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CLASIFICACIÓN ESTRATÉGICA DE LAS EVIDENCIAS

La clasificación que se presenta a continuación ha


sido concebida en términos estratégicos. Lo que se busca es
ofrecer una guía práctica que permita sacar mayor provecho
a la prueba que se rendirá en el juicio. Esta aproximación
permite verificar el modo en que nuestra versión de los
hechos puede ser efectivamente respaldada por la evidencia
recopilada y, al mismo tiempo, facilitar la correcta
organización de la presentación en juicio de cada una de
las evidencias, incluyendo los puntos específicos sobre los
cuales se consultará a testigos o peritos, y las
contribuciones concretas de la evidencia material, etc.

Esta clasificación no pretende sustituir las reglas de


regulación de la prueba contenidas en el C.P.P., la que
responde más bien a consideraciones de admisibilidad y de
recepción, mas no a la forma estratégica que debe adoptar
el litigante para aprovechar su contenido y utilidad en la
formulación de la versión definitiva de la teoría del caso.

En calidad de complemento útil, y siguiendo el patrón


estratégico buscado, diremos que la evidencia puede ser
clasificada en las siguientes categorías:

a)Evidencia afirmativa

La evidencia afirmativa es aquella que permite


acreditar una determinada proposición fáctica; es la prueba
que acredita que un hecho o acción ha tenido lugar en un
determinado momento, guardando estricta relación con un
elemento del tipo penal. Por ejemplo, si en un caso se
cuenta con la declaración de un testigo que afirma haber
visto al acusado cuando disparó a la víctima.

Esta afirmación constituye evidencia afirmativa de la


siguiente proposición fáctica "el testigo... vio al acusado
disparar a la víctima".

b) Evidencia de refutación

La evidencia de refutación es aquella que intenta


destruir, desnaturalizar, o debilitar las evidencias
afirmativas de la contraparte. Este tipo de evidencia es
presentada con el objeto de desarmar las proposiciones
fácticas que están asentadas en la evidencia afirmativa que
las soporta.
Las evidencias de refutación pueden ser negativas o
conclusivas:
1. Evidencia de refutación que tiene por objeto negar
la veracidad o exactitud de una determinada proposición
fáctica o en general de una declaración. Por ejemplo, un
testigo de la defensa señala que la supuesta víctima de
violación estaba enamorada del acusado, refutando la
declaración previa de la víctima en la que afirmaba nunca
antes haber visto al acusado.
2. Evidencia de refutación que acepta el presupuesto
material en el que se basa la proposición fáctica del
contrario, o una afirmación del contrario, pero se le
indica al tribunal que la conclusión a la que debe arribar
es diferente a la que intenta llegar la contraparte. Por
ejemplo, un testigo de la defensa ratifica que el acusado
era el dueño del arma de fuego, que la tenía en su poder el
día de los hechos, que la disparó, que tal disparo lo
dirigió a la víctima, pero que tal disparo fue efectuado en
legítima defensa, pues la víctima había disparado en primer
lugar contra el acusado.

c) Evidencia explicativa

Es aquel tipo de evidencia presentada con el objeto de


proveer al tribunal de antecedentes que permitan entender
los hechos y acciones del caso de que se trate. Puede
consistir en declaraciones de testigos o de peritos, o
incluso en documentos u otras pruebas que aportan
información, para comprender las motivaciones de una
persona, el carácter o las reacciones de un sujeto, las
consecuencias de ciertos hechos, etc.

Este tipo de evidencias está destinado a proveer de


argumentos al tribunal que pueden ser usados para
establecer relaciones lógicas entre las distintas
evidencias, dotar de coherencia a una determinada
conclusión, y/o consolidar la verosimilitud de un
determinado testigo. Por ejemplo, un testigo de la fiscalía
que explica al tribunal que entre la víctima del homicidio
y el victimario existía una profunda enemistad, dado que el
victimario sospechaba que la víctima mantenía una relación
amorosa con su mujer. En este caso se requiere de evidencia
explicativa para dar a conocer al tribunal las razones por
las cuales se habría cometido el homicidio, permitiendo
entender la secuencia y el sentido de los hechos, acciones
y reacciones de las partes. El testigo que aporta esta
información sobre las relaciones entre víctima y
victimario, introduce antecedentes que tornan verosímil el
hecho que el victimario haya dado muerte a la víctima,
fortaleciendo las declaraciones de otros testigos (v. gr.,
si un testigo de la fiscalía sostiene haber escuchado una
discusión entre la víctima y el victimario momentos antes
de que se escucharan los disparos).

