Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción:
Dios es nuestra fuerza. Reconocemos que por nuestra propia fuerza nunca nos darían la victoria en
las batallas que cada día enfrentamos. Confiar y esperar en el Señor nos fortalece, nos permite
enfrentar con valor las adversidades, los problemas y los desafíos como los que actualmente enfrentan
las familias y los matrimonios.
Sin el Señor no hay nada bueno, nada fuerte, nada eficaz, pero donde Él obra, nada puede
oponérsele, ningún poder del mal puede impedir las obras de su mano poderosa.
Gracias damos a Dios por Jesucristo, Señor nuestro, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo, no miremos más el rostro de nuestros enemigos y digamos: “son muchos y
son valientes”, miremos el rostro de nuestro ayudador y en su nombre los destruiremos.
¡cuán grande es la bondad de Dios para con los que le temen! Ciertamente nuestro corazón toma
aliento cuando vemos los maravillosos prodigios de Dios. Abracemos las verdades de la Palabra
conduciéndonos bajo los preceptos de su justicia y esperando con fe el cumplimiento de sus
abundantes promesas. Tome aliento vuestro corazón, porque a los fieles protege Jehová.
Conclusión:
Recordemos que nuestra fortaleza se encuentra en el Señor. Además no debemos olvidar: “Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes”. (Efesios 6:12-13).
La Trinidad 19/10/19.