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OBJETIVOS DEL ESTUDIO CRISTIANO.

La verdad Sobre Dios:

Dios es el creador, ya en el Génesis se nos muestra un Dios, todopoderoso


que no necesita nada, es un Padre bueno que se entrega al Hijo y en ese
amor nace el Espíritu Santo, y nace de ese amor un deseo de compartirlo por
lo que crea a sus Ángeles y al Hombre, tanto es su amor, que le entrego toda
una creación universal, para que el la administre y le regala la libertad de
elegir.- que es celosamente respetada por Dios.-, en la que el Hombre
seducido por la serpiente antigua decide lo incorrecto y pierde el cielo,
recayendo sobre él la muerte que es la causa de todos los males, y Dios no
abandona al Hombres sale al encuentro de su pueblo y se introduce en la
Historia de la Salvación, nunca pierde la conexión con su creatura amada, la
busca insistentemente para que no se pierda, y promete su salvación y
restauración de la relación rota por el pecado (tendencia al mal).

La Verdad sobre Cristo: Jesús nos viene a mostrar al Padre, un Padre


amoroso, Juan 16:28, “Salí del Padre y he venido al mundo, dejo el mundo y
voy al Padre, Juan 1:1m, “En el principio existía el Verbo, el Verbo estaba con
Dios, y el Verbo era Dios”, Juan 10:30, “YO y el Padre somos uno”, Juan 6:44,
“Nadie puede venir a mi si no lo trae el Padre que me envió, y Yo lo resucitaré
el día final”

Como Hijo de un Padre Bueno, Hijo obediente Juan 5:19, “Por eso Jesús, les
decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su
cuenta, sino lo que ve hacer del Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso
también hace el Hijo de igual manera”, Juan 15:10, “Si guardan mis
mandamientos, permanecerán en mi amor, así como Yo permanezco en el
amor del Padre, guardando sus mandatos. Mateo 26:39, “Y adelantándose un
poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que
pase de mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras”
Jesús nos viene a mostrar a su Padre que es nuestro Padre, y nos indica el
camino para ser Feliz, obedecer y amar a Dios sobre todas las cosas, y aceptar
su voluntad por muy dolorosa que esta pueda ser en esta vida, tendremos la
vida eterna por herencia.
Como Dios Verdadero, revelación perfecta de Padre. Juan 14:28, “Ya han
oído lo que les dije: Me voy, pero vengo a ustedes. Si ustedes me amaran, se
alegrarían de que voy al Padre, pues el Padre es mayor que Yo”. La única
forma de que nosotros conozcamos a Dios es reconociéndolo en el mismo
Jesús. El no revela “cosas” sobre Dios, sino que Jesús es la forma humana,
vital, de decírsenos Dios. En el decir y actuar de Jesús se transparenta, realiza
y comunica humanamente Dios. En Jesús ha tenido lugar la manifestación
plena e irrepetible de Dios a los Hombres. Por su medio Dios se ha hecho
presente entre nosotros de un modo nuevo y único. El es la revelación única
y excepcional de Dios, ya que en la expresiones de su actuar humano se
vuelve visible un Dios invisible. En sus palabras y gestos tomamos conciencia
de lo que Dios es para el Hombre: amor y perdón, denuncia y exigencia,
donación y presencia, elección y envío, compromiso y fuerza. “No hay más
que un Dios y no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, un
hombre, el mesías Jesús” (1Tim 2,5) Cristo, el Hijo de Dios, es la raíz misma de
todo sacramento. Y cada sacramento tiene que ser revelación de Dios, el Dios
que se nos ha revelado en Jesús.

Como Hombre perfecto. Jesús es igual a nosotros, menos en pecado y el


error. El no tuvo ningún pecado, ni se equivocó jamás. Sin embargo tuvo una
madre como tenemos nosotros; trabajo con sus manos, ayudando a S. José;
Tuvo hambre y sed, comía y bebía; se cansaba después de hacer un esfuerzo;
tuvo amigos y lloró cuando murió su amigo Lázaro; se alegraba con sus
discípulos, con los niños…… Jesucristo no solo es perfecto Dios, sino que
también es perfecto hombre.

