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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR

PROGRAMA DE FORMACION DE GRADO ESTUDIOS JURIDICOS

CONVENIO UBV - TSJ

BARQUISIMETO-EDO-LARA

DELITOS Y EXCLUSIÓN SOCIAL

(TECNICA FORENSE Y TECNICA DE ORATORIA)

(ENSAYO) 

TRIUNFADORA DE LA SECCION TSJ 1301:

NAILEE CASTILLO,

Docente: ABG MSC CESAR BRITO

Barquisimeto, marzo 2020
1.- La Teoría del Caso:

La vida cotidiana es un conjunto de acontecimientos. Unos producto del


comportamiento del hombre (acción u omisión), otros del curso causal de la
naturaleza, en ambos casos hablamos de “hechos”. Claro está, unos propensos a
ser jurídicamente relevantes, otro excluidos desde el punto de vista jurídico debido
a ser efecto de causa fortuita. En el desarrollo de ese conjunto de acontecimientos
humanos, no en pocas veces se producen contravenciones a la norma jurídico
penal, lo que obliga necesariamente al aparataje punitivo del Estado a encender
sus motores, con la finalidad de determinar la existencia de ese hecho, y la
identidad e individualización de la persona quien fue causante del mismo. Así
inicia el proceso penal, por un hecho, pero el mismo proceso desde el comienzo
hasta que concluye gira alrededor de situaciones fácticas, cada persona que está
de alguna forma involucrada en el proceso, tiene su propia versión del hecho (El
Imputado y el Defensor, la víctima, el Ministerio Público, los Testigos, el Público
Asistente, los Medios de Comunicación), ante tal inconsistencia fáctica, es
necesario que las partes en el Proceso, puedan establecer los hechos relevantes,
mediante la adopción de una metodología estratégica que les permita diseñar su
visión del Juicio Oral, en el cual quizá no se llegue a la Verdad Absoluta, sin
embargo, es posible que el conflicto sea redefinido.

Con la vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, los archivos de los circuitos
judiciales se encuentran abarrotados de piezas de expedientes. ¿Qué sucedió
entonces con la promesa de cambio de paradigma del COPP?, ¿En realidad es
aceptable decir, que es necesario volver al Sistema Inquisitivo?, pues, considera
quien suscribe, que una de las causas que han conllevado a esa desnaturalización
del Proceso Penal Acusatorio, ha sido la ausencia de conocimiento tanto por los
Jueces, Fiscales y Defensores de lo que se ha denominado como Teoría del
Caso.

En torno a esta realidad, ha manifestado [CITATION Gra11 \p 7,8,9 \l 8202 ]

“A estas alturas del siglo XXI, seguir sosteniendo la idea del expediente
voluminoso como “una herramienta de trabajo del proceso” es totalmente
contradictorio a la realidad que imponen los procesos orales y acusatorios, cuya
base debe ser la ORALIDAD, la celeridad y la brevedad, en los actos y demás
trámites”.

Los mamotretos que llamamos expedientes, están llenos de información


“irrelevante”, que nada tiene que ver con el caso que se nos presenta, sin
embargo, el error esta en considerar el expediente grande como signo de rotundo
o contundente . Este tipo de práctica anacrónica, lo único que produce es
retroceso.

A eso viene la Teoría del Caso, justamente, a poner orden en medio del Caos que
nosotros mismos hemos provocado.

Ahora bien, ¿qué podemos definir como Teoría del Caso?, el eximio procesalista
[CITATION Jos \p 10 \l 8202 ]la define como:

“…es el instrumento más importante, para organizar nuestro desempeño en el


Proceso Penal. La teoría del caso se define como la estrategia, plan o visión que
tiene cada parte sobre los hechos que va a probar”.

