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Políticas Victimológicas para el desarrollo de los Modelo de Atención,

Asistencia y Protección a Personas en situación de Víctimas. (Parte I)

Introducción
La violencia que se ha vivido en México en los últimos años, han producido en las
víctimas y en la sociedad en su conjunto una serie de daños materiales e
inmateriales, entre ellos la pérdida de los referentes organizativos de la sociedad
(valores democráticos, ética de la vida en común, solidaridad, bien común, etc.),
secuelas sobre la salud física y mental de las víctimas, sobre la economía, sobre
las instituciones y relaciones sociales, y sobre la cultura y sus diferentes
manifestaciones.

Este tipo de violencia quiebra la posibilidad de despliegue de las capacidades de


disfrute y búsqueda del bienestar propio y colectivo. Las situaciones que imponen
la violencia desbordan en gran medida la capacidad del ser humano de sortear las
dificultades por sí mismo,1 no obstante su capacidad de resiliencia; por lo tanto, para
superarlas y continuar su vida, es necesario el desarrollo de acciones en ámbitos
como la justicia, la protección, los medios de subsistencia básicos y el apoyo para
retomar la construcción del proyecto de vida individual, familiar y comunitario, así
como del tejido social que privilegie la convivencia armónica y equilibrada basada
en el respeto a la dignidad humana.

Las bases fundamentales para lograr un bienestar colectivo son lesionadas por la
violencia, lo cual exige que un país como México en el que ha sido un continuum la
violencia, priorice todas aquellas medidas de atención para reparar los daños. Son
varias las generaciones de mexicanas y mexicanos que han vivido los efectos de la
violencia y esta cadena de sufrimiento configura un impacto transgeneracional que
afecta gravemente un proyecto de país basado en el fortalecimiento de la

1
Ver en: https://www.boe.es/publicaciones/anuarios_derecho/abrir_pdf.php?id=ANU-P-1986-
30073100770_ANUARIO_DE_DERECHO_PENAL_Y_CIENCIAS_PENALES_Derechos_humanos_de_las_v%EDctimas_de
l_delito:_Especial_consideraci%F3n_de_los_torturados_y_aterrorizados, P. Anexo I.

1
democracia y el respeto a las libertades y derechos de todos los mexicanos y en
especial de las personas en situación de víctima.

En este sentido, la atención de las víctimas es un requisito indispensable para la


construcción de paz y del tejido social. La Declaración sobre Justicia y Asistencia
para las Víctimas que surgió de la XVI Conferencia de Investigaciones
Criminológicas celebrada en Estrasburgo en 19842 sobre la victimización, deja ver
la importancia fundamental de las víctimas en la convivencia social y establece un
mandato para todos los Estados en su artículo IX en el sentido de tomar las medidas
apropiadas para proteger a los ciudadanos contra la posible perpetración de actos
que produzcan víctimas. Por esta razón (la de un Estado con obligaciones frente a
las víctimas) no es concebible el establecimiento de políticas que mitiguen o
cercenen la prevención o atención de la violencia en el futuro y constituyan un
presupuesto de paz duradero, sin la adecuada atención a las víctimas.

La reflexión desde el ámbito victimológico, puntea que debe comenzarse por el


planteamiento general del entendido de víctima en un sentido amplio, distinto a la
concepción típica del derecho penal que la equipara al sujeto pasivo del delito. Esta
concepción, (víctima = Sujeto Pasivo), trae como consecuencia que el tratamiento
de la etapa posconflicto sea absolutamente insuficiente, pues los planes de atención
humanitaria de emergencia, rehabilitación y desarrollo no pueden limitarse a la
persona directamente perturbada por el delito o la violación a derechos humanos.
En ese orden de ideas, debe entenderse a la víctima como “la persona o grupo de
personas afectadas directa o indirectamente por el delito o la violencia o la violación
a los derechos humanos”, con lo cual, puede coincidir o no con el sujeto pasivo del
delito e incluso el sujeto activo puede ser considerado como tal, si la victimización
procede del sistema penal.3

2
Ver en: http://www.ehu.eus/documents/1736829/2168388/19+-+La+asistencia+respecto+a+las+victimas.pdf
3
COMISIÓN REDACTORA DEL CODIGO PENAL TIPO PARA IBEROAMÉRICA. Monografías Penales, La dignidad de la
víctima en el sistema penal. Bogotá: Librería del Profesional. P. 85. 93 Esto desarrolla la idea dela declaración sobre justicia
y asistencia para las víctimas: los derechos de ellas, se harán extensivos a sus familiares inmediatos y a aquellas personas
que pos su intimidad con la víctima hayan sido afectados también por el atentado, según Articulo 3 de la Declaración sobre
Justicia y asistencia a las víctimas.

2
Esta visión da lugar a que, tanto los familiares y personas directa e indirectamente
relacionadas con el sujeto pasivo como a quienes sufren daños al intervenir e
interactuar con el afectado para su asistencia o protección, sean considerados
víctimas de un delito o de la violencia y la violación a derechos humanos.

La vulneración o amenaza del derecho de los sujetos antes mencionados, debe


obtener el amparo efectivo e inmediato del Estado, más si se trata de una situación
cuyas consecuencias de tipo social, desde todo punto de vista, especialmente
desde el psicológico son incalculables.

Otra definición importante del concepto víctima, que no la equipara exclusivamente


al sujeto pasivo, la da la declaración sobre la justicia y asistencia para las víctimas
(Art. 2), anteriormente citada, en el siguiente sentido: víctima es la persona que ha
sufrido una lesión o daño, físico o mental, una pérdida o daño material o cualquier
otro perjuicio social como resultado de una acción, que este en violación con leyes
penales nacionales o que sea un crimen catalogado bajo la ley internacional o
constituye una violación a normas sobre derechos humanos.

También reconoce como víctima a quien es objeto de una actuación que constituye
abuso de poder, y causa daños físicos, psicológicos o económicos provenientes de
quien ostenta una posición o estatus superior de cualquier índole, ya sea estatal o
privada. Al finalizar, el artículo en mención, aclara que víctima incluye a toda
persona que ha sufrido una pérdida, daño o lesión ya sea como individuo o como
integrante de un grupo o colectividad y especifica que el término persona, incluye a
entidades legales, organizaciones, asociaciones, comunidades, el Estado o la
Sociedad, en un todo.

Cada tipo penal y cada instancia del proceso penal, parece simplemente mostrar la
voluntad vindicativa del Estado frente a quien infringe el ordenamiento jurídico y no
la intención de ofrecer a los afectados por el hecho punible y la violación a derechos

3
humanos, la ayuda y el soporte integral que demandan. Por eso, para que en los
procesos de reconstrucción se pueda dar cabalmente la rehabilitación y la
reconstrucción, y de ésta forma dar respuesta a las necesidades de las víctimas, se
propone poner en funcionamiento un paquete integral de intervención integral
victimológica.

Es importante que este paquete no se limite exclusivamente a una reparación


económica de los daños materiales y morales causados, sino que reivindique las
necesidades de las víctimas, poniendo al servicio de toda la ciudadanía una
infraestructura adecuada de soporte integral, en el que se tomen en cuenta los
factores sociales, ambientales, políticos, económicos y culturales existentes,
derivados o producidos como consecuencia de los delitos y las violaciones a
derechos humanos.

Para su implementación, es necesario un compromiso decidido del sector público


de país, pero también es necesario contar con la participación del sector privado,
no sólo en la consecución de los medios para su funcionamiento, sino en la
generación de estrategias acordes con esta necesidad imperante.

El objetivo es centralizar en un solo cuerpo institucional, las políticas y los recursos


existentes, para eliminar la dispersión reinante y la incoherencia que rodea el tema
de las víctimas del delito y de violaciones a derechos humanos en México.

Esta obligación que se plantea, se da por aplicación del principio de “interés


general”, que se materializa en la necesidad de apoyar la realización de una
sociedad alejada de la violencia, saneada de rencores, con espacios idóneos para
tener en cuenta a sus víctimas y que permita la reconstrucción y la rehabilitación de
sus víctimas.

