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BARQUISIMETO-EDO-LARA
(ENSAYO)
NAILEE CASTILLO,
Barquisimeto, marzo 2020
1.- La Teoría del Caso:
Con la vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, los archivos de los circuitos
judiciales se encuentran abarrotados de piezas de expedientes. ¿Qué sucedió
entonces con la promesa de cambio de paradigma del COPP?, ¿En realidad es
aceptable decir, que es necesario volver al Sistema Inquisitivo?, pues, considera
quien suscribe, que una de las causas que han conllevado a esa desnaturalización
del Proceso Penal Acusatorio, ha sido la ausencia de conocimiento tanto por los
Jueces, Fiscales y Defensores de lo que se ha denominado como Teoría del
Caso.
“A estas alturas del siglo XXI, seguir sosteniendo la idea del expediente
voluminoso como “una herramienta de trabajo del proceso” es totalmente
contradictorio a la realidad que imponen los procesos orales y acusatorios, cuya
base debe ser la ORALIDAD, la celeridad y la brevedad, en los actos y demás
trámites”.
A eso viene la Teoría del Caso, justamente, a poner orden en medio del Caos que
nosotros mismos hemos provocado.
Ahora bien, ¿qué podemos definir como Teoría del Caso?, el eximio procesalista
[CITATION Jos \p 10 \l 8202 ]la define como:
“La Teoría del caso es, por sobre todas las cosas, un punto de vista. Siendo el
juicio penal ineludiblemente un asunto de versiones en competencia (…) la teoría
del caso es un ángulo desde el cual ver toda la prueba; un sillón cómodo y mullido
desde el cual apreciar la información que el juicio arroja, en términos tales que si
el tribunal contempla el juicio desde ese sillón, llegará a las conclusiones que le
estemos ofreciendo…”
“ante las primeras informaciones, la teoría del caso se presenta como una
hipótesis acerca de la circunstancia, sus características y la forma en que habría
ocurrido, la misma que en el transcurrir de las diligencias preliminares y del
procedimiento penal ha de ir verificándose o modificándose. Para luego,
previamente al juicio oral, quedar concluida, momento en que la teoría del caso
apunta a ser la historia elaborada por las partes, a partir de hechos relevantes,
que cuenta con un amparo jurídico y probatorio, que se ofrece demostrar al inicio
del juicio en un contexto adversarial, público, oral y, por supuesto, en presencia
del juzgador”
“La visión estratégica que cada parte diseña y del caso, que le permitirá
hacer una radiografía de la situación, a los efectos de poder determinar las
debilidades y fortalezas que se poseen, seleccionando la información útil y
necesaria (por ello relevante) que les consentirá planificar lógica, coherente y
estilísticamente sus desempeños en el Juicio Oral.
Ahora bien, una vez definida la Teoría del Caso, se infiere que el Abogado dentro
del Proceso (Aunque el Penal es el que nos ocupa, vale para todos), no es un
“Actor”, ni la reencarnación de Désmostenes. Me explicó, ni el Fiscal ni mucho
menos el Defensor, pueden pretender ser actores (en alusión a la actividad
artística) dentro del proceso penal, improvisando y muchas veces distorsionando
de forma bastante vergonzosa el caso que se le ha puesto a su conocimiento,
mucho menos debe esperar convencer al Juez a base de destacadas
intervenciones orales, basadas solamente en la brillantez de su léxico y empleo de
las más estrictas reglas de la oratoria.
Este filtro nos permite precisar cuáles son los hechos verdaderamente relevantes
en los cuales debemos establecer nuestra teoría del caso. Este primer contacto
con la información del hecho es una etapa de selección y primeras impresiones,
en la cual se debe ser muy quirúrgico, porque hay hechos que a primera vista
pueden parecer irrelevantes, sin embargo, en el transitar del proceso desvelan su
trascendencia
Por último, y no por ello menos importante, está la Teoría Probatoria, la cual es el
sustento de toda la Teoría del Caso, porque mediante ella podemos llevar al Juez
verificación de nuestra proposición fáctica-jurídica. Al respecto alecciona
[CITATION Gra11 \p 22 \l 8202 ]
“Es tan relevante la “teoría probatoria” que si ésta fuera fallida, incompleta, inútil,
impertinente o descuidada, pues entonces podríamos concluir que aquella parte
que propone “su teoría del caso” únicamente tendría una buena historia, pero
nunca un buen caso, toda vez que sin pruebas (elementos de convicción) no hay
forma de “acreditar” que existe un caso…”
Es esta la trilogía que permite fundar la existencia real de un caso, por eso la
transcendencia de tener una visión estratégica del caso, que cumpla con las
exigencias de un proceso llamado a ser dinámico.
Luego de analizadas las definiciones de la Teoría del Caso, podemos decir que se
caracteriza por ser:
· Flexible: Una Teoría del Caso siempre debe tener un plan B, recordemos
que el proceso muchas veces se presenta como una “Caja de Pandora”, no
sabemos con qué sorpresa nos pueda encarar, y debemos adecuar nuestra teoría
a ese suceso, sin que eso signifique que cambiaremos la visión principal. La teoría
del caso es mutable en la investigación, pero debe ser inmutable en el Juicio.
