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EL FÚTBOL Y LA ECONOMÍA

INTRODUCCIÓN

El fútbol es sin duda, en gran parte del mundo, el deporte popular que genera más adhesión, la
“pasión de multitudes” que enfervoriza a las hinchadas a tal punto que llega incluso a despertar,
en algunos casos, actos de fanatismo e irracionalidad. Pero más allá del genuino sentimiento que
genera la afición a un determinado equipo, el fútbol se ha transformado en un verdadero
fenómeno social que suscita diferentes análisis desde la Sociología, la Economía, la Política, la
Psicología hasta la Lingüística y los estudios de género. Todas esas facetas se profundizan y
adquieren características especiales en el Mundial porque los “equipos-nación” representan a la
totalidad de un pueblo, sin diferencia alguna y generan, en consecuencia, fuertes sentimientos
de unidad e identificación social. Me referiré, a continuación, a algunos de los aspectos
señalados.

El fútbol desde la Economía

Al profesionalizarse, este deporte fue convertido en negocio, en un nuevo producto de mercado


que debe reportar la mayor rentabilidad posible. Los clubes se transforman en empresas y los
intereses económicos priman sobre los valores deportivos. Los futbolistas son mercancías que se
explotan mientras son rentables; se compran y venden y se transforman en mitos generadores de
moda, publicidad y “merchandising” (con importantes beneficios, por cierto, para los jugadores,
también). En búsqueda de mano de obra barata, algunos equipos europeos aplican una nueva
modalidad de “neocolonialismo” al reclutar nuevos talentos en países suramericanos o
africanos. (Sabido es que para muchos niños o jóvenes de baja condición social, el fútbol
significa una de las pocas posibilidades y esperanza de salir de su situación). Las circunstancias
que demandan una gran inversión de dinero, como los Mundiales de fútbol, por ejemplo, suelen
ir acompañadas, además, de sospechas o certezas de poca transparencia en el manejo de los
fondos o acusaciones de corrupción. El actual Mundial de Brasil generó profundos
cuestionamientos sociales, antes y durante el desarrollo del mismo porque muchos brasileros
consideraban que el país tenía otras urgencias sociales más apremiantes que atender, antes de
invertir sumas millonarias en la construcción de estadios que, como el de Mato Grosso, por
ejemplo, jamás recuperaría la inversión porque se encuentra en una zona donde no se jugarán
otros partidos.. El siguiente grafiti expresa el sentir popular:

Lamentablemente, lo ocurrido recientemente confirma las sospechas de corrupción expresadas