Por su parte, [CITATION Bay \p 11 \l 8202 ] han manifestado que:

“La Teoría del caso es, por sobre todas las cosas, un punto de vista. Siendo el
juicio penal ineludiblemente un asunto de versiones en competencia (…) la teoría
del caso es un ángulo desde el cual ver toda la prueba; un sillón cómodo y mullido
desde el cual apreciar la información que el juicio arroja, en términos tales que si
el tribunal contempla el juicio desde ese sillón, llegará a las conclusiones que le
estemos ofreciendo…”

Así mismo,[CITATION Oré \p 12 \l 8202 ], indican lo siguiente:

“Así, la teoría del caso es la brújula del litigante. Es un mapa en el que se ha


diseñado el transcurso del proceso, desde el momento en se tiene conocimiento
del mismo hasta que finaliza. La teoría del caso es el planteamiento que el Fiscal o
el abogado realiza sobre los hechos penalmente relevantes, las pruebas que lo
sustentan y los fundamentos jurídicos que la afirman”.
A decir de [CITATION Sal \p 13 \l 8202 ], la Teoría del Caso, es:

“ante las primeras informaciones, la teoría del caso se presenta como una
hipótesis acerca de la circunstancia, sus características y la forma en que habría
ocurrido, la misma que en el transcurrir de las diligencias preliminares y del
procedimiento penal ha de ir verificándose o modificándose. Para luego,
previamente al juicio oral, quedar concluida, momento en que la teoría del caso
apunta a ser la historia elaborada por las partes, a partir de hechos relevantes,
que cuenta con un amparo jurídico y probatorio, que se ofrece demostrar al inicio
del juicio en un contexto adversarial, público, oral y, por supuesto, en presencia
del juzgador”

Podemos en suma, definir la Teoría del Caso como:

“La visión estratégica que cada parte diseña y del caso, que le permitirá
hacer una radiografía de la situación, a los efectos de poder determinar las
debilidades y fortalezas que se poseen, seleccionando la información útil y
necesaria (por ello relevante) que les consentirá planificar lógica, coherente y
estilísticamente sus desempeños en el Juicio Oral.

Ahora bien, una vez definida la Teoría del Caso, se infiere que el Abogado dentro
del Proceso (Aunque el Penal es el que nos ocupa, vale para todos), no es un
“Actor”, ni la reencarnación de Désmostenes. Me explicó, ni el Fiscal ni mucho
menos el Defensor, pueden pretender ser actores (en alusión a la actividad
artística) dentro del proceso penal, improvisando y muchas veces distorsionando
de forma bastante vergonzosa el caso que se le ha puesto a su conocimiento,
mucho menos debe esperar convencer al Juez a base de destacadas
intervenciones orales, basadas solamente en la brillantez de su léxico y empleo de
las más estrictas reglas de la oratoria.

2.- Elementos que componen la Teoría del Caso:


La Teoría del Caso tiene tres componentes existenciales, a saber: la Teoría
Fáctica (Hechos), la Teoría Jurídica (Derecho) y la Teoría Probatoria (Pruebas).
Sobre estas tres columnas levantaremos nuestra Teoría del Caso.

La Teoría Fáctica, viene dada a la determinación de los hechos, el establecimiento


de una proposición fáctica en concreto, sobre la cual girara nuestra visión
estratégica. Para entender mejor lo anterior, traigo a colación un ejemplo aportado
por [CITATION Gra11 \p 19 \l 8202 ]

“Al describir el hecho de un homicidio, se deberá obviar emplear la calificación


jurídica (Homicidio), sino que serán narradas las diversas proposiciones fácticas: X
se encontraba en la fiesta de Z y los invitados observaron cuando B tomó un
objeto y golpeó a X reiteradas veces, hasta que cayó al piso. Los invitados se
acercaron a X y observaron que tenía sangre en su ropa. C, quien estaba invitado
a la fiesta y presenció los hechos, llamo al 911. Los paramédicos al llegar al lugar
de la fiesta manifestaron a los presentes que X no tenía signos vitales.”

Este filtro nos permite precisar cuáles son los hechos verdaderamente relevantes
en los cuales debemos establecer nuestra teoría del caso. Este primer contacto
con la información del hecho es una etapa de selección y primeras impresiones,
en la cual se debe ser muy quirúrgico, porque hay hechos que a primera vista
pueden parecer irrelevantes, sin embargo, en el transitar del proceso desvelan su
trascendencia

La Teoría Jurídica, es la calificación jurídica que le otorgamos a esos hechos


relevantes que previamente hemos seleccionado. Es una etapa de subsunción de
la teoría fáctica en los instrumentos legales tanto sustantivos como adjetivos
penales, que permitirán llevar por el carril de la legalidad nuestra Teoría del Caso.

