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¿Qué es Filosofía?

Desde un punto de vista contemporáneo, la filosofía es una especie de ciencia madre de la cual se
desprenden casi todas las disciplinas especializadas que hoy en día conocemos. Centra sus intereses en
la reflexión, específicamente sobre temas como la moral, la belleza, la experiencia, el lenguaje y la
existencia misma.

Su nombre proviene de los vocablos griegos filein (“amar”) y sofía (“sabiduría”), tendríamos que concluir
que se trata del amor al saber, de la pasión por comprender, o algo semejante. Es imposible comprender
qué cosa es la filosofía sin tomar en consideración sus orígenes, su historia particular y el lugar que aún
ocupa en el mundo contemporáneo.

Casi resulta más fácil decir lo que la filosofía no es, por ejemplo, su búsqueda particular de la sabiduría
es mucho más amplia (además de profunda y trascendental) que la de las ciencias, sobre todo las
aplicadas.

También es distinta de la búsqueda propuesta por la religión, ya que esta última se sustenta en la fe,
mientras que la filosofía lo hace en la razón humana. Se aleja también del esoterismo, el ocultismo y las
pseudociencias en que trabaja con saberes comprobables, lógicos, organizados y legítimos.

Sin embargo, dado que los campos de estudio filosóficos son tan amplios, éstos suelen coincidir con los
de muchas otras disciplinas; pero a la vez la filosofía los trasciende. A muy grandes rasgos, es un saber
sobre el saber, o sea, es pensamiento sobre el pensamiento mismo y sobre el ser humano capaz de
producirlo.

Ver además: Conocimiento filosófico

Origen de la filosofía

La filosofía es tremendamente antigua: sus orígenes deben rastrearse hasta la Grecia Clásica, alrededor
del siglo V a. C. Se dice que fue inventada por el antiguo matemático y pensador Pitágoras (c. 569-c. 475
a. C.), quien al ser interrogado por el rey espartano Leónidas respecto a si él se consideraba realmente
un sabio, respondió humildemente que más bien era un “amante” o “buscador” de la sabiduría
(filósofo).
El propio Pitágoras definió a los filósofos como un tercer tipo de personas, distinto de los que gustan
actuar y ganar reconocimiento, y también de los que gustan comerciar y ganar lucro. Por el contrario, los
filósofos sólo aspiraban a observar y entender.

Así lo hicieron los primeros grandes filósofos occidentales, como Sócrates (470-399 a. C.), Platón (c. 427-
347) y Artistóteles (384-322 a. C.). Además, marcaron un hito fundamental en el pensamiento que el
posterior Imperio Romano heredaría y transmitiría a toda Europa.

Otros nombres importantes son los de Anaxágoras, Demócrito, Diógenes Laercio, Heráclito, Tales de
Mileto y un vasto etcétera de pensadores griegos y romanos.

También hubo filósofos importantes de la antigüedad oriental, en Asia y el Medio Oriente, como fueron
Siddharta Guatama (Buda), Bodhidharma, Chárvaka y Confucio, todos fundadores de importantes
tradiciones de pensamiento (y en ocasiones también de religiones) en sus respectivas culturas.

“Puede parecer que hoy, cuando la ciencia ocupa la primacía en el conocimiento, la filosofía es algo
superado; pero la filosofía toca lo esencial del ser humano y está constantemente actualizándose; la
filosofía desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, con una visión ética y orientación moral
que proporciona recursos para vivir mejor a título individual; pero también sirve para reunificar el
conocimiento, porque el saber está cada vez más parcelado y especializado y la filosofía, por su carácter
multidisciplinar, es como la madre de todas las ciencias, es la que aporta conceptos para fomentar el
diálogo y los vínculos entre el arte, la religión, la biología, la tecnología, etcétera”, respondía a este diario
hace algún Joan Méndez, profesor de filosofía en el colegio San Juan Bosco de Barcelona, asesor
filosófico y miembro de la Asociación de Filosofía Práctica de Catalunya. Otros muchos filósofos,
humanistas y científicos aseguran que la filosofía tiene un papel fundamental en la sociedad de hoy y
muchísimo que aportar al avance de las investigaciones científicas, tanto por la vía de fundamentar el
conocimiento como abriendo la puerta a determinadas formas de investigación y programas de
tecnología como la inteligencia artificial.

A menudo se acostumbra a pensar que hablar de filosofía es hablar del ser, del alma, del sentido de la
vida, del bien y del mal, de la moral...; en definitiva, de conceptos muy abstractos. Pero cuando se hojea
el último libro de quien está considerado como el filósofo francés contemporáneo más relevante a escala
europea uno ve que reflexiona sobre los domingos, la fiestas de Navidad o Semana Santa, la moda, las
vacaciones, los padres, los celos, las estaciones o la inmigración. Los artículos de André Comte-Sponville
recogidos en El placer de vivir (Paidós) versan en su mayoría sobre la vida cotidiana actual, pero en ellos
no faltan referencias a Platón, Spinoza, Santo Tomás, Epicuro, Montaigne, Kant, Séneca... ¿Qué tienen
que ver pensadores que vivieron hace cientos, cuando no miles, de años con los problemas o la visión
del mundo de hoy? “De los filósofos clásicos podemos aprender, por ejemplo, que la vida es difícil; nos
permiten entender que las dificultades que hoy afrontamos no son consecuencia de la crisis de la que
tanto se habla; que desde que existe la humanidad la vida ha sido difícil y que la felicidad no es tener una
vida fácil, sino que amar la vida es amar también sus dificultades”, responde Comte-Sponville. Y recuerda
que Spinoza (1632-1677) dijo que no se desea algo porque se juzgue bueno, sino que se juzga bueno
porque se desea “y nosotros no amamos la vida porque sea buena o fácil, la amamos porque la
deseamos y juzgamos que es buena para nosotros”.

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