se apresura a abrir nuevamente el aparador y
ELLA.-El que se haya equivocado de número
revuelve objetos inútiles: los recortes de telas,
también puede parecerles poco. Pon que roba las
madejas de lana enredadas, agujas de tejer tor-
,cartas. O que se queda con objetos de valor.
cidas, calcetines viejos, pedazos de vajilla rota
ÉL.-Eso es mentira.
y, entre todo eso, tazas, platos, vasos y cubiertos.
ELLA.-Y bien, Casimiro, y bien, no vas a retro-
Encuentra papel y sobre, bastante arrugados tam-
bién. Vuelve a meter las demás cosas en el :ceder ahora. Es ese hombre o nosotros.
apara~or, en desorden, empujando para poder
ÉL.-No tengo inconveniente en inventar lo que
cerrar. sea. (Escribe.) Me refiero al cartero de nuestra
,calle, quien pierde la correspondencia, la destruye
ELLA.-Toma, aquí tienes papel y sobre de los o la roba.
que traías a casa cuando ibas a la oficina. ELLA.-¡ Muy bien! La roba.
ÉL.-Menos mal que los encontraste. ÉL.-(Escribe.) Hace poco se extravió sin llegar
ELLA.-Los había guardado bien. Como con el a mis manos un sobre con un cheque. No tengo
dinero de tu pensión no alcanza para nada ... pruebas de que el cartero sea el responsable, pero
ÉL.-Me dirigiré al administrador general en sí me constan otros abusos. Ayer mismo lo vi rom-
persona ... Con letra de molde; será un anónimo, per un paquete entero de cartas.
desde luego. (Escribe.) Señor Administrador ... ELLA.-¿Lo viste?
{Se interrumpe.) No, "señor" no. Pondré "admi- ÉL.-¡ Cómo voy a verlo si no salimos de casa y
nistrador", a secas. la ventana es aislante!
[424] [425]
ELLA.-Sí, claro, cómo vas a verlo. paganda. Como con el dinero de tu pensión no al-
ÉL.-(Escribe.) Vecinos de esta misma calle me canza para nada ...
han dicho que también ellos frecuentemente dejan ÉL.-No es necesario que alcance para estampi-
de recibir su correspondencia. llas puesto que no escribimos cartas.
ELLA.-¿ Y si preguntan? ELLA.-Y a ves, nunca se sabe. (Encuentra las
ÉL.-No faltará quien les diga que ha dejado de estampillas y se las da.) Toma, aquí están.
recibir una carta. (Escribe.) Lo cual le hago saber ÉL.-Sí, nunca se sabe. . . (Terminó de escribir
para que se tomen las medidas necesarias. Mi caso el sobre y pega las estampillas.) ¡Me parece impo"
es lo de menos. Se trata de la protección de todos sible ! ¡Escribir una carta, yo! ¡Dirigirme a alguien
los ciudadanos. de afuera!. . . Claro que el fin lo justifica. Voy a
ELLA.-¡ Eso es, habla de los ciudadanos! Así perjudicar a ese cartero.
pareceremos patriotas. ELLA.-"Vamos" a perjudicarlo.
ÉL.-Ahora pondré el nombre de nuestra calle, ÉL.-Hasta ahora tú no has hecho nada. Pero
para que identifiquen al cartero. (Escribe.) aún estás a tiempo. El problema subsiste. Tendrás
ELLA.-¿ Y si hay dos carteros en nuestra calle? que salir a llevar la carta al buzón de abajo.
ÉL.-Tanto mejor. Así mataremos dos pájaros ELLA.-¿ Cómo? ¿Salir de casa? ¡De ninguna
de una pedrada. manera!
ELLA.-¡ Perfecto! ¿Pero entonces crees que dará ÉL.-Yo no lo haré. No estoy dispuesto a encon-
resultado? ¿Lo echarán? trar a alguien por la escalera. No voy a arriesgar-
ÉL.-No lo sé. Por lo menos nosotros habremos me a que me dirijan la palabra.
hecho lo posible. ELLA.-Pero, querido, por favor ...
ELLA.-Eso sí, nuestra conciencia está tranquila. ÉL.-lnútil. Prefiero no quejarme.
Seguro que sospecharán de él, desconfiarán ... ELLA.-¿ Y que ese hombre se quede sin castigo?
ÉL.-El sobre. . . (Toma el sobre y empieza a ¡Eso sí que no!
escribir en él. Se interrumpe.) Pero hay un pro- ÉL.-Toma entonces. (Le da la carta.)
blema. Para enviar la carta hacen falta estam- ELLA.-Pero, Casimirito, ¿y si yo encuentro a
pillas. alguien? ¿Y si me hablan? ¿Y si me sonríen?
ELLA.-Yo tengo. (Busca otra vez en el apara- ÉL.-Es difícil. Tu rostro no invita a sonreír.
dor.) Las guardé una vez que mandaron una pro- ELLA.-¡ Está bien! Si no queda más remedio ...
[426) [427]
Quita el cerroio y abre la puerta. Con precau- ELLA.-¿ Viste algo?
ción asoma la cabeza y mira hacia todos lados. ÉL.-Desde luego que no. Para eso tenemos una
Se decide y sale de prisa, no sin cerrar la puerta ventana aislante.
tras de sí.) ELLA.-Siempre temo que el mecanismo se estro-
pee; que la ventana deje de ser aislante.
ÉL.-( Ríe.) ¡Corre, Rosalía, corre!. . . Vas a
ÉL.-Las ventanas aislantes nunca se estropean.
pasar miedo, por esa escalera ... (Serio.) El miedo
Cuando las instalas, es para siempre.
no es una sensación agradable. . . (Se acerca a la
ELLA.-Si se estropeara veríamos la calle, oi-
ventana.) Si no f uern por esta ventana, vería a la
ríamos a la gente.
gente, allí abajo. Los vería a todos, inmundos esca-
ÉL.-Las ventanas aislantes no se estropean. Es-
rabajos. Alguno sería capaz de mirar hacia aquí,
tás nerviosa, Rosalía. Debes ~ontrolarte.
de sentirse con derecho a preguntarme algo. Algu-
no sería capaz de dirigirme la palabra; de subir ELLA.-La próxima vez que haya que salir de
y llamar a la puerta de mi casa. . . ¡Los hay que casa irás tú.
dicen ser felices! Pero hasta aquí no llegarán sus ÉL.-La próxima vez ya veremos. Es difícil que
voces. Sus palabras no me interesan... tengamos que salir.
ELLA.-¿Por qué tuviste que enviarme a mí?
Ella entra apresuradamente y cierra la puerta. ÉL.-Cálmate, querida, cálmate.
ELLA.-¿ Qué hacemos ahora? Falta mucho para
ELLA.-¡ Y a está!
que sea hora de la cena.
ÉL.-El cerrojo. No olvides el cerrojo.
ÉL.-Sí, falta mucho.
ELLA.-No lo olvido. Nunca lo olvido. (Echa el
ELLA.-¿Dónde habré dejado mi vestido?
cerroio.) Dejé la carta en el buzón y no encontré
ÉL.-Lo traes puesto, querida, lo traes puesto.
a nadie.
ÉL.-Bueno, pues asunto terminado. La piedra ELLA.-Éste no. El que estoy haciendo. El del
ya está lanzada. Podemos felicitarnos. maniquí.
ELLA.-Hicimos algo de provecho el día de hoy. ÉL.-El del maniquí debe de estar en el maniquí.
ÉL.-Sí. Hicimos algo de provecho. ELLA.-Voy a buscarlo.
ELLA.-¿Mirabas por la ventana?
ÉL.-Sí. Sale.
[428] [429]
ÉL.-¿Dónde demonios puedo haber dejado la ELLA.-Pero, querido, ése es problema tuyo. Yo
pipa? ... (La busca por la habitación.) no uso calzador. (Él guarda la pipa.) ¿No vas a
seguir fumando?
Ella entra con el maniquí, que trae puesto un ÉL.-No. Por ahora no.
ridículo vestido de colores chillantes. ELLA.-Hacer un vestido no es cosa fácil, claro,
pero no podemos pagar una modista con el dinero
ELLA.-Tenías razón: el vestido del maniquí es- de tu pensión ... (Él ríe ante el maniquí.) ¿De qué
taba en el maniquí. te ríes? Es un bonito vestido.
ÉL.-¿ Tienes alguna idea de dónde dejé mi ÉL.-Un papagayo, querida. Con esto puesto
pipa? parecerás un viejo papagayo.
ELLA.-(Admira el vestido del maniquí.) ¿Qué ELLA.-No vamos ahora a discutir de modas.
te parece? ¿No es precioso? ÉL.-Por supuesto que no.
ÉL.-(Encuentra un botón.) ¡Un botón rosa!
ELLA.-Tengo que ir a preparar la cena.
¿Qué está haciendo aquí un botón rosa?
ÉL.-Sí, queridita, ve ...
ELLA.-Déjalo donde estaba. Algún día puedo
tener un vestido de color de rosa y necesitar un bo-
Ella sale.
tón rosa. Coh el dinero de tu pensión no alcanzaría
para comprarme un botón rosa.
ÉL.-(Ríe.) ¡Exactamente un viejo papagayo!. ..
Sacó del aparador un cojín con alfileres y em-
De pronto deja de reír y le arranca el vestido
pieza a arreglar el vestido sobre el maniquí,
al maniquí.
hacer pliegues, prender alfileres, etcétera.

