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TP 2

Análisis de la Dramaturgia II | Analía Mayta


“Trilogía Pesimista Argentina”

Profesorado en Arte, Lenguaje Teatro, 2º año 2020


CePEAC N°1
Centro de Producción y Educación Artístico Cultural de Almirante Brown

16 de Noviembre del 2020.

Buenos Aires, Argentina.

Por OPPIZZI, Clara Regina


1 Teatralidad y metateatralidad en Dar la vuelta de Griselda Gambaro

Tras un breve, nuevo, recorrido por las obras leídas, con el foco colocado en la búsqueda de
recursos metateatrales, finalizo por seleccionar, en este caso, a Gambaro. Me gustaría dejar
plasmadas ciertas notas de análisis de la metateatralidad presentes en los textos trabajados que dan
cuenta del porqué de la elección.
1 . La representación de la obra La Ratonera en la obra Hamlet, considerada el ejemplo básico, no
por su condición de simpleza sino por su condición de ser fundante del metateatro no es elegida
porque, a mi parecer, ya fue debidamente analizada en clase.
2 . En Stéfano de Discépolo me fue muy complicado encontrar ejemplos de metateatralidad. Queda
en mí rondando la duda de si: o bien, no posee dicho recurso o si es posible encontrarlo, desde su
carácter complejo, en el hecho que, Stéfano, al darse cuenta de su realidad ilusoria, al caer su
máscara, termina por destruir al personaje y por tanto muere.
3 . En Remanente de Invierno de Spregelburd es posible encontrar variedad de ejemplos de
metateatralidad. Ejemplos que quedan totalmente evidenciados, ante todo, en las escenas finales de
la obra donde podemos ver, corrido el telón de fondo, a Silvita en su “camarín”; momento en que la
obra termina por desintegrarse y los pocos personajes que quedan en escena ya ni saben que hacer
y esto mismo, de hecho, lo comentan. Remanente de Invierno es muy analizable en términos de
teatralidad y metateatralidad. No la selecciono debido a que la elegí para trabajar en la última
consigna.

Teatralidad

Ahora sí, me adentro en el análisis de Dar la vuelta de Griselda Gambaro. Entendiendo a la


teatralidad, a nivel literario, como todo aquello que la autora describe mediante acotaciones,
didascálias, para ubicar a les lectores en la realidad ficcional y teatral creada en el texto; es posible
distinguir en la escritura dramática gambariana el uso consciente de recursos “escénicos”, “visuales”
que buscan estimular de forma concreta los sentidos de les receptores (sean tanto espectadores
como lectores). Cuando una lee a Griselda Gambaro, inevitablemente percibe la capacidad de la
escritora para transmitir significados, sensaciones y emociones desde la teatralidad.
Considero relevante destacar cómo las palabras constantemente desmienten la realidad ficcional de
la obra. Este desequilibrio entre acciones y voces cobra total sentido una vez llevada la dramaturgia
literaria a escena. Si bien quien lea tranquilamente percibe esta discrepancia desde un nivel más
abstracto, imaginario, pienso que es en el momento preciso en el que el texto dramático se
transforma a texto espectacular (momento en el que ese conflicto entre “lo que se dice” y “lo que se
hace” se presenta ante las miradas de les espectadores) cuando desarrolla todo su potencial
comunicativo. En mi opinión, el doble discurso utilizado por Gambaro, es una forma de provocar al
público a través del tono absurdo. LLeva a lxs espectadores a sentirse desconcertadxs, en muchas
ocasiones, a la par de lxs personajes.

Algunos ejemplos a lo anteriormente planteado (en cursiva lo concretamente referente a teatralidad


literaria):