Como promesa cumplida. En Jesús se cumplen todas las promesas de Dios,


es nuestro modelo de vida, tuvo una vida de entrega total a su Padre Dios,
cumpliendo los mandamientos, venció la muerte, resucitó y subió al cielo.
Como Dios, está en todas partes y todo lo ve y todo lo oye. Jesucristo esta en
el cielo y en la Hostia consagrada. Podemos hablar con Él de nuestras cosas y
de sus cosas. El nos escucha y nos habla, no con palabras sino en nuestro
corazón. Tenemos que aprender de Jesús porque con su vida, con sus obras y
con sus palabras, nos enseño lo que tenemos que hacer para salvarnos y
como lo tenemos que hacer. El mismo ha dicho: <<Yo soy el Camino, la
verdad y la Vida>>

CONOCER LA VERDAD SOBRE LA IGLESIA

La Iglesia Católica ha sido querida por Dios, Él ha querido que sea una sola,
una sola Fe, un solo Vicario. La fidelidad a estas verdades es lo que nos
mantiene unidos y nos mantendrá unidos a la promesa y al corazón de Dios.
Lo ratifican estas palabras: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia” Mt 16,18; “Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
Fin del mundo” Mt28, 20. No los ha prometido el Señor: Si permanecimos
unidos a Él, Él permanecerá en nosotros.

Hay Gracias que solamente podemos recibir a través de la Iglesia Católica,


solo en la Iglesia y unido muy fuerte a ella, como Cuerpo de Cristo,
obtenemos cuatro tesoros que nadie más nos puede ofrecer: La Eucaristía, el
Perdón, Los Santos y Nuestra Madre. ¿Qué más podemos pedir? Sobre esto
nos dice Benedicto XVI: “Necesitamos a la Iglesia para confirmar nuestra Fe y
para experimentar juntos los dones de Dios”. El amor a la Iglesia brota de
nuestra convicción como cristianos. Es nuestro deber defenderla y sentirnos
orgullosos de ser parte de ella a pesar de nuestros errores y, ante todo,
fortalecerla con nuestra santidad.

“La Iglesia es fecunda y madre cuando da testimonio de Jesucristo”


(S.S.Francisco).

En cuanto a la evangelización y su estructura evangelizadora, Ante los


cambios en la sociedad

Ya en los tiempos de los Apóstoles, le pedían al Señor, “auméntanos la Fe”


(Lc17,5) Es la suplica de los Apóstoles al Señor Jesús al percibir solamente en
la fe, don de Dios, podía establecer una relación personal con Él y estar a la
altura de la vocación de discípulos, muchas veces nos ha pasado que
queremos ser buenos cristiano, seguir al Señor pero tememos hacerlo por el
miedo a ser cuestionados o criticados por los demás, dejando de lado la
promesa que nos hace Dios ya desde el antiguo testamento, “No temas, pues
Yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues Yo soy tu Dios; yo te he
dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido”
“Yo soy Yahve, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo
vengo a ayudarte” Isaias 41, 10 y 13, En el evangelio de Marcos Jesús hace el
envío les dice: “ Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda
la creación. El que crea y se bautice se salvará, El que se resista a creer se
condenará. Y estas señales acompañaran a los que crean: en mi Nombre
echarán a los espíritus malos, hablaran en nuevas lenguas, tomaran con sus
manos las serpientes y, si beben algún veneno, no les hará ningún daño.
Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán. Así pues el Señor Jesús,
después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de
Dios. Y los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del
Señor, el cual confirmaba su mensaje con las señales que lo acompañaban”.
Sn Marcos 16, 15-20

Ante las situaciones de injusticia

Actualmente la Iglesia se enfrenta a una “Sociedad altamente secularizada y


étnicamente diversificada, modelada por las fuerzas económicas de la
globalización, por una mentalidad ideologizada y por un estilo de vida
consumista”. Sobre todo existe una “globalización de la indiferencia”- según
dice el Papa Francisco – frente a las “injusticias e indignidades” como el
aborto, la eutanasia, la discriminación racial, la restricción de la libertad
religiosa, la pobreza, la contaminación del medio ambiente, la pena de
muerte, las condiciones inhumanas en las cárceles, la inmigración, entre
muchas otras. La reforma del mundo y la que propone la Iglesia, es una
reforma social, desde una “perspectiva católica y espiritual no política”. Esta
implica construir el “Reino de Dios”, para corregir las “injusticias y buscar un
mundo que refleje los deseos de Dios para sus hijos”