· Acoplada: La Teoría del Caso exige una conexión infranqueable entre las
teorías fácticas, jurídicas y probatorias, no puede existir contradicción entre una y
otra, todas deben estar hilvanadas como cual fibra óptica para ser un mecanismo
de transmisión de información altamente efectivo.
Eso dependerá del rol que estemos desempeñando dentro del proceso penal. Si
tenemos en cuenta que el proceso penal tiene dos partes antagónicas, una de las
cuales tendrá la titularidad de la acción penal, y por ende la Carga Probatoria. En
los artículos 11 y 24 ambos del Código Orgánico Procesal Penal, encontramos
que quien está facultado en nombre del Estado para ejercer la acción penal, es el
Ministerio Público, además de ello, la Constitución (art. 285), el mismo COPP (art.
108) y la Ley Orgánica del Ministerio Público (art. 16), le han otorgado el
Monopolio de la Investigación Penal, lo que la convierte sin duda alguna en una
Parte aventajada en el proceso penal acusatorio venezolano.
Para que el Ministerio Público pueda esbozar una Teoría del Caso, primero (como
ya hemos dicho), debe acreditar los hechos, subsumirlos en la norma (Requiere el
manejo del Derecho sustantivo y adjetivo de forma cabal y aceptable), y por
supuesto el desarrollo de una Mínima Actividad Probatoria que le permita
sustentar su “Caso”. Sin olvidar la exigencia de una Investigación Integral, que
haga constar no solo los elementos que inculpen, sino también los que exculpen al
imputado (art. 281 COPP).
El manejo de la Teoría del Caso es también atinente para el Juez, claro está que
no es una parte del proceso penal, por lo que no debe estructurar una teoría del
caso, empero si examinar las predicadas por las partes, a los fines de poder
acogerse a la que sea más convincente. Es harto ver como en las audiencias de
presentación de detenidos en flagrancia (art. 373 COPP), el Ministerio Público
solicita la imposición de una Medida Preventiva Judicial Privativa de Libertad (Art.
250 ejusdem), amparado exclusivamente en el siguiente rezo (casi sacro): “Esta
representación del Ministerio Público, solicita ciudadano Juez la imposición de una
Medida Preventiva Judicial Privativa de Libertad, en contra del ciudadano Juan
Nadie, por encontrarse llenos los extremos de los artículos 250, 251 y 252 del
Código Orgánico Procesal Penal, para poder de garantizar los fines del proceso”.
Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.
Entonces, es preciso indicar que una solicitud de esa naturaleza, debe ser
fundada, y por supuesto la Teoría del Caso es una herramienta fundamental a los
fines de que el representante del Ministerio Público, pueda debidamente
convencer al Juez de Control (aunque algunos no necesitan mucho para ser
convencidos), manifestando: si se encuentra acreditado el hecho, si existen
elementos que liguen al imputado con la comisión de ese hecho, explicando de
qué forma ha concluido eso, y las razones por las cuales teme que las finalidades
del proceso no se cumplirán (En otras palabras, que fundamente el fomus bonis
iuris y el periculum in mora). La ausencia de una verdadera práctica de la oralidad
en el Sistema Acusatorio venezolano, es una Crónica de una Muerte
Anunciada[37], sí, la muerte de los principios y garantías de índole procesal,
contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el
Código Orgánico Procesal Penal.
Sólo esto permitiría de una forma igualitaria, permitir a las partes dentro del
proceso penal poder construir su teoría del caso. En el caso del Defensor, su
Teoría del Caso deberá siempre versar en aras de su función, defender, digo esto
por una razón, muchos “Defensores”, no son capaces de poder estructurar su
caso, en muchas oportunidades creen que podrán resolverlos todos de la misma
forma (Que decir del MP), y durante todo el proceso no hacen más que tirar
flechas para ver si por cuestiones metafísicas o de casualidad, logran atinar en el
pensamiento del juzgador y éste les dé la razón.
La Teoría del Caso del Defensor siempre se aprovechará de la Teoría del Caso
del Ministerio Público, por cuanto al estar libre de la pesada carga probatoria,
puede encargarse de golpear el talón de Aquiles (debilidades) de la teoría del caso
de su contraparte, lo que le permitirá afianzar la suya, con la finalidad de crear
convicción del Juez.
ORATORIA FORENSE
El orador tiene por misión hacer un análisis del caso que se le ha confiado y luego
sugerir la forma en que la ley debe aplicarse actuando sobre los jueces de manera
convincente. La elocuencia del abogado debe ser más serena y templada que la
de cualquier orador.
El más antiguo de los oradores de Grecia fue Antifón. En Roma, la legisladora del
mundo supero a Grecia en la oratoria forense. Sus más ilustres cultivadores fueron
Caton de Utica, Craso, Hortensio y Quintiliano.