Por último, y no por ello menos importante, está la Teoría Probatoria, la cual es el
sustento de toda la Teoría del Caso, porque mediante ella podemos llevar al Juez
verificación de nuestra proposición fáctica-jurídica. Al respecto alecciona
[CITATION Gra11 \p 22 \l 8202 ]

“Es tan relevante la “teoría probatoria” que si ésta fuera fallida, incompleta, inútil,
impertinente o descuidada, pues entonces podríamos concluir que aquella parte
que propone “su teoría del caso” únicamente tendría una buena historia, pero
nunca un buen caso, toda vez que sin pruebas (elementos de convicción) no hay
forma de “acreditar” que existe un caso…”

Es esta la trilogía que permite fundar la existencia real de un caso, por eso la
transcendencia de tener una visión estratégica del caso, que cumpla con las
exigencias de un proceso llamado a ser dinámico.

3.-Características de la Teoría del Caso:

Luego de analizadas las definiciones de la Teoría del Caso, podemos decir que se
caracteriza por ser:

· Sencilla: El proceso de filtración y retención de la información realmente


relevante al caso, servirá para que nuestra Visión del Caso sea Clara, y
entendible, con ausencia de argumentos rimbombantes.

· Lógica: La coherencia entre la situación fáctica y el fundamento jurídico,


debe estar cimentada en un nexo lógico, que permita deducir consecuencias
jurídicas armónicas con el caso.

· Creíble: ¡No se va a un juicio a inventar Es muy difícil manejar un juicio


alrededor de una mentira, más cuando tu contraparte maneja una teoría del caso
que le permita afianzar sus objetivos. Por eso, nuestra teoría del caso debe ser
persuasiva y autosuficiente, basada en proposiciones fácticas veraces y
verificables, que permita al Juez ver el caso desde nuestro palco. En palabras de
[CITATION Bay1 \p 25 \l 8202 ]: “una buena teoría del caso debe poder explicar
cómoda y consistentemente la mayor cantidad de hechos de la causa, incluidos
aquellos que establezca la contra parte”.

· Sustentada jurídicamente: Más allá de la proposición fáctica, es necesaria la


precisa subsunción o calificación jurídica, aplicable. [CITATION Bay \p 26 \l 8202 ]
opinan: “los litigantes, además de hechos, trabajan con por decirlo de algún modo
teorías jurídicas. Saber distinguir qué encaja en cuál parte del juicio oral hechos o
derecho no es inocuo, y hará la diferencia entre un buen y un mal litigante.”

· Flexible: Una Teoría del Caso siempre debe tener un plan B, recordemos
que el proceso muchas veces se presenta como una “Caja de Pandora”, no
sabemos con qué sorpresa nos pueda encarar, y debemos adecuar nuestra teoría
a ese suceso, sin que eso signifique que cambiaremos la visión principal. La teoría
del caso es mutable en la investigación, pero debe ser inmutable en el Juicio.

· Acoplada: La Teoría del Caso exige una conexión infranqueable entre las
teorías fácticas, jurídicas y probatorias, no puede existir contradicción entre una y
otra, todas deben estar hilvanadas como cual fibra óptica para ser un mecanismo
de transmisión de información altamente efectivo.

4.- ¿Cuándo debemos estructurar nuestra Teoría del Caso?

Eso dependerá del rol que estemos desempeñando dentro del proceso penal. Si
tenemos en cuenta que el proceso penal tiene dos partes antagónicas, una de las
cuales tendrá la titularidad de la acción penal, y por ende la Carga Probatoria. En
los artículos 11 y 24 ambos del Código Orgánico Procesal Penal, encontramos
que quien está facultado en nombre del Estado para ejercer la acción penal, es el
Ministerio Público, además de ello, la Constitución (art. 285), el mismo COPP (art.
108) y la Ley Orgánica del Ministerio Público (art. 16), le han otorgado el
Monopolio de la Investigación Penal, lo que la convierte sin duda alguna en una
Parte aventajada en el proceso penal acusatorio venezolano.