Para tener una visión de sus tareas hacia el futuro

La Iglesia, en tanto pueblo de Dios en el mundo, ha sido afectada por el impacto


global del coronavirus. Hemos sido testigos de la muerte de sacerdotes,
religiosas, laicos/as, así como la prohibición de celebrar comunitariamente la
liturgia, la Santa Eucaristía. Nos ha tocado pasar la Semana Santa aislados en
nuestras casas e imposibilitados de vivir la intensidad devocional de estos días.
Sin embargo, en sintonía con el resto de la humanidad, estamos desafiados a ir
más allá de este dolor y reflexionar sobre el sentido profundo de este tiempo de
pandemia. Eso implica volver al núcleo de nuestra fe y discernir cómo Dios se
hace presente en estos acontecimientos. Descubrir nuestro propósito, para que
hemos sido llamados en este Tiempo específico a ser parte de esta Iglesia, de
cómo de nosotros dependerá el futuro de nuestras futuras generaciones, por lo
que no solo debo preocuparme de mi salvación, sino que legado dejaré en
nuestras familias y la Iglesia, en las futuras generaciones, sabemos que lo que
vivimos hoy día es el resultado de lo que nos dejaron los que nos precedieron
en la Fe, pero nosotros no debemos sentirnos desanimados o que no somos
capaces, sino que dar la batalla hasta el final para conseguir que el Nombre de
Dios sea pronunciado por todo el mundo y sea signo de admiración, no
enterremos nuestros talentos, no esperemos que venga el Señor y nos cobre los
intereses que no existirán, no sea que seamos arrojados al fuego eterno por no
haber multiplicado nuestros dones y talentos. Dios nos ama al extremo, pero si
no confiamos en él, nada puede hacer por nosotros, pongamos nuestra
confianza completamente en Dios, y dejemos de lado la comodidad y los
miedos, salgamos adelante juntos, unidos y con más Fe cada vez, sabiéndonos
que Dios Espiritu Santo, esta con todo aquel que se deja bañar por la Gracia de
Dios, confesémonos, vayamos a santa Eucaristia, perdamos el miedo de hablar
de él, dejemos de ser novias necias que no tenemos recarga de amor, para
llenar nuestras lámparas.

Conocer la verdad sobre el Hombre

Conocernos a nosotros mismos: Todos tenemos una conciencia que a veces se


trata de explicar con la presencia de nuestro Angel bueno y el angel malo, que
están en constante conflicto por influir en nuestras decisiones y no esta tan
alejado de la realidad, tenemos las virtudes por un lado y los vicios por otro, en
donde los vicios se oponen a las virtudes, la Soberbia se le opone a la Fe, La
lujuria a la Esperanza, la avaricia se opone a la caridad, la Ira se opone a la
prudencia, la pereza a la Fortaleza, La envidia a la Justicia, La gula a la
templanza. Y aquel que llega a ser víctima de los 7 vicios capitales o pecados
capitales, es conducido gradualmente a abandonar el culto divino al único Dios
para darlo a falsas divinidades que son la personificación de todos estos vicios
1.- Soberbia: Se opone a la virtud de la Fe y la conduce a dar culto al Dios de la
razón humanan y el orgullo, de la técnica y del progreso.

2.- Lujuria: Se opone a la virtud de la esperanza y lleva a dar culto al Dios de la


sensualidad y de la impureza.

3.-Avaricia: Se opone a la virtud de la caridad y difunde por doquier el culto al


Dios dinero.

4.- Ira: Se opone a la virtud de la prudencia y que conduce a dar culto al Dios de
la discordia y de la división.

5.- Ascidia o pereza espiritual: se opone a la virtud de la fortaleza, y difunde el


culto al ídolo del miedo de la opinión pública o falso respeto humano, y de la
explotación del prójimo.

6.- Envidia: Se opone a la virtud de la justicia y lleva a dar culto al ídolo de la


violencia y de la guerra.

