Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Quisiera pedir a las mujeres que hacen tantos esfuerzos para propulsar la perspectiva de
género que no me incluyan entre sus “representadas”, pues yo me siento muy a gusto con lo
que soy y con la forma en que vivo. Sé que muchas no me creerán, o creerán que deberán
seguir luchando también por mis “intereses reprimidos” o postergaciones. Pero, de veras, les
pido que no me defiendan de nada.
Me encanta ser diferente al hombre. Y esto para nada incluye una aprobación de que la mujer
sea infravalorada. Realmente me parece bueno oponerse a esa mentira. Pero no creo que sea
necesario llegar a la destrucción y a la rebeldía total, como si nada se pudiera rescatar, como si
nada sirviera de cómo veníamos viviendo, como si hasta ahora todo hubiera sido una “farsa”,
una imposición o una equivocación.
Claro que defiendo la igualdad. Pero la defiendo como posibilidad para una interacción gozosa
de las diferencias.
Tengo claro que, como mujer, necesito al hombre. También tengo claro que el hombre
necesita de la mujer.
No me incluyo dentro de una búsqueda de desterrar una “supuesta superioridad del hombre”
a costa de que se niegue mi esencia femenina. No estoy interesada en diluir las diferencias.
Me gustaría ser defendida de las verdaderas opresiones, incluyendo toda perspectiva que
buscara negar la verdad sobre mí misma.
Además, hay una respuesta que encuentro en la experiencia que también me gustaría que
fuera considerada si alguien hubiera de representar mis aspiraciones: Me pregunto ¿me ha
oprimido la fe, la religión? No, todo lo contrario. Solo de frutos de libertad puedo hablar. Vivir
como hija de Dios no ha “constreñido” mi vida, la ha elevado siempre. Nunca vivir desde, con y
para Dios ha sido opuesto a mi grandeza humana y femenina.
Desde este lugar de gozo de una vocación encontrada, me duelen profundamente las
proposiciones que ustedes hacen. Ayer hasta he llorado. Mucha oscuridad, y nada de luz.
Aunque sí, hay algo en lo que coincido: la necesidad de no hablar de roles. A mí también ya me
venía pareciendo hace un tiempo que era una denominación inapropiada. Pienso que hay que
hablar de dones más que de roles, sobre todo si “roles” está insinuando una “imposición” de
tareas, un "a cada uno le toca...”. Mejor hablar de dones, de capacidades, de talentos, de
vocación.
Les pido que no “luchen por mí” para ser “librada de algunas tareas”. Pues yo quiero vivir
encarnando la maternidad, mi capacidad especial para administrar el hogar, mi genio
femenino.
No tengo prejuicios ni me siento discriminada por ser mujer. Creo que cuando ha habido
prejuicios o ha habido discriminación (hablo en particular y en general - por el presente y por
la historia) ha sido justamente por malinterpretar el valor hermoso de la mujer. Creo que lo
que hay que corregir es el prisma con el que se nos ha mirado pero no lo que se puede ver
cuando se mira con los ojos limpios.
Creo que existe la mujer, que existen los rasgos de mujer, los dones de mujer, las
particularidades de mujer, y que por eso ninguna que se experimente a sí misma con todo esto
anhela otra experiencia.
No quisiera estar distraída peleando por ganar una batalla que ya tengo ganada pues estoy a
gusto con mi ser y hacer.
Creo además que son otras las conquistas que muchas mujeres están buscando. Si se mira más
sinceramente la realidad, ¿puede no verse la cantidad de mujeres que desean e intentan
trabajar menos afuera de la casa, que anhelan compartir más experiencias con sus hijos, que
buscan disfrutar con ellos el mayor tiempo que se pueda? Además, en el caso de los padres,
¿puede no escucharse la voz de quienes van descubriendo el peso de tantas horas de trabajo a
la luz de la hermosura de un hogar familiar?
¿Qué podemos responder? ¿Todos estos anhelos están también “socialmente construidos”?
¿Es que la plenitud está afuera de la casa?
Confieso que ha sido difícil dirigirme a ustedes. He apelado a la experiencia sabiendo que la
consideran socialmente construida. He hablado de mi vocación, de la tendencia natural,
también sabiendo que ustedes desconfían de esto. He compartido mis deseos imaginándome
que también éstos son vistos como “víctimas”.
Sé que ustedes están convencidas de que todo es parte de la conspiración patriarcal contra la
mujer. Sé que yo les he parecido el “perfecto estereotipo contra el que están luchando”.
Pero les vuelvo a pedir y esto sí tendrán que aceptarlo: no me representen a mí pues no me
representan. No estoy personificando ningún rol asignado. Elijo cada cosa que hago. Soy mujer
y vivo a gusto.