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Dios diseñó el matrimonio para unir a dos personas en una sola, Él quiere que
crezcan juntos y que nadie los separe.
Las personas que buscan satisfacer sus necesidades fuera del diseño de Dios,
pecan contra Él y lo más probable es que arruinen sus relaciones.
Debemos recordar que las tentaciones siempre vendrán y Satanás siempre juega
sucio: él espera hasta que estemos cansados, deprimidos, con situaciones no
resueltas y discutidos con nuestra pareja y en ese preciso momento, aparece la
tentación; pero recuerda que siempre habrá una salida, sólo resta que nosotros
nos decidamos por ese camino.
Sin duda alguna, nuestro peor enemigo reside en nosotros mismos, nuestra propia
naturaleza pecaminosa, que siempre procura arrastrarnos hacia lo malo ya que no
le importa nuestro bienestar sino la satisfacción de sus propios deseos.
La Biblia dice:
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
1 Corintios 10:12, lo que constituye un llamado serio a que consideremos todo
aquello que puede llevarnos a ser infiel a nuestra pareja o a que la infidelidad
destruya nuestra relación conyugal.
Muchos dirán que estoy exagerando, pero las aventuras emocionales suelen
crecer hasta que llegan a destruir matrimonios y familias enteras.
Compartir intimidad, ya sea física o emocional, con alguien que no sea tu pareja
es pecado y una violación a la confianza.
Tener amistades fuera del matrimonio es algo bueno, pero depender de ellas para
satisfacer necesidades emocionales puede resultar en tentaciones peligrosas,
especialmente cuando la pareja pasa tiempo separada el uno del otro.
Debido a que las tentaciones son más propensas a surgir cuando hay problemas
entre la pareja, se debe ser cautelosos a la hora de tener amistades cercanas con
personas del sexo opuesto.
Si el mejor amigo del hombre es una mujer que no es su esposa, es probable que
el comparta los problemas con ella; esto puede conducir a un apego emocional
nada saludable. Lo mismo pasa con una mujer que tiene como mejor amigo a un
hombre que no es un compañero sentimental.
Debemos tener cuidado, ya que una simple amistad se nos puede salir de las
manos y en alguno de los dos puede comenzar a aparecer sentimientos y una
profunda atracción y puede terminar en lo que no te imaginabas.
Si te estás permitiendo estar en lugares donde esa persona estará con frecuencia
¡ten cuidado!
Si cosas como estas o alguna de estas estás viviendo, debes poner límites, y si no
estás enfrentando nada de esto, aun así, establece límites en tu relación o en ti
mismo.
La pareja debe compartir los problemas, los sentimientos, las necesidades y juntos
determinar los límites de lo que se puede compartir fuera de la relación o
matrimonio.
Toda relación con otra persona fuera de nuestra pareja, debe tener límites para
asegurarnos de que no resulte siendo dañina para nuestra relación.
No pases mucho tiempo a solas con alguien del sexo opuesto al tuyo,
especialmente si esa persona logra interesarte.
El tiempo que pasas con otra persona, no debe ser mayor al tiempo que pasas
con tu pareja.
Planifica pasar tiempo con tu cónyuge cada día, cada semana o mensualmente y
usa esos momentos para acercarte a tu pareja emocionalmente.
Disfruta tu pareja.
Considera tu vida como libre de esclavitud del pecado para no estar sujeto a
ningún tipo de infidelidad.
Cultiva amistades con personas del mismo sexo, ya que, si la entablas con alguien
del sexo opuesto, en dicha cercanía emocional, es inevitable que una de las
partes involucre el corazón, dañando así el objetivo inicial de que la relación se
quedara en una hermosa amistad.
El último Consejo te lo daré utilizando un texto bíblico muy puntual para ello. La
Biblia dice en 1 Corintios capítulo 7 versículo 5 lo siguiente:
No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento,
para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que
no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
En otras palabras:
Ninguno de los dos debe decirle al otro que no desea tener relaciones sexuales.
Sin embargo, pueden ponerse de acuerdo los dos y dejar de tener relaciones por
un tiempo, para dedicarse a orar. Pero después deben volver a tener relaciones;
no vaya a ser que, al no poder controlar sus deseos, Satanás los haga caer en
una trampa.
Nunca olvides cada uno de estos consejos, ponlos como límites, ellos te pueden
ayudar a identificar áreas débiles y evitar la tentación de caer en aventuras
emocionales e infidelidades y cualquier tipo de fornicación.
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