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EL HORMIGÓN

Profesor: Alfonso J. Moraño Rodríguez


El hormigón es uno de los materiales más usados actualmente en la construcción. Está
constituido por conglomerantes, áridos, adiciones, aditivos y agua. La calidad final
del hormigón dependerá de la calidad de sus productos constituyentes así como de
factores influyentes en su fabricación como pueden ser, finura del cemento, tamaño
de árido, cantidad de agua, etc. Para caracterizar un hormigón se realizan ensayos
de laboratorio tanto en estado fresco como cuando ya está endurecido. El
conglomerante recubre los granos de árido y los une unos con otros al
endurecerse. Como conglomerante principal se usa el cemento y según de que tipo
sea este se obtendrá un hormigón apto para una u otra aplicación. Como áridos se
utilizan piedras de río o de cantera, dan la característica de resistencia, y
deben estar limpias de polvo y arcillas, ya que estos últimos producirían un descenso
de la adherencia cemento - árido. El agua es el elemento que produce la
hidratación del cemento y la trabajabilidad del hormigón, añadiéndose también
durante el endurecimiento del mismo para sustituir a la que se evapora (agua de
curado). Las adiciones permitidas son dos el humo de sílice y las cenizas volantes,
las dos dan mejores resistencias a los ataques químicos, y sustituyen en parte al
cemento. Los aditivos se utilizan para dar o mejorar características al
hormigón.El material resultante después de endurecido el hormigón es
resistente a la compresión pero con muy poca resistencia a la tracción. Para
solucionar esto se recurre al armado del hormigón con redondos de acero, que
proporcionan esta resistencia a la tracción.

En la fabricación y utilización del hormigón debe tenerse en cuenta que durante la vida
del mismo pueden producirse reacciones agresivas en el cemento o entre el cemento y
la armadura que a largo plazo producirán la corrosión del mismo y una disminución de
su resistencia.
AGUA
El agua es el segundo componente del hormigón, empleándose en el amasado del
mismo y en su curado, y también para el lavado de los áridos. Dependiendo que se
emplee con uno u otro fin se le exigirán unas u otras características.

AGUA DE AMASADO

El agua que se añade en la hormigonera, junto con los demás componentes del hormigón, tiene
las siguientes misiones: una primera, de hidratación de los componentes activos del cemento y
una segunda, de actuar como lubricante haciendo posible que la masa fresca sea trabajable.

El agua requerida para la hidratación de los componentes activos del cemento de una forma
global puede considerarse es del 23 % del peso de los componentes anhidros del cemento
(relación agua/cemento de 0,23). La cantidad real de agua de amasado es superior a la
teóricamente necesaria para hidratar todo el cemento, ya que una parte se consume en mojar los
áridos y otra parte es necesaria por razones de trabajabilidad, de ahí que hayan de utilizarse
cantidades mayores del 23 % expuesto, aunque la cantidad necesaria por razones de
trabajabilidad disminuiría mucho con la utilización de aditivos como plastificantes o
superplastificantes. Si la cantidad de agua de amasado supera al mínimo real estrictamente
necesario, el agua en exceso se evaporará y creara una serie de capilares en el hormigón
disminuyendo su resistencia y su durabilidad. De ahí que el hormigón deba amasarse con el
mínimo posible de agua.

En principio, el hormigón puede amasarse con cualquier tipo de agua, exceptuando las aguas
minerales, por que el hormigón es poco susceptible de contaminarse a causa del agua de
amasado. Mucho más peligrosa es el agua de curado, porque las reacciones que puede originar
ya no actúan sobre una masa en estado plástico.

Para que un agua sea apta para el amasado de un hormigón debe estar limpia y encontrarse libre
de impurezas por encima de determinados límites a fin de que no se produzcan alteraciones en la
hidratación del cemento, retrasos en su fraguado y endurecimiento, reducciones en sus
resistencias, ni peligros en su durabilidad; que un agua tenga aspecto limpio no ofrece seguridad
suficiente sobre su pureza.
Impurezas tales como los cloruros provocan la corrosión de las armaduras si el hormigón es
armado o pueden actuar dando eflorescencias en las superficies vistas dando un aspecto
desagradable.

Como regla general las aguas que son aptas para la bebida lo son también para el amasado del
hormigón, con excepción casi exclusivamente a las aguas de alta montaña o minerales, aunque
hay aguas no potables que sin embargo pueden utilizarse en el amasado; esto es debido a que
las aguas potables raramente contienen más de 2 g/l ó 2 000 p.p.m. (partes por millón) de
sustancias disueltas, mientras que en las aguas de amasado se pueden superar estas cifras.