anteriormente: se cayó un viaducto en Belo Horizonte construido especialmente para el Mundial
lo que causó la muerte de, al menos, 2 personas. La inauguración se realizó dos meses antes de
lo previsto y obviamente, sin que estuviera en condiciones. Estas víctimas fatales se suman a los
ocho trabajadores fallecidos anteriormente en los estadios de Cuiabá, Brasilia, Manaos y San
Pablo. Por otra parte, se está investigando, también, una red de corrupción relacionada con la
reventa de entradas que involucra a personas muy vinculadas a la FIFA. (Las entradas son
revendidas en hoteles cinco estrellas por un valor que oscila entre los 3.000 y 5000 dólares). El
traslado de gradas que tiene un costo de 4700 dólares, según datos suministrados por la prensa,
fue facturado en un millón y medio de dólares. En síntesis, según datos suministrados por el
Tribunal de Cuentas de Brasilia, de los 11.000 millones de dólares que está costando el
Mundial, se calcula que una tercera parte, es decir más de 3.500 millones de dólares, son
sobreprecios. El fútbol desde la mirada sociopolítica Al advertir que el fútbol es el “deporte del
pueblo”, los poderosos descubrieron que pueden usarlo como instrumento de poder para
controlar y manipular. A modo de “circo romano” puede ser utilizado como medio para
entretener al pueblo y distraerlo de problemas más acuciantes. La Italia de Mussolini organizó el
Mundial de 1934 para hacer propaganda al mensaje fascista de raza superior. El Gobierno
Militar Argentino organizó el Mundial de 1978 para mostrar una imagen positiva del país
cuando desaparecían y torturaban a miles de argentinos. Se pretendía que sólo se hablara de
fútbol. Los medios también contribuyeron eficazmente a la manipulación de la sociedad. En
sentido contrario, los Mundiales también pueden canalizar reivindicaciones nacionalistas
genuinas como las de Argelia: la selección argelina era un símbolo de la lucha argelina por su
independencia de Francia. La violencia en el fútbol Un aspecto residual negativo del fútbol es la
violencia creciente que hace que resulte peligroso, para la familia, participar de un partido. En
realidad, la violencia en el fútbol se retrotrae a sus inicios en Inglaterra, en el S. XIII en que los
partidos parecían campos de lucha entre quienes pertenecían a equipos distintos. Del
“hooliganismo” (hincha británico de comportamiento violento y agresivo) deriva las “barras
bravas” argentinas. ¿Por qué se produce esta violencia? Por múltiples factores: Cuando las
personas se comportan como “masa”, se produce la “desindividuación” lo que las lleva a hacer
cosas que no harían jamás si estuvieran solas. Este “yo grupal” es irracional, funciona por
emoción, anónima e impulsivamente. Individualmente, una persona transforma su ira (emoción
normal que nos protege ante un peligro) en violencia, por varias razones: - Como modo de
expresar en la cancha, violencias, emociones, vividas en su casa, en el trabajo, en su infancia,
etc. - Por acostumbramiento: Cuanto más se ve la violencia a nuestro alrededor más se la acepta
como algo natural y normal y luego se la reproduce de igual manera. - Por interpretar con
facilidad, intenciones hostiles de parte de los demás. Sobre todo, en las personas con
competitividad exacerbada y poca tolerancia a la frustración (como impedimento para alcanzar
una meta) El fútbol y los medios de comunicación En la “era de la imagen”, parece que nada
existe si no aparece en los medios. Como el Mundial de fútbol es la noticia del día, es curioso
cómo los productos y las Instituciones más disímiles han tratado de relacionarse con el Mundial
como publicidad, para presentarse como prendas de unión, hermandad y patriotismo. Así se han
visto propagandas relacionadas con el Mundial de: Vinos Termidor, Cerveza Quilmes, jabón
Ariel, Coca Cola, Tarjeta Naranja e Instituciones como Banco de la Ciudad y de la Provincia de
Bs. As., YPF, Presidencia de la Nación, hasta Abuelas de Plaza de Mayo. El fútbol como ritual
festivo y elemento de identificación social El deporte actual, especialmente el fútbol, se ha
apropiado de muchos de los aspectos implícitos en los rituales tradicionales (religiosos,
mágicos, festivos) lo que otorga un aura sagrada a personas y actividades. Diversos Autores han
señalado semejanzas entre una ceremonia religiosa y un partido de fútbol, desarrollado en el
recinto sagrado de un estadio en el que, el punto culminante es el gol, verdadera catarsis
colectiva. Los aficionados depositan sus expectativas y sueños en los jugadores quienes revisten
características de “héroes” o “salvadores”. “Angelito se sumó al Mesías Messi” era un título de
un diario local cuando el jugador Di María concretó el gol, con el pase de Messi. El nombre de
Di María se suma a la denominación dada a Messi para configurar esa atmósfera religiosa en la
que personas comunes cifran sus esperanzas en seres considerados superiores. El fútbol en
general y en mayor medida, el Mundial, fortalecen el sentido del “nosotros”, de communitas
(Turner, 1988) que parecía haber desaparecido en las sociedades modernas. El fútbol se presenta
como un ritual para expresar la conciencia identitaria grupal y reforzar el sentido de pertenencia
colectiva. Al tratarse de un Mundial estos significados se profundizan porque todas las
emociones y expresiones van en la misma dirección y potencian lazos de unidad y hermandad.
Conclusiones El fútbol y en especial el Mundial han mostrado su enorme capacidad de suscitar
entusiasmo cívico y de actuar como elemento de cohesión y unidad, al desempeñar una función
de integración simbólica. Esos sentimientos resultan vivificantes en una sociedad en la que
impera la ideología impuesta por el consumismo y el individualismo. Sería saludable que a
aquellas cuestiones positivas se uniera un manejo transparente de los fondos destinados,
priorizando los valores deportivos por encima de los económicos, para contribuir a construir,
desde el deporte, una sociedad plural con valores de solidaridad, compañerismo e igualdad de
oportunidades para todos.

Fútbol: importante jugador dentro de la economía mundial

Una actividad deportiva no se limita a la persona que la practica. Delante, a los costados y
detrás de ella, de forma directa e indirecta, se mueve una industria sin fin, creada bajo la misma
premisa: ampliar los negocios.

Y en este contexto, el fútbol se erige, no en vano, como el deporte “rey” o “pasión de


multitudes”, moviendo toda la industria empresarial y colocándola como la 12ª economía del
mundo. Solo 30 países tienen un producto interno bruto (PIB) equiparable al valor generado por
el fútbol.

Utilizando el esquema propuesto por el sociólogo alemán Klaus Heinemann, de la Universidad


de Hamburgo, los efectos económicos de los deportes se van volviendo más trascendentales,
tanto desde la perspectiva macroeconómica como desde la microeconomía.

Por el lado de la oferta, son muchos los actores que intervienen, como los clubes y federaciones,
pero principalmente el sector empresarial vinculado a la producción de artículos deportivos,
alimentación, turismo, medios de comunicación, publicidad, consultorías, casas de apuestas y
otros. Todo esto responde a la demanda y genera interminables nuevas necesidades para el
aficionado/consumidor.

En el año 2006, la Federación Internacional de Fútbol Asociados (FIFA) daba a conocer que el
mundo del fútbol representaba la quinta mayor población del planeta con 240 millones de
jugadores en los 1,5 millones de equipos afiliados por vía directa o indirecta a la organización.

