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Resumen Psicología del Desarrollo II

Unidad 1
Adolescencia, ¿etapa cronológica, biológica o constructo socio-histórico?
-Los cambios biológicos y su subjetivación social y personal.
-La aparición en la historia del concepto de adolescencia.
-Las distintas concepciones de la adolescencia, según las épocas, las diversas culturas y el tipo de enfoque
epistémico.
El término adolescencia no es un concepto connatural, sino que se trata de una noción construida
socioculturalmente y
surcada por los diferentes marcos teóricos-conceptuales de la ciencia.
Existen coordenadas cronológicas, biológicas, psicoafectivas, socio-culturales e históricas que regulan y condicionan
el pasaje de un sujeto por la adolescencia.
Los diferentes planteamientos ubican a la adolescencia como una transición, un tiempo o un proceso de
subjetivación y autonomización de los vínculos y referencias que constituyeron al sujeto. Dicho proceso no escapa a
las condiciones
epocales que lo atraviesan y marcan modos particulares de presentación.

FICHA de Cátedra “Adolescencia: un abordaje multidisciplinario” Arcaute


La adolescencia es un constructo sociocultural que admite múltiples determinaciones. Lo abordan varias disciplinas,
la sociología, antropología, biología y psicología.
Mediante la interdisciplina el objeto es abordado en un trabajo en común, que implica distintos saberes que
convergen en él, enriqueciéndose mutuamente. Enfoque que no siempre es posible o deseable porque quizás los
paradigmas de base sean incompatibles.
La adolescencia es un concepto, un término que no siempre existió. Y además no se confunde con las modificaciones
corporales que tienen lugar en ese momento de la vida.
Stephen Porter Dunn y Ethel Deikman señalan en su artículo “Asian Peoples and Cultures” Hay una diferencia entre
culturas asiáticas tradicionales y las occidentales, ya que en la primera no existe la adolescencia.
En las culturas occidentales la adolescencia es un tiempo de aprendizaje y preparación por fuera de la familia, para
permitir la entrada a un mundo de economías e instituciones muy complejas.
En las sociedades asiáticas, en cambio, predomina por sobre el individuo la estructura familiar (familia ampliada o
extensa) y otras instituciones jerárquicas. Se respeta la edad como portadora de sabiduría y la transmisión de valores
es predominantemente oral. Dichos valores son tradicionales y no son cuestionados por aprendizajes escolares, los
cuales implican la introducción de la letra escrita.
M. Mead “Adolescencia y Cultura en Samoa” describe la educación que reciben los jóvenes desde los trece o catorce
años, introduciendolos en el conocimiento de las tareas y trabajos, diferenciados según el sexo, que son esenciales
para la economía tribal. El joven no tiene un status propio, se lo trata como un adulto joven.
Autores como Mead, Freud, Winnicott, Erikson y Vigotsky, no establecen pautas cronológicas rígidas para la duración
del periodo de la adolescencia, no fijan límites etarios, pero están de acuerdo que es un periodo más bien corto y se
centran en una cuestión de procesos, tareas que implican el pasaje del seno de la familia al cuerpo social, de
adquisición de los típicos intereses adultos (pareja, trabajo, independencia de la autoridad paternal) que aparecen
antes de los 20 años, salvo en casos problemáticos.
En la adolescencia surgen cambios biológicos junto con la aparición de nuevas actitudes y discursos respecto de la
familia, sexualidad y la sociedad, por lo que encontramos patrones típicos en el imaginario social, escuchando cosas
como que los adolescentes son “seres inundados de hormonas”, dejando por fuera la concepción del ser humano
como ser del lenguaje y no del instinto. El instinto se pierde en el pasaje histórico del homínido al ser que habla,
donde las necesidades deben pasar por la demanda en el orden de lo simbólico.
Sin cambio biológico no hay pubertad, pero lo que nos saca de la biología es que lo real del cuerpo debe ser
trabajado con los auxilios de lo simbólico y lo imaginario. Lo simbólico es exclusivo de nuestra especie, mientras que
lo imaginario es un registro que compartimos parcialmente con animales.
Otro punto del imaginario social es atribuir a los adolescentes la condición de clase en sí. Cuando en realidad son tan
diferentes. Podemos trazar generalidades que varias segun la epoca o las sociedades, pero esas figuras son
abstracciones y no se puede aplicar al caso concreto.
Podemos describir etapas cronológicas pero sin tomarlas como entes de existencia real.
Se distingue pubertad de adolescencia. Autores como Susana Quiroga por ejemplo subdividen la adolescencia en
períodos: temprana, media, tardía. Gesell, ofrece tablas de cambios correlacionando observables externos con la
edad. F. Doltó, desde el psicoanálisis, se centra en adquisiciones de tipo cualitativo, del orden de la subjetividad,
donde la adolescencia implica un desasimiento de la autoridad paternal traduciéndose en formas novedosas de
acción sobre el mundo. Se trata de que las fantasías cedan lugar a proyectos, deseos propios y a una actividad en el
terreno de la realidad. El proyecto puede aparecer antes del desasimiento pero ya constituye un indicador de
autonomía. Dolto marca el punto final de la adolescencia en la inmunidad del adolescente frente a la angustia que
un proyecto suyo podría generar en los padres.
Vigotsky crítica a Gesell, no comparte su criterio cronológico (en el que los cambios sobrevienen solos, en forma
automática) discute la periodización de las edades, no comparte el enfoque evolutivo y biologicista. Al enfoque
evolutivo le objeta que no es cierto que del desarrollo no surja nada nuevo y que simplemente se despliega algo que
ya estaba latente.
Para Vigotsky lo nuevo que aparece en cada edad no aparece de ningún modo antes. Las crisis que aparecen dentro
del proceso forman parte del mismo, no tienen límites, especialmente en el momento de la salida que es incierto y
gradual. Según vigotsky aparecen dos crisis: la de los 13 y la de los 17 años. La primera crisis está ligada a los cambios
biológicos de la pubertad, la segunda por las preocupaciones de entrar en el mundo, por ejemplo, las crisis
vocacionales.
Cuando termina la adolescencia? (No compartimos la idea de adolescencia tardía). Vigotsky dice que la edad
comprendida entre los 18 y 25 años, más que el final de una etapa marca la entrada en edades maduras.
El psicoanálisis no comparte criterios cronológicos, está más ligado a la lógica del conflicto y resolución.
Hillert y Diaz, consideran que en la pubertad hay una emergencia de lo real sexual, donde se define un nuevo
anudamiento de la prohibición del incesto. Ese momento simbólico recibe la marca de un rito de entrada, que traza
un antes y un después. Un momento fundacional que indica el momento de ingresar a una nueva modalidad de
relación con el Otro parental y el Otro social. La adolescencia es un tiempo para apropiarse de los cambios y re-
situarse en la nueva ubicación libidinal.
Flesler propone un indicador subjetivo: “ya”, para abordar el momento subjetivo del adolescente en el proceso de
aflojamiento de su sujeción a los objetos primordiales y los modos de relación infantil con la sexualidad. Ejemplo: no
es lo mismo el adolescente que sale con su familia que el que ya sale con los amigos, o el chico que ya sale con las
chicas. Se propone como una guia basica para el tratamiento de un adolescente que se encuentra detenido en algún
punto de su crecimiento. Es una progresión lógica y no cronológica.

Los cambios de la adolescencia en la perspectiva de la biología humana


La genética es la base física para los cambios somáticos de la pubertad. Hay una secreción aumentada de la
somatotrofina y una variación en la producción de hormonas sexuales. Hay una diferenciación entre hombres y
mujeres, con la aparición de los caracteres sexuales secundarios (vello corporal, cambios en la voz, distinta
distribución de la masa muscular y adiposa) y la posibilidad biológica de engendrar (menarca y primera emisión de
semen). Aceleración del ritmo en el crecimiento en altura. Incremento en el tamaño del corazón, en la capacidad de
transporte de hemoglobina y aumento de la presión sistólica.
El cuerpo del varón se hace más apto para el tipo de tareas que requieren esfuerzo físico. En las mujeres el pico de
crecimiento en altura comienza antes que en el varón, la distribución de músculos y células adiposas acentúan las
formas redondeadas del cuerpo. La edad de la menarca ha variado históricamente y geográficamente, lo que sugiere
que la expresión de los genes es modulada por factores externos de tipo socio/histórico o psicológico.
Desde algunos enfoques de la antropología se intenta establecer un nexo entre aquellos datos de la biología y la
experiencia humana, aunque se relativiza fuertemente el peso del factor biológico en función de las condiciones
materiales de cada cultura y de su estructura (valores culturales, ideologías, religiones, etc). Marvin Harris, con el
materialismo cultural, considera que las diferencias biologicas entre hombres y mujeres producen una diferenciación
de las tareas, pero esto por sí solo no puede dar cuenta de los comportamientos machistas que implican una
apreciación subjetiva en términos de superioridad.

Piaget y la epistemología genética


Según Piaget el periodo operativo formal deviene en la adolescencia, donde el chico dispone de razonamientos
abstractos, en los que la realidad es solo un caso de todos los posibles. El pensamiento deviene hipotético-deductivo.
Puede hacer razonamientos sobre problemas verbales sin necesitar la apoyatura de elementos concretos.
Pero hubo una falta de verificación en la práctica de estos postulados teóricos, apareciendo una marcada diferencia
en
las edades en que se alcanzaba el estadio, variando según el contexto sociocultural. La teoría se formula diciendo
que el estadio lógico formal se alcanzaba en distintos campos que dependen de la realidad cultural del sujeto y de
sus intereses personales.

Los enfoques sociológicos y antropológicos


Se considera a la adolescencia como un periodo conflictivo y crítico. En muchos casos es así, pero hay que diferenciar
lo que sucede en la realidad de lo que es un estereotipo cultural.
El imaginario social supone adolescentes rebeldes, en conflicto con sus padres. Sin embargo, para Bornstein y Lerner,
aunque el adolescente se vuelque hacia el grupo de sus pares, la familia sigue gravitando profundamente. La
elección de grupos de pares suele estar orientada e influida por los valores de la familia.
Los conflictos que indica Blos, se desarrollan y resuelven en forma intrapsíquica, por más que los choques reales con
sus padres sean comunes. La necesidad de encontrar una nueva relación con el Otro, familiar y social, causa estrés.
El yo, con identificaciones no siempre armónicas entre sí, debe reconstruirse en forma diferente. El soporte
identificatorio no provee la tranquilidad que le daba en la niñez. Esto lo vemos en las crisis de identidad o en las
dificultades vocacionales.
La sociedad espera del chico una definición, que elija una carrera, que elija su identidad sexual definitiva,
proscribiendo así roles típicos para los sexos. La sexualidad humana no está regida por la biología, sea cual sea el
resultado de la elección final siempre habrá un momento de conflicto. La elección tiene bases inconscientes. Freud
dijo que la adolescencia implica una actualización y revisión del complejo de edipo, la castración y la prohibición del
incesto.
Desde la antropología se cuestionó el complejo de edipo, tomandoselo como un típico exponente del etnocentrismo,
dado que Freud lo describió en la forma en que aparecía en la Europa Occidental. El estudio de otras sociedades
llevó a negar la validez universal de edipo y la prohibición del incesto, argumentando que en algunas sociedades
existe un tipo especial de organización familiar, el tipo avunculado donde no se verifica la regla que hace coincidir al
padre con el representante de la ley. Pero el tío materno asume los roles de guía y referente que tiene el padre en
nuestras culturas, es otra persona la que ocupa el lugar simbólico de transmisión de la ley.
En sociedades actuales de áfrica, el equivalente de nuestro Edipo está centrado en figuras de identificación grupal.
Los ancestros de la tribu juegan un papel importante. Vemos que el ancestro es equivalente al padre muerto del
mito fundante de Tótem y tabú, es decir, la instancia simbólica que introduce la ley. Ya no puede sostenerse la crítica
de Malinowski a la teoría freudiana.
Lévi-Strauss propuso una solución al problema de la naturaleza vs cultura, basándose en la teoría lingüística de
Saussure y su enfoque estructuralista. Considera la prohibición del incesto como el punto límite en el que se
introduce la cultura: igual que la naturaleza, su existencia es universal. No hay ninguna sociedad en que no esté
regulada la sexualidad y en la que no exista algún tipo de uniones sexuales, pero toma formas diferentes en las
distintas sociedades. Prohibición del incesto es equivalente a decir introducción de lo simbólico.

Rito de iniciación..
En todas las sociedades tradicionales existían (y existen en la actualidad) ceremonias ritualizadas que marcaban el
abandono de la niñez y la entrada del sujeto en la edad adulta. No se confunde con la primera experiencia sexual
que es del ámbito de lo privado. El rito es público y social, ligado a la introducción del iniciado en la cultura. Es
anterior a la primera experiencia sexual.
Dolto señala que el rito es una apoyatura social al ingreso del niño en la sociedad adulta, es una marca simbólica.
Martin Gusinde en nuestro país estudió a los indios Selk'nam, de Tierra del Fuego, que tienen la ceremonia del
Kloketen, término que denomina al candidato, que participa por primera vez en en rito. Él seguirá siendo Kloketen
hasta que su iniciación como adulto finalice. La ceremonia en sí se llama Hain. Los niños experimentan cierto temor
ante la inminencia de este momento. La ceremonia es, a la vez social y restringida, ningún extraño a la aldea puede
observar y de ésta solo pueden participar varones adultos. La edad a la que se realiza no tiene la fijeza de por
ejemplo el Bar Mitzvah judío que se realiza a los 13 años. Los ancianos de la aldea eligen al candidato y si éste se
muestra alocado o habla demasiado la ceremonia es pospuesta para el próximo año. El niño debe observar los
quehaceres de los mayores y preguntar sólo en la medida de lo necesario. Los requisitos para el rito de iniciación no
es la edad sino: que sepa guardar un secreto, que se muestra reflexivo y con autodominio, que pueda constituirse en
transmisor de tradiciones culturales y a la vez, independiente de la familia. Luego de la ceremonia sigue un periodo
variable de aprendizaje.
Los Yámana, realizan una ceremonia similar como rito de iniciación de los jóvenes, pero tienen dos tipos de
ceremonia: Chiexaus y Kina. La primera incluye tanto varones como mujeres. En ambos casos la iniciación tiene que
ver con la enseñanza de la conducta moral, la instrucción en las tradiciones orales y el entrenamiento en las tareas
del adulto.
Los jóvenes tienen al principio prohibida la entrada a una choza especial sagrada y no se les revela el secreto, y los
espíritus que se invocan y se corporizan frente a ellos son adultos disfrazados. El espanto debe ser soportado sin
queja, sin exteriorización de miedo. Las ceremonias solo se realizan cuando una ballena encalla en la playa, ya que
son un elemento esencial de su economía y fuente de nutrición.
Las niñas de estas dos culturas siguen ciertos rituales en ocasión de la menarca: deben permanecer un tiempo en
una choza especial, apartadas, se les pinta la cara de rojo, tienen un régimen especial de comida y tienen restringidas
las charlas. No es una sumisión femenina, sino que se resalta que la menstruación no es un hecho cualquiera. Esta
forma ritual de la mujer al ser compartida por la sociedad no deja lugar a interpretaciones personales de ellas y de
sus madres.
Anne Chapman señala que la diferencia de rituales entre las dos culturas refleja la división del trabajo y las
diferencias en que se maneja el poder. En los Selk Nam solo hombres intervienen, en los Yámana, hombres y
mujeres. La diferencia corresponde a una organización patriarcal en el primer caso y más igualitaria en el segundo.
En ambos casos en la escenificación del rito se teatraliza la muerte del niño y el nacimiento del adulto.
Las chozas sagradas aludidas anteriormente representan los esquemas sociales. Para los Selk Nam la sociedad es el
reflejo del cosmos, cada adulto que entra en ellas representa un lugar especial en el universo. Los puntos de apoyo
de lachoza se denominan “sho-on” (cielos).
En nuestra sociedad marcada por la cultura tecnológica y el consumo individualista no hay una ceremonia ritual, hay
pocos ejemplos de algo equivalente, que son el Bar Mitzva y el Baile de 15 en las mujeres. Aunque se mantiene lo
esencial de marcar una entrada a la sociedad adulta, estas ceremonias poseen un carácter más bien privado donde
se invitan familiares y amigos. Es social pero no un acto público.
Heintz señala que el status social del adolescente contemporáneo se caracteriza por la inseguridad, lo que nace del
abismo entre la vida de niñez y la adulta, sin que existan elementos intermedios que permitan al joven prepararse
progresivamente para pasar de un lugar a otro. Podría objetarse que para eso está el secundario pero cuando
finalizan ese periodo los chicos se enfrentan con dilemas y se muestran desorientados y angustiados por el futuro.
Pueden aparecer conductas renegatorias donde aparecen como despreocupados sin muchos intereses.
La formación de grupos adolescentes son un medio de contrarrestar los efectos de esa inseguridad. Las pautas de
estos grupos están en oposición a las del mundo de los adultos, y en otros casos los grupos crean subculturas que no
entran enoposición sino que son distintas.
Dolto señala la importancia social de la existencia de algún rito de iniciación como medio de transitar ese vacío. Hay
ausencia de ritos en nuestra cultura lo que aumenta el sentimiento de seguridad y de no pertenencia. El grupo de
apoyo suele suplir esta ausencia pero parcialmente.
Dolto propone que los proyectos pueden oficiar de puente entre la niñez y la adultez tomando un valor semejante a
los ritos. Es importante que los adolescentes operen sobre la realidad de una manera planificada al modo de los
adultos. Se trata de una acción y no una fantasía. A diferencia del juego infantil los objetos son usados por su valor
social compartido.

Por qué desapareció el rito en nuestra cultura?


Hubo una caída de la figura paterna con el déficit resultante en el plano
de su función como ordenador de valores. Esto tiene relación con el discurso capitalista y su impulso hacia el
consumo
individual, en la ficción de no necesitar del Otro social. El efecto es desestructurante, disgregador y afecta a los
adolescentes, que están en un proceso que siempre supone una desestructuración inicial de los valores anteriores
para
luego alcanzar una reestructuración en un nuevo nivel (Vigotsky).
Vemos que hay distintas maneras de concebir al sujeto humano, distintos paradigmas epistemológicos, donde no
siempre las conclusiones de cada una son compatibles con las otras.

“La causa de los adolescentes” F.Doltó

Capítulo 1 : El concepto de adolescencia, puntos de referencia, puntos de ruptura.

Se habla hoy de la población de los “Ados” aislando a los jóvenes en un tipo de edad.
Algunos autores sitúan la adolescencia entre los 14 y 18 como una simple transición hacia la edad adulta. Otros la
definen en términos de crecimiento como un periodo de desarrollo muscular y nervioso y la prolongan hasta los 20
años incluso. Los sociólogos toman el fenómeno actual de adolescentes retrasados, y algunos psicólogos reducen la
adolescencia a un capítulo final de la infancia.
La adolescencia es una fase de mutación, capital para el adolescente, en la que pasa por una muda de la que nada
puede decir y que para los adultos está cargado de angustia e indulgencia. El estado de adolescencia se prolonga
según las proyecciones que los jóvenes reciben de los adultos y según lo que la sociedad les impone como límites de
exploración. La sociedad tiene interés en que el chico no pierda el tiempo en una vida de beneficiado.
Los padres dejan de ser a sus ojos los valores de referencia. Es vulnerable a las observaciones despectivas
procedentes
de otros adultos que tienen el papel de mandar a los jóvenes. En el curso de esta mutación, reproduce la fragilidad
del bebé que nace, sumamente sensible a lo que recibe como mirada y oye como palabras que le conciernen. A esa
edad todos los juicios surten efecto y puede comprometer de por vida sus relaciones con la sociedad. El papel de las
personas ajenas a la familia y que conocen a un adolescente, que tienen relación con él por causa de la escuela o de
la vida social, es muy importante durante algunos meses.
La inopia es la debilidad de la adolescencia. Ejemplo: tomemos la imagen de los bogavantes y langostas que pierden
su concha: se ocultan bajo las rocas en ese momento, mientras que segregan su nueva concha para adquirir
defensas. Pero si mientras son vulnerables reciben golpes, quedan heridos para siempre, su caparazón recubrirá las
heridas y cicatrices, pero no las borrará. Las personas secundarias juegan un papel muy importante en la educación
de los jóvenes durante ese periodo. Todo lo que hacen puede favorecer la expansión y la confianza en sí, al igual que
el valor para superar sus impotencias, o, al contrario, pueden estimular el desaliento y la depresión.
En este momento de extrema fragilidad se defienden de los demás, bien mediante la depresión o por medio de un
estado de negativismo que agrava aún más su debilidad.
La sexualidad podría ser un recurso para ellos. No tienen aún vida sexual, si no es a través de la imaginación. La
masturbacion tambien depende de lo imaginario. En el momento difícil en que se sienten incómodos en la realidad
de los adultos por su falta de confianza en sí mismos, su vida imaginaria les sostiene. La masturbacion, remedio de su
depresión, se convierte en trampa, porque de ese modo se descargan nerviosamente y tienen mayor dificultad para
afrontar la realidad.
Como se satisface de una manera imaginaria, carece de la fuerza para ir a buscar en la realidad, en otro ser humano
el apoyo o amor que lo sostenga y le ayude a salir de esa trampa en que le han encerrado adultos indiferentes,
agresivos o celosos de esa edad. Por ejemplo cuando un chico comienza a tener ideas propias, los adultos lo
desalientan en vez de darle la palabra. Pero es en este momento cuando tiene la necesidad de ser fortalecido, y los
educadores parecen muy indicados para tomar el relevo. A ellos corresponde darle la voz al niño, pidiéndole su
opinión y su juicio. Se trata de animarles.
Los once años son un punto de máxima fragilidad, de once a catorce años; tienen rubores, se tapan el rostro con el
cabello, se avergüenzan.
La pubertad es la cresta de la travesía crítica. La epoca dificil es el momento de la preparación de la primera
experiencia amorosa, el chico piensa que hay un riesgo, lo desea y lo teme al mismo tiempo. Pero ante la elevada
estadística de suicidios nos preguntamos si lo problemático es la primera experiencia sexual, que es una cresta
culminante en la vida del adolescente, o cierta necesidad de experimentar la muerte. En realidad, es indisociable,
porque el riesgo del primer amor es experimentado como la muerte de la infancia. La muerte de una época, para
inaugurar su dimensión de ciudadano responsable.
En nuestra sociedad los jóvenes no reciben ayuda porque no tenemos el equivalente de los ritos de iniciación que
antaño marcaban la época de ruptura. Los jóvenes de hoy no son conducidos juntos de una orilla a la otra, y se ven
obligados a conseguir este derecho de paso por sí mismos. Esto exige de su parte una conducta de riesgo.
El hecho trascendental que marca la ruptura con el estado de infancia es la posibilidad de disociar la vida imaginaria
de la realidad, el sueño, de las relaciones reales. los once se manifiestan los primeros indicios de una sexualidad con
un componente imaginario antes de que el cuerpo entre en juego, esto corresponde en las mujeres la menarca o en
los varones a las primeras emisiones involuntarias de mesperma, preparando este acontecimiento fisiológico con
una especie de fiebre psíquica de amor imaginario por modelos que se conocen como ídolos de masa.
En la adolescencia comienza una segunda vida imaginaria. La primera vida imaginaria se inicia a los tres o cuatro
años, pone la mira en las personas del grupo próximo al niño, para lo demás está en relación con el mundo exterior
mediante las opiniones de los padres, pero directamente, no le interesa. En su segunda vida imaginaria, si los padres
discrepan, los temas de interés que encuentra fuera del campo familiar y que debería prepararle para la vida real
siguen teniendo a los padres como referencia. Pero si todo ha ido bien en su segundo mundo imaginario el niño ya
no necesitará tomar sus modelos intramuros de la familia y sus modelos serán exteriores. Sigue contando con la
familia como valor-refugio pero no siente que desempeñe en ella un papel y pone su empeño en triunfar
socialmente. Su energía se dirige hacia el grupo de compañeros de la escuela o deportivos y hacia la vida imaginaria.
Esto ocurre antes de la eclosión de la pubertad y cuando llega a la adolescencia es cuando este mundo imaginario
exterior le provocará salir, para medir esta discriminación que ha hecho entre lo imaginario y la realidad. Sale así de
la familia y se integra a grupos constituidos que para él tendrán un papel de sostén extrafamiliar. No puede
abandonar completamente los modelos familiares sin antes disponer de modelos de relevo. No son sustitutos, sino
relevos para su toma de autonomía.
Un individuo sale de la adolescencia cuando la angustia de sus padres no le produce ningún efecto inhibidor, cuando
son capaces de liberarse de la influencia paterna y no tienen sentido de culpabilidad por abandonarlos.
Este final de la adolescencia no puede ser vivido mucho antes de los 16 años porque la sociedad no lo permite,
porque no puede trabajar, no encuentra soluciones legales para abandonar a sus padres asumiendo su condición.
Las leyes no le permiten a un joven ganarse la vida.
Hoy en día, el paso a la edad adulta se traduce en términos de independencia económica, de potencialidad creadora
y de aprendizaje que permitan adaptarse e insertarse en un grupo social.
Dejar de recibir dinero de los padres no resuelve el problema si se lo sigue recibiendo de otro adulto, es peor,
porque surge un sentimiento de dependencia que no se tiene respecto de los padres. Lo que nuestros padres nos
han dado, lo devolveremos a nuestros hijos, pero, la ayuda de un tercero culpabiliza más, su donación no será
devuelta a la descendencia. Entonces la influencia de estos protectores puede alienar la vida de libertad de sus
protegidos.

“Adolescencia y juventud: Dos categorías construidas socialmente” Urresti

Son dos términos a través de los cuales la sociedad ha intentado ordenar segmentos poblacionales partiendo de la
edad, siendo un criterio clasificatorio al igual que el sexo. Pero estas categorías no se pueden definir con base en
criterios etarios, como lo han hecho otros, diciendo que la adolescencia puede empezar a los 10 o 12 y extenderse
hasta los 16 o 18, y la juventud comenzar en alguna de esas edades y terminar en los 25 o 30 años.
Pero a estos términos no se los puede demarcar con la exactitud que suponen los criterios de edad. Puesto que sus
límites son variables y sus fronteras son sociales, es decir, están socialmente construidos y por lo tanto varias
histórica, geográfica y culturalmente.
La definición de la población adolescente o joven ha cambiado con el paso del tiempo. No siempre existieron los
jóvenes y adolescentes. Por ejemplo, en una sociedad que la media de vida es de 30 años, donde hay riesgos de
muerte por enfermedad, guerras, no hay buenas condiciones de asepsia, hay escasez de agua potable, hambrunas,
son ciudades carentes de sistemas sanitarios eficaces, en tal sociedad no habría jóvenes, ya que la sociedad tendría
periodos de vida cortos, lo que no permitiría la diferenciación de roles por grupos de edad. Supongamos que las
condiciones de vida mejoran y la población aumenta y se da un crecimiento de expectativas de vida, comenzarán a
aparecer grupos diferenciados congregados en torno a edades diferentes.
Hay sociedades que no tienen jóvenes, si la juventud es ese periodo intermedio que va desde el abandono de la
infancia hasta comenzar a formar parte del mundo de los adultos, hay sociedades sin juventud que con un rito de
pasaje a la adultez, pasan casi sin transición. En la historia, la mayoría de las sociedades han funcionado de esta
manera, lo inusual es que haya sociedades con juventud.