“Narciso: Patrón
(El Patrón, tranquilamente, sin dejar de leer, abre a tientas el cajón de la mesa, saca una pistola,
aparta un segundo los ojos del libro, apunta hacia Narciso y dispara certeramente … El Patrón no
deja de leer, sólo tiene una sonrisa amable, resignada … )”
“Mario el Confuso: Bueno, ahora una fotografía. ¡Contra la pared! (Riendo, como haciéndole
cosquillas en el estómago con la punta de la cuchilla, lleva a Valentina hacia la pared. Valentina
sonríe, insegura)
Johny Egg: ¿Y los chicos?
Mario el Confuso: (bonachonamente) ¡Ponelos también!
Los Chicos: ¡Nosotros también, mamá! ¡Nosotras también, mamá!
(Corren hacia Valentina. Mario el Confuso y Johny Egg sonrién en el extremo opuesto, los
contemplan apreciativamente. La luz comienza a disminuir. Mario el Confuso, con una corridita, se
acerca y arregla la cola del vestido de Valentina. Se aparta unos pasos y mira. Le coloca ambas
manos sobre los hombros de los chicos)
Mario el Confuso: Así, quietitos. (Toma su ametralladora y se arrima a Jhony Egg) Sonrían. (Los
miran, benévolos y risueños. Valentina sonríe, insegura. Disparan)”

Molly: ¡Es Joe! ¡Esperá! (Se levanta. A Mario el Confuso) Vestite. (Mario el Confuso se levanta y se
pone los pantalones, bufando, Molly se encamina hacia la puerta, se vuelve) Sentate en una silla,
Jhony Egg. No le gusta que ande con nadie en la cama. (Abre. Entra Joe, casi rodando. Es un bulto
redondo, no tiene piernas. Se cubre con una manta que arrastra por el piso. Molly, alegre) ¡Joe!
¡Miren quién es! ¡Joe! (Lo mira) ¡Qué sorpresa! ¡Estás bárbaro! Como estratagema me parece
formidable.

En las acotaciones que hace la autora respecto al vestuario se observa cómo el estado de
precariedad de lxs personajes es trasladado a la vestimenta. Vestuario que sugiere una situación de
confusión, de desamparo, que sólo da lugar a identidades armadas con pedazos. Por ejemplo a Joe
“le falta una mano, sustituida por un enorme guante de cuero, atado con piolines a la manga del
saco”. Valentina “lleva un vestido de novia tan raído como un mantel”. Agregados de teatralidad
literaria que remarcan las carencias de lxs personajes.
En Dar la vuelta, asistimos al deterioro físico de lxs personajes-vulnerables de la obra. Joe será
objeto de una mutilación progresiva, aceptada con sorprendente naturalidad: pequeños cortes en los
dedos, pérdida de una mano, heridas en la cabeza, pérdida de las dos piernas. En la última escena
Joe, es sólo “un bulto redondo”. A Molly, que parecía vivir a salvo de la crueldad, le amputan
brutalmente los dos pechos. Además, en este tratamiento de lo corporal, la autora aporta a sus
personajes acciones repetitivas e inevitables, tics. Johny Egg se pasa todo el tiempo “devastando
una madera con una navaja.” Después, “recoge cuidadosamente las astillas del suelo y se las
guarda en los bolsillos” “el garrote que devastaba al principio se transforma finalmente en un palito”.
Considero que todos estos gestos aportan información sobre el carácter del personaje o de la
situación. Conforman códigos de teatralidad, pensados para la puesta en escena, pensados para ser
recibidos por las miradas de lxs espectadores.
La propia autora ha destacado (y la cito) cómo “la dramaturgia, siendo literatura, se niega a serlo,
exige el escenario, exige la intermediación de personajes corporizados, en un tiempo y espacio
precisos”. Con sus propias palabras añade: “La pureza textual no existe en la corporeidad del
escenario, por cuanto al pasar por una gestualidad, una voz, una entonación, una mayor o menor
carga emotiva y/o significativa, unos silencios, va a mancharse hermosamente por el contacto con los
otros. Esto no significa desvalorizar la palabra (o la estructura verbal del texto dramático) sino
sostenerla, precisamente mediante una indagación creadora que vaya al espíritu de la letra y
devuelva a la palabra, esa gran despreciada de nuestro teatro, su carga dramática, su original
capacidad transmisora de significados, emociones y sensaciones”
Metateatralidad:

Entendiendo al metateatro como el género teatral en el que el contenido encierra ya elementos


teatrales (Abel, 1963). A sabiendas de que es suficiente con que la realidad ficcional descrita se
presente ya teatralizada para tomar forma de metateatro, es posible identificar, concretamente, el uso
de la metateatralidad en Dar la vuelta en, por ejemplo, los siguientes momentos del texto dramático:

Momento en el que Valentina se disfraza de Molly y actúa como si fuese ella:

“El cuarto del Patrón. El Patrón está leyendo con su concentración habitual. Valentina, sentada en
una silla, al lado de la puerta, espera. Está vestida como Molly, las manos juiciosamente unidas
sobre el regazo. Entra Joe....
...Valentina: ¿Yo? ¡Te enamoraste de Valentina, esa teta chata! ¡Por eso me desprecias!
(Dulcemente) Confesalo. Te comprendo. ¡Es tan linda!...
...Valentina (se olvida de imitar la voz de Molly, dulcemente): ¡Qué bien! (Se marca un círculo en la
mejilla) Quiero uno acá…
...Joe: ¡Te machuco! (Le retuerce el brazo. Valentina grita. Entra Molly, vestida exactamente igual
que Valentina)
Molly (los mira): ¿Arrumacos? (Joe queda atónito. En su estupor, sigue retorciendo el brazo de
Valentina que grita) ¡Se lo voy a contar al Patrón! ¡Obscenos!
Joe (suelta a Valentina. Mira alternativamente a las dos. Luego, toca el postizo de Valentina. Suena
la bocina): ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Sos idiota?”

Momento de la fiesta de casamiento de Valentina en el que Mario el Confuso hace del marido:

Mario el Confuso: ¡No es necesario cortarla! Además, parece una piedra. Yo represento al novio. Si
cae el Patrón, repetís la escena. Vení. (Con un gesto pide algo a Jhony Egg. Este saca la navaja del
bolsillo, Mario el Confuso la rechaza. Johny Egg saca de la cintura una cuchilla de carnicero. Mario el
Confuso la toma, rodea amorosamente a Valentina con un brazo y deposita la ametralladora sobre
la mesa, a su alcance. Le entrega la cuchilla a Valentina y coloca una mano sobre la de ella,
dispuesto a imitar el corte de la torta de casamiento….
…. Mario el Confuso (muy en papel): ¡Amor mío!...
…. Mario el Confuso (grosero): ¿Qué voy a cortar? ¡Hace falta un taladro! (Retoma su papel) Pero
contigo, pan y cebolla. Pan y…

Ahora bien, entendiendo la metateatralidad desde su singular complejidad, me atrevería a


identificarla en la escena final de la obra. Si bien no queda concretamente acotada por la autora,
siguiendo un análisis personal de la construcción discursiva utilizada, desde el campo de lo no dicho
en cuanto a didascalia, tras un visible cambio en la fonética, intuyo que, en el momento final de la
canción interpretada por Mario el Confuso y Jhony Egg, la dramaturga busca interpelar directamente
al público, en cierta forma rompiendo con la cuarta pared:

Mario el Confuso y Jhony Egg (cantan):

Aquí terminamos esto


con esta hermosa promesa
No importa que esté sin piernas
no importa que esté sin manos
Está todo de contramano
pero es una imagen tierna
Podemos perder
podemos perder
un pedacito cada día
sin que falte
sin que falte
la alegría

Si nos sacan los dos ojos


por favor que no haya enojos
Sobre el ojo está la ceja
y sobre la ceja el coco

Aquí terminamos esto


y falta la moraleja
un poco de reflexión
un poco de reflexión
nos lleva a la conclusión:

(Feroces)
¡Miren a su alrededor!
¡Miren a su alrededor!

Telón

2 Trilogía Pesimista: textos dramáticos. Diferencias y similitudes.

Los textos argentinos trabajados: Stéfano de Armando Discépolo, Dar la vuelta de Griselda Gambaro
y Remanente de invierno de Rafael Spregelburd; son, los tres, textos dramáticos ya que fueron
creados con el propósito de ser transformados a textos espectaculares, es decir, con la intención de
que sean representados. Dentro de los mismos, es posible encontrar aquellos elementos
imprescindibles que hacen de un texto un texto dramático. Conllevan consigo aquella dimensión o
“hipótesis escénica”, la potencialidad performática. Dimensión que resulta fácilmente identificable
debido al uso de didascálias y la conformación de una estructura discursiva mediante diálogos y
personajes. Todas las obras mencionadas poseen esa naturaleza dialéctica entre el plano textual y el
plano escénico.
A la réplica, la régie y lxs personajes se le añade el potencial decorado, claramente visible en los
textos. Además, desde el nivel literario, cada texto se encuentra organizado por unidades mínimas,
situaciones que terminan por concebir a la forma dramática.