Por tanto las aguas de amasado validas serán aquellas que son inodoras, incoloras e insípidas y
que no forman espumas o gases cuando se agitan, las aguas que no son potables pero han sido
sancionadas por la práctica; y las aguas que se han realizado un ensayo comparativo de fraguado
y de resistencias sobre morteros normalizados empleando el agua en estudio y otra que sea
valida para amasado, sin que la diferencia entre los resultados supere un 15 %. Y se consideran
como aguas perjudiciales para el hormigón las que contienen materia orgánica, aceites, azúcares,
sulfatos, sales alcalinas, gas carbónico, etc.
En general, las Normas obligan a analizar el agua solamente cuando no se posean antecedentes
de su utilización.

Como ejemplo el agua de mar que posee un contenido medio del 3,5 % de NaCl y MgSO4
principalmente, se han aceptado como agua de amasado especialmente en hormigones en masa,
pero la resistencia a compresión de estos ha experimentado disminuciones del orden del 15 %,
pero con la posibilidad de aparición de manchas superficiales (eflorescencias). En el caso de
hormigón armado o pretensado es posible la corrosión del acero por lo que no debe emplearse en
ellos el agua de mar para su amasado. El amasado con agua de mar es especialmente perjudicial
cuando este va a estar en contacto con agua de mar. Por ello es una buena norma amasar
siempre con agua dulce los hormigones destinados a obras marítimas.

Cuando el agua contiene materias sólidas en suspensión (limos o arcillas) debe prohibirse su
empleo, ya que esos finos disminuyen notablemente la adherencia pasta – árido, pero un periodo
adecuado de decantación puede utilizarse el agua sin grandes problemas.
AGUA DE CURADO

Por otra parte, la hidratación de los granos de cemento requiere un tiempo prolongado y por ello
resulta imprescindible que, en ese período, se reponga el agua perdida por evaporación, o bien,
se impida la salida de agua. Dicho período es el de curado del hormigón, y el curado puede
realizarse por aportación de agua o por impermeabilización de las superficies del elemento en
cuestión. De ahí que el hormigón deba curarse con el máximo posible de agua (salvo caso de
utilizar productos impermeabilizantes de curado).

Con respecto al curado del hormigón, las aguas adecuadas para el amasado lo son también para
el curado. El peligro de las sustancias nocivas para el amasado no lo es tanto para el curado
debido principalmente a que el agua de curado está en contacto con el hormigón durante un
tiempo relativamente corto. Estas aguas, en curados de poca duración, pueden contener más
sustancias perjudiciales que las de amasado, sobre todo si no importa que el hormigón adquiera
manchas superficiales. No obstante, en curados prolongados y especialmente cuando se realizan
por inmersión en agua, los mismos porcentajes de sustancias nocivas pueden ser más
perjudiciales que las contenidas en el agua de amasado. El agua de mar está especialmente
prohibida para el curado del hormigón armado o pretensado.

AGUA PARA EL LAVADO DE ÁRIDOS

Las aguas empleadas en el lavado de áridos al igual como se comentó en el agua de amasado,
no deben contener excesiva cantidad de sustancias en suspensión o disueltas que produzcan
películas poco adherentes sobre las superficies de los áridos. Lo mismo debe decirse con el agua
empleada para limpieza de hormigoneras y equipos de hormigonado.
ÁRIDOS
Aunque parece que su influencia no es primordial en el fraguado y endurecimiento del
hormigón, los áridos desempeñan un papel económico y técnico muy importante

en las características de este material. Aproximadamente el 80 % del volumen del


hormigón, por tanto el 4/5 partes, es ocupado por los áridos siendo el resto la pasta de
cemento que rellena los huecos existentes entre ellos y que crea una capa que
envolviendo a los granos los mantiene unidos.

Cuanto mayor sea el contenido de los áridos más económico será el hormigón, ya que
estos son más baratos que el cemento, pero por ello no menos importante, ya que la
misión de los áridos es ejercer una influencia positiva en las resistencias mecánicas,
retracción, fluencia, abrasión e incluso durabilidad del hormigón.
Como áridos para la confección de hormigones pueden emplearse arenas y gravas
naturales o procedentes de machaqueo, que reúnan en igual o superior grado las
características de resistencia y durabilidad que se le exijan al hormigón. El árido tal
como aparece en la naturaleza o se obtiene de una machacadora, sería muy difícil
hacer un buen hormigón. Por tanto hay que obtener un árido compuesto de
distintos grupos, en las proporciones adecuadas, que tenga características
determinadas siendo una de las más importantes la máxima compacidad.

La división más común sería en dos grupos que llamaremos árido fino y árido
grueso. La EHE-98 define como árido fino o arena a la fracción del mismo que
pasa por el tamiz de 4 mm, siendo el árido grueso la fracción del mismo que queda
retenida en este tamiz.
La arena suele dividirse en arena gruesa de tamaño de 2 mm a 4 mm, en arena fina
de tamaño de 0,063 mm a 2 mm y llamándose finos “filler” a la fracción inferior a
0,063 mm.

