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La línea troncal del primer curso se centra en la figura de Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador.
En el segundo curso se presenta la Iglesia como Madre nuestra y los sacramentos de iniciación
cristiana.
A lo largo de estos cursos se mantienen encuentros con los padres en los que se plantea la
importancia de transmitir la fe como experiencia de vida, para animarles a reavivarla y compartir
el proceso de iniciación con sus hijos.
Se utilizan los libros y material catequético del Directorio General para la Catequesis de la
Diócesis. Además de las Sagradas Escrituras y el Compendio del Catecismo de la Iglesia
Católica.
Parroquia de María Madre del Amor Hermoso
Primer curso.
Jesucristo es el Señor, es nuestro Salvador.
[En este punto se tiene una celebración en la que se entrega el Evangelio a los niños].
La Pascua de Jesús
Desde la última cena, en la que instituye la Eucaristía, Jesús afronta su pasión y muerte en la cruz por
nuestros pecados, resucita al tercer día y asciende al cielo desde donde nos envía el Espíritu Santo que nos
certifica que Jesús es el Señor, Dios mismo, que nos da su vida y su amor.
Con la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, prosigue la historia de salvación para todos los hombres
[En este tramo, coincidiendo con el ciclo litúrgico, se tiene una celebración cuaresmal].
Celebraciones Bautismales
Al final del curso se prepara y tiene lugar la celebración en la que:
Segundo curso.
La Iglesia es nuestra Madre.
La Iglesia de Jesús.
Tomar conciencia de que la Iglesia la formamos todos los discípulos de Jesús. Conocer las señales por las que se nos
conoce como discípulos de Jesús.
Descubrir que Jesús confió su Iglesia a Pedro y a los demás apóstoles. El papa y los obispos son los sucesores de Pedro y
de los otros apóstoles; ellos en nombre de Jesús son el cimiento sobre el que se sigue edificando la Iglesia.
El Bautismo.
Presentar la realidad de lo que el Bautismo ha hecho en nosotros. Explicar el sentido de cada uno de los ritos bautismales.
Suscitar un vivo agradecimiento por este don del Bautismo que nos hace hijos de Dios y nos capacita para actuar como
tales en la Iglesia y para el mundo.
La Confirmación.
Presentar el sacramento de la Confirmación como algo necesario para completar la Iniciación Cristiana de los niños,
aunque la celebración de este sacramento se posponga al tiempo de la adolescencia o de la juventud. Descubrir el sentido
Programa y temario:
de este sacramento y avivar el deseo de los niños para recibirlo en el momento oportuno. Acostumbrar a los niños a pedir
la fuerza del Espíritu Santo, haciéndoles ver que Él es el alma, la fuerza y el apoyo fundamental para progresar en el
camino de la vida cristiana.
Descubrir que transmitir la fe a los hijos no consiste simplemente en formarles en unos valores de convivencia y
buena conducta personal y social, sino que, con ser esto muy importante, lo fundamental es hacerles partícipes
de la experiencia de fe manifestada en la propia vida de los padres.
No se trata, pues, de darles un conocimiento intelectual, ni unas pautas de comportamiento moral, sino una
experiencia de Dios en la vida, de la forma que haya sido, que nos cuida, nos protege, nos quiere como somos
porque nos ha creado, y abre en nuestra vida una trascendencia que va mas allá de nuestras propias
circunstancias o realidades, sobrepasando incluso la barrera de la muerte.
El núcleo de esta transmisión es el anuncio de la buena noticia de Jesucristo, manifestación plena del amor
de Dios, que se hace hombre, asume la muerte en la cruz y resucita vencedor sobre la muerte y nos da su
espíritu para que, por la fe en Él, vivamos libres de la esclavitud a que nos conduce el pecado. Nos manifiesta así
el amor del Padre y nos hace hermanos.
Reflexionar sobre las dificultades que hay que afrontar para vivir la fe y trasmitirla a los hijos: mentalidad
materialista, relativismo moral, influencia de los medios de información y de opinión, generalización de modelos
sociales que banalizan la conducta y el mismo concepto de persona, la falta de tiempo, necesidades económicas,
etc.
Reconocer la necesidad de reavivar en nosotros la misma experiencia de fe que tuvieron los discípulos de Cristo.
Este es el reto de los padres y la responsabilidad de la Comunidad Cristiana.
Misa específica para las familias los domingos a lo largo del curso catequético, como apoyo a la labor de los
padres y comunión con los hijos, acompañándoles en el proceso formativo.