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2.

Elias en el gueto negro'

l
II

* "Elias in thc Dark Ghetto", en Amsterdarns Sociologiscb Fid.jschr{ft 24,


3/4 (diciembre de 1997), págs. 340-348.
Este trabajo está basado en una conferencia del mismo titulo realizada en
la Amsterdan School íor Socia! Science Rcsearch, el 26 de noviembre de
1996. Quiero agradecer a los participantes por su cálida recepción y por sus
precisos comentarios y críticas.
Traducción Javier Auyero.
La te aria del "proceso civilizatorio" de Norbert Elias junto
con sus comentarios sobre el proceso anverso . los arrebatos de
"desciviliz3ción"---- ofrecen una poderosa herramienta para cons-
truir un diagnóstico sobre la mutación en el gueto negro nortea-
mericano que tiene lugar a partir de los años sesenta. Una adap-
tacióu de su marco nos puede ayudar a superar algunas de las
perennes limitaciones que tienen los análisis convencionales de
la intrincada cuestión dc la raza y la clase en las metrópolis de
los Estados Unidos (sobre esto, véase Wacquant. 1997a).

El gueto a la luz de la sociologia figumcionol

En primer lugar, Elias nos alerta contra la Zustondrcduktion,


la "reducción del proceso al Estado", reducción que está incor-
porada en el idioma dc la investigación sobre la pobreza, la
cual fija su atención en las propiedades descriptivas de los indi-
viduos y poblaciones desaventajadas, inducida por la filosofía
de la ciencia positivista que la anima. En lugar de pensar al
gueto en términos estáticos y rnorfológ icos, él sugiere que lo
concibamos C01110 un sistema de fuerzas dinámicas que entrela-
zan a agentes situados en el interior y en el exterior del períme-
tro. Nuestros focos empíricos deben ser las formas, no los por-
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ccntajes (de segregación, destitución, desempleo, etcétera), las camino para la regularización del intercambio social, la rituaii-
conexiones, no las condiciones. zación de la vida cotidiana, y la psicologización del impulse y
En segundo lugar, la noción de Elias de figurocion como la emoción, conduciendo al intercambio "cortesano", y por tan-
una trama extendida de personas e instituciones iuterdepcn- to cortés. En lo que hace al miedo, proporciona el mecanismo
dientes, vinculadas simultáneamente en varias dimensiones, central para la introyección de los controles sociales y la "regu-
nos invita a eludir el fraccionamiento analítico favorecido por lación [autoadministrada] de toda la vida instintiva y afectiva'
el análisis social centrado en las variables [mriable-oriented]. (Elias, 1994, pág. 443).
Sostener que, a los efectos de investigar procesos interdepen- Ahora bien, el miedo, la violencia, y el Estado son parles in-
dientes, uno debe necesariamente seccionarlos en sus compo- tegrales de la formación y transformación del gueto negro nor-
nentes es una superstición científica" (Elias, 1978, pág. 98). teamcricano. Miedo a la contaminación y a la degradación vía
rZala o espacio, clase o raza, Estado o economía: estas oposi- la asociación con seres inferiores ·-~esclavos africanos- están en
ciones .utificiulcs quc fragmentan la ciencia normal de la po- la raíz del generalizado y penetrante prejuicio, y ele la institu-
breza urbana en Estados Unidos no son aptas para capturar los cionalización de la rígida división de castas, la cual, combinada
ensambles causales y los procesos que están implicados en la con la urbanización, dieron nacimiento al gueto a principios de
construcción y reconstrucción del gueto C01110 un sistema social siglo (Jordan, 1974; Meier y Rudwick, 1976). Violencia, tanto
y como una experiencia vivida. desele abajo, en la forma de agresión interpersonal y terror, asi
En tercer lugar, Elias ofrece un modelo de transformación corno desde arriba, enJa forma de discriminación v seareaa-
~' b e:
social quc abarca y une FUrias niveles de análisis que van des- cióu promovidas por el Estado, que ha sido el instrumento pre
de organizaciones de gran escala del poder politico Y' cconómi- ponderante en el trazado y la imposición de la "línea de color".
CO, pasando por las relaciones sociales institucioualizadas, has- Esta violencia juega un rol crítico en el retrazado de los límites
ta los patrones de interacción de los tipos ele personalidad. Este sociales y simbólicos de los cuales el gueto contemporáneo es
modelo nos exhorta a mantener conceptualmente juntos la más la expresión material.
"macro" de las ruacroestrucuuus y la más "micro" de las 111i~
crorrausfonuacioues -Ilcgando hasta la constitución "biopsico-
social" del individuo, para hablar como Marcel Mauss (1968). Des-pacificacion, dcsertificacion e informulizacion
Porque la sociogénesis y la psieogéncsis son dos lados de la
niism» moneda de la existencia humana, y cambios en la una En otro lugar be caracterizado la transformación en el South
no pueden sino repercutir en la otra. Sidc de Chicago, el Black Belt histórico más importante de la
En cuarto lugar, siendo más importante para nuestro propó- ciudad, como un cambio del "gueto comunal" de mediados de
sito, Elias ubica la violencia y el miedo en el epicentro de la ex- siglo aljin-de-siécle "hiperguero" (Wacquant, 1994), una nueva
periencia de la modernidad: juntos forman el nudo gordiano formación sociocspacial que conjuga la exclusión racial y la
qLle vincula las operaciones del Estado con la más Íntima con- exclusión de clase bajo la presión de la retirada del mercado y
formación de la persona. La expurgación de la vio leucia de la el abandono del Estado, dando lugar a la "desurbanización" ele
vida social vía su reubicación bajo la égida del Estado abre el grandes porciones del espacio dc la inner-city.
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manera, mientras que en su forma clásica el gueto actuaba, en