ÉL.-Bueno, pues la pipa sigue sin aparecer ... ÉL.-¡ Oh, esto está mejor, mucho mejor!. ..
(La encuentra.) ¡Ah, por fin, aquí está! 1
~

ELLA.-Has tenido suerte. Recuerdo aquella Acaricia el cuerpo del maniquí, con movi-
vez que buscaste el calzador más de una semana mientos a la vez lascivos y grotesco_s. Empieza a
seguida. bailar un tango con él. Termina de bailar y ha-
ÉL.-Y tú no me ayudaste a encontrarlo. bla al maniquí.
[430] [431]
l

ÉL.-¿ Cómo? ¿Usted también es soltera? Sí, se- siempre que dan las seis de la tarde me siento 'ca·
ñorita, sí, eso se ve, eso se siente. (Pellizca al ma- paz de enamorarme.
niquí.). . . ¡Oh, no, no, le aseguro que no pienso
ponerme impertinente!. .. ¿Con promesa de matri- Ella entró hace unos momentos y observó el
monio? Bueno, no sé si llegaremos a tanto. (Se ale- final de la escena. Parece encantada.
ia con el maniquí del brazo.) . .. Sí, yo pienso hacer
una carrera brillante; me lo merezco. Pasaré al es- ELLA.-¡ Casimiro, era yo!
critorio próximo al mío, y después al otro y al otro. ÉL.-¿ Cómo?
Dentro de veinte escritorios más llegaré al del jefe; ELLA.-Sinvergüenza ... , estabas haciéndome el
lo tengo perfectamente calculado. Sí, mi meta es amor ... El maniquí era yo.
ser jefe. Mandar. ¡Dar órdenes! ¡Eso es lo único ÉL.-Sí. Eras tú hace treinta años.
que cuenta: dar órdenes! Y yo estoy perfectamente ELLA.-¡Treinta años ya! ¡Cómo pasa el tiem·
dotado para dar órdenes, señorita, perfectamente po!
dotado. Cene conmigo esta noche y se lo explicaré ÉL.-Y a entonces no eras ninguna jovencita.
con más detalles ... (Empieza a ponerle el vestido al maniquí.)
ELLA.-No, no, déjalo así. ¡Desnudo! Es mi
Ríe con el maniquí y baila con él nuevamen- cuerpo.
te: ahora un vals cursi. ÉL.-¿ Tú cuerpo este maniquí? Por eso siempre
te quedan mal los vestidos que te haces.
ÉL.-¡ Oh, sí, sí, nada como el baile! Baile de ELLA.-¡ Treinta años! ... Pero el amor que aho-
quince años, baile de treinta años, Guerra de los ra nos tenemos es mucho más verdadero.
Cien Años ... La Guerra de los Cien Años fue muy ÉL.-¿Te parece? ,
posterior a la fundación de Alejandría. Cultura, sí ELLA.-(Ríe, coqueta.) ¡Ji, ji, ji! ... Picarón ...
señorita, eso se llama tener cultura. (Deja de bai- Me deseas ...
lar.) No se ría, por favor. Su risa me es desagrada- ÉL.-¿Te deseo?
ble. (Petulante.) Hagamos cita para mañana a las ELLA.-Constantemente tengo que poner freno
seis. Media luna de reloj. Tengo predilección por a tus impulsos.
esa hOTa. A pesar de las verticales, sí, porque habi- ÉL.-¿ Sí?
tualmente prefiero las diagonales. De todos modos, ELLA.-¡ Lascivos!
[4321 [433]
ÉL.-No es para tanto. Sale con el maniquí.
ELLA.-¡ A que no me besas!
ÉL.-Te diré ... ÉL.-¡Lástima! Era divertido ... (Ríe.) ¡Muy
ELLA.-¡ A que no! i A que no! ... divertido! ...

Ríe y se hace perseguir por el escenario. Ri- Ella entra.


dículo coqueteo. Él renuncia. Entonces Ella se
le acerca. ELLA.-Pretendes que mi cuerpo no es como el
del maniquí. Pretendes que no soy joven.
ELLA.-¡ Por favor, Casimiro, por favor, ten pru- ÉL.-Yo no pretendo nada, querida, yo no pre-
dencia! (Se arremanga el vestido y le muestra las tendo nada.
piernas.) ¡No, no, las piernas no! ¡No me mires ELLA.-Casimiro. . . ¿Crees que todavía luzco
las piernas! ... guapa?
ÉL.-( Que no le ha hecho ningún caso.) No, que- ÉL.-¿ Todavía?
rida, no te las miro. (Termina de ponerle el ves- ELLA.-Quiero decir, a mi edad.
tido al maniquí, con gran disgusto de Ella.) ÉL.-¿A tu edad? j Pero, querida, qué son se-
ELLA.-¿Pero qué haces? senta años!
ÉL.-Visto tu cuerpo. Podrían verlo los niños. ELLA.-De manera que todavía luzco guapa.
ELLA.-¿ Qué niños? ÉL.-Luces lo mismo que siempre, querida, lo
ÉL.-Nuestros hijos. mismo que siempre.
ELLA.-Pronto cumplirán treinta años. Además, ELLA.-(Coqueta.) Gracias ...
no los tuvimos. ÉL.-(Le sonríe.) ¡Je!
ÉL.-Si los hubiéramos tenido podrían verlo. Es ELLA.-(Le sonríe.) ¡Je, je!
mejor así. ÉL.-¿ Felices?
ELLA.-Si te empeñas ... (Él ríe nuevamente ELLA.-Felices.
ante el maniquí.) Será mejor que me lo lleve. ÉL.-Felices-esposos.
ÉL.-¿Por qué? ¿No sigues trabajando en el ELLA.-Felices-esposos-ainamos.
vestido? ÉL.-Felices-esposos-amamos-nos. (Se toman de
ELLA.-No. No sigo. Voy a dejarlo en su lugar. las manos y giran mientras cantan a coro.)
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'l '
ÉL y ELLA.-"Naranja dulce, V a hacia la puerta, descorre el cerrojo y abre.
limón partido,
dame un abrazo ÉL.-¡ Ah, señora otra vez usted!
que yo te pido ... "
El personaje imaginario entra.
Dejan de girar y ríen. En esto Él saca del apa-
rador una vieja y grotesca peluca de bucles y ÉL.-Ya encontró las aspirinas; la felicito ...
se la pone a Ella, que empieza a exhibirse adop- Se siente peor ... Cree que no es cosa de aspiri-
tando ridículas actitudes de mujer fatal. Él se na ... Algo grave ... Está sola y no conoce a nadie.
burla, a carcajadas. Bajo el reflejo de luces ce- Pues, mi querida señora, eso no es culpa mía.
nitales de colores fuertes, son dos personajes de ELLA.-( Al personaje imaginario.) ¡N{ mía
pesadilla. Cuando Rosalía termina su exhibición, tampoco! ... Sí, señora, ya sé que es usted nuestra
vuelve la luz general. vecina, sí, el gusto es mío.
ÉL.-Si está enferma no se preocupe. Vuelva a
ELLA.-Es una bonita peluca. su casa y acuéstese.
ÉL.-Muy bonita, sí. .. ELLA.-Vamos, no pierda tiempo, váyase a des-
ELLA.-Y me hace lucir joven. cansar.
ÉL.-Sí, muy joven... ÉL.-(Toma del brazo al personaje imaginario
y lo conduce hacia la puerta.) No, no, no, no hay
Golpes llamando a la puerta, con menos insis- "pero" que valga. A descansar, señora, a descan-
tencia que la vez anterior. Eco. sar. Encantado de su visita y lamento que haya sido
tan breve. Regrese cuando quiera. Adiós.
ELLA.-(Se quita la peluca.) ¿Oíste?
ÉL.-Sí. Llamaron a la puerta. Le cierra la puerta en las narices y vuelve a
ELLA.-¿Será otra vez esa mujer? asegurarla con el cerrojo.
ÉL.-Lo más probable.
ELLA.-¡ La gente es de un egoísta! ÉL.-¡ Y a está! Nos libramos de ella.
ÉL.-La echaremos fuera en unos segundos. Yo ELLA.-Por qué le dijiste que regresara. Es ca-
me encargo de ella. paz de hacerlo.
[436] [437]

.''
ÉL.-No lo creo. Tenía muy mal aspecto. ELLA.-Destruirme te produce placer.
ELLA.-Amarillo, sí. ÉL.-En fin ...
ÉL.-Yo más bien diría blanco. ELLA.-¡ Y pensar que pude haberme casado con
ELLA.-Verdoso. Como nos haga caso y se acues- un hombre rico!
te será difícil que se levante. Aunque a lo mejor lo ÉL.-Eso hiciste. Te casa~te conmigo, que era
consigue. más rico que tú.
ÉL.-A lo mejor. Nunca se puede estar tranquilo. ELLA.-Acabaste con una pensión miserable.
ELLA.-La mujer es joven. Parece fuerte, por ÉL.-No te lo reproches, querida, tú no podías
desgracia. • saberlo.
ÉL.-En fin, esperemos que no logre levantarse. ELLA.-Sin embargo, hago todo lo posible por·
ELLA.-Espe;remos. que seamos felices.
ÉL.-(Trae un tablero con fichas.) ¿Termina- ÉL.-Y lo consigues, querida, lo consigues.
mos el juego de damas? ELLA.-Las blancas avanzan.
ELLA.-¿Para qué? ÉL.-Ganarán las negras. Las negras siempre
ÉL.-Para terminado. Lo dejamos empezado. ganan.
ELLA.-Como quieras. ELLA.-No siempre. El otro día leí que metie-
ÉL.-(Mueve una ficha.) Ganaré yo, como siem- ron en la cárcel a unas mujt!res negras. Me alegro.
pre. Aborrezco a las negras. Y a los negros también.
ELLA.-(Avanza su ficha.) Lo haces a propósito. ÉL.-Y también a los blancos.
ÉL.-Claro que lo hago a propósito. ELLA.-¿ Y qué me dices de los amarillos?
ELLA.-Lo haces para molestarme. ÉL.-Aborrecibles todos.
ÉL.-Cuando se juega es para ganar. ELLA.-Menos mal que nosotros no nos tratamos
ELLA.-Lo haces para molestarme. con nadie.
ÉL.-(Come fichas.) Te como, y te como, y te ÉL.-Menos mal. Dama.
como. ELLA.-( Le da una ficha.) No sé cómo lo con-
ELLA.-(Coqueta.) ¡Ay! ¡Ay! ... ¿Me comes? sigues. Ganas siempre.
ÉL.-A ti no, querida. Lo que me interesa son las ÉL.-Estoy acostumbrado a imponer mi volun-
fichas ... (Salta sobre otra ficha.) ¡Y una menos! tad. A mandar. A dar órdenes. En la oficina daba.
(Siguen jugando.) órdenes a mis subalternos.
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,,,
ELLA.-j Bah, una secretaria! ÉL.-¡Mi reina!
ÉL.-j Duro con ellos! Aplasté a quien se me ELLA.-¡Mi cielo! (Un silencio.) ¿Y ahora qué
puso por delante, lo mismo que en este tablero. hacemos?
ELLA.-¡ Bah, sólo aplastaste a unos cuantos! ÉL.-Seguir jugando, querida, seguir jugando.
ÉL.-Hice lo que pude. Otra dama. ELLA.-No puedo seguir. Me quedé sin fichas.
ELLA.-( Le da otra ficha.) Casimiro ... , ¿acaso ÉL.-Entonces gané yo, como siempre.
te aburres en mi compañía? ELLA.-Te complace destruirme. Todos quisie-
ÉL.-¿Aburrirme? ¡Nunca, querida, nunca! Otra ron destruirme siempre, pero yo los destruí a ellos.
y otra. Te como dos fichas más de una jugada. ÉL.-Muy bien, querida, hiciste muy bien. A la
ELLA.-Tú y yo siempre estamos juntos, Casi- gente hay que darle su merecido.
miro. ELLA.-¡ Estoy segura de que sigue lloviendo!
ÉL.-J untos, sí. ÉL.-No puede seguir lloviendo.
ELLA.-Y unidos. ELLA.-¿Por qué no?
ÉL.-Muy unidos. ÉL.-Porque no ha llovido en todo el día.
ELLA.-Te detesto.
ELLA.-En fin, no tiene importancia.
ÉL.-(Come fichas.) Yo quisiera verte muerta.
ÉL.-Ninguna. ¿Y la cena?
ELLA.-¡ Casimiro !
ELLA.-¿ Cómo?
ÉL.-Rosalía. Me parece que equivocamos el
ÉL.-Dijiste que ibas a preparar la cena.
tono.
ELLA.-Y a la preparé.
ELLA.-¿ Equivocamos el tono?
ÉL.-¿ Qué hay para cenar?
ÉL.-Sí, querida, "mi amor".
ELLA.-Me tranquilizas, Casimiro, "mi vida". l ELLA.-Café con leche.
1
ÉL.-¡ Ah!
Llegué a pensar que no nos amábamos.
ÉL.-¿No amarnos, tú y yo? ¡Qué tontería! 1 ELLA.-Lo sabes perfectamente; preguntas sólo
para molestarme.
1