d) Evidencia de credibilidad

La evidencia de credibilidad es aquella que intenta


dar sustento a otra prueba, con el específico propósito de
presentarla como verosímil frente al tribunal y por tanto
de protegerla en su valoración, resguardando su relevancia
al momento de valorar y tasar el conjunto de las pruebas
presentadas.

Normalmente se piensa en la necesidad de una evidencia


de credibilidad para reforzar una prueba que es relevante
para efectos de tener por acreditada una o más
proposiciones fácticas.

La evidencia de credibilidad aparece como el soporte


de otra prueba, que dada su importancia debe ser sustentada
o apoyada para acrecentar su aceptación por parte del ente
juzgador. Por ejemplo, una testigo de la defensa señala
haber visto en una plaza la forma en la que el acusado se
defendía de las agresiones que la víctima le propinaba,
agregando que pudo percatarse que la víctima portaba un
cuchillo con el que intentaba lesionar al acusado. Si la
defensa deseara dotar de mayor credibilidad a la
declaración de esta testigo, para sustentar su tesis de
legítima defensa, podría llevar a declarar a un vecino de
la testigo, que señalara que la testigo es una respetada
residente del barrio, que vive a unas pocas cuadras de la
plaza donde ocurrió la riña, y que siempre concurre a la
plaza para dar de comer a las palomas. Una declaración de
este tipo dota de credibilidad la declaración de la
testigo, en el sentido que ella estaba realmente en la
plaza el día de los hechos y que por tanto está diciendo la
verdad.

Una cuestión distinta, aunque ciertamente


complementaria de lo señalado, es el esfuerzo que los
litigantes realizan en todo juicio por dotar de
credibilidad y verosimilitud a la declaración de un
determinado testigo o perito. […].

e) Evidencia persuasivo-emotiva

Otro tipo de evidencia que es presentada al tribunal


se denomina evidencia emocional y se entiende por tal a
aquella que tiene por objeto aprovechar aspectos que, en
forma consciente o inconsciente, se asocian a niveles de
verosimilitud o credibilidad.

Este tipo de evidencia reposa en gestos o


manifestaciones externas del carácter o emotividad de una
persona. Tiene la virtud de captar la atención del tribunal
al dar cuenta de la espontaneidad de un sentimiento que
puede relacionarse con una máxima de la experiencia o
incluso con reglas de la lógica.

Por ejemplo, cuando se presenta a declarar la víctima


de una violación y frente a una pregunta de la fiscalía en
la que se inquieren mayores detalles sobre la penetración,
la víctima rompe en llanto y pierde el control. En ese
momento el litigante podrá maximizar la atención del
juzgador, pudiendo solicitar un vaso de agua o un receso, o
bien dirigir unas palabras en tono afable a la víctima
señalándole que entiende su pena y dolor, pero que debe
solicitarle que realice un último esfuerzo ante el tribunal
y explicar los detalles de la penetración.

f) Evidencia directa

Es aquella evidencia que demuestra una proposición


fáctica por sí sola, con prescindencia de razonamientos que
partan de indicios o inferencias derivadas de otras
pruebas. En otras palabras, la evidencia directa se apoya
en una declaración que resulta ser autosuficiente para
arribar a una determinada conclusión.

Este modo de entender la evidencia directa traslada el


esfuerzo del litigante a la tarea de dotar de credibilidad
la versión del testigo o perito de que se trate. En efecto,
si la versión del testigo o perito constituye evidencia
directa, esto es, resulta comprensible por sí misma siendo,
por ende, el soporte que una determinada proposición
fáctica requiere, la tarea del litigante consistirá en
presentar al tribunal a ese testigo o perito como una
persona creíble.
La tarea del litigante ante la evidencia directa
consiste en desplegar acciones para acreditar y dotar de
credibilidad a la persona que transmite la información. Por
ejemplo, una testigo señala lo siguiente: "pude observar al
acusado sacar un arma de fuego y disparar a la víctima,
pues yo me encontraba a dos metros de distancia de los
hechos".