Es el Ministerio Público quien siempre tiene el primer acceso a la información de


los hechos, por lo que, al tener conocimiento de la comisión de un hecho punible
([CITATION not \p 28,29 \l 8202 ], por cualquiera de los medios establecidos en el
COPP (Investigación de Oficio art. 283, Denuncia art. 285, o Querella art. 292),
debe en primer lugar preguntarse si los elementos recabados le permiten inferir si
está o no ante un caso.

Si el Fiscal del Ministerio Público ha logrado establecer una proposición fáctica y


una teoría jurídica, pero sin embargo, no ha hecho lo mismo con la Teoría
Probatoria, entonces nos encontramos ante un déficit intolerable, que
irremediablemente tendrá como conclusión una Teoría del Caso infundada,
moribunda, absurda carente de verificabilidad. Acontece muchas veces, porque
los representantes del Ministerio Público asumen desconociendo la Teoría del
Caso, solo incorporan al proceso información irrelevante, que se traduce en
expedientes con más de una pieza, confiando en su investidura para conseguir del
Juez, mediante destrezas infantiles.

Para que el Ministerio Público pueda esbozar una Teoría del Caso, primero (como
ya hemos dicho), debe acreditar los hechos, subsumirlos en la norma (Requiere el
manejo del Derecho sustantivo y adjetivo de forma cabal y aceptable), y por
supuesto el desarrollo de una Mínima Actividad Probatoria que le permita
sustentar su “Caso”. Sin olvidar la exigencia de una Investigación Integral, que
haga constar no solo los elementos que inculpen, sino también los que exculpen al
imputado (art. 281 COPP).

Ahora bien, el problema está en que es el Fiscal quien ordena y dirige la


investigación, y la Defensa ¿qué rol cumple en ella?, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 305 del COPP, el imputado o su representante podrán
solicitar al Ministerio Público la práctica de diligencias para el esclarecimiento de
los hechos (que servirán para sustentar su teoría del caso), pero señala el artículo
in comento, que el Fiscal del Ministerio Público, las practicara si las considera
“útiles y pertinentes”. Esto realmente representa una limitante importante en
cuanto a la construcción de la Teoría del Caso. Sin embargo, en el supuesto de
que el Fiscal no logré acreditar su Teoría del Caso, la defensa se ve beneficiada,
por cuanto prevalece el estado de inocencia que arropa a su representado, por lo
que entonces debe dirigirse estratégicamente a atacar las debilidades del Caso
del Ministerio Público, no siendo necesaria acreditar la suya. Después de todo, lo
único que se tiene por probado en el proceso penal, es la inocencia.

El manejo de la Teoría del Caso es también atinente para el Juez, claro está que
no es una parte del proceso penal, por lo que no debe estructurar una teoría del
caso, empero si examinar las predicadas por las partes, a los fines de poder
acogerse a la que sea más convincente. Es harto ver como en las audiencias de
presentación de detenidos en flagrancia (art. 373 COPP), el Ministerio Público
solicita la imposición de una Medida Preventiva Judicial Privativa de Libertad (Art.
250 ejusdem), amparado exclusivamente en el siguiente rezo (casi sacro): “Esta
representación del Ministerio Público, solicita ciudadano Juez la imposición de una
Medida Preventiva Judicial Privativa de Libertad, en contra del ciudadano Juan
Nadie, por encontrarse llenos los extremos de los artículos 250, 251 y 252 del
Código Orgánico Procesal Penal, para poder de garantizar los fines del proceso”.
Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.

Entonces, es preciso indicar que una solicitud de esa naturaleza, debe ser
fundada, y por supuesto la Teoría del Caso es una herramienta fundamental a los
fines de que el representante del Ministerio Público, pueda debidamente
convencer al Juez de Control (aunque algunos no necesitan mucho para ser
convencidos), manifestando: si se encuentra acreditado el hecho, si existen
elementos que liguen al imputado con la comisión de ese hecho, explicando de
qué forma ha concluido eso, y las razones por las cuales teme que las finalidades
del proceso no se cumplirán (En otras palabras, que fundamente el fomus bonis
iuris y el periculum in mora). La ausencia de una verdadera práctica de la oralidad
en el Sistema Acusatorio venezolano, es una Crónica de una Muerte
Anunciada[37], sí, la muerte de los principios y garantías de índole procesal,
contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el
Código Orgánico Procesal Penal.