Lo anterior, no excluye la existencia de un interés particular, que se fundamenta en


el hecho de que cada persona puede ser una víctima potencial completamente

4
vulnerable a la violencia a ser susceptible de necesitar la atención y soporte del
Estado cuando la violencia, (que no selecciona sus destinatarios), recaiga sobre él
sin ningún tipo de contemplación.

La importancia de los Servicios de Asistencia a las Víctimas en la


Administración de Justicia.
Con el fin de buscar soluciones a los problemas padecidos por las víctimas en el
sistema de justicia penal y protegerlas frente a los riesgos de sufrir una doble
victimización, en las últimas décadas se han registrado notables avances en la
legislación internacional y en América, que también han tenido su reflejo en el
ordenamiento jurídico en México, donde en los últimos años se han promulgado
numerosas leyes con ese objetivo, con una especial incidencia en su respuesta
frente a la atención de la víctimas del delito y de violaciones a derechos humanos.

Así en el ámbito de las Naciones Unidas, la Declaración de Principios Básicos de


Justicia para las Víctimas del Delito y Abuso de Poder4, entre sus disposiciones para
mejorar el acceso a la justicia y un trato justo a las víctimas, considera
imprescindible adecuar los procedimientos judiciales a sus necesidades5, prestando
particular atención a las más vulnerables, entre las que se incluyen las víctimas de
la violencia de género.6 Y destaca la importancia de la intervención de servicios
especializados en la Administración de Justicia, para ofrecerles asistencia y apoyo,
antes, durante y después del proceso penal.

4
http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/INST%2028.pdf
5
Informando a las víctimas de su papel y del alcance, desarrollo cronológico y la marcha de las actuaciones, así como de la
decisión de sus causas, especialmente cuando se trate de delitos graves y cuando se haya solicitado esa información.
b) Permitiendo que las opiniones y preocupaciones de las víctimas sean presentadas y examinadas en etapas apropiadas de
las actuaciones siempre que estén en juego sus intereses, sin perjuicio del acusado y de acuerdo con el sistema nacional de
justicia penal correspondiente.
c)Prestando asistencia apropiada a las víctimas durante todo el proceso judicial
d) Adoptando medidas para minimizar las molestias causadas a las víctimas, proteger su intimidad y garantizar su seguridad,
así como la de sus familiares y la de los testigos, contra todo acto de intimidación o represalia.
e) Evitando demoras innecesarias en la resolución de las causas y en la ejecución de los mandamientos o decretos que
concedan indemnizaciones.
6
La universalidad del fenómeno de la violencia de género explica la atención preferente que ésta ha merecido por Naciones
Unidas, aprobando numerosos instrumentos para actuar contra ella y proteger a sus víctimas, entre los que destacamos la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), y la Declaración sobre
eliminación de la violencia contra la mujer, que pueden ser consultadas en GARCÍA RODRIGUEZ, Manuel José, Legislación
contra la Violencia de Género, Instituto Andaluz de Administración Pública, 2008, pp. 29-43 y 51-56, sin los cuales sería difícil
entender la evolución legislativa desplegada en nuestro país en los últimos años para su prevención y erradicación.

5
También en el marco jurídico del Consejo de Europa, se han promulgado
numerosas recomendaciones sobre la necesidad de adoptar medidas dirigidas a
fortalecer la posición de las víctimas en el proceso penal para evitar su doble
victimización,7 promover su asistencia integral con la creación de servicios de
apoyo, y velar por una eficaz protección de la seguridad e intimidad de las más
vulnerables, entre las que se incluyen las víctimas de la violencia de género. Cuya
situación de desprotección y desvalimiento, se tuvieron muy presentes a la hora de
elaborar la Recomendación Nº R (2002) 5, de 30 de abril de 2002, sobre la
protección de las mujeres contra la violencia, y el Convenio Europeo para prevenir
y combatir la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, firmado en
Estambul el 11 de mayo de 2011, que persigue entre sus objetivos mejorar la
respuesta ofrecida a las víctimas por los Servicios de Asistencia.8

La Unión Europea, con este mismo fin, ha aprobado la Directiva 2012/29/UE del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, por la que se
establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las
víctimas de delitos,9 por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo, relativa al estatuto de la víctima en el proceso penal, que supuso un
progreso importante del Derecho comunitario en la respuesta a las necesidades de
las víctimas en el nuevo espacio europeo de justicia.10 La nueva Directiva, tiene
como finalidad garantizar que las víctimas puedan recibir información, apoyo y
protección adecuados y tener participación en los procesos penales, reforzando la
actuación de los servicios de apoyo a las víctimas.11

7
Recomendación Nº R (85) 11, de 28 de junio de 1985, del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados
miembros sobre posición de la víctima en el marco del derecho y del proceso penal, en GARCÍA RODRÍGUEZ, M. J., Código
de… cit., p. 231.
8
Capítulo IV «medidas de protección y asistencia» (arts. 18 a 28) Council of Europe Convention on preventing and combating
violence against women and domestic violence, URL:
http://www.conventions.coe.int/Treaty/Commun/QueVoulezVous.asp?NT=210&CM=8&DF=19/11/2012&CL=ENG.
Consultada: 14 de noviembre 2012.
9
DO L 315, de 14 de noviembre de 2012, pp. 57-73.
10
Sobre el significado y alcance de las disposiciones de la Decisión Marco, vid. GARCÍA RODRÍGUEZ, Manuel José, «Las
víctimas en el espacio judicial europeo», en Diario La Ley. Núm. 5342, de 2 de julio de 2001, pp. 1-6; y «Una aproximación a
las políticas de protección y asistencia a las víctimas de delitos en el contexto europeo», en TAMARIT SUMALLA, José María
(Coord.) Estudios de Victimología. Actas del I Congreso Español de Victimología. Tirant lo Blanch. Valencia, 2005, pp. 132-
136.
11
El art.8 de la Directiva, garantiza que las víctimas y sus familiares, de acuerdo con sus necesidades, tengan acceso gratuito
y confidencial a los servicios de apoyo a las víctimas, antes, durante y por un período de tiempo adecuado después de la
conclusión del proceso penal. Debiéndose facilitar por parte de las autoridades policiales y judiciales, el acceso y derivación
de las víctimas a esos servicios. Y el art. 9 regula el apoyo que habrán de facilitar como mínimo:

6
En sus inicios, criminólogos precursores12 habían definido diversas tipologías de
víctimas en relación con la precipitación y provocación de ésta para que el delito se
cometiera. Años después, la misma Victimología sufriría un cambio paradigmático.
Esto en tanto la víctima comienza a ser considerada en el estudio, con el objetivo
de conocer el impacto sufrido por la acción delictiva,13 y no tan sólo de forma
bidireccional – víctima/delincuente -, sino que también multidimensional, obligando
este enfoque al estudio de otras personas que intervienen en el proceso victimal.

El conocimiento generado ha sido de gran aporte para la creación de políticas y


programas dirigidos a la atención de las mismas. Así, la Victimología, sentó las
bases científicas para comprender a la víctima en relación con el delito, y aportar a
la generación de acciones concretas que garanticen sus derechos.

Posteriormente, durante las décadas del 60 y 70, los movimientos sociales, y sobre
todo los movimientos feministas, ejercieron fuertes influencias para que los
derechos de las víctimas fueran garantizados, protegidos y conocidos, con la
posterior conformación de acciones que resguardaran a las víctimas,
específicamente de violencia doméstica y de agresiones sexuales. A modo de
ejemplo, algunos de estos grupos feministas organizados crearon centros de
atención y casas de acogidas dirigidas a la mujer.

a) Información, asesoramiento y apoyo adecuados en relación con los derechos de las víctimas, también sobre cómo acceder
a los sistemas nacionales de indemnización por los daños y perjuicios de índole penal, y su papel en el proceso penal, incluida
la preparación para asistir al juicio;
b) Información sobre cualquier servicio pertinente de apoyo especializado o derivación directa al mismo;
c) Apoyo emocional y, cuando se disponga de él, psicológico;
d) Asesoramiento sobre cuestiones financieras y de tipo práctico resultantes del delito;
e) Salvo que sea proporcionado por otros servicios públicos o privados, asesoramiento sobre el riesgo y la prevención de
victimización secundaria o reiterada, intimidación o represalias.
12
Benjamín Mendelsohn ha sido considerado como el mentor de esta disciplina puesto que fue el primero en nominar
“Victimología”. Sus trabajos se remontan a la década del 40. Señala que, frente al desinterés por la víctima, debiera crearse
una ciencia independiente, la Victimología. Hans Von Hentig, quien publicara en 1949 “The Criminal and his Victims”, es
considerado también uno de los precursores de la Victimología. Amplió el marco objetivo, incorporando a todo tipo de víctima,
y no tan sólo de delito. Para más información ver Rodríguez M., L. Victimología. Estudio de la Víctima. 2005.
13
A su vez, la Victimología ha desarrollado su campo científico con todo tipo de víctimas (catástrofes naturales, enfermedades,
terrorismo, sociales, entre otras), y no tan sólo de delito. No es necesario profundizar en esta temática puesto que el estudio
está dirigido específicamente a las víctimas de delitos.