En las sociedades modernas las curvas demográficas se extienden cada vez más, las estructuras socioeconómicas se
complejizan, surgen nuevos saberes y prácticas institucionales, se combinan y pluralizan los sistemas educativos, se
diversifican las producciones culturales y sus consumos, donde las diferenciaciones sociales se multiplican.
Nos encontramos con una variedad creciente de grupos de edad, producto de esa diversificación; niños, púberes,
adolescentes, jóvenes, adultos, maduros, mayores, tercera edad, gerontes, y hasta comienza a surgir una cuarta
edad.
Muchas de ellas no tienen ninguna entidad social, al menos por el momento. La tercera edad es una categoría que se
ha ido consolidando en los últimos tiempos, instituyendo agencias sociales en las que se reconoce a sus miembros,
se los define conformándose como un grupo socialmente reconocible, se da una institucionalización de esta
categoría.
La adolescencia y la juventud son categorías construidas social e históricamente. La teoría social postula que los
adolescentes y jóvenes serán todos aquellos que una determinada sociedad considera como tales. Se supera así las
limitaciones del enfoque puramente centrado en la edad.
Desde un punto de vista, un adulto se define como alguien que ha establecido su vida al margen de su familia de
origen, que se autosustenta, que ha constituido su propia familia, que tiene hijos, que ha definido exitosamente un
destino laboral.
Entonces qué es la juventud? Es ese periodo de mora en el cual cierto segmento de la población ha llegado a la
madurez sexual, a su plena capacidad biológica para reproducirse, no termina de consumarse como adulto y se
encuentra a la espera de adquirir los atributos que lo identifiquen como tal. En esa moratoria, ese periodo de espera,
estarían los jóvenes. (La mora es el retraso culpable o deliberado en el cumplimiento de una obligación o deber.)
Pero distintas clases sociales tendrán distintos tipos de maduración social, más o menos acelerada. No todos los
individuos que tienen la edad de ser jóvenes se encuentran, socialmente hablando, en la misma situación. Debido a
la desigual distribución, en las clases populares casi no hay juventud; maternidad y paternidad adolescentes, cortes
en la permanencia en el sistema educativo, necesidad de trabajar, producirían en los sectores populares una
reducción de la moratoria social.
Los planteos centrados en la moratoria, aunque superan el problema del corte de edad como criterio partiendo de
indicadores constructivos en el orden social, le surgen nuevos obstáculos: en la definición social del modelo de
juventud opera un sistema de dominación social que hace aparecer como jóvenes solo a los miembros de una clase
excluyendo a los miembros que no acceden objetivamente a la moratoria social. Los enfoques de la moratoria social
reproducen este modelo de dominación social en sus esquemas conceptuales.
En los términos impuestos por nuestra sociedad hoy, la adolescencia aparece como el periodo previo a la juventud y
supone un momento donde se consuma la madurez corporal y se discute la herencia familiar en la construcción de la
personalidad. Es un periodo de crisis, donde se abandonan las maneras habituales de situarse en el mundo y se
asumen nuevas posiciones de rol. En otros términos, es una etapa transicional en la que se atraviesa una crisis
profunda que se origina con la madurez sexual y que se va definiendo con el proceso de las moratorias hasta
desembocar en el reconocimiento social que supone ser adulto.
En este periodo se escenifica una crisis, por un lado una pérdida del cuerpo y lugar de niño y por otro una búsqueda
de identidad en el mundo adulto. Hay sociedades con ritos de pasaje que definen la transformación de niño en
adulto y por lo tanto al no percibir el momento crítico no tiene adolescencia. Pero en nuestras sociedades las crisis
se manifiesta en el cuestionamiento que hace el chico del sistema de referencias que constituye la identidad que
heredó de la familia. La familia funciona como una primera matriz en la que se elabora una representación de sí
mismo y del mundo social. La adolescencia comienza en lo corporal con la madurez sexual y en lo psicosocial con el
cuestionamiento de esta herencia recibida, con la necesidad de constituirse frente al mundo de los padres en
oposición y conflicto frente al mismo. La adolescencia supone el primer paso hacia la construcción autónoma de esa
nueva historia que constituirá la nueva identidad. Es un periodo crítico en el que elaboradas y superadas las
situaciones, sobreviene la madurez psicológica propia del adulto: con un nuevo sistema de identificaciones que lo
definen y una forma de sexualidad asumida.

El conflicto generacional puede ser entendido como la discusión de la herencia familiar y la progresiva decisión del
sujeto en la elección de lo que serán sus grupos de pertenencia. El sujeto tiene una elección autónoma de sus grupos
de pares y de relaciones con otras instituciones, lo que supone un enfrentamiento con las elecciones
predeterminadas por la familia, que al final del camino pueden ser recuperadas transformadas o renegadas. El
adolescente que busca diferenciarse dramáticamente, que es idealista y utópico, expresaría en estas actitudes la
brecha generacional, conflictiva en la que se moviliza un crecimiento adulto normal.
Pero esto ha cambiado ya que en la actualidad no tiene a qué oponerse, no habría ideologías con las que elaborar el
contraste, lo que expresaría una identidad formada en un collage, la composición sin plan, donde no hay conflicto y
por lo tanto no habría brecha sino simplemente huida sin choques, indiferencia. Esto genera una confusión entre el
mundo juvenil y adulto, ya que el conflicto movilizador desaparece y la etapa adolescente se va convirtiendo en un
estado. El adulto estaría poblado de dudas e indefiniciones propias del adolescente, convertido en modelo para el
mundo adulto. Estímulo social que afirma esta tendencia sería la extensión de la estética adolescente como modelo
de conductas a ser imitado.
Con esto entramos en la misma zona problemática de la definición de juventud hecha por la moratoria social. La
adolescencia se va convirtiendo en un modelo social a imitar que se extiende por la acción del mercado, los medios
masivos y la publicidad, con lo que va dejando de ser una etapa para convertirse en un estado permanente. La vejez
se va convirtiendo en algo vergonzoso que hay que esconder. La adolescencia es una forma de estetica muy atractiva
que hasta los mas viejos estarían imitando, hay una desvalorización de ser adulto. El conflicto generacional que antes
se daba por el deseo de los adolescentes de ser adultos ahora se invierte de los adultos hacia los jóvenes.
Esta descripción, como la de la moratoria social, puede discutirse. La adolescencia no es sólo una estética, supone
crisis, desorientación. Toman algo puramente estético y de clase, el aspecto corporal en el caso de la adolescencia y
las vías diferenciales de acceso a la adultez en el caso de la moratoria social.
Si hay algo que define el ser joven no es tanto una estética o una moratoria social, como el posicionamiento factico
frente a las generaciones precedentes. La juventud es esa facticidad que señala como un dato duro quienes son
precedentes y quienes son posteriores. Es un planteo que posiciona una definición en una instancia previa: la de la
experiencia de vida diferencial que supone tener una edad y no otra. Se trata de recuperar la base material de la
edad pero procesandola culturalmente: tener una edad y no otra supone pertenecer a una generación y no a otra.
Supone haber sido socializado en un momento histórico determinado, y darle un tipo de relieve temporal a la propia
existencia. Haber nacido en un momento, la facticidad, ser hijo de la historia de un modo y no de otro.
Este tiempo diferencial que distancia de la muerte da un sentido temporal a la existencia, un sistema de referencias
de momentos anteriores y posteriores. El crédito temporal disponible y la facticidad es lo que le da profundidad
histórica a la experiencia personal en la que cada sujeto constituye su propia identidad. La juventud entonces es un
posicionamiento objetivo en el conjunto de las distintas generaciones que luego toma la característica de clases
específicas, pero que comparte la definición de situarse en uno y solo en un momento de la historia, por lo que es
una experiencia singular e intransferible de cada uno, común con los hermanos de generación.
Uno por mas que quiera parecerse a un adolescente en cuanto a la estética jamas tendra ese capital temporal del
que se dispone, que se pierde irremediablemente y no se puede recuperar, por más sano y saludable que esté el
cuerpo, por más que se demore la llegada de los hijos. Y por más que los sectores populares no tengan el cuerpo
adolescente del modelo impuesto, por más que tengan hijos en edades muy tempranas y trabajen y corten sus
carreras escolares, es decir, que su moratoria social sea mínima o inexistente y su apariencia no los identifique con
los adolescentes por su estética, si su capital temporal es excedente, entonces serán jóvenes. Si el capital temporal
escaso habla de una moratoria vital agotada, no se está ante un joven.
La juventud es una condición de facticidad, un modo de encontrarse arrojado en el mundo, que articula la moratoria
vital y la historicidad de la generación en la que se es socializado. Ser joven es una forma de experiencia histórica
atravesada por la clase y el género, pero que no depende exclusivamente de ellos, sino que adquiere modalidades
diferenciales.
La juventud es una condición que se articula social y culturalmente en función de la edad- como crédito energético y
moratoria vital, o como distancia frente a la muerte-, con la generación a la que se pertenece- en tanto que memoria
social incorporada, experiencia de vida diferencial-, con la clase social de origen- como moratoria social y periodo de
retardo diferencial- y con el género.
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Se abordan dos versiones psicoanalíticas que sirven para pensar los avatares y tareas que el sujeto tiene que
tramitar en este momento de la vida, posibilitando una resolución y salida de la adolescencia.
Brecha y conflicto generacional. Implicancias del cuerpo, la sexualidad y la muerte en la adolescencia.

“La transición adolescente” Blos, P.

Introducción
Desarrollo del hombre como un ser social. Naturaleza y desarrollo del comportamiento humano.
El organismo humano nace con capacidades biológicas de regulación que requieren un entorno adecuado para su
funcionamiento. La supervivencia depende del apoyo que reciban las necesidades biológicas y de contacto humano,
de naturaleza física y emocional. Se necesita de la presencia empática de la persona que brinda los cuidados
maternos durante el progreso madurativo del bebé, ya que determinan un equilibrio. Desde el comienzo el
organismo humano es un animal social.
Con la interiorización del entorno, tiene lugar una declinación de la dependencia total respecto del entorno. Se
avanza hacia una etapa de autonomía que se funda en la formación de la estructura psíquica, que representa la
transformación de las influencias vivenciales en una realidad interior dotada de un orden legal propio.
El papel del entorno en el desarrollo de la presencia psíquica es muy importante. Los estímulos son indispensables
para promover el crecimiento y sostener la vida anímica. El proceso recíproco de ajuste establece entre el sujeto y su
entorno una pauta de interacción que va conformando la individualidad y singularidad personal.
Las influencias ambientales son un requisito imprescindible para el mantenimiento de un funcionamiento
organísmico somático y psíquico óptimo.
La autonomía psíquica y la madurez emocional se logran por el uso selectivo que hace el niño y el adolescente de sus
particulares elementos ambientales y constitucionales dados, que con el tiempo configuran pautas adaptativas
peculiares, las que son escogidas y organizadas activamente a fin de proteger su integridad.
Toda vez que perturbaciones emocionales impidan el uso nutriente del ambiente, se ven afectados en grado crítico
el funcionamiento y desarrollo normales. Pero si este proceso opera bien puede considerarse indicador fundamental
y garantizador de la normalidad y la salud.

En la adolescencia, con el advenimiento de la maduración sexual se tornan no sólo factibles sino imperiosos los
saltos cognitivos a niveles superiores y nuevas aptitudes físicas, un desprendimiento de las dependencias infantiles
de la familia en busca de un medio social más amplio.
La influencia de la matriz familiar se combina en una totalidad que se denomina identidad y carácter, pero depende
del grado de integracion y diferenciacion de que sea capaz el yo adolescente.
En sociedades primitivas los ritos de iniciación expulsan al adolescente hacia la posadolescencia y participación en la
comunidad. Pero en nuestras sociedades occidentales, el cambio es lento y el alejamiento emocional de la matriz
familiar requiere para su completamiento un lapso prolongado, en donde el nuevo entorno del adolescente hereda
funciones y significados que pertenecieron a la matriz familiar de la niñez y que en la adolescencia son sometidos a
modificación por rechazo parcial o absoluto, transitorio o permanente (modificación idiosincrásica y selectividad
crítica del adolescente). Solo utilizando un entorno social más amplio adquiere pautas propias estables, acordes con
su yo y se convierte en adulto.

Capítulo 1

Entre los años 1950 y 1960 la juventud estaba trazando una línea divisoria entre ella y sus mayores. Se desplazó la
responsabilidad a los adolescentes por su independencia a la generación de los padres. Se daba una dependencia
negativa de los adolescentes hacia sus padres, y surgía una lucha en pro de su autonomía llevada a cabo por jóvenes
incapaces de lograrla sin el apoyo de la generación de sus padres.
Emancipación adolescente de las dependencias familiares--
La creación de un conflicto entre las generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia.
Es importante para la continuidad cultural. Sin este conflicto no hay reestructuración psíquica adolescente. El
comportamiento adolescente contrasta universal y radicalmente con el de la niñez. La maduración sexual o pubertad
progresa en forma independiente del desarrollo psicológico. La conducta sexual genital es un indicador poco
confiable para evaluar la madurez psicosexual. Intrapsíquicamente tienen lugar disloques revolucionarios que
reemplazan a los antiguos regímenes por otros nuevos.
Hay un acomodamiento psíquico. Ocurren cambios psíquicos revolucionarios que originan excesos en la acción y el
pensamiento, manifestaciones turbulentas, ideas iconoclastas, tipos especiales de conducta de grupo y de estilos
sociales. Todos estos fenómenos son típicos de la transición de la niñez a la adultez.
El conflicto generacional es esencial para el crecimiento del self y de la civilización. El conflicto entre las generaciones
es generado por una desvinculación emocional respecto de lo antiguo y un acercamiento a lo nuevo, que sólo puede
alcanzarse a través de la gradual elaboración de una solución transaccional o transformación: la estructura psíquica
no se modifica pero se alteran radicalmente las interacciones entre las instituciones psíquicas. Se da un segundo
proceso de individuación en la adolescencia. Solo a través del conflicto puede alcanzarse la madurez. El conflicto en
el desarrollo nunca aparece sin un correlato afectivo, como la tensión, la angustia y la depresión.
En la adolescencia, el self ilusorio alimentado por los padres es finalmente rechazado, en un empeño por lograr una
definición más adecuada de uno mismo. Hay ocasiones en que las familias pueden amoldarse a las necesidades de
sus hijos después de que ellos han dejado atrás la infancia, no toleran la ira o angustia de esos hijos, la desilusión o el
fracaso del niño son neutralizados por los padres mediante un continuo estímulo y aliento, pero esto puede llevar a
actos de rebeldía o de independencia, desobediencia civil, libertad sexual, como resultado de una ruptura violenta
de las dependencias. Estas no son señales madurativas de la elaboración o resolución del conflicto.
La brecha generacional, en lo subjetivo se utiliza como un mecanismo de distanciamiento, en el cual los conflictos
interiores y el desapego emocional son reemplazados por separaciones espaciales e ideológicas. El resultado es una
detención en el nivel adolescente, a causa de la evitación del conflicto; se pierde así la maduración a que da lugar la
resolución del conflicto. Los adolescentes que experimentan una brecha generacional tienen incapacidad de
experimentar el conflicto generacional.

Cuando se establece la brecha generacional como mecanismo prolongado de distanciamiento, en términos de un


desapego total del individuo respecto de su contexto original, el conflicto generacional resulta débil, carente de
estructura y de elaboración. Si en cambio, se afirma este conflicto, que actúa con miras a la individualización, la
brecha generacional, en cuanto estilo de vida, no encuentra terreno fértil en el cual crecer y sostenerse. En tales
condiciones es transitoria y tiende a u autoeliminación.
Los estados intermedios entre estos extremos, suelen cargar de dudas e incertidumbres nuestra valoracion clinica.
El otro aspecto de la brecha generacional es la contribución de la sociedad adulta y sus instituciones a la erosión de
los vínculos entre las generaciones. Hay una obsesión del adulto norteamericano por la juventud, la mercantilización
y popularización de “lo suyo” despoja a los jóvenes de su monopolio. Los adultos miran fascinados a los jóvenes,
prontos a imitarlos con el fin de evitar el envejecimiento. En el adulto de mentalidad juvenil hay un compulsivo
deseo de mostrar comprensión frente a los jóvenes aceptando sus demandas y desaires. Con su exagerado deseo de
simpatizar, el adulto elude el conflicto generacional, borrando las cuestiones generacionales esenciales. Esto priva a
los jóvenes (que experimentan la brecha) de su legítimo territorio, en el que debe consolidar su self en el camino
hacia la madurez emocional.
La adolescencia según Blos se puede definir como el avance hacia una etapa de autonomía que se funda en la
formación de la estructura psíquica; este proceso representa la transformación de las influencias vivenciales en una
realidad interior dotada de un orden propio. En esta etapa se produce la maduración sexual, saltos cognitivos a
niveles superiores y nuevas aptitudes físicas, van en busca de un medio social más amplio, desprendiéndose de la
dependencia infantil de la familia.
“Interpretar la pubertad” Wainsztein y Millan.

Una pregunta que se reitera en el discurso de los adolescentes y que insiste en los análisis: ¿quién soy yo?. En la
adolescencia hay algo perdido irremediablemente. ¿quien soy yo? ¿este cuerpo que crece en forma
desproporcionada? ¿o aquel cuerpo liso de voz aniñada?. Las modificaciones corporales certifican lo que antes
faltaba. La identificación consiste en los cambios que se producen en un sujeto cuando éste asume una imagen,
entonces, la imagen a la que el sujeto se enfrenta en la pubertad es una imagen tambaleante e insegura que en su
cambio constante se sustrae de la posibilidad de su asunción. El cuerpo es fragmentado con violencia, abriendo la
dimensión de la angustia frente a los otros que no lo comprenden.
Se dice: los adolescentes no son comprendidos. Ese es el modo en el que el cuerpo habla de su fragmentación. La
castración se resignifica en la diferencia de los sexos, la cual implica la muerte de lo que ilusoriamente se hallaba
unificado a través de la bisexualidad. Algo pasa en el cuerpo real que no coincide con la imaginarizacion que se tiene
de él: discordia ésta que habla de la dimensión incontrolable de la propia muerte. Es la evidencia de la enajenación
en una imagen, los síntomas más observables son esas torpezas entre ese cuerpo y el espacio, los objetos, que hace
que el sujeto caiga en lo ridículo o cómico.
El cuerpo aparece como una transgresión: hay algo que antes no había, no es el mismo cuerpo y no es la misma voz.
Se inaugura un nuevo dominio del goce del cuerpo; el goce del cuerpo para Otro. Los ritos de iniciación certifican ese
goce, funcionan como el imperativo “debes gozar”.
La apoyatura en lo fisiológico permite la posibilidad de la reproducción, permite un cambio de lugar: del hijo de un
padre al padre de un hijo. Si la función del padre garantiza el orden de la falta - y por lo tanto de apertura el goce y al
incc -, el asesinato del padre consiste en ocupar el lugar de éste sosteniendo sus emblemas, identificándose con él y
en el momento en que el sujeto se identifica al padre ocupa su lugar, y se tiene que hacer cargo de las implicancias
de ese hecho, es decir, debe hacerse cargo de su propia muerte, de su lugar en la diacronía generacional.

Si hablamos de un cuerpo para Otro, que se hace evidente en la mirada del otro, el púber descubre los caracteres
secundarios en la mirada del Otro. Estando ante esa mirada se sabe que se debe transgredir. Instancia de ver.
Ante esa mirada, el sujeto se pregunta ¿qué sé de mi? Se inicia así un tiempo en el que es necesario comprender,
hallar una respuesta acerca de si. Instancia de compender. Las teorizaciones del adolescente acerca del amor, el
sexo, la pareja, la vida, la muerte, la sociedad, etc, esconden la incertidumbre de una reciprocidad que es siempre
ajena, pero ese tiempo no puede ser infinito.
El acto sexual asume carácter concluyente: un rito que tiene valor de una confirmación, de una confirmación de una
aserción anticipada, del encuentro con algo que ya se sabía. Momento de concluir.
Tres tiempos lógicos. (la mirada del otro hace que se descubra el cambio corporal con el consiguiente desconcierto.
pero llega un momento en que esto debe tener un fin).

Unidad 2: Adiós a la niñez: reactualizaciones edípicas y sexualidad. Los duelos corporales y los padres de la infancia.
-La reactualización pulsional
-Los caminos del posicionamiento sexual. El hallazgo de objeto.
Ideas de freud acerca de las tareas subjetivas que se ponen en juego en la adolescencia. Las mismas se refieren al
desasimiento de la autoridad paternal, la reactualización y reorganización pulsional, los caminos del posicionamiento
sexual y el hallazgo de objeto.
Estos trabajos psíquicos le permiten al sujeto ir desmarcandose del mundo familiar para armar una nueva forma de
vincularse consigo mismo, con los otros y el mundo. Dichas tareas no acontecen de un modo cronológico o
evolutivo, sinológico.

“Las metamorfosis de la pubertad” Freud


En la pubertad la pulsión sexual halla al objeto sexual (antes era autoerótica). Se conforma la vida sexual definitiva.
Para alcanzar la meta sexual las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital. La nueva meta sexual
asigna a los dos sexos funciones diferentes.
La normalidad de la vida sexual está garantizada por la coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y meta
sexual: la tierna y la sensual.
La nueva meta sexual se pone al servicio de la reproducción, antes era solo la ganancia de placer.
En la pubertad hay un crecimiento manifiesto de los genitales externos y el desarrollo de los genitales internos ha
avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos o bien recibirlos para la gestación de un nuevo ser.
Los estímulos pueden alcanzarlos por tres caminos: desde el mundo exterior, por excitación de las zonas erógenas;
desde el interior del organismo y desde la vida anímica. Por los tres caminos se provoca una excitación sexual. La
excitación sexual se da a conocer por dos signos anímicos y somáticos. El signo anímico consiste en un sentimiento d
tensión y entre los signos corporales se sitúa la erección del miembro masculino y la humectación de la vagina.
El estado de excitación sexual presenta el carácter de una tensión. Debo sostener que un sentimiento de tensión
tiene que conllevar el carácter de displacer. Pero esta tensión es vivenciada como placentera.
Sobre las zonas erógenas recae un importante papel en la introducción de la excitación sexual.

Mecanismo del placer previo. Las zonas erógenas brindan mediante su estimulación un cierto monto de placer,
produciendo un incremento de la tensión la cual tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su
término el acto sexual. La penúltima pieza de este acto es la estimulación apropiada de una zona erógena (la zona
genital misma) por el objeto más apto para ello. El placer previo es el placer provocado por la excitación de las zonas
erógenas y el placer final es el producido por el vaciamiento de las sustancias sexuales. El placer previo es lo mismo
que podía ofrecer la pulsión sexual infantil, el placer final es nuevo y depende de condiciones que solo se instalan
con la pubertad. La fórmula para la nueva función de las zonas erógenas seria: son empleadas para posibilitar, por
medio del placer previo, la producción del placer de satisfacción mayor (placer final).

La tensión sexual que surge a raíz de la satisfacción de las zonas erógenas se engendra al mismo tiempo que el
placer.
La conjetura más obvia de que esta tensión resulta del placer mismo es muy improbable y queda invalidada por el
hecho de que el placer máximo no produce tensión alguna, al contrario suprime toda tensión. Por lo tanto placer y
tensión sexual están relacionados de manera indirecta.
Surge una hipótesis de que la acumulacion de los materiales sexuales crea y sostiene la tensión sexual. Pero las
situaciones de los niños, de las mujeres y de los varones castrados, en ninguno de esos tres casos puede hablarse de
una acumulacion de productos genésicos, lo cual estorba esta hipotesis. La observación de varones castrados
parecen corroborar que la excitación sexual es independiente de la producción de sustancias genésicas. La operación
no perjudica su libido.

Teoría de la libido. La libido es una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que puede medir procesos y
trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual. Se diferencia de la energía que está en la base de los procesos
anímicos en general confiriéndole un carácter cualitativo también.
La excitación sexual no es brindada solo por las partes llamadas genéticas, sino por todos los órganos del cuerpo. A la
libido yoica la observamos cuando ha encontrado el empleo psíquico en la investidura de objetos sexuales, es decir,
cuando se ha convertido en libido de objeto. La vemos concentrarse en objetos, fijarse a ellos o bien abandonarlos,
pasar de unos a otros y guiar así el quehacer sexual del individuo, el cual lleva a la satisfacción, o sea, a la extinción
parcial o temporaria de la libido.

El hallazgo de objeto. En la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales. Y al mismo tiempo desde el lado
psíquico se consuma el hallazgo de objeto. Cuando la primera satisfacción sexual estaba todavía conectada con la
nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio, el pecho materno. Lo pierde mas tarde y la
pulsión sexual pasa a ser autoerótica y solo después de superar el periodo de latencia se reestablece la relación
originaria. Se produce una nueva modalidad de vínculo objetal. El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un
reencuentro.
A lo largo del periodo de latencia el niño aprende a amar a otras personas, lo hace siguiendo el modelo de sus
vínculos de lactante. El trato de niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y
satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, además su madre lo acaricia, lo besa y lo mece, tomándolo como
sustituto del objeto sexual de pleno derecho. La madre despierta la pulsión sexual de su hijo.
Los niños se comportan como si su apego por las personas que los cuidan tuviera la naturaleza de un amor sexual. La
angustia de los niños es la expresión de su añoranza de la persona amada. El niño se comporta como un adulto, tan
pronto no puede satisfacer su libido, la muda en angustia.
La pulsión sexual conduce al niño, llegado a la madurez, hasta la elección del objeto sexual. Lo más inmediato para el
niño sería escoger como objetos sexuales a las personas a quienes ama desde su infancia, pero se erige la barrera del
incesto para implantar en él los preceptos morales que excluyen de la elección de objeto a las personas amadas de la
niñez. El respeto de esta barrera es una exigencia cultural de la sociedad, para establecer unidades sociales
superiores.
Pero la elección de objeto se consuma primero en la representación y es difícil que la vida sexual del joven que
madurapueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a
ejecutarse.
Al mismo tiempo se consuma uno de los logros psíquicos más importantes del periodo de la pubertad: el
desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores. El logro del desasimiento de la autoridad de los
progenitores, crea la oposición tan importante para el progreso de la cultura, entre la nueva generación y la antigua.
Se sale de la adolescencia con el logro de estas tareas psíquicas que postula Freud.

Lo real es la posibilidad biológica de reproducirse, son cambios en lo real, pero esto solo lo alcanza. Lo simbólico es
un cambio de posición, posición simbólica respecto de tener un hijo o de tener un proyecto, estudios, etc. Es decir,
asumir la paternidad y gozar de la sexualidad. Lo imaginario se da en la imagen del cuerpo que uno tiene a partir de
los cambios.
Hacerse cargo de su deseo tiene un costo, que es la muerte.

Wainsztein y Millan – Interpretar la metamorfosis de la Pubertad.

Con el advenimiento de la pubertad comienzan las transformaciones que han de llevar la vida sexual infantil hacia la
definitiva constitución normal. Se trata entonces de una nueva forma, de una nueva reorganización que recaerá
sobre la vida sexual infantil. La ambigüedad de la frase permite pensar que esta vida sexual no dejara de ser infantil
por esto, pero adquirirá una forma distinta. O sea hay una nueva reorganización retroactiva pero con los elementos
ya preestabelcidos. Las pulsiones se organizan por la novedad de la pubertad, el acto sexual.

La pulsión sexual que antes se relacionaba con partes del cuerpo propio encuentra x fin su objeto en el cuerpo del
semejante. En tanto el semejante no es ajeno a la vida sexual infantil y que tampoco aparece en la pubertad, sin
embargo es cierto que la presencia del semejante es absolutamente distinta. Se resignifica el hallazgo de objeto.

Hay una nueva forma de sexualidad. El a tiene un lugar importante. En relacion a el se asume una posición, se goza
de determinada manera.