A los áridos gruesos también se puede realizar una clasificación en grupos de


diferentes tamaños y reciben nombres muy variados de acuerdo con las distintas
regiones o localidades (grava, gravilla, piñoncillo, almendrilla, garbancillo, morro,
etc.), pero para evitar a confusiones, es preferible denominar a los áridos por su
tamaño mínimo d y su máximo D en mm, de acuerdo con la expresión: árido d/D.
Se denomina tamaño máximo D de un árido la mínima abertura de tamiz UNE EN 933-
2:1996 por el que pase más del 90 % en peso, cuando además pase el total de la
muestra por el tamiz de abertura doble. Se denomina tamaño mínimo d de un árido, la
máxima abertura de tamiz UNE 933-2:1996 por el que pase menos del 10 % en peso.
El 10 % que se queda retenido en el tamiz D se denomina desclasificados superiores a
D y el 10 % que pasa el tamiz d se denomina desclasificados inferiores a d a modo de
ejemplo árido 0/4, árido 4/20 ó árido 20/40.

Límites para los desclasificados superiores e inferiores.

Desclasificados superiores Desclasificados inferiores

tamiz 2 D tamiz D Tamiz d

0% < 10% < 10%


La arena es el árido de mayor importancia para los hormigones, ya que no es
posible hacer un buen hormigón con una arena mala. (¿A qué llamamos mala?)

Desde el punto de vista de durabilidad en medios agresivos, deben preferirse los


áridos de tipo silíceo (gravas y arenas de río o cantera) y los que provienen de
machaqueo de rocas volcánicas (basalto, andesita, etc.) o de calizas sólidas o densas.
Las rocas sedimentarias (calizas, dolomitas, etc.) y las volcánicas sueltas (pómez,
toba, etc.) deben ser objeto de análisis previo. No deben emplearse áridos que
provengan de calizas blandas, feldespatos, yesos, piritas o rocas friables ni porosas.

Los áridos pueden ser rodados o machacados. Los primeros proporcionan


hormigones más dóciles y trabajables, requiriendo menos cantidad de agua que
los segundos. Los machacados confieren al hormigón fresco una cierta acritud que
dificulta su puesta en obra. En ambos efectos influye más la arena que la grava.
En cambio, los áridos de machaqueo proporcionan una mayor trabazón que se
refleja en una mayor resistencia del hormigón, especialmente a tracción y, en
general, en una mayor resistencia química. Las arenas procedentes de machaqueo
son siempre buenas mientras no tengan exceso de finos, sean sanas y no estén.
Tanto los áridos rodados como machacados deben estar limpios de arcillas y polvo
de machaqueo, que disminuiría la adherencia de la pasta y aumentaría la
cantidad de agua de amasado.

Las arenas calizas son de calidad muy variable, suelen ser absorbentes
requiriendo más agua de amasado que las silíceas; por otra parte, su resistencia al
desgaste es baja y esto hace que no deban emplearse en hormigones para
pavimentos de carreteras en los que deben utilizarse preferentemente silíceas o
mezclas con al menos un 30 % de arena silíceas.
Normalmente, las variaciones de la granulometría del árido grueso (gravas) influye
poco en la resistencia de los hormigones a igualdad de relación agua/cemento; sin
embargo, no ocurre igual con las variaciones en la granulometría de los áridos finos
(arenas), pues dependiendo de la composición de estas las propiedades del hormigón
variarán de forma notable. Un exceso de finos disminuye la calidad del hormigón en
todos los aspectos.
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Si las calizas tienen una densidad inferior a 2,3 kg/dm tiene una resistencia a
compresión menor de 50 N/mm2, siendo inadmisible para su empleo en hormigones
de calidad.

La adherencia es importante ya que ha mayor adherencia mayor resistencia, tanto


a compresión como a tracción, pero fundamentalmente a esta última. Áridos más
duros con menor adherencia dan hormigones menos resistentes que ciertas
calizas duras que poseen buena adherencia con la pasta de cemento.
Este aumento de adherencia se debe a un fenómeno epitáxico que se produce entre el CaO procedente del cemento y la propia
caliza. Por ello la presencia de arcillas o finos disminuye la adherencia y por tanto la resistencia fundamentalmente a tracción.
Las sustancias perjudiciales en los áridos empleados en el hormigón pueden ser muy variados la instrucción establece unas
limitaciones que se pueden observar, con los riesgos que se cometerían si no se cumplieran estas limitaciones y unas
observaciones muy interesantes aclaratorias al respecto.

La presencia de finos aumenta las exigencias de agua de amasado o


disminuye la adherencia de estos con la pasta de cemento repercutiendo por tanto
de forma desfavorable en las resistencias. Debe también tener un máximo de
porcentaje que pasa por el tamiz 0,063 mm que la instrucción establece. Además
de cumplir un huso granulométrico para el árido fino.
Huso granulométrico del árido fino

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