Los tres textos son argentinos, los tres logran la mixtura grotesca de lo trágico con lo cómico, los tres
hablan acerca de la realidad de la época en la que fueron creados, por tanto son relatos de identidad
cultural, pues cada uno de ellos, a su manera, “habla” de una época de nuestra historia. En todos, lxs
personajes presentados son perdedorxs, ningunx logra concretar lo que se propone. Así como las
escenas finales, que terminan de manera circular, sin llegar (aparentemente) a ningún lado.
La mirada en cada uno de los textos es de carácter pesimista, crítica y de denuncia, mediante la
metáfora del lenguaje estético, de un sistema falocéntrico, capitalista, neoliberal y de dominación. En
los tres se muestra la crudeza humana que impera socialmente.
En Stéfano se trata el tema de aquella mediocridad del artista fracasado que arrastra consigo a toda
su familia. La persecución de sueños imposibles y el consecuente fracaso inevitable. A esto se añade
la temática de la dominación económica en la sociedad, del sistema de presidencias liberales en la
Argentina de la Década Infame de los años 20’. Sistema que termina fracasando, al igual que el
protagonista, el cual no logra “hacerse la América”. La obra es enteramente de género grotesco
criollo sin uso del absurdo. A diferencia de Remanente y Dar la vuelta donde, en ambas obras, se
utilizan tanto recursos del grotesco como del absurdo.
Al igual que Remanente de invierno, en Stéfano se presenta a esa clase media argentina
aspiracional. En cambio, en Dar la vuelta, lxs personajes se encuentran en un estado de indigencia
extrema.
Tanto en Stéfano como en Remanente de invierno se trata el tema de la incomunicación, ante todo,
de la incapacidad de comunicarse entre el propio grupo familiar. En Stéfano, esto se ve acrecentado
mediante el uso del cocoliche, lenguaje que marca la diferencia generacional y el contexto
sociocultural de aquella época. Aunque la incomunicación va más allá, ya que si bien Stéfano habla
en cocoliche con sus padres, estos no lo comprenden debido ya, a una diferencia de carácter cultural
educativa.
En Remanente esta incomunicación familiar se encuentra acrecentada por el hecho de que Silvita
haga mal uso de las preposiciones. Hecho que luego se va contagiando al resto de lxs personajes.
Es un detalle que visibiliza esa incomunicación que en efecto es más profunda que el uso gramatical.
En Dar la vuelta, al igual que Stéfano, se trata el tema de la dominación económica a la cual se
añade la dominación patriarcal. El foco se encuentra en las diferencias vinculares de relaciones de
poder del grupo de pseudo gangsters con el exterior en términos económicos, y en términos de
desigualdad y violencia de género tanto dentro de la pandilla como por fuera.
Dar la vuelta pertenece al contexto argentino de los años 70’, enteramente atravesado por la
dictadura político-militar-eclesiástica. La violencia es distinguible en las tres obras, pero es en la de
Gambaro donde se la trata directa, cruda y sin filtros. Una violencia completamente arbitraria, donde
lxs personajes entremezclados entre víctimas y victimarxs hacen uso de ella y la aceptan de manera
natural. Esta perversión y violencia física directa, donde mujeres son violadas y personajxs son
amputadxs tanto corporal como moralmente, incapaces de reaccionar; se diferencia de Remanente,
donde la violencia queda establecida, de cierta manera, más sútilmente.
Remanente de invierno pertenece a la década menemista de los años 90’. La obra refleja a la época
al tratar sobre la superficialidad, la desinformación y el apogeo de los medios de comunicación como
nuevo 4to poder. En Remanente la metateatralidad atraviesa toda la obra en manos del personaje de
Silvita y de la TV hasta el final de la misma, donde ya, perdido totalmente el sentido, el uso del
metateatro es generalizado. Como ya se dijo en párrafos anteriores, esta obra trata sobre la
incomunicación familiar a la cual se le añade el desapego e indiferencia. Silvita, la hija, es colocada
por su madre a la par de la heladera. Con tonos absurdos, los electrodomésticos son humanizados,
lo que indica en realidad lo inverso, la cosificación de la humanidad.
El texto trata sobre el consumismo desenfrenado característico de la época y el rol de la maquinaria
mediática de estimularlo directamente, sin filtros, manipulando, con la desinformación, la
construcción de las subjetividades de lxs televidentes.