7
En este sentido, se han ido desarrollando modelo de atención a víctimas a través
de políticas de victimoasistencia, término acuñado por Rodríguez,14 estas políticas
se han constituido y fortalecido en los últimos treinta años; la génesis de estas
agencias responde a diferentes razones entre las que se encuentran, razones
morales, razones legales y razones científico sociales.

Las razones que han motivado la creación de los centros de victimoasistencia


(morales, jurídicas y científicas) pueden tomar diferentes formas de atender a las
víctimas, formas que se han denominado Modelos,15 Guías,16 Protocolos,17 o
lineamientos.18 En función de las razones que justificaron su creación, algunos de
estos centros hacen énfasis en los aspectos legales, otros en lo psicoemocional y
existen también algunos en los que el interés está fundamentado en la recuperación
de las relaciones sociales.

Precisamente, discutir sobre las razones de creación de los modelos de


victimoasistencia, entender el concepto de víctima que cada uno ha construido para
la fundamentación de su quehacer, describir sus parámetros conceptuales y
metodológicos, así como los indicadores con los cuales valoran el impacto de sus
actuaciones, será lo que el lector encuentre en este texto. Se realiza aquí una
sistematización de relaciones, entre las categorías con las que se pueden describir
los tópicos de análisis nombrados anteriormente y, además, se hace una propuesta
de conceptualización-acción para los modelos de asistencia a víctimas, guiada
desde la intervención psicojurídica con un énfasis ponderado en la victimología.

Descripción del Término

14
Manzanera, Luis. Rodríguez, Victimología: estudio de la víctima. México: Porrúa, 2006.
15
Nieto, D.L. Atención Integral a Víctimas – Colombia, Gaceta 21:8 – 18.
16
Gil O., L. (2007), Comunicación herramienta para empoderar a las víctimas. En Guía para las organizaciones de víctimas.
Bogotá: ARFO Editores e Impresiones Ltda.
17
Brinton, M. & Mersky, M. (2006 mayo - junio). Reparaciones y salud mental: Intervenciones psicosociales hacia la sanación.
Razones y emociones. Reparación integral desde lo psicosocial, 17, 8-13.
18
Arias, F. & Muñoz, J. (2008). Desaparición Forzada y Exhumaciones. Lineamientos para el autocuidado y acompañamiento
psicosocial de víctimas, funcionarias y funcionarios públicos. Publicación Fundación Dos Mundos. Bogotá, Colombia.

8
El concepto de asistencia a las víctimas y los sinónimos relacionados (apoyo,
defensa, asistencia, ayuda, servicios) generalmente tienen como significado la
aplicación de una acción directa y personal dirigida a reducir el sufrimiento y a
incrementar la recuperación de las víctimas de un delito.

En un sentido más amplio esto incluye actividades como: restitución a las víctimas,
derechos de las víctimas, compensación a las víctimas, información sobre el estado
de los casos, grupos de apoyo, mediación y reconciliación entre víctima y agresor,
asistencia telefónica, intervención en crisis, asesoramiento y terapia de las víctimas,
servicios de emergencia médicos, servicios sociales, compañerismo, protección de
victimización secundaria.19

Con la evolución de una mayor especialización, el concepto de asistencia a las


víctimas fue enfocado de manera más específica, se utilizó principalmente para
referirse al contacto individual de persona a persona entre la víctima de un delito y
el defensor. Estos servicios abarcan la ayuda a todo tipo de víctimas.

Cabe nombrar que la asistencia a la víctima tiene por objeto principal atenuar las
graves consecuencias que deja el delito en la víctima y en su familia. En un concepto
amplio, se entiende por asistencia victimológica la aplicación de todas las medidas
tendientes al conocimiento, comprensión y ayuda para la recuperación de la víctima.
La asistencia victimológica requiere, en sus pautas básicas, la comprensión, la
consideración prioritariamente de la vivencia de temor-pánico que sufre la víctima,
el miedo a la repetición del delito —hecho traumatizante—, la sensación y vivencia
de encontrarse aún inmerso en la situación agresiva, lo que provoca una
desorganización, despersonalización y desrealización; pánico, por la persistencia
de estar reviviendo una situación de peligro, por el desamparo individual y familiar,
y una percepción de inseguridad y desprotección, de sentirse vulnerable y expuesta
ante el delincuente, por lo tanto la asistencia implica respeto, credibilidad, ayuda,

19
Dussich, J. (2001). Posibilidades de los Programas de Asistencia a Víctimas. En Lener, M., Recuperación de las víctimas,
opúsculos de derecho penal y criminología. Argentina: Córdoba.

9
protección a la víctima, respeto a sus derechos, derecho a la salud, a recibir un trato
digno, a recibir justicia y reparación material y moral debido al daño causado por el
delito.

En cuanto al inicio de los programas de asistencia a las víctimas, los tres primeros
países en desarrollar dichos programas fueron, Estados Unidos en 1973, Gran
Bretaña en 1974 y Holanda. En Inglaterra el primer plan de apoyo independiente se
inició en Bristol y se dedicaba mayoritariamente a víctimas de robos.20

El auge de la Victimología en la segunda mitad del siglo XX no puede entenderse


sin apreciar la influencia de los movimientos en favor de distintas minorías,
principalmente las mujeres en la década de los sesenta cuando denunciaron cómo
la violencia recaía de forma desproporcionada sobre ellas y cómo, en muchos
casos, ni siquiera era considerada como injusta.

Las distintas asociaciones de víctimas han conseguido hacer visibles a las mujeres
víctimas, a los niños que sufren abusos sexuales, a las víctimas de tortura y otros
abusos de poder, a las minorías que padecen los delitos de odio, a las víctimas de
trata, de los delitos sexuales en general, a las víctimas del terrorismo, de los delitos
contra el medio ambiente, de las macrovictimizaciones de carácter económico, etc.
También se les debe a muchas de ellas el impulso por el reconocimiento de sus
derechos en la esfera internacional e interna, promoviendo una serie de textos
normativos y de políticas.

A lo largo de la historia las victimas podían ser asistidas de tres maneras principales,
compensación en la que los gobiernos asignan cantidades de dinero para ayudar a
cubrir costes médicos y otros gastos resultantes de una victimización criminal; otra
forma normalmente a nivel local es aquella en la cual un juez, un oficial de libertad
condicional, un oficial de libertad vigilada o un consejero correccional pueden decidir

20
Rob Mawby - University of Plymouth; Sandra Walklate - University of Liverpool, UK. Other Titles in: Criminology, 1994 | 224
pages | SAGE Publications Ltd.

10
cómo parte, el obligar al agresor a reembolsar a su víctima por cualquier gasto
incurrido como resultado del crimen que es a lo que llamamos restitución. Y por
último, la forma más reciente de asistencia a la víctima es la llamada “servicios a las
víctimas” los cuales se encargan de ofrecer una variedad de servicios a las víctimas
del crimen de una manera directa e inmediata.

Las formas de compensación, no fue hasta los años 1960 que los principales
programas nacionales y estatales fueron finalmente establecidos; primariamente a
partir de los sentimientos y pasiones del movimiento de derechos civiles, el
movimiento de mujeres y el movimiento de “Law and Order”.