ELLA.-Querías verme muerta. l '


ÉL.-Pequeñai< diferencias de opinión existen en ÉL.-Pregunto porque no me lo habías dicho.
todos los matrimonios. No tienen ninguna impor- ELLA.-Hace treinta años que hay café con leche
tancia. para cenar. Preguntas sólo para molestarme.
ELLA.-No. Ninguna. ÉL.-De ninguna manera.
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ELLA.-Tener la cena lista me costó, mi trabajo. ÉL.-Hace calor.
El café con leche no se prepara tan fácilmente. ELLA.-Yo más bien siento frí_o.
ÉL.-Desde luego que no. ÉL.-¡ En fin!
ELLA.-La gente cree que es sencillo tomar caíé ELLA.-¡ En fin!
con leche, pero muy pocos son los que saben tomar ÉL.-Total, las palabras ...
un buen café con leche. ELLA.-Sólo son palabras.
ÉL.-Nosotros sí sabemos. Tenemos treinta años ÉL.-No tienen mayor importancia.
de práctica. ELLA.-No la tienen.
ELLA.-La gente no tiene paladar. ÉL.-Podemos utilizar las palabras que quera-
ÉL.-De todos modos, falta mucho para la hora mos.
de la cena. ELLA.-Cuando queramos.
ELLA.-Sí, falta mucho. ÉL.-En el sentido que queramos.
ÉL-Podemos sentarnos. (Se sienta.) ELLA.-Claro.
ELLA.-Sí, sentémonos. (Se sienta.) ÉL.-Al fin y al cabo, todas las palabras son
ÉL.-Pensemos en algo. iguales.
ELLA.-Sí, pensemos. ELLA.-Todas.
ÉL.-Hablemos de algo. ÉL.-Geometría.
ELLA.-Sí, hablemos. (Un silencio.) No se me ELLA.-Trigonometría.
ocurre nada. ÉL.-Ürtografía.
ÉL.-Es extraño. ELLA.-Seis, siete, ocho, nueve, diez. También
ELLA.-Muy extraño.
los números son todos iguales.
ÉL.-Sin embargo hay muchos temas que tra-
ÉL.-¡ Qué fastidio! /
tar, entre dos que se quieren.
ELLA.-¡Qué fastidio!
ELLA.-Muchos temas que tratar, sí.
ÉL.-Física y geografía.
ÉL.-Muchas ideas que compartir.
ELLA.-¿A qué viene eso?
ELLA.-Entre dos que se quieren.
ÉL.-Recordaba las materias que estudié en la
ÉL.-Como nosotros nos queremos. (Un silen-
escuela.
cio.) ¡En fin!
ELLA.-¡ En fin! ELLA.-¡ Hace mucho tiempo!

[442] [443]
ÉL.-El mismo tiempo que tú. Tenemos la mis- ÉL.-Pues sí, Rosalía, sí, siempre es interesante
ma edad. conversar contigo.
ELLA.-¿La misma? ¡Imposible! ... (A un per- ELLA.-Siempre es interesante escucharte. (Un
sonaje imaginario.) ¡Oh, muy amable, caballero, silencio.)
muy amable! ... (A Casimiro.) ¿Lo ves? Un admi- ÉL.-(Toma la pipa y la enciende.) El tabaco es
rador. (Al personaje imaginario.) ¡Gracias, caba- una planta solanácea originaria de las Antillas.
llero, muchas gracias! ... ELLA.-(Toma el tejido.) En las noches de llu-
ÉL.-Apuntes. Para hacer un dibujo a veces se via, no hay como sentarse a tejer un rato.
empieza por~un apunte. ÉL.-¡ Pero, Rosalía, qué estás haciendo! ¿Es
ELLA.-Sí. que no te das cuenta?
ÉL.-Podemos también hacer apuntes para ha- ELLA.-¿ Qué sucede?
blar. ÉL.-( Le quita el tejido.) ¿Pero es que no lo ves?
ELLA.-Aritmética. ¡Mira todo lo que has tejido ya! Lo has terminado.
ÉL.-Metamorfosis. Anoche olvidaste deshacerlo.
ELLA.-Yo digo encrucijada. ELLA.-Sí. . . ¡Es terrible! Olvidé deshacerlo.
ÉL.-Encrucij. ÉL.-Te lo advertí, querida, te lo advertí. No
ELLA.-Encruz. importa que tejas siempre lo mismo, pero tienes
ÉL.-En. que deshacerlo.
ELLA.-E. ELLA.-No sé cómo pudo ocurrir.
ÉL.-¡ Ejem! ÉL.-Durante treinta años deshiciste el tejido
ELLA.-No vale la pena. cada noche.
ÉL.-No vale la pena. ELLA.-Deshacer el tejido es un método anti-
ELLA.-El lenguaje no es cosa nuestra. cuado. Puedo arreglármelas sin deshacerlo.
ÉL.-La gente es estúpida. La gente habla para ÉL.-Quizás. Pero ahora lo has terminado.
comumcarse. ELLA.-¿ Qué hago, Casimiro, qué hago?
ELLA.-Sí, para comunicarse. Creen que lo prin- ÉL.-Lo siento mucho.
cipal es comunicarse. ELLA.-Tienes que ayudarme.
ÉL.-Comunicar. ÉL.-¿ Cómo? Yo no sé tejer.
ELLA.-Común. ELLA.-Tiene que haber alguna solución.
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j
l

