Está en la página 1de 2

​Lucía Rosique Linares

​ El segundo sexo - Simone de Beauvoir

​El segundo sexo​, publicado completamente en 1949 en Francia, es una de las obras
matrices de la literatura feminista y del pensamiento filosófico en general. Beauvoir va a
buscar aquí las condiciones clave que rodean a la mujer de su época: qué es una mujer y
dónde comienza su opresión. Esta tarea la desarrollará a partir de una filosofía existencialista.
De este modo, si con Husserl, Heidegger y Arendt habíamos visto una revisión de la tradición
hegemónica (de las ciencias, metafísica y política, respectivamente), con Beauvoir vamos a
atender a otra revisión desde un polo distinto: la historia ha sido monopolizada por varones.
El feminismo como movimiento social aparece en el siglo XIX. Una vez realizada la
vindicación de derechos primordiales, surgirán los nuevos temas del feminismo, lo que en la
literatura feminista se ha llamado Segunda ola. En cierto modo se considera que esta obra es
la que comienza con la Segunda ola y con el feminismo radical, que ya no solo busca una
igualdad de derechos ante la ley, sino la ​raíz de la opresión femenina. De este modo, El
segundo sexo abre la puerta a análisis profundos sobre las condiciones de opresión de las
mujeres, como los de Kate Millett o Betty Friedan, entre otras.
En esta introducción a El segundo sexo,​ Beauvoir se pregunta: ¿Qué es ser mujer?
Admite que esta pregunta parece estar más que cerrada, pero que, sin embargo, sigue saliendo
cada poco tiempo. La mujer se pierde, ya no sabe a ciencia cierta qué lugar ocupan las
mujeres en el mundo, o siquiera si existen mujeres. Ironizará con la idea platónica de mujer,
con el modelo de lo eterno femeninos: se trata de explicaciones esencialistas que aseguran
que la mujer tiene una naturaleza inamovible y eterna. Su opinión respecto a este
planteamiento nos recuerda a Sartre y a su teoría de que lo existente precede a la esencia. No
en esta introducción, pero sí en esta obra, Beauvoir responderá que la mujer no nace, sino que
se llega a ser, del mismo modo que afirmaba Sartre que el sujeto existencialista tenía la
responsabilidad absoluta de lo que es, se forma a sí mismo.
Beauvoir apunta que la humanidad se divide en dos categorías. Quizá lo que
diferencia a estas dos categorías sean rasgos superficiales y están destinados a desaparecer,
pero por el momento existen con deslumbrante evidencia. De este modo, Beauvoir dirá que la
categoría de mujer se realiza a partir de la de hombre: responde a la pregunta de “¿Qué es ser
mujer?” valiéndose del hombre. El hombre es la categoría neutra. La mujer se realiza en
función del hombre; la mujer es en virtud de cierta falta de cualidades, es una costilla de
Adán. Esto hace que no se la considere un ser autónomo, sino como lo Otro. Así, mientras
que el hombre es el absoluto, la mujer es lo Otro. Esta idea la coge prestada Beauvoir de
Lévinas en su teoría de lo Otro: el sujeto se forma con respecto de los otros. En efecto, la
mujer es el Segundo sexo. Aquí Beauvoir se distancia de Sartre, quien concibe que los otros
se crean a partir del yo. Levi Strauss había planteado que el paso del estado de la naturaleza
al estado de cultura se define por la aptitud del hombre para considerar relaciones biológicas
bajo sistemas de oposición. Las guerras y negociaciones despojan la idea de lo Otro en su
sentido absoluto y descubren su relatividad. Se reconoce la reciprocidad de las relaciones. De
este modo, Beauvoir se pregunta: ¿por qué no ha sucedido esto con las mujeres? ¿Por qué no
se ha puesto en cuestión la soberanía masculina? Este planteamiento de Beauvoir es
revolucionario porque supone una revisión de toda la tradición occidental. Por mucho que
remontemos el curso de la historia, siempre vemos a las mujeres subordinadas. Pero las
mujeres no son una minoría, sino la mitad de la humanidad, por lo que es una cuestión
diferente al de minorías como los judíos. Además, la división de los sexos es un hecho
biológico, no un momento de la historia humana como puede ser el holocausto. Por otra
parte, vemos que la necesidad biológica del hombre, lejos de liberar a la mujer, la condena.
Se trata de la lógica hegeliana del amo y el esclavo.
Beauvoir hace hincapié en la arbitrariedad de la dominación masculina: ¿qué hubiera
pasado si hubieran sido las mujeres las que hubieran dominado en esta dupla? Esta
dominación, para justificarse en su arbitrariedad, pasa a ser algo institucional: “Del hecho de
la supremacía han procurado derivar un derecho. Legisladores, sacerdotes, filósofos,
escritores y eruditos, todos ellos se han empeñado en demostrar que la condición subordinada
de la mujer era voluntad del cielo y provechosa para la tierra.”​1 Observamos como la
tradición patriarcal es un régimen de dominación instituido. Es decir, las mujeres son un
estamento inferior al hombre de forma institucional. Esto no es universal, ni necesario. No es
una institución universal porque es consustancial a las sociedades humanas. La dominación
de los hombres sobre las mujeres surge al mismo tiempo que la dominación de los hombres
sobre otros hombres. Engels afirma que el patriarcado surge con la propiedad privada, como
afirma Lerda Gerner en su ​La creación del patriarcado​. La filosofía occidental surge en
sociedades estamentales, y por tanto, patriarcales.
Beauvoir dirá que no existe el hombre libre en abstracto, sino que hay ricos y pobres,
hombres y mujeres, en resumen, categorías de seres humanos que tienen más o menos
posibilidades de ejercer su libertad. Las mujeres precisamente por ser mujeres tienen más
dificultades, y esto no puede achacarse a la “mala fe”. Se ha creído erróneamente que
Beauvoir se limita a imitar el existencialismo de Sartre, pero nuestra autora es pionera en
construir toda una identidad de género.
De este modo, Simone de Beauvoir con ​El segundo sexo sentó las bases de toda una
tradición feminista, que en un futuro más próximo al nuestro seguirá aludiendo al principio
de arbitrariedad del género femenino (“mujer se hace”).

1
Pág. 25, Obras completas III. ​El segundo sexo​, trad. de J. García, Madrid, Aguilar, 1981

También podría gustarte