Esta afirmación es directamente aceptable, pues no se


requiere desarrollar ningún ejercicio de inferencias a
partir de la información proporcionada por la testigo;
siendo entonces relevante determinar si la testigo en sí
misma resulta creíble o si requiere de evidencias
complementarias para reforzar su credibilidad.

g) Evidencia indiciaria

Como su nombre lo indica, es aquella evidencia que


provee de elementos de análisis que, unidos a otras
evidencias o razonamientos lógicos, permite arribar a una
determinada conclusión. Es la evidencia que intenta
acreditar una proposición fáctica utilizando la información
que la evidencia aporta en sí misma, sumada a inferencias o
procesos de razonamiento que llevan al tribunal a concluir
conforme a la teoría del caso planteada por la parte
respectiva.

Por ejemplo, si lo que se intenta acreditar es que una


persona fue violada, las ropas rasgadas y los hematomas de
la víctima constituirán evidencia indiciaria de la
proposición fáctica "Ana fue penetrada por Juan mediante
golpes y actos de fuerza" (la evidencia directa estará
constituida por la declaración de la víctima en la que
indica haber sido penetrada contra su voluntad por el
acusado; la evidencia indiciaria será utilizada para
mostrar que las secuelas de la fuerza empleada por el
acusado están asociadas con el acto de penetración).

Al determinar que estamos frente a un conjunto de


evidencias indiciarlas que acreditan alguna de nuestras
proposiciones fácticas debemos adoptar ciertos resguardos
estratégicos para presentar la referida evidencia en
juicio: en primer lugar debemos tratar de agrupar los
distintos indicios en un mismo "bloque de prueba".
Entendemos por bloque de prueba aquel espacio de tiempo en
el cual mediante la presentación de diversas evidencias
pretendemos acreditar una misma proposición fáctica o dos o
más de ellas que se encuentran estrechamente ligadas por la
evidencia que las acredita. Tratamos de presentar dentro de
un mismo momento probatorio todos los indicios de que
disponemos para acreditar una proposición fáctica. Nuestra
intención será facilitar la aprehensión por parte del
tribunal de cada uno de esos indicios, por ello nos parece
que no es razonable presentar cada uno de los indicios por
separado o en bloques de prueba que no sean continuos.

Pensemos en un litigante que en el curso de la


presentación de su evidencia, que ocupará más de un día de
atención del tribunal, acompaña sus evidencias indiciarlas
en distintos momentos, unas al inicio de su prueba, otras
en el medio de su actividad probatoria y otras al final; la
verdad es que lo más probable es que esta forma de
presentación de su evidencia no sea estratégicamente
efectiva, las posibilidades que el tribunal haya percibido
con claridad cada uno de los indicios y que, además, a
partir de ellos extraiga la conclusión probatoria buscada
por el litigante es muy baja. Distinto será si ese mismo
litigante presenta esa evidencia en un mismo bloque
probatorio.

Hecho esto debemos en segundo lugar abocarnos a la


tarea de explicitar ante el tribunal cuál es la conclusión
que fluye nítida e indubitadamente de esos indicios. Esto
lo haremos en el alegato de clausura, en el cual debemos
referirnos a cada una de las evidencias indiciarlas
rendidas y cómo, unidas todas ellas, nos llevan a una
conclusión unívoca que acredita cada una de nuestras
proposiciones fácticas integrantes de nuestra teoría del
caso. Reiteramos aquí algo que nos parece esencial en el
manejo estratégico que debe tener un abogado al presentar
su evidencia en el juicio: no basta a veces tener evidencia
suficiente para sustentar nuestra teoría del caso, muchas
veces será esencial la forma en que dicha evidencia se
presente al tribunal. No podemos arriesgarnos a que nuestro
mensaje no sea comprendido por los jueces. De allí el
acento en combinar fondo y forma en la construcción de la
teoría del caso.

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