ÉL.-Ninguna. No puedes seguir tejiendo. minártelo. Fumas porque estás obligado, pero ha
ELLA.-¿ Por qué no? ·dejado de gustarte. ¡El sabor es siempre el mismo!
ÉL.-Este tejido no conduce a ninguna parte. ¡No ÉL.-Sí. Siempre el mismo. (Deja la pipa. Hay
es nada! Toma, cerciórate por ti misma. (Se lo de- .un silencio.)
vuelve.) No puedes seguir tejiendo porque no sabes ELLA.-Espero que no me guardes rencor.
lo que tejes. Lo que no conduce a ninguna parte está ÉL.-De ninguna manera.
terminado antes de empezarlo. No existe. Es inúti] ELLA:--Lo siento, querido, pero tenías que .acep·
fingir, Rosalía. Has terminado el tejido. No pue- tarlo.
des dar un punto más. ÉL.-lrse de aquí, eso es lo que importa.
ELLA.-No puedo dar un punto más. (Deja el ELLA.-Fumar treinta años el mismo tabaco te-
-nía que llegar a cansarte.
tejido.)
ÉL.-¡Mi pobre Rosalía! Tendrás que pensar en ÉL.-Lo que importa es irse de aquí. Voy a abrir
la ventana.
otro pretexto para seguir viviendo.
ELLA.-Casimiro, mi amor, el tabaco que estás
Se acerca a la ventana. La emprende a mano-
fumando es el mismo de ayer, estoy segura. Y de tazos contra una tela. de araña.
anteayer también.
ÉL.-Es un tabaco excelente. ELLA.-Esa telaraña lleva mucho tiempo ahí.
ELLA.-Excelente, excelente, eso se dice siempre. :No tienes ningún derecho ...
Las cosas siempre empiezan por ser excelentes y
después se vuelven hábito, rutina. Este tabaco es el Sin escucharla, Él saca de un cajón un destor-
mismo del martes, el mismo del lunes, el mismo nillador y regresa a la ventana. Afloja tornillos
imaginarios, que rechinan. Ella observa, ate-
del domingo.
rrada y ridícula.
ÉL.-Tiene muy buen sabor.
ELLA.-.El mismo de hace treinta años. ELLA.-¡No! ¡No, Casimiro, la ventana no!
ÉL.-¿El mismo?
ELLA.-Te gustaría descubrir un sabor nuevo, no Él empieza a abrir, como si se tratara de la pe-
lo niegues. Pero compraste bolsas enteras de este sada puerta de un compartimiento de seguridad
tabaco, sacos enteros, y ahora estás obligado a ter- cerrado hace mucho tiempo. Rechinidos corres-
[446] [441]
mar el tejido.) En las noches de lluvia, no hay
pondientes. Empuja fuerte y abre de par en par
como sentarse .ª tejer un rato.
la ventana. Inmediatamente se retira de ella. De
ÉL.-No Hueve, Rosalía, acabas de verlo. Acabo
la calle llegan deslumbrantes luces y ruidos atro-
de abrir la ventana.
ces, discordantes: voces, risas, alguna bocina y
ELLA.-( Deja el tejido.) No necesito que me ayu-
motor de automóvil pero predominan las voces
den a vivir. No tejeré más. No hablemos más de
y risas. No se entiende lo que las voces dicen. Son
eso.
luces y sonidos exagerados, distorsionados: un
ÉL.-No hablemos más.
verdadero caos de pesadilla en contraste con el
ELLA.-¿De qué hablaremos entonces?
cual se oye al mismo tiempo, quedo, suave, re·
ÉL.-De lo que tú quieras, querida.
petir seguido, como eco, la palabra "amor". Ca·
ELLA.-¿ Qué haremos ahora?
simiro y Rosalía permanecen horrorizados, mi-
ÉL.-Lo que tú quieras, mi vida, lo que tú quie-
rando hacia la ventana. Finalmente Rosalía grita.
ras. (Toma unas tijeras y empieza a recortar un
retrato.)
ELLA.-¡ Vuelve a cerrar!... ¡Vuelve a cerrar!...
ELLA.-¡ Casimiro ! ¡Ése es un retrato mío!
ÉL.-Por eso mismo. Lo recorto con estas tije-
Como él no se mueve, ella misma va hacia la
ritas.
ventana y, con gran esfuerzo, consigue cerrarla.
ELLA.-Lo estás destrozando.
Las luces que vienen de la calle se apagan·y cesan
ÉL.-Un ojo primero ... , después la boca .. .
los ruidos. La respiración de Rosalía es agitada.
ELLA.-Si te divierte hacer pedazos mi retrato .. .
Más que dignos de lástima, ambos personajes re-
Pero te advierto que tengo más.
sultarán grotescos.
ÉL.-Lo sé, querida, lo sé ... Ahora la nariz y
un trozo de frente. En siete, en ocho, en diez ...
ELLA.-¿ Por qué lo hiciste, Casi miro? ¿Por qué?
Éste era un viejo retrato, no una imagen pura. Yo
ÉL.-Verdaderamente fue terrible. (Vuelve a
sólo quiero de ti imágenes puras. ¡Y a está, una
asegurar los tornillos.)
oreja menos!
ELLA.-No abras nunca más, ¡nunca más!
ELLA.-¿ Qué logras con eso?
ÉL.-No, no abriremos nunca más. No podemos
ÉL.-¡ Fuera imágenes falsas! Prefiero amarte
irnos.
como verdaderamente eres.
ELLA.-No podemos. (Un silencio. Y vuelve a to-
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ELLA.-¡ Mira lo que has hecho! rrumpe y retrocede tambaleándose: la mujer se ha
ÉL.-Un rompecabezas. des plomado sobre él.) ¡Eh!. . . ¡Señora, tenga más
ELLA.-¡Muy divertido! cuidado, puede hacerme caer! ...
ÉL.-Un laberinto.
ELLA.-¿Te burlas? Logra deshacerse de ella y la empuja lejos. Ca-
ÉL.-Los laberintos te atrapan, te enredan, te simiro y Rosalía siguen con la vista al personaje
envuelven. Te encuentras de pronto en ellos sin ver imaginario que va dando tumbos y acaba por caer
la entrada ni la salida; sólo senderos, caminos, aris- sobre una silla.
tas ... como éstas. Trozos que no son nada, como
éstos. ¡Trozos repugnantes! ¡Los aborrezco! ELLA.-¡ Cuidado, señora, tenga más cuidado con
ELLA.-Yo también, hay cosas que especialmente mis sillas!
aborrezco. Hay personas a las que especialmen- ÉL.-Está bien, está bien, queda usted discul-
te aborrezco. pada. Y ahora puede irse. Nosotros no recibimos
visitas.
Se miran. Hay un silencio. Y llaman a la puer- ELLA.-( Al personaje imaginario.) ¿Eh? ... ¡Que
ta, esta vez con golpes mucho más débiles que no tiene fuerzas para levantarse! . . . ¡Que se está
en ocasiones anteriores. El ruido vuelve a repro- muriendo!
ducirse en f o;ma de eco. ÉL.-(Se cerciora de que no hay nadie afuera y
se apresura a cerrar la puerta, echando el cerrojo.)
ÉL.-¡Llaman otra vez! No sea ridícula, señora, no sea ridícula.
ELLA.-Sí, llaman. ELLA.-Todo esto son imaginaciones suyas.
ÉL.-¡ Increíble! Usted es joven ... ; debe de tener mi edad.
ELLA.-Tiene que ser la enferma de nuevo. ÉL.-( Al personaje imaginario.) ... ¿Treinta
ÉL.-Le daré su merecido. años?
ELLA.-(A Él.) ¡Qué te dije! ¡Mi edad precisa·
V a hacia la puerta, quita el cerro¡o y abre mente!
bruscamente. ÉL.-( Al personaje imaginario.) ¿Cómo? ...
Que no son imaginaciones. . . ¿El corazón, dice?
ÉL.-Señora, no estoy dispuest. .. (Pero se inte- ¡Tonterías, señora, las cosas del corazón siempre
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i

lI
'I

son tonterías!. .. De manera que se ahoga. Necesita ELLA.-Cuando hay que morir no es el marido
oxígeno. el que muere en lugar de una.
ELLA.-¡ Claro que sí! Todos necesitamos oxí· ÉL.-¡ Morir! Hay que ser valiente para estas
geno. pequeñas cosas, señora, hay que ser valiente.
ÉL.-(Al personaje imaginario.) ¿Qué dice?' ELLA.-¿ Eh? ... ¿Un vaso de agua? No, señora .
. . . ¡Un médico! ¡Ahora quiere que llame a un mé- No hay criada. No hay vaso. No hay agua.
dico! Pues no conozco a ninguno.
ELLA.-Nosotros no tenemos nada que ver con
los de afuera.
ÉL.-(Al personaje imaginario.) ¿Eh? ... ¡Una
l ÉL.-... Llamó ahajo y no hay nadie. ¿Y qué
quiere que yo haga,? Pruebe arriba.
ELLA.-¡ Por favor, no insista! Y a le dijimos
que no tenemos teléfono.
ÉL.-Los teléfonos reciben llamadas. Establecen
ambulancia entonces! Tampoco puedo llamar a
una ambulancia. No tengo teléfono. conexiones con la gente.
ELLA.-( Al personaje imaginario.) Vamos, la ELLA.-Y nosotros no queremos saber nada de
acompaño a la puerta. (Hace por levantar a la mu· la gente.
ÉL-Estamos muy ocupados. Rosalía, dame el
jer de la silla, pero no lo consigue.)
ÉL.-,La acompañaré yo. (Se acerca al personaje periódico de hoy: necesito el crucigrama.
imaginario.) . .. ¿Cómo? ¡Esperar! ¿Pero por qué ELLA.-Sí, querido, aquí está. (Le da el perió·
tenemos que esperar, mi querida señora, por qué te· dico.)
ÉL.-Gracias, mi vida. (Al personaje imagina·
nemos que esperar? Regrese usted a su casa ahora
rio.) ¿Pero qué le pasa, señora, qué le pasa? ¿Qué
mismo.
ELLA.-(Al personaje imaginario.) ... ¿Morir contorsiones son ésas? No se ponga histérica.
sola? Tiene miedo de morir sola. ¡Somos mujeres, ELLA.-La gente hasta para morir molesta.
ÉL.-(Se dispone a levantar a la mujer de la
señora; hay que tener un poco de valor!
ÉL.-¡Morir sola! ¡Todos morimos solos! silla.) Bueno, vamos de una vez. Ponga su brazo
ELLA.-(Al personaje imaginario.) ¿Qué? ... alrededor de mi cuello, así. .. ¡Arriba ahora! (La
levanta y va llevándosela hacia la puerta.) ...Eso
¿Que su marido no está?
ÉL.-Y eso qué importa. Así se llevará una es, apóyese en· mí si no queda más remedio ...
¿Cómo? ... -¡Otra vez con eso de la ambulancia! Ya
sorpresa cuando regrese.
[452] [453]
le hemos dicho que no podemos llamar a. ninguna ÉL.-No, para qué.
ambulancia. ELLA.-Lástima. Yo ganaría.
ELLA.-¡Qué mujer tan necia! ÉL.-De todos modos la mujer se está muriendo
ÉL.-( Logra deiar al personaie imaginario apo- ELLA.-Sí, es cosa de horas.
yado contra una pared.) Eso es ... , aquí, contra la ÉL.-Minutos, más bien.
pared. . . Procure no caerse ... ELLA.-¡ Mira que atreverse a pedirnos que lla-
ELLA-(Al personaje imaginario.) Si quiere, en máramos a una ambulancia! ¡Como si nosotros es-
la esquina hay un teléfono público. tuviéramos enfermos!
ÉL.-Sí, baja usted la escalera, llega a la esqui- ÉL.-Como si no tuviéramos nada más que hacer.
na, cruza la calle y encuentra un teléfono. (Toma el crucigrama.) Veamos ese crucigrama .. .
ELLA.-Puesto ahí especialmente para estos ca- "Río de la India" ... (Escribe.) Gan ... ges .. .
sos de emergencia. ELLA-Es el único río que preguntan siempre,
ÉL.-(Al personaje imaginario.) ¿Eh? ... De por eso lo sabes
"suma" emergencia. Claro que sí, morir es un caso ÉL.-Nada como disfrutar del silencio resolvien-
de suma emergencia. Pero sólo para el que se do un crucigrama.
muere. (Quita el cerroio y abre la puerta.) Bueno, ELLA.-¿ Por qué disfrutar del silencio? Yo quie-
señora, adiós otra vez. (Vuelve a cargar con ella.) ro oír música.
¿Lo ve? Y a puede caminar sola. . . (La echa fue- ÉL.-¿Por qué oír música? Nunca te ha gustado.
ra.) Sí, sí, no tenga cuidado, está perdonada; mi ELLA.-Lo que pasa es que nunca puedo oír mú-
mujer y yo siempre hemos sido generosos ... (Ele- sica porque no tenemos televisión. Con el dinero de
vando la voz.) ¿Cómo? ... No, la escalera está tu pensión no alcanza para nada.
hacia el otro lado, a su derecha ... ¿Y a no ve bien? ÉL.-Tenemos radio.
No se preocupe, agárrese del barandal. ELLA.-Voy a encenderlo.
Cierra y echa el cerrojo con fuerza. ÉL.-Ten cuidado; luego vienen las desilusio-
nes. La música nunca te ha gustado.
ÉL.-Se fue a llamar por teléfono.
ELLA.-Hay gente tozuda.
Ella enciende un vieio radio y se oye música.
ÉL.-No llegará.
Una muy bella música. Él sigue con el cruci-
ELLA.-Yo creo que sí llega. ¿Apostamos? grama.
[454] [455]
ÉL.-Palabra de cuatro letras para expresar un ELLA.-Es que hablan distintos idiomas.
"sentimiento o inclinac~ón natural" ... (Se interrum- ÉL.-Menos mal que tú y yo hablamos el mismo
pe.) Bien, Rosalía, bien, pues ya tienes lo que idioma.
querías. Música. ELLA..-Menos mal. (Cambia de estación.)
ELLA.-Sí. RAmo.-Las víctimas del ciclón van en aumento.
ÉL.-¿ Y qué te parece? >, Miles de familias han quedado sin albergue.
ELLA.-¡Hacía tanto tiempo!. .. Casi había ol- 1

