LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL 1833-
1868 6.1. EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868) LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA, PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845 El reinado de Isabel II (1833-1868) se dividió en dos etapas, primero la minoría de edad con las regencias de María Cristina y de Espartero y luego el reinado efectivo. Con Isabel II se desarrolla la primera guerra carlista. Provocado por la cuestión sucesoria, los insurrectos proclamaron rey a Carlos María Isidro, defensor del absolutismo y de la sociedad tradicional. Se enfrentaron, por lo tanto, a Isabel II y la Pragmática Sanción que abolía la Ley Sálica. El Carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal con herencia de movimientos similares anteriores, como los agraviados. En este había numerosos miembros del clero, una buena parte de la pequeña nobleza agraria y una amplia base social campesina que cobraron fuerza en las zonas rurales del País Vasco, Navarro y parte de Cataluña. La Causa Isabelina conto primero con el apoyo de una parte de la alta nobleza y de los funcionarios. Para hacer más fuerza, la regente buscó apoyos entre los liberales burgueses. No tuvo más remedio que poner fin al absolutismo y Antiguo Régimen. La primera Guerra Carlista estalló tras el Manifiesto de Abrantes, con el avance carlista en 1833 a 1835 en Navarra y País Vasco, con el repliegue carlista, fracasaron las expediciones de Gómez y Real y fueron derrotados en Luchona (1836). En 1837 Triunfo isabelino, el carlismo se dividió lo que facilito el convenio de Vergara entre Maroto y Esparto. Llegaron a un acuerdo por el que se establece el mantenimiento de los fueros y la corporación de oficiales carlistas en el ejercito real. Durante las regencias liberales desmantelaron el Antiguo Régimen gradualmente. La regencia de María Cristina marcó la transición desde el régimen absolutista de Fernando VII al liberal de Isabel II. La reina regente estuvo asesorada por un gobierno moderado presidido por Cea Bermúdez, el cual propuso tímidas reformas, algunos militares y asesores convencieron a la reina de que formara un nuevo gobierno capaz de ampliar los apoyos entre los liberales. Se escogió para presidirlo a Martínez de la Rosa, también moderado, que llevó a cabo la promulgación de Estatuto Real. Estas reformas se quedaban muy cortas y los progresistas movilizaron las juntas revolucionarias que acabaron en revueltas urbanas a lo largo de 1835. Ante esta situación, la reina mandó formar gobierno al progresista Mendizába. Las revueltas pidiendo el restablecimiento de la Constitución de 1812 se sucedían y se produjo el levantamiento de los soldados de La Granja, lo que hizo a la reina gobernadora restablecer la Constitución de 1812. La Constitución de 1837 establecía la soberanía nacional, una amplia declaración de derechos colectivos e individuales, la división de poderes y la aconfesionalidad del Estado. Se vio condicionado por la vida política de los militares, Espartero, se hizo con la regencia en 1840 y la reina abdicara. La regencia de Espartero (1840-1843) estuvo marcada por su autoritarismo. No cooperó con las Cortes y gobernó rodeado de una camarilla de militares y bombardeó Barcelona. Cada vez más aislado y sin los apoyos, Espartero dimite en 1843 y Isabel fue proclamada reina. Durante la década moderada (1844-1854) el gobierno quedó en manos de Narváez. Suprimió la milicia nacional y creó la Guardia Civil, a su gobierno se le debe también la reforma de la Constitución progresista de 1837 y la aprobación de la Constitución Conservadora y establece la soberanía compartida rey-cortes, Cortes bicamerales, con sufragio censitario para el congreso y Senado vitalicio de nombramiento real. Con el aumento del autoritarismo se funda el Partido Demócrata (1849) La suspensión de las Cortes en 1854 aumentó el descontento. El bienio progresista comienza con el pronunciamiento en Vicálvaro con O’Donnell, este fundó la Unión Liberal, y los sublevados elaboraron el Manifiesto de Manzanares en demanda del cumplimiento de la Constitución de 1845. Se convocaron nuevas elecciones, y el gobierno recayó en los progresistas y la aparición en el Parlamento de algunos diputados demócratas. Se preparó una nueva Constitución. Las medidas reformistas no terminaron con la grave crisis de subsistencia en el país, las revueltas y la emergencia del movimiento obrero crearon una grave tensión social. En 1856, el propio O’Donnell hizo caer el gobierno. Desde 1856 y hasta la Revolución Gloriosa.