La primera persona de este siglo en centrar su atención en este asunto fue Margery
Fry,21 ella se sintió alarmada por la manera en que las víctimas de crímenes eran
tratadas y en 1957 escribió un artículo en el periódico de Londres en el que proponía
a los gobiernos que estableciesen programas de compensación nacional con el fin
de restaurar el sentido de justicia al proceso judicial dando a los inocentes una
recompensa monetaria por sus pérdidas como resultado de un crimen.

Margery Fry, reformadora social y magistrada de Inglaterra, fue una de las


personalidades históricas que marcó un hito. Dirigió su atención hacia mejorar el
necesario trato a las víctimas de delitos y propuso la creación de un moderno plan
estatal sobre compensación. Planteó que era una obligación de los estados pagar
los costos derivados de los delitos a quienes sufrían perjuicio por estos actos
criminales, y que no provinieran solamente desde el inculpado, producto de una
pena o por indemnización civil.

Estas ideas, que traspasaron las barreras internacionales, junto al alza en los
índices de delincuencia en la década de los 60, determinaron que algunos países

21
FATTAH, Ezzat A. Victimología: pasado, presente y futuro. Traducción y notas de María del Mar Daza Bonachela. Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología (en línea). 2014, núm. 16-r2, p. r2:1- r2:33. Disponible en internet:
http://criminet.ugr.es/recpc/16/recpc16-r2.pdf ISSN 1695-0194 [RECPC 16-r2 (2014), 24 dic].

11
comenzaran a legislar para garantizar los derechos de las víctimas. No es menor
que dentro de la jurisprudencia internacional no existiera apartado legal
correspondiente a las víctimas de delitos, ni menos frente a la necesaria restitución
y atención de éstas. Fue entonces que, en 1963, se crea el primer programa de
compensación a víctimas de crímenes violentos en Nueva Zelanda. Fue seguido
por Inglaterra, Estados Unidos, Australia y algunas provincias de Canadá.22

Los esfuerzos pioneros de la asistencia victimal comenzaron en los primeros años


70 con las preocupaciones y esfuerzos de las feministas, que crearon el primer
centro de crisis por violación en los Estados Unidos, en Oakland, California, en 1971
y que se denominó el Bay Area Women Against Rape.

La gran mayoría de los programas actuales tienen sus raíces en los años 60’s,
algunos ejemplos de estos programas son en el área del abuso infantil en 1964, en
Nueva York. A esto le siguió el movimiento antiviolación en Nueva York, el cual dio
lugar al WAR (Women Against Rape= mujeres contra la violación) y, en 1972, al
establecimiento de centros de crisis de violación (rope crisis centers) en los Angeles,
Washington D.C y Ann Arbor. En este mismo año (1972), este autor publicó el Victim
Ombudsman (El Defensor de la Víctima) que fue el primer intento de centrar la
atención hacia los servicios a las víctimas al incluirlas como clientes en base a una
necesidad y no a su tipo. Este término fue revisado y cambio su nombre a Victim
Advocate (el abogado de las víctimas) fue implementado primero en 1974 en
Florida.

Así en 1972 se creó en St. Louis, Missouri, el primer programa completo de víctimas
del delito. A continuación surgieron nuevos programas para las víctimas a lo largo y
ancho de los Estados Unidos en ciudades como Washington DC, Tucson, Arizona
y Ft. Lauderdale, Florida, seguidos por otros esfuerzos pioneros en otros Estados
como Ohio, Pennsylvania, Minnesota, Oregon, New York y Massachussetts. El foco

22
Young, M., Victims Rights and Services: A Modern Saga, en Victims of Crime. p. 195. Waller, I. Crime Victims: Making
Justice to their support. p. 8.

12
primordial de estos programas era facilitar la cooperación de la víctima con la
justicia, con el proceso de justicia criminal, y al mismo tiempo brindar asistencia a
las víctimas del delito. Aunque los programas desarrollados tenían
fundamentalmente que ver con la asistencia a las víctimas para hacer frente a sus
daños y traumas, también ayudaron para hacer frente a los inconvenientes y en
ocasiones incluso abusos que podían sufrir en su trato con el sistema de justicia
penal. El carácter expeditivo de la intervención administrativa fue frecuentemente
citado como la razón de que las víctimas no fueran tratadas con respeto y atención
–“costaba demasiado” y “no había tiempo suficiente”–.

En Europa, también a partir de la década de los años setenta se fue consolidando


en las distintas legislaciones nacionales este movimiento de ayuda a las víctimas;
en Austria desde 1972, en Finlandia desde 1973, en Irlanda desde el año 1974,
Francia desde 1977, Suecia un año más tarde, Luxemburgo en 1984, Bélgica desde
1985, en España tuvo una tardía incorporación en el año 1995, con la Ley de ayudas
y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual.23

A mediados de los años 70 la National District Attorneys Association 24 informó de


que muchos procesos fracasaban debido a falta de cooperación de las víctimas. Los
programas que surgieron de esta declaración de los fiscales de distrito fueron
creados fundamentalmente para víctimas y testigos o con el fin de que cooperaran
y prestaran testimonio contra los delincuentes. Ayudar a la protección de las
víctimas, suministrarles información y tratarles con atención fueron presentados
como los beneficios tácitos de su cooperación. Las víctimas cuyos delincuentes no
eran detenidos presentaban menor interés para estos programas de víctima/testigo
basados en la persecución penal, pues podían prestar testimonio contra los
acusados. En la mayor parte de los juicios, o si se utilizaban sistemas de
negociación, no había mucha necesidad de la participación ulterior de las víctimas.
Con frecuencia, se ponía fin a sus servicios o en algunos casos se reenviaban a

23
G. LANDROVE DÍAZ, La moderna victimología, Valencia, 1998, pp. 20.
24
Ver en: http://www.ndaa.org/publications.html

13
otras agencias comunitarias para que continuaran con los servicios y ayudaran a
adoptar un tipo de recuperación o asistencia a las víctimas.

Durante su relación con el sistema de justicia penal muchas veces las víctimas
fueron tácitamente animadas a creer que “la justicia” era lo que necesitaban y que
podían alcanzarla ayudando en la persecución del delito y aportando elementos a
favor de su culpabilidad en el crimen cometido contra ellas. De este modo, el interés
principal de muchos abogados de las víctimas encontraban reflejo en la misma
preocupación del sistema de justicia penal: investigar el acto criminal y perseguir al
delincuente. En los primeros días de los servicios de víctimas (especialmente los
programas víctima-testigo basados en la persecución), los esfuerzos principales se
dirigían a facilitar la cooperación de la víctima con la persecución, explicando a las
víctimas que su responsabilidad era, principalmente, ayudar a llevar al delincuente
ante la justicia. El objetivo era proporcionar información sobre cómo podían
cooperar mejor. Si tenían problemas emocionales, podrían buscar ayuda en los
servicios comunitarios de otras agencias y recibir también la información para
prevenir su revictimización. La preocupación por el bienestar del delincuente
también era un tema para algunas víctimas, especialmente si el delincuente había
tenido algún tipo de relación con la víctima. Más tarde, con las formas más
sofisticadas de tratamiento de la víctima, y especialmente en casos en los que los
delincuentes y sus víctimas habían continuado con su relación, se convirtió en algo
obvio que una amplia parte de la recuperación de la víctima se ligara a la resolución
del conflicto existente entre ellos. Por su parte, la mayoría de los abogados
defensores de las víctimas se centraron en la defensa de las víctimas y en la
búsqueda de vías para convertir o hacer que su situación fuera menos estresante.

Pero la llegada más reciente al área de asistencia a las víctimas son los llamados
servicios a las víctimas cuyos orígenes son numerosos. Los servicios han
evolucionado tradicionalmente preocupándose por una categoría específica de
víctimas: víctimas de violación, victimas mayores, víctimas de abuso infantil, etc. No
hace mucho tiempo que la mayoría de estas víctimas de crímenes eran tratadas

14
desde un primer momento como pacientes médicos en hospitales, y si se
desarrollaban otros problemas en la víctima, no existían muchos más recursos que
su apoyo social (familia y amigos).