vidado lo que es la música. Se inician parlamentos en contrapunto: sigue


ÉL.-Nada excepcional, querida, ya te estás dan- la voz en el radio al mismo tiempo que Él y Ella
do cuenta; nada excepcional. también continúan ·hablando.
ELLA.-No, nada excepcional.
ÉL.-Unos cuantos acordes que se enlazan, unas ÉL.-"Nombre de una RADIO.-(Seguido.)
cuantas notas que se repiten ... Y eso es todo. dinastía china" ... La velocidad del aire no
ELLA.-Eso es todo. ELLA.-Nunca has disminuye y el mar ha
ÉL.-Todo se repite siempre: las notas, los rui- oído hablar siquiera de cubierto calles y casas.
dos, la gente ... las dinastías chinas. El número de damnifi-
ELLA.-Todo se repite. ÉL.-Claro que he cados es cada vez mayor.
ÉL.-Hay demasiada gente en el mundo. (Vuelve oído hablar de e 11 as . Pedimos ayuda a quie-
al crucigrama.) "Amor". El sentimiento o inclina- Soy un hombre culto. nes esto escuchen. Segui·
ción natural es "amor". (Escribe.) ELLA.-Nunca fuiste remos recibiendo ropa y
ELLA.-La música es aburrida. a la Universidad. medicinas de q u i e n e s
ÉL.-Te lo dije. ÉL.-Tú ni la primera deseen donarlas, contri-
ELLA.-La música no vale la pena. enseñanza terminaste. buyendo así a aliviar la
ELLA.-S o y autodi- situación en la que se en-
Cambia de estación. En el radio se oyen ahora dacta. cuentran los habitantes
emisiones cruzadas, con voces que hablan en in· ÉL.-lgnorante so 1 a- de la región dañada.
glés y en ruso. mente, que r i d a , igno- Para ellos pedimos ayu·
rante. da ... Pedimos ayuda ...
ÉL.-Parece que éstos no se entienden.
[456] [457]


ELLA.-( Después de las últimas palabras en el cuido de tirar los periódicos viejos a la basura. O
radio, lo apaga.) "¡Ayuda!" "¡Ayuda!" ¡Si fuéra- quemarlos. Pero claro que a veces queda alguno.
mos a prestar atención a lo que dicen los demás!... ÉL.-¿ Alguno?
Nunca llegaste a jefe, por eso ahora con tu pensión ELLA.-Y en la cocina tengo más.
no alcanza para nada. ÉL.-Para tirar todo esto habría que salir de
ÉL.-"Nombre de una dinastía china" ... (Deja casa. O llamar a alguien que viniera a llevárselo.
el periódico.) ¡Bah, hoy este crucigrama es abu- ELLA.-Supongo que no querrás que aquí entre
rrido! gente.
'
ELLA.-.Lo que pasa es que no sabes resolverlo. ÉL.-No. Dejaremos los periódicos donde están.
ÉL.-Todavía no es hora de la cena. Con tal de que no aumenten ... (Elige más.) Este
ELLA.-Todavía no. otro ... , éste del mes pasado y el de hace treinta
ÉL.-(V a hacia los montones de periódicos vie- años ... (Regresa con los periódicos que escogió y
jos.) Hojearé algunos de estos periódicos ... Éste, los sacude. Grandes cantidades de polvo. Tose.)
quizás, y éste ... y éste ... (El polvo lo hace toser.) ¡Maldito polvo!. ..
Podrías poner un poco de orden aquí. Los periódi- ELLA.-(Tose.) Un poco de polvo nunca puede
cos están llenos de polvo. evitarse ... ¿Por qué no lees el periódico de hoy?
ELLA.-¿ Sugieres que no limpio bien la casa? ÉL.-El de hoy ya lo leí por la mañana. Además,
Claro, con el dinero de tu pensión no alcanza para también tenía polvo. (Termina de sacudir los perió-
una criada. dicos y se instala a leerlos.) Bueno, creo que ahora
ÉL.-Nunca hemos querido tener criada. podré leerlos.
ELLA.-·Nunca hemos querido, pero si quisié- ELLA.-(.Tose.) Claro que podrás ... No es para
ramos con el dinero de tu pensión no alcanzaría. tanto ... (Él lee.) ¿Qué dice? ¿Algo interesante?
ÉL.-(Siguió revolviendo periódicos.) Este pe- ÉL-Regular. .. Un bombardeo.
riódico es de hace treinta años. ELLA.-¿ Un bombardeo? (Se sienta al lado de
ELLA.-¿Treinta años ya? ¡Cómo pasa el tiempo! l, ' Casimiro.) ¡A ver, léemelo!. .. Digo, si no te mo-
ÉL.-De hace cuarenta, cincuenta, cien años ... lesta.
(Tose.) ÉL.-¿Por qué habría de molestarme?
ELLA.-¿ Tanto? ¿Cómo habrán venido a dar ELLA.-Es que leer el periódico puede distraer·
aquí? ¡Ay, Casimirito, estás exagerando! Siempre nos de compartir nuestro amor.
[458] [459]

-·------
l
ÉL.-Por un ratito nuestro amor no se perjudica ÉL.-(Lee.) Las primeras bombas mataron a
en lo más mínimo. ·cientos ... Mataron a miles ... Los aviadores persi-
ELLA.-¿De veras? ¿Estás seguro, Casimirito, guieron a los sobrevivientes, ametrallándolos ...
mi vida?
ÉL.-Absolutamente seguro, queridita, absolu- Casimiro y Rosalía quedan inmóviles. El Ge-
tamente seguro. neral repite el mismo saludo y queda inmóvil
ELLA.-Entonces leeme lo del bombardeo. ¿O con el brazo en alto. Ruido ahora de ataque
prefieres que te lo lea yo? aéreo encarnizado, con bombas y ametralladoras,
ÉL.-Lo leeré yo, querida, lo leeré yo, no falta- y proyección de diversas fotos que se suceden
ba más ... Es una noticia de España. (Lee.) El mostrando, en campos y ciudades, hombres, mu-
bombardeo de ayer sobre la población de civiles jeres y niños muertos. Después, Casimiro cierra el
arrojó un saldo de cincuenta mil muertos. Hombres, periódico, con lo que cesa el fuego, se apaga
mujeres y niños huían por la carretera cuando fue- la proyección de fotos, el General sale y Rosalía
ron atacados por las escuadras aéreas del general también recobra movimiento.
sublevado. El general en persona dio la orden ...
ÉL.-(Al cerrar el periódico.) Bueno, cincuenta
Quedan inmóviles. Al mismo tiempo, proyec- mil muertos son muchos muertos.
ción de diapositiva de aviones de guerra, ruido ELLA.-Muchos, sí.
de motores y entra el General.* Calza botas.
ÉL.-En fin, les sirvió de lección. Para que
Choca talones y saluda con el brazo extendido.
aprendan a no interrumpir el tránsito.
Es la orden para proyección de otra foto, ésta de /
ELLA.-¿ Algo más interesante?
bombardeo, y ruido de ataque aéreo. El General
ÉL.-Más interesante, más interesante, déjame
queda inmóvil, con el brazo en alto, en tanto que
ver ... (Elige entre los periódicos que trajo y toma
Casimiro y Rosalía recobran movimiento y Ca-
otro.) Treinta años después ... Seguimos con Es-
simiro sigue leyendo. t 1
paña. (Lee.) . .. Un estudiante de diecinueve años
* El General, el Policía, el Verdugo, el Guardia del Campo de murió ayer en Madrid, después de haber participa-
Concentración, el Soldado y el Dictador ignorarán siempre la pre-
sencia de Casimiro y Rosalía y éstos la de aquéllos. La inmovili- do en una manifestación contra el régimen. Estaba
zación de los personajes subrayará esta separación entre sus dis-
tintos mundos. ·
en su casa cuando allí se presentaron los policías ...
[460] [461]
Quedan inmóviles, Él leyendo el periódico, a ÉL.-(Lee) ... "Un accidente -declaró la poli-
la vez que principia proyección de fotos con es· cía-: el estudiante cayó por la ventana." (Lee
cenas de policías o militares empleando la fuerza otra noticia.) Madrid ... La salud del jefe del Es-
bruta contra civiles; diapositivas que se sucede· tado es mejor que nunca ...
rán durante los parlamentos siguientes del Po·
licía, que entra por la sala, entre el público, al Vuelve la página del periódico, con lo cual
empezar la proyección. Calza botas. Se dirige a la proyección se apaga y el Policía sale.
los espectadores.
POLICÍA.-¿ Dónde está? j Somos de la policía! ÉL.-(Seguido.) Bueno, allá ellos con sus pro·
Es inútil que pretendan esconderlo. (Se dirige a blemas.
un personaje imaginario.) j Éste es!. .. j Te agarré! ELLA.-El que escribió esa nota del estudiante
¡Sabía que te encontraríamos! ¿Cómo? ... De ma- parece defenderlo. ¡Qué absurdo!
nera que confiesas. ¡Te atreves a confesar que eres ÉL.-Si lo tiraron por la ventana se lo tenía
estudiante! (Lo golpea, haciéndolo retroceder.) . .. merecido.
/
¿Nunca has negado ser estudiante? ¿Nunca has tra- ELLA.-Claro que sí, bien merecido por protestar
tado de que no te encuentren? ¡Vamos, camina! De contra el régimen.
nada te servirá oponer resistencia. ¿Qué? ... No ÉL.-El régimen siempre tiene la razón. (Lee.)
tratas de oponer resistencia. Pues de todos mo- Biafra. . . Miles de niños siguen muriendo de
dos, ¡camina! (A golpes lo hace subir al escena- hambre ...
rio.) j Conque estudiante, eh! Y a te enseñaremos a ELLA.-¿Biafra?
ser estudiante. ¡Para que aprendas! ÉL.-Un lugar donde hay muchos niños, por lo
visto.
Sigue golpeando al personaje imaginario. Le
ELLA.-Entonces mueren por su culpa, por ser
da ahora un empujón definitivo, haciéndolo caer
tantos.
a través de una ventana: ruido de cristales rotos.
ÉL.-(Cambia de periódico y lee.) Vietnam ...
El Policía, satisfecho, se sacude las manos. Queda
(A Rosalía.) Siguen las matanzas.
inmóvil en esta actitud en tanto que Casimiro y
Rosalía recobran movimiento y Casimiro sigue ELLA.-¡Muy bien! Las matanzas son muy nece-
leyendo. sarias.