Sólo esto permitiría de una forma igualitaria, permitir a las partes dentro del
proceso penal poder construir su teoría del caso. En el caso del Defensor, su
Teoría del Caso deberá siempre versar en aras de su función, defender, digo esto
por una razón, muchos “Defensores”, no son capaces de poder estructurar su
caso, en muchas oportunidades creen que podrán resolverlos todos de la misma
forma (Que decir del MP), y durante todo el proceso no hacen más que tirar
flechas para ver si por cuestiones metafísicas o de casualidad, logran atinar en el
pensamiento del juzgador y éste les dé la razón.

Es trascendental para ejercer una Defensa impecable, conocer y poner en práctica


la Teoría del Caso, porque será la brújula que nos indicará el camino a la meta
que nos hayamos propuesto como defensores: Sobreseimiento, Absolución. Veo
con mucha preocupación que Defensores tanto Públicos como Privados, al no
trabajar bajo la Teoría del Caso, se dejan apabullar por la muchas veces
demagogia fiscal, y terminan proponiéndoles a su defendidos que admitan los
hechos. Eso es realmente inaceptable, por cuanto si una persona adquiere los
servicios de un abogado (sobre todo el privado de libertad), con la intención de ser
Defendido y sacar del proceso lo que más le beneficie, creo que muchas veces se
opta por lo rápido y sencillo, sin tomar en cuenta, o por lo menos, hacerle saber al
acusado las consecuencias de la admisión de los hechos.

La Teoría del Caso del Defensor siempre se aprovechará de la Teoría del Caso
del Ministerio Público, por cuanto al estar libre de la pesada carga probatoria,
puede encargarse de golpear el talón de Aquiles (debilidades) de la teoría del caso
de su contraparte, lo que le permitirá afianzar la suya, con la finalidad de crear
convicción del Juez.

Para concluir, podemos entonces aseverar a equivocarnos, que el empleo de la


Teoría del Caso por los operadores de Justicia (M.P, Defensa y también los
Órganos Jurisdiccionales), permitirá verdaderamente darle vida a un proceso
penal acusatorio, que sólo basa esa naturaleza en audiencias pseudo garantistas,
repletas de formalismos inútiles, y que llevan consigo la tortuosa tarea de descifrar
un jeroglífico argumental mediante el cual las partes pretender hacer valer sus
posiciones en busca de una decisión favorable. Es de destacar, que la Teoría del
Caso debe ser llevado a cabo mediante un conjunto de técnicas que permitan
explanar de forma diáfana y convincente al Juez sobre lo que creemos y
profesamos en el proceso, y estas reciben el nombre de Técnicas de Litigación
Oral, las cuales serán abordadas en un próximo artículo, aunque vale acotar,
ambas están intrínsecamente ligadas.

ORATORIA FORENSE

En una sociedad competitiva como la nuestra, es preciso poseer el valor suficiente


para atrevernos a hablar en público; fuerza en la voz para que nos escuchen y, las
capacidades reflexivas y de emoción para alentar, persuadir y convencer a los que
nos escuchan.

Oratoria: Es el arte de persuadir a través de la palabra oral.

Forense: Lo que concierne al foro, o sea a los tribunales y sus audiencias.


Foro: En la antigua Roma, Plaza donde se trataban los negocios públicos, se
celebraban las juntas del pueblo y se administraba justicia. Foro = Forum.

CONCEPTO: Es la exigida o practicada ante los tribunales de justicia, en las vistas


o audiencias en que, lista para sentencia la causa, las partes, o con mayor
frecuencia sus letrados, resumen ante el juez o los magistrados los hechos, las
pruebas y los fundamentos de derecho que apoyan su tesis y su petición de
condena o absolutoria.