Otro dato importante que ocurrió simultáneamente a lo anterior mencionado fue el


inicio de la Comisión de la Asociación Nacional de Fiscales para la Asistencia a las
Víctimas Testigos en Octubre de 1974.

Encuesta Internacional de Victimización, ICVS.

La Encuesta Internacional de Victimización (ICVS), constituyó un gran avance para


la obtención de cifras empíricas que dieran cuenta de los delitos que eran realmente
cometidos, el número de víctimas involucradas y su caracterización.

Específicamente en 1989 y principios de la década de los 90, se realizaron las


primeras versiones de esta encuesta.25

El Instituto Interregional de las Naciones Unidas para Investigaciones sobre la


Delincuencia y la Justicia, UNICRI, señala que la Encuesta Internacional de
Victimización representa el proyecto empírico comparativo internacional más
importante en el campo de la prevención del delito y del sistema de justicia penal,
que pone particular énfasis en los riesgos de victimización y las experiencias de los
ciudadanos de todo el mundo, puesto que ha permitido conocer los delitos que son
realmente cometidos en las naciones incluidas, como también las características de
éstos.26

Esta encuesta permite cuantificar la proporción de ciudadanos que sufren delitos, la


magnitud del daño sufrido y las razones que llevan a las víctimas a reportar o no un
delito.

25
ICVS por sus siglas en inglés. International Crime Victimization Survey.
26
Manual Encuesta Internacional de Victimización. Cara a cara. UNICRI. Italia. 2000.

15
Con la ejecución de esta encuesta, se puede contar no tan sólo con las denuncias
de hechos delictivos, sino que también permite conocer la “cifra negra” del delito.

Es ejecutada cada cinco años por la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y
al año 2004, 70 países,27 incluyendo a los industrializados, en transición y en vías
de desarrollo, habían realizado esta encuesta, Chile nunca ha formado parte de este
proyecto internacional, por lo que no existen variables unísonas que permitan
configurar una comparación internacional.

La encuesta puede estar dirigida a recolectar datos en todo el país, o bien sólo en
la capital. Las dimensiones que se consideran incluyen a la población víctimizada
por tipo de delito, razones de denuncia y no denuncia del acto delictivo en relación
con el tipo de delito, nivel de asistencia a las víctimas por un organismo
especializado, motivos de insatisfacción con la policía y la evaluación de ésta frente
al control del delito. También considera la sensación de inseguridad de la población,
percepción sobre posibilidad de ser víctima de un delito y otros relacionados con la
prevención. Una dimensión importante es el perfil de la población victimizada por
tipo de delito de acuerdo al sexo, edad, lugar de residencia, nivel educativo y de
ingresos.28

De esta manera y a partir de la encuesta, es posible:29


1. Promocionar estrategias de prevención del delito centradas en la víctima y la
comunidad.
2. Proporcionar información correcta y confiable como base para el desarrollo
de políticas racionales, y para la creación de bases de datos sobre el delito y
la justicia criminal que resulten comparables internacionalmente.
3. Mejorar las relaciones entre la policía y la comunidad:

27
Los países de América que han participado son Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Estados
Unidos, Canadá, Paraguay y Panamá.
28
Variables inferidas desde el estudio: Claves para comprender el delito en Buenos Aires. Estudio de Victimización en ciudad
de Buenos Aires y periferia durante el año 2001.
29
Manual Encuesta Internacional de Victimización. Cara a cara. UNICRI. Italia. 2000.

16
a) Poniendo en evidencia la tendencia que existe a denunciar delitos.
b) Estudiando el nivel de satisfacción que exista con el desempeño de
la policía y las denuncias.
c) Aumentando la utilización de las medidas de prevención de los
delitos individuales y de los delitos cometidos en el ámbito doméstico.
d) Formulando y poniendo a prueba hipótesis y teorías de investigación.

Los resultados arrojados en el transcurso de la historia han permitido que las


naciones incluidas en el estudio, focalicen sus políticas de prevención desde la
experiencia de la victimización. En este sentido, al contar con datos que permiten
conocer dónde ocurren los delitos, es posible la posterior realización de mapas
zonales, lo que se puede traducir en la creación de acciones focalizadas tendientes
a la prevención victimal. A su vez, conocer la experiencia de victimización desde las
propias víctimas, permite crear estrategias de atención centradas en y desde las
necesidades de éstas.

Tras una breve explicación sobre la evolución de este término, podríamos decir que
el objetivo principal de la Asistencia Victimológica es atenuar las graves
consecuencias que dejan el delito en la víctima y su familia.

Simposios Internacionales de Victimología y Sociedad Mundial de Victimología,


(WSV).30

Por otro lado, un hito relevante hacia el desarrollo en materia de víctimas y también
hacia la generación de políticas, programas y de acciones concretas en atención y
tratamiento de víctimas en algunos países del mundo, ha sido la realización de los
Simposios Internacionales de Victimología. Realizado por primera vez en 1973 en
Jerusalén, fue presidido en ese entonces por el chileno Israel Drapkin, y en el
transcurso de éstos, ha logrado reunir cada tres años a especialistas a lo largo del
mundo, permitiendo mediante la colaboración y relato de sus experiencias, diseñar

30
Por sus siglas en inglés, World Society of Victimology.

17
líneas de acción que aunaran el cometido final de garantizar los derechos de todo
tipo de víctima en muchos países.

Durante el desarrollo del tercer Simposio en Münster en 1979, se creó la Sociedad


Mundial de Victimología, WSV. Esta tiene como misión avanzar en la investigación,
los servicios y en la toma de conciencia en materia de víctimas a nivel mundial.31

Desde ese entonces queda bajo la dirección de la WSV la organización de los


Simposios. En éstos, se ha trabajado temas tan amplios como el estudio de la
Victimología y la víctima, sus conceptos teóricos y legales, los estudios victimales y
de victimización.

Trascendentales han resultado los debates, resultados y propuestas en el marco de


los servicios dirigidos a las víctimas, su reparación y compensación. Todo esto
desde los diferentes actores relacionados, sea el Estado, organizaciones privadas,
educativas, de investigación y desde la Sociedad Civil.

Modelos de atención a víctimas

María de la Luz Lima32 afirma que se debería considerar un "triángulo estructural de


un modelo de atención", para que cualquiera que éste sea, cumpla los preceptos
propuestos en el plan de acción integrado sobre las víctimas del delito y de
violaciones a derechos humanos. Los tres componentes de este triángulo serían,
primero, la reglamentación jurídica para el desarrollo del trabajo de atención a
víctimas; segundo, la concertación social que reconozca la importancia del
desarrollo de actividades de atención a víctimas con el fin de establecer su
participación, su apoyo y su disertación; tercero, que los servicios de atención a
víctimas cumplan con mínimos organizacionales referidos a una reglamentación

31
Sociedad Mundial de Victimología. Sitio web http://www.world-society-victimology.de Sociedad Mundial de Victimología.
Sitio web http://www.world-society-victimology.de
32
Lima Malido, María de la Luz. (2003). Modelos de atención a víctimas del delito. En Primeras y segundas jornadas
nacionales sobre víctimas del delito y derechos humanos. (1a ed.). México: CNDH. pp. 97.

18
interna, especialidad profesional en los agentes de atención, espacios físicos
adecuados para la atención y manejo estandarizado para la recolección y manejo
de la información de la que se tenga conocimiento en relación con el desarrollo de
las actividades de asistencia a víctimas.

En cuanto a los modelos del servicio de asistencia a víctimas, Dussich afirma que
podrían estar definidos en relación con dos categorías comprensivas: una, las
funciones que desarrollan y dos, con la agencia "anfitriona" y los posibles "clientes"
que focalizan su población objetivo. En cuanto a los anfitriones y población objetivo,
los modelos están dispuestos en función de la entidad que adelanta la asistencia,
ya sea del orden policial, judicial, agencias estatales, agencias no gubernamentales
y oficinas gestionadas por voluntarios; la población objetivo será coincidente con la
agencia que oficia como fundadora o gestionante de los centros de
victimoasistencia.