[462] [463]
1
ÉL.-¡ Lástima que esto ya lo leímos el otro día! ELLA.-( Lee.) Cuando entró al recinto donde iba
(Deja el periódico.) a ser ejecutado no aparentaba nerviosismo.
ELLA.-Lástima, sí. .. (Toma el periódico en el ÉL.-Sólo eso faltaba. Después de diecisiete años
que Casimiro hizo el crucigrama.) El periódico de ya podía haberse acostumbrado a la idea.
hoy dice que hará mejor clima. ELLA.-Dicen que nunca se acostumbran. Son
ÉL.-¿ Dónde hará mejor clima? unos egoístas. (Lee.) No provocó incidente alguno
ELLA.-En la zona sur. cuando fue conducido a la silla eléctrica. Se le co-
ÉL.-No es la nuestra. locó el casco en la cabeza, se le pusieron las co-
ELLA.-Tienes razón. Esta noticia no sirve para rreas y se fijaron los electrodos en su pierna. En
nada ... (Cambia de periódico.) ¡Mira, un elec- seguida el verdugo ...
trocutado!
Quedan inmóviles, Ella leyendo el periódico.
ÉL.-¿ Un electrocutado? Eso no está mal.
Al mismo tiempo, proyección de foto de una silla
ELLA.-Ahora yo leeré para ti, Casimirito. Esta
eléctrica y entra el Verdugo. Calza botas. Se ade-
noticia viene de Nueva York.
lanta y hace ademán de conectar la corriente. Se
ÉL.-(Soñador.) Iré a Nueva York algún día ...
escucha sordo zumbido y juegos de luces se ope-
ELLA.-( Lee.) Hoy electrocutaron al preso con-
ran sobre la silla eléctrica. La ejecución se ha
denado a muerte hace diecisiete años.
consumado. El Verdugo extiende la mano seña-
ÉL.-Por lo menos el tiempo no pasó en balde.
lando hacia la silla eléctrica como un actor mos-
ELLA.-(Lee.) .. . Se le acusaba de haber asesi- traría a otro para que compartiera el aplauso del
nado a su médico, delito que siempre negó. público, al que saluda. En esta posición queda •
ÉL.-Hay gente tozuda. inmóvil, a la vez que Casimiro y Rosalía recobran
ELLA.-( Lee.) Había podido aplazarse la senten- movimiento y Ella sigue leyendo.
cia gracias a la lucha tenaz de su abogado.
ÉL.-¡Qué abogado tan tonto! En vez de dejar ELLA.-(Lee.) ... Y los médicos declararon que
que le mataran al cliente y ahorrarse trabajo. el reo había muerto.
ELLA.-( Lee.) Se electrocutó al reo a las seis de ÉL.-¡ Muy bien! ¡Ese verdugo lo hizo muy bien!
la mañana. (Aplaude.)
ÉL.-No está mal para empezar el día. ELLA.-Sí, ¡muy bien!
[464] [465]
Ella aplaude también, no hacia el Verdugo, Vuelve la página del periódico, con lo que la
ya que, lo mismo que Casimiro, ignora su pre- proyección se apaga y el Verdugo sale.
sencia. Ignorando, a su vez, la presencia de Ca-
simiro y Rosalía, el Verdugo se toma las manos ELLA.-... ¡Ah, pero aquí hay más información
y levanta los brazos en alto, como triunfador de todavía! (Lee.) Al electrocutad-o se le saltaron los
una pelea de box, saludando hacia un lado y OJOS.
otro del escenario. En estas posiciones, el Ver-
dugo saludando y Casimiro y Rosalía en actitud Vuelve a proyectarse la foto de la silla eléc-
de aplaudir, quedan los tres inmóviles al mismo trica y, apresuradamente, cual si hubiera equivo-
tiempo que la proyección de la foto de la silla cado el mutis y regresara a corregir su error, el
eléctrica cambia por otras, que se suceden: una Verdugo vuelve a entrar y se coloca en la posi-
horca, una guillotina, cámara de gas, garrote, ción en la que estaba, saludando. Queda inmóvil.
pelotón de fusilamiento y nuevamente silla eléc-
trica. Al volver a proyectarse esta foto de la silla ÉL.-(Seguido.) ¿Se le saltaron los ojos? ¿Estás
eléctrica, los tres personajes recobran movimien-
segura?
to: Casimiro y Rosalía continúan aplaudiendo
ELLA.-Eso dice. (Lee.) ... Uno de los testigos
y el Verdugo saludando.
de la ejecución afirma que al ejecutado se le salta-
ron los ojos.
ÉL.-¡Bravo! ...
ÉL.-(Extasiado.) Me hubiera gustado ver eso.
ELLA.-¡ Qué técnica tan moderna!
• ELLA.-(Mismo tono.) Y a mí.
ÉL.-¡ Qué maestría!
ELLA.-¡ Qué escuela! ÉL.-Debió de ser interesante.
ELLA.-Terriblemente interesante. (Lee.) ... Si-
Dejan de aplaudir y el Verdugo queda inmó-
vil, saludando. l
,
gue aún insistiéndose en que el hombre ejecutado
era inocente y parece ser que muy pronto van a pre-
sentarse pruebas irrefutables de ello.
ÉL.-¡ Qué manera tan perfecta de matar!
ELLA.-Una manera ciento por ciento profe- Cierra el periódico, con lo cual la proyección
sional. se apaga y el Verdugo sale.
[466] [467]
ELLA.-( Seguido.) Bueno, si era inocente, allá él. sioneros. Las suelas de zapato son demasiado bue-
ÉL.-Tanto trabajo para matarlo y, total, ser nas. Las ratas son demasiado buenas. ¡Deberíamos
inocente. dejarlos morir de hambre a todos! ¡Deberían haber
ELLA.-¡ Debería darle vergüenza! (Tomó otro muerto ya en la guerra! Si han sobrevivido, nos-
periódico y lee.) Relato espeluznante del prisionero otros nos encargaremos de remediarlo. ¡Prohibido!
evadido de ... (A Casimiro.) Esto tampoco suena
mal. (Lee.) . .. Desde el hospital donde se encuen- Otra patada y queda inmóvil en esta actitud,
tra encamado el prisionero evadido del campo de a la vez que Él y Ella recobran movimiento.
concentración explicó hoy que en ese campo muchos
de los internados, unos doce mil, entre los que hay ÉL.-En fin, las patadas son necesarias para la
cerca de cuatro mil mujeres y dos mil niños, se disciplina.
arrastran por el suelo sin poder caminar debido a ELLA.-(Lee.) ... Y añadió que las condiciones
la falta de alimentación y al trato brutal que reci- higiénicas en que viven los prisioneros son deplora-
ben. Di.io que los guardias ... • bles y que ...
';
Quedan inmóviles, Ella leyendo el periódico, Quedan inmóviles, Rosalía con la vista en el
a la vez que se inicia proyección de dispositivas periódico, a la vez que el Guardia recobra mo-
de campos de concentración, prisioneros, alam- vimiento.
bradas de púas, etcétera; fotos que se sucederán
GUARDIA.-(A los prisioneros imaginarios.)
durante los parlamentos siguientes del Guardia,
Desde ayer tienen una letrina más. Y otra que ya
quien entra al empezar la proyección. Calza bo-
tenían: dos letrinas. Se las deben a la generosidad
tas. Da una patada a un prisionero imaginario
que está en el suelo. de nuestro jefe. Hoy habrá una ceremonia en el
patio para darle las gracias. (Otro prisionero recibe
GUARDIA.-¡ Prohibido! Aquí no permitimos que
su patada.) ¡Prohibido! Todo comentario está pro-
a nadie le duela nada. El que esté enfermo, que hibido. Dos letrinas para doce mil es más que sufi-
muera sin quejarse. (Reparte patadas a otros prisio- ciente: a seis mil por letrina. ¡Verboten !
neros:) ¡Prohibido! ¡Verboten ! ¡Défendu ! ¡Vi etato!
Una patada más y queda inmóvil, en tanto que
La carne de perro es demasiado buena para los pri-
Él y Ella recobran movimiento.
[468]
[469]
,
ÉL.-Seis mil por letrina ... Pues me parece ra- ELLA.-( Lee.) Ahorcaron a los reos políticos
zonable. en ...
ELLA.-Muy razonable. [Lee.] . .. El prisionero ÉL.-(lnterrumpe.) A ver, déjame leerlo a mí.
evadido expresó que en un solo día han llegado a ( T ama el periódico y lee.) . . . Los reos políticos
morir setenta y cinco personas; muchas de ellas de condenados por el gobierno fueron ahorcados pú-
enfermedades infecciosas. blicamente ante una multitud que presenció este
"acto de justicia", según lo calificaron los gober-
·- nantes militares.
Cierra el periódico, con lo cual la proyección
se apaga y el Guardia sale. ELLA.-¡Claro que fue un acto de justicia! ¡Si-
gue, sigue!
ÉL.-( Seguido.) Setenta y cinco diarios ... , siete ÉL.-( Lee.) . .. Se llevó a los reos a la plaza cen-
por tres: veintiuno ... , dos mil y pico al mes. tral, donde se había dispuesto una plataforma. En
ELLA.-Y son doce mil. A este paso se tarda seis seguida un soldado ...
meses en eliminarlos a todos.
ÉL.-Esos guardias no estaban bien organizados. Quedan inmóviles, Casimiro leyendo el perió-
ELLA.-¡Casimiro! ¿No te has dado cuenta? dico. Al mismo tiempo, proJección de fotografía
¡Esto es terrible! ¡Es abominable! de dos ahorcados y entra el Soldado. Calza bo-
ÉL.-¿ Qué sucede, querida? ¿Dónde ves lo abo- tas. Se acerca a un personaje imaginario y hace
minable? ademán de ponerle una soga al cuello. Se acer-
ELLA.-"Enfermedades infecciosas", dicen aquí. ca a otro personaje imaginario y repite el mismo
Esa gente es capaz de venir a contagiarnos. ademán: le pone una soga al cuello. Se retira
ÉL.-No, querida. Este periódico es de cuando unos pasos y hace ahora ademán de tirar de una
la segunda Guerra Mundial. No pueden venir a con- cuerda. Al mismo tiempo la fotografía que se
tagiarnos. proyectaba cambia por otra en la que se ven lar-
ELLA.--¡Ah, bueno, entonces no tiene ninguna gas hileras de muchos ahorcados y suenan trom-
importancia! (Cambia de periódico.) Veamos al- petas de victoria. El Soldado quedó inmóvil. Ca-
guna otra cosa ... (Encuentra algo.) ¡Ah, unos col- simiro y Rosalía recobran movimiento.
gados!. .. ¡Mira qué antipáticos!
ÉL.-( Ve el periódico.) Sí, tienen mala cara. ELLA.-¡ Oh, qué rápido, qué bien hecho!