La oratoria forense es el arte para comunicarse, eficazmente, en forma oral, en el


sitio donde los tribunales juzgan sus causas. Según[ CITATION Añe \l 8202 ], la
Oratoria Forense” Es la que tiene por objeto ilustrar la inteligencia y mover la
voluntad de los jueces para decidir si un hecho se ha realizado o no, si una
persona es o no culpable, si ha de aplicarse tal o cual regla jurídica o si ésta ha de
interpretarse en uno u otro sentido.

DEFINICION DE ORATORIA FORENSE: Según [ CITATION Cab \l 8202 ]“Es la


exigida o practicada ante los tribunales de justicia, en las vistas o audiencias; en
que lista para sentencia la causa, las partes o con mayor frecuencia sus letrados,
resumen ante el juez o magistrados los hechos, las pruebas y los fundamentos del
derecho, en que apoyan su tesis y su petición de condena o absolución.

CONCEPTOS GENERALES SOBRE ORATORIA: La oratoria ha sido utilizada por


el hombre desde tiempo sin memoriales; en su condición natural de ser social y
gregario, siempre ha necesitado de un medio efectivo para transmitir sus
impresiones y vivencias la oratoria constituye un medio oral que por miles de años
ha demostrado su efectividad- de ahí que, aún, en nuestra moderna sociedad;
computarizada e informatizada, su uso continúe vigente y sea motivo de esmerado
estudio para lograr su dominio y correcta utilización.

Para efectos de enseñanza de la oratoria nosotros planteamos la siguiente


definición: "conjunto de principios y técnicas que permiten expresarnos,
principalmente de manera oral, con claridad, facilidad y sin temores, ante un
público numeroso y variado, con la intención de transmitir un determinado
mensaje". Es importante precisar, también, que la Real Academia de la Lengua
Española define a la oratoria como el “arte de hablar con elocuencia; de deleitar,
persuadir y conmover por medio de la palabra.” Un concepto que se complementa
armoniosamente con la definición que consignáramos en líneas anteriores. Por
otro lado, la palabra oratoria tiene dos sinónimos de uso frecuente; retórica y
elocuencia.

OBJETIVO DE LA ORATORIA FORENSE: Es la aplicación de las disposiciones


abstractas y generales de la ley, a un caso concreto y determinado.

El orador tiene por misión hacer un análisis del caso que se le ha confiado y luego
sugerir la forma en que la ley debe aplicarse actuando sobre los jueces de manera
convincente. La elocuencia del abogado debe ser más serena y templada que la
de cualquier orador.

ANTECEDENTES HISTORICOS: La oratoria forense o judicial no aparece en la


antigüedad. Como no había leyes escritas ni se reconoce a los súbditos de
derecho, la elocuencia no tenía papel, porque las sentencias solo dependían de la
voluntad y el criterio del soberano. Gracia y luego roma son los primeros estados
donde floreció la oratoria forense.

El más antiguo de los oradores de Grecia fue Antifón. En Roma, la legisladora del
mundo supero a Grecia en la oratoria forense. Sus más ilustres cultivadores fueron
Caton de Utica, Craso, Hortensio y Quintiliano.

Los discursos de Cicerón que han llegado a nosotros son cincuenta y ocho,
teniendo fragmentos de unos veinte y el titulo de treinta y cinco. La totalidad de la
obras de Cicerón fueron publicada por T. Pomponio Atico.

CARACTERES DEL DISCURSO FORENSE: La oratoria del foro ha de


manifestarse la verdad, es decir que el elemento científico debe predominar sobre
el literario y el artístico. La presentación de pruebas durante un juicio es más que
importante, que no es más que describirlas en el momento preciso y en forma oral.
El sentido por la justicia, mejor dicho, la sensación de justicia, para que sea
fielmente interpretada y no adulterada. Así brillara la juricidad y la rectitud en las
decisiones judiciales.

CUALIDADES DE LA ORATORIA FORENSE


1 Brevedad Es el manjar predilecto de los jueces, si hablas poco te darán la razón
aunque no la tengas y a veces, cuando la tengas. Toda oratoria debe contra con
esta excelsa cualidad, pero más singularmente la de los estrados. Esto nos indica
que no es necesario aburrir a los jueces con largos discursos que únicamente nos
hacen incurrir en redundancias y hasta podemos llegar fácilmente a equivocarnos,
lo cual sería fatal en el desenlace del proceso.