De los modelos definidos por las funciones, Dussich (2007) afirma que existen tres
comunes a los centros de asistencia a víctimas. Las funciones primarias, que son
acciones destinadas a gestionar medidas inmediatas ante el evento de
victimización, la mayoría de ellas destinadas a proveer seguridad, asistencia
humanitaria, medidas sanitarias y atención en crisis. Las funciones secundarias,
que son medidas de acción de largo alcance por ejemplo la relación de la víctima
con el sistema judicial y medidas de recuperación o consejería a víctimas. Las
funciones terciarias, que son acciones tanto de largo como de corto plazo, pero que
tienen relación con planificadores, educadores y acciones comunitarias.

De los elementos comunes a la descripción, tanto por agencias anfitrionas o


funciones realizadas, se pueden establecer objetivos comunes en los centros de
asistencia a víctimas (Pacheco & Rodríguez, 2006), estos son:

a) Informar a víctimas primarias y secundarias de sus derechos.


b) Acompañar a las víctimas a diligencias judiciales.

19
c) Orientar y facilitar la inclusión a recursos sociales.
d) Procurar o prestar directamente tratamiento médico o psicológico.
e) Potenciar coordinación entre entidades (judiciales, civiles, sociales, etc.).

Modelo psicosocial de victimoasistencia


Dentro de las distintas formas de actuación institucional o gremial se encuentran
posturas que asumen como estrategia expedita para la victimoasistencia aquellas
en que se tenga en cuenta a ese individuo-víctima en relación con el entorno social,
cultural económico, este trabajo ha sido llamado intervención psicosocial.

La Psicología social se plantea el reto de hacer una lectura del grupo desde la
perspectiva de las características individuales. Ayestarán plantea: “La intervención
psicosocial actúa sobre las redes sociales, familia, escuela, grupos de amigos,
asociaciones, comunidades de vecinos y grupos de trabajo, y su objetivo inmediato
es lograr en dichas redes sociales una combinación entre la dirección y la
participación de los individuos, favoreciendo el cambio cognitivo, social y afectivo
del grupo”. 33

La participación activa de los individuos en el cambio supone un aprendizaje que


facilita el cambio personal en el sentido de que la participación en el cambio social
supone aprender a negociar los conflictos sociales. En este aprendizaje es el que
directamente actúa sobre la relación que tiene el sujeto consigo mismo y en
consecuencia facilita el cambio personal.

Señala Guillén “que las técnicas psicológicas son necesarias pero insuficientes para
producir el cambio social, hay que recurrir a medidas de carácter ecológico,
sociológico, económico y político”.34 De ahí que la intervención psicosocial tenga un
carácter eminentemente interdisciplinar.

33
Ayestarán, S., (1992). Nuevas técnicas en el análisis de los Grupos. En Clemente, M. (Coord.), Psicología Social: Métodos
y Técnicas de Investigación, Madrid: Eudema. pp. 253.
34
Guillen, C., (1996). Intervención Psicosocial. Elementos de programación y evaluación socialmente eficaces. Barcelona:
Anthropos.

20
Hablar de un enfoque psicosocial es tener en cuenta que hay múltiples formas y
modelos en cuanto a este campo se refiere.35 El término psicosocial ha permitido
que se generen polarizaciones hacia un lado (psico) o hacia el otro (social), cayendo
en intervenciones reduccionistas: psicologizantes, psiquiatrizantes, que al no tener
en cuenta los factores económicos, políticos, sociales y culturales, convierten la
solidaridad implícita del trabajo psicosocial en el telón donde se reproducen formas
de poder.

Intervención clínica en victimoasistencia


Algunos centros han surgido con el deseo de dar apoyo psicológico a aquellas
personas "víctimas" que han sufrido un trauma. Viene entonces el concepto de
trauma como elemento fundamental para atender a las víctimas. Trauma como
concepto, tiene diversas acepciones: encontramos la definida por el DSM V36
(Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders Fourth Edition, 2014) "El
individuo ha vivido un acontecimiento que se encuentra fuera del marco habitual de
las experiencias humanas y que es marcadamente angustiante, como una amenaza
grave contra la propia vida o integridad física...". También la propuesta conceptual
de Beristain C.37

El choque emocional producido por una experiencia violenta y que deja una
impresión duradera y caracterizada por uno o más hechos duraderos que
representan un estrés negativo extremo, que produce un gran sentimiento de
desamparo e impotencia y supone la ruptura de la propia existencia.

Según Lira, Becker y Castillo se debe tener especial atención en la consideración


de las descripciones objetivas del trauma, en tanto que la presencia de eventos con
valoración lesiva para la construcción y estabilidad de la salud mental, o el estado

35
Castaño, B., Jaramillo, L. & Summerfield, D. (1998). Violencia política y trabajo psicosocial. Aportes al debate. Bogotá:
Corporación Avre. 1998
36
Ver en: http://psychiatryonline.org/pb/assets/raw/dsm/pdf/Spanish_DSM-5%20Coding%20Update_Final.pdf
37
Beristain, C., (1999). Reconstruir el tejido social. Un enfoque crítico de la ayuda humanitaria. España: Edición Icaria, 1999,
P. 277.

21
subjetivo de bienestar del sujeto, es lo que demarca la posibilidad de ser
denominados traumáticos. A este respecto afirman:

“Con todo, la sintomatología observada, por severa que sea, no da cuenta de la


especificidad del trauma. ... no todas las situaciones de stress severo y de
sufrimiento son traumáticas. Sólo se puede hablar de situación traumática si se
produce la desestructuración psíquica como reacción ante el hecho amenazante”.38
El estrés es otro concepto utilizado desde la mirada clínica individual para explicar
el efecto de situaciones violentas o acontecimientos que dejan víctimas. Es
comprendido como "un estado de tensión psicológica y física como resultado de una
amenaza, un desafío o cambio en el propio ambiente que excede los recursos de la
persona" (Beristain, 1999. p, 80).

Sin embargo, esta perspectiva desde la salud mental individual no permite


generalización de los efectos negativos de un evento traumático, el impacto y sus
efectos dependen de cada persona y de la intensidad de la situación. Al respecto,
Beristain y Martín-Baró (1990) plantean que la presencia de determinados efectos
psicológicos y emocionales no significa siempre la existencia de un trastorno o
enfermedad. También, Molina, B., Agudelo, M.E., De los Ríos. A., Builes M.V.,
Ospina, A., Arroyave R., (2005) en el estudio de los efectos de la estructura familiar
ante el delito de secuestro, muestran cómo no sólo se afectan las relaciones entre
los miembros, sino también, por ejemplo, las creencias religiosas.

Intervención jurídica para la victimoasistencia


Igual que las asunciones de intervención psicosocial y clínica son tomadas por
distintas instituciones de victimoasistencia, también se observan aquellas que se
dedican al trabajo de restablecimiento de derechos dentro de la normatividad legal,

38
Lira, E., Becker, D. & Castillo, M. (2008). Psicoterapia de víctimas de represión política bajo una dictadura, un desafío
terapéutico, teórico y político. En W. López, A. Pearson & B. Ballesteros (Eds). Victimología, aproximación psicosocial a las
víctimas. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2008, p. 113

22
tanto nacional o interna como la aplicación de mecanismos externos de ejercicio y
restablecimiento de derechos en el orden internacional.

La mayoría de las iniciativas de legislación internacional y local en diferentes países


se basan en la ratificación del papel activo de la víctima en el proceso judicial,
garantizando su participación, su información y su reparación.39 Así mismo, la
compensación a las víctimas se ha dado como una iniciativa política en la que el
Estado intenta restablecer desde la esfera económica la interrupción de los efectos
nocivos en dicha esfera luego del evento de victimización, sin embargo, se ha
criticado esta postura, ya que son muy pocas las que reciben beneficios monetarios
reales y se queda más bien en efectos simbólicos de la reparación o, de otra parte,
los Estados podrían presentar desmedro injustificado y costoso y posibilidades
enormes de fraude. Otras disposiciones en atención a las víctimas son las llamadas
"restitución desde el ofensor" que determinan propuestas de vincular al ofensor
como actor activo de la restitución a la víctima, y la llamada "mediación víctima-
victimario" asociada con la justicia restaurativa.

