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a importancia de la

digitalización en
educación
  Sólo así llegarán a tocar la esencia misma del alumno

1. Ecoaula.es

Madrid
 15/01/2019 - 13:23

Cuando hablamos de la nueva era de la digitalización, no deberíamos caer en


el error de considerarla una revolución tecnológica más. Lo primero de lo que
tenemos que ser conscientes es de que estamos ante la cuarta revolución
industrial de la humanidad. Una revolución que, según Klaus Schwab,
presidente y fundador del Foro Económico Mundial, tiene una particularidad
única y diferente con respecto a las anteriores: mientras la revolución
mecánica del sigo XVIII, la eléctrica del siglo XIX o la de Internet del siglo XX
básicamente cambiaban "lo que hacemos", la cuarta revolución digital de los
datos del siglo XXI está cambiando "lo que somos".

Nunca antes la tecnología había impactado tanto y tan rápido en las


estructuras sociales, políticas y culturales. Está es la primera generación en la
historia de la humanidad en la que las grandes preguntas y soluciones a los
problemas cotidianos ya no se consultan a las generaciones anteriores. El
conocimiento en las familias, compañías y comunidades reside ahora en los
más jóvenes; la expresión "pregúntale al abuelo" ha dejado paso a
"pregúntale al niño". Creo que es fácil imaginar el desafío que supone este
cambio para aquellos que trabajamos en educación. El conocimiento dejó de
ser lo más relevante para que el docente pasase a ser alguien que discrimina
la información y orienta, y esta nueva revolución digital llega incluso para
desafiar su rol de experto empujando a los educadores a ser… ¿qué?.

Para resolver esta pregunta debemos entender bien cuál es el reto al que nos
enfrentamos: preparar talento para desenvolverse en entornos VUCA, donde
la flexibilidad, la capacidad de asociación y la agilidad de reacción se
convierten en las competencias clave a nivel transversal. Los maestros deben
ser líderes motivacionales, inspiradores, que desarrollen actitudes, que
estimulen la cooperación, la vocación emprendedora y lo más importante, el
hábito al trabajo en entornos de incertidumbre.
Los modelos educativos capaces de conseguirlo serán modelos cargados de
tecnologías de apoyo que aprovecharán y provocarán niveles de interacción y
personalización nunca vistos, combinados necesariamente con una
implicación directa del docente en todos los procesos. Sólo así llegarán a
tocar la esencia misma del alumno hasta generar en él niveles de
transformación y evolución personal, más propios de actividades de
coaching.

Las universidades no tendrán que aportar el conocimiento, ni siquiera


ordenar la manera en que se recibe, sino preparar las actitudes y
competencias para saber relacionarse con él y sacarle el máximo partido. En
los centros como Les Roches, caracterizados por sistemas de aprendizaje que
ya han incorporado estas nuevas herramientas, vemos como el mercado
valora cada año más la esencia de esa metamorfosis personal y actitudinal
muy por encima de la capacitación técnica. De hecho compañías de sectores
tradicionalmente racionales como la banca o las tecnológicas están virando
su búsqueda de talento con una especial fortaleza en las denominadas "soft
skills", habilidades intrapersonales e interpersonales centradas en la
capacidad resolutiva, el pensamiento crítico, la gestión de personas, la
inteligencia emocional o la ética.

Y para instruir en estas competencias de comportamiento hacen falta


plataformas de formación flexibles e individualizadas, donde el estudiante se
adentre en entornos dinámicos y cambiantes que repliquen la incertidumbre
y le expongan a la toma constante de pequeñas decisiones para modelar y
entrenar su base.
Esto solo se puede conseguir por dos vías: con la incorporación de
tecnologías de vanguardia como el 3D, los simuladores, la inteligencia
artificial, la realidad virtual o el gaming educativo, o con la creación de
hábitats pedagógicos fundados en modelos de interacción social y personal,
donde el profesor sea un líder que inspire y acompañe en el camino hacia la
transformación.

Crear y trabajar en un campus universitario multicultural, capaz de simular


ambientes reales, y que permita aprovechar el dinamismo de las nuevas
tecnologías sin la necesidad de vincular la educación a la presencialidad, será
sin duda la mejor respuesta a los desafíos que plantea la educación en la
nueva era de la digitalización.

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