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Permanezcan,
en mí,
como yo en
ustedes.
Vocacional
Hora santa vocacional
Todas: ¡Oh Jesús, Señor de la cosecha! estamos arrodilladas ante
Tú presencia Eucarística, rogándote que mires con misericordia a tu
Congregación de Oblatas de Jesús Sacerdote, te pedimos que
envíes vocaciones a tú amada Congregación para seguir haciendo
presente este bello Carisma de “Amar el Sacerdocio de Cristo y
hacerlo Amar” que has dado a tu Iglesia a través de Nuestro Padre
Félix de Jesús Rougier. Repite nuevamente a la juventud moderna
Tú amorosa invitación: “Ven y Sígueme”.
Y a nosotras, que ya hemos dado una respuesta positiva a tu
llamado, concédenos renovarnos cada día para así llegar un día a
transformarnos en Ti ¡Cristo, Sacerdote y Víctima! Amén.
Escuchemos con atención la palabra de Dios, para que ella nos introduzca
en el sagrado misterio de la presencia de Jesús y así logremos permanecer
unidas a Él:
Lector 2: MEDITEMOS
“Y esta vid —que es la de Jesús— tiene el atributo de ser la
verdadera. Él ya utilizó este término en otras ocasiones en el
Evangelio de Juan: la luz verdadera, el verdadero pan del cielo o el
testimonio verdadero. Ahora, la verdad no es algo que recibimos —
como el pan o la luz— sino que brota desde adentro. Somos pueblo
elegido para la verdad, y nuestro llamado tiene que ser en la
verdad. Si somos sarmientos de esa vid, si nuestra vocación está
injertada en Jesús, no puede haber lugar para el engaño, la doblez,
las opciones mezquinas. Todos tenemos que estar atentos para que
cada sarmiento sirva para lo que fue pensado: para dar frutos.
P. Francisco, Medellín 2017
Meditemos en silencio la siguiente pregunta
¿Qué frutos estoy dando?
Canto
Lector 3:
La promesa es que daremos fruto, y en abundancia, como el grano
de trigo, si somos capaces de entregarnos, de donar la vida
libremente. Nosotras tenemos el ejemplo de que esto es posible.
Pensemos en nuestro Padre Félix, ¡un Sacerdote admirable! amante
de la Santísima Trinidad, deseoso de hacer siempre la voluntad de
Dios “No lo que yo, sino lo que Tú” “Eso quieres Tú mi Jesús, eso
quiero yo, conocemos cuan fructuosa fue su vida, nosotras somos
uno de esos frutos. También tenemos el ejemplo de Conchita,
Monseñor Ibarra, El P. Moisés Lira y los demás hombres y mujeres
de la Familia de la Cruz que también están en este proceso de
canonización, porque supieron en la sencillez de su vida cotidiana,
entregarse por el Evangelio. Todos nos muestran que es posible
seguir fielmente la llamada del Señor y sobre todo que es posible
dar mucho fruto, en el aquí y en el ahora.
Lector 4:
Todos (ejemplos de santidad), nos muestran que es posible seguir
fielmente la llamada del Señor, que es posible dar mucho fruto, aun
ahora, en estos tiempos y en este sitio. La buena noticia es que Él
está dispuesto a limpiarnos, la buena noticia es que todavía no
estamos terminadas, estamos en proceso de fabricación, que como
buenas discípulas estamos en camino.
¿Cómo va cortando Jesús los factores de muerte que anidan en
nuestra vida y distorsionan el llamado? Invitándonos a
permanecer en Él; permanecer no significa solamente estar, sino
que implica mantener una relación vital, existencial, de absoluta
necesidad; es vivir y crecer en unión fecunda con Jesús, fuente de
vida eterna.
Meditemos en silencio las siguientes preguntas
¿En qué forma me entrego por el evangelio?
¿Qué barreras he construido que me impiden permanecer en
Jesús, la vida verdadera?
Canto
Lector 5 PETICIONES:
Elevemos nuestra plegaria a Dios Padre, por medio de su Hijo
Jesucristo la Vid verdadera y digámosle: Señor Jesús, permítenos
permanecer en Ti.
Señor, regálanos el don de conocerte principalmente por
medio de las Sagradas Escrituras, para amarte y seguirte
con radicalidad. Oremos
Señor Jesús, danos la gracia de renovar cada día nuestra
Alianza contigo, para permanecer a tu lado y al final del día
dar muchos frutos. Oremos.
Señor, regálanos la capacidad de dejarnos reconciliar por tu
divina misericordia, para establecer ambientes de
reconciliación en nuestras Comunidades, en tu Iglesia, y en
la sociedad. Oremos
Señor, regálanos el don de trasparentar el gozo y la alegría,
fruto de nuestra intimidad contigo y de tu amor, para así
motivar a las jóvenes a entregar su vida como Oblata de
Jesús Sacerdote. Oremos
Señor, dueño de la vida y de la vocación, en esta
preparación de acción de gracias por los 100 años de
fundación te pedimos como gracia especial hagas realidad
la promesa de Nuestro Padre Félix: “Esa querida
Congregación será grande en la Iglesia y contará con miles
de fervorosas religiosas”. Oremos.