En el 2010, con un PIB cercano a los US$ 500.000 millones, el fútbol representaba la economía
número 24 del mundo, similar al PIB de Bélgica y Noruega.

En el mismo contexto, pero según el último estudio realizado por la empresa internacional
Euromericas Sport Marketing, el fútbol a nivel mundial mueve US$ 700.000 millones anuales,
distribuidos entre 330 millones de jugadores pertenecientes a 2,3 millones de equipos.
Para dimensionar el peso que tiene el fútbol, solo es necesario remitirse a los números de los
dos últimos mundiales. El mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, según los medios
internacionales, movió US$ 1.400 millones para la construcción y remodelación de 10 estadios,
siendo el presupuesto asignado de US$ 475 millones, con un superávit de US$ 66 millones.

La FIFA canalizó US$ 420 millones en concepto de premios que fueron distribuidos entre todos
los equipos. Además, US$ 1.000.000 a cada una de las asociaciones participantes por preparar
los equipos y US$ 40 millones entre los clubes cuyos jugadores estuvieron entre las selecciones
en competencia por su contribución al espectáculo. En tanto que la Copa Mundial de Brasil
2014 dejó a la economía de ese país alrededor de US$ 63.000 millones en el período 2010-2014.
De este monto, US$ 50.000 millones fueron por el aumento de la producción nacional de bienes
y servicios y US$ 2.000 millones en los gastos derivados del turismo.

Y estos números muestran que el conocido como “deporte rey”, el fútbol, se ha venido
convirtiendo en un agente que está empujando muy fuertemente la economía en todo el mundo.
La perspectiva en este sentido se va afianzando para los próximos años.

El fútbol tiene una gran influencia en la economía mundial, lo que genera un impacto directo e
indirecto en aspectos tan importantes como puede ser la creación de empleo.

El fútbol, por sí solo, podría ser considerado la decimoséptima economía mundial y la principal
industria de ocio en países como España. Esta es una de las conclusiones a las que llegó la
consultora Deloitte en su informe “Football Money League”.

En términos de empleo en concreto, la actividad del fútbol generó más de 140.000 empleos a


jornada completa en 2013, de los cuales, más de 66.000 fueron de forma directa, 60.000
indirectos y más de 17.000 inducidos, según el estudio realizado por la consultora KPMG.

Y es que miles de negocios dependen en gran parte de este motor de la economía. Hoteles,
bares, restaurantes, tiendas, transportes, telecomunicaciones, prensa y publicaciones digitales,
construcción…, son algunos sectores que de forma directa o indirecta se ven influidos en mayor
o menor medida por el “deporte rey”. Del fútbol, también  se derivan una serie de ingresos,
llamados indirectos, los cuales benefician de igual manera a la economía. Según informa Europa
Press, fueron casi 3.000 millones de euros de contribución al PIB en el año 2013 los que se
ingresaron en España de forma indirecta gracias al fútbol.

“Actividades culturales y deportivas, telecomunicaciones y construcción e inmobiliaria, son los

sectores que más se benefician de estos ingresos. Por tanto, son muchas las empresas que

dependen del fútbol directa o indirectamente para su desarrollo y crecimiento”


Si estos datos se analizan en términos recaudatorios, el fútbol profesional permitió a las arcas
públicas ingresar un total de 2.896 M€ durante el 2013, incluyendo la recaudación por
Impuestos sobre el Valor Añadido (1.053 M€), Impuestos Especiales (113 M€), Seguridad
Social (723 M€), IRPF (415 M€) e Impuestos de Sociedades (592 M€).

Es cierto que el fútbol tiene la percepción de ser un negocio fundamentalmente para los
jugadores, directivos, representantes y entrenadores, pues todos ellos ingresan cantidades de
dinero desorbitadas, pero no son los únicos en sacar provecho. Los clubes directamente, por
poner otro ejemplo, son otros de los grandes beneficiados, debido a que los ingresos
audiovisuales a repartir entre los equipos de La Liga, ascenderán a partir de la próxima
temporada a más de 1.300 millones de euros anuales.

Según el estudio “Elaboración de un modelo de impacto del fútbol profesional en la economía


española”, solo estar en la Liga BBVA (Primera División), supone un impacto de alrededor a
los 30 millones de euros para cada ciudad en España. En Francia, por ejemplo, que acoge este
año la Eurocopa, se estima que ingrese entre 100 y 400 millones de euros en cada sede,
dependiendo de la capacidad de los estadios.

En líneas generales, podemos concluir que todo lo que rodea al fútbol sale ganando. Vivir en
una ciudad en la que juegue un equipo importante, es dinero para los negocios de esa ciudad,
contribuye a la creación de empleo y es un importante ingreso para las arcas públicas.
Interesantes temas como los mencionados anteriormente se discutirán durante el World Football
Summit en el bloque “Ejes Económicos del Fútbol”.

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