Hay protofantasias que según Freud resurgen en la pubertad y que garantizarían el acto sexual:

 La primera corresponde a la escena primaria donde el niño asiste al comercio sexual de los padres, y su lugar
se define en relacion a la mirada.
 La segunda se ordena en el tiempo de comprender: el niño es seducido x una persona adulta, es el tiempo de
la id. Al semejante. Es la ilusión de que hay relacion sexual. Inversión de la demanda, mirar ser mirado. La
castración anticipa el momento de concluir.
 La castración no deja de producir sus efectos en lo real, al poner en juego la posibilidad de separación. El
momento de concluir, es el del sujeto que se realiza como corte de a.

Aberastury y Knobel – Adolescencia y Psicopatía.

Al investigar las perturbaciones y los periodos de crisis de los adolescentes, encontró que la definición del rol
femenino o masculino en la unión o procreación y los cambios corporales son el punto de partido de los cambios
psicológicos y de adaptación social.
Tanto las modificaciones corporales incontrolables como los imperativos del mundo externo, son vividos al principio
como una invasión. Esto lo lleva como defensa a retener muchos de sus logros infantiles. Tambien lo conduce a un
refugio en su mundo interno para reconectarse con su pasado y enfrentar el futuro. Estos cambios e los que pierde
su identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano cc e icc. El
adolescente no quiere ser como determinados adultos, pero elige a otros como ideales.
El adolescente se va modificación lenatamente, pues como toda elaboración de duelo exige tiempo para no ser una
negación maniaca.
La perdida que debe aceptar el adolescente al hacer el duelo por el cuerpo es doble: la de su cuerpo infantil cuando
los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo estatus, y la aparición de la menstruación
y el semen, lo cual le impone la definición sexual y el rol que tendrán que asumir. Esto exige el abandono de la
fantasia de doble sexo implícita, como consecuencia de su bisexualidad.
En la pubertad la aparición de una intensa actividad masturbatoria tienen el significado de una negación maniaca y
se acompaña de fantasias de unión. El adolescente suele fantasear con el objeto amoroso y esta fantasia tiene la
misma finalidad que el juego en el primer caso, elaborar la necesidad de pareja. La elaboración del duelo conduce a
la aceptación del rol que la pubertad le marca. Durante la laborar del duelo surgen defensas cuyo fin es negar la
perdida de la infancia, como la angustia y los estados de despersonalizacion, acompañando la menstruación y la
aparición del semen, tienen el significado de no aceptar que es en el propio cuerpo en el que se están produciendo
estos cambios.
Solo cuando el adolescente es capaz de aceptar simultáneamente los dos aspectos, el del niño y del adulto, puede
empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo y comienza a surgir su nueva identidad. Ese largo
proceso de búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de la perdida de la identidad
infantil que se produce cuando comienzan los cambios corporales. Es en esa búsqueda de identidad cuando
aparecen las patologías, que pueden llevar a confundir una crisis con un cuadro psicopático. En especial cuando
surgen determinadas defensas para eludir la depresión, como ser la mala fe, la impostura, las identificaciones
proyectivas masivas, la doble personalidad y las crisis de despersonalizacion.
El psicópata fracasa en la elaboración del duelo y no llega a la identidad adulta manifestando mucho de estos
síntomas sin modificación.
Cuando el adolescente adquiere una identidad, acepta su cuerpo y decide habitarlo, se enfrenta con el mundo y lo
usa de acuerdo con su sexo.
En cuanto al duelo por los roles, en la psicopatía la simbiosis de roles identificados proyectivamente y asumidos total
y masivamente en forma cruzada es un mecanismo defensivo. Eso seria la imposibilidad de asumir en su cuerpo la
existencia de un solo cuerpo y de defusionar la imagen de los padres adquiriendo una nueva forma de relación con
ellos.
En el adolescente las modificaciones en su cuerpo lo llevan a la estructuración de un nuevo yo corporal, a la
búsqueda de su identidad y al cumplimiento de nuevos roles. Tiene que dejar de ser a través de los padres para
llegar a ser el mismo. No solo el adolescente padece este largo proceso sino que los padres tienen dificultades para
aceptar el crecimiento a consecuencia del sentimiento de rechazo que experimentan frente a la genitalidad y a la
libre expansión de la personalidad que surge de ella. Esta incomprensión y rechazo se encuentran muchas veces
enmascarados bajo la otorgación de una excesiva libertad que e adolescente vive como abandono. Este se siente
inminente de perder la dependencia infantil en momentos en que esa dependencia es necesaria. Cuando la
conducta de los padres indica una incomprensión, la labor del duelo se dificulta.
Se trata de que cuando mas crece su cuerpo, mas infantil se encuentra el adolescente. Estos conflictos lo llevan a la
necesidad de planificación. No puede hacer planes sobre su propio cuerpo o sobre sus identidades que muchas veces
lo invaden tanto como el crecimiento corporal, y recurre entonces a la planificación y a la verbalización, que cumple
el mismo fin defensivo que la omnipotencia del pensamiento. Pronunciar la palabra es como realizar el acto. La crisis
puberal determina un autismo defensivo y la impotencia despertada por la continua frustración frente al mundo real
externo dificulta su salida hacia ese mundo y lo hace refugiar en la planificación e ideologías. Que si se estabilizan, lo
aíslan cada vez mas, del mundo. Una de las manifestaciones de su crisis es el alejamiento del mundo para refugiarse
en un mundo interno que es seguro y conocido. Existe también el temor a lo nuevo. Pero cuando aparece el
elemento nuevo, la posibilidad de llevar a la acción lo que hasta entonces era fantasia, no solo incrementa la
angustia, sino que esta toma nuevas características que exigen nuevas defensas.

El psicópata necesita estar con gente, su forma de comunicación se da a tares de la acción y necesita de los otros
para realizarala. Busca estar acompañado para no sentir su propia soledad. Tiene un insigth defensivo sobre lo que el
otro necesita y lo utiliza para su manejor. Es manifiesta la compulsión a actuar y la dificultad para pensar. Y la acción
no tiene el valor instrumental de adquirir experiencia.
El adolescente necesita estar solo y replegarse en su mundo interno. Le es necesario para salir a actuar al mundo
exterior. Esta mas ocupado en conocerse que conocer a los demás. Piensa y habla mucho mas que lo que actua. Cree
en la comunicación verbal y la necesita. Se frustra si no es comprendido y escuchado. Cuando se produce un fracaso
puede recurrir al lenguaje de acción y eso se hace muy evidente en la compulsión a actuar delicitivamente. El
adolescente entra ya dentro de cierta psicopatía.

La identidad lograda al final, si bien tiene su relación con las id. Del pasado, incluye todas las del presente y también
los ideales hacia los cuales tiende. La formación de la identidad comienza con la vida misma pero el logro de la id.
Sexual exige la libre experimentación y atraviesa fluctuaciones. La elaboración del duelo por el cuerpo y por la
infancia del doble sexo conduce a la id sexual adulta, a la búsqueda de pareja y de cratividad. Cambia asi la relación
con los padres. El logro de la id y la independencia lo conduce a integrarse al mundo adulto y actuar con una
ideología coherente con sus actos.
Peter Blos Doltó Wainsztein y Millán
Distingue entre: La A implica que el desasimiento de la autoridad La A es el conflicto entre:
> Conflicto Generacional: paternal se traduzca en formas novedosas de - Cuerpo real: en crecimiento, hay cambios. Flores que
- Tarea normativa de la A. acción sobre el mundo. No de rebeliones ruidosas, aparecen en el florero y que el sujeto nopuede reconocer.
- Necesario para la madurez. sino de la posibilidad de que las fantasías de la - Cuerpo imaginario: imagen que el sujeto tiene de sí.
- Necesario para la niñez cedan lugar a proyectos, con aparición de Hay un retorno del cuerpo fragmentado porque no coincide la
reestructuración psíquica A: deseos propios y una actividad en el terrreno de la imagen que tiene de sí con la del espejo.
el syo pierde poder y realidad. Los cambios coporales: Devuelven la imagen del cuerpo
adquiere más autonomía el fragmentado; Certifican lo que antes faltab; Rompen la fantasía
yo. La A es una fase de mutación de bisexualidad. Falla la anticipación de la imagen.
- Es con los padres o adultos. - Los padres dejan de ser una valor de referencia De ahí viene la incomprensión ¿quién soy? ¿qué me pasa?
- Se sitúa a partir de la - Adquiere valor el grupo de pares En la pubertad se descubre el n° 1 de la serie. La serie inaugura
maduración sexual, de los - Las personas ajenas tienen un papel importante los cambios corporales que son los caracteres sexuales
cambios corporales. secundarios (cambio de voz, basrba, senos, menarca,
- Hay desvinculación Muerte de la infancia eyaculación).
emocional de lo antiguo y Todos estos cambios repercuten en lo imaginario.
acercamiento a lo nuevo. Inopia: Debilidad de la adolescencia.
> Brecha Generacional: Como defenza ante esta debilidad aparecen: Tiempos lógicos:
- Mecanismo de - El negativismo - Ver: el chico descubre en la mirada del Otro los caracteres
distanciamiento espacial e - La depresión sexuales sexundarios que se hacen evidentes. Es un momento
ideológico. de revelación.
- Hay una ruptura violenta La sexualidad puede ser un recurso ante la - Reflexionar: empieza a comprenderse a sí mismo; a tramitar la
en vez de resolver el depresión. Pero la sexualidad no es sino a pregunta ¿quién soy yo? ¿qué
conflicto. través de: me está pasando? Empiezan las teorizaciónes
- Resultado: se detiene el - La imaginación respecto a la vida, a la muerte, al amor.
proceso A. No se dan la - La masturbación: es una trampa porque se libera - Concluir: Se concluye en el acto sexual. Se pasa
maduración ni la salida tensión pero se tiene menos energía para buscar del autoerotismo al erotismo en relación con el otro.
exogámica. en el mundo el objeto de satisfacción.
Va a compañada de fantasía (se anticipa el Interpretación de metam.de la pubertad:
encuentro con el otro). Umgestaltum, um=cambio, gestalt=forma, figura,
talla, personaje.Una nueva forma recaerá sobre la
No hay ritos de iniciación que marquen la ruptura vida sexual infantil.
con la infancia, y el ingreso del niño En el pasaje del autoerotismo al hallazgo de
en la sociedad adulta. objeto, ¿de qué objeto está hablando?
Los RI son ceremonias públicas ligadas a la No se trata del objeto de la pulsión, porque este
introducción del iniciado en la cultura. no se encuentra sino que se rodea. Tiene que ver con el objeto
La ausencia de ritos aumenta el sentimiento de a, que caracterizaban la sexualidad autoerótica. Pero ahora este
inseguridad y de no pertenencia. El grupo de objeto lo encuentra
apoyo puede llenar parcialmente ese vacío. en el cuerpo del semejante, es exogámico. El sujeto
Los proyectos que emprenden los A pueden se va a vincular con el otro.
hacer de puente entre la niñez y la adultez, En la pubertad se concreta el acto sexual, porque
toman un valor aprox. a los ritos. Serían un el sujeto está preparado biológicamente para la
indicador de autonomía frente a los padres. reproducción. Por eso la pulsión se vuelve altruista.

En la A se produce la segunda Protofantasías en la pubertad:


vida imaginaria: los modelos ya no son - Escena primaria: el niño asiste al comercio
intrafamilliares sino exteriores. sexual entre los padres, y su lugar se define en
El A pone su empeño en triunfar relación a la mirada. Se vincula con el momento de
socialmente. Dirige su energía a: ver. En esa escena el niño es objeto “a” bajo la
- Grupo de pares forma de la mirada.
- Vida imaginaria: TV, lecturas, juegos - Escena de seducción: El niño es seducido
por una persona adulta; es el tiempo de la
Los modelos famililares no se pueden identificación al semejante. Es la ilusión de que
abandonar sin tener modelos de relevo. “hay relación sexual”. La relación con el otro es
recíproca, estaría esta posibilidad relación sexual,
Salida de la adolescencia: cuando el niño se posiciona en relación al otro como
la angustia de sus padres no les semejante. Tiene que ver con el tiempo de
produce un efecto inhibidor. Es comprender.
la inmunidad del A frente a la - La amenaza de castración: está
angustia que un proyecto suyo referida a una parte del cuerpo, cuya dimensión
podría generar en los padres. imaginaria produce sus efectos en lo real, al poner
en juego la posibilidad de un corte, de una
separación. Tiene que ver con el tiempo de
concluir.

En la pubertad estas fantasías se reactualizan. Son la


operación lógica de separación del otro. Se separa S y
“a” a partir de la 3° protofantasía.

Aberastury Freud Arcaute

14
El punto de partida de las Freud habla de la metamorfosis de la pubertad. La A no es un cambio biológico o una etapa cronológica sino una
perturbaciones y crisis de la construcción sociocultural.
A es el cuerpo. Los cambios Con la llegada de la pubertad llega a su fin el
corporales (caracteres periodo de latencia y se inicia el segundo momento Concepciones del imaginario social:
sexuales secundarios) son el de la sexualidad. - Los A son seres inundados de hormonas que empujan el
punto de partida de los cambio biológico. Esto es un error, el humano es un ser de
cambios psicológicos y de Desde el punto de vista pulsional, se produce la lenguaje y no de instinto.
adaptación social. Son subordinación de las pulsiones parciales bajo el Sin cambio biológico no hay pubertad, pero lo que nos saca de
desencadenantes lógicos y primado de la genitalidad. los biológico es que lo real del cuerpo debe ser trabajado desde
no cronológicos. lo Simbólico y lo Imaginario.
La oposición fálico-castrado deja su lugar a la - Los adolescentes son una clase homogénea. En realidad son
El A tiene que elaborar 3 diferenciación masculino-femenino. muy diferentes unos de otros. podemos trazar generalidades sin
duelos: olvidar que son abstracciones que no se pueden aplicar al caso
> Por el cuepo infantil: es La corriente sensual y la tierna confluyen en un concreto.
doble. Se tiene que aceptar mismo objeto amoroso. - Los A son siempre rebeldes y en conclicto con sus padres. Sin
la pérdida del cuerpo de embargo, aunque se vuelve hacia sus pares, la familia sigue
niño y de la fantasía de La pulsión se pone al servicio de la reproducción teniendo un peso importante. La elección del grupo de pares
bisexualidad. como una nueva meta. suele estar incluida por los valores de la familia de origen,
> Por la identidad infantil: tienden a elegir compañeros de familias similares a la suya.
los cambios que ocurren los En la pubertad se produce el hallazgo de objeto. El
llevan a perder su identidad encuentro del objeto es propiamente un El concepto de A aparece en la edad industrial, cuando se
de niño y buscar una nueva reencuentro, como un retorno a la primitiva complejiza la tarea productiva y entonces se necesita de un
identidad. Cuando puede satisfacción sexual ligada con la absorción de periodo prolongado de aprendizaje para salir al campo
aceptar simultáneamnte los alimentos, con el pecho materno como objeto. laboral. En las sociedades tradicionales no era
aspectos de niño y de Si en la primera infancia la pulsión es autoerótica, necesario.
adulto, puede empezar a en la pubertad surge un nuevo fin sexual. Lo más
aceptar su cuerpo y habitual para el niño será elegir como objeto a URRESTI
comienza a surgir su nueva aquellas personas que ha amado desde su niñez.
identidad. Pero la barrera del incesto va a excluirlas por ser
> Por los padres de la A y juventud no son conceptos naturales, son conceptos
parientes consanguíneos. La elección de objeto culturales, creados y construidos socialmente.
infancia: el A siente la recaerá entonces sobre un objeto exogámico.
amenaza de perder la Lo cultural se define por medio de signficantes y en los
dependencia y de aceptar significantes reina la ley de la oposición y la diferencia.
Junto a esta elección viene el desasimiento de la Entonces, la palabra joven sólo puede existir en oposición a la
responsabilidades. Se autoridad de los padres. Se trata de un proceso
debate entre el deseo de palabra viejo.
psicológico que implica una regresión psíquica Para definir la juventud es necesario definir la adultez. Un
libertad y el temor a que se porque
lo deje de tratar como un adulto es aquel que establece su vida por fuera de la familia de
se reactualiza la cuestión edípica. origen, se autosustenta y forma una nueva familia. La juventud
niño.
es el momento de moratoria enque se suspenden
En esta regresión psíquica, se tienen que aflojar los momentáneamente ciertas presiones de la sociedad. Se le dan
El trabajo psíquico que lazos
tiene que hacer el A es ciertos permisos que en adelante no se le van a permitir.
de los objetos primarios (padre, madre) par asalir
procesar estos duelos. y El conflicto principal de la A es el conflicto generacional. Más
buscar un objeto afuera. Esto implica un corte, que la estética o l moratoria social, lo que define al joven es su
Los padres tendrían que pero no
acompañar posicionamiento frente a la generación anterior.
afectivo porque los vínculos primarios están para La diferencia entre los A y los viejos, a favor de los A, es el
estos duelos. Suelen ocsilar toda
entre: capital temporal"
la vida, pero hay que hacer un proceso de
- Incomprensión y rechazo: desvinculación
no permiten que salgan y se libidinal, que es la desvinculación emocional de lo
vinculen que fue
con otros. propio de su niñez para proyectarse más hacia el
- Demasiada libertad: futuro.
dificultad en la pusta de Hay que desvincularse de esos objetos, porque si el
límites, que sujeto
es vivida como abandono. sigue ligado a ellas trae problemas. Este es el
proceso
psíquico que tendría que hacer el sujeto
adolescente y que
implicaría la reestructuración psíquica para el
avance de
la civilización.

15
Unidad 3
Ficha de catedra: Adolescencia y familia.
La estructura de la familia es la misma y posee términos visibles, consientes y otros que no lo son. El problema es
que hay “otra familia”, de contornos difusos y en su mayor parte inconsciente que solo se torna visible en sus
efectos en los momentos de crisis.
El sociólogo PARSONS hace un análisis de la familia norteamericana y se guía por la terminología del parentesco
para establecer la estructura social. Se vale del instrumento del significante, dado que la familia es un constructo del
todo dependiente del orden simbólico. WARNER, otro sociólogo, propone el término de “familia de orientación” en
la cual el individuo nace y se educa, y la “familia de procreación” la que este a su vez forma al llegar a la adultez. Lo
que subyace a esta distinción es el lugar del sujeto: como hijo o como padre. La complejidad de parentescos remite
a lugares simbólicos equivalentes. El apellido se trasmite por vía patrilineal.
La falta de denominaciones específicas a medida que nos alejamos del núcleo familiar de referencia nos está
indicando la primacía de la unión conyugal seguida de la procreación. Siempre la denominación tiene valor en tanto
da cuenta de una situación relacional.
Antes, RADCLIFF- BROWN propuso la “familia elemental”, que era una pareja y sus hijos, a los que adscribió tres
tipos d ordenes de relaciones, según vincularan a estos entre sí (primer orden); vincularan a dos familias elementales
por media de un miembro en común y, de tercer orden, cuando la relación era un poco más alejada del núcleo
básico.
LEVI- STRAUSS toma en cuenta la estructura subyacente, inconscientes que arman las relaciones de parentesco.
Propone dos subsistemas de parentesco: el primero la “relación de parentesco” y el segundo “el subsistema de
sentimientos” que se superpone con el primero mediante una relación de actitudes obligatorias o prohibidas. El
primer sistema es del orden de lo manifiesto. El segundo es más latente, y cuando no coinciden con la articulación
prescripta se producirá algún tipo de malestar psíquico.
Radcliffe se centran en la relación consanguínea, mientras que Levi en los términos de un intercambio y alianza entre
familias, que solo en parte es consciente. Una conceptualización alejada de la biología. El concepto de intercambio
es inconsciente y en su base está el tabue del incesto que empuja al exterior de la familia de origen. Además,
propone tres tipos de relación de consanguineidad, de alianza: marido y mujer, y de filiación: padres-hijos. Para él, el
grupo familiar es un sistema de relaciones entre dos familias y esto la aleja de las descripciones que se basan en la
familia nuclear. El hombre se separó de la naturaleza cuando estableció la prohibición del incesto, indispensable para
promover la alianza de familias. La oposición individuo- sociedad o familia- sociedad es artificial, desde que los
mismo ideales vienen dados desde otro, que es lugar simbólico y ajeno al sujeto.

FAMILIA E IDENTIFICACIÓN
La formación de la familia nuclear implica la relación de un representante de una familia con un miembro de otro. El
trabajo en la clínica necesita conocer las constelaciones que trascienden el marco de la familia nuclear.
Para LACAN la prehistoria del sujeto es la historia de las relaciones familiares fundamentales que estructuran la
unión de sus padres. La subjetividad va a constituirse viniendo desde afuera, se ve la incidencia paterna en los
avatares neuróticos del hijo.
Se puede pensar la familia como la estructura humana de cría, una organización que corporiza pactos implícitos y
explícitos, que involucran de alguna manera al resto de la sociedad. Para empezar hay dos subgrupos con una
diferencia de edad, pero estructuralmente por una distinta posición simbólica: padres- hijos. Lo que define esos dos
lugares es una cuestión de orden simbólico. La filiación, lo que nombra que alguien es hijo o nieto tiene como
condición previa el acceso al significante.
Entre hijos y padres se plantea una asimetría. Esto implica que las vivencias serán compartidas, pero desde lugares
diferentes. Desde el lugar de los padres vendrán las primeras identificaciones, que tienen que ver con ellos mismos
como sujetos, en el contexto de una historia familiar y una tradición social e histórica.
La estructura de cada familia es el complejo de relaciones entre sus integrantes. Para las estructuras sociales, las
familias también son inconscientes y por eso actúan con especial eficacia sobre la mirada y las decisiones que se
toman dentro de la familia. Los nombres propios, los espacios reales que ocupan sus integrantes, son algunos de los
indicadores que podemos tomar para develar dicha estructura.
Las identificaciones son siempre a rasgos y no incluyen solamente a los padres, donde hay algo de la estructura
familiar.

16
Los deseos de los padres son fundamentales a la hora del despegue filial. ¿De qué manera se trasmiten? Por el
discurso parental, incluyendo toda la estructura familiar. Ni siquiera es necesario que ese discurso sea explicito,
basta con que tenga alusiones significantes. Y esta el otro discurso, el de las acciones, lo que efectivamente hace un
adulto frente a ciertos momentos de la vida. Cuando se habla de reinscripción del complejo de Edipo trata de un
reposicionamiento, de lo que fue su dialéctica “alieancion-separacion” respecto de las imagos parentales.

EL TIEMPO FAMILIAR Y LAS FUNCIONES


URRIBARI compara la familia con un organismo, la cual tiende a la homeostasis y la llegada de un hijo a la
adolescencia la quiebra. La genitalidad de sus hijos, la preeminencia cada vez mayor que va tomando lo externo a la
familia los descoloca. Los cambios corporales del púber, obligan también a los padres a una reevaluación de la
imagen propia.
El funcionamiento de una familia es un complejo en el que los lugares y los personajes se intercondicionan.
Cualquier modificación en uno de ellos repercute en los demás.
La familia transita un ciclo vital, marcado por el momento que transita el hijo mayor. La entrada de la adolescencia
de este modifica todo el equilibrio previo. Esta es la segunda modificación (la primera es la llegada del hijo) la
entrada de la adolescencia es donde aparece la capacidad cognitiva y muscular que le da al adolescente su carácter
ambivalente.
Dentro de ese juego no es indiferente quien hace cada cosa, y las conductas del adolescente varían según se trate
del padre o la madre. Se reactivan, por regresión, conductas que anclan en la fase anal y estas se combinan con los
esfuerzos de desasirse de la autoridad parental. Aparecen las desorganizaciones en los tópicos con la limpieza, el
orden, etc. Esto tiene su contracara, que son los esfuerzos adaptativos del adolescente con sus nuevas condiciones
libidinales, corporales y externas. La relación del padre con su hijo son las que tengan que ver con lo permitido y lo
prohibido.
No es lo mismo la familia recién formada que aquella en la que los hijos mismos empiezan a formar las propias. La
condición necesaria pero no suficiente, es la de hallazgo de objeto. Empieza a haber una familia cuando se incluye en
esa pareja la idea de hijo, la posibilidad de un proyecto.

FAMILIA Y POSICIONAMIENTO SEXUAL


Una de la funciones de la familia, complejo de Edipo mediante, es sexualizar al sujeto, promoviendo una cierta
relación de conformidad entre sus personalidad imaginaria y su sexo biológico. La cultura, ordena y trata de
armonizar lo que ella mismo define como principios femeninos y masculinos. A la herida narcisista aludida al
descentramiento del sujeto, el hombre debe agregar que ni siquiera depende de su decisión consiente la elección de
la que será su sexualidad.
El discurso, la sexualidad y el deseo nos vienen desde otro, lo que pensamos siendo lo mas intimo de nuestro ser,
es en realidad una falta en ser, una doble dependencia externa, porque no solo es de los padres sino de ese discurso
sin persona concreta que lo profiera. Ningún imago es más sustantiva para el adolescente que la del padre. Solo que
en el proceso de desasimiento, estos enterraran su originaria alta estima frente a los descubrimientos que se
desarrollan en el mundo real, extra familiar.

EL NOMBRE PROPIO Y LAS IDENTIFICACIONES EN JUEGO.


El nombre es un significante de rango especial, está destinado a ser el portador del ser del sujeto que lo lleva. El
nombre propio como significante que es, va a colocarse en cierta relacion con el resto de los significantes familiares.
El ser no se sostiene de un parecido físico con cual o tal familiar, si con lo que sus otros significativos dicen acerca de
esas supuestas semejanzas. El nombre propio surge del Otro. El apellido sitúa al sujeto en una sucesión. Es el orden
simbólico. No por nada Lacan llamo “nombre del padre” al operador psíquico que preside la operación de separar al
hijo del deseo de su madre. Esta operación le permitirá el despliegue subjetivo del hijo. El nombre estará indicando
una relación del deseo de los padres con el lugar simbólico que eligen para su hijo.

LOS ESPACIOS FÍSICOS: ARQUITECTURA Y SIGNIFICACIONES FAMILIARES.


Cuando una familia está funcionando normalmente, llegado el momento, los padres se encargaran de separar a los
niños de ellos, lo cual tiene también un segundo significado: ir otorgándoles un lugar simbólico propio. Los espacios
arquitectónicos de la casa se pueblan también de significaciones inconscientes. Se ve entonces, la significación

17
inconsciente que tienen tanto los nombres como los espacios familiares. Nos dan un indicio de la estructura de
relaciones subyacentes que va encaminando sus acciones y sus lecturas de la realidad sin que ellos lo sepan.

