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Exposición capitulo 24. Asediado, infalible y de nuevo encarcelado.

Tras la muerte de Pio VII vinieron el breve pontificado de León XII (1823-1829) y el mas breve aun de Pio
VII (1829-1830). León, piadoso pero estrecho de miras, fue elegido como candidato de la facción mas
reaccionaria del colegio cardenalicio, que deseaba romper con la política liberal de Consalvi.
Inmediatamente después de su elección, el nuevo papa ceso a Consalvi como Secretario de Estado y se
dispuso a desmantelar algunas de sus recientes reformas en los Estados Pontificios. Adopto además una
actitud intransigente hacia los dirigentes de otras naciones, lo cual produjo en su puesto a Consalvi
falleció en 1824, Lon perdió a un hábil y experto consejero que podría haberle convencido de que no
impusiera en la ciudad y en los Estados Pontificios un brutal régimen político cuyos extremismos
puritanos habrían sido ridículos, de no haber sido tan fanáticamente impuestos.

El breve pontificado de Pio VIII no hizo nada por mitigar el malestar en lo que el consideraba su propio
reino. La situación ya se hizo insostenible con el siguiente papa. Gregorio XVI. El conclave se prolongó
durante casi dos meses y estuvo divido, como anteriormente, entres los zelotes, que se oponían
inflexiblemente a las ideas modernas, y otros más moderados. Gregorio estaba completamente
consagrado al bien de la iglesia tal como el lo veía. En su haber hay que anotar el hecho de que en 1839
condeno el trafico de esclavos. Pero, si hay algo que destacar es el apoyo que presto a la actividad
misionera de las ordenes religiosas, que se encontraban entonces en vías de recuperación después del
gran descenso de vocaciones producido durante la revolución. A lo largo de su pontificado nombro a
unos doscientos obispos misioneros

A medida que avanzaba, el siglo XIX fue convirtiéndose en el de mayor actividad misionera católica,
después del XVI. Pero se diferenciaba de este último en dos aspectos:

1. Los misioneros católicos tenían ahora que competir con sus homólogos protestantes, un
fenómeno prácticamente desconocido hasta entonces. Este constituía un constante problema tanto
para los misioneros católicos como para los protestantes.

2. Unos y otros tenían un sentido mas claramente articulado de la superioridad de la cultura


occidental y del «deber del hombre blanco» de imponerla. Este no tendría efectos contraproducentes
hasta mediados del siglo XX, después de la segunda guerra mundial.

Pero en el frente domestico Gregorio tuvo que hacer frente a unas fuerzas que ni comprendía ni podía
controlar. Gregorio tan solo pudo salvar la situación recurriendo a la desesperada medida de pedir a
Austria que enviara tropas para someter a los rebeldes… y quedarse después para mantener el orden.
Los propios súbditos del papa se habían rebelado contra él, y el pontífice no disponía de recursos
propios para contenerlos, una situación verdaderamente inquietante. La prolongada estancia de los
austriacos y los franceses dio tiempo a Gregorio para afirmar su posición, de forma que no tuviera que
hacer frente a otra insurrección en toda regla.

Los grupos de conspiradores actuaban prácticamente con total impunidad, y la policía papal no
conseguía disolverlos, en parte porque muchos de sus miembros simpatizaban con su causa. Pio IX fue
elegido en la cuarta votación de un conclave notablemente activo, y lo fue por su condición de liberal
moderado, de alguien capaz de suavizar la rígida política de Gregorio. Decidió hacerse sacerdote a la
edad 24 años, a raíz de un retiro espiritual, y no deseaba ser mas que un simple pastor. Inmediatamente
después de su elección, Pio decreto una amnistía, libero de la prisión a todos los que Gregorio había
encarcelado por razones políticas e hizo algunas reformas practicas en los Estados Pontificios. Instituyo
una consulta mas amplia en los asuntos de Estado e incluyo a laicos en la misma.

Cuando, en 1848, Pio, como padre de todos los fieles, como gustaba referirse a los italianos, se negó a
secundar una guerra destinada a expulsar a los italianos, se negó a secundar una guerra destinada a
expulsar a los austriacos, los sentimientos se devolvieron de inmediato en su contra. En roma y en los
Estados Pontificios se produjo una depresión económica justamente cuando una oleada de revoluciones
liberales recorría Europa. Había finalizado la primera fase del pontificado de Pio y comenzaba la
segunda. Cualquier simpatía que hubiera podido sentir por las ideas liberales se había desvanecido por
completo.

La virgen maría desempañaba un papel importante en la vida espiritual de Pio, como en la mayoría de
los católicos del siglo XIX. «madre de Dios», y gozo de gran arraigo en Occidente a lo largo de la Edad
Media, como lo atestiguan sus innumerables imágenes. En 1854, y apelando a su propia autoridad, Pio
reclamo el dogma de la Inmaculada Concepción, en el que todos los católicos tenían que creer como
parte de la fe apostólica.

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