2 Diafanidad Nuestra narración ha de ser tan clara que pueda asimilarse al


hombre más desprevenido y tosco, no porque los jueces lo sean, sino porque
están fatigados de oír enrevesadas historias. Se deben decir las cosas precisas y
en términos de definitiva claridad. La diafanidad o bien claridad, se encuentra
íntimamente relacionada con la brevedad, pues al ser concisos en nuestra
exposición, estamos diciendo lo preciso sin entrar en complicaciones de
vocabulario, logrando no solo extraer el discurso, sino también proyectar a través
de la claridad de nuestro decir, el más exacto enfoque de la defensa para lograr la
persuasión de los juzgadores.

3 Preferencial de los Hechos Lo que hay que poner de relieve son los casos de
viva realidad, de pasión o de convivencia, la solución jurídica viene sola y de
parquedad de dialogo. La narración de los hechos viene a constituir la parte del
discurso denominado proposición , siendo el momento preciso en que debemos
vivificar los acontecimientos con toda la fuerza de la dramatización que puede
exigírsele al novelista en que se convierte en este preciso momento, el orador
forense.

4 Desenfado Cortes Este es el respeto más escrupuloso para el litigante adverso


y para su patrocinado. Hasta el instante en que la justicia ordene dejar de
guardárselo. Es imperdonable la mortificación al que está enfrente, solo por el
hecho de estar enfrente, pero es cobarde deserción del deber el abstenerse de
descubrir un vicio y de atacarle, ocultando así extremos precisos a la propia
defensa, por rendirse a contemplaciones de respeto, de amistad o de otra
delicadeza semejante. Al ponerse la toga, para el letrado se acaba todo lo que no
sea el servicio de la defensa , no podemos concebir en un juicio o vista oral, el
abuso , la patanería o la vulgaridad como instrumentos para lograr el objetivo
deseado , ya que esto viene a constituir una falta de respeto atroz , tanto para la
contraparte y su patrocinado, como para el público presente y peor aún para los
jueces y magistrados, constituyendo una degeneración , siendo denigrante para
cuantos integran el foro de cualquier país.

5 Policía del Léxico En nuestra deficiente cultura literaria y la influencia del juicio
por jurados, los abogados hemos avillanado el vocabulario y hemos degradado
nuestra condición mental. Bueno es no olvidar que la abogacía es un magisterio
social, aquella compenetración que, en beneficio de la claridad, se ha definido,
para que el abogado le entienda un patán, no ha de lograse deprimiendo el nivel
de aquel, sino elevando el de este. 11. No significa que en nuestra elocuencia
utilicemos exageradamente el léxico jurídico, ni tampoco se pretende decir con
esto que no lo debamos utilizar. Lo que se desea es que empleemos en nuestro
vocabulario las palabras correctas, evitando frases de moda o jerga vulgar que
solo suele utilizarse por personas que no cuentan con ninguna o muy poca
preparación académica. Lo que se necesita, como ya se dijo anteriormente, es
una expresión muy clara, concisa, respetuosa, de tal manera que la puedan
entender todas las personas presente, esto en el momento de la narración de los
hechos, pues al pasar al razonamiento jurídico y la aplicación de las normas
jurídicas respectivas, debemos cambiar las técnicas utilizadas, pues aquí nos
estamos dirigiendo, no a una persona común y corriente, sino al profesional del
derecho que en este momento está desempeñando la función del juzgador, quien
debe conocer la terminología jurídica que debemos utilizar. “en el informe forense
hay necesidad, en ciertos casos, de emplear palabras técnicas o facultativas, es
decir las inherentes a cada arte o ciencia. Pertenecen también a esta categoría las
palabras de la ciencia jurídica, que han de suponerse conocidas de los miembros
del tribunal y del orador, que no deba rehuirlas cuando haya de referirse a
términos de derecho, entonces incumbe a quien informa el mayor rigor posible al
elegir las palabras, percatado su importancia en la parte jurídica del discurso
judicial.

