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TALLER DE REFUERZO
EL BULLYING
Y SU INCAPTO EN LA SOCIDAD
UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER
METODOS Y TECNICAS DE ESTUDIO
No cabe duda que el bullying es uno de los principales problemas de hoy. Así lo confirmó la semana
pasada un estudio realizado por Cadem, que reveló que el 37% de la población chilena ha sido
víctima de este tipo de actos. Esta es una cifra no tan lejana a las entregadas recientemente por la IX
Encuesta Nacional de la Juventud, que mostró que un 25% de los y las jóvenes ha sufrido algún tipo
de violencia física o psicológica, específicamente en su lugar de estudios. Se trata de datos que son
particularmente preocupantes, sobre todo si consideramos que, por distintas razones, muchos
estudiantes prefieren no denunciar.
Pero, ¿qué consecuencias tiene este tipo de violencia en las escuelas? Sabido es que, en la mayoría
de los casos, víctimas y victimarios presentan baja autoestima y problemas de salud mental. Sin
embargo, no es mucho lo que se conoce sobre los efectos que existen en las comunidades
educativas. Así, precisamente, lo advierte un reporte de la Unicef, que analizó la realidad de 30
países, revelando que el bullying tiene consecuencias en el aprendizaje de todos los estudiantes que
presencian la violencia.
En 24 de los 30 países estudiados se observa que los alumnos y alumnas tienen un rendimiento
menor cuando prevalece un ambiente de bullying, tendencia que se replica en Chile: los resultados
académicos en lectura son un 2% más bajo en las comunidades donde hay violencia y maltrato entre
estudiantes. En otros países, como EE.UU, en las escuelas donde prevalece el bullying los alumnos
tienen resultados de hasta 1,1% menos en lectura. Una situación similar se observa en Irlanda, donde
la diferencia alcanza 1,5% y Suecia, donde es de 1,8%.
Según Loreto Jara, profesora de Historia e investigadora de Política Educativa de Educación 2020,
más allá de los resultados en el rendimiento, lo que resulta más preocupante es que esto es un
síntoma de que ambientes violentos afectan el desarrollo pleno de los estudiantes y de la comunidad
educativa. “El sistema educativo debe ser un espacio que forme seres humanos empáticos,
conscientes de su entorno, con habilidades para desenvolverse bien en el mundo y que construyan
una mejor sociedad. Sin embargo, las expresiones de violencia, que pueden venir desde distintos
integrantes de la comunidad y que pueden ser expresión de problemas estructurales y muy
complejos, impiden que los establecimientos cumplan su rol formador fundamental”, asegura.
Esta situación ya era advertida por la Revista CEPAL el 2011, donde se señalaba que el maltrato se
había convertido en un factor negativo que afectaba el bienestar de cada uno de los miembros de la
comunidad educativa. De acuerdo al mismo documento, un 45% de los escolares sostenía que los
hechos de violencia les impedía concentrarse en sus estudios y los estudiantes que se encontraban
en ambientes con maltrato físico o verbal obtenían peores desempeños en Lenguaje y Matemática.
Para Jara estos antecedentes “reafirman que el buen trato y bienestar son condiciones esenciales
para generar aprendizajes de calidad, con sentido. El clima de convivencia escolar impacta tanto en
el bienestar y desarrollo socioafectivo de los estudiantes como en la conducta, disposición y
rendimiento de los distintos actores de la comunidad educativa”.
UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER
METODOS Y TECNICAS DE ESTUDIO
Por otro lado, también hay efectos a largo plazo, según Jara. “Existe la peligrosa posibilidad de que el daño que
puedan tener estos estudiantes por efectos directos o indirectos del bullying puedan repercutir en su crecimiento
y desarrollo como personas, incluso influir en los posibles patrones de crianza de sus hijos o hijas. Así estaremos
reproduciendo un circuito de daño muy difícil de reparar. El acoso escolar tiene efectos psicosociales en quienes
violentan, en quienes sufren de violencia y en el entorno. Esto es un problema serio, al que hay que poner
solución a la mayor brevedad posible”, dice.
¿Cómo prevenir y abordar el bullying?
Lo primero, según Jara, es tener el concepto claro. “Si tendemos a pensar que toda broma pesada constituye
bullying, podemos caer en sobreestimar el problema. Y si, por otro lado, entendemos que conductas de
hostigamiento permanente obedecen nada más que a bromas pesadas, lo estaremos subestimando. Entonces, es
fundamental tener claridad en el concepto y estar atentos a sus manifestaciones y frecuencia”, advierte.
La profesional agrega que siempre es importante abrir espacios de conversación con los niños, niñas y jóvenes al
interior de la escuelas, considerando perspectivas de género e interculturalidad. Y agrega que “debemos avanzar
en educación emocional y fomentar la certeza de que esta sociedad se construye entre todos y que, desde ese
sentido colectivo, es impresentable dañar a otros por ser diferentes”.
Añade que abordar temas de violencia escolar requiere del “fortalecimiento de los equipos multidisciplinarios
para atender temáticas de convivencia escolar y desarrollo psicosocial de los estudiantes”. Y concluye que
también es fundamental avanzar en la innovación pedagógica: “Uno de los hallazgos que hemos detectado en
nuestro trabajo con escuelas es que el desarrollo de estrategias pedagógicas distintas mejoras la confianza, la
autoestima de los estudiantes y la relación que existe entre ellos y sus profesores”.