6.2. El reinado de Isabel II (1833-1868) las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
De la sociedad estamental a la sociedad de clases. España durante el siglo XIX era un país fundamentalmente agrario con una distribución de la propiedad de la tierra muy desigual. Los grandes propietarios desde la Edad Media eran: la Corona, la Iglesia, la nobleza y los Municipios o Concejos. Durante el Antiguo Régimen la tierra era la principal fuente de riqueza, los terrenos de los estamentos privilegiados estaban exentos de pagar impuestos, no se podían vender y no se explotaban adecuadamente. Por lo tanto, no es de extrañar que desde finales del siglo XVIII se viera en la desamortización una vía para aumentar los ingresos de la Hacienda, primero por la venta de los terrenos y después a través de los impuestos. Las primeras actuaciones desamortizadores se remontan a finales del siglo XVIII. Destacamos los proyectos desamortizadores de ilustrados como Jovellanos por igual. Durante el reinado de Fernando VII se detuvo la desamortización de bienes eclesiásticos y avanzó la de bienes civiles. La reforma agraria liberal desde 1837 se sustentó con la disolución del régimen señorial ya iniciada en las Cortes de Cádiz (1811), la desvinculación y la desamortización. La desamortización de Mendizábal se inicio debido a la crítica situación económica y política. Se buscaba sanear la hacienda, financiar gastos de la guerra civil y ganar adeptos para la causa liberal en una serie de subastas de las tierras expropiadas por la iglesia. La desamortización de Madoz inicio durante el Bienio Progresista e incluía las tierras de la Iglesia aún no vendidas y las de las propiedades municipales que provocó el descenso en los recursos financieros locales y los servicios sociales. Ambas podrían haber creado una nueva clase de pequeños propietarios agrícolas, pero no fue así. Las tierras fueron subastadas que pasaron a la antigua nobleza, alta burguesía y a medianos propietarios. En lo agrario, no se contribuyó a la racionalización del tamaño de la propiedad, no se modernizo la agricultura y siguió siendo tradicional y explotada por jornaleros sin tierras los cuales empeoraron su situación y se convertirán en anarquistas. A lo largo del siglo XIX, la población española creció considerablemente, pasó de 10 a 20 millones de habitantes, aunque lo hizo a un ritmo más lento que los países más industrializados de Europa occidental, ya que se mantuvieron arcaísmos demográficos. La nobleza, se integro en los grupos dirigentes de la sociedad burguesa, la iglesia, perdió poder económico, bienes con las desamortizaciones e influencia social, aunque conservo el papel educativo y la confesionalidad del Estado como católico. Las clases burguesas adquirían pasaron a nuevas clases dirigentes con nueva estructura social. La mayor parte de la población eran campesinado, y, los obreros industriales. Los campesinos, en gran parte jornaleros, ocupaban la escala mas baja social, con vidas miserables y varias revueltas en el campo. Los jornaleros aumentaron, por la emigración a otras ciudades, buscando mejor vida y salarios y adquieren conciencia de su injusticia y crean sindicatos y mutuas obreras, los cuales eran perseguidos. Había también un sector de la población marginado: mendigos que iban de una ciudad a otras.
6.3. El Sexenio Democrático 1868-1874: la constitución de 1869. Evolución política:
gobierno provisional, reinado de Amadeo de Saboya y Primera República En el último periodo del reinado de Isabel II, entre 1863 y 1868, se produjeron una serie de crisis políticas y económicas que debilito el sistema liberal. Desde 1860 España enfrento una crisis económica capitalista, pero también coincidió con crisis de subsistencia que agravaron aún más las pésimas condiciones de vida de las clases populares. A nivel político, el deterioro era patente. Se gobernaba por decreto y no había alternancia posible más allá de moderados y la unión liberal de O`Donnell, el Partido Progresista dirigido por Prim, practicó una política de retraimiento, negándose a participar de las elecciones. En la misma posición se encontraba el Partido Demócrata. Ambos, firmaron (también lo firmarán los unionistas) el 1867 el Pacto de Ostende con la voluntad de poner fin a la monarquía isabelina. El origen del Sexenio Democrático fue la revolución de septiembre de 1868 la Gloriosa o Septembrina, empezó en Cádiz con un pronunciamiento militar dirigido por los militares Prim y Serrano, líderes progresista y unionista y se unió el Almirante Topete. La insurrección se extendió rápidamente con el apoyo de juntas revolucionarias lideradas por demócratas. Las tropas leales a la reina fueron derrotadas en la batalla de Alcolea, lo que permitió a los sublevados entrar en Madrid. La reina huyo a Francia. Tras el triunfo de la insurrección se formó un gobierno provisional que convocó a Cortes constituyentes en enero de 1869, y crearon a la coalición gubernamental formada por unionistas, progresistas y un sector de los demócratas, partidaria de la fórmula monárquica. También aparecieron en la cámara dos importantes minorías: la carlista y la republicana. La tarea esencial de estas Cortes era la de redactar una nueva Constitución. Será la Constitución democrática de 1869 La Constitución de 1869 establecía la soberanía nacional, división de poderes, consagraba derechos básicos y por primera vez la libertad de culto, el sufragio universal masculino y limitaba el poder del monarca. Al no haber rey, Prim se centró en la búsqueda de rey y en octubre, Amadeo de Saboya aceptó la corona con el consentimiento de las potencias europeas; y en noviembre 1870 fue proclamado. Tres días antes de su desembarco en España, Prim fue asesinado. El rey tuvo la oposición de la aristocracia, el clero y las camarillas de Isabel II también tuvo que hacer frente a la oposición carlista, a la guerra de Cuba, y al auge del movimiento republicano y obrero. Privado de todo apoyo, abdicaba el 11 de febrero de 1873. La proclamación de la I República fue la salida más fácil tras la salida de Amadeo I ya que el apoyo real a la república era más bien limitado. El gobierno nombraba al republicano Federal Estanislao Figueras. Su principal cometido era convocar Cortes Constituyentes. En estas primeras elecciones triunfaron los republicanos federales, proclamándose la República democrática federal y Pi i Margall será el encargado de la presidencia del gobierno. Pi i Margall dimitió y le sucedió Salmeron que actúa contra el movimiento carlista y dimite en 1873. La presidencia recayó en Emilio Castelar, que cerro las cortes y gobernó autoritariamente. En 1874 Manuel Pavía irrumpe en las cortes y exige una disolución, sin resistencia el poder paso a una coalición progresista y unionista. En 1874, Martínez Campos proclamaba rey a Alfonso XII tras un pronunciamiento militar en Sagunto. El príncipe Alfonso había firmado el Manifiesto de Sandhurts, redactado por Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía Alfonsina: régimen conservador y católico que garantizaría el funcionamiento del sistema liberal. Se inicia la Restauración.