FREUD
Cap. VII - IDENTIFICACIÓN
El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra
persona. Desempeña un papel en la prehistoria del complejo de Edipo.
El varoncito manifiesta un particular interés por su padre tomándolo como ideal. Emprende también una cabal
investidura de objeto de la madre según el tipo de apuntalamiento.
Entonces tiene dos lazos psicológicamente diversos: Con la madre una directa investidura sexual de objeto, con el
padre una identificación que lo toma por modelo. Ambos coexisten en el tiempo, pero la unificación de la vida
anímica avanza, y ambos lazos confluyen y asi nace el complejo de Edipo normal.
El niño nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre, y su identificación con el se vuelve hostil, y pasa a
ser idéntica al deseo de sustituir al padre también junto a la madre. La identificación desde el comienzo es
ambivalente. Se comporta como un retoño de la primera fase oral, de la organización libidinal, en la que el objeto
anhelado y apreciado se incorpora por devoracion y asi se aniquila como tal.
Puede ocurrir que el Complejo de Edipo experimente una inversión, que se tome por objeto al padre en una actitud
femenina, un objeto del cual las pulsiones sexuales esperan su satisfacción, en tal caso la identificación con el padre
se convierte en precursora de la ligazón de objeto que recae sobre el. (Lo mismo para la niña con sus
correspondientes sustituciones)
Entonces es fácil expresar una fórmula que distinga entre una identificación de este tipo con el padre y una elección
de objeto que recaiga sobre él. En el primer caso, el padre es lo que uno querría ser. (Identificación) y en el segundo,
lo que uno querría tener. (Elección de objeto) La diferencia depende de que la ligazón caiga sobre el sujeto o el
objeto del yo. La primera ligazón es posible antes de toda elección sexual, la identificación aspira a configurar el yo
propio a semejanza del otro, tomándolo como modelo.
La identificación en el caso de una formación neurótica del síntoma: que una niña reciba el mismo síntoma de
sufrimiento que su madre. Has querido ser con tu madre, para tener el amor del padre, entonces ahora lo eres al
menos en el sufrimiento. “La identificación remplaza a la elección de objeto, la elección de objeto ha regresado hasta
la identificación” La identifacion es la forma primera y mas originaria forma del lazo afectivo, bajo las constelaciones
de la formación del síntoma. Puede ocurrir que la elección de objeto vuelva a la identificación, que el yo tome sobre
si las propiedades del objeto. En estas identificaciones el yo copia a la persona no amada, y en el otro a la persona
amada. En los dos casos la identificación es parcial, toma un único rasgo del objeto.
Hay un tercer caso de formación de síntoma en que la identificación prescinde por completo de la relación de objeto
con la persona copiada, es el mecanismo de la identificación sobre la base de poder o querer ponerse en la misma
situación, empatía. Las otras querrían tener una relación secreta. La empatía nace solo de la identificación.
Tres fuentes:
 La identificación es la forma mas originaria de ligazón afectiva con un objeto
 Pasa a sustituir a una ligazón libidinosa de objeto via regresiva, mediante introyeccion del objeto en el yo.
 Puede nacer a raíz de cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona que no es un objeto de
las pulsiones sexuales. Mientras mas significativa sea esa comunidad mas exitosa será la identificación
parcial, y asi corresponder a una nueva ligazón. La ligazón reciproca entre los individuos de la masa tienen la
naturaleza de una identificación de esa clase.

Homosexualidad: se identifica con la madre, se trasmuda en ella y busca objetos que puedan sustituirle al yo de él, a
quienes él pueda amar y cuidar como lo experimento de su madre.
En la melancolía la pérdida real o afectiva del objeto amado es una introyección del objeto, rasgo principal de estos
casos es la cruel denigración de si del yo, con amargos autorreproches, y autocriticas, la sombra del objeto ha caído
sobre el yo. Nos muestran al yo dividido que entra en conflicto con sí mismo.
Al ideal del yo le atribuimos la observación de si, la conciencia moral, la censura onírica, y el ejercicio de influencia en
la represión. Es la herencia del narcisismo originario, en el que el yo infantil se contentaba a sí mismo. Su origen son
las influencias de las autoridades, sobre todo de los padres.

Identificación Adolescente:

18
 Se constituye el Yo: por identificaciones infantiles que caen y ocupan ese lugar de pares externos. Los A
comparten un mismo objeto puesto en un ideal.
 Camino a la reestructuración psíquica
 Se ponen en cuestión las identificaciones

VIII: ENAMORAMIENTO E HIPNOSIS


El enamoramiento es una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de alcanzar la
satisfacción sexual directa, lograda la cual se extingue, es lo que se llama amor sensual, común. La situación libidinal
no es tan simple.
En la primera fase (concluida por lo general a los 5 años) el niño había encontrado un primer objeto de amor en uno
de sus progenitores, en él se habían reunido todas sus pulsiones sexuales que pedían satisfacción. La represión
obligo a renunciar a esas metas infantiles y dejo como secuela una profunda modificación de las relaciones con los
padres. El niño permaneció ligado a ellos, pero con pulsiones de meta inhibida. Los sentimientos que en adelante
albergan hacia esas personas reciben la designación de tiernos. La corriente originaria, aspiraciones sensuales,
persisten en el inconsciente en plenitud.
Con la pubertad se inician nuevas aspiraciones dirigidas a metas directamente sexuales, en casos desfavorables
permanecen divorciadas en calidad de corriente sensual, de las orientaciones tiernas. Es más común que el
adolescente logre cierto grado de interés por el amor no sensual, celestial, su relación con el objeto sexual se
caracteriza por la cooperación entre pulsiones no inhibidas y pulsiones de meta inhibida.
Hecho de sobreestimacion sexual: el hecho de que el objeto amado goza de cierta exención de la crítica, sus
cualidades son mucho mas estimadas que en las personas a quienes no ama. Se ama sensualmente al objeto en
virtud de sus excelencias anímicas.
Idealización: es el afán que falsea el juicio. El objeto es tratado como el yo propio, y en el enamoramiento afluye al
objeto una medida mayor de libido narcicista. El objeto sirve para sustituir un ideal del yo propio alcanzado. Se ama
en virtud de perfecciones a que se ha aspirado para el yo propio, y que ahora a uno le gustaría procurarse, para
satisfacer su narcisismo.
Si la sobreestimación sexual y el enamoramiento aumentan el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más
modesto y el objeto se hace más valioso y grandioso, llega a poseer todo el amor de si mismo del yo, y la
consecuencia natural es el autosacrificio de este. Entonces el objeto ha devorado al yo (humillación, restricción de
narcisismo, perjuicio de si). El objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo: en la ceguera del amor, uno se
convierte en criminal sin remordimientos.
En la identificación el yo se ha enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha introyectado. Y en el
enamoramiento el yo se ha empobrecido, se ha entregado al objeto, le ha concedido el lugar de ingrediente más
importante. En la identificación el objeto se ha perdido o resignado, y se lo vuelve a erigir en el interior del yo, y el yo
se altera parcialmente según el modelo de objeto perdido. En el enamoramiento el objeto se ha mantenido y es
sobreinvestido como tal por el yo a sus expensas.

Una situación similar al enamoramiento es la que sucede en la hipnosis; se da la misma sumisión humillada, igual
obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto amado. El hipnotizador también ha ocupado
el lugar del ideal del yo, solo que en el vínculo hipnótico se da una entrega enamorada irrestricta que excluye toda
satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento esta última pospone solo de manera temporaria y permanece
en el trasfondo como meta posible para más tarde. El vínculo hipnótico, haría referencia entonces a una formación
de masa de dos, donde hay una ausencia de aspiración directamente sexual que lo separa del enamoramiento.
En base a todo lo que se habló hasta aquí, podemos decir que una formación de masa, la cual tiene un conductor y
no puede adquirir secundariamente las propiedades de un individuo, es una multitud de individuos que han puesto un
objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí en su yo.

IX: INSTINTO GREGARIO


Las características de los lazos entre la masa, a saber, la falta de autonomía y de iniciativa para el individuo, la
uniformidad de su reacción con la de todos los otros, y el rebajamiento a individuos- masa, muestra la regresión a un
estado anterior donde el individuo era demasiado débil para hacerse valer por sí solo. Viéndose obligado a aguardar
su potenciación por la repetición uniforme de parte de los otros.

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Los fenómenos anímicos que se han descrito en la masa, lo deriva Trotter de un instinto gregario innato en el
hombre. El instinto gregario, es algo primario. Es otra expresión de la tendencia de los seres vivos, tendencia que
arranca de la libido a formar unidades cada vez más amplias. El sujeto se siente incompleto cuando está solo, la
angustia del niño sería una exteriorización de este instinto gregario. Oponerse al rebaño seria separarse de el, y por
eso se lo evitara con angustia. Ahora bien, el rebaño desautoriza lo nuevo. El instinto gregario sería algo primario, no
susceptible de ulterior descomposición.
Trotter no atiende suficientemente al papel del conductor dentro de la masa, nosotros nos inclinamos mas bien por
el juicio opuesto, a saber que la esencia de la masa no puede concebirse descuidando al conductor. El instinto
gregario no deja sitio alguno al conductor, este se añade al rebaño solo de manera contingente.
No es fácil perseguir la ontogénesis de la pulsión gregaria. Sin embargo, en la interpretación de la angustia del niño
en el rebaño, se calma solo con la llegada de uno de estos extraños. Además por un largo tiempo no se observa en el
nada de un instinto gregario o sentimiento de masa. Este se forma cuando los niños son muchos en una misma casa
y a partir de la relación con sus padres, y se forma en verdad como como reacción frente a la envidia incipiente con
que el niño mayor recibe al más pequeño. Aquel por celos querría desalojar al recién llegado, mantenerlo lejos de los
padres. Pero en vista de que este niño es amado por los padres de igual modo, es compelido a identificarse con los
otros niños y asi se forma en la cuadrilla infantil un sentimiento de masa o comunidad, que en la escuela halla su
ulterior desarrollo.
Rivales al comienzo, han podido identificarse entre sí por su parejo amor hacia el mismo objeto.
Lo que más tarde hallamos activo en una sociedad en calidad de espíritu comunitario no desmiente este linaje suyo,
el de la envidia originaria. Ninguno debe querer destacarse, todos tiene que ser iguales y poseer lo mismo.
La justicia social quiere decir que uno se deniega muchas cosas para que también los otros deban renunciar a ellos o,
lo que es lo mismo, no puedan exigirlas. Esta exigencia de igualdad es la raíz de la conciencia moral social y el
sentimiento de deber.
El sentimiento social descansa, en el cambio de un sentimiento primario hostil en una ligazón de cuño positivo de la
índole de una identificación. Dicho cambio parece consumarse bajo el influjo de una ligazón tierna común con una
persona situada fuera de la masa.
No olvidemos que la exigencia de igualdad de la masa solo vale para los individuos que la forman, no para el
conductor. Todos deben ser iguales entre sí, pero todos quieren ser gobernados por uno. Muchos iguales que
pueden identificarse entre si y un único superior a ellos. Osemos por eso corregir el enunciado de Trotter según el
cual el ser humano es un animal gregario, diciendo que es más bien un animal de horda, el miembro de una horda
dirigida por un jefe.

DOLTO – LA CAUSA DE LOS ADOLESCENTES


CAPITULO 10: Los suicidios adolescentes una epidemia ocultada
Es difícil realizar estadísticas internacionales sobre el suicidio. Se llevaron a cabo estudios en diferentes países. Se
realizó un estudio sobre el tema en un conjunto de países, por la Agencia de la Salud Mental de la OMS. Algunos
datos fueron:
 Sea cual sea el país, la proporción de suicidios entre los muchachos es superior a la de las chicas. Las tasas
más fuertes se encuentran en Europa centra o continental. (Suiza, Austria, Hungría, Japón, Dinamarca,
Suecia) los países de coeficientes más bajos son Italia, Países bajos, reino unido, España y noruega. La
evolución no coincide con el desarrollo de la crisis económica.
 Prevenciones: la idea de los centros comunitarios que se ocupen del problema del suicidio se remonta a
1906 cuando se abrieron dos centros en el mundo. Sus fines eran mas ayudar a las personas quehbaian
hecho una tentativa de suicidio que intervenir en el acto en si. Hoy los países industrializados tienden cada
vez mas a poseer organizaciones de lucha contra el suicidio. En algunos países la prvencion se efectua a nivel
de la ayuda social y moral a los deprimidos.
 En Inglaterra la tasa de suicidios es baja, la diferencia con el resto de Europa puede deberse a: la relativa
dificultad de procurarse venenos mortales, el mejoramiento de las prestaciones sanitarias y sociales y la
evolución económica.
 En Japon la angustia de los adolescentes ante el fracaso escolar, las tensiones por la competitividad, la
dependencia emocional son factores que influyen.
 En EEUU, según la ley norteamericana los suicidios jamas han sido un crimen. Los números de suicidios entre
los jóvenes de 15 a 24 años se ha doblado en 20 años, aunquen hay 3 veces mas tentativas entre las chicas,

20
los muchachos tiene éxito 4 veces mas. Las razones son difificles de determinar y variadas según los casos.
Puede deberse a falta de seguridad y de identidad debido a los cambios en la calidad de vida familiar
(creciente número de divorcios, movilidad frecuente de las familias, fenómenos sociales como utilización de
drogas y alcohol, presión del fracaso escolar, angustia ante el futuro, miedo a una guerra nuclear).
Suicidas por contagio: existieron epidemias de suicidios, no se puede comprobar, pero parecería que puede
ser contagioso.
Prevencion: Creacion de centros de prevención, creación de centros de investigación sobre el suicidio,
creación de programas escolares de prevención.

Nombrar la muerte: como prevención


El número de niños depresivos que quieren morir es mas considerable de lo que se piensa, pero no tienen ocasión de
decirlo. Solo pueden manifestarlo por la negativa a autoestimarse: el sujeto se desprecia, y desprecia a la persona
que se ocupa de él, porque él es despreciable. Es importante que los niños no se sientan despreciados. Cuantas
parejas se rompen porque hay un niño, y los niños sufren terriblemente por ello, se sienten culpables, se sumen a la
depresión, son violentos exteriormente o contra si. No siempre el niño tiene necesidad de ser ayudado, pero cuando
se dice con palabras en lugar de ser significado con comportamientos eso se vuelve humano. Hay que mencionar
aquello que se reprime, poner en palabras. Si lo que se calla llega a la adolescencia es bastante difícil de extirpar.
Puede ser útil el psicodrama para niños que somatizan y verbalizan poco.

Las ideas de suicidio son algo imaginario, y el deseo de llegar verdaderamente al suicidio es mórbido. La frontera
entre ambos es delicada. Sería deseable hablar con más franqueza de la muerte y de su enfoque a los adolescentes
que tienen problemas. Por lo general los adultos prefieren no hablar de la muerte, pero cuando algo sucede quieren
creer que fue un accidente. Aunque el gesto no estuviera premeditado, formaba parte del deseo inconsciente de
suicidio en un intento de que el exterior se adapte a la fantasía.
En el adolescente se ve la pérdida del deseo: los padres no tienen valor y su propia vida carece de valor.
Ya no hay estructuras, la falta de estructuras es lo propio de la adolescencia: lo sano. Al adolescente la sociedad lo
deja de lado, no es nada en relación con lo que era antes. Los padres de los adolescentes ya no pueden hacer nada,
no tienen salida. Pero es la sociedad que los rodea la que puede actuar: padrinos, tios, tias. La cosa va muy bien
cuando los que intervienen son personas diferentes de los padres. Los adolescentes tienen la necesidad de un oído
discreto que no les eche en cara sus palabras, y que les haga comprender que les ama y entiende su sufrimiento,
porque están en una edad de sufrimiento a causa de la mutación y de la muerte de la infancia. Necesitan de alguien
que no vaya a contarle a sus padres, alguien en quien confiar. Las palabras ya no tienen el sentido que tenían antes.
Amar no quiere decir nada, si son mis padres lo que me aman y fastidian.

Fuga y conducta de riesgo: La tentación del suicidio se emparenta con la de fuga. Es una fuga en el interior de uno
mismo, fuera de los límites del comportamiento habitual. El fantasma del suicidio es inevitable en el adolescente. Es
imaginario, natural. Lo mórbido es el deseo de terminar. En el momento en que el fantasma va a realizarse es como
si de repente el suicida se convirtiera en un asexuado, con la “a” privativa de cualquier deseo. Revive algo del no-
deseo que él ha supuesto que sus padres esperaban de él cuando nació. Aquellos que llegan al final estaban
convencidos de que estaban de más en sus familias. Se sienten culpables de haber nacido.
Sería desencadenado el acto por un sentimiento de vacío, que se remonta al nacimiento. No hubo al momento de
nacer una persona presente que tuviera una mirada de alegría de verlo nacer. No es deseado en el momento del
suicidio. Cuando él crea el fantasma del suicidio experimenta una especie de placer de poder sobre si mismo, va a
jugar con su vida. El adolescente se relame con la idea de la muerte y con la emoción que va a causar a los que le
echaran de menos.
Un niño nacido por un accidente de anticoncepción: es importante decírselo al niño, le crea fortaleza “hiciste bien en
nacer”, fuiste mas fuerte que mis deseos de muerte. Eso le da coraje al niño. Aquellos a los que no se les habla de las
maniobras abortivas que procedieron sin éxito, a su nacimiento se convierten en niños depresivos o muy inestables a
causa de su excesiva angustia. Esta angustia es una repetición de lo que experimento en algún momento de su
historia.

CAPITULO 11: A cada uno su droga, falsos paraísos y pseudogrupos.

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El uso de la droga por los jóvenes se ha convertido en un problema en la mayoría de los países industrializados.
Comenzó en EEUU en los 70, y se extendió en los demás países occidentales. A partir de dicho año el consumo de
drogas en jóvenes ha aumentado considerablemente.
Hay varias fases: el uso esporádico de drogas, el abuso y la dependencia. Y además hay diferentes drogas: blandas y
duras.
Las medidas tomadas buscan tanto prevenir como minimizar los efectos negativos del uso de las drogas. Ante todo
informar a los jóvenes objetivamente de los peligros de las drogas, introduciendo el tema en los programas
escolares; luego luchando contra la disponibilidad de la droga, y finalmente, intentando mejorarlas condiciones de
vida de los jóvenes. Paralelamente a estas medidas en todos los países se han creado organismos apra cuidadr a los
jóvenes, toxicómanos.
Entre las drogas más utilizadas en EEUU el alcohol es la primera, luego la marihuana, los estimulantes (anfetaminas),
la cocaína y luego las demás drogas, como el crack. La política nacional de los EEUU no ha hecho más que empeorar
la situación.

La adolescencia ofrece un terreno particularmente abonado: la ansiedad y la incomodidad física que caracterizan la
edad, el aspecto ritual y mágico del empleo de las drogas, la presión social de los grupos adolescentes, la búsqueda
de una identidad y otros factores que contribuyen a incitar al adolescente a experimentar la droga. Hay adolescentes
que se drogan por curiosidad y cuya práctica es esporádica, y quienes utilizan drogas de una manera cotidiana sin
poder prescindir de ellas, a estos últimos puede llevarlos a la violencia, el abandono escolar, la prostitución y la venta
de drogas.
El uso de psicotrópicos, droga y alcohol con frecuencia asociados se trivializa de un modo considerable.
Las muchachas se muestran menos depresivas que los chicos, los chicos se orientan a una imagen de virilidad a
través del comportamiento ruidoso y agresivo, y las chicas hacia una feminidad pasiva concentrada en el cuerpo a
través de problemas somáticos. Los hombres expresan su angustia exteriorizando la agresividad, y las chicas la
expresan anulando su funcionamiento fisiológico, porque no pueden jugar la carta de la verdadera madurez:
madures sexual.
Las chicas están mas orientadas, mas motivadas a la acción que los chicos. Los chicos son histéricos y extravertidos y
las chicas histéricas introvertidas, porque no tienen salida para su nueva necesidad de autonomía, de ganarse la vida,
de tener vivienda separadas de sus padres. En compensación cuando superan todas estas angustias las chicas son
mas activas que los varones en el grupo de los que no consumen. Gracias a la ventaja de los chicos en cuanto
madures social. En general están mas adelantados.

El tabaco y el alcohol pueden hacer mas daño que la marihuana tanto en el sistema nervioso central del individuo,
que en el campo de los accidentes. Considera que corresponde a los jóvenes adoptar una posición sobre el uso de
drogas blandas. Se trata menos de prohibir que de interesarse por lo que arrastra a los jóvenes a tomar la droga. Si
no hay una realidad donde puedan afirmarse continuaran viviendo de lo imaginario.
Los jóvenes no solo consumen hierba en los momentos de decepción o fracaso, sino para jaranear, para distraerse
del trabajo, como adultos estresados, casi ritual, están contento de compartir juntos, una merienda de yerba,
comparándose con el alcohol de los adultos. Tienen la intuición de que el alcohol intoxica mas el organismo. Aciertan
en este punto pero olvidan las otras consecuencias sociales. Los adolescentes se orientan hacia la droga blanda,
tienden a huir refugiándose en lo imaginario y en la camaradería de las palabras en lugar de actuar. Hay que decirles
que la droga les vuelve mucho mas pasivos frente a los obstáculos que alimenta su apatía, su indiferencia.
El tabaco y el alcohol sostienen la acción mientras que la droga desalienta, destruye. El poco deseo que queda, el
oculto, es todavía mas mudo.
Todos los medios artificiales de placer proceden del hecho de que la satisfacción material de las necesidades se ha
visto facilitada por la civilización y la tecnología. La gente ya no sabe qué hacer con su deseo, entonces lo transforma
en necesidad de algo repetitivo que le ocupe sin hacer nada, que le ocupe con representaciones mentales. Los
jóvenes trivializan el porro para no tomar alcohol, y para no estar con los viejos. Para tener algo suyo. Es un goce
generacional, un goce pasivo. ¿Qué les impone los ocios? La misma finalidad que los estudios: la competitividad, esta
todo institucionalizado, no se trata de divertirse, sino de ganar. Ya no se concurre por placer, hay que dar
espectáculo a los demás, el público exige hazañas.

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La droga neutraliza el camino de la libido hacia la creatividad y hacia la procreación. No tienen experiencias que
permitan defenderse el día en que encuentren obstáculos en la vida.
Para desintoxicarse es necesario el apoyo de los demás, asi como hay alcohólicos anónimos sería preciso que
hubieran fumadores de porro anónimos.
¿Podemos sugerir que se despenalice el consumo de drogas blandas? Los americanos sueñan con despenalizar la
marihuana. Algunos consideran que para destruir la red de traficantes y no poner en contacto a los jóvenes con ellos,
querrían que los mercaderes de droga pudieran en libertad vender marihuana como se vende tabaco, el cual es
mucho más peligroso. Esta postura difiere con la de Francia que sugiere distribuir droga o sustitutos en el ambiente
médico. Despenalizar las drogas blandas no obliga a ponerla en venta o/y promoverla.
Estos adolescentes no tienen un proyecto social. Los valores a los que se aferran los jóvenes no son contradictorios
con el consumo de hachís. No sucede lo mismo con la sexualidad. La droga blanda no facilita el intercambio sexual,
permite prescindir de ello.
Las drogas duras corresponden a una angustia existencial. Los porros son como cigarrillo, un cigarrillo de otro tipo
que no afecta las células del cuerpo.
Desde la más tierna edad los niños son debilitados por una protección y ayuda excesiva. La angustia se cura con
medicamentos en lugar de ser tratada mediante la palabra y el intercambio social. El umbral de sensibilidad es muy
variable según los individuos, pero se observa que son los niños más protegidos los que se sientan más inadaptados
a la tragedia cotidiana del mundo. Es posible que el porro recuerde inconscientemente al adolescente el sedante
prescrito por el pediatra en su primera infancia.

BLOS LA TRANSICIÓN ADOLESCENTE


CAPITULO 2: Reflexiones sobre la juventud moderno. La agresión reconsiderada
El alarmante aumento de agresión adolescente obliga a reconsiderar los aspectos de la teoría psicoanalítica para
comprender esta clase de conducta adolescente. Los destinos de la libido se relacionan con la pulsión agresiva. La
indagación de esta pulsión permitió discernir el conflicto sexual.
La pulsión agresiva persigue sus propias metas independientes como resultado de la mezcla insuficiente entre libido
y agresión. En los puntos extremos se sitúa la violencia, apoyada por toda suerte de ideologías y razones, y la
pasividad (estilo de vida de hippies). En uno u otro caso, la agresión se vuelve contra uno mimo, contra el objeto o
contra el ambiente no humano, indicando un desequilibrio o desmezcla fatal entre las dos pulsiones basicas.
El modelo actual de Blos, descansa en la teoría de las dos pulsiones. En la pubertad se intensifican las pulsiones
agresivas y libidinales. Sigue constituyendo un interrogante si la intensificación de las pulsiones que observamos con
tanta claridad no obedece a una desmezcla de pulsiones. La pulsión agresiva, en su forma primaria, es diferente
cualitativamente a la agresión empleada con fines defensivos: para asumir la función defensiva la pulsión agresiva
debe primero ser modificada y adaptada a los intereses del yo.

La agresión es un medio que permite al individuo injerirse en el ambiente a fin de moldearlo, para salvaguardar su
integridad psíquica, su autoestima y su integración social.
En la adolescencia deben hallarse modelos útiles que trasciendan los límites de la familia. Esta formulación destaca
el hecho de que todo investigador de la agresión adolescente debe entrar en los dominios de la psicología de grupo,
sociología y ciencia política.
En relación con el desarrollo adolescente, el ambiente ha perdido algunas de sus funciones esenciales. Cada vez que
algo está podrido, la juventud ha sido siempre el más sensible indicador de los desórdenes sociales. Con su conducta
inadaptada nos muestra el desorden de las funciones sociales: la anomia. Para el joven deben existir causas y
remedios, los infiere de la realidad y la ficción, con el propósito de armonizar su self con el entorno.
En los últimos tiempos se ha vuelto evidente que las manifestaciones por la paz o el servicio militar obligatorio, asi
como las revueltas universitarias son signos declarados de una revolución social moldeada por el hecho trágico de
que solo la violencia, destrucción y el terror parecen traer a la conciencia actitudes, condiciones y costumbres
sociales que ya no resultan tolerables.

Con el fin de exponer mi tesis debo volver al problema adolescente y estudiar la agresión mediante la observación
e intelección psicoanalítica. Un principio aceptado por esto es: que el avance hacia la genitalidad saca a la luz
antecedentes pulsionales de la niñez y sus relaciones objetales predominantes. Hemos llegado a admitir que el
desarrollo adolescente progresivo procede por vías regresivas, la genitalidad solo se alcanza por el rodeo de un nexo

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de investiduras con posturas pulsionales pregenitales, incluyendo las relaciones de objeto preedipicas y edipica. En
esta regresión forzada, sin la cual es imposible alcanzar la madurez emocional, radica el ominoso peligro a la
integridad de la organización psíquica. Teniendo como consecuencia: la intensificación de la pulsión sexual
pregenital y genital, en la pubertad, no representa la fuente exclusiva de los peligros psíquicos conocidos como
angustia edipica y culpa sexual. La diferencia de todos los periodos previos a la purbertad es que ese desarrollo
progresivo depende de la regresión, su tolerancia y su empleo en pro de la reestructuración psíquica.

