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ESPERANZA EN TIEMPOS DIFICILES 1Pedro 1:3

Una de las cosas más seguras en nuestro caminar es que el sufrimiento llegará a nuestra
vida. Sea por una enfermedad, pecados propios o de personas que amamos, divorcios,
muerte, traiciones, malos entendidos, etc, los momentos difíciles están siempre a la puerta.
Esto a veces nos lleva a tiempos en los que sentimos que no hay esperanza para nuestras
vidas. Pero por la gracia y misericordia del Señor, podemos tener la certeza de esperanza a
través de estas temporadas de dificultad y dolor.
Quiero compartirte algunas cosas sobre esa esperanza que podemos tener en medio de las
dificultades:

1) La verdadera esperanza está en Cristo . 1 Pedro 1:3.


“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia,
nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo
de entre los muertos”, 1 Pedro 1:3.

Todo el mundo anhela tener alguna ‘esperanza’. Sin embargo, como Pablo afirma, en Efe
2:12, antes de conocer al Señor, todo ser humano vive “sin esperanza”. Toda esperanza
humana, que no toma en cuenta a Dios y a la revelación bíblica, es vana, muerte,
inservible. Una de las primeras cosas que la persona experimenta, al nacer de nuevo, es la
esperanza que Dios le concede (ver Efe 1:18). Esta esperanza tiene que ver con la
resurrección y la vida eterna.
Los creyentes a quienes Pedro escribe estaban pasando por momento difíciles; les hacía
falta tener esperanza, para poder afrontar las pruebas, presiones y persecuciones que les
azotaban. Por eso Pedro comienza esta carta hablando de la tremenda esperanza que el
creyente tiene, aun viviendo como extranjero y peregrino en este mundo.
Tener esperanza en Cristo nos da consuelo en medio de los sufrimientos en esta vida
presente.
La esperanza del creyente es “viva”1. No es algo frío, inerte o carente de poder; no es una
mera especulación, o un deseo incierto de tener algo. Más bien, es algo fuerte y vital; algo
fundamental para el bienestar del creyente en esta vida, en medio de todas las luchas que
padece. Esta esperanza vitaliza y fortalece la vida del creyente.
Los judíos tenían esperanza en Cristo antes de su muerte y cuando murió se había acabado
sus esperanzas
Lucas 24:21). Fue por medio de la resurrección del Señor, que Dios le devolvió la
esperanza; y esta esperanza le ayudó a vivir y a servir al Señor, en medio de muchas
pruebas, a lo largo de los años.
2) La esperanza no desfallece sino se fortalece de una relación íntima con el Señor.
En medio de esos tiempos difíciles la esperanza solo puede venir de una relación profunda
con Dios, esto a través de la meditación de la Palabra y por medio de la oración, que va
llevando gradualmente a una obra santificadora que produce paciencia, gozo, y
perseverancia.
“Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin
embargo nuestro hombre interior se renueva día en día”, 2 Corintios 4:16.

Por un lado el cuerpo exterior se iba decayendo, deteriorando, desgastando. Por otro lado
y al mismo tiempo, los mismos sufrimientos y cambios en la vida hacían que el hombre

1
La palabra, “viva”, es uno de los términos favoritos de Pedro (ver 1 Ped 1:23; 2:4,5).
interior (el alma sujeta a Cristo) se renueva diariamente, había una renovación espiritual
que le capacitaba para proseguir a pesar de las circunstancias adversas. 2 Tim. 1:12. La
mente, o corazón, de Pablo diariamente crecía en fe, en perseverancia, y en fortaleza.

2Ti 1:12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién
he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

3) La esperanza es experimentar la soberanía de Dios en nuestra vida . Sal. 37:23


“Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y el Señor se deleita en su
camino”, Salmos 37:23.
Dios planea y ordena las sendas de los que viven en comunión con Él. Él sostiene al
hombre cuyos caminos le agradan. Aunque esa persona caiga en pruebas y tentaciones,
nunca será envuelto y vencido por ellas, porque el Señor le tiene seguramente asido de la
mano. Él hace lo que quiera y todos sus designios son siempre buenos.

4) La esperanza en Cristo tiene un propósito . (Romanos 8:28)


“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es,
para los que son llamados conforme a su propósito”, Romanos 8:28.

En medio del sufrimiento, aun del dolor por el pecado, tiene un propósito. El  Señor hará que
obre para bien, y especialmente para nuestra santificación. Recordemos que Él quiere
formar la imagen de Cristo en nosotras.
Todo lo que Dios permite que entre en nuestras vidas está dispuesto para modelarnos
conforme a la imagen de Su Hijo. Cada dificultad puede ser un medio para glorificar al Señor.

5) La esperanza en Cristo no desilusiona, defrauda. (Romanos 5:1-5)

“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en
la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto,
sino que también nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce
paciencia, y la paciencia, carácter probado, y el carácter probado, esperanza, y la
esperanza, no avergüenza, no desilusiona, no defrauda porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones  por medio del Espíritu Santo que fue dado”, Romanos
5:1-5.
Esta esperanza no se basa en sentimientos que podamos tener en medio de los tiempos
difíciles, sino en lo que Dios es y ha prometido. Cada dificultad puede ser un medio para
glorificar al Señor, sabiendo que nuestro carácter será probado para producir en nosotros
esperanza.
1Co 1:4-7 Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su
gracia. Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como
en conocimiento. Así se ha confirmado en ustedes nuestro testimonio acerca de Cristo, de
modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias que se
manifieste nuestro Señor Jesucristo.

Cuando entendemos estas verdades, nuestro enfoque cambia en medio de la aflicción y el


sufrimiento. Cobra otro sentido porque sabemos que Dios puede usarlo para glorificarse en
nuestras vidas y las de los demás.
Si te has sentido abandonada en medio del sufrimiento, cobra ánimo y recuerda las palabras
del salmista en el Salmo 46: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en
las tribulaciones”. Recuerda que nuestra ciudadanía está en el cielo. Un día todo culminará
con nuestra entrada a la presencia del Señor y estaremos con Él por toda la eternidad.
Somos herederos de la vida eterna.

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