Según Fattah (2000), la legislación ha determinado la proliferación de iniciativas


académicas, humanitarias y políticas de atención a las víctimas, a partir de la "Carta
de derechos de las víctimas" o Declaración de 1985 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas sobre los Principios Básicos de Justicia para las víctimas del Delito
y del Abuso de Poder.

Esta revisión conceptual de diferentes experiencias en la atención a víctimas lleva


a profundizar sobre los modelos de asistencia a víctimas en México. Identificar y
analizar los marcos conceptuales bajo los cuales se han generado las acciones, las
metodologías de asistencia directa e indirecta y los indicadores de impacto de los
centros de atención que tiene a las víctimas de delitos, como usuarios.

39
Fattah, E. (2000). Victimology: Past, Present and Future. Criminologie 33 pp. 17-46.

23
El Nuevo Paradigma Victimologico

Además del apoyo decidido del Estado en la elaboración de políticas y en la


consolidación de mecanismos que garanticen la puesta en marcha de estos
programas de intervención integral victimológica y del compromiso de la sociedad
civil que permita generar una comunidad de opinión que legitime y le dé mayor
proyección a este tipo de políticas públicas, es de especial importancia asegurar los
recursos que van a promover la consecución de estos planes. En este sentido la
tarea no es fácil pues, si bien es cierto que entre la comunidad internacional existe
un decidido compromiso moral alrededor de programas que permitan favorecer el
crecimiento y desarrollo de los pueblos, es necesario fortalecer estas buenas
intenciones en acciones concretas a favor de la defensa y protección de los
derechos de las víctimas.

Lograr que efectivamente se cuente con los recursos necesarios para invertir tanto
en infraestructura, como en sostenimiento y trascendencia social de los programas
que se deben proyectar, permitirá limitar los riesgos de fracaso de este tipo de
iniciativas, las cuales resultan muy sensibles a la opinión pública y
desafortunadamente generan resistencia en algunos sectores escépticos de la
población.

Por esta razón, la frustración de la propuesta de atención a víctimas a causa de


factores coyunturales tal como es el apoyo económico, se perdería cualquier
posibilidad de credibilidad en oportunidades históricas, que fortalecen el desgastado
tejido social, de tanta importancia para víctimas, aun después de haber hecho un
esfuerzo por despertar de la anestesia generalizada que ha anulado la capacidad
de apoyo a las víctimas, de asombro ante la violencia y de rechazo ante actos
victimizantes.

Por esto, se debe considerar con especial cuidado la estrategia y el momento


adecuado para implementar un modelo de intervención integral victimológica,

24
después de haber garantizado la presencia de variables como la financiación, el
compromiso serio del Estado, de los demás actores y el soporte del sector privado
y de la población civil que, como actor pasivo de la violencia, permite la legitimación
de los programas propuestos.

El paquete se subdivide en dos áreas de atención e intervención específicas: El


área de rehabilitación y el área de reconstrucción.

La primera deberá desarrollar los planes a corto, mediano y largo plazo de acción e
intervención, valiéndose de algunos principios otorgados por la experiencia
internacional en la intervención integral victimológica, donde se trabaje en el soporte
general de la problemática jurídica, social, económica y psicológica de la violencia,
donde se abran espacios en los que se permita a las víctimas ser escuchadas y
atendidas en forma inmediata.

Esta área planteará las políticas de rehabilitación y destinará los recursos


económicos y humanos de acuerdo a las necesidades que ella considere,
trabajando en forma coordinada con las diferentes instituciones públicas que
brinden servicios para dar una respuesta armónica a las necesidades de las
víctimas.

La segunda, (de reconstrucción) tiene a su cargo tres aspectos fundamentales: 1.


Protección, 2. Indemnización y Reparación Integral, y 3) Reconstrucción.

La obligación del Estado, es la de estructurar una política con prioridad en las


personas afectadas por la violencia, el delito y las violaciones a derechos humanos,
que se debe reflejar en la creación de un tipo de paquete como el propuesto, en
este sentido la expone Antonio Berinstain así:

“Actualmente, se ha llegado a un consenso general en un punto fundamental a


saber, que la política criminal oficial tiene por misión, no solamente ni principalmente

25
infligir al delincuente una sanción apropiada para restablecer el orden jurídico
violado..., sino también y ante todo lograr que las víctimas se beneficien de la
seguridad ofrecida por las disposiciones sociales y estatales, ayudar a la víctima en
numerosos campos, reparar los perjuicios que ha sufrido, intentar conseguir que
recobre su integridad. Todo lo cual procede de una nueva exigencia social humana:
hoy, el llegar a ser víctima no se considera un incidente individual sino un problema
de política social, un problema de derechos fundamentales.”40

En las últimas dos décadas se han llevado a cabo numerosas experiencias de


trabajo sobre desarrollo de políticas victimológicas basadas en la verdad, la justicia
y reparación. Esas experiencias fueron un intento de enfrentar de alguna manera
el pasado y plantear nuevas bases de convivencia basadas en el reconocimiento de
los hechos, el apoyo a las víctimas y la propuesta de algunos cambios políticos.

Los impactos de la victimización

El primer requerimiento para generar métodos para intervenir de forma integral en


personas en situación de víctima, consiste en tratar de entender su experiencia, los
impactos y los desafíos que genera la violencia en las personas y comunidades
afectadas. Los delitos y las violaciones de derechos humanos suponen experiencias
traumáticas en el sentido de que conllevan un sentimiento de ruptura en la
continuidad de la vida, y marcan un antes y un después en la vida de las personas
afectadas.

Es necesario recordar que frecuentemente la persona sufre un daño de larga


duración o en muchos casos permanente y que por otra parte, son experiencias que
hacen que la persona pierda el control sobre su vida, por lo cual es necesario que
se aborde por parte de los modelos de intervención las técnicas que contemplen

40
BERISTAIN, Antonio. Victimología, Nueve Palabras Clave. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2000. P. 49

26
aspectos como el miedo, el trauma, la crisis o el duelo, como formas que expresan
el impacto de la violencia.

Es necesario recordar también, que las víctimas de hechos traumáticos van a querer
tanto olvidar como recordar. Olvidar para tratar de dejar atrás un pasado muy
doloroso. Recordar porque el recuerdo de sus familiares muertos o desaparecidos
y de las circunstancias de los hechos puede ser muy importante.

Por lo anterior, los procesos de búsqueda de verdad, justicia y reparación suponen


un conjunto de escenarios en los que las víctimas tratan de transformar sus vidas,
reconstruir las relaciones fracturadas por la violencia o luchar contra las causas de
la violencia como la injusticia y la impunidad. Esos diferentes escenarios como la
búsqueda de los desaparecidos, los juicios, las demandas de reparación o las
diferentes medidas como las simbólicas, de memoria, económicas, de reparación
colectiva o restitución de tierras, deben ser vistos no sólo desde la perspectiva
jurídica, sino también como elementos clave para la reconstrucción del tejido social.

En este sentido, los modelos victimológicos han venido a replantear las respuestas
institucionales en relación a la victimización, por lo que las acciones a favor de las
víctimas que actuablemente se están desarrollando tienen como uno de sus
objetivos principales el procesos de acompañamiento individual, familiar o
comunitario orientado a hacer frente a las consecuencias del impacto traumático de
las violaciones de derechos humanos y promover el bienestar, apoyo emocional y
social a las víctimas, estimulando el desarrollo de sus capacidades.

Los modelos no deben tener solo en cuenta al individuo, sino la dimensión familiar
y la reconstrucción de redes sociales de apoyo, que se han destruido muchas veces
como consecuencia de las violaciones.

Existen diferentes términos para referirse a estos modelos, como atención,


intervención o acompañamiento. No hay diferencias conceptuales específicas en

27
este sentido, aunque podría decirse que atención se refiere más a las acciones de
apoyo, intervención se usa más en el ámbito de programas comunitarios, y
acompañamiento donde se enfatiza el carácter de proceso y de relación más
horizontal con las víctimas.