Normalmente el avance hacia la genitalidad es acorde con el yo y cuenta con el apoyo social de los pares y la sanción
del modelo parental respecto de la unión sexual y la paternidad o maternidad. Los obstáculos están dados por las
fijaciones pulsionales y la angustia superyoica. La regresión constituye una fuente de conflicto, angustia y culpa.
Como en cualquier estado de emergencia psíquica recurre a medidas de defensa. Pueden darse cambios internos o
como acting out. La regresión a la pregenitalidad y sus relaciones de objeto siempre posee un carácter desacorde
con el yo, tiende a disminuir la autoestima, a no ser que alcance el estado de megalomanía infantil. La regresión es
ilimitada e interminable, en tanto que el progreso solo es asegurado por la creciente delimitación del self. En su paso
final la regresión da paso a la megalomanía y al narcisismo primario, mientras que el progreso desemboca en una
afirmación del principio de realidad y en la aceptación de la muerte. La regresión hace operar al yo evolucionado,
dotado de las capacidades propias del periodo posterior a la latencia, sobre los conflictos, la angustia, y la culpa
infantiles que el débil y limitado yo de años anteriores era incapaz de resolver, o despojar de su carácter nocivo. Solo
un yo capaz de hacer frente a esas tareas tiene las propiedades de se denomina “yo adolescente”.
La regresión adolescente apunta a resolver las dependencias infantiles porque estas son inconciliables con las
relaciones objetales adultas y la autonomía del yo. El temor a la pérdida del amor y la angustia de castración
provocan una mezcla de ambas. Bajo la influencia de la regresión adolescente esta fusión de anula parcialmente, y la
ambivalencia primaria y el odio irreconciliable invade las relaciones del adolescente con los objetos y el self

La regresión no es de índole defensiva, sino que cumple una función adaptativa. Un yo adolescente será capaz de
cumplir la tarea regresiva si puede tolerar la angustia resultante de la regresión pulsional y del yo. Y esto es posible si
permanece lo suficientemente ligado a la realidad como para impedir que la regresión alcance la etapa de
indiferenciación. Si no está preparado evitara la resolución regresiva de los conflictos infantiles y no podrá consumar
el desapego emocional de los lazos familiares y de las fantasías y simbolismos infantiles.
La regresión como mediadora. Cuando esta tiene que evitarse el proceso interno se juega sobre las realidades
efectivas actuales y en el ese caso el adolescente exterioriza y concreta lo que es incapaz de vivenciar y tolerar
interiormente como conflicto, angustia, culpa y depresión. Si le es imposible conciliar e integrar, las necesidades
infantiles tendera a reafirmar su libertad de las dependencias de la niñez por medio de la acción y la imitación. Ya
que no puede entablar contacto regresivamente con su mundo infantil, desplaza el drama interior al tablado público.
La resolución del conflicto queda como tarea externa. La lucha con el ambiente demora o impide la restauración de
la mezcla de pulsiones y perjudica la concentración de una alianza entre las pulsiones libidinales y agresivas. En el
plano superyoico las posturas pulsionales irresueltas e inconciliables se presentan bajo la apariencia de elementos
opuestos.
La adolescencia ha sido siempre un estado de expatriación y alienación, en busca de una nueva matriz social de la
que puedan llegar a ser parte integrante, muchos adolescentes se vuelven hacia grupos combativos, sin admitir sus
legítimos reclamos, los cuales son una pantalla para mantener fuera de la visión y el contacto a sus conflictos
interiores. Es la función social de la adolescencia abrazar una ideología, impregnarla y transformarla en las
manifestaciones sociales del hombre moral. Este atajo lo toma cuando trata de eludir la regresión, lo seducen
fácilmente las casusa o grupos sociales que definen para él lo bueno y lo malo, y el hace suyos lo agravios sufridos
por esta gente. Si uno comete actos de agresión y violencia pero es miembro de un grupo que aprueba dicha acción,
esto neutraliza la culpa individual: la vindicación grupal supera sin dificultades los dictados del superyó. Muchos usan
la grupo como mampara protectora contra los sentimientos de culpa. Esta defensa es universal. Ninguna sociedad
puede existir sin ella.

La estructura psíquica tiene su origen en la interacción incesante entre el individuo y su entorno humano y no
humano y necesita ser apuntalada por ella. Es el reflejo de las influencias ambientales, luego de que están han sido
selectivamente interiorizadas, integradas y organizadas en un patrón duradero: personalidad. Como un proceso
metabólico que sostiene y alimenta la vida, esa interacción depende de la reciprocidad de la función. Entonces el

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entorno proporciona aquellos ingredientes indispensables para que el organismo psíquico humano tenga un
crecimiento y desarrollo sólidos. Se incluyen también los estímulos suministrados por el medio cultural.
Winnicott habla de ambiente facilitador para designar el hecho de que el desarrollo humano solo puede producirse
si el organismo cuenta con fuentes externas de experiencias específicas de cada fase.
Si el entorno carece de las condiciones esenciales que permiten la articulación de las potencialidades y aspiraciones
de los jóvenes con lo que les importa, se verán perjudicadas las interacciones entre el adolescente y su ambiente. La
apatía, el caos, la rebelión, la violencia, hostilidad y alienación, son las consecuencias sintomáticas de un mal
funcionamiento del proceso social metabólico, cuya sana actividad es esencial para mantener concertados de
manera productiva al organismo que crece y su entorno. El empeño del adolescente por cambiar su ambiente es
para establecer armonía y congruencia entre las estructuras psíquicas y ambientales. La actual desorganización de
las estructuras sociales actúa como agentes psicológicos nocivos para la consolidación de la adolescencia tardía.
El efecto positivo del ambiente facilitador presupone que el niño ya interiorizado antes de llegar a la adolescencia,
aquellos aspectos del ambiente que durante este último periodo jamás podrán pasar a formar parte de aquel. Si el
adolescente tiene expectativas inadecuadas para su edad, nuevamente se producirá una disrupción entre el
organismo y el ambiente. Se llegara a este callejón sin salida cuando los logros individuales queden incompletos. El
complejo de Edipo negativo siguió siendo el conflicto central hasta la adolescencia tardía. Los adolescentes que se
ven trabados en este impase siguen dos caminos: uno los lleva a retraerse en el exilio personal, una regresión
narcisista, autismo, y el otro reafirma la necesidad de posesión del objeto mediante la conquista violenta,
resistiéndose a la fusión regresiva. El comportamiento agresivo protege a este tipo de adolescente de recaer en las
dependencias infantiles; sus exteriorizaciones tienden una cuerda salvadora hacia el mundo de objetos que esta a su
alcance. El camino de la interacción agresiva con el ambiente es la solución adaptativa más favorable.

BLOS. Cap 12- EL CONCEPTO DE ACTUACION (acting out) EN RELACION CON EL PROCESO ADOLESCENTE
La ACTUACION (acting out) seria específica de la fase adolescente como el juego lo es de la niñez, o la
comunicación a través del lenguaje lo es de la etapa adulta. Típico fenómeno adolescente.
Se delinea la actuación dentro de la fenomenología de la acción.
El autor intenta establecer si las especiales condiciones de la adolescencia favorecen el acting out o si dan rienda
suelta a una disposición preexistente para esa actuación. Asimismo, examinar aquello que diferencia e/ si
manifestaciones conductuales de de similar apariencia pero de distinta estructura a los fines de establecer las
razones por las cuales el proceso adolescente tiende a promover y favorecer el mecanismo de la actuación como
recurso homeostático.

RESEÑA HISTORICA DEL CONCEPTO DE ACTUACION


Se distinguen en el mecanismo de la actuación 3 aspectos.
1- La predisposición a la actuación.
2- Su manifestación en la conducta.
3- La función que cumple.
Entre estos aspectos no hay una relación incondicional. La actuación puede producirse sin que exista una
predisposición particularmente intensa (como se ilustra en la adolescencia). Este tipo de comportamiento puede
obedecer a una característica estructural del yo, o bien ser estimulado y precipitado por una circunstancia vital
aguda. Asimismo, posee un aspecto latente y otro manifiesto y puede ser transitoria o consuetudinaria.
La predisposición a la actuación Fenichel la describe como una vinculación singular del sujeto con el mundo exterior;
éste vivencia como externos tanto a su adversario en el conflicto como a la fuente de su poder estabilizador,
percepción que hace que se mantenga en permanente y excesiva dependencia respecto del mundo exterior.
Además, presenta una modalidad oral de impetuosidad y urgencia, intensas necesidades narcisistas e intolerancia a
la frustración. Siendo los traumas tempranos requisitos genéticos previos de la actuación.

Pero la actuación (acting out) solo adquiere su singular carácter merced a la superposición de este factor con otros
elementos predisponentes específicos; se parece poco a esos particulares empeños por dominar tardíamente un
trauma en pequeñas dosis mediante la repetición; la actuación ha anulado la capacidad de dominio convirtiéndola
en un acto de evitación. Un aspecto privativo de la actuación que la distingue de la compulsión a la repetición, ppia
de la neurosis, es q en ella es defectuosa la formación de símbolos (mediante la cual la acción es remplazada o
postergada a través del ensayo en el pensamiento y en la fantasía). Las modalidades preverbales de resolución de

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problemas y de comunicación (la fantasía y la acción) serán los únicos instrumentos disponibles para llegar a un
arreglo con un pasado no asimilado. En este sentido la actuación es una forma especial de recuerdo. Esta es la
función de la actuación.
La actuación como forma de expresión es un mecanismo estructurado de un alto grado de organización. Contrasta
con el proceso de descarga más primitivo que caracteriza a la conducta impulsiva.
En el individuo actuante el sentido de realdad es escaso e impreciso, fácilmente forja identificaciones transitorias y
cumple roles. Esta facilidad para modificar su self se atribuye a una rica vida de fantasía, autónoma y aislada, que no
concede transacción alguna con la realidad. Los adolescentes de este tipo afirman que sus fantasías son más reales
que cualquier cosa del mundo exterior. Condición típica del adolescente drogadicto.

LA ACTUACION COMO MECANISMO ESPECÍFICO DE LA FASE ADOLESCENTE


La incidencia de la conducta de actuación aumenta agudamente cuando se aproxima la pubertad.
Explorado las características del desarrollo adolescente que acompañan la reestructuración psíquica y que tienen un
vínculo especial con la actuación se puede decir que: el proceso adolescente se inicia con una desinvestidura de los
objetos de amor primarios, recorre una fase de aumento del narcisismo y el autoerotismo y alcanza por ultimo el
hallazgo de objeto heterosexual. Estos cambios en la organización pulsional son paralelos a otras variaciones en los
intereses y actitudes del yo, que alcanzan estabilidad estructural en el periodo de consolidación de la adolescencia
tardía.
Esta desvinculación de los objetos de amor y odio interiorizados va acompañada de un sentimiento de pérdida y
aislamiento y un empobrecimiento del yo que explica el vuelco del adolescente hacia el mundo externo, la
estimulación sensorial y la acción. Si se vuelve tan vehemente hacia la realidad es porque corre el peligro constante
de perderla. Mientras duran estas acciones de rompimiento se evidencia un deterioro del examen de realidad. El
mundo externo se le aparece al adolescente, en ciertos aspectos, como imagen especular de su realidad interna,
con sus conflictos, amenazas y sus seguridades. El examen de realidad se restaurara una vez que se produzca el
vuelco hacia los objetos de amor no incestuosos y se haya concedido un lugar a la pregenitalidad como placer previo.
La proclividad a la acción es uno de los rasgos más notables de la adolescencia, en el que confluyen diversas
tendencias:
1-Antitesisi actividad /pasividad: “hacer a los demás y que los demás le hagan a uno”. La acción y el movimiento son
valorados en sí mismos, como un medio de resistir el impulso regresivo hacia la madre cuidadora activa y de
escapar al sometimiento a la pasividad primordial. La acción asume así el carácter de un ademan mágico: evita el mal
la castración desmiente los deseos pasivos y reafirma el control delirante de la realidad, esta tendencia, sumada al
aislamiento narcisista, compone la inclinación megalomaníaca del adolescente, que usa el mundo externo para su
engrandecimiento.

2-Dicho proceso evoluciona: Solo se consuma cuando se logra una síntesis del pasado, el presente y el entrevisto
futuro; una integración de los organizaciones yoicas y pulsional. El proceso constituye un afán por armonizar el
pasado con el estadio final de la niñez (la adolescencia). Por lo que no sorprende que la actuación sea una forma de
recuerdo.
La actuación está al servicio del desarrollo progresivo en relación a la experimentación adolescente que domina la
escena, antes de que el ensayo en el pensamiento y la fantasía la tornen innecesaria.

En conclusión, el proceso adolescente contiene condiciones psicológicas típicas para que se produzca la actuación
(acting out). Esta conducta es habitualmente pasajera, benigna y está al servicio del desarrollo progresivo. No
obstante, cualquiera de los aspectos del proceso pueden conducir a un impase, un fracaso, una detención, pasando
a ser la actuación una condición patológica permanente.
Las propensiones a la actuación representan medidas específicas de la fase adolescente en el empeño por hacer
frente a las realidades efectivas del crecimiento, que giran en torno de la perdida y hallazgo de objeto,
establecimiento de relaciones objetales maduras y, en torno del recuerdo (no necesariamente cc) y olvido,
entremezclados con el proceso de síntesis del yo.
Se considera a la actuación como un mecanismo transitorio típico del proceso adolescente, que debe su prominencia
al pasajero debilitamiento de las fuerzas inhibidoras y represivas, y por añadidura, al predominio de las posiciones
libidinales y yoicas regresivas.

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La actuación tiene un carácter de mecanismo regulador de la tensión, es decir, protege al organismo psíquico contra
la angustia conflictiva; el conflicto se plantea entre el yo y el mundo exterior. El problema de la actuación
adolescente, se ve oscurecido por diversas tendencias que forman parte del proceso adolescente.

MATERIAL CLÍNICO
Se considera a la actuación como mecanismo transitorio típico del proceso adolescente, q debe su penitencia al
pasajero debilitamiento de las fuerzas inhibidoras y represivas y predominio de las posiciones libidinales y yoicas
regresivas.
Frank el obrero. Frank, un joven de 19 años, no logro aprobar el primer año en la Universidad sintiéndose perdido,
sin saber q hacer. Era hijo adoptivo, sus padres eran intelectuales de destacaba posición. Habiendo sido un buen
alumno su fracaso en la Universidad era inexplicable. Se empleó como obrero. Se sintiera feliz con su trabajo y
disfrutaba de los placeres simples. En esta conducta era evidente el rasgo d la actuación. En psicoterapia puedo traer
a la conciencia recuerdos cruciales. Había vivido con una familia de clase obrera hasta ser adoptado a los 2 años. La
realidad primera de su vida luego de haber sido desencadenada por el recuerdo en la acción se hizo coincidente en
la terapia. La actuación como forma especial de recuerdo. Liberado el impulso regresivo hacia su medio original
retomó sus estudios universitarios y llegó a doctorarse. El componente afectivo de sus recuerdos volvió a la
conciencia gracias a la reproducción de su infancia temprana. Si el proceso adolescente no tiene un decurso normal a
menudo se lo simula mediante una reparación en la fantasía o un retorno a los comienzos propios. Este adolescente
no podía ir hacia adelante sin antes tomar contacto con su pasado traumático no asimilado. Su acting out estaba al
servicio del desarrollo progresivo.

Carl, el criminal. Caso de acting out relacionado con un mito familiar (deliberada desfiguración de los hechos
concernientes a la historia de la familia por parte de un adulto), en los que se presentan como síntomas
fundamentales la confusión de identidad o la conducta delictiva. La desviación del adolescente opera al servicio de la
rectificación de una mentira o mito.
Carl, de 15 años, fue traído a tratamiento por un pariente preocupado por su conducta delictiva (huertos,
falsificación de documentos, ausencias a la escuela, mentiras). Faltas ejecutadas x el joven de un modo que instaba a
q se lo descubriera. La urgencia pulsional de esta conducta, iniciada en pubertad, tomaba la fisonomía de una
actuación.
El mito familiar, dado a conocer x el pariente: la madre le había dicho a Carl y a su hermano q su padre había muerto
en la cárcel.
En realidad cuando Carl tenía 3 y ½ años sus progenitores se habían divorciado y después su padre fue acusado de
malversación de fondos y enviado a la cárcel. Allí, debido a problemas psicóticos fue trasladado un hospital
carcelario para enfermos mentales.
A fin de desembarazarse de su confusión Carl insistía en q su padre había muerto después d nacer él y q jamás lo
había conocido. Inconscientemente obedecía al mandato de su madre.
La actuación de Carl funcionaba como una tentativa de mantener viva la memoria de su padre y una extensión de la
continuidad temporal del yo hacía sus primeros años de vida. Sólo le era posible mantener su sentido de realidad
desmintiendo con su acción las imputaciones de irrealidad que la madre hacia a las percepciones y recuerdos del
niño. Para q aminorara el aspecto delictivo de la actuación era menester desterrar al padre muerto y revivir y
rectificar el pasado. Carl visitó a su padre en el hospital carcelario y se interesó x su bienestar. Como siempre ocurre
cuando un mito familiar cumple un papel patológico su rectificación apenas sorprende al paciente. Así sucedió con
Carl, las parte del rompecabezas fueron acomodadas de manera gradual dentro de una totalidad coherente. La
actuación como tentativa inadaptada de establecer la continuidad temporal en su yo perdió su verdadero carácter y
puso al desnudo los puntos de fijación pulsional y yoico. Pasaron a ocupar el centro del cuadro clínico la formación
de síntomas y la naturaleza defensiva de la actuación.

CONCLUSIONES
La actuación establece esa congruencia vivencial por la cual la realidad presente establece un eslabón hacia el
pasado traumático; en este sentido es un proceso reparatorio aloplastico inadaptado. Constituye una operación
psíquica organizada distinta a la acción impulsiva (mecanismo primitivo de descarga de tensión).
La actuación no es un elemento integrante de la personalidad sino que, una vez superado no deja ulteriores huellas.

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Constituye un mecanismo específico de la fase, por lo que no debe ser considerado un obstáculo insuperable para
el tratamiento de adolescentes.
1-La posición activa primitiva q surgió x identificación con la madre fálica (activa) preedipica se constituye en una
fortaleza defensiva contra la regresión a la pasividad primordial; procedimiento defensivo notorio en las inadecuadas
actividades de autoafirmación.
2-Tanto la deslibidinizacion de los objetos de amor infantiles durante la adolescencia como el aumento del
narcisismo producen un empobrecimiento del yo. La amenaza de pérdida del yo se contrarresta con un enérgico
vuelco hacia el mundo externo. La realidad exterior ofrece un punto de afianzamiento reparatorio antes de
restablecer relaciones objetales estables.
Las dos fuentes mencionadas contribuyen a la necesidad de acción típica del adolescente.

CAPITULO 12 – EL CONCEPTO DE ACTUACION ACTING OUT EN RELACION EL PROCESO DE ADOLESCENTE.


El termino acting out o actuación es específica en la fase adolescente como lo es el juego en la niñez, o como la
comunicación directa a través del lenguaje en la adultez.
El proceso adolescente tiende a promover y favorecer el mecanismo de la actuación como recurso homeostático.
Tres aspectos de la actuación:
 Predisposición a la actuación
 Manifestación en la conducta o forma de manifestación
 La función de la actuación
No hay entre ellos una relación incondicional.

La predisposición a la actuación fue formulada por Fenichel (1975), quien se refiere a la “disposición aloplastica” que
se presenta como una vinculación singular de la persona actuando con el mundo exterior. El individuo vivencia como
externos a su adversario en el conflicto y a la fuente de su poder estabilizador. Esta percepción hace que se
mantenga en un estado de permanente y excesiva dependencia respecto del mundo exterior. Menciona las intensas
necesidades narcisista y la intolerancia a la tensión, como asi los traumas tempranos como requisitos genéticos
previos de la actuación. La actuación ha anulado la capacidad de dominio convirtiéndola en un acto de evitación. Se
la distingue de la compulsión de repetición propia de la neurosis.

La función de la actuación es una forma especial del recuerdo. Greenacre afirma que la actuación es un mecanismo
para reducir la tensión. Alude a tres factores que tienen un vínculo genético especifico con la actuación.
 Insistencia en la sensibilización visual, que genera una inclinación por la dramatización
 Una creencia en gran medida inconsciente, efecto de la acción
 Una distorsión en el nexo de la acción con el lenguaje y con el pensamiento verbalizado.
En el individuo actuante el sentido de realidad es escaso e impreciso, forja identificaciones transitorios y cumple
roles con facilidad. Esta facilidad para modificar el self resulta llamativa, se atribuye esta disposición a una rica vida
de fantasía, autonomía y aislada. Los adolescentes de este tipo afirman que sus fantasias son las reales que cualquier
cosa del mundo exterior.
Freud afirma en el caso Dora: Actuó un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasias, en lugar de reproducirlo en
la cura. Asi vengo al hombre que según ella la había engañado y abandonado. En esta actuación, abandono del
tratamiento, esta la satisfacción del deseo hostil de venganza. El mecanismo de defensa operante en esa actuación
fue el desplazamiento.

Otra funcion de la actuación mencionada por Jacobson, la resistencia contra el recuerdo materializada en la
actuación constituye una forma de desmentida. Los pacientes muestran que persistente es la desmentida que
conlleva a una desfiguración de la realidad. La función de la actuación es de la desmentida a través de la acción. Ej:
megalomanía, Nadie puede decirme a mi lo que tengo que hacer.
En todos los individuos actuantes el sentido de la realidad se ha perturbado, pero lo que llama nuestra atención es el
carácter de la perturbación. Nunca han renunciado a la realidad externa como fuente de satisfacción directa de sus
necesidades.
El individuo actuante se vuelca hacia el mundo externo como hacia un objeto parcial que alivia la tensión, la
actuación como equivalente al autoerotismo: la actuación de fanstasias, es un retoño de la masturbación fálica, su
sustituto y representante. (A. Freud).

28
El mecanismo de proyección tiene un papel importante en la actuación, puede encubrir un proceso psíquico del tipo
paraoide.

La actuación tiene también la función preparatoria, desmiente las frustraciones limitantes de la realidad, declara que
objeto y self son una misma cosa y demuestra su carácter concreto mediante la reafirmación repetida, mediante la
acción. La actuación es siempre acorde con el yo.
Otra función es la necesidad del adolescente de establecer en el interior de su yo una continuidad temporal. Se
producen actuaciónes antisociales, en una tentativa de restaurar su sentido de realidad.
La actuación como mecanismo especifico de la fase durante la adolescencia:
El proceso adolescente se inicia con una desinvestidura de los objetos de amor primarios, recorre luego una fase de
aumento de narcisismo, y el autoerotismo, y alcanza por ultimo la etapa de hallazgo de objeto heterosexual. Estos
cambios en la organización pulsional son paralelos a otras variaciones en los intereses y actitudes del yo, que
alcanzan estabilidad estructural en la adolescencia tardía. La desvinculación de las instituciones psíquicas respecto
de la influencia de los progenitores, que las genero, constituye un esfuerzo fundamental del yo adolescente, este
logro favorece la formación definitiva del self.
Esta desvinculación de los objetos de amor y odio interiorizados va acompañado de un sentimiento de pérdida y
aislamiento, empobrecimiento del yo, que explica el vuelco del adolescente al mundo externo, la estimulación
sensorial y la acción.

El examen de realidad defectuoso durante la adolescencia se restaurara cuando se produzca el vuelco hacia los
objetos de amor no incestuosos, y se haya concedido un lugar a la pregenitalidad como placer previo.
Esta conducta típica de acting out es pasajera, benigna, y esta al servicio del desarrollo progresivo, pero cualquiera
de los aspectos del proceso pueden conducir a un impasse, fracaso o detención. Para que pase a una condición
patológica permanente dependerá de los factores predisponentes: acting out continuo o neurosis, u otra
enfermedad.
El adolescente esta en la búsqueda de establecer relaciones objetales maduras, con oposiciones entre el recuerdo y
el olvido, la perdida y el hallazgo, para el proceso de sisntesis del yo.
Por contraste con las mociones pulsionales sexuales y agresivas, vemos a la actuación como mecanismo
estructurado y organizado.

La actuación adolescente implica una fijación a la fase de preadolescencia o adolescencia temprana. Estas fases se
caracterizan por un fuerte impulso regresivo, una reanimación de la pregenitalidad, un incremento del narcisismo y
el mantenimiento de la identidad bisexual.
El acting out protege al organismo psíquico contra la angustia conflictiva: el conflicto se plantea exclusivamente
entre el yo y el mundo externo. Esta al servicio de la síntesis del yo, lo protege de la angustia proveniente de una
estructura fallida o en desintegración.

WINNICOTT  EL HOGAR NUESTRO PUNTO DE PARTIDA


CAPITULO 8: LA DELINCUENCIA JUVENIL COMO SIGNO DE ESPERANZA
Aunque el título de la conferencia consignado en el programa es "La delincuencia juvenil como signo de esperanza",
preferiría hablarles de la "tendencia antisocial". La razón es que este término puede aplicarse a ciertas tendencias
que de tanto en tanto se observan en el extremo normal de la escala, en nuestros propios hijos o en niños que viven
en buenos hogares, y es aquí donde mejor se advierte la relación que a mi juicio existe entre la tendencia antisocial y
la esperanza. Cuando el muchacho o la niña ya se han endurecido a causa de la falta de comunicación (al no
reconocerse el pedido de auxilio que encierra el acto antisocial), cuando los beneficios secundarios han adquirido
importancia y se ha alcanzado una gran destreza en alguna actividad antisocial, es mucho más difícil advertir (pese a
que aún está allí) el pedido de auxilio revelador de la esperanza que alienta en el muchacho o la niña antisociales.

Ustedes procuran relacionar la delincuencia que ven todos los días con temas generales como la pobreza, la vivienda
inadecuada, los hogares deshechos y una falla de la provisión social. En cada uno de los casos que llegan hasta
ustedes hubo un comienzo, y hubo una enfermedad, y que el muchacho o la chica se convirtieron en un niño
deprivado. Lo que ocurrió en determinado momento tenía sentido, aunque para cuando el individuo es confiado al
cuidado de ustedes habitualmente ese sentido se ha desvanecido.

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La tendencia antisocial está intrínsecamente vinculada a la deprivación. No se debe tanto a una falla general de la
sociedad como a una falla específica. En relación con los niños a los que me estoy refiriendo, puede decirse que las
cosas marcharon lo suficientemente bien y después no marcharon lo suficientemente bien. Sobrevino un cambio
que alteró por completo la vida del niño, y ese cambio ambiental se produjo cuando el niño tenía suficiente edad
como para darse cuenta de lo que estaba sucediendo. En condiciones especiales de psicoterapia es capaz de evocar,
a través del material aportado en sus juegos, sus sueños o su charla, los rasgos esenciales de la deprivación original.
Quisiera establecer un contraste entre esto y los trastornos ambientales ocurridos en una etapa más temprana del
desarrollo emocional. Los trastornos ambientales que alteran el desarrollo emocional de un bebé no dan origen a la
tendencia antisocial; producen alteraciones de la personalidad que desembocan en una enfermedad de tipo
psicótico. La tendencia antisocial no se relaciona con la privación sino con la deprivación.
Lo que caracteriza a la tendencia antisocial es que impulsa al muchacho o la chica a retroceder a un tiempo o un
estado anterior al de la deprivación. Un niño que es deprivado experimenta primero una ansiedad impensable y
luego se reorganiza gradualmente, hasta alcanzar un estado completamente neutral; obedece porque no es lo
bastante fuerte como para hacer otra cosa. Luego, surge la esperanza, lo que significa que el niño, sin tener
conciencia de lo que ocurre, se siente impulsado a retroceder a una época anterior a la de la deprivación, y a anular,
por lo tanto, el temor a la ansiedad o confusión impensable que experimentó antes de que se organizara el estado
neutral. Cada vez que la situación permite a un niño alentar nuevas esperanzas, la tendencia antisocial se constituye
en un rasgo clínico y el niño se vuelve difícil.

Desearía vincular uno de esos aspectos a la relación del niño pequeño con su madre, y el otro a un desarrollo
posterior: la relación del niño con su padre. El primero concierne a todos los niños; el segundo concierne más
especialmente a los varones. El primero tiene que ver con el hecho de que la madre, al adaptarse a las necesidades
de su pequeño hijo, le permite descubrir objetos creativamente, promoviendo así el uso creativo del mundo. Cuando
esto no sucede, el niño pierde contacto con los objetos, y por tanto la capacidad de descubrir creativamente. En un
momento de esperanza extiende la mano y roba un objeto. Se trata de un acto compulsivo y el niño no sabe por qué
lo ha hecho. A menudo lo irrita sentirse compelido a hacer cosas sin saber por qué. No es el objeto que buscaba, y de
cualquier modo lo que busca no es un objeto sino la capacidad de descubrir. Puede sentir la satisfacción propia de lo
que se hace en un momento de esperanza.
En este momento es posible observar la transición desde la travesura normal hasta el acto antisocial . Aunque el
principio es el mismo, me referiré también a la deprivación en relación con el niño y su padre. El niño -en este caso
diré el varón, ya que, incluso si se trata de una niña, estoy hablando del varón que hay en ella- comprueba que tener
sentimientos agresivos o ser agresivo no presenta riesgos a causa del marco familiar, que es una representación
localizada de la sociedad. La confianza de la madre en su esposo o en la ayuda que recibiría, si la pidiera, de la
sociedad local, o quizá del policía, le permite al niño explorar toscamente actividades destructivas relacionadas con
el movimiento en general, y también, la destrucción relacionada con la fantasía que se acumula en torno del odio.
De este modo (gracias a la seguridad del medio, al apoyo que el padre presta a la madre, etc.), el niño puede hacer
algo muy complejo: integrar todos sus impulsos destructivos con sus impulsos de amor. El resultado, cuando todo
marcha bien, es que el niño reconoce la realidad de las ideas destructivas inherentes a la vida, al hecho de vivir y
amar, y encuentra el modo de proteger de sí mismo a las personas y objetos que valora. Organiza su vida
constructivamente para poder tolerar la destructividad tan real que persiste en su mente. Para poder lograrlo en el
curso de su desarrollo necesita indefectiblemente un medio que sea indestructible en sus aspectos esenciales.

