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La Imprenta Cosmopolitana 1

Este taller era el responsable de la impresión de El Cosmopolita: diario de la tarde.


Comercial, político y literario, periódico que alcanzó a existir durante 22 números, desde el tomo 1,
año 1, publicado el 30 de abril de 1833 al 1 de junio de ese mismo año). Una existencia brevísima.
Su redactor, según nos informa Ramón Briseño, era Juan Francisco Zegers Duras (1780-
1863), Mencionado por Antonio Dougnac Rodríguez como un español bonapartista, «contratado
por Irisarri, fundador de los colegios de mayor entidad que hubo en Chile» e integrante de la logia
«Filantropía Chilena». Estas señas biográficas, así como los contenidos expresados en El
Cosmopolita, evidencian que nos encontramos, en este caso, ante una actividad imprenteril de
carácter conservador, políticamente hablando.
Zegers también aparece como uno de los suscriptores al libro Espíritu de la prensa chilena
o colección de artículos escojidos de la misma desde el principio de la revolucion hasta la época
presente, editada en Santiago por la Imprenta del Comercio, en 1847, tenía como puntos de
subscripción en Valparaíso «los almacenes de los Sres Hernaes, i D. José Esquella, i en el escritorio
del Sr. D. Ramon Fernandez calle de Cochrane».
A fines de nuestra indagación, nos resulta de interés una nota publicada en la primera
página de la primera edición de este periódico.
En una breve nota, titulada «El propietario de este establecimiento al publico», se indica lo
siguiente:

Hacen dias que este diario debió haberse publicado, pero la circunstancia de no haber
conseguido hasta ahora oficiales capaces de desempeñar estas importantes labores, inutilizó sus
deseos por algunos mas, hasta que hoi tiene la satisfacción de darlo a la luz; y por falta de papel
grande que no se publica del tamaño de Araucano, lo que se hará tan pronto como se consiga.

Recordemos que nos encontramos en el año 1833: aún no se despliega con toda su fuerza la
industria tipográfica en la ciudad de Valparaíso, así que es comprensible que el propietario de este
1
Este texto es parte del libro en curso Cartografías. Imprentas, librerías y editoriales en Valparaíso (siglo
XIX).
medio realice aquella mención a la falta de trabajadores calificados para poder llevar adelante la
impresión, algo que, en todo caso, será recurrente en los requerimientos de El Cosmopolita.
En efecto, en el número 6 de este periódico, publicado el viernes 10 de mayo de 1833 se
puede leer el siguiente anuncio:

SE RECIBEN

En esta imprenta cuatro jóvenes decentes que quieran dedicarse á aprender este oficio,
dando una buena garantía por su conducta. Ocurran á tratar con el dueño del establecimiento.

Valparaiso Mayo 9 de 1833

No deja de llamar la atención que, en este aviso, no se indique la dirección del periódico,
como si se asumiera que ella es conocida por quienes lo leen. De hecho, su dirección no aparece
mencionada en ninguna de las cuatro páginas que componían cada edición de este medio de
comunicación.
Por cierto, la Imprenta Cosmopolitana publicó algo más que el periódico y es lo que
conoceremos a continuación.
En la Colección de Folletos Antiguos de la Sala de Investigaciones 1831-1840, de la
Biblioteca Central Pedro Zulen, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se encuentra un
antiguo folleto, de 27 páginas y 19 centímetros, cuyo autor es Ildefonso de Zavala, y su título es
Ildefonzo de Zavala, a sus conciudadanos. Fue publicado en Valparaíso, por la Imprenta
Cosmopolitana, el año 1833. La existencia de este folleto no se encuentra registrada en la Biblioteca
Nacional.
Este indicio, por cierto, una vez nos recuerda que indagaciones como esta siempre serán
aproximativas y jamás podrán presumir de una exhaustividad plena: es imposible determinar la
cantidad de publicaciones que se han realizado en Valparaíso, no solo por extravío, destrucción o
por la fragilidad propia de los materiales, sino también porque no siempre se ha cautelado que lo
impreso en la ciudad puerto sean resguardados en la Biblioteca o el Archivo Nacional. Existe así
una superficie de textos impresos que es invisible, del todo desconocida, respecto de lo cual si
siquiera la especulación más pudorosa podría ser un sendero adecuado para transitar.
Y nótese que la exigencia de realizar el Depósito Legal no es tan reciente en nuestra
historia. De hecho, ya existía en el periodo que estamos comentando. Sergio Martínez Baeza
describe las medidas que se tomaron al respecto, así como las dificultades en su cumplimiento.
Considerando que esto es una de las tradiciones de la producción bibliográfica regional, nos parece
apropiado citarlo en extenso:

A los pocos días de ser designado el Sr. García-Huidobro [se refiere a Francisco
García-Huidobro, director de la Biblioteca Nacional], el Gobierno dictó el Decreto de 25 de
Octubre de 1825, mediante el cual se exigía a los administradores de imprentas del país que
depositaran en la Biblioteca Nacional un ejemplar de “cuanto papel salga de sus prensas, sea de
la pertenencia que fuere”; otro en la Intendencia de Policía, otro en el Ministerio Fiscal y otro
en la Secretaría del Gobierno.
A ese mismo propósito obedeció la norma del artículo 13 de la Ley de Imprenta, de
1834, que estableció formalmente el depósito legal de impresos salidos de las imprentas
establecidas en el país. Esta disposición obligó a los talleres tipográficos a depositar en la
Biblioteca Nacional “dos ejemplares de todo papel periódico o suelto que imprimiesen”. En
consecuencia, la Ley de Imprenta exigió la entrega a dicho establecimiento de cinco ejemplares
de cada publicación: tres para el resguardo de la propiedad intelectual o “derecho exclusivo” y
dos para el depósito legal.
Pero, como los talleres tipográficos continuaron sin cumplir fielmente con estas
disposiciones, el Director García-Huidobro debió oficial al Ministro de Justicia, Culto e
Instrucción Pública, D. Manuel Montt, con fecha 13 de abril de 1842, haciéndole saber esta
omisión por parte de las imprentas de Santiago y Valparaíso.
El Ministro dirigió, entonces, con fecha 27 del mimo mes, una comunicación a los
intendentes, pidiéndoles que velaran por el estricto cumplimiento de las normas vigentes sobre
depósito de publicaciones en la Biblioteca Nacional.

Una desidia de larga data, entonces, es la que ha recorrido el desarrollo de la producción del
libro en Valparaíso.
Pero regresemos a nuestra Imprenta Cosmopolitana.
¿Por qué razón Ildefonso de Zavala (1800-1855) publicó este folleto en Valparaíso? No
conocemos en detalle su biografía, así que no podemos responder dicha duda. Solo sabemos que fue
un hombre público peruano de relevancia en su país y prefecto de Tacna en 1855, antecedentes
insuficientes como para intentar siquiera esbozar una respuesta.
Por otro lado, cabe señalar que la condición de literario que anuncia este periódico se
expresa en varios de sus artículos, en los cuales se indican referencias a autores y obras que son
utilizadas para fundamentar aquellos.
Existe una mención particular que nos resulta significativa, ya que podemos inferir algunas
cosas de ella:

Ha llegado á nuestras manos una obra que lleva á la cabeza de sus fojas el título de “La
historia del reinado de Felipe III. Rey de España,” y como este libro por haberi sido maltratado
no tiene carátula, dedicacion, prólogo ni prefacio no sabemos quien sea su autor; pero en varios
lugares encontramos citaciones y referencias de Rohan, Melingre, Nani, Rial, Torquemada,
Cespedes, Figueroa, el Jesuita D’Ovaglie &. &. En él hemos notado entre muchas otras
curiosidades un artículo de cincuenta y seis fojas relativo á los indios Araucanos y demas
naturales de Chile. Es nuestra intencion hacer estractos de él, segun lo tengamos por
conveniente.

Por desgracia el redactor no precisa la manera en que ha obtenido el ejemplar que describe,
pero es dable afirmar que es un libro usado o, incluso, asumir que pudo haber sido rescatado de un
destino más funesto. En su descripción, además, el autor denota conocimiento acabado de las partes
físicas de un libro, así como de su estructura interna, incluyendo en ello el aparato referencial.
Quien nos habla, sin duda alguna, es alguien que podemos definir con toda propiedad como un
letrado.
¿Quién sería el autor de esta obra? Es muy probable que corresponda al trabajo escrito por
Virgilio Malvezzi, dado a conocer originalmente como «Historia del marqués Virgilio Malvezzi,
que comprende sucesos de el Reynado de don Phelipe Tercero», recuperadas luego en Memorias
para la historia de don Felipe III, Rey de España, recogidas por don Juan Yáñez. Considerando que
las fechas conocidas de edición de este libro son 1640 y 1723, es plausible que el ejemplar que el
redactor de El Cosmopolita se haya encontrado tan maltratado y deshecho como él lo describe.
Esta mención bibliográfica, dicho sea de paso, nos pone frente a un tema que usualmente no
es considerado, al momento de revisar la historia del libro en nuestra país: la existencia, circulación,
compra y venta de libros usados o, incluso, como pareciera ser este caso, de libros rescatados. En
efecto, es usual que las indagaciones busquen los datos de producción editorial, distribución y
ventas en librerías o bien de recepción en medios de comunicación. Sin embargo, existe un
segmento importante de circulación de obras impresas en circuitos informales, los cuales,
precisamente debido a lo frágil de su huella en el tiempo, de cierta invisibilidad de sus dinámicas,
son muy difíciles de cuantificar, clasificar o siquiera identificar con cierta precisión. De este modo,
toda reflexión sobre las prácticas sociales y culturales relacionadas con el objeto libro en nuestra
historia no debieran olvidar esta realidad. Es más, incluso es probable que dicho espacio de
circulación de obras bibliográficas, por sus propias características, tenga, en el caso particular de
Valparaíso, otras geografías físicas y socioeconómicas. En efecto, nos atreveríamos a arriesgar a
hipótesis que los libros usados o en desuso que vuelven a ser puestos en circulación son una
realidad más cotidiana entre los sectores populares y, por lo tanto, también en espacios no céntricos
del comercio porteño.

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