El punto de partida para entender la necesidad del diseño de los Modelo y de las
políticas victimologicas que hoy rigen en el mundo, es entender que las reacciones
de las víctimas son reacciones normales frente a experiencias anormales, y hay que
entenderlas como tal. Después de hechos traumáticos es normal que la persona se
encuentre afectada, y eso no significa que esté enferma.

En el pasado algunos modelos de intervención victimológica tendían a la


estigmatización de la persona en situación de víctima, hay que evitar que las
experiencias de violencia se conviertan en estigmas, es decir generar una marca
moral cargada negativamente sobre la persona, que supone una nueva forma de
desprecio o de tratarla como un objeto.

En nuestros días se ha determinado que no debe considerarse a la persona como


traumatizada en el sentido de una persona pasiva que ha quedado mermada en sus
posibilidades o facultades, o de considerar al delito o las violaciones de derechos
humanos como una marca de la cual no pueden desprenderse ni reconstruir sus
vidas.

Se debe ayudar a la gente a enfrentar las situaciones, a propiciar que la persona o


la comunidad retomen el control de su vida en sus manos. Eso supone desafíos
para hacer del acompañamiento algo que a la gente le ayude a recuperar su
protagonismo activo y no convertirla en un objeto pasivo al que se orienta la ayuda.

Para ello es necesario poner énfasis en el cambio de contexto, para que esté sea
más favorable para las víctimas, y no siempre pensar en que son las víctimas o
poblaciones afectadas son las que tienen que cambiar. También tienen que cambiar

28
las leyes y el modo en cómo las instituciones se relacionan con las víctimas,
promoviendo un contexto más favorable para su recuperación.

Por otra parte, es necesario concebir en el diseño de las estrategias de intervención


victimológica que los efectos que provoca el hecho victimizaste, no sólo produce
consecuencias en el ámbito jurídico, también se ocasionan afectaciones en el
ámbito social, psicológicas, económicas y de otra índole que significan un
empeoramiento de las condiciones de vida, una pérdida de los proyectos y de las
oportunidades de desarrollo de una persona o familia afectada. Además muchos de
estos impactos tienen también un impacto simbólico y cultural.

Por último, otro aspecto clave es el de la dignidad. Los servicios de justicia, salud,
alimentación, vivienda, y educación que necesitan las víctimas se pueden describir
como necesidades básicas, pero la dignidad es el ingrediente vital que falta cuando
las necesidades básicas se cubren de una manera mecánica e impersonal. La
recepción de un testimonio o las gestiones legales tienen que ser hechas de forma
que se respete la dignidad de la persona. La restauración de la dignidad es un
elemento central en la respuesta de apoyo a las víctimas. También es una parte de
las demandas de las víctimas frente al Estado o la sociedad.

En este sentido, la premisa de la asistencia victimológica es trata de ayudar a


entender los comportamientos, emociones, y pensamientos de las personas y los
grupos, sin aislarlos del contexto social y cultural en el que ocurren, lo que implica
es determinar, cómo estos conceptos pueden ser útiles para valorar el impacto,
entender la experiencia de las víctimas, y prepararse para los desafíos de las
denuncias, los procesos judiciales y los procesos de acompañamiento. Así mismo,
esta comprensión puede ayudar no sólo a relacionarnos adecuadamente con las
víctimas sino también a profundizar el tratamiento legal de los temas.

En síntesis, el modelo victimológico apto para trabajar con personas en situación de


víctimas de delitos o de violaciones a derechos humanos es el que discurre que el

29
impacto de las violaciones de los delitos y de las violaciones a derechos humanos
puede trabarse desde tres perspectivas, teniendo en cuenta tres tipos de
explicaciones de base o metáforas.

Estas son, trauma, crisis y duelo. Como experiencias traumáticas, dichos delitos o
violaciones pueden verse como el impacto de una herida o trauma que supone una
fractura en la vida de la gente. Como experiencias estresantes y extremas, pueden
analizarse como situaciones límite que ponen en tensión todos nuestros recursos
personales o colectivos para tratar de enfrentarlas. Pero también el impacto de los
delitos o violaciones puede verse como un proceso de duelo, es decir, de cómo las
personas enfrentamos las pérdidas de seres queridos o vínculos significativos.
Además se incluyen los dos ejes sobre los que valorar los diferentes enfoques. Por
un parte, la relación entre el impacto (consecuencias negativas dl delito o de las
violaciones) y el afrontamiento, es decir lo que las personas hacen para tratar de
enfrentarlo. Y por otra, la dimensión individual y social que forman parte de estas
experiencias.

Impacto
Trauma Crisis

Peridad
Afrontamiento

Individual Social

30
Es claro entonces que los países en los que la vivencia de la violencia ha enmarcado
la concepción de víctimas, requieren de la institucionalización de una estrategia que
posibilite un proceso de atención interdisciplinaria profesional, rigurosa y secuencial,
accesible a todas las víctimas y sus familias.

En México se constata la ausencia de una política pública nacional y estatal para la


atención integral a las víctimas del delito y de violaciones a derechos humanos; así
mismo el carácter incipiente, en la materia que nos ocupa y de las acciones que se
adelantan en el marco de la Ley General de Víctimas. En consecuencia, una de las
principales recomendaciones que se han planteado, es que las instituciones con
competencias en el tema acopien los recursos necesarios para emprender el
proceso de construcción y puesta en ejecución de una política pública que supla
dichas necesidades de las víctimas.

En nuestro país la intervención en personas en situación de víctimas ha sido objeto


de múltiples iniciativas que han penetrado el quehacer de muchas instituciones,
desafortunadamente, no siempre con el rigor necesario ni con los recursos
adecuados para cumplir lo pretendido. No hay duda que muchas de las iniciativas
están cargadas de buenas intenciones; no obstante, el proceso de atención de las
víctimas no puede ser satisfecho sólo con buenas intenciones. Por ello es necesario
tratar de uniformar conceptos y términos y ofrecer un punto de partida para facilitar
el diálogo interinstitucional sobre las múltiples iniciativas que manifiestan estar
satisfaciendo necesidades de las víctimas, es necesario fijar parámetros verificables
que faciliten tanto al control como a la revisión o diseño de iniciativas que buscan
atender adecuadamente a las víctimas.

En este sentido, México ha desarrollo un mandato legal para la defensa y protección


de los derechos de las víctimas y la promoción de mecanismos para hacer
practicables los derechos a la verdad, la justicia y la reparación.

31
México se encuentra obligado a respetar y garantizar los derechos fundamentales
de las personas sometidas a su jurisdicción, los cuales han sido establecidos en el
derecho internacional. Entre estos derechos se encuentra el derecho a la integridad
física, psicológica y moral41, el derecho a la salud, incluida la psicológica42 y el
derecho a la dignidad humana.

En cumplimiento de la obligación de respeto, el Estado debe evitar que sus agentes


lesionen de manera directa o indirecta los derechos mencionados, y en relación con
la obligación de garantía, debe adoptar todas las medidas necesarias que permitan
a sus ciudadanos el goce y ejercicio pleno y efectivo de los derechos humanos. Esta
obligación implica el deber de los Estados de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se
manifiesta el ejercicio del poder público de manera tal que sean capaces de
asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos.43 De igual
manera, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra como
fundamentales los derechos a la integridad psicológica moral, a la salud psicológica
y a la dignidad humana.

Estos derechos deben ser especialmente garantizados cuando el Estado se


encuentra frente a sujetos de especial protección constitucional, como las víctimas
del delito o de violaciones a derechos humanos.

México enfrenta desde hace varios años una grave crisis de Derechos Humanos y
violencia, que ha generado un significativo número de víctimas directas e indirectas
que por su volumen y activismo, se han colocado en el centro de los discursos
públicos y en particular en lo tocante a la responsabilidad del Estado y la reparación
del año. Se resalta la importancia de considerar su situación psicoemocional y a las

41
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 7; Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo
5; Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 5.
42
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 12; Declaración Universal de los Derechos
Humanos, artículo 25; Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, artículo 10.
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Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 167.

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secuelas que estos hechos tienen en el proyecto de vida de los afectados. Es por
esto que se abre la necesidad de generar estrategias psicosociales para su atención
y acompañamiento, las cuales serán analizadas posteriormente.

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