Cuando se produce una deprivación en forma de una ruptura, sobre todo si los padres se separan, ocurre algo muy
grave en la organización mental del niño. De pronto sus ideas e impulsos agresivos dejan de ser inocuos. Pienso que
lo que sucede es que el niño asume de inmediato el control que ha quedado vacante y se identifica con el sistema,
con lo que pierde su propia impulsividad y espontaneidad. El exceso de ansiedad le impide entonces emprender una
experimentación que le permitiría aceptar su agresividad. Al igual que en el primer tipo de deprivación, sigue un
período, bastante satisfactorio desde el punto de vista de los que están a cargo, en el que el niño se identifica más
con ellos que con su propio self inmaduro.

En este caso la tendencia antisocial lleva a que el niño, cada vez que despierta en él la esperanza de que se
restablezca la seguridad, se redescubra a sí mismo, lo cual implica el redescubrimiento de su agresividad. La

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esperanza no determina un pedido de auxilio bajo la forma de un robo, sino bajo la forma de una agresión repentina.
La agresión suele ser absurda y carente de toda lógica, y preguntarle al niño agresivo por qué rompió la ventana es
tan inútil como preguntarle al que ha robado por qué se apoderó del dinero. Estas dos formas clínicas que puede
asumir la tendencia antisocial están vinculadas entre sí. En general el robo se relaciona con una deprivación más
temprana desde el punto de vista del desarrollo emocional que el acceso de agresividad.

La reacción espontánea más común es castigar el robo y el acceso maníaco, y se realizan todos los esfuerzos posibles
para obligar al joven delincuente a dar una explicación basada en la lógica, la cual, en realidad, es ajena a la cuestión.
El tiempo que se emplea en arrancar confesiones y en diligencias probatorias es tiempo desperdiciado.
La actitud de una persona es diferente según tenga a su cargo la dirección general o que establezca relación personal
con un niño. La actitud hacia las manifestaciones antisociales es muy diferente en uno y otro caso. Para quien tiene
un grupo a su cargo, la actividad antisocial es simplemente inaceptable. En la sesión terapéutica, en cambio, la
moralidad no viene al caso, salvo la que pueda manifestarse en el niño. La sesión terapéutica no apunta a investigar
los hechos, y a quienquiera que practique la psicoterapia le interesa, no la verdad objetiva, sino lo que es real para el
paciente.

Transferencia delirante: interpretar que el analista cambio de lugar un objeto con el propósito de desconcertarlo o
de querer cambiarlo por otro paciente. Si el analista no sabe defenderse dara una explicación. Si lo hace
desaprovecha el material del paciente. El paciente está experimentando en el presente algo que era real en algún
momento de su pasado, y la aceptación por el analista del rol que se le asigna llevará a que el paciente abandone sus
ideas delirantes. Dada la necesidad en que se encuentra el analista de aceptar el rol que se le asigna, debe ser muy
difícil pasar del rol de dirigir un grupo al de aceptar a un individuo, pero quien sea capaz de hacerlo obtendrá una
valiosa recompensa. A quien desee intentarlo es menester advertirle, sin embargo, que esa tarea debe asumirse con
total seriedad. Si se ha de ver a un muchacho todos los jueves a las tres de la tarde, esa cita es sagrada y debe
cumplirse a rajatabla.
Para desempeñar este rol de terapeuta no se necesita ser listo. Todo lo que se necesita es estar dispuesto a
involucrarse, en el horario especial reservado para ello, en lo que sea que esté presente en el niño en ese momento
o en lo que sea que surja de su cooperación inconsciente, lo cual pronto se desarrollará y dará lugar a un poderoso
proceso.

La cuestión es, ¿esperanza de qué?, ¿de hacer qué? Es una pregunta difícil de contestar. El niño, sin saberlo, espera
encontrar a alguien que lo escuche mientras retrocede hasta el momento de la deprivación o hasta la fase en que la
deprivación se afirmó como una realidad ineludible. Lo que nosotros esperamos es que pueda volver a
experimentar, en relación con la persona que está actuando como psicoterapeuta, el intenso sufrimiento que siguió
inmediatamente a la reacción provocada por la deprivación. Tan pronto como el niño ha utilizado el apoyo que
puede brindarle el terapeuta para revivir el intenso sufrimiento de ese momento o período fatídico, surge el
recuerdo de la época anterior cc a la deprivación. De este modo, el niño recupera la capacidad de descubrir objetos
o la seguridad ambiental que perdió. Recupera una relación creativa con la realidad externa o con el período en que
la espontaneidad, incluso cuando contenía impulsos agresivos, no implicaba riesgo. Esta vez logra la recuperación sin
robar ni agredir; es algo que le ocurre automáticamente al experimentar lo que antes le resultaba intolerable: el
sufrimiento provocado por la deprivación. Con la palabra sufrimiento quiero expresar confusión aguda,
desintegración de la personalidad, caída interminable, pérdida de contacto con el cuerpo, desorientación total y
otros estados semejantes. Una vez que hemos llevado al niño a esta zona y él ha sido capaz de recordarla y de
recordar lo que sucedió antes, no nos resulta difícil comprender por qué los niños antisociales deben pasar toda su
vida buscando este tipo de ayuda. No pueden vivir en armonía consigo mismos hasta que alguien haya retrocedido
en el tiempo con ellos y les haya permitido volver a vivir el resultado inmediato de la deprivación y, en consecuencia,
recordar.

WINNICOTT. LA TENDENCIA ANTISOCIAL CAPITULO 15


La tendencia antisocial plantea una serie de problemas de naturaleza práctica y teórica difíciles al psicoanálisis. La
defesa antisocial organizada se ve sobrecargada con una serie de ganancias secundarias y reacciones sociales que
hacen difícil al investigador alcanzar su núcleo. Por contraste, la tendencia antisocial puede estudiarse como
aparecen en el niño normal o casi normal, en el cual se halla relacionada con las dificultades inherentes al desarrollo

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emocional. Para efectuar mi primer análisis de un niño escogí un delincuente. El muchacho estuvo acudiendo a la
consulta durante un año y el tratamiento fue interrumpido a causa de los trastornos que el chico provocaba en la
clínica. La clínica ordeno la terminación del tratamiento por el bien de los demás pacientes. El chico ingreso a un
reformatorio. Ahora tiene 35 años, puede ganarse la vida con un empleo y está casado con varios hijos. El
tratamiento adecuado para este chico no era el psicoanálisis, sino encontrarle una colocación. Analistas de toda
clase fallaban en el psicoanálisis de niños antisociales. Por contraste la siguiente historia hace resaltar el hecho de
que una tendencia antisocial a veces puede ser tratada muy fácilmente si el tratamiento se agrega a unos cuidados
ambientales especializados.
Una amiga me pidió que examinara el caso de su hijo, el mayor de 4 hermanos. Habla conmigo acerca de la
compulsión al robo que aquejaba al muchacho, el chico robaba a lo grande, tanto en tiendas como en su casa. Por
razones prácticas no fue posible concertar otra entrevista que la que la madre y yo sostuvimos mientras comíamos
rápidamente en un restaurante. Le explique el significado de los robos y sugerí que buscase el momento adecuado
para hacer una interpretación de los robos ante el chico. Le dije ¿Por qué no le decís al muchacho que sabes que
cuando roba no lo hace porque desee las cosas que roba, sino que está buscando algo a lo que tiene derecho? Dile
que está reclamando a su padre ya su madre porque siente que se le priva de su amor.
Al cabo de un tiempo recibí una carta de mi amiga: le dije que lo que quería cuando robaba dinero comida o cosas,
era a su madre. No esperaba realmente que me entendiese pero parece que si me comprendió. Le pregunte si es que
creía que no lo queríamos y sin andar con rodeos me dijo que sí. No puedo decirte lo mal que me sentí, asique le dije
que jamás dudase otra vez. Me estoy comportando de manera mucho más demostrativa y trato de que no vulva a
albergar dudas. Y de momento no ha habido ningún otro robo en absoluto.
La madre había hablado con el maestro del chico y le había explicado que John necesitaba amor y aprecio, y se había
granjeado la cooperación del maestro, aunque el chico sigue causando muchos problemas en la escuela.
Ahora pasaron 8 meses y es posible decir que no hubo más robos y que la relación entre el chico y la familia ha
mejorado mucho.
Al considerar este caso hay que tener en cuenta que yo conocí muy bien a la madre cuando ella era adolescente y que
en cierto modo la había visto atravesar también una fase antisocial. Era la mayor d una gran familia. Vivía en un
hogar muy bueno pero sometido a la férrea disciplina del padre. Lo que hice tuvo el efecto de una doble terapia, pues
permitió que esa joven comprendiera sus propias dificultades gracias a la ayuda que podía prestarle a su hijo.
Cuando ayudamos a los padres para que ayuden a sus hijos de hecho les ayudamos a ellos mismos.

NATURALEZA DE LA TENDENCIA ANTISOCIAL:


La tendencia antisocial no es un diagnóstico. No es directamente comparable con otros términos diagnósticos tales
como neurosis y psicosis. La tendencia antisocial puede existir en un individuo normal o en un psicótico o
neurótico. La tendencia antisocial existe en todas las edades. Un niño se convierte en un niño desposeído cuando
se ve privado de ciertos rasgos esenciales de la vida hogareña. El comportamiento antisocial se hará manifiesto en
casa o en una esfera más amplia, es socio-manifiesto. A causa de la tendencia antisocial puede que a la larga sea
necesario considerar al niño como niño inadaptado o mal ajustado y aconsejar su ingreso en una residencia, se le
someta a tratamiento, o bien puede ser llevado ante los tribunales por incontrolable. El niño, ya delincuente, puede
luego convertirse en persona en libertad condicional por mandato del tribunal, o bien se le puede mandar a un
reformatorio. Si el hogar deja de funcionar en algún aspecto importante, el niño puede pasar al cuidado del comité
infantil y recibir cuidado y protección. En el supuesto de que todas estas medidas fallasen puede decirse que el joven
adulto se habrá convertido en un psicópata a quien los tribunales pueden mandar a la cárcel. Puede que exista la
tendencia a repetir los delitos y hablaremos de reincidencia.
La tendencia antisocial se caracteriza por un elemento que hay en ella que obliga al medio ambiente a ser
importante. A través de impulsos icc, el paciente obliga a alguien a cuidarse del control. Constituye la tarea del
terapeuta verse envuelto en este impulso icc del paciente, el terapeuta realiza la labor en términos de control,
tolerancia y comprensión.
La tendencia antisocial implica esperanza. La falta de esperanza es el rasgo básico del niño desposeído, el cual, no es
en todo momento antisocial. En el periodo de esperanza el niño manifiesta una tendencia antisocial.
El comprender que el acto antisocial constituye una expresión de esperanza resuelta vital para el tratamiento de
los niños que den muestras de tendencia antisocial. Una y otra vez vemos como se desperdicia el momento de
esperanza, debido al desconcierto o a la intolerancia. El tratamiento de la tendencia antisocial no es el psicoanálisis
sino el control, el buscar la forma de aprovechar el momento de esperanza.

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Existe una relación directa entre la tendencia antisocial en los individuos y la desposesión emocional, típicamente en
el periodo de fines de la infancia y la edad a la que se comienza a caminar, entre el año y los 2 años de edad.
Cuando existe una tendencia antisocial ha habido una verdadera desposesión (no una simple privación), es decir
se ha producido la perdida de algo bueno que ha sido positivo en la experiencia del niño hasta cierta fecha y que
luego ha sido retirado; la retirada se ha extendido a lo largo de un periodo de tiempo superior al que el chico es
capaz de mantener vivo el recuerdo de la experiencia.

Hay siempre dos tendencias en la tendencia antisocial: una de ellas esta típicamente representada en el robo y la
otra en la destructividad. Por medio de una de ellas el niño busca algo, en alguna parte, y al no encontrarlo lo busca
en otra, cuando tiene esperanza. Por medio de la otra el niño busca la cantidad de estabilidad ambiental que soporte
la tensión resultante de un comportamiento impulsivo, búsqueda del medio perdido, de una actitud humana que por
ser digna de confianza da al individuo libertad para moverse, actuar y excitarse.
A causa de la segunda de estas tendencias el niño provoca unas reacciones totales del medio ambiente, como si
buscase un círculo cuyo primer ejemplo lo tuvo en los brazos o el cuerpo de la madre.
Es posible observar una serie: El cuerpo y los brazos de la madre, la relación con los padres, el hogar, la familia, la
escuela, la localidad, las comisarías y el país con sus leyes.
Dos tendencias: la búsqueda y la destrucción del objeto.

EL ROBO:
El robo se haya en el lugar central de la tendencia antisocial, junto con las mentiras asociadas con él. El niño que
roba un objeto no está buscando el objeto robado, si no que busca a la madre a la cual el niño tiene derecho,
derecho de que la madre fue creado por él. La madre satisfizo la creatividad primaria del niño y de esta manera se
convirtió en el objeto que el niño estaba dispuesto a encontrar (el niño no pudo haber creado a la madre, así mismo
el significado que la madre tiene para el niño depende de la creatividad de este).
¿Es posible unir las dos tendencias, el robo y la destrucción, la búsqueda del objeto y lo que provoca? La unión de las
dos tendencias se encuentra en el niño y representa una tendencia a la auto curación, una curación de la de-fusión
de los instintos.
Cuando en el momento de la desposesión originaria se produce cierta fusión de las raíces agresivas (o de movilidad)
con lo libidinal, el niño reclama a la madre por medio de una mezcla de robo, daño y suciedades, del desarrollo
emocional del niño. Cuando la fusión es menor, la búsqueda de objeto y la agresión del niño se hayan más separadas
entre sí y hay en él un mayor grado de disociación. El valor de molestia del niño antisocial es un rasgo esencial, un
rasgo favorable que indica la potencialidad para la recuperación de la fusión perdida de los impulsos libidinales y de
movilidad.
En los cuidados corrientes que se dan al niño la madre se enfrenta constantemente con el valor de molestia que
posee el niño. Ej. un niño se orina en el regazo de su madre cuando esta lo estaba amamantando. En una fecha el
pequeño moja la cama. Cualquiera exageración del valor de molestia del niño es posible que indique la existencia de
un grado de desposesión y tendencia antisocial.
La manifestación de la tendencia antisocial incluye el robo y la mentira, la incontinencia y la suciedad. El factor
común que interesa es el valor de molestia de los síntomas. Es explotado por el niño y no se trata de algo casual.

PRIMEROS SIGNOS DE LA TENDENCIA ANTISOCIAL:


Los primeros signos de desposesión son tan comunes que pasan por normales. No se trata de la omnipotencia
infantil, la cual es cuestión de realidad psíquica y no de comportamiento.
Uno de los síntomas más comunes de la tendencia antisocial es la gula, con la consiguiente inhibición del apetito. SI
un pequeño manifiesta gula, es que hay cierto grado de desposesión y cierta compulsión hacia la búsqueda de una
terapia. El hecho de que la madre este deseosa de satisfacer la gula del pequeño contribuye al éxito terapéutico. En
un niño la gula no es lo mismo que la codicia. La palabra codicia se utiliza en el momento que el pequeño empieza a
permitir la existencia separada de la madre.
Una madre debe fallar en la satisfacción de las exigencias instintivas, pero puede triunfar por completo en no
defraudar al pequeño, en satisfacer las necesidades del yo, hasta que llegue el momento en que el pequeño sea
capaz de poseer una madre introyectada que apoye al yo.
El impulso amoroso primitivo (pre compasión) no es lo mismo que la gula despiadada. En el proceso de desarrollo
de un niño, el impulso amoroso primitivo y la gula se hayan separados por la adaptación de la madre. La madre

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necesariamente en el mantenimiento de un elevado grado de adaptación a las necesidades del ellos y por tanto,
todo niño puede ser desposeído, pero es capaz de hacer que la madre cure este estado de sub-desposesión
mediante la afrontación de la gula, la suciedad, es decir los síntomas de la desposesión. La gula forma parte de la
compulsión infantil a buscar una cura procedente de la madre causante de la desposesión . Esta gula es antisocial, es
la precursora del robo y puede ser afrontada y curada por la adaptación terapéutica de la madre, a la que
demasiado fácilmente se confunde con los mimos. Sea lo que sea cuanto haga la madre, no anula que la madre en
principio fallo a su adaptación en las necesidades yoicas de su pequeño. La madre es capaz de afrontar las exigencias
compulsivas del pequeño haciendo así una buena terapia del complejo de desposesión. Se acerca a la curación
porque permite al pequeño que se exprese su odio, mientras ella, la terapeuta, es la madre desposesora.
Mientras que el niño no se haya sujeto a ninguna obligación para con la madre con respecto a la satisfacción por
parte de ella del impulso amoroso primitivo, existe cierto sentimiento de obligación como resultado de la terapia de
la madre, es decir, de su disposición a hacer frente e las exigencias que nacen de la frustración. La terapia por parte
de la madre puede curar, pero esto no es amor materno, es una terapia referente a un fallo del amor materno. Es
una segunda oportunidad que se da a las madres, de las que no cabe esperar que tengan éxito en su tarea inicial: el
amor primario. Si una madre lleva a cabo esta terapia como una formación reactiva nacida de sus propios complejos,
se denomina mimos. En la medida en la que ella sea capaz de hacerla porque ve la necesidad de que se satisfagan las
exigencias del niño, entonces se trata de una terapia que por lo general tiene éxito. No solo la madre, sino también
el padre y toda la familia se ven involucrada en ella.
La gula, la suciedad, la incontinencia y la destructividad compulsiva puede ser una manifestación de la reaccionante
la desposesión y de la tendencia antisocial. En la incontinencia, el énfasis recae en la regresión en el momento del
sueño, o en la compulsión antisocial de reclamar el derecho a mojarse en el cuerpo de la madre.

LA PÉRDIDA ORIGINARIA:
En la base de la tendencia antisocial se halla una anterior experiencia buena que se ha perdido. El pequeño ha
alcanzado la capacidad de percibir que la causa del desastre reside en un fallo ambiental. El correcto conocimiento
de que la causa de la depresión o de la desintegración es externo y no interna es responsable de la deformación de
la personalidad y de la urgencia en encontrar una cura por medio de una nueva provisión ambiental. El estado de
madurez del yo determina el desarrollo de una tendencia antisocial en vez de una enfermedad psicótica. Los niños
antisociales reclaman constantemente la cura a cargo del medio pero son incapaces de aprovecharlo.
Parecería que el momento de la desposesión originaria ocurre durante el periodo en que el pequeño tienen el yo en
proceso de alcanzar la fusión de las raíces libidinales y las agresivas (de movilidad) del ello.
TRATAMIENTO
No es el psicoanálisis. Es la provisión de los cuidados infantiles que el niño pueda redescubrir y re-experimentar de
nuevo los impulsos del ello y que puedan ser puestos a prueba. Es la estabilidad del nuevo medioambiente lo que
aporta la terapia. Da una nueva oportunidad para la relación del yo, ya que el niño percibe que fue un fallo
ambiental en el apoyo al yo lo que condujo a la tendencia antisocial.

UNIDAD 4
CARRETERO  CAPITULO 1 – teorías de la adolescencia
La importancia de la articulación entre aspectos cognitivos y los aspectos afectivos es poder generar una teoría
integrada y coherente sobre el desarrollo de los adolescentes. Hay una necesidad de poder articular posiciones
psicoanalíticas y concepciones piagetianas, ya que por un lado hay posiciones psicoanalíticas nacieron
estrechamente vinculadas a la problemática sexual, y por su lado las concepciones piagetianas suelen ser tildadas de
ocuparse exclusivamente de los aspectos más fríos del desarrollo es decir, del puro razonamiento. Ambas teorías
contienen elementos que se afectan mutuamente y que podrían complementarse.

EGOCENTRISMO
Piaget concebía al egocentrismo como una confusión o falta de diferenciación entre los aspectos internos del
pensamiento y los elementos externos de la realidad que rodea al sujeto. La causa general del egocentrismo seria el
desequilibrio cognitivo que acompaña a las fases de preparación de cada estadio del desarrollo intelectual.
En este sentido el egocentrismo intelectual es una cierta incapacidad para ponerse en el punto de vista del
interventor. El comienzo de la adolescencia supone la utilización de un pensamiento abstracto a partir del cual el
individuo empieza a reflexionar sobre sí mismo y a abordar sus propias teorías y sistemas de creencias. Pero esta

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misma capacidad, que permite al adolescente percibir distintas alternativas posibles al mundo que lo rodea, lo lleva
a una posición egocéntrica que se pone de manifiesto por una especie de mecanismo mediante los cuales se centra
en la actividad reformadora que va a desempeñar en el futuro.
El egocentrismo de la adolescencia se configuraría, por un lado, como la incapacidad para concebir con realismo las
posibilidades de aplicación de las teorías que se conciben y, por lo tanto, como un exceso de confianza en el poder
de ciertas ideas como elementos de transformación de la realidad. Este egocentrismo se supera a partir de dos
factores:
 Por un lado, la creciente inserción en la sociedad que proporciona al adolescente una diversidad de
perspectivas que le obligan a pensar y reconsiderar las suyas y a descentrarse.
 Por otro lado, el avance en su desarrollo cognitivo que le supone disponer de unos mejores instrumentos
intelectuales para buscar una coordinación más adecuada entre las teorías.
Una de las mayores deficiencias de las teorías, tanto clásicas como actuales, sobre al adolescencia es la falta de un
nexo entre los aspectos afectivo y cognitivo. Este egocentrismo que consiste en una falta de diferenciación entre lo
interno y lo externo, y que lleva al sujeto de estas edades a posiciones un tanto idealistas y mesiánicas, produce dos
fenómenos analizados por Elkind, la audiencia imaginaria y la fabula personal. Parece confirmarse la hipótesis de que
las operaciones formales serian una condición necesaria, pero no suficiente, para la adquisición de una plena
identidad personal.

CAPITULO 2 – desarrollo cognitivo en la adolescencia y la juventud: las operaciones formales


Inhelder y Piaget mantenían que las operaciones formales, como estadio del desarrollo intelectual del adolescente,
se empezaban a adquirir a los 11-12 años y se consolidaban entre los 14-15 aproximadamente.
Presenta dos tipos de característica: funcionales y estructurales. Las primeras son rasgos generales y representan
estrategias para abordar y tratar los problemas. Las segundas son las estructuras lógicas que Piaget utilizo para
formalizar el comportamiento de los sujetos ante los problemas que se le plantearon.

CARACTERÍSTICAS FUNCIONALES:
 Lo real concebido como un subconjunto de lo posible : el sujeto de este estadio enfoca la resolución de un
problema invocando todas las situaciones y relaciones causales entre los elementos, que luego confrontara
experimentalmente con la realidad.
 Carácter hipotético- deductivo: además de formular hipótesis, las pueden manejar y seleccionar
sistemáticamente y someter los resultados a las pruebas de un análisis deductivo.
 Carácter proposicional: además de expresar sus hipótesis, razonan sobre ellas y sobre los resultados de sus
pruebas convertidas también en proposiciones.
Convierten las operaciones directas del estadio anterior en proposiciones y operan sobre ellas.

CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES: el retículo de las 16 combinaciones binarias de la lógica de proposiciones y el


grupo de las cuatro transformaciones.
Los adolescentes son capaces de resolver los problemas que suponen no solo la realización de operaciones lógicas
(implicación, disyunción, etc) sino que también implican estructuras o sistemas más amplios que contienen a las
citadas operaciones.
En la primer estructura hay dos proposiciones de las cuales son posibles 16 combinaciones diferentes, las cuales
suponen otras tantas operaciones mentales que constituyen una estructura de conjunto que representa la capacidad
del sujeto de este estadio de concebir todas las relaciones posibles entre los elementos de un problema.
La segunda estructura es el grupo de las cuatro transformaciones que posee 4 propiedades:
 Composicion: cualquier operación que combina dos elementos del conjunto da como resultado un elemento
que también pertence al conjunto.
 Asociatividad: la combinación de una serie de elementos del conjunto es independiente de la forma en que
se las agrupe.
 Identidad general: Hay un solo elemento, el elemento de identidad que cuando se combina con otro
elemento deja a ese otro elemento de indentidad.
 Reversibilidad: Para cada elemento del conjunto existe otro elemento que combinado con el da como
resultado el elemento de identidad.
A estas le corresponden cuatro tipos de operaciones:

35
 Identidad: no cambiar una proposición de términos.
 Negación: llevar a cabo una inversión de la proposición idéntica
 Reciprocidad: producir el mismo efecto que la operación idéntica pero actuando sobre otro sistema
 Correlativa: consiste en la negación o inversión de la operación anterior.

La posibilidad de usar este grupo permite al sujeto el uso simultaneo de las reversibilidad, por negación y por
reciprocidad.
Los esquemas operatorios formales son:
 Operaciones combinatorias: capacidad de combinar objetos y proposiciones de todas las maneras posibles.
 Las proposiciones
 La coordinación de los dos sistemas de referencia y la relatividad de los movimientos o las velocidades
 La noción de equilibrio mecánico.
 La noción de probabilidad
 La noción de correlación
 Las compensaciones multiplicativas
 Las formas de conservación que van mas alla de las experiencias (inderida por el razonamiento deductivo o
inductivo

CASTORINA- reflexiones sobre la formación y el alcance del pensamiento formal


Las críticas que realiza Castorina al pensamiento lógico-formal son:
a. El modelo lógico empleado da cuenta de numerosas inferencias efectuadas a propósito de problemas físicos
o lógicos-matemáticos, pero parece atrapar todas las inferencias efectuadas por los adolescentes en la vida
cotidiana.
b. Han surgido serias dudas en cuanto a la posibilidad de acceso al nivel formal de pensamiento para todos los
individuos, ya que la observación muestra que hay individuos que no han constituido sus estructuras
formales.
c. Se han determinado notables diferencias interindividuales en el proceso de formación de las estructuras, lo
que parece depender del material empleado en las pruebas y de la índole de los problemas propuestos a los
sujetos
d. El hecho de que algunos sujetos solo utilicen las operaciones formales para ciertas pruebas, es decir, que no
tengan un nivel operatorio homogéneo, replantea la cuestión de las relaciones entre la forma del
pensamiento y su contenido.
e. Las indagaciones experimentales tienden a mostrar la subsistencia en el pensamiento adolescente de
conocimientos “intuitivos” que se resisten a la teorización rigurosa, basada en procedimientos hipotéticos-
deductivos y que es propia del conocimiento científico.