[470] [471]
l

ÉL.-( Lee.). . . Se ordenó que a los ejecutados ELLA.-Cuando lo hagan aquí, tienes que lle-
. do " sus cnmenes
se 1es co1garan carte1es exp l1can , ". varme.
ÉL.-¡Rosalía! ¿Saldrías de casa? ¿Serías ca-
Casimiro y Rosalía quedan inmóviles. Vuel- paz?
E1,LA.-Por una vez. . . ¡Podría ponerme el ves-
ven a sonar las trompetas triunfales. El Solda-
tido nuevo! No siempre hay oportunidad de ver es-
do toma un cartel con letras ordenadas sin far-
pectáculos de tanta categoría.
mar palabras, de manera ininteligible. Lo mues-
ÉL.-Sí, son cosas de las que no debe uno per-
tra al público y va a colocarlo sobre el pecho de
derse.
cada uno de los dos personajes imaginarios. Que-
ELLA.-¿ Crees que lo hagan pronto aquí?
da finalmente sosteniendo él mismo el cartel y ÉL.-¿ Por qué no? Los espectáculos de catego-
así se inmoviliza,· a la vez _que Casimiro y Rosa- ría se vuelven internacionales.
lía recobran movimiento y Casimiro sigue le- ELLA.-¡ Ese bravo soldado!. . . ¡Qué eficacia!
yendo. ¡Qué fuerza! En un momentito, ¡listo!, ahorcados
los dos.
ÉL.-(Lee.) Los r.uerpos fueron exhibidos en la ÉL.-Eso no es nada. Hay otros militares más
plaza durante veinticuatro horas. eficaces y más fuertes. El otro día hubo uno que
ahorcó a doscientos.
Deja el periódic;o, con lo cual la proyección se ELLA.-¿ A doscientos?
ÉL.-Y la semana pasada uno ahorcó a quinien-
apaga y el Soldado sale.
tos. Desde lejos. Sin moverse de su escritorio.
ELLA.-¿ Un militar?
ELLA.-(Seguido.) Oye, ¿y cuáles fueron los ÉL.-Sí, un militar.
crímenes? ELLA.-¡ Qué haríamos sin los militares!
ÉL.-¡No te enteras de nada! Los carteles lo de- ÉL.--Son unos héroes, sí. Terminan con toda la
cían bien claro. gente indeseable que hay en el mundo.
ELLA.-¡ Durante veinticuatro horas los cuerpos ELLA.-Que es todo el mundo, prácticamente.
en la plaza! ¡Qué impresionante espectáculo! ÉL-Ahorcan a dos, a cientos, a miles. O los
ÉL.-Muy impresionante, sí. fusilan.o se sirven de cámaras de gas.
[472] [473]
ELLA.-Así eliminan a millones. Bombas. Cam- Quedan inmóviles a la vez que principia pro-
pos de exterminio. Los militares no escatiman es- yección de fotos de Hitler, Mussolini, Franco,
fuerzo. Trujillo y Duvalier, que se sucederán durante los
ÉL.-Es admirable. parlamentos siguientes del Dictador, quien entra
ELLA.-¡ Admirable! al iniciarse la proyección. Botas. Un collar de
ÉL.-Los alemanes en Stalingrado. medallas. Pasea de un lado a otro, exhibiéndose.
ELLA.-El generalísimo en España. Se adelanta y habla al público.
ÉL.-Hiroshima. ¡Admirable!
ELLA.-¡ Admirable! DICTADOR.-¡ Atención ... , pueblo! Yo soy tu sal-
ÉL.-La bomba ache, la i griega, la zeta. ¡ Admi- vador. Y o soy el salvador de la patria. Bla, bla,
rable! bla; bla, bla, bla. ¡ Bla ! Bla, bla, bla; bla, bla, bla.
ELLA.-¡ Admirable! ¡ Bla! Bla, bla, bla, bla ... Bla, bla, bla, bla ...
ÉL.-¡ Y los golpes de Estado! El periódico de ¡Atención ... , pueblo!. Y o soy tu salvador. (Lo in-
hoy dice que hubo un nuevo golpe de Estado de otro terrumpen silbidos y diversas voces en la sala.)
VOCES.-¡ Fuera!
general.
¡Fuera!
ELLA.-¡ Qué haríamos sin los generales! Gracias
¡Asesino!
a ellos siempre hay miles de muertos. Gente inde-
DICTADOR.-(Al público.) ¡Silencio! ¡Qué se han
seable toda.
creído! ¿Ante quién creen que están? ¡Yo soy el de
ÉL.-Millones de muertos.
las botas, el de la fuerza! (Nuevamente voces entre
ELLA.-¡ Qué haríamos sin los dictadores!
los es pectado res.)
ÉL.-¿ Recuerdas?
VocEs.-¡ Asesino!
ELLA.-Hace años.
¡Fuera!
ÉL.-Hoy mismo. Esta mañana.
DICTADOR.-(Al público.) ¿Millones de muer-
ELLA.-¿ Recuerdas? tos? ¿Y qué son millones de muertos? ¡Millones de
ÉL.-¿, Recuerdas? ratas! ¡Yo soy el único cuya vida vale!
ELLA.-¿Recuerdas? VocEs.-¡ Fuera!
ÉL.-¡ Admirable! ¡Asesino!
ELLA.-¡ Admirable! DICTADOR.-(Al público.) ¡Silencio! ¿Cómo se
[474] [475]
atreven a llegar hasta aquí? ¿Cómo se atreven a ELLA.-¿Por qué dejó de ametrallarlos?
hablarme? ... ¿Quiénes son? ¿Ciudadanos? ¿Y qué ÉL.-Los mató a todos.
son los ciudadanos? ¡Ratas! ¡Yo soy el de las bo- ELLA.-¿A todos? ¡Qué valiente! ¡Mató a todos
tas, el de la fuerza! (Se vuelve de espaldas al pú- los ciudadanos él solo, con sus barcos, aviones y tan-
blico y da órdenes en el escenario, a la vez que las ques!
mismas fotos empiezan otra vez a sucederse, ahora ÉL.-Con los suyos y con otros que pidió pres-
muy rápidamente, repitiéndose varias veces durante . tados.
los parlamentos y acción que siguen.) ¡Aviones! ELLA.-¡ Qué gran hombre!
¡Tanques! ¡Barcos! ¡Marinos! ¡Regimientos! ¡Pelo- ÉL.-¡ Nada como los dictadores!
tón ... a mí! (Señala al público.) ¡Mátenlos a to- ELLA.-Si esos ciudadanos murieron, lo tenían
dos! ¡Extermínenlos! ¡Se han atrevido a contrade- merecido.
cirme! (Toma una ametralladora y apunta él mis- ÉL.-Muy merecido, por contradecir al salva-
mo a los espectadores.) ¡Soy el salvador de la pa- dor de la patria.
tria!
ELLA.-Además, eso sucedió hace muchos años.
ÉL.-Hoy mismo. Esta mañana.
Simula ametrallar al p6blico y se oye ruido
ELLA.-Muchos murieron, sí.
de ametralladoras, cañones y bombas. Casimiro
ÉL.-Seguirán muriendo, y.a se sabe.
)' Rosalía aplauden.
ELLA.-Y a se sabe. No es asunto nuestro.
ÉL.-¡ Admirable! ¡Bravo! ... ÉL.-Y o no puedo darme el lujo de compadecer
a nadie.
ELLA.-¡ Bravo! ¡Admirable!. ..
ELLA.-Nosotros no tenemos nada que ver con
los de afuera. (A un espectador.) Oiga, si va usted
Ruido final de explosión de enorme bomba.
La proyección fotográfica queda fija y los tres a pegarse un tiro, que sea lejos de mi ventana; me
personajes inmóviles, Él y Ella en actitud de molestan los ruidos.
aplaudir y el Dictador con la ametralladora. En ÉL.-No te preocupes, querida, tenemos una
seguida se apaga la proyección de fotos, el Dic- ventana aislante.
tador sale y Él y Ella recobran movimiento y ELLA.-(Al mismo espectador.) Y si es posible,
aplauden todavía. Luego Ella pregunta. que no sea a la hora de la cena.
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ÉL-¡ Ah, eso sí! Que no sea a la hora de la Ella entra.
cena. Rosalía (Ve su reloj.), son casi las ocho.
ELLA.-Sí, voy a poner la mesa. Allá los demás ELLA.-La cena estará en seguida.
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con sus dificultades. EL.-Hay alguien en nuestra puerta.
ÉL.-Que mueran sin molestar. ELLA.-¿ Cómo?
ELLA.-Que respeten la intimidad del hogar; .. ÉL.-Por lo visto no ha muerto todavía. Creo que
vuelve a estar ahí.
Saca del aparador: mantel, dos servilletas, dos ELLA.-¿Será capaz?
tazas, dos platos y dos cucharitas_, con lo que pone ÉL.-Pero esta vez no lo cuenta.
la mesa.
Decidido, va hacia la puerta. Quita el cerro-
ELLA.-Bueno, la mesa ya está lista. Voy a ca· jo y abre. Apenas lo hace, la puerta cede al
lentar la cena. peso del personaje imaginario que se sostiene
ÉL.-No tardes. Y a sabes que me gusta cenar
contra ella. Casimiro se apresura a empujar
puntual.
para volver a cerrar.
Ella sale por la cocina. Golpe en la puerta de
ÉL.-¡Ah, no, no, no, señora, no, aquí no entra!
entrada, como si alguien hubiera caído contra
ELLA.--¡ Vaya! Sigue sin poder tenerse en pie.
ella. Eco. Casimiro escucha, sin moverse de su
ÉL.-( Al personaje imaginario, sin dejar de sos·
lugar. Ruidos en la puerta como de alguien que
tener la puerta.) ¿Cómo?. . . Que no es su in-
se mantuviera apoyado en ella, agrandados tam·
bién inmediatamente en f arma de eco. Casimiro tención entrar. .. Que no puede llegar hasta su casa.
se acerca a la puerta y permanece atento. Rui- Pues es ahí enfrente, señora, ahí enfrente, del otro
dos y eco nuevamente. Casimiro ordena, elevan· lado de la escalera. Unos pasos más.
do la voz. ELLA.-(Al personaje imaginario.) ¿Cómo que
no puede? ¡Siempre se pueden dar unos pasos más!
ÉL.-¡ Deje de apoyarse en mi puerta! . ¿Lo ÉL.-(Sigue sosteniendo la puerta.) ¿Qué? ...
oye? ... (Se aleja, impaciente.) ¡Es lo único que ¿Que la ambulancia no llegará a tiempo?
me faltaba! V a a estropear el barniz. ELLA.-¡ Ah, de manera que por fin logró llamar
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por teléfono! ¿Lo ves, Casimiro? Te dije que si Le toma el pulso. Lr esrul'ha el corazón.
apostábamos yo ganaría.
ÉL.-V amos, vamos, señora, haga el favor de no ELLA.-;.1\lunta ·¿
apoyarse así en mi puerta; la está maltratando. f:L.-\1ut-'rta. (Se cerciora de que no hay nadie
. ELLA.-Para estar moribunda tiene mucha afuera.) Hay qut> ,:acarla de aquí.
fuerza. ELLA.-Todada podémos empujarla con la
ÉL.-Es la desesperación de los últimos minutos. puerta. (Lo hace.) Es difícil. ..
ELLA.-Y a no die~ nada.
ÉL.-¡Mira qué muecas hace ahora! Se ayuda dando patadas al cuerpo para hacer-
ELLA.-¡ Qué bien lo disimulaba! Tiene más lo rodar.
arrugas que yo.
ÉL.-De todos modos, no podemos dejarla aquí
ÉL.-No perdamos más tiempo. Voy a echarla
afuera.
fuera.
ELLA.-¿Por qué no?
ELLA.-Déjame ayudarte. Empujemos juntos la
ÉL.-Quedaría dt>ma,;iado cerca. Hay que arras-
puerta. trarla hasta la punta dt> su casa.
ÉL.-Bueno, a la de tres. Uno, dos ...
ELLA.-Esta vez te toca a ti salir. Date prisa ...
ÉL.-No te preocupes. Un cadáver es cosa fác:il
Pero la puerta se abre totalmente, cediendo
de manejar.
a un último esfuerzo de la mujer, que cae al
suelo a los pies de Casimiro y Rosalía. Éstos re- Empieza a arrastrar al personaje imaginario.
troceden. Miran ahora hacia el lugar donde que- f,o deja caer :i- i·uelz-e a asegurarse de que narlie
dó el personaje imaginario. de afuera lo 1·r. Arrastra nueramente el r-adá-

