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All content following this page was uploaded by Iñigo Zubitur Sasturain on 02 February 2016.
Introducción:
En los últimos años las compañías han orientado más sus esfuerzos hacia la fabricación
y servicios sostenibles, usando estrategias como la prevención de la contaminación y el
diseño ecológico mediante la gestión del ciclo de vida etc. Hasta hace poco las labores
de obtención de datos para estos estudios eran casi manuales y evaluar indicadores de
reporte complicado por la falta de datos. Con la expansión de internet, las
posibilidades se han aumentado exponencialmente dado que diferentes elementos
pueden estar conectados entre ellos, los procesos automatizados y monitorizados,
comunicándose entre ellos, etc.; creando el llamado Internet de las Cosas.
El Internet de las Cosas puede definirse como una infraestructura virtual donde los
objetos físicos están unidos a través de la maximización de las capacidades de
trazabilidad, comunicación y captura de datos. Así se establece un nuevo paradigma
sobretodo en la logística de las empresas, donde las firmas pueden crear un modelo
completo de su cadena de suministros, y conseguir un proceso eficiente y efectivo,
además de conseguir maximizar el compromiso con sus grupos de interés. Pero este
intercambio no se limita solo a las fronteras de la empresa, sino que se extiende a sus
grupos de interés y los actores con quien se relaciona.
Toda esta información y cantidad de datos recopilada se llaman Big Data y pueden
representar grandes ventajas competitivas. Si bien el Big Data empezó en las empresas
de tecnología donde no tenían que conciliar esta información con otras fuentes
tradicionales, en las empresas tradicionales bien establecidas BD no debería estar
separado del resto de operativa de la empresa. Estamos empezando a aprender lo que
son estas cosas, ya que siempre hemos autocensurado nuestra imaginación sobre lo
que es posible conseguir con datos. No nos resultaba inconcebible disponer de tantos
datos, porque ignorábamos que sería tan fácil recopilarlos, almacenarlos, procesarlos y
difundirlos. Ahora están más disponibles que nunca para su estudio. Los datos son un
factor más que contribuye a la producción de una empresa.
-Sostenibilidad ambiental
-Sostenibilidad social
SOSTENIBILIDAD SOCIAL
Al mismo tiempo que este uso cada vez más sofisticado e intenso de los datos
constituye oportunidades de negocio y situaciones gana-gana, hay un indudable
impacto en los consumidores de los cuales se recopilan los datos. De manera que al
estar los consumidores confiando sus datos a una amplia variedad de organizaciones,
la dinámica de confianza entre consumidores y organizaciones se está poniendo a
prueba.
Si bien la recopilación de datos personales puede resultar en experiencias más útiles,
personalizadas y excitantes para los consumidores, y en consecuencia representar valor
para las empresas, este potencial no será realizado si es minado por una falta de
confianza que llevase a una falta de voluntad de compartir debida a sospechas o falta
de honestidad en el uso de los datos, impactando en los consumidores y empresas.
Así estamos en una situación en la que las diferencias entre las empresas más
valoradas y las más confiadas están desapareciendo. El valor y la confianza de una
empresa están estrechamente relacionados.
CUSTODIOS ÉTICOS
Es cierto que la mayoría de los consumidores entra en estas relaciones compartidas con
marcas y proveedores digitales por propia voluntad o son informados de ello –
información a cambio de mejores ofertas, descuentos o promociones en productos y
servicios-. Sin embargo estamos acercándonos a un punto de inflexión sobre quién se
beneficia más con ese intercambio. Las empresas pueden crear la sensación –real o
ficticia- de que amasan datos indiscriminadamente y perderán frente a otras que se
erijan como custodios éticos que ofrezcan confianza a los consumidores.
CONFIANZA
La confianza que un consumidor vierte en una marca estará formada en esta tendencia
no solo por términos de satisfacción de producto, sino de una manera creciente por una
vía emocional surgida de cómo los datos son fusionados, guardados y usados: el
llamado capital de confianza. Este se asienta en tres valores principales: transparencia,
coherencia e integridad.
La diferencia clara es que Google y Facebook “tienen” los datos mientras que Amazon
“los usa”. Es la creencia, correcta o incierta, de que se están almacenando sin un
objetivo específico para un futuro uso la que deteriora la confianza y crea inseguridad.
Este proceso de “dar a cambio” es clave. Las organizaciones deben entender su
obligación de establecer “intercambio de valor” para analizar los datos de forma que
mejoren la experiencia de sus clientes de manera transparente, honesta y genere
confianza. De otra manera, el cliente pensará que pierde potencialmente o está en
desventaja con los datos que se tiene de él.
Las ventajas para las compañías eléctricas son evidentes: Por un lado se ahorran el
coste de los operarios, que ya no serán necesarios para realizar mediciones; se agiliza y
simplifica el área comercial de las compañías, que pueden ofrecer diferentes tipos de
tarifas, como con la telefonía móvil; y también se controla mejor el fraude: si alguien
manipula el contador la compañía lo sabrá al instante.
