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La terminología de

Habilidades
Socioemocionales
por ámbitos teóricos

HABILIDADEs
SOCIOEMOCIONALES
PARA EL SIGLO XXI
c r e a d o por ce nfova
La terminología de Habilidades Socioemocionales
por ámbitos teóricos
El ser humano es social por naturaleza y utiliza su entorno para crecer al establecer
relaciones sociales. Las habilidades socioemocionales coadyuvan, entre otras cosas,
a establecer parámetros saludables para el manejo emocional de los individuos y
reconocer una adecuada vía para expresar lo que sienten.

El concepto de las habilidades ha tenido su propio proceso histórico y se ha


enriquecido de distintos elementos y teorías a través del tiempo, principalmente de
aquellos provenientes de los ámbitos pedagógico, psicológico y social. Es por esto
que, al ver distintos conceptos terminológicos, nos damos cuenta de los distintos
elementos que los conforman.

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¿Por qué cuesta tanto trabajo definir
las Habilidades socioemocionales
en un solo concepto?
Las habilidades son algo propiamente humano y son propensas a que su
interpretación y consecuencias dependan de cada cultura, de las normas que las
guían, sus patrones conductuales y los fundamentos teóricos que marcan la manera
de abordarlas. Gracias al conocimiento empírico, el hombre, en mayor o menor
medida, reconoce las formas aceptables de comportamiento social, lo que justifica lo
relativo del término y explica por qué difieren los conceptos que buscan definirlas y
nombrarlas.

Existen tres momentos clave que originaron el concepto de “habilidad social”, mismos
que se desarrollaron en tres ámbitos, principalmente:

1. Terapia conductual, que es una forma de terapia que se basa en


los principios del conductismo, la escuela de pensamiento
conocida como conductismo se centra en la idea de que
aprendemos de nuestro entorno, donde el objetivo es reforzar las
conductas deseables y eliminar las no deseadas o desadaptativas.
Las técnicas utilizadas en este tipo de tratamiento se basan en las
teorías del condicionamiento clásico y condicionamiento operante
y se basa en la acción, por lo que los terapeutas conductuales se
centran en el uso de las mismas estrategias de aprendizaje que
llevaron a la formación de conductas no deseadas, orientando la
terapia hacia la adquisición de nuevos comportamientos.

2. Psicológía-clínica, que es una estrategia de abordaje de la


psicología que se encarga de la investigación de todos los factores,
evaluación, diagnóstico, tratamiento y prevención que afecten a la
salud mental y a la conducta adaptativa, en condiciones que
puedan generar malestar subjetivo y sufrimiento al individuo
humano. Cuenta con algunas orientaciones teóricas primarias
basadas en: terapia de la conducta, terapia cognitiva,
psicoanalítica o psicodinámica, terapia humanista, terapia
existencial y terapia familiar sistémica. Las prácticas centrales de
esta disciplina son el diagnóstico de los trastornos psicológicos y la
psicoterapia, así como también la investigación, enseñanza,
consulta, testimonio forense y desarrollo de programas y
administración.

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3. Aprendizaje social, que son las interacciones sociales son
cruciales para nuestro desarrollo en cada etapa de nuestras vidas
y trata de las interacciones que tenemos en todas las facetas de
nuestras vidas: hablamos con las personas, escuchamos lo que
están diciendo y luego intentamos aplicar o considerar las ideas
que esa persona nos otorga y viceversa.

TEORÍA CONDUCTUAL
El primer momento, según Caballo (2002) ocurrió en el ámbito de la teoría conductual
en Estados Unidos, a partir de 1937 con los trabajos de Murphy, quien comienza a
darse cuenta de la importancia de las relaciones entre niños y jóvenes,
posteriormente, en 1949, Salter -el padre de la terapia conductual- comenzó a
analizar la capacidad del ser humano para expresar sus emociones mediante la
creación de la Terapia de Reflejos Condicionados. Propuso dos tipos de personalidad:
inhibitoria y excitatoria, su investigación buscó aumentar la expresividad de las
personas por medio del análisis de la expresión verbal y facial de las emociones.
Wolpe continuó con la investigación conductual e introdujo el término de “Conducta
asertiva” a través de la creación de un método para contrarrestar la ansiedad y ayudar
a la expresión de sentimientos.