LA CUESTIÓN DEL ACCESO AL NIVEL DE PENSAMIENTO FORMAL


Se pregunta por la cuestión de la universalidad de tales transformaciones: ¿todos los individuos acceden al nivel
formal del pensamiento? Piaget plantea que no se pueden generalizar a todos los individuos las conclusiones
efectuados sobre una población relativamente privilegiada y trato de examinar tres posibles explicaciones:
1) La primera se ubica en la línea habitual de su pensamiento, según se admitan las diferencias individuales, pero
manteniendo el orden secuencial del desarrollo. Las diferencias del desarrollo podrían ser el resultado de la
pertenencia de los individuos a medios sociales más o menos desfavorecidos, se ubicaría en la desigualdad
de las condiciones sociales, que ofrecen diferentes estímulos a la construcción del pensamiento formal.
2) La segunda llevaría a tener en cuenta una diferenciación de las aptitudes con la edad. A partir de un corto
nivel de desarrollo deja de ser homogéneo, ya que ciertos individuos adquieren aptitudes en un dominio del
saber, más que en otro. Se trataría de un progreso en dominios especializados.
3) La tercera platea que todos los individuos normales alcanzarían el nivel formal, a los 11- 12 años a los 15 a
los 20 años, pero llegarían a dominios diferentes, aquellos que depende de sus aptitudes y de sus
especializaciones profesionales, sin que la utilización de estas estructuras formales sea exactamente la misma
de todos los casos. Lo característico de su pooensamiento es que dentro del campo de su practica pueden
disociar los factores involucrados en una situación problemática, combinarlos en todas sus posibilidades de

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razonar de modo hipotético-deductivo. Que enfrentados a situaciones que escapan a su campo proceden
como si pertenecieran al nivel concreto del pensamiento.

LA CUESTIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE LA FORMA RESPECTO DEL CONTENIDO


La forma se refería a las interferencias que los sujetos podían efectuar, sin importar el material sobre el cual
trabaja el pensamiento. Piaget trato de establecer el alcance de la diferenciación entre forma y contenido. Surgio
una cierta especificación de las condiciones dentro de las cuales se cumple efectivamente tal diferenciación. Trazo
una distinción entre las dificultades inherentes al pensamiento concreto y las que se observan en la constitución del
pensamiento formal.
En el caso del pensamiento concreto se puede hablar de la indiferenciación si se considera que una misma forma de
pensamiento no es inmediatamente generalizable a diversos contenidos; mientras que el pensamiento formal,
estructura de inmediato los problemas de su campo, pero no puede pasar a otro. El pensamiento formal tiene
dificultades para salir de las actividades vitales donde se ejerce.

LA CUESTIÓN DEL ALCANCE DEL PENSAMIENTO FORMAL


Un rasgo distintivo del pensamiento de un adolescente reside en la teorización explicita. Aquel que puede pensar
mas alla de la actualidad de sus vivencias, que le es posible construir, una visión en conjunto, sistemática, del mundo
y de si mismo. Piaget se interroga por las razones de esta capacidad: en su opinión ella emana en gran medida del
pensamiento formal, ya que los adolescentes están capacitados para razonar sobre su inteligencia y si pueden
reflexionar están en condiciones de examinar la realidad desde la perspectiva de lo posible.
Piaget no creyo que primero se constituían las estructuras intelectuales y luego se les aplicaba los problemas del
mundo social, sino que se trataba de un único proceso vinculado a las necesidades de la acción. Sin embargo, es
licito plantearse un interrogante ¿es suficiente el pensamiento hipotético-deductivo para dar cuenta de las teorías
del adolescente sobre el mundo y sobre sí mismo? En otras palabras, los instrumentos formales siendo una
condición necesaria ¿son una condición suficiente?
El pensamiento formal es necesario pero no suficiente para el surgimiento de aquellas reflexiones . El razonamiento
hipotético-deductivo no alcanza para explicar la constitución de las reflexiones epistemológicas. Piaget plantea la
cuestión en torno a la naturaleza de la autorreflexión: llegar a pensar en cierto nivel de subjetividad no parece ser
solamente una cuestión de la lógica del adolescente, sino que es inherente a su propio proceso de conocimiento, a la
reconstrucción de su relación cognoscitiva con el mundo.
Castorina plantea que le pensamiento formal no alcanza para generar una reflexión sobre el propio pensamiento.
Solo accedemos a ella por una construcción de las herramientas cognitivas que son parte del desarrollo. Se ha
considerado erróneamente la organización formal como estática, independiente del dinamismo de su actividad y
de las condiciones de su constitución. No es válido postular un finalismo.
Lo típico del pensamiento adolescente es una “autoconciencia teórica”, una competencia intelectual que nos
capacita para articular y comunicar justificaciones sistemáticas correspondientes al rigor experimentado de nuestras
ideas (Broughton).
Entre los indicadores psicológicos del surgimiento de las reflexiones sobre el conocimiento se pueden destacar dos:
a) La formación de un punto de vista propio sobre el mundo o el conocimiento, es decir, la creación de teorías y la
interrogación sobre su sentido.
b) Un indicador más bien afectivo: una cierta retracción de la acción directa en el mundo, un largo periodo
dedicado a las reflexiones solitarias.

La constitución de este estadio, si es legítimo llamarlo asi, abarca toda la adolescencia y se extiende hasta la adultez,
presentando muchas dificultades. No podría esperarse que todos los adolescentes lleguen efectivamente al modo de
reflexión epistemológico. No todo lo que piensa un adolescente sobre cuestiones teóricas, queda atrapado por tal
organización.

PIAGET E INHELER  DE LA LÓGICA DEL NIÑO A LA LÓGICA DEL ADOLESCENTE.


CAPITULO 18: El pensamiento adolescente
Desde el punto de vista de las estructuras lógicas hay bastante diferencia entre el niño y el adolescente.
El niño solo consigue la manipulación de las operaciones concretas de clases, relaciones y números cuya estructura
no va más allá del nivel de las agrupaciones lógicas, elementales, de los números aditivos y multiplicativos. De este

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modo utiliza la reversibilidad de inversión para clases y los números, y reciprocidad para las relaciones, pero sin
fusionarlas, que es lo que caracteriza la lógica formal.
El adolescente superpone la lógica de las proposiciones a la de las clases y las relaciones, y elabora asi poco a poco
un mecanismo formal fundado sobre las estructuras del reticulado y el grupo de las 4 transformaciones, estas le
permiten reunir en un mismo todo a la inversión y a la reciprocidad, y dominar además del razonamiento h-d, y la
prueba experimental, fundados sobre la variación de un solo factor, un cierto número de esquemas operatorios que
aplicara n su pensamiento experimental y lógico matemático, alcanzando asi un equilibrio entre los 14 o 15 años.
La transformación de las estructuras constituye un centro del cual irradian modificaciones, en el pensamiento del
adolescente.
El carácter fundamental de la adolescencia es la inserción del individuo en la sociedad de los adultos, es una
transición social fundamental. Las transformaciones del pensamiento y la inserción a la sociedad adulta suponen
una reorganización total de la personalidad en plano afectivo, intelectual y emocional. Si la aparición del
pensamiento formal no es una consecuencia de la pubertad, ¿no debe considerarse como la manifestación de
transformaciones cerebrales resultantes de la maduración? Es muy probable que si el niño de 7 u 8 años no logra la
manipulación de las estructuras que el adolescente de nuestras sociedades elabora fácilmente, es porque carece de
una cierta cantidad de coordinaciones cuyas fechas de formación se hallan determinadas por las etapas de
maduración. Parece pues evidente que el desarrollo de las estructuras formales de la adolescencia se encuentra
conectadas con el desarrollo de las estructuras cerebrales. Es un proceso complejo (no es algo simple) ya que la
constitución de las estructuras formales requiere de un medio social.
El advenimiento de la adolescencia incorpora al adolescente a la sociedad adulta pero también influyen factores
sociales y neurológicos.
Las estructuras formales no son formas innatas del entendimiento, ni representaciones colectivas que están
elaboradas por encima y por fuera de los individuos, sino que son formas que se imponen y se equilibran. Son
sistemas de intercambio entre individuos y medio social.
Entre el sistema nervioso y la sociedad existe la actividad individual que son las experiencias propias del sujeto para
adaptarse al mundo físico y social.
El pensamiento del adolescente tiene modificaciones espontaneas que traducen en la construcción de estructuras
formales que aseguran la inserción de los sujetos al medio social.
El Adolescente es un individuo que empieza a considerarse como un igual ante un adulto, juzgados con igual y
reciprocidad, mientras que el niño se siente inferior o subordinado al adulto. El adolescente busca formar parte de la
sociedad adulta, atravesando conflictos y tiene compensaciones generales. Comienza a construir sistemas o teorías,
a diferencia del niño que no construye sistemas, su pensamiento es espontaneo y menos sistemáticos, no tiene
pensamientos reflexivos.
El adolescente reflexiona sobre su pensamiento y construye teorías, hay significación de estos sistemas, porque le
permiten su inserción moral e intelectual. Son indispensables para asimilar las ideologías que caracterizan a la
sociedad o a las clases sociales.
El adolescente construye, adopta y reconstruye sus teorías como una necesidad de participar en ideologías adultas.
Manifiesta su egocentrismo de la adolescencia que se pone de manifiesto por la presencia de un mecanismo de
naturaleza tal que las teorías mediante las cuales se representa el mundo se centran en la actividad reformadora
sobre el futuro.

Puede manifestarse egocentrismo y crisis de originalidad en la adolescencia. Hay una necesidad de ser diferente de
otro igual. El pasaje del egocentrismo a la descentración lo constituye la subordinación del progreso del
conocimiento re-manipulando perspectivas.
El adolescente pasa por una fase de potencia ilimitada a su pensamiento y a soñar con su futuro o a transformar el
mismo con sus ideas. Es el proceso de descentración el que permite que salga de ese periodo de indiferenciación y
se cura de la crisis idealista para alcanzar lo real y lo conduce al estado adulto. Esta descentración se da en el plano
social y del pensamiento.
La adolescencia es una edad de la inserción de los individuos en un periodo de formación en el cuerpo social adulto y
complementariamente es la etapa de construcción de la personalidad. Esta adaptación social implica la correlación
con el desarrollo de las operaciones proposicionales o formales, que se aseguran la estructuración intelectual,
sentimientos y personalidades. Se produce la superación de los ideales encarnados, por lo que se independiza de
ellos. El niño no supera ni sale de esos ideales, porque sus únicos ideales sensibles son ideales encarnados.

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UNIDAD 5
BLOS – ¿CUANDO Y COMO TERMINA LA ADOLESCENCIA?
La adolescencia parece una etapa de crecimiento que uno simplemente debe pasar. Una opinión ampliamente
difundida afirma que aquella puede extenderse indefinidamente, en cuyo caso habla de un eterno adolescente. La
iniciación de la adolescencia coincide con hitos somáticos mensurables, tales como los caracteres sexuales primarios
y secundarios. El sincronismo entre los cambios somáticos y psicológicos, que es muy evidente durante la etapa
temprana de la adolescencia pierde su nitidez cuando se llega a la fase final de la adolescencia. Esta disparidad
debería ser una razón suficiente para adecuar nuestra terminología y hablar de pubertad solo cuando nos referimos
al proceso somático, reservando el término adolescencia para denotar los cambios psicológicos. No debemos olvidar
que el cambio psicológico adolescente no solo responde al acontecimiento somático que se está produciendo (la
pubertad) sino que igualmente y quizá con mayor urgencia aún se recurre a él para integrar la realidad social
inmediata del individuo con su pasado todavía activo y su futuro anticipado.

Se debe hablar de pubertad solo cuando nos referimos al proceso somático y utilizar el término adolescencia para
dar cuenta de los cambios psicológicos que reflejan la adaptación o acomodación psíquica y social a la pubertad. Por
eso se dice que la pubertad es un acto de la naturaleza, mientras que la adolescencia es un acto humano.
Se utiliza el término adolescencia tardía para determinar el lapso de prolongada vida pre adulta como la última etapa
de la adolescencia porque el desarrollo psicológico típico de este periodo, denominado consolidación, es una
continuación directa del proceso adolescente.
Considero este lapso de prolongada vida pre adulta como la última etapa de la adolescencia porque el desarrollo
psicológico típico de este periodo denominado consolidación es una continuación directa del proceso adolescente. Si
se extiende mas alla de su limite temporal o normativo genera un nucleo patológico o una perturbación manifiesta.

La disolución del conflicto edípico hacia el final de la fase fálica es normalmente parcial, se produce una mera
suspensión de algunas cuestiones. En la adolescencia se pone de manifiesto no solo una recapitulación del conflicto
edípico sino también una continuación. A partir de una resolución incompleta o la suspensión del conflicto del
complejo de Edipo inverso o negativo: el amor del niño hacia el padre del mismo sexo.
La disolución del complejo de Edipo negativo debe lograrse durante la última parte de la adolescencia ya que el logro
de la identidad sexual depende de ella.
Es debido a la continuación y no meramente a la repetición de los conflictos infantiles que he propuesto extender la
niñez psicológica hasta la finalización de la adolescencia.
La teoría psicoanalítica hizo siempre hincapié en la tendencia dual, normalmente con predominio de una de las
orientaciones de la sexualidad infantil dirigida hacia el objeto, que culmina en la constelación edípica. La maniobra
defensiva en relación con el complejo de Edipo negativo suele adoptar la forma de una actitud hostil o agresiva hacia
el padre del mismo sexo y de un aferrarse obstinado, incluso obsesivo e ingobernable, al componente positivo o
heterosexual del complejo de Edipo. En otras palabras, la vinculación edípica del niño con el padre del sexo opuesto
es forzada reactivamente a ocupar el primer plano. Mis observaciones en el análisis adolescente me han
demostrado, una y otra vez que el amor edípico del varón hacia el padre o de la mujer hacia la madre es inalcanzable
o se halla bien defendido durante largo tiempo. He caracterizado esto como la defensa edípica adolescente. Es
debido a la continuación y no meramente a la repetición de los conflictos infantiles que he propuesto extender la
niñez psicológica hasta la finalización de la adolescencia. Es el grado de coordinación e integración de las funciones
yoicas, viejas y nuevas, lo que determina la conclusión de cualquier etapa evolutiva.

Existen criterios fenomenológicos para definir el término de la adolescencia:


 La disminución gradual de los cambios de humor típicos de la adolescencia, hasta que se alcanza cierto
estado de apacibilidad. El intento de entenderse a si mismo hace que la necesidad de ser entendido siempre
sea menos urgente.
 Con la consolidación de la personalidad adolescente tardía se da la aparición de un plan de vida, orientado
hacia una meta posible de alcanzar, se vuelve factible, si es que no asume, un carácter obligatorio.
 Cambio gradual en la naturaleza de las relaciones personales o comunitarias, logrando cierta configuración
dentro de la esfera privada o pública.

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Se abandona el examen de los criterios fenomenológicos para referirse a las cuatro tareas evolutivas que, de modo
conjunto y sinérgico, conducen al adolescente hacia la adultez.
1. EL SEGUNDO PROCESO DE INDIVIDUACION: No estos diciendo nada nuevo cuando afirmo que el
adolescente tiene que liberarse de las dependencias infantiles. Anna Freud ha caracterizado esto como el
aflojamiento de los lazos objétales infantiles. Adoptando la terminología utilizada por Mahler, he postulado
un segundo proceso de individualización de la adolescencia. La individualización infantil se produce en
relación con la persona que tiene al niño a su cuidado, la madre. En la fase de separación-individuación, la
existencia de la madre como un objeto independiente surge mediante el proceso de interiorización. Los
padres interiorizados y a través de ellos, la cultura interiorizada en el sentido más amplio no son
cuestionados, en términos relativos, hasta la pubertad. Durante la adolescencia, estas viejas y familiares
dependencias, así como los objetos infantiles de amor y de odio, vuelven a ocupar un lugar en la vida
emocional. La desvinculación objetad mediante la individualización en el nivel adolescente no ocurre en
relación con objetos externos, tal como sucedió en la niñez temprana, ahora tiene lugar en relación con los
objetos interiorizados de la niñez temprana. Los cambios de humor de la adolescencia son un corolario del
segundo proceso de individuación. Al llegar la adolescencia es necesaria una desidealización o humanización
si se quiere, del orden del mundo infantil. La constelación conflictiva del segundo proceso de individuación
puede observarse de modo más dramático en ciertas formas de actuación. En los casos de esta índole el
conflicto interno es experimentado como un conflicto entre el individuo y su ambiente: el conflicto es
exteriorizado. Las imperfecciones de las instituciones sociales constituyen el blanco general de la agresión.
Podemos decir que las imperfecciones del mundo, hacia el que el adolescente se vuelve abandonando las
dependencias de su niñez, tienen forzosamente que perturbar su equilibrio narcisista. Incapaz de resolver el
estado interno de dependencia, recurre al mecanismo de exteriorización con el fin de crear un mundo nuevo
y perfecto.
2. LA CONTINUIDAD YOICA: La segunda tarea o desafió que el adolescente tardío debe encarar a fin de
concluir el proceso adolescente. El término que he elegido es continuidad yoica. Para que el niño sobreviva
en el mundo en que ha nacido, necesita durante muchos años del apoyo, la guía y la orientación
proporcionados por las personas que lo tienen bajo su cuidado. Los padres funcionan como extensiones del
yo del niño, la adolescencia modifica este estado radicalmente. Durante la adolescencia normal, el niño en
crecimiento utiliza su facultad cognitiva y su madurez somática mayores para obtener independencia
emocional, moral y física. Esta es la época en que se forma su propia opinión sobre su pasado, presente y
futuro. En este momento asistimos al advenimiento del hombre consciente de sí que por primera vez se
percata de su vida ordinaria y al mismo tiempo único, que se extiende entre el nacimiento y la muerte. La
denominada angustia existencial no puede experimentarse antes de la adolescencia.
3. EL TRAUMA RESIDUAL: Trauma constituye una experiencia dañina inevitable en el periodo infantil. Las
vulnerabilidades idiosincrásicas debidas al trauma residual forman parte de la condición humana. Trauma
residual, es decir, a ese aspecto del trauma que nunca se resuelve y que de hecho nunca puede resolverse.
Este incentivo persistente empuja al adolescente tardío hacia un conjunto de compromisos más o menos
definitivos de índole personal así como impersonal. Socialización del trauma residual durante la adolescencia
tardía. Este proceso coincide con la declinante intrusión de las fantasías infantiles en el sistema motivacional.
El trauma residual sirve como un organizador que promueve la consolidación de la personalidad adulta y
explica su singularidad. La socialización del trauma residual es anunciada en terapia cuando el joven paciente
asume la responsabilidad de su propia vida tolerando un mínimo de tensión y dejando de hacer el duelo por
sus fantasías y expectativas infantiles.
4. LA IDENTIDAD SEXUAL: cuarto y último desafío en mi esquema de criterios evolutivos sobre la conclusión de
la adolescencia: la identidad sexual definitiva. Este concepto se distingue de la identidad sexual original. Que
se establece tempranamente en la vida. La actividad sexual no constituye por sí misma un indicio de una
conclusión normal de la adolescencia y no ofrece ninguna garantía de que se haya logrado la identidad
definitiva específica de cada sexo. La formación de la identidad sexual depende de la transmutación del
componente de la pulsión sexual inadecuado al sexo en una nueva estructura psíquica, el ideal del yo.
Requiere el abandono de las idealizaciones infantil del self y del objeto. La típica regresión adolescente, que
llame regresión al servicio del desarrollo incentiva la dicotomía infantil entre el objeto todo bueno y el
objeto todo malo. Este estado refleja un vínculo objetal primitivo, preambivalente. Solo habrá una relación
adulta duradera cuando el estado de ambivalencia madura se estabilice estructuralmente en la adolescencia

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tardía. La experiencia subjetiva más angustiante y dolorosa en el contexto de la reestructuración psíquica
adolescente se relaciona con el proceso de desidealización. Los problemas psicológicos no resueltos
necesariamente subsisten es su integración estable en la personalidad adulta. Lo que proporciona a estos
problemas persistentes una estructura pautada e irreversible. La estabilidad caracterológica obtenida de
este modo indica que la adolescencia ha terminado.

FREUD: EL CREADOR LITERARIO Y EL FANTASEO


Nos aseguran que n todo hombre se esconde un poeta. ¿no deberíamos buscar ya en el niño las primeras huellas del
quehacer poético? La ocupación preferida y más intensa del niño es el juego. Todo niño que juega se comporta como
poeta, pues se crea su propio mundo, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Toma muy
enserio su juego, emplea en el grandes montos de afecto. Lo opuesto al juego es la realidad efectiva. El niño
diferencia muy bien de la realidad su mundo del juego, a pesar de toda su investidura afectiva y tiende a apuntalar
sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y visibles del mundo real. Solo ese apuntalamiento es el que
diferencia aun su jugar del fantasear.
El poeta hace lo mismo que el niño que juega. Cuando el niño ha crecido y dejado de jugar puede caer un dia en una
predisposición anímica que vuelva a cancelar la oposición entre juego y realidad. El adulto deja pues de jugar,
aparentemente renuncia a la ganancia de placer que extraía del juego. En verdad, no podemos renunciar a nada,
solo permutamos una cosa por otra, lo que parece ser una renuncia es en realidad una formación de sustituto o
subrogado. Asi el adulto cuando cesa de jugar, solo resigna el apuntalamiento en objetos reales, en vez de jugar,
ahora fantasea. Crea lo que se llama sueños diurnos.
El fantasear de los hombres es menos fácil de observar que el jugar de los niños. El niño juega solo o forma con otros
niños un sistema psíquico cerrado a los fines del juego, pero asi como no juega para los adultos como si fueran su
público, tampoco oculta de ellos su jugar. En cambio, el adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de los
otros, por lo común preferiría confesar sus faltas a comunicar sus fantasías.
El jugar del niño estaba dirigido por deseos, en verdad por un solo deseo que ayuda a su educación, helo aquí: ser
grande adulto. Juega siempre a ser grande, imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida de los
mayores. Ahora no hay razón alguna para esconder este deseo. Diverso es en el caso del adulto, por una parte este
sabe lo que de él esperan, que ya no juegue ni fantasee sino que actúe en el mundo real, y por otra parte, entre los
deseos productores de sus fantasías hay muchos que se ve precisado a esconder, entonces su fantasear lo
avergüenza por infantil y por no permitido. Son los neuróticos que se ven forzados a confesar al médico, de quien
esperan su curación, también sus fantasías; de esta fuente proviene nuestro mejor conocimiento. Es lícito decir que
el dichoso nunca fantasea, solo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las
fantasías y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad. Estos
deseos se dejan agrupar siguiendo dos orientaciones rectoras: son deseos ambiciosos, que sirven a la exaltación de
la personalidad o son deseos eróticos.
Productos de la actividad fantaseadora: las fantasías singulares, castillos en el aire o sueños diurnos. Se alteran a
cada variante de las condiciones de vida, reciben de cada nueva impresión eficaz una marca temporal, según se la
llama. Una fantasía oscila entre tres tiempos, tres momentos temporales de nuestro representar. El trabajo anímico
se anuda a una impresión actual presente, que fue capaz de despertar los grandes deseos de la persona; desde ahí
se remonta al recuerdo de una vivencia anterior infantil, en que aquel deseo se cumplía y entonces crea una
situacion referida al futuro, que se figura como el cumplimiento de ese deseo, justamente el sueño diurno o la
fantasía, en que van impresas las huellas de su origen en la ocasión y en el recuerdo.
El hecho de que las fantasias proliferen y se vuelvan hiperpotentes crea las condiciones para la caída en una
neurosis, o una psicosis; además, las fantasias son los estadios previos más inmediatos de los síntomas patológicos
de que nuestros enfermos se quejan.
No puedo omitir el nexo de las fantasias con el sueño. Tampoco nuestros sueños nocturnos son otras cosas que unas
tales fantasias. El lenguaje ha decidido el problema de la esencia de los sueños, llamando también sueños diurnos a
los castillos en el aire de los fantaseadores. Esos sueños son unos cumplimientos de deseo como los diurnos, esas
fantasias familiares a todos nosotros.
¿estamos autorizados a comparar al poeta con el soñante a pleno día y a sus creaciones con unos sueños diurnos?
Para que posea algún valor nuestra equiparación del poeta con el que tiene sueños diurnos y de la creación poética
con el sueño diurno mismo, es preciso ante todo que muestre su fecundidad de cualquier manera. Una intensa
vivencia actual despierta en el poeta el recuerdo de una anterior, perteneciente a su niñez, desde la cual arranca

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entonces el deseo que se procura su cumplimiento en la creación poética y en esta última se pueden discernir
elementos tanto de la ocasión fresca como del recuerdo antiguo. No olviden que la insistencia, sobre el recuerdo
infantil en la vida del poeta deriva en última instancia de la premisa según la cual la creación poética, como el sueño
diurno, es continuación y sustituto de los antiguos juegos del niño.
El soñante diurno pone el mayor cuidado en ocultar sus fantasías de los demás porque registra motivos para
avergonzarse de ellas, aunque no las comunicara, no podría depararnos placer alguno mediante esa revelación. Tales
fantasías si nos enteramos de ellas, nos escandalizarían o nos dejarían fríos. En cambio, si el poeta juega sus juegos
ante nosotros como su público, sentimos un elevado placer que probablemente tenga sus tributarios de varias
fuentes.

WINNICOTT- CAP 5: LA CREATIVIDAD Y SUS ORIGENES


Lo que hace que el individuo sienta que la vida vale la pena de vivirse es la apercepción creadora. Existe una relacion
con la realidad externa que es de acatamiento, se reconoce el mundo y sus detalles pero solo como algo en que es
preciso encajar o que exige adaptación. El acatamiento implica un sentimiento de inutilidad en el individuo. Muchos
individuos han experimentado una proporción suficiente de vida creadora como para reconocer que la mayor parte
del tiempo viven de manera no creadora, como atrapados en la creatividad de algún otro. Nuestra teoría incluye la
creencia de que vivir en forma creadora es un estado saludable y que el acatamiento es una base enfermiza para la
vida.
Estas dos alternativas de vivir o no en forma creadora pueden ofrecer un contraste muy agudo.
Debemos tomar nota de que para muchos la realidad exterior es en alguna medida un fenómeno subjetivo. En el
caso extremo el individuo tiene alucinaciones en ciertos momentos o en forma generalizada y se los llama
esquizoides. En ocasiones ven el mundo en forma subjetiva y se engañan con facilidad, o bien, aunque posean bases
firmes en la mayoría de las zonas, aceptan un sistema ilusorio en otras.
En el plano clínico no encontramos una clara línea de separación entre la salud y el estado esquizoide, miramos con
suspicacia cualquier teoría que separe al sujeto de los problemas de la vida corriente en determinado ambiente.
Advertimos la importancia del medio.
Las personas pueden vivir una vida satisfactoria y aun realizar tareas de excepcional valor y sin embargo ser esquizo.
Para equilibrar esto seria precisos afirmar que existen otros arraigados con tanta firmeza en la realidad percibida de
manera objetiva que son enfermos en el sentido contrario, es decir, en el de no tener contacto con el mundo
subjetivo y con el enfoque creador de la realidad.
Le interesa el punto exacto en que un bebe es esquizoide. Los esquizoides son personas tan pocos satisfechas
consigno mismas como los extravertidos que no logran ponerse en contacto con el soñar. Tienen la sensación de que
algo anda mal y que en su personalidad existe una disociación y les gustaría que se los ayudase a lograr una unidad,
en lugar de elementos disociados.
Con el fin de estudiar la teoría que usan los analistas es precioso separar la idea de creación de las obras del arte. Lo
cierto es que una creación puede ser un cuadro, una casa, un jardín, cualquier cosa. Podríamos decir que estas cosas
podrían ser creaciones. La creatividad es universal. Corresponde a la condición de estar vivo. Tiene que ver con la
característica d ela vivacidad pero sin duda resulta menos significativa en unos u otros, cuando tienen una escasa
capacidad intelectual. La creatividad que estudiamos se refiere al enfoque de la realidad exterior por el individuo. Si
se da por supuesta una capacidad cerebral razonable, todo lo que se produce es creativo, salvo en la medida en que
el individuo está enfermo o se encuentra frenado por factores ambientales en el desarrollo que ahogan sus procesos
creadores. Quizá sea un error pensar en la creatividad como algo que puede ser destruido por completo. Aquí
intentamos encontrar una forma de estudiar la perdida, por los individuos, de su ingreso creador en la vida o del
enfoque creador inicial de los fenómenos exteriores. En el caso extremo, existe un fracaso relativo en lo que
respecta al establecimiento de una capacidad personal para el vivir creador. (etiología)
Es preciso sobreentender la posibilidad de que no se produzca una destrucción total de la capacidad un humano
para ese vivir creador y de que, aun en la circunstancia mas extrema de acatamiento y de establecimiento de una
falsa personalidad, haya oculta en alguna parte, una vida secreta que resulte satisfactoria porque es creadora u
original para ese ser humano.
Digamos que en ese caso extremo todo lo real, lo personal, original, creador, se encuentra oculto y no da señales de
su existencia. En esas condiciones, al individuo no le importa si esta vivo o muerto.

