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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Facultad de Ciencias de la Salud

Asignatura:
Int. A la Metodologia Invest. En Salud
Tema:
La Revisión bibliográfica

Integrantes
Pedro Heriberto Coco Taveras Mat: 100391681
Tirso De Leon Mat: BF5725
Madelyn M. Reyes C Mat: 100454030

Matriculas
100391681
BF5725
100454030

Fecha de Entrega
Domingo 6 de Diciembre 2020
SALUD MENTAL COVID 19
Carmen Cecilia Caballero-Domínguez, Adalberto Campo-Arias
Problema de salud mentar en la sociedad
Un acercamiento desde el impacto del COVID-19 y la cuarentena
Ministerio De Salud Pública Y Asistencia Social
Medidas De Prevención Del COVID-19

RESUMEN
La pandemia de coronavirus de 2019 (COVID-19) es una emergencia de salud pública de
importancia internacional, con impactos sin precedentes en el siglo XXI y hoy representa un
gran desafío para la salud mental. La investigación de epidemias pasadas ha revelado una
amplia y profunda gama de consecuencias psicosociales a nivel individual y comunitario
durante los brotes. Hay múltiples trastornos psicológicos asociados, que van desde síntomas
aislados hasta trastornos complejos con un marcado deterioro de la funcionalidad, como
insomnio, ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. Por tanto, es necesario que
los servicios de salud mental desarrollen estrategias que les permitan reaccionar con destreza
y lograr el apoyo al personal de salud y la población afectada, con el fin de reducir el
desarrollo de impactos psicológicos y síntomas psiquiátricos. El propósito de este artículo de
reflexión es mostrar las posibles consecuencias en la salud mental de la población que pueden
ocurrir como consecuencia del aislamiento social debido a la pandemia de COVID-19.
PALARA CLAVE
Salud mental, impacto psicosocial; epidemia; coronavirus; COVID-19
INTRODUCCION
Actualmente, el mundo vive una situación excepcional por el avance de la que denominan la
primera pandemia global de la historia.5) Su inicio puede ubicarse en diciembre de 2019. En
Wuhan (Hubei, China), se alertó sobre la presencia de un brote epidémico de una nueva
enfermedad respiratoria grave (SARS, del inglés severe acute respiratory síndrome),
rápidamente se identificó el agente: un nuevo coronavirus, inicialmente llamado COVID-19
en enero de 2020, la OMS declaró la alerta sanitaria internacional, ocupó todos los medios
informativos y redes sociales.
En este nuevo contexto, caracterizado por una total alteración de la rutina socio-familiar y el
enfrentamiento a una enfermedad con altos niveles de contagio, se hace necesario profundizar
sobre sus efectos psicológicos, así como las estrategias a desarrollar para favorecer la salud
mental personal y comunidad.
En esta investigación se analiza la repercusión que sobre la salud mental que pudiera
provocar la COVID-19 y las medidas para su prevención y control, así como las estrategias
para favorecerla.
SALUD MENTAL Y COVID-19
La Organización Mundial de la Salud sugirió el aislamiento social, limitación de la movilidad
o cuarentena de la población, como la estrategia más efectiva en la contención y mitigación
de la velocidad de propagación de la infección y evitar el colapso de los sistemas estatales de
salud. No obstante, el distanciamiento social genera reacciones adaptativas y desadaptativas.
Las condiciones que generan el aislamiento social se configuran como un estresor no
normativo que incrementa la posibilidad presentar por primera vez problemas mentales o la
exacerbación o recurrencia de trastornos mentales preexistentes. Las reacciones psicológicas
ante una pandemia suelen ser agudas; sin embargo, es posible observar secuelas emocionales
a largo plazo. Estas reacciones dependen de ciertas características individuales, como la
intolerancia a la incertidumbre, la vulnerabilidad percibida a la enfermedad o la propensión a
la ansiedad.
El estrés emocional tiene consecuencias neurobiológicas que incrementan la probabilidad de
exacerbar enfermedades concomitantes y la vulnerabilidad a reunir criterios para un trastorno
mental, en particular, trastornos de ansiedad, depresivos, del sueño y estrés agudo. Asimismo,
la preocupación exagerada por la salud se presenta en diferentes niveles de intensidad, con
significaciones e interpretaciones, generalmente, erróneas y catastróficas de las sensaciones
corporales, habitualmente ignorada. Además, el temor por el contagio, la desinformación, la
distorsión o el exceso de información pueden causar preocupaciones confusión, ira o
frustración. A ello se le debe sumar el aburrimiento por el aislamiento, las dificultades o
pérdidas financieras que genera la situación y la preocupación por el estigma-discriminación,
en caso de ser positivo para la infección o, paradójicamente, ser trabajador del sector salud
encargado de cuidados directos a pacientes convalecientes.

Es necesario destacar el efecto del contagio de la pandemia en los familiares del personal de
salud en quienes pueden presentarse no sólo las preocupaciones esperables ante la cercanía
con personas convalecientes de sus parejas, hijos o hermanos, sino también síntomas
depresivos o de estrés postraumático, como reexperimentación, alteraciones negativas en la
cognición e hiperexcitación.
Por otra parte, el personal de la salud en la primera línea de la atención de pacientes
gravemente enfermos por contagio del COVID-19, son igualmente vulnerables a problemas
de salud mental, debido a la muerte de pacientes, el exceso de horas y presiones laborales y el
distanciamiento de familiares, en algunos casos. El personal de salud puede presentar
síntomas depresivos, incluso ideación suicida o suicidio, síntomas de trastornos relacionados
con estrés agudo o manifestaciones inespecíficas de sufrimiento emocional. Por ejemplo,
médicos en Canadá manifestaron malestares como miedo, aislamiento social y estrés laboral,
y en China, los médicos que atendieron los primeros casos de COVID-19 informaron
síntomas relacionados con trauma emocional.
A medida que los países han ido aplicando medidas para restringir los movimientos con el
fin de reducir el número de infecciones por el virus de la COVID-19, cada vez más personas
estamos cambiando radicalmente nuestra rutina cotidiana. Las nuevas realidades del
teletrabajo, el desempleo temporal, la enseñanza en casa y la falta de contacto físico con
familiares, amigos y colegas requieren tiempo para acostumbrarse. Adaptarnos a estos
cambios en los hábitos de vida y enfrentarnos al temor de contraer la COVID-19 y a la
preocupación por las personas próximas más vulnerables es difícil, y puede resultar
especialmente duro para las personas con trastornos de salud mental. Afortunadamente, son
muchas las cosas que podemos hacer para cuidar nuestra salud mental y ayudar a otras
personas que pueden necesitar más apoyo y atención.
Medidas de prevención al COVID-19. Tomar las precauciones adecuadas e infórmate bien
para protegerte y cuidar de quienes te rodean. Sigue las recomendaciones de los organismos
de salud pública de tu zona. Para evitar la propagación de la COVID-19: Lávate las manos
con frecuencia. Usa agua y jabón o un desinfectante de manos a base de alcohol. Mantén una
distancia de seguridad con personas que tosan o estornuden. Utiliza mascarilla cuando no sea
posible mantener el distanciamiento físico. No toques los ojos, la nariz ni la boca. Cuando
tosas o estornudes, cúbrete la nariz y la boca con el codo flexionado o con un pañuelo. Si no
te encuentras bien, quédate en casa. En caso de que tengas fiebre, tos o dificultad para
respirar, busca atención médica. Llama por teléfono antes de acudir a cualquier proveedor de
servicios sanitarios para que te dirijan al centro médico adecuado. De esta forma, te
protegerás a ti y evitarás la propagación de virus y otras infecciones.

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