Durante varios años el concepto de asertividad se refirió al de HSE porque suponía la


capacidad de una persona para expresar sus sentimientos, con herramientas para
defenderse, tomando en cuenta a los demás, principios que todavía continúan
vigentes. Le siguió Lazarus (1966) quien siguió impulsando a las HSE a partir de la
asertividad, definiéndola cómo “aquella conducta que permite a una persona
comportarse en defensa de sus intereses, expresar sus sentimientos y defenderse a
no renuncia a sus intereses”, A. Goldstein (1978) también contribuyó al desarrollar
cuestionarios para analizar el nivel de conductas “hábiles” que poseía un individuo y
cómo mejorarlas.

En conclusión, la terapia conductual tiene dos principios básicos que la conforman


que son el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante. El
condicionamiento clásico implica formar asociaciones entre estímulos. El
condicionamiento operante por su parte se centra en cómo el refuerzo y el castigo se
pueden utilizar para aumentar o disminuir la frecuencia de un comportamiento.

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PSICOLOGÍA CLÍNICA
Se considera en Norteamérica que esta área de la psicología tuvo su inicio en el año
1896, cuando Lightner Witmer dio inicio a la primera clínica psicológica en la
Universidad de Pensilvania. También se reconoce en Europa como iniciador de la
psicología clínica a Sigmund Freud y su teoría del psicoanálisis, que ya en 1895
enfrentaba oposición por sus prácticas de intervención psicoterapéutica y
planteamientos teóricos clínicos estructurados en tres niveles: investigación,
intervención psicoterapéutica y formulación de teorías psicológicas y
psicopatológicas, anticipándose a Witmer y estableciendo los criterios fundamentales
de la psicología clínica aplicada; a pesar de que ambos fundadores de la psicología
clínica (Freud y Witmer) incluían el tratamiento como una de sus principales
funciones, lo cierto es que el psicodiagnóstico, así como la investigación, fueron los
mayores indicadores de identidad del psicólogo clínico. En la primera mitad del siglo
XX, la psicología clínica estuvo enfocada en la evaluación psicológica, con poca
atención hacia el tratamiento. El apogeo de este enfoque comienza después de la
década de 1940, cuando la Segunda Guerra Mundial produjo un incremento en la
necesidad de clínicos capacitados.

En 1961 se desarrolló dentro del ámbito psicológico-clínico con el caso práctico de


Zigler y Phillips, la postura de ver a las habilidades socioemocionales como
“competencias sociables” capaces de crear parámetros conductuales que pueden
aprenderse y ponerse en práctica bajo entornos sociales complejos. A través de un
experimento clínico, buscaron la implementación de las HSE en las relaciones
interpersonales como apoyo a pacientes mayores con trastornos psiquiátricos,
descubriendo que los pacientes que poseen un mayor conocimiento de las
“competencias sociales” antes de ser internados, menor es el tiempo de su estancia
en el lugar y más baja su recaída. Con esto reconocieron la importancia de adquirir
estas competencias puesto que producen un mayor ajuste al diagnóstico psiquiátrico
y contribuyen al éxito de su implementación.

También se conocen estudios llevados a cabo en Stanford y Connecticut (Buell et al.,


1952) que mostraron cómo factores como la pobreza, las enfermedades mentales, la
familia disfuncional, entre otros…, provocan una mala integración social y repercute,
incluso, en la salud física del individuo. Al margen del desarrollo del concepto, es
importante destacar la visión meramente clínica también proporcionada por Ellis
(1962) y Moreno (1978) quienes vieron el beneficio del desarrollo de las HSE para la
intervención clínica, la “manipulación” del individuo para que actúe en beneficio de sus
intereses personales sin que salga perjudicado.