ÉL.-¡ Qué costalazo!


ELLA.-·-¡ V aya manera de caerse! (Se acerca al
cuerpo y lo observa.) Menos mal que no sangra.
No me ensuciará el suelo.
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.
rer. Una rez más lo deja caer para cerrar la
puerta tras de sí. Rosalía queda sola.

ELLA.-¡Qué buena suerte!... (Observa la


mesa :r da algunos toques finales mientras cantu-
ÉL.-( Se inclina hacia el personaje imaginario.) rrea, ridícula, con voz cascada.) Con mi amor ...
Ahora sí, me parece que no se levantará más. en Portugal. .. Lindo sol. .. de Portugal. ..
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ELLA.-En fin, si a esa mujer le dio por morirse


Sale por la cocina; SP la sigue oyendo tarar('ar
no es problema nuestro.
su canción. Al cabo de unos segundos regresa
ÉL.-N osotros no tenemos amigos, por fortuna.
con una charola con el café, la leche y d azúcar.
ELLA.-Y a los vecinos no los saludamos. ( Tér-
mina de menear el café con leche con una cuchari-
ELLA.-La gente cree !]lle es c.cncillo tomar café
. ta, que sacude haciéndola sonar contra la taza, como
con leche, pero muy pocos son los que saben tomar
para un llamado de atención.) Las ocho. La cena
un buen café con leche. (Deja la charola sobre
la mesa, llena las tazas y les pone azúcar mientras
. está servida .
ÉL.-¡ Oh! ... Este café con leche tiene hoy muy
canta otra vez.) Aquella tarde ... con mi amor ... buen aspecto.
Aquella tarde. . . en Portugal. . . Lindo sol. . . de ELLA.-¿,De veras, Casimirito? ... ¡Cuánto me
Portugal. .. alegro de que te gu:-te ! Es el mismo café con leche
de siempre.
Él entra y se apresura a cerrar la puerta. ÉL.-El mismo de hace treinta años, sí. De to-
dos modos, tiene muy buen aspecto.
ÉL.--¡ Asunto liquidado! ELLA.-Preparé esta cena especialmente para
ELLA.-El cerrojo. No olvides el cerrojo. complacerte.
ÉL.-No lo olvido. Nunca lo olvido. (Echa el ÉL.-Tú siempre pensando en complacerme.
('erro jo, asegurándose de que quede bien firme.) ELLA.-¡Mi amor!
El cadáver quedó en la puerta misma de su casa. ÉL.-¡ Mi vida!
ELLA.-Servicio a domicilio. No podrá quejarse. ELLA.-Y después de cenar, ¿qué haremos?
ÉL.-Gracias 2 la wntana aislante ni siquiera ÉL.-Seguir disfrutando de la velada, querida.
oiremos la sirPna si llega la ambulancia. Seguir disfrutando de la velada.
ELLA.-Nada como una ventana aislante. ELLA.-lgual que ayer.
ÉL.-Y si llaman a la puerta no abriremos hasta ÉT,,-Lo mismo que mañana.
después del entierro. ELLA.-Una vez más estamos esta noche juntos.
ELLA.--lnsisto en una puerta aislante. Pero, cla- ÉL.-Esta noche juntos, amándonos tanto.
ro, con el dinero de tu pe-nsión ... ELLA.-¿ Cenamos?
ÉL.-Y a veremos. Habrá que pensarlo. ÉL.-Cenamos.

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Se sientan a la mesa.

ELLA.-( Saborea el café con leche.) ¡Hoy el


café con leche me quedó perfecto!
ÉL.-( Lo prueba.) Azúcar. .. Y o le pondría un
poco más de azúcar ... (Se lo pone y vnel1w o pro-
harlo.) Ahora sí, ¡exquisito!
Er.r.A.-j Seneillamentf' PXqui;;;ito ! ... ÍNDICE

Se sonríen y siguen saboreando el café con le- Prólogo ....................................................... . 7


che mientras viene, lrnto, d
Loa desorientados . .. .. .. ... ... ... ... .. .... . .. .. .. .. . ..... 21
TELÓN Un país feliz ............................................... . 85

rS_olÚoquio del Tiempo ....................... . 161


Trío JUn día loco ....................................... . 183
)
l La última letra ................................. . 209
El 9 .............................................................. 239
Cuestión de narices .. .. .. . .. . .... . .. .. .. .. .. .. . ... ... .... 285

Esta noche juntos, amándonos tanto .. ... .. ..... 401

L1.MJ [485]

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