6 Amenidad En todo género oratorio hay que producirse con sencillez, huyendo de
lirismos altisonantes y de erudiciones empalagosas. Singularmente los pleitos no
se ganan ya con citas de[ CITATION Pau \l 8202 ], ni en fuerza de metáforas,
imágenes, metonimias y sinécdoques. Aquello es sumergirse en un pozo. Esto
perderse en un bosque.

El secreto está en viajar por la llanura, quitar los tropiezos del camino, y de vez en
cuando provocar una sonrisa. Todas las cualidades de la oratoria forense que
analizamos en este trabajo, es de suma importancia que se apliquen
conscientemente en todo discurso forense, ya que nos ayudaran grandemente, no
solo por la correcta narración de los hechos, sino también para aplicación del
derecho y para cumplir los fines del orador. [ CITATION Áng \l 8202 ] afirma que la
herramienta de nuestro oficio es la palabra escrita hablada. Se puede ser o no ser
abogado, pues nadie nace, por ley natural, obligado a serlo, pero ya de serlo, serlo
bien. Y si no hay otra manera de ser abogado sino usando de la palabra,
empleémosla como corresponde. Con dignidad, con pulcritud, con eficiencia. El
abogado es un escritor y un orador. Dos veces artista, sino lo es, será un jornalero
del derecho, un hombre que pone palabras en un papel, más no un verdadero
defensor de los hombres, de la sociedad y de la justicia: que todos estos son sus
clientes. La primera tarea del abogado es narrar hechos, pero esta tarea no es
fácil. Hay que exponer lo preciso, sin complicaciones. Hay que usar las palabras
adecuadas y diáfanas. [ CITATION Áng \l 8202 ] expone, que además de narrar
correctamente los hechos, también es necesario que cada abogado tenga un poco
novelista para lograr atraer al juez y en esa virtud dice que: se necesita del arte de
novelista, de novelista honrado, fiel a la verdad, sin más apasionamiento que
aquellos inexcusables en la defensa, sin malicia, sin chocarrerías, sin notas del
mal gusto, pero novelista en fin.

Todo ello sin olvidar al dialectico y en este sentido expone [ CITATION Art \l 8202 ]
que entre las armas de qué sirve la oratoria, se ha admitir que el argumento
pertenece a la dialéctica, si no nos queremos desentender de la doctrina que nos
dejaron: Aristóteles, Platón, Marco Tulio, pues el fin de la dialéctica es formar
raciocinios.

Cuando el abogado pasa de la narración del caso y de la pintura de los caracteres


al razonamiento jurídico, sus modos literarios han de cambiar en absoluto. Ya no
se trata de explicar una historia ni de destacar a sus actores, sino de afrontar una
tesis, de interpretar una ley, de defender una solución. Esto es patrimonio de la
lógica discursiva. Tomando en pie de los hechos presentes, hay que plantear el
problema de modo escueto y tajante para encuadrar la atención del juzgado y
poner cuadricula a su pensamiento.

En este sentido no se trata únicamente de exponer mechos, dramatizarlos y


analizar las leyes aplicables al mismo, sino también saber a qué persona nos
estamos dirigiendo ya que no a todas las personas se les puede decir las mismas
cosas. No es recomendable la adulación indigente en cualquier hombre y mucho
más en un abogado. Lo que necesitamos sobresaltar en un discurso forense es la
veracidad, la claridad, la brevedad, la amenidad, hay que decir lo que se requiere
con menos número de palabras, de manera que no se pueda quitar una sola sin
menoscabar el sentido

Se puede acatar que la veracidad, la claridad, la brevedad y amenidad.


Amplifiquen estas cualidades porque la palabra hablada las consciente mejor que
la escrita donde el orador debe involucrarse directamente con la causa que está
defendiendo, tener la seguridad y la certeza de los hechos y defender a su
patrocinado como se defendería a sí mismo, poseer la capacidad para transmitir al
juez la historia verídica del hecho, vivificarlo a través de la dramatización y
convencido de su decir, llegar al razonamiento jurídico, de tal forma que no quede
duda de la veracidad de su defensa y de que , a través de su elocuencia lo único
que persigue es hacer brillar la luz de la justicia.

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