El bzueto comunal de los años que siguieron inmediatamente . parte, como un escudo protector contra la bruta I exclusión ra-
a la posguerra era el producto de una división de casta omnI~-
cial, el hipergueto ha perdido su rol positivo como un cobijo
bareadora que obligaba a los negros a desarrollar su propio
colectivo, transformándose en una maquinaria mortífera de una
mundo social a la luz -o entre las grietas- de las hostiles insti-
relegación social descarnada.
tneiones blancas. El resultado era nna formación socioespacial
El cambio del gueto comunal al hiperguero puede ser grati-
compacta, claramente delimitada, que comprendía un conjunto
ficado de manera dinámica en términos de la interacción es-
completo de clases negras ligadas entre si por una conciencia
tructurada de tres procesos dom inantcs. El primero es la despa-
racial unificada, una extensiva división social del trabajo, J' am-
cificacum de la vida cotidiana, esto es, se filtra la violencia en
plias y extendidas agencias comunitarias de movilización y de
eÍ entramado del sistema social local. El creciente deterioro J
formulación de reclamos. formaba una "ciudad dentro de la
peligro físico en el centro urbano racializado de Estados Uni-
ciudad", lrguiéndosc en una relación de oposición con la socie-
dos, discernible en el abandono de la infraestructura barrial y
dad blanca más amplia, cuya infraestructura institucional bási-
en las astronómicas cifras de crímenes contra las personas (ho-
ca luchaba por duplicar.
micidio, violaciones, asaltos y apaleos), han forzado una com-
Esta "metrópolis negra", para usar el elocuente título del
pleta transformación en las rutinas diarias J' han creado una at-
clásico estudio del "Bronzcville" de Chicago realizado por SI.
mósfera sofocante de desconfianza y temor.
Clair Drake v Horaco Caylon (19!15), ha sido reemplazada por
Un segundo proceso implica dcsdifercnciacion saciar COI1-
una forma urbana diferente. El hipcrgueto de los a¡jos ochenta
dnciendo al deterioro del entramado organizacional de los gue-
y noventa expresa una exocerbocion de la historico exclusión
tos. La desaparición gradual de los hogares estables de las cla-
racial tamizada por 1111 prisma de clase y exhibe una configura-
ses trabajadoras y de las clases medias afroamericanas: el
ción espacial y oruanizacional novedosa. Dado que enlaza a la
amontonamiento de las viviendas públicas en las barriadas po-
searecación de color con la bifurcación de clase, ya no coruie-
bres negras, y la dcsproletarianización de los residentes que aun
ueuna extensa división del trabajo ni un conjunto completo de
quedan allí, han socavado las instituciones locales, Sean éstas
clases sociales. Sus límites físicos son más borrosos y sus insti-
comerciales, civiles o religiosas. El persistente desempleo y la
tuciones dominantes ya no son organizaciones que alcanzan a
aguda privación material han puesto en marcha el cncogimien-
toda la comunidad (como las iglesias, hospedajes, y la prensa
to de las redes sociales, mientras que la futilidad política Ipoli-
negra) sino burocracias estatales (wclfare, la educación pública
tical expendabilitvi de los negros pobres ha permitido el drásti
y la policía) cuyo objetivo son las "poblaciones problema"
ea deterioro de las instituciones públicas. Desde las escuelas,
marginal izadas. Porque el hipergueto ya no es un rescrvorio de
las viviendas, y la salud, hasta la policía, las cortes, y el ,relj<"
los trabajadores industriales disponibles, sino un mero lugar de
re, estos últimos operan de tal manera que acentúan la estigma-
desecho 'para las numerosas categorías de las cuales la sociedad
tización y el aislamiento de los residentes del gueto (Wacquant,
circundante no hace uso político o económico alguno. Y está
1997b).
saturado de una sistemática inseguridad económica, social y fí-
