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En este proyecto de investigación nos ocuparemos del tema sobre el Concordato con
el Gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
En el documento las partes expresan: «La Santa Sede Apostólica y la República
Dominicana, animadas por el deseo de asegurar una colaboración provechosa para el
mejor beneficio religioso y cívico de la Nación dominicana, han decidido firmar un
Concordato».
El dictador Trujillo le confirió mucha importancia al acontecimiento y expresó: «Somos
humildes hijos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y reconocemos que la firme
sinceridad de nuestra fe y nuestra constante práctica de la cultura cristiana, han sido la
causa primordial de nuestro triunfo frente a los infortunios que han manchado nuestra
historia».
El Concordato fue suscrito durante el Obispado de Monseñor Ricardo Pittini, quien
inició su misión en octubre 1935 y terminó en diciembre de 1961. El Concordato le
confiere a la Iglesia Católica la misión de dirigir la orientación espiritual del pueblo
dominicano y mantener a la católica como la religión oficial de los dominicanos.
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
La Iglesia «aceptó al régimen como algo beneficioso para el país y para ella misma.
Aceptó facilidades legales y cooperación económica, necesarias para su ministerio, ya
que además de las actividades religiosas, la Iglesia pasó a las labores educativas y
hospitalarias, entre otras modalidades del apostolado.
Antonio Lluberes cita como una expresión y fruto evidente de la cooperación del
régimen de Trujillo, la firma del Concordato, el día 16 de junio de 1954.
Antonio Lluberes, refiere que en el pasado hubo sacerdotes que tenían simpatías e
incluso «militancia» política, pero durante el trujillato, se logró tal institucionalización y
disciplina que hizo posible que la totalidad de la Iglesia, principalmente su episcopado,
adoptase una posición temporal favorable al régimen».
«A mediados de la década de los cincuenta, sin embargo, comenzaron a aflorar y
crecer las diferencias en el seno de la Iglesia…».
I.- PREAMBULO
Actualmente los únicos estados que no mantienen relaciones diplomáticas con la Santa
Sede son China, Corea del Norte, Laos, Birmania, Malasia, Afganistán, Arabia Saudí,
Omán, Somalia y Mauritania. Sin embargo, solo existen concordatos con un reducido
número de países de tradición católica; en las relaciones con el resto de países, que no
conceden un trato especial a la Iglesia católica, se emplea el derecho internacional
común.
Por razón del sujeto, los concordatos pueden ser: Establecidos entre los Obispos o el
Romano Pontífice y Soberano católico; y entre aquellos y un soberano no Católico
(ateo, agnóstico o simplemente teísta). Por razón del tiempo: perennes o temporales
(por un tiempo determinado). Por razón del fin que pretenden; concordatos de paz
para poner fin a contiendas entre Iglesias y el Estado; concordatos de defensa para
atajar posibles o probables disensiones; y concordatos de amistad y alianza, que
buscan la colaboración fecunda entre la Iglesia y el Estado para el mayor bien de la
vida religiosa y civil de la Nación.