3 Remanente de invierno y la actualidad


Si bien no podría hacer un “Top 3” de los textos leídos (aunque Dar la vuelta de Gambaro se llevó
toda mi atención), selecciono a Remanente de invierno de Rafael Spregelburd para trasladarlo a la
actualidad. Lo elijo porque, hoy en día, me encuentro muy atenta y crítica respecto a la dominación y
poder ascendente de los medios de comunicación sobre la sociedad.
Aquella maquinaria mediática manipuladora de subjetividades que retrata la obra, en aquel momento
comandada por la televisión, hoy día se ha potenciado en manos de las redes sociales.
Nos encontramos transitando la era digital, postindustrial. Lo que se vislumbra es que ese mismo
consumismo, cosificación humana, el exceso de información (que en realidad desinforma), las
noticias falsas impunes y la frialdad, el desapego e incomunicación en los vínculos sociales que
aparecen tratados en Remanente de invierno; hoy día transmutan en una sociedad hiperconsumista,
nos transformamos en un flujo de datos y en una unidad algorítmica controlada. Sociedad actual
donde la interacción y la interconexión digital no hacen más que ahondar en el egocentrismo y, en
última instancia, la autodestrucción. Como señala el filósofo Byung-Chul Han: “somos personas que
estamos en red, sí, pero no estamos unidos: la comunicación actual se basa en no escuchar”. La
otredad termina reducida bajo toneladas de “likes”, “selfies”. Terminamos convertides en ilusión.
La comunicación digital no trabaja con todos los sentidos (como la comunicación teatral por ejemplo).
Es paradójico ya que la hipercomunicación e interconexión en realidad no favorecen al encuentro con
lxs demás. Sino que al contrario, se utilizan (mediante el algoritmo) para encontrar personas iguales,
que piensen igual a unx.
Hasta el arte se ha comercializado en exceso y ha entrado a la lógica consumista. Hablo de ese arte
chato que se autodenomina contemporáneo, claramente seguimos resistiendo desde las periferias.
Pero en general es posible distinguir como el arte se ha vuelto víctima del sistema. (Esto da para
debatir horas seguramente)
Esa sociedad de los 90’ que se autopercibía falazmente “apolítica”, hoy día se torna conformista,
pierde el poder de la mirada crítica. No sólo se come la mentira de la TV sino que a esta se le suman
las redes sociales con mucho más poder y de formas sutiles (como para no darse cuenta). Cabe
preguntarse ¿por qué las redes sociales son gratuitas?. Lo son, para nosotres, lxs llamadxs
“usuarios” cuando en verdad cabría llamarnos “productos/consumidores”. El servicio de la red social
es pago para las grandes corporaciones, que utilizan el brillante y perverso invento del algoritmo para
aumentar sus ventas.
Los datos y las máquinas han de estar al servicio de las personas, no al revés. Internet y los datos
son herramientas de soporte como pueden serlo una sierra y un martillo, que sirven para cortar
madera y construir casas. Pero las herramientas pueden ser muy mal utilizadas. Si se quiere, una
sierra también sirve para... cortar cabezas. Lo digital nos separa de la corporalidad sensible, el
trabajo físico da cuenta del esfuerzo, algo que lo digital no hace. Lo digital no tiene olor, ni contacto,
ni ofrece resistencia.
Me pregunto, ¿la exposición de adeptos a teorías conspirativas, terraplanistas y antivacunas
hubieran existido sin la virtualidad? ¿Cuánto pensamiento crítico y contacto empático real se puede
lograr en, lo que Jorge Dubatti llamaría, el tecnovivio?

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