Los discursos de Cicerón que han llegado a nosotros son cincuenta y ocho,
teniendo fragmentos de unos veinte y el titulo de treinta y cinco. La totalidad de la
obras de Cicerón fueron publicada por T. Pomponio Atico.
3 Preferencial de los Hechos Lo que hay que poner de relieve son los casos de
viva realidad, de pasión o de convivencia, la solución jurídica viene sola y de
parquedad de dialogo. La narración de los hechos viene a constituir la parte del
discurso denominado proposición , siendo el momento preciso en que debemos
vivificar los acontecimientos con toda la fuerza de la dramatización que puede
exigírsele al novelista en que se convierte en este preciso momento, el orador
forense.
5 Policía del Léxico En nuestra deficiente cultura literaria y la influencia del juicio
por jurados, los abogados hemos avillanado el vocabulario y hemos degradado
nuestra condición mental. Bueno es no olvidar que la abogacía es un magisterio
social, aquella compenetración que, en beneficio de la claridad, se ha definido,
para que el abogado le entienda un patán, no ha de lograse deprimiendo el nivel
de aquel, sino elevando el de este. 11. No significa que en nuestra elocuencia
utilicemos exageradamente el léxico jurídico, ni tampoco se pretende decir con
esto que no lo debamos utilizar. Lo que se desea es que empleemos en nuestro
vocabulario las palabras correctas, evitando frases de moda o jerga vulgar que
solo suele utilizarse por personas que no cuentan con ninguna o muy poca
preparación académica. Lo que se necesita, como ya se dijo anteriormente, es
una expresión muy clara, concisa, respetuosa, de tal manera que la puedan
entender todas las personas presente, esto en el momento de la narración de los
hechos, pues al pasar al razonamiento jurídico y la aplicación de las normas
jurídicas respectivas, debemos cambiar las técnicas utilizadas, pues aquí nos
estamos dirigiendo, no a una persona común y corriente, sino al profesional del
derecho que en este momento está desempeñando la función del juzgador, quien
debe conocer la terminología jurídica que debemos utilizar. “en el informe forense
hay necesidad, en ciertos casos, de emplear palabras técnicas o facultativas, es
decir las inherentes a cada arte o ciencia. Pertenecen también a esta categoría las
palabras de la ciencia jurídica, que han de suponerse conocidas de los miembros
del tribunal y del orador, que no deba rehuirlas cuando haya de referirse a
términos de derecho, entonces incumbe a quien informa el mayor rigor posible al
elegir las palabras, percatado su importancia en la parte jurídica del discurso
judicial.
6 Amenidad En todo género oratorio hay que producirse con sencillez, huyendo de
lirismos altisonantes y de erudiciones empalagosas. Singularmente los pleitos no
se ganan ya con citas de[ CITATION Pau \l 8202 ], ni en fuerza de metáforas,
imágenes, metonimias y sinécdoques. Aquello es sumergirse en un pozo. Esto
perderse en un bosque.
El secreto está en viajar por la llanura, quitar los tropiezos del camino, y de vez en
cuando provocar una sonrisa. Todas las cualidades de la oratoria forense que
analizamos en este trabajo, es de suma importancia que se apliquen
conscientemente en todo discurso forense, ya que nos ayudaran grandemente, no
solo por la correcta narración de los hechos, sino también para aplicación del
derecho y para cumplir los fines del orador. [ CITATION Áng \l 8202 ] afirma que la
herramienta de nuestro oficio es la palabra escrita hablada. Se puede ser o no ser
abogado, pues nadie nace, por ley natural, obligado a serlo, pero ya de serlo, serlo
bien. Y si no hay otra manera de ser abogado sino usando de la palabra,
empleémosla como corresponde. Con dignidad, con pulcritud, con eficiencia. El
abogado es un escritor y un orador. Dos veces artista, sino lo es, será un jornalero
del derecho, un hombre que pone palabras en un papel, más no un verdadero
defensor de los hombres, de la sociedad y de la justicia: que todos estos son sus
clientes. La primera tarea del abogado es narrar hechos, pero esta tarea no es
fácil. Hay que exponer lo preciso, sin complicaciones. Hay que usar las palabras
adecuadas y diáfanas. [ CITATION Áng \l 8202 ] expone, que además de narrar
correctamente los hechos, también es necesario que cada abogado tenga un poco
novelista para lograr atraer al juez y en esa virtud dice que: se necesita del arte de
novelista, de novelista honrado, fiel a la verdad, sin más apasionamiento que
aquellos inexcusables en la defensa, sin malicia, sin chocarrerías, sin notas del
mal gusto, pero novelista en fin.
Todo ello sin olvidar al dialectico y en este sentido expone [ CITATION Art \l 8202 ]
que entre las armas de qué sirve la oratoria, se ha admitir que el argumento
pertenece a la dialéctica, si no nos queremos desentender de la doctrina que nos
dejaron: Aristóteles, Platón, Marco Tulio, pues el fin de la dialéctica es formar
raciocinios.