Las compañías eléctricas, con el nuevo contador, sabrán a qué hora se acuesta una
familia, a qué hora se levanta, quién come en casa, quién come fuera, qué
electrodomésticos utiliza, quién mira el fútbol… El uso que puedan hacer con estos
datos no está claro. El de la privacidad es un tema muy importante por el que se está
pasando por encima en España. Es algo parecido al caso de Facebook. Se sabe que se
recopila información pero la desconfianza viene del no retorno.
BUENA GOBERNANZA Y ASEGURAMIENTO DE DATOS
Se destila de los párrafos anteriores que muchos consumidores sienten que han
perdido el control y la conectividad es algo integral a la sociedad moderna. En el futuro
serán más demandantes en cuanto a cómo se tratan sus datos y aumentará la tensión
de desconfianza.
Si una organización quiere ser confiada, deberá ser más transparente con el uso y
protección de los datos, satisfacer las preocupaciones y desarrollar intercambio de
valor mutuo con el consumidor donde los datos sean protegidos, puestos en valor, y no
monetizados unilateralmente, ilustrando los beneficios del intercambio de datos y
permitir a los usuarios la toma informada de decisiones. El temor a la aparición de una
sociedad de vigilancia influye en los consumidores y necesita paliarse mediante la
adecuada pedagogía e información.
Pero los consumidores a día de hoy no piensan que están informados sobre el manejo
de datos personales. 7 de cada 10 opina que hay pocas o ninguna forma de conocer el
trato de datos personales, subiendo a 8/10 en España. Esto destaca la necesidad de
herramientas de gestión sencilla de los datos personales y educación en el uso de estos.
Por ejemplo, en Reino Unido, el Open Data Institute liberó los datos que recopiló sobre
ratios de supervivencia en cirugía cardiaca, y cuando la gente reconoció que algunos
hospitales y cirujanos tenían ratios mucho mejores que otros, empezaron a preguntar
cómo podían unos estar haciéndolo mejor que otros. En los últimos años, los ratios de
supervivencia han seguido haciéndose públicos y han mejorado enormemente.
Siguiendo con el caso del sector sanitario, algún tipo de cajas negras podrían
colocarse en los quirófanos para que los cirujanos aprendan de sus errores, para que
pacientes que han sido víctimas de negligencia consigan obtener su indemnización o
para demostrar que una actuación médica ha sido irreprochable.
Pero los médicos temen que algo así abra la puerta a una avalancha de demandas por
negligencia y se resisten a su introducción. La sociedad necesita tiempo para asimilar
cómo aceptar e integrar una tecnología nueva y para desarrollar la nueva cultura que
esta requiere. La sociedad acaba de empezar a sentirse más o menos cómoda con los
ordenadores y las redes sociales, medio siglo después de que su uso se haya
generalizado.
De manera similar, en el mundo de los big data se grabarán muchas cosas por defecto
simplemente porque existen o porque suceden. Transcurrirá un tiempo antes de que la
sociedad encuentre la manera de manejar esto y cambien las prácticas y las actitudes
para que sea posible incorporar de forma razonable la tecnología a nuestras vidas, a
nuestras instituciones y a nuestros valores.
La rapidez con la que se generan nuevos datos y situaciones especiales con los mismos
implica que las leyes de protección de datos vayan siempre por detrás de la realidad.
Por tanto es responsabilidad de las empresas, que son las conocedoras de estas
implicaciones, que la seguridad sea primordial y tratar los datos con cautela incluso
anonimizados.
La industria médica es un claro ejemplo de las repercusiones de los big data. Aunque
en este ámbito hay grandes avances, las leyes restrictivas de privacidad obstaculizan
los procesos.
Como conclusión podríamos recoger las siguientes propuestas:
Identificar y crear a nivel europeo un “círculo de confianza” para todas las API, más
allá de las condiciones que puedan negociarse de tercero a tercero.
Desarrollar una etiqueta de estándar europeo para certificar APIs conformes para
utilización segura pública y privada.
-Experimentar con una iniciativa comparable al “blue button” americano para permitir
a los ciudadanos acceder a sus historiales y resultados de sanidad y compartirlos.
Proposición 4: Los negocios que incorporan Big Data están demandando regulaciones
nuevas, mejores y distintas. Estudiar las tendencias y peticiones normativas de las
empresas y adecuar los marcos legales a las situaciones excepcionales que empiezan a
encontrarse.
BIBLIOGRAFIA
(1). European Commission - Information Society and Media DG. (2009) Internet of
Things – Strategic Research Roadmap.
(2). Atzori, L. Iera, A. and Morabito, G. (2010) The Internet of Things: A survey. Computer
Networks, 54, pp. 2787-2805.
(6) http://www.econ.upf.edu/~montalvo/wp/big_data_banking_v4.pdf