7.- La Gula: Se opone a la virtud de la templanza y conduce a dar culto al ídolo


tan exaltado del hedonismo, del materialismo, del placer. EL gran objetivo del
demonio es con gran astucia llevar a la humanidad en todas partes a despreciar
la santa ley de Dios, a obrar en abierta oposición a los 10 mandamientos a
substraer el culto debido al único Dios para darlo a falsos Ídolos que son
exaltados y adorados por un número cada vez más creciente de hombres la
razón, la carne, el dinero, la discordia, el dominio, la violencia, el placer de esta
manera las almas son precipitadas en la tenebrosa esclavitud del mal del vicio y
del pecado y en el momento de la muerte y del juicio de Dios, en el instante del
fuego eterno que es el infierno. Por eso debemos refugiarnos en Dios y
especialmente Jesucristo, que nos viene a liberar, con la ayuda de nuestra
queridísima Madre la Virgen María, donde su corazón inmaculado se convierte
en nuestro refugio y en el camino seguro que nos lleva a Dios, cuantos aquí
sabemos los 10 mandamientos y los llevamos a la práctica, vivimos al pie la letra
del evangelio, y recibimos con frecuencia los sacramentos especialmente la
penitencia y la comunión eucarística..
Conocer mejor a los demás

Debo estudiar mi ambiente y conocer a la gente que me rodea, mi familia,


amigos, compañeros de trabajo, en la Iglesia, y los que no son tan amigos,
para saber donde me encuentro y de que manera puedo insertarme dentro
de la sociedad, el estudio está en todo, en mi vida, debo aprender a conocer
todo lo que me rodea, y mis realidades temporales y así poder
comprenderlos y amarlos, para estar en condiciones de darles lo que
necesitan, debemos estar abiertos al mundo, para conocer y hacernos
solidarios de nuestros hermanos para proyectar nuestro apostolado.

Conocer mejor al mundo y las cosas

Es aquí donde debemos ser testigos, teniendo una visión de la realidad del
mundo, que nos permita compartir las angustias que surgen por la alteración
de los valores, conocer la raíz de los males para así poder atacarlos, tener
claro la tendencia de la sociedad hacia el futuro. Aprender a ver de todas las
cosas lo bueno que Dios quiere sacar de ellas <<Vio Dios que era bueno>>
(Gen.1,31) y devolver a todas las cosas el sentido original que Dios le dio, su
verdadera finalidad.

CONDICIONES PARA EL ESTUDIO CRISTIANO

Saber interpretar los signos de los tiempos

Como cristianos, hemos de reconocer en la pandemia un “signo de los


tiempos” que exige recrear las formas en que somos Iglesia y en que
encarnamos el Evangelio. Esto se dice fácil, pero la verdad estamos ante una
cuestión donde no existen recetas predeterminadas. Al estar ante
circunstancias inéditas en nuestra historia, estamos exigidos de responder
con fidelidad creativa y audacia pastoral. Sin embargo, debemos ser
precavidos de no caer en la actitud de quienes creen estar “inventando la
pólvora”. Nuestra tradición, como cuerpo vivo fundado en Cristo y
enriquecido por las generaciones de cristianos que nos precedieron, cuenta
con recursos para orientarnos en la difícil tarea de navegar por esta crisis, sin
por ello ser ciegos a la radical novedad que emerge ante nuestros ojos,
tenemos que ocupar las tantas herramientas que nos entrega nuestra Madre
la Iglesia.

El Señor en el evangelio nos invita a leer los signos de los tiempos para saber
cuando viene (Cf. Lc 12,54-59). En el Concilio Vaticano II supuso una lectura
de “los signos de los tiempos”. Cambiaron muchas cosas: liturgia,
costumbres, lenguaje, etc. Eran necesario adaptarse a la realidad del siglo XX.
La Iglesia supo discernir los acontecimientos y se adaptó. Pero habían cosas
que no podían cambiar: el Papa sigue siendo el vicario de Cristo en la Tierra;
En la Eucaristía está verdaderamente presente Cristo Jesús y la caridad sigue
siendo el mandamiento nuevo. No hay lugar a dudas. Los tiempos cambian
pero las palabras de Cristo y de su Iglesia permanecen y permanecerán
eternamente.

¿Somos capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de


lo accidental? ¿Somos de los cristianos que conocen la solidez de la doctrina
del Señor y la ponen en práctica? ¿O estamos cayendo en el error de los que
dicen conocer los signos de los tiempos pero luego dan cabida en sus vidas a
comportamientos que difieren mucho de una verdadera pertenencia a la
Santa Madre Iglesia? De allí la sabia recomendación de Cristo: vivir con
justicia, saber dar a Dios lo debido y a los hombres.

