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Texto: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también
Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios.
Sometiéndonos unos a otros en el temor de Dios”- Efesios 5.1-2; 21(Lamina 1)
Introduccion: Sujeción según algunas definiciones tienen que ver con “dependencia” – es un
principio de la “obediencia” donde las cosas que hacemos es: por amor o respeto.
Considera la siguiente premisa: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo en Cristo
Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimo el ser igual a Dios, como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, haciéndose obediente
hasta la muerte y muerte de cruz” Cristo es el mejor ejemplo de rendición, de someter su
vida a los propósitos de Dios. Este es el estándar o modelo por el cual Dios quiere que
nos guiemos Pero muchas veces queremos exigir “amor o respeto” sin pasar el proceso
de someternos…
¿Cómo está tu corazón en relación a la obediencia y sujeción? ¿Te es fácil someterte?
(Lamina 2)
Sujeción es una actitud del corazón donde damos pasos de obediencia a Dios
I. ¿Por qué la resistencia?: Cada vez que hablamos de sujeción, las mujeres piensan dentro
de sí: “Otra vez con este tema”, mientras los hombres se sonríen, se alegran… Pero esta no
es la óptica de Dios.
Si para Dios la sujeción es el canal por el cual Dios nos bendice ¿Por qué nuestra óptica
no es igual a la de Él? ¿De dónde parte esta percepción de rechazo? Probablemente
por los abusos por parte de sus padres; por la anarquía de la persona de vivir a su manera;
por el abandono del esposo, influencia del feminismo o machismo.
¿Crees que tu opinión y el consejo de la sociedad son más saludables que el de Dios?
2do Reemplazando la resistencia a la sujeción: El apóstol Pablo nos indica en Romanos
12.2: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera
de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios”
(Lamina 4)
Necesitamos incorporar el criterio que proviene de Dios para que venga ese cambio
saludable a nuestros hogares. Solteros que estas acá que quieren casarse desde ya necesitas
desincorporar esos criterios de machismo y feminismo – para que puedas apuntar a la
armonía. Y esto cuesta… Otro aspecto que debes considerar: “la pareja promedio para
casarse emplea el 90% del tiempo para planificar su boda y solamente el 10% para
aprender acerca del matrimonio” ¿Es saludable llevar expectativas muy altas
para el matrimonio y poca preparación? (Lamina 5)
Hay principios que sustentan el mensaje del evangelio (sumisión, amor, sacrificio,
obediencia) que deben ser demostrados por medio del matrimonio.
- Efesios 5. 25-28: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y
se entregó así mismo por ella, para santificarla. Así también maridos deben amar a sus
mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, así mismo se ama”.
- Efesios 5.21: “Someteos unos a otros en el temor del Señor / Efesios 5.18: “Antes sed
llenos del Espíritu”
- Efesios 5. 22-24: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. Porque
el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia. Así que, como la
iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos” (Lamina 6)
Es conveniente este fundamento: Hay 4 tipos de amor: Estorge (toques físicos) – Fileo
(fraternal) – Eros (Erótico o sexual) - Ágape (Amor incondicional)
Dios detesta al pecado – pero a pesar de ello: “Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5.8 Esto es
amor ágape – amor incondicional que Dios nos mostró muriendo por cada uno de nosotros
en la cruz. El amor ágape no espera nada a cambio. El amor ágape es el que Dios nos llama
a vivir y experimentar en nuestra relación matrimonial. Debemos amar y respetar sin
esperar nada a cambio Recordemos Efesios 5: “Sed, pues imitadores de Dios como hijos
amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó así mismo por
nosotros”
- Hombres: El estándar para que tú ames a tu esposa es: “Como Cristo amo a la iglesia”
¿Y cómo Cristo amo a la iglesia? Dando su vida por ella – Si amamos a nuestras esposas
debemos demostrarlo con hechos. ¿Cómo reaccionamos con ellas cuando quizás responden
mal? I Pedro 3.7: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando
honor como a vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no tengan estorbo”.
¿Del 1 al 10 cuanto amamos a nuestra esposa según el estándar de Cristo? (Lamina 7)
- Mujer: Respeten a sus maridos El respeto es una necesidad básica y fundamental del
hombre; y cuando Dios lo indico, no andaba buscando opiniones si estábamos de acuerdo o
no. Venir de una familia disfuncional, donde los roles estén invertidos es lo que crea esa
resistencia a esta instrucción que viene de parte de Dios.
La estructura o cadena de orden Dios la refleja en I Corintios 11.3: “Pero quiero que
sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la
cabeza de Cristo” Dios – Cristo – Esposo y Esposa – (Lamina 8) El propósito de esta
cadena es que se cumplan los propósitos de Dios; y para que esto funcione tiene que haber
respeto.