Más adelante, Bellack y Morrison en 1982, contribuyeron en la formación del marco


conceptual al considerar las variables situaci onales e incluir parámetros evaluativos

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para determinar el desarrollo de las HSE en el individuo, haciendo uso de
categorizaciones

APRENDIZAJE SOCIAL
Las formulaciones de conceptos de teoría conductual y psicología clínica expuestos
anteriormente, provienen de EU, sin embargo, Europa también contribuyó
enormemente a la historia de las habilidades socioemocionales con la fuente que
engloba al aprendizaje social basado en los trabajos de Argyle y Kendom de la
universidad de Oxford, (1967) quienes fueron los primeros en nombrar el concepto
con el término de “habilidad” y relacionar al individuo con interacciones
hombre-máquina para darle características decisoras, perceptivas, motoras y con
capacidad de promover la información. Posteriormente, se incorporó a este modelo el
uso de las señales no verbales (Argyle 1975) como las explicadas por Erik Erikson
(1963) quien planteó la importancia de reconocer el desarrollo socioemocional desde
el nacimiento, en donde plasma la construcción del yo a lo largo de la vida de una
persona, proceso que continúa aún al llegar el proceso de madurez. Su desarrollo se
ve en distintas etapas donde se desarrollan conflictos y requieren competencias
específicas para superarlos. En este proceso es vital la influencia que marca el
entorno al que se expone y la importancia de tomar en cuenta las relaciones y
emociones de los demás.

La teoría del aprendizaje social o TAS es la teoría de que las personas aprenden
nuevas conductas a través del refuerzo o castigo, o a través del aprendizaje
observacional de los factores sociales de su entorno. Si las personas ven
consecuencias deseables y positivas en la conducta observada, es más probable que
la imiten, tomen como modelo a seguir. Dentro de las estrategias de aprendizaje,
existe la combinación de métodos, medios y mediaciones didácticas, utilizadas por los
instructores-tutores y aprendices, para facilitar el aprendizaje y la obtención de los
resultados definidos en el diseño curricular. Una estrategia consiste en seleccionar las
destrezas más apropiadas para cada situación y aplicarlas adecuadamente, ya que
facilitar el aprendizaje requiere de una planificación. Para ello se centra la atención en
tres de las corrientes psicológicas contemporáneas: conductuales, cognitivas y
constructivistas, de forma indistinta al aplicarlas.

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CONCLUSIÓN
A lo largo de la historia, dentro de las distintas definiciones de algunos autores, se
observa que sólo algunos reconocen como una variable para combatir las
enfermedades mentales, el uso de la asertividad, mientras que otros comenzaron a
tomar en cuenta otros aspectos como la empatía, el respeto, la responsabilidad, la
compasión, entre otros, a analizar.

Gracias a esto se observa cómo hubo una evolución y una ampliación del panorama
al tomar en cuenta el refuerzo social que provee el entorno y su influencia en la
adquisición de las habilidades socioemocionales. A lo largo de todas las definiciones
podemos definir los siguientes puntos en común:

Las habilidades socioemocionales se adquieren por medio del aprendizaje.

Incluyen comportamientos verbales y no verbales.

Buscan lograr impulsar la iniciativa del individuo y que dé respuestas


efectivas.

Refuerza socialmente al individuo para que sea capaz de enfrentar tareas


complejas.

Las habilidades responden a conductas recíprocas y crean vínculos


comunicativos que buscan ser benéficos.

Se adquieren por medio de la terapia conductual, la psicología clínica y el


aprendizaje social, cuyos ámbitos apoyan en el desarrollo de las mismas.

Referencias bibliográficas
Bisquerra, R. (2011). Educación emocional y bienestar. Madrid: Wolter Kluwer España.
Caballo, V. E. (comp.) (1991). Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. Madrid: Siglo XXI.
Lazarus, R. S. (1966). Psychological Stress and the Coping Process. New York: McGraw-Hill.
Murphy, G., Murphy, L. B. y Newcomb, T. M. (1937). Experimental Social Psychology, New York: Harper and Row.
Prochaska, J. O. (2013). “Transtheoretical model of behavior change” en Encyclopedia of behavioral medicine. Springer,
New York, ny. pp. 1997-2000.
Salter, A. (1949). Condicioned Reflex Therapy. Farrar, Straus, New York: McGraw-Hill.
Wolpe, J. (1958). Psychotherapy by reciprocal inhibition. Stanford: Stanford University Press.

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HABILIDADEs
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