Y en el corazón de tal justicia, que está lejos de ser una legalista y fría justicia
humana, encontramos el perdón y la misericordia. Si falta el ingrediente del
perdón, para obtener la conversión del corazón; si falta la virtud de la
misericordia para saber perdonar a quien nos lo pide, no hay verdadera
justicia y somos de los que aparentamos una vida incólume, adaptada a los
tiempos, pero en realidad no somos más que una fotocopia de cristiano.

Por tanto la justicia de nuestro corazón, la justicia divina, la justicia a modelo


de Cristo nos permitirá saber leer los signos de los tiempos, saber discernir lo
esencial de lo accidental, saber saborear las palabras de vida eterna del Señor
y nos evitará aparentar una vida de justos y cumplidores, de dobles e
hipócritas que nos reportaría el peso de una dura paga quizás ya en esta
tierra, tal vez en aquella otra de purgación o, Dios nos libre, en donde no hay
paga que valga.

Debemos saber reconocer los medios que están a nuestra disposición, tanto
de carácter individual como colectivos.

A Jesús lo encontramos en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. Ya que ahí


es debidamente inspirada por el Espíritu Santo, y es con la Tradición, fuente
de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. SI desconocemos a
la Sagrada Escritura, es desconocer a Cristo y renunciar a anunciarlo, el Papa
emérito Benedicto XVI ya nos decía… Es condición indispensable el
conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios. Por esto, hay que
educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se
convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las
palabras de Jesús son espíritu y vida (cf,sn jn6,63) sino conozco la palabra,
que anunciaré, no conseguiré el espíritu. Por eso es fundamental nuestro
compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios.

Los Medios para el Estudio Cristiano Son:

- Lectura del Evangelio: Necesitamos conocer la Palabra de Dios ella es el


alma de la evangelización, debemos leerla dentro de los criterios de la Fe
de la Iglesia y la interpretación del magisterio de la Iglesia, donde
conseguiremos la debida inspiración del Espiritu santo.
- La lectura de la palabra de los Padres y Doctores de la Iglesia, que son
escritores eclesiásticos de la antigüedad cristiana a los que la Iglesia
considera como testigos calificados de la Fe.
- La lectura de los documentos de la Jerarquía. Enciclicas, Declaraciones,
Homilias, Exhortaciones, mensajes y otros de los Papas; Documentos de
los Obispos.
- La reflexión Personal: Lectio Divina
- La naturaleza
- El dialogo con los más humildes.
- Conferencias, charlas, retiros, cursillos, etc.
- Internet, páginas web y Redes Sociales bien utilizadas

CONCLUSIÓN

1.- El estudio para el Cristiano es una necesidad y una obligación.

2.- El desconocimiento de Cristo, de la Iglesia y del Hombre nos llevan a la


indiferencia, (<<Solo se ama lo que se conoce>>) el ateísmo, al equivoco, al
error y al escándalo. Si no se conoce la Verdad, se corre el riesgo de ser
arrastrado por <<verdades no tan verdaderas>>

3.- El estudio debe llevarnos a conocer, vivir y anunciar la VERDAD SOBRE


CRISTO, SOBRE LA IGLESIA Y SOBRE EL HOMBRE y adaptar nuestros criterios a
los criterios de la FE.

4.- El Estudio en el cristiano, debe estar inserto e integrado en su vida diaria


como hombre; debe nutrir y alimentar toda la dimensión humana. En el
campo del saber, el cristiano tiene que practicar la posibilidad de aportar
mejor conocimiento de Dios.

5.- El Estudio nos dará elementos para apoyar nuestra Fe y Esperanza, para
ser hombres de hoy para la Iglesia de hoy, para ser hombres de hoy que
construyen el mañana.

6.- El Estudio no solo debe darnos conocimiento, sino que permitirnos tener
una actitud de conversión, “METANOIA”, en base a la cual podremos dar la
respuesta adecuada, personal, libre y consciente que Dios nos pide a cada
uno: SER SANTO.

7.- “AQUEL QUE SE SALVA, SABE Y EL QUE NO, NO SABE NADA”.

FIN

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