En esta cadena de mando tanto el hombre como la mujer tienen conflictos con la figura
de autoridad: El hombre tiene problemas con Dios – este es el motivo por el cual la asistencia
a las iglesias predominan las mujeres – Ellas no tienen problemas con Dios – tienen
problemas con el hombre. Sin respeto no viene el orden a la familia y este patrón se va
transmitiendo de generación en generación ¿Qué pasa cuando los hijos no ven a sus
padres amando a sus esposas y a las madres respetando a sus maridos? Recuerda las
estadísticas…
¿Cuál es la excusa para que respetes a tu marido? Si esta resentida le va a costar
perdonar, porque esa herida le lleva a irrespetar – y el diagnóstico es: Necesitas sanar para
perdonar y la oración no tenga estorbo.
Ten presente: La persona que aprende a vivir en sujeción y humildad es aquella que ha
aprendido a rendir sus planes y sueños en aquel que nunca se equivoca”.
Si lees Efesios 5:21-31 te darás cuenta que la Biblia nos pone como ejemplo del
matrimonio al mismo Jesús y su relación con la iglesia. Cuando la Biblia habla de
lo que debemos hacer en un matrimonio, nos pone por ejemplo a Jesús. Todos
crecimos en una familia, viendo algún tipo de matrimonio; unos malos, otros
buenos; unos sólidos y otros inestables. Pero lo que vimos creciendo en nuestro
hogar programó nuestra mente y corazón. Inconscientemente creímos que las reglas
de conducta y la forma de relacionarnos en un matrimonio debían ser como lo vimos
en nuestro hogar. Y eso lo llevamos dentro cuando nos casamos. Si el padre fue
agresivo y machista, igual se comporta el hijo; si la madre fue independiente y
rebelde, la hija querrá hacer lo mismo en su matrimonio.
Pero el matrimonio, aunque nace por el amor, se sostiene con sabiduría. Esta
escritura de Efesios es como que el Señor nos dijera: «cuando te cases, no sigas el
patrón de conducta que viste en tus padres. Sigue mi ejemplo. Imítame a mí».
EL PODER DE LA SUJECIÓN
Cada vez que hablamos de sujeción, las mujeres piensan dentro de sí: “ahí viene una
pedrada para mí”, mientras los hombres empiezan a sonreír como quien dice
“Pastor, ya me hizo el día”. Pero no debería ser así. Primero, la sujeción no es sólo
para las mujeres, empieza por el hombre. Éste debe sujetarse a Cristo, su cabeza.
Segundo, no es mala, es buena. Dios no hubiera mandado algo que nos hiciera daño.
Muchas mujeres huyen a la sujeción porque no han entendido su poder. Creen que
Dios les ordenó menospreciarse. Esto lo creen porque no han entendido el respaldo
de Dios cuando lo practican. Antes que nada mujer, debes comprender que lo que el
Señor le pidió al marido es más difícil. La orden para el hombre es morir, no
sujetarse. Estoy seguro que a cualquiera que le apunten un arma a la cabeza y le
digan «o te sujetas o te mato» se sujetaría. Es porque morir es más difícil, y eso fue
lo que Dios le pidió al esposo. Ancla
Te enseñaré tres beneficios para ti, mujer, si eres sujeta. El primero lo encontrarás si
lees cuidadosamente 1ra Pedro 3.1-2. Lo he llamado «el poder de la
transformación»: Dios transforma con su Palabra a los hombres a quienes se les
sujeta una mujer casta y respetuosa, aún cuando este marido no crea en la Biblia. En
otras Palabras, las mujeres respetuosas son una ventana de bendición para su hogar.
Piensa en esto por un momento. Por lo general, la mujer cuando está enojada, quiere
discutir con su marido y llega a hacerlo fuertemente si no la escuchan. Quiere hacer
valer su punto y que su marido reaccione, pero está en un error. Dios no transforma
a su esposo por sus alegatos, lo hace por su sujeción. Cada vez que contiende
verbalmente con su marido, está cerrando más su corazón y también la ventana de
bendición de Dios. El Señor, al ver que la mujer no respeta a su cabeza, la deja a su
propio destino. Pero en cambio, cuando no discute de regreso, sino que mantiene
una conducta respetuosa y ejerce dominio propio, el poder de Dios y su autoridad
operan a su favor. El mismo llama a su marido y se encarga de reprenderlo
fuertemente. ¿Por qué? Porque El es la cabeza de su esposo y opera en autoridad
cuando ve que la mujer respeta esa autoridad. Ancla
El tercer beneficio lo llamo «el poder del consuelo». Lo encontramos en Isaías 54:4-
6. Dios le dice a la mujer abandonada: “Yo seré tu marido”. El ocupa el lugar del
esposo si éste la rechazó, pero nunca ocupa el lugar de la esposa ante el hombre. Es
como que Dios le dijera a la mujer: «si por sujetarte a tu marido el te hace algún
daño, Yo mismo me encargaré de amarte y sustentarte. Yo, tu Dios, te consolaré, y
no te dejaré avergonzada ni afligida». Esta es una promesa que nunca hace el
hombre, sólo a la mujer, y a aquella que se sujeta a su esposo. Dios te ha puesto a ti,
mujer, en un lugar para ser honrada por tu marido. Sujétate sin temor, con toda
libertad, pues la sujeción es una bendición.
