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Ofg: Santiago: Un relato cinematográfico imposible.

Tercera sesión: El cine como aparato de ideológico.

Instrucciones: Deben leer el texto que está debajo, pinchando los enlaces y viendo los videos a
medida que aparezcan. Dense el tiempo de ver cada uno de los videos, la mayoría son bastante
cortos, nadie los apura. El tiempo destinado para leer y ver los videos no debería ser más
extenso que el horario que tenemos para la clase. Cualquier duda, sugerencia o comentario, al
correo o Classroom.

Estimadas, estimados, estimades. Esperamos que estén bien y soportando el encierro. Por
acá algo cansados/angustiados con el formato que nos atraviesa, pero al menos nos permite
ver muchas películas. Esperamos que todas y todos estén bien. Cualquier duda o consulta
estaremos atentos al correo y al foro de Classroom.
Hoy analizaremos un costado muy crucial del arte cinematográfico. Su injerencia o
relación con los discursos ideológicos. Como hemos visto en las sesiones anteriores, el
cine, antes que todo, es un aparato técnico. Una herramienta o interface que permitió a
principios del siglo pasado, transmitir relatos o tramas complejas de forma efectiva. Contar
historias, y lograr que mucha gente creyera en esas historias. Porque a las masas, tanto de
Rusia, Francia o México, les fascinaba el cine.
Por ello no resulta extraño que algunos gobiernos totalitaristas, como el régimen
Nazi, hayan visualizado en el cine una herramienta de propaganda política. De hecho
Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del Tercer Reich e ideólogo de la aniquilación
nazi (algo así como un Jaime Guzmán para la Dictadura chilena), fue uno de los mayores
precursores del cine en Alemania. En una entrevista incluso llegó a afirmar que nueva
Alemania aria necesitaba generar mejores cuerpos –como los rusos– para surtir de
camarógrafo a la industria del cine. Porque en ese tiempo una cámara pesaba más de veinte
kilos.
Existe una serie de películas desarrolladas por el régimen Nazi creadas para
potenciar su discurso ideológico xenófobo, moralista y totalitarista. La forma en que las
generaban se basaba en comandar, desde el partido, un guión aprobado por el cenáculo nazi
a un director/a de turno. Quizá la más crucial de todas es El triunfo de la voluntad
(descargable en Classroom). Comandada a la directora Leni Riefenstahl, quien era en
aquella época una actriz famosa, protagonista de muchas películas de un sub-género del
cine alemán llamado “cine de montaña”. En esta película, Leni despliega una serie de
escenas que generarían una revolución en términos técnicos para el cine mundial. El plano
aéreo, el uso de multicámaras, y la capacidad de retratar un discurso totalizante del dictador
Hitler, profundizarían la devoción por su figura en el pueblo alemán.
Las secuencias que deben visualizar son (1:45 a 18:30 / 1:05:30 a 1:15:00). Les pido
que pongan mucha atención en cómo se retrata la unidad de la gente que sigue al dictador.
Cuán fundidos y esperanzados parecen, cómo se le retrata de forma efectiva como un
mesías. También en la profundidad de campo que tienen las tomas, el acento casi
coreográfico de las secuencias, la monumentalidad que documento el nefasto discurso y
figura de Hitler.

En la antípoda ideológica de esta película, pero sosteniendo la raigambre del cine


como herramienta ideológica, analizaremos La Batalla de Chile, paradigmático documental
del cineasta Patricio Guzmán. Esta película surgió originalmente como una crónica fílmica
del gobierno político de la Unidad Popular. La idea era documentar, en crudo y en tiempo
real, el devenir del gobierno revolucionario de Salvador Allende. En su origen la película
tenía un afán triunfalista, pero como supondrán, la coyuntura histórica intervino y el Golpe
Cívico Militar se apoderó del país.
Las secuencias que sugerimos visualizar son desde el minuto 0 a 19:08; y del
1:14:00 hasta el cierre. Es crucial poner especial atención es ciertos recursos técnicos que
se despliegan en la película. El uso del audio montado sobre los créditos (el sonido de los
aviones bombardeando La Moneda), y los planos estáticos de la escena final.
También en cómo se retrata una ciudad totalmente dividida. Santiago es un
personaje más de la película, es LA locación donde acontecen manifestaciones políticas
yuxtapuestas, muy similares a los meses que vivimos el año pasado, cuando íbamos a Plaza
dignidad los viernes y al día siguiente hordas de militantes pro-apruebo “capitalismo
revolucionario”, descendían de sus barrios para acercarse al centro de la ciudad.

Si el cine es algo que les gusta mucho les recomendamos ver esta revisión de El triunfo
de la voluntad realizada por un académico y productor audiovisual. También La Memoria
Obstinada, el cuarto volumen de La Batalla de Chile realizada en 1997 por Jaime Guzmán. Allí
aparece el actual y deleznable Ministro de Educación, diciendo en cámara que: “falta la opinión
del dueño de la fábrica, qué pasó con él”. Así están las cosas. Saluditos.

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