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Por lo tanto, el impulso creador es algo que se puede entender como una cosa en si misma, es necesaria si el artista
quiere producir una obra de arte, pero también como lo que se encuentra presente cuando cualquiera contempla
algo en forma saludable o hace una cosa de manera deliberada.
Cuando el psicoanálisis trato de encarar el tema de la creatividad perdió de vista en gran medida el aspecto principal.
Se deja a un lado el tema principal, el del impulso creador mismo. La creación se interpone en el observador y la
creatividad del artista. Yo formule la idea de que tanto Freud como Klein se saltaron en ese punto un obstáculo y se
refugiaron en la herencia.
Es de esperar que los psicoanalistas puedan usar la teoría de los fenómenos transicionales para describir la manera
en que la formación de un ambiente lo bastante bueno en las primeras etapas permite que el sujeto haga frente al
inmenso golpe de la perdida de omnipotencia. Lo que denomine objeto subjetivo se relaciona poco a poco con
objetos que se perciben de manera objetiva, pero ello solo ocurre cuando la fomracion de un ambiente bueno
permite que el bebe se enfurezca en la forma particular que se acepta en los bebes. En la etapa de la infancia es el
mismo tema al que me referi cuando hable de la aceptación de la paradoja.
Advertimos o bien que los individuos viven en forma creadora y sienten que la vida es digna de ser vivida o que no
pueden hacerlo y dudan del valor de vivir. Esta variable tiene vinculación directa con la calidad y cantidad de la
formación de un ambiente al comienzo o en las primeras etapas de la experiencia vital de cada bebé. Asi en este
punto en que nace o deja de nacer la creatividad, o se pierde, el teorico debe tener en cuenta el amniente y
exposición alguna que tome el individuo aislado puede llegar a ese problema central de la fuente d ela creatividad.

CAPITULO 7: la ubicación de la experiencia cultural


TESIS PRINCIPAL
1. El lugar de la ubicación de la experiencia cultural es el espacio potencial que existe entre el individuo y el
ambiente (al principio el objeto). Lo mismo puede decirse del juego. La experiencia cultural comenzó con el
vivir creador, cuya primera manifestación es el juego.
2. La utilización de dicho espacio la determinan las experiencias vitales que surgen en las primeras etapas de su
existencia.
3. El bebe vive experiencias de máxima intensidad en el espacio potencial que existe entre el objeto subjetivo y
el objeto percibido en forma objetiva, entre las extensiones del yo y el no-yo. Ese espacio se encuentra en el
juego reciproco entre el no existir otra cosa que yo y el existir de objetos y fenómenos fuera del control
omnipotente.
4. El espacio potencial se da solo en relación con un sentimiento de confianza por parte del bebe vinculado a la
figura materna o elementos ambientales, siendo la confianza la prueba de la confiabilidad que comienza a
ser introyectada.
5. Para estudiar el juego y después la vida cultural del individuo es preciso examinar el destino del espacio
potencial que hay entre un bebe cualquiera y la figura materna.

¿Qué ocurre cuando la madre consigue pasar a un fracaso en lo que respecta a la adaptación, a partir de una
posición de plena adaptación? En la buena experiencia, en este terreno de la manipulación el bebe encuentra una
placer intenso y angustioso vinculado con el juego imaginativo. No existe un juego prefijado de modo que todo es
creador y aunque el jugar forma parte de la relación de objeto, lo que ocurre es personal para el bebe. Advertimos
que todo lo que sucede en el juego se ha hecho antes, y cuando aparecen símbolos de la unión entre el bebe y la
madre, dichos objetos fueron adoptados, no creados. Pero para el bebe si la madre ofrece las condiciones correctas
cada uno de los detalles de su vida es un ejemplo de vivir creador. Cada objeto es un objeto hallado. Si se le ofrece la
posibilidad, el bebe empieza a vivir de manera creador ay a usar objetos reales para mostrarse creativo con ellos. Si
no se le da la oportunidad, no existe zona alguna en la cual pueda jugar o tener experiencias culturales. El niño
privado entonces es inquieto e incapaz de jugar y posee una capacidad empobrecida para la experiencia en el
terreno cultural. La falta de confiabilidad o pérdida del objeto significa para le niño la perdida de la zona de juego y la
del símbolo. En circunstancias favorables el espacio potencial se llena de los productos de la imaginación creadora
del bebe. En las desfavorables falta el uso creador de los objetos. En ese contexto la palabra CONFIAR muestra una
comprensión e la confianza basada en la experiencia, en el momento de máxima dependencia antes del goce.
Si se le ofrece la confiabilidad, el bebé empieza a vivir de manera creadora, y a usar objetos reales para mostrarse
creativo en y con ellos. Si no se le da esta oportunidad, no existe entonces zona alguna en la cual pueda jugar o
tener experiencias culturales; se sigue de ello que no hay vínculos con la herencia cultural.

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En la buena experiencia, en este terreno de manipulación, él bebe encuentra un placer intenso vinculado con el
juego imaginario. Todo es creador y aunque el jugar forma parte de la relación de objeto, lo que ocurre es
personal para el bebe. Cuando aparecen símbolos específicos de la unión entre el bebe y la madre (objetos
transicionales) dichos objetos fueron adoptados, no creados.
Sugiero que ha llegado el momento de que la teoría psicoanalítica rinda atributo a esa tercera zona, la de la
experiencia cultural que es un derivado del juego. E intentado llamar la atención hacia la importancia teórica y
práctica de la tercera zona, la del juego que se ensancha en el vivir creador y en toda la vida cultural del hombre. La
confronte con nuestra realidad psíquica, personal o interna y con el mundo real en el que vive el individuo, que se
puede percibir de en forma objetiva. Ubique esta importante zona de experiencia en el espacio potencial que existe
entre el individuo y el ambiente que en principio une y al mismo tiempo separa al bebe y la madre. Ese espacio
potencial es un factor muy variable en tanto que las otras dos ubicaciones (realidad psíquica y el mundo real) son
más o menos constantes, siendo la una determinada biológica mente y la otra de propiedad común. El espacio
potencial depende de la experiencia que conduce a confiar. Se lo considera sagrado para el individuo en el sentido
que allí experimente el vivir creador.

UNIDAD 6. Ficha de catedra


WAINSTEIN. CAPITULO 9: el tercer despertar
La clínica con pacientes que atraviesan la edad media de la vida me llevo a postular la idea del tercer despertar.
Siguiendo a Freud en el tercer despertar leemos los ecos retrospectivos del 2do (propio de la pubertad) y del
primero (infancia). Los títulos que inscriben las 3 identificaciones en la primera vuelta edipica se ponen a prueba en
la pubertad y en el mejor de los casos promueven el 2do. Es que a partir de la pubertad se juega la articulación
freudiana entre a la sexualidad y la muerte.
Wainstein introduce una reflexión a la cual llamo tercer despertar. Este tercer tiempo no es del orden de la
estructura como sí lo son los dos primeros. El tercer despertar es contingente, es decir se presenta en algunos
sujetos. Este despertar permite una lectura que resignifica los dos anteriores y le permite al sujeto eventualmente
introducir en su vida modificaciones creativas cuando parecía que muchas puertas ya estaban cerradas. El tercer
despertar promueve un reordenamiento subjetivo que permite conmover al dramatismo con el que solemos pasar la
vejez.
El encuentro que se plantea entre la sexualidad y la muerte no es sin inhibición, síntoma o angustia. En la edad
adulta se acentúa la proximidad de la muerte. Puede que la realidad del cuerpo irrumpa, añadiendo más relevancia a
la cuestión. Como enfrentara el adulto este desafío, de su respuesta dependerá la posibilidad o no de ese tercer
despertar. Pero este no será sin haber transitado suficientemente los problemas pendientes de los dos primeros
tiempos.
Muchos adultos mayores toman el camino de la renuncia de la sexualidad con lo cual de antemano se clausura el
acceso a este tercer despertar. La objeción por le varón, recae sobre el órgano que por temor a su desfallecimiento
no funciona como representante fálico del goce. En la mujer la piel es el blanco preferido para justificar su renuncia a
la sexualidad, la mujer arruga porque su cuerpo ya no presenta el brillo fálico que oficia como atracción para el otro.
Una vez más como fue en la adolescencia la realidad del cuerpo irrumpe y reclama al sujeto efectuar ciertos cambios
de posición en un corrimiento subjetivo que involucra el narcisismo y la relación con los dos otros. En uno de sus
primeros escritos Freud hace referencia a la angustia que surge en el periodo climatérico de las mujeres y durante la
edad critica de los hombres. Subraya que es la última gran elevación de la necesidad sexual. Fue la connotación de
ultima la que me llevo a pensar en el tercer despertar. La gran encrucijada con que se encuentran en este momento
de la vida está en que no cuenta con recursos para responder al incremento de la libido y la erupción pulsional que
conlleva. Es en este punto que Freud homologa el climaterio con la pubertad.
El 3er despertar solo se vuelve posible si muerte y sexualidad renuevan su anudamiento en el delicado tiempo de la
llamada a la crítica, crisis de la vida por estar la muerte más cerca del horizonte de lo posible, afectando con su
sombra el campo del deseo. De no ser asi sucede imaginariamente la renuncia a la sexualidad que implicara alejar la
perspectiva de la muerte. En el varón posedipico ya existe una antecedente de este pensamiento, la renuncia a la
sexualidad a cambio de preservar su miembro. En las mujeres se indica que algunas pueden vivir el encuentro sexual
con alguien más joven como deslizándose en el terreno del incesto con el hijo.

POSIBILIDAD DEL TERCER DESPERTAR:

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El trastrocamiento de la imagen del cuerpo en las mujeres, situada en el cuerpo como falo y en los varones, en el
órgano como caída del mismo, demanda la creación de nuevos velos que permitan recuperar el valor del falo en
tanto significante del deseo. El hombre cubriendo su órgano y la mujer la totalidad de su ser.
La mirada deseante de la mujer pone erecto el valor fálico del hombre es decir provoca la erección. Esto es lo que
dice Lacan sobre la mascarada, sostenerla permite la circulación de la falta: dar lo que no se tiene a alguien que no lo
es. La mujer esta atenta a la mirada del hombre y la pulsión actúa según la segunda modalidad, en este caso el
asunto para ella es atreverse a hacerse mirar, debe permitirse el juego de hacerse objeto del deseo del Otro, lo cual
implica no haber renunciado a su condición deseante. La mirada del hombre garantiza su identidad femenina.
Cuando la imagen del cuerpo entra en crisis (menopausia) su búsqueda se centrara en esa mirada que le rearme la
imagen corporal, siempre y cuando no este en posición de renuncia o de reivindicación frente al otro. La importancia
de la imagen esta dada por la recuperación fálica que conlleva. En los varones la pregunta por el funcionamiento del
órgano puede culminar en algunos casos en la hipocondría o llevarlo a la impotencia.

EL TERCER DESPERTAR ES POSIBLE SI SE REINVISTE LA IMAGEN DEL CUERPO:


Sin investidura libidinal de la imagen del cuerpo, es decir no hay valor fálico, no hay encuentro erótico con el otro. Es
decir que si el otro no la enviste con su mirada, con su voz, la imagen se derrumba. En los análisis con gente de edad
media en el tercer despertar escuchamos el eco retrospectivo del segundo y primero.
A veces sucede que en lugar de ese tercer despertar se observan manifestaciones grotescas como las del viejo verde,
o la mujer madura que se hace la pendeja.
Se hace preciso recordar la función del estadio del espejo. La constitución del narcisismo inviste libidinalmente la
imagen que se hace deseable para el otro, siempre y cuando sea reconocida como tal. La segunda identificación es la
que arroja la donación del rasgo unario, estabiliza la función del espejo en relación con la imagen narcisista. Los
cortes que los cambios en lo real del cuerpo producen, amenazan el retorno del yo ideal en una relación de
dependencia absoluta de la mirada del otro. Solo si se cuenta con una pantalla, con un fantasma, alguien puede
hacerse mirar, es que la función del fantasma resulta indispensable para el encuentro con el otro. Pero si el objeto
no cuenta con la investidura, aparece en su faz de desecho y la salida es la melancolía.
El varón apunta al objeto a causa de su deseo, al recorte del cuerpo de ella que hace de fetiche que enciende su
erección sosteniéndose de su falo. Ella en tanto mujer debe reconocer que el falo está en el campo de él y que de
eso ella carece. Esta lógica mínima del deseo se ve amenazada en el tercer despertar. El varón teme no funcionar
con su órgano y la mujer con la imagen de su cuerpo. Una vez más lo que posibilita o dificulta este tercer despertar
es la ubicación de cada cual respecto a la lógica fálica en el campo del deseo, o sea depende como se ubique cada
uno en esa lógica, propiciara el 3er despertar o lo que hará es quedarse dormido para siempre.

SALVAREZZA: la construcción del imaginario social de la vejez


No hay sujeto que escape a una mirada prejuiciosa sobre algún aspecto de la vida. El prejuicio atraviesa la sociedad
sin discriminar los rasgos etarios. En primer llugar anotamos el terror que para algunos puede inspirar ver en los
viejos un espejo anticipado de nuevo propio devenir. Por ese curioso mecanismo defensivo que consiste en negar y
proyectar, el sujeto prefiere no verse en ese espejo viviente y a la vez segregar a este grupo etario en la creencia que
si no se visibilizan no existen: el viejo es el otro y eso a mi no me va a llegar. Cuando esta negación es ejercida por los
propios adultos mayores puede aparecer el hacerse el joven. Esta maniobras suelen presentarse en aquellos que de
jóvenes adirieron a criticimente al prejuicio discriminador, a una actitud que se denomina viejismo.
En la obra de Fausto la interpretación que nos da el autor es que tanto en la opera francesa como en la versión
criolla predomina el punto de vista del imaginario popular: el amor, el deseo y la pasión, son patrimonio de los
jóvenes. Este imginario que reserva todo esta para lo jóvenes, atribuye a los viejos como consuelo la sabiduría. Tanto
esta como el erotismo, no es patrimonio de ninguna etapa etaria. Pero cuando un viejo manifiesta sus deseos
eróticos, no es nada raro que de inmediato le caiga la expresión de “viejo verde”, o vieja loca si es mujer. De ante
mano se los descalifica como sujetos vitales. Este imaginario social compaortido con muchos por amplios estratos
incluye a los propios viejos. Algunos ensayan débil protesta pero desisten pronto porque ellos también tienen esa
visión de la vejez arrastrada desde su juventud. La diferencia es que ahora victimarios pasan a victimas del prejuicio.
Junto con este hay otro que confunde vejez con enfermedad. El rechazo del paciente mayor en tanto sujeto es no
solo del médico sino muchas veces de la familia y el resto de la sociedad. Por lógica se produce una confirmación del
prejuicio.

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LA VEJEZ EN LA EDUCACIÓN BÁSICA ARGENTINA. A fines del siglo XIX y principios del XX, el anciano aparece como
alguien respetable y no se considera la palabra “viejo” con una connotación denigratoria.
El tipo de familia presentado como “normal” es la familia extensa, en la que conviven bajo un mismo techo no
menos de tres generaciones. El lugar que se les reserva a los mayores es el de consejero patriarcal, donde es
educador y transmisor de los valores fundamentales.
Pero la acepción en la que es usada por Oddone es la del diccionario y la tradición histórica: un sujeto anciano,
venerado por su sabiduría y su equilibrio, cuya autoridad es respetada porque nace de sus virtudes y no de un abuso
de poder.
Volviendo al trabajo de Oddone, en los textos de esta época, los ancianos deben ser respetados por el resto. Indica
también que la convivencia habitual que se observaba entre abuelos y nietos favorecía la sociabilidad de aquellos, y
en el plano individual disminuía la angustia ante la proximidad de la muerte.
En lo físico, se transmite la imagen de pobre y débil, cansado y encorvado, aunque merecedor de respeto por su
mayor experiencia de vida.
Alrededor de 1930 (una generación después) perdura la familia extensa, el rol social de transmisores de cultura y
experiencia. La mayor diferencia respecto al período anterior es una disminución del lugar de importancia que tenía
la religión en la familia.
Entre los ’40 y los ’50, de conformidad con la nueva situación económica y laboral, aparecen, por primera vez en los
textos, abuelos obreros y también jubilados (a principios de siglo no existía la jubilación institucionalizada). Los roles
que cumplen siguen siendo de “abuelos” y también siguen transmitiendo los valores. Comienza a aparecer la familia
nuclear y, paralelamente, los asilos de ancianos que ya dejaban de convivir con sus hijos y nietos. La palabra “viejo”
comienza a tomar un matiz peyorativo.
Los ’60: Se acentúa la presencia de la familia nuclear (que comienza a denominarse “familia tipo”). Los viejos siguen
apareciendo en función casi exclusiva de “abuelidad”, y además están en un plano secundario; son personajes a los
que se visita cada tanto o que vienen a la casa familiar. Desaparecen las reflexiones en torno a la vejez, las
recomendaciones de respeto y protección hacia ellos. Se acentúa todo lo nuevo, lo tecnológico y lo joven como
referencia privilegiada.
De aquí en más, y por espacio de unos treinta años, prácticamente desaparecen de los textos escolares las
semblanzas de personajes adultos mayores. Si están, sólo son “abuelos”, en función familiar, pero ni siquiera
cumplen un rol social.
Recién desde fines de la década del ’90 se empieza a advertir una revalorización de los ancianos, y la palabra “viejo”
vuelve a usarse sin la connotación negativa.
La conclusión de la autora es que la vejez es más valorada en las sociedades tradicionales y queda desprotegida en
aquellas otras que atraviesan por cambios veloces y que además se caracterizan por el predominio de valores
eficientistas en lo económico, pragmáticos en su implementación e individualistas en la apropiación y goce de los
objetos de consumo. Para decirlo crudamente: la ley de la selva.

LA CUESTIÓN DEL CUERPO.


Nuestra cultura occidental posee dos raíces principales: la greco-romana y la judeo-cristiana. Diferentes entre sí,
incluso contradictorias en varios puntos, sus posiciones respecto de los viejos son en general de respeto, con alguna
excepción que se comentará.
En la cultura judía tradicional, el anciano ocupaba un lugar venerable y se lo suponía fuente de sabiduría.
En la España medieval, Maimónides, el más célebre intelectual judío, que era a la vez médico y filósofo, distinguía
perfectamente entre vejez y enfermedad y afirmaba que era posible llegar a la vejez gozando de vigor y buena salud
si se seguían recomendaciones que tenían que ver con la moderación y el apego a las máximas de la ética y la ley.
En cambio, en la tan promocionada sociedad ateniense, el lugar del viejo era frecuentemente despreciado y se tenía
por excelsos los valores de la juventud, la belleza y el erotismo atribuidos a este grupo.
Dentro del mundo griego, la posición de Esparta era sensiblemente diferente a la ateniense, y los ancianos ocupaban
un lugar de dignidad.
Con estos antecedentes, se entienden un poco mejor las oscilaciones que sufrió el concepto de vejez en Occidente,
aunque el predominio es hacia la valoración positiva. Ese status se rompe con la irrupción del modo capitalista
avanzado de producción y su modificación sustancial de los valores e ideales.
Por motivos diferentes que los de los griegos de Atenas, vamos a encontrar nuevamente una discriminación hacia el
grupo de los mayores, pero esta vez por consideraciones mercantilistas y de aprovechamiento económico.

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Aparece una vez más la exaltación como ideal de los cuerpos jóvenes y un rechazo discriminatorio, desprecio y
finalmente marginación y confinamiento del grupo de los ancianos.
Estos ideales propiciados por la sociedad inducen en el sujeto mayor a la cancelación de sus proyectos personales y a
una deserotización de su cuerpo.
Claro está que no a todos los viejos les sucede esto. Con mayor probabilidad, es algo que incidirá especialmente en
aquellos que no hayan podido defenderse de la mirada discriminatoria del Otro, aceptando pasivamente esos
lugares degradados.
Cuanto mayor fue el énfasis con que en su juventud un individuo repudió la idea de su propia vejez, mayor
probabilidad hay de que al llegar a esta edad sufra enfermedades o limitaciones, en una especie de profecía de
autocumplimiento. Confirma así con su cuerpo la falsa ecuación vejez=enfermedad.
El Otro social objetiva (es decir: des-subjetiviza) a los viejos en términos puramente negativos, de lo que no se tiene,
de los déficits.

LA PIEL
Ese verdadero órgano que es la piel, además de proteger y cubrir todo el cuerpo tiene la doble función de aislar y
comunicar con el medio externo. Es además fuente de sensaciones eróticas y se relaciona estrechamente con el yo.
La mirada del Otro le permite al infans esa experiencia de unidad imaginaria, imprescindible para la constitución del
Yo.
El júbilo es no sólo por la imagen anticipatoria sino porque a partir de ese momento ya podrá acceder al lugar del
deseo del Otro y comenzar a ser “His Majesty, the baby”.
La piel no puede no resentirse ante la falta de estímulos al no ser tocados. Se facilita entonces la vía regresiva hacia
el aislamiento o la enfermedad.
En cambio el aislamiento es algo impuesto desde afuera por un poder ajeno al sujeto. El aislamiento deja al viejo sin
el Otro imprescindible para el florecimiento subjetivo.
Un hombre aislado desarrolla con facilidad todo tipo de enfermedades, especialmente las inmunitarias, úlceras,
enfermedades cardiocirculatorias como infartos o ACV. Tampoco escasean los episodios psiquiátricos ni los suicidios,
logrados o no.
Está demostrado ya hace mucho que el “vagabundeo nocturno” (wandering) y la confusión mental que muchas
veces aquejan a los ancianos no son en general debidos a fatiga o a supuestas patologías, sino una consecuencia de
la reducción de estímulos sensoriales. (Cameron, 1941, citado por Salvarezza).

DEL CREPÚSCULO PULSIONAL A LA REACTIVACIÓN ERÓTICA.


Desde el psicoanálisis, Enrique Rozitchner (“La vejez no pensada”) observa un rechazo social generalizado a la vejez
y, en particular, a la sexualidad en esa etapa. A ésta se la descalifica o se la piensa en términos de perversión (“viejo
degenerado”) o como patología.
A mayor identificación del sujeto con estos ideales (no se piense que “ideales” refiere sólo a lo bueno y bello), mayor
culpa sentirá el adulto al experimentar sus deseos sexuales. Pero, subraya el autor: “esta desexualización no tiene
pie alguno en la realidad”.
El imaginario social asimila la disminución objetiva en el funcionamiento físico general con un correlato simétrico del
lado de la función erótica, sin advertir que esta última tiene otras bases que el rendimiento físico y se conecta, en
última instancia, con lo comentado al principio de esta ficha acerca del reencuentro con el objeto perdido y lo
pulsional instaurado por la demanda del Otro.

Rozitchner, luego de una prolija enumeración de los cambios fisiológicos que se observan en hombres y mujeres
mayores, todos descriptos en términos negativos de déficits, disminución, deterioro, plantea su propio punto de
vista:
“Ninguno de estos fenómenos fisiológicos y anatómicos en la vejez inhibe el desarrollo de una vida sexual plena” en
vista de que la sexualidad humana se inscribe en el campo psicosocial.
Más adelante, Rozitchner advierte que la adscripción a los modelos culturales falocéntricos perjudica el erotismo en
la vejez.
Estos modelos, tan difundidos en la sociedad, privilegian los aspectos de potencia, velocidad, rendimiento físico (en
total armonía con los ideales productivistas del mercado) y deja de lado o minimiza el juego, la actividad precoital,
las caricias, la imaginación y la ternura.

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Incluso en estados relativamente avanzados de Alzheimer, la función erótica no desaparece. Pueden verse afectadas
capacidades cognitivas con mantenimiento de la capacidad de placer sexual.

¿Cómo influyen los roles tradicionales sobre la sexualidad de las parejas en las que ambos envejecen juntos?
Al envejecer se acentúa en las mujeres el rol de cuidado familiar, se maternaliza, y el hombre, ya jubilado, tiende a
bajar su autoestima porque ya no es tan importante como proveedor material. Esto repercute negativamente en su
actividad sexual.
Sin embargo, y como signo de que no es “la sexualidad” la que disminuye, como si fuera una variable autónoma,
aparecen en muchos hombres la búsqueda de relaciones extraconyugales no tanto como reafirmación de potencia
(como el caso de los padres de adolescentes), sino simplemente porque en el seno de su hogar ve profundizarse la
nefasta disyunción entre amor tierno (que se mantiene y acrecienta) y amor sensual (que tiende a desaparecer).

SOBRE EL ENAMORAMIENTO: El prejuicio adjudica sólo a la juventud la capacidad de enamorarse y en


consecuencia, descarta en la edad mayor el enamoramiento, tomándolo como un simple espejismo, algo no realista
o, peor, una regresión. Para este pensamiento, a un viejo enamorado “le falta algún tornillo” o es un “inmaduro”.
El amor depende de los avatares del narcisismo y los ideales del yo, funciones básicas del sujeto que no admiten
distinción de edades. Freud ahí nos dice que al elegido se le otorgan todas las perfecciones, en un movimiento que
va desde el narcisismo hasta el amor de objeto. Se busca una fusión con el otro y se suspende el criterio de realidad.
Se cree amar al otro por sus excelencias o también que primero fue el enamorarse y luego la atracción física. En
realidad las cosas suceden exactamente al revés.
La cultura, señala Rozitchner, refuerza la variante del retiro narcisista como modo (falso) de sostener la autoestima
en desmedro de la búsqueda de amor de objeto. Esa solución errada conduce al retorno del narcisismo infantil y a la
supuesta inferioridad de órgano por el envejecimiento.
El enamoramiento, cuando se da libre curso al amor de objeto tierno y sensual, no sólo aumenta la estima sino que
protege al cuerpo de mayores deterioros.
Es conocida la mejoría vital que experimentan muchos sujetos de edad, internados en geriátricos, cuando la
institución permite los encuentros privados entre los sexos. Lamentablemente suelen funcionar al revés.
Por los prejuicios mencionados, si bien suele encomiarse el amor tierno, no sucede lo mismo con el sensual. El
erotismo es erradicado, reprimido, se lo considera escandaloso, inadecuado y se hace del amor una caricatura que
excluye al sexo. La vejez, al estar próxima a la muerte, y por otro lado, la sexualidad que siempre remite a aquella
(recordar “Más allá del principio de placer”) nos recuerdan en forma reforzada ese par de enigmas. Esa es la razón
por la que, al restringir imaginariamente la sexualidad y el erotismo a la juventud, se obtiene un amparo, una
protección también imaginaria, ante la inexcusable muerte.

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