La Biblia dice que una buena mujer es corona de su marido, pero que una mala
mujer es una gotera sobre su cabeza. En Proverbios dice que la mujer es el bien de
Dios, pero Eclesiastés dice que la mala mujer es más amarga que la muerte. Mujer,
tú escoges que serás para tu esposo: la mayor bendición que ha recibido de Dios, o
el mayor dolor de cabeza que sufre. Escoge el bien, y el Señor te ayudará a
relacionarte con tu esposo.
Así como la instrucción de Dios para la esposa es una en todo el Nuevo Testamento,
sujetarse, para el hombre encontramos tres. La primera es amar incondicionalmente,
dar la vida como Cristo lo hizo. Como puedes ver, tu responsabilidad, por ser
cabeza, es mayor. Cristo llegó a la cruz por amor a su esposa, la iglesia, y murió a sí
mismo por ella. No hay más grande amor que éste, y a eso nos llamó el Señor como
hombres y líderes del hogar. Tu esposa no se negaría a seguir a un hombre así.
Si tú, hombre, quieres ser una cabeza digna de un hogar cristiano, lo primero que
tienes que hacer es morir a tus propios deseos. Si Dios te dio autoridad en tu hogar
es para que sirvas a tu familia. Pero el que se casa para exigir cosas para sí mismo,
no está amando como Cristo. Ancla
Me confrontó leer en 1ra de Juan 4.8. La Biblia dice que en esto consiste el amor, en
que El me amó primero a mí. Jesús me enseñó que si quería amar a mi esposa como
El lo hizo, yo debía ser el primero en manifestar mi amor en mi hogar. El me amó
primero, y después de recibir su amor, yo le correspondí. De la misma manera, yo
debo amar a mi esposa primero, no esperar lo contrario. Por lo tanto, no puedo tener
ninguna excusa como hombre para no ser tierno y amoroso con ella. Jesús no las
tuvo conmigo. El me amó primero. Ancla
Otro principio importante es sustentar a tu esposa. Pablo dijo que quien cuida y
sustenta a su mujer, a sí mismo se ama. El Modelo de Jesús lo encontramos en 2da
Corintios 8:9. Este habla sobre el manejo de las finanzas del El para nosotros. Dice
que Jesús, siendo rico, se hizo pobre para bendecrinos o enriquecernos. En muchos
hogares es el hombre quien trabaja y devenga un salario. En otros, ambos lo hacen.
No importando quien lo genere, la Biblia enseña que la responsabilidad del hombre
como cabeza en esta área, al seguir el modelo de Jesús, consiste en dejar a un lado
sus propios intereses, despojarse y buscar el beneficio de su mujer.
Nuestras finanzas expresan lo que realmente amamos. «En donde está tu tesoro allí
está tu corazón» nos enseñó Jesús. Creelo o no, como usas tus ingresos manifiesta lo
que hay en tu corazón. Personalmente creo que cuando una pareja se casa debe unir
todos sus bienes. No veo cómo una pareja dice que va a compartir toda su vida sin
compartir toda sus bienes. La confianza que con mi esposa nos tenemos se
demuestra también en esta área. Lo mismo hizo Dios conmigo, confió sus más
preciados tesoros en mí. Y cuando tomo desiciones en mi matrimonio, lo hago
pensando en bendecir a mi esposa y a mis hijos, aún si esto implica hacerlo sobre
mis propios intereses. No importa de donde procedan los recursos que tenemos en el
matrimonio, siempre busco el beneficio de mi familia sobre el mio propio. Esto les
dice que los amo.
Tu eres responsable del estado de tu mujer. Ella es el reflejo de lo que tú has hecho
por ella, es el espejo de lo que te has dedicado a darle. Lo que tú has sembrado, has
cosechado. El hombre que se dedica a darle Palabra a su mujer, a cubrirla y a orar
por ella, va a recibir una mujer gloriosa, sin mancha y sin arruga, como Cristo.
Lecturas Bíblicas
Ancla
Efesios 5.21-31
«Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios
maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es
cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la
iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en
todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia, y se entregó
a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del
agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así
también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que
ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne,
sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.» Regresar
Ancla
1ra Pedro 3.1-2
«Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también
los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus
esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.» Regresar
Ancla
Isaías 54:4-6
«El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el
amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al
mundo, para que vivamos por él.» Regresar
Ancla
2da Corintios 8:9
«Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros
se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.»
Regresar
Ancla
Proverbios 18:22
Proverbios 19.14
«La casa y las riquezas son herencia de los padres; más de Jehová la mujer
prudente»
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Importante
la falta de sumisión de los jóvenes a sus padres trajeron una creciente estadística: 30% de las jóvenes hoy son
madres solteras 25% de ellas viven con su boyfriend sin casarse 65% de los jóvenes viven fuera de sus casa
paternas 30% de los abortos son realizados a jovencitas menores de edad.
1 Pedro 5:5 – igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros.
El matrimonio: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el
marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y
él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén
a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella,” (Efe 5:22-25).
La familia: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu
padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas
de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efe 6:1-4).