Un tercer proceso es la informalizacion económica: las insu-
sica, debido a la erosión del mercado de trabajo asalariado y
ficiencias combinadas ele la demanda de trabajo, la desertifica-
del apoyo estatal; erosión que se refuerza mutuamente. De esta
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cióu organizacional de los barrios, y los fracasos de la ayuda distintiva de la arraigada marginalidad en la metrópolis nortea
del welfare han promovido el crecimiento de una economía no mericann. Despojado de sus especificidades, el modelo teórico
regulada, liderada por la venta masiva de drogas y de varias ac- del rol del Estado en la hiperguetización que Elias nos ayuda a
tividades ilegales. Hoy, la mayoria de los habitantes del South precisar puede ser bosquejado de la siguiente manera. La ero,
Side de Chicago encuentra su principal base de sustento en el sión de la presencia, el alcance y la eficacia de las instituciones
comercio callejero y en el sector de asistencia social: el trabajo públicas y de los programas encargados de proveer los bienes
asalariado es muy escaso y muy poco confiable para ser el an- sociales esenciales al centro urbano racialízado envía una serie
claje principal de sus estrategias de vida (Wilson, 1996). de ondas de shock que desestabilizan la ya debilitada matríz or-
ganizacional del gueto. Estas ondas de shock (si bien correla-
cionadas con y amplificadas por) son independientes de las on-
Retirada del Estado e hiperguetización das que emanan de la reestructuración posfordista de la
cconom ia y que producen la dualización de las ciudades (Sas-
El nexo causal que propulsa la hiperguctizucion del centro sen, 1990; Mollenkopfy Castells, 1991).
urbano engloba una compleja y dinámica constelación de facto- La masiva des inversión social que sigue de la reducción del
res políticos y económicos quc se desarrollan durante toda la gasto estatal: 1) acelera la descomposición de la infraestructura
época de la posguerra --y antes de ésta, dado que muchos de institucional autóctoua riel gueto; 2) facilita la generalización
ellos pueden ser ubicados cn la era dc la consolidación inicial de la violeucia pandcmica y alimenta el euvolvente e lima de te-
del uueto al comenzar la "Gran Mig.ración" de 1916-1930-" lo
L L. mor; y 3) da lugar e ímpetu al florecimiento de la economía in..
cual desmiente el argumento de corto plazo de la narrativa que formal dominada por el comercio de drogas, Estos tres procc-
hahla de la infruclase IlIlIderelossJ como un producto de los sos se retroalimeutan ')' quedan encerrados en una constelación
años setenta. En contra de las teorías monocausales, argumento que pareciera reproducirse por sí sola. Todos los signos exter-
que la liipcrguetizaciou no tiene lino S;'10 dos raicesfundamen- nos rle esta constelación iudicarían que ella es promovida des-
tales. la una en los cambios de la economía urbana, y la otra en de el interior (o "específica del gueto"), cuando en realidad es-
las estructuras y políticas del Estado norteamericano federal y tá (sobre)detenninada y sostenida desde afuera por el brutal y
local. Y que la rígida segregación espacial perpetuada por la desparejo movimiento de retirada del Estado de semibicncstar.
inacción politica y la fragmentación administrativa (Massey y
Dentou. 1993; Weiher, 19(1) suministra la pieza clave para
vincular ambos conjuntos de fuerzas en una constelación que se
autopcrpctua. altamente resistente a los abordajes convenciona-
les, estén éstos centrados en la movilización social o en las po-
líticas soc ia les.
Dicho esto, el colapso de las instituciones públicas -resul-
tante de la politica estatal de abandono y de la contención puui-
tiva de la minoria pobre- emerge COmO la raíz más potente y
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EL!AS EN EL CnJFTO NEGRO 115

Figura 1. .Modelo simplificado de las relaciones menta el crimen, dado que la violencia es el medio principal de
entre la retirada del Estado ,- fa hipcrguctizoc;ón regulación de las transacciones en la economía callejera) cuya
violencia alimenta el debilitamiento organizativo y promueve, a
Des-pacificación de la
su vez, la informalización econórn ica.
vida cotidiana
(violencia}
Retirada de] Estado
Dcscrtificación
(desinvcrsión social, ------.- De la red de protección a la red barredera"
organizativa
contención punitiva}
Infonnalización de la El repliegue del Estado no significa que el Estado se retira
economía in tato o que desaparece de los barrios de relegación norteame-
(e dcspro letarización} ricanos. A los efectos de reprimir los "desórdenes" públicos
asociados con la marginaIidad aguda causada por la reducción
El hecho de que la trayectoria involutiva del gueto parece -o terminación- de sus políticas (federales) económicas, de vi-
ser promovida por procesos endógenos y autocontenidos es vienda, y de bienestar social, el Estado (local) debe incremen-
central para la redefinición política e ideológica de la cuestión tar la vigilancia y la presencia represiva en el gueto (Davis,
de la raza y de la pobreza en la década del ochenta. Porque da 1990, capítulo 5).
vía libre para culpar a las víctimas, como en el discurso estig- En realidad, las últimas dos décadas han sido lestigos de un
matizador de la "infraclase behaviorista" [behavioral under- crecimiento explosivo de las funciones penales del Estado nor-
das,,] (Gans, 1995), que justifica un retiro aún mayor del Esta- teamericano, las prisiones y los dispositivos carcelarios (liber-
do. Luego, este último discurso "verifica" la visión de que el tad vigilada. libertad a prueba, monitoreo electrónico, clcétera)
gueto está fuera del alcance de cualquier política de remedio, fuer01~-- desplegados para reprimir las consecuencias de la cre-
dado que las condiciones dentro de él siguen deteriorándose. ciente destitución causada por la contracción del apoyo del \l'el-
De esta manera. el deterioro de la ecología organizacional fare. Hoy, las Estados 'Unidos están ga:tanuo ,más de dosc icu-
del gueto debilita su capacidad colectiva para controlar formal e tos mil millones de dólares al año en la industria del control del
informalmente la violencia interpersonal, lo cual, cn cl contexto crimen, y el "rostro" del Estado más familiar para losjóvcnes
de una generalizada privación material, conduce a un aumento del gueto es el del policia. el del agente judiCIal que vigila la 11-
en el crimen y en la violencia (Bursick y Grasmick, 1993). Más bert~d condicionada y el del guardia de la prisión (Mi llcr,
allá de cierto umbral, la ola de crimen violento imposibilita la 1996). Porque la triplicación de la población carcelaria en los
operación del comercio en el gueto y, por ende, contribuye a la últimos quince años -de 494.000 en 1980 a más de 1.500000
extenuación de la economía asalariada. A su \'CZ, la informal i-
zación y lit clesproletarización disminuyen el poder de compra y
"El termino utilizado por el autor es "dragnet": éste hace referencia a un.a
la estabilidad de la vida de los residentes en el gueto, lo cual so- red utilizad» para atrapar cosas. Es una imagen que dcsign,: ~a serie de mcdi-
cava lo viabilidad de sus instituciones -y por tanto de las posi- das y prognnnas que la policía y las autoridades penales utilizan para uuapat
bilidades vitales de quienes dependen de ellas-: También incre- (1 la mayor cantidad de gente posible [n. del 1.1.
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en 1994~ 11a golpeado con especial brutalidad a los pobres ur- no sólo porque reduce los flujos de inversión e ingresos, sino
banos de origen afroamericnno: considerando a la población de también, y de manera más significativa, porqne desteje toda la
entre dieciocho y treinta y cuatro años, un hombre negro de ca- red de "relaciones sociales indirectas" (Calhoun, 1991) sosteni-
da dicz esr.i actualmente en [a prisión (comparado con un adul- da por las instituciones públicas y por [as organizaciones priva-
lo de cada cienlo veintiocho para el país en su conjunto), y uno das que éstas apoyan. El reemplazo del Estado de semibienestar
de cada lres esrú bajo la supervisión de [a justicia criminal o de- por el Estado penal no puede sino reforzar la misma inestabili-
tenido en algún momento en el transcurso de un ano. dad económica y la violencia interpersonal que se supone debe
Sin embargo. el reemplazo de [as funciones dc provisión so- apaciguar (Waequant, ] 996).
cial por las funciones disciplinarias, llevadas a cabo por la poli- Entonces Elias nos ayuda a "volver a poner al Estado en el
c ia, la justicia cruninal. y el sistema carcelario, ha sido parcial, centro" ["brillg thc state bock. ill".1 del análisis del nexo entre
de tal manera que e l resultado neto de este "simultáneo refuer- casta, clase y espacio en el hipergueto norteamericano. El estu-
zo y dcbi Iitan: icnro de I Estado" (Poulantzas, [978, pág. 226) es dio del rol del Estado deberá incluir: 1) todos los niveles del
una urarcadu disminución de la profundidad y el alcance de [a aparato de gobierno (federal, estadual, municipal), así como [as
rcgulacióu estatal el! el centro urbano. Esto es evidente incluso estrategias y las prácticas que hacia él llevan a cabo los resi-
en el úrea del orden púhl ico, a pesar de [a guerra de guerrillas dentes del gueto; 2) no sólo las politicas de bienestar (welfare)
quc la policía y las cortes libran contra los pobres urbanos bajo o las politicas "antipobrcza" sino toda la gama de actividades
la cubierta de 1" "guerra contra las drogas". lucluso en aquellas estatales que afectan [a estructuración socioespacial de la desi-
partes del gueto en donde las fuerzas policiales son más visi- gualdad, incluyendo las politicas criminales y penales; 3) lo
bles. la "red barredera" ["dl'agllcl".1 no puede compensar el que la autoridad pública hace y lo que deja de hacer, porque el
.lcsmcnibramicuto de la "red de seguridad socia!". Por ejemplo, Estado moldea [a m.ugiualidad urbana no sólo por comisión si-
a peS~lr de la presencia de una estación de policía dentro de los no también --y de manera quizá decisiva en el caso de Jos ESt3-
Robcrt Tavl.»: Honres, la más infame concentración de vivienda dos Unidos- por omisión (social y racialmente selectiva).
10ci,,1 y de miseria social, el Departamento de Vivienda de la Llevar a Llias al gueto negro norteamericano sugiere que
ciudad de Chic"go (Housim; Authoritv) consideró necesario los modelos teóricos ele la transformac ion de este último (y de
crear su propia fuerza policial privada suplemcnrnria, a los la reconfiguración del orden metropolitano) que omiten al Esta-
electos de patrullar el territorio en donde se encuentran las vi- do, sus capacidades organizativas. sus políticas y sus discursos,
viendas. lncluso <lSí. no pueden garantizar una mínima seguri- y sus modalidades reales de intervención en el terreno, no I(~­
dad rísica a sus habitantes (a principios de los noventa, el por- gran sacar a la luz las raíces poli/feos paniculares de la c~/?f¡~
centaje de homicidios en esa sección del South Side excedía los guracion de la excl usion racial y de clase,. de la c~al e} hiper
100 sobre 100.000. la mús alta en la ciudad), para no hablar de gne[o contemporáneo es su concreta materialización. '\ corren
ulr conrrol más especifico: los llamados "comportamientos de el grave riesgo de ser invocadas para formular preS~rIpClOneS
los infruclasc" que tanto preocupan a las elites politicas ya los que pueden hacer poco más que dar una legltInJacror~ ex pO,11
expertos del diseño de políticas. Jacto a las políticas de abandono urbano y de cuntenclon repre-
Esto se debe a que la retirada del Estado impacta en el gueto siva del (sub)pro1etariado negro, causas